18
El alba anunciaba su llegada, y las calles seguían siendo transitadas por las personas, Las Vegas siempre se a tratado de una ciudad que jamás podía encontrar alguna clase de descanso, los casinos permanecían día y noche abiertos para cualquier persona, todo siempre estaba a disposición de los apostadores y de los clientes más extravagantes, pasar desapercibido en aquella ciudad llena de vida, era imposible.
Jungkook maldecía por segunda ocasión en aquella mañana mientras tomaba el saco que traía puesto y lo jalaba hacia abajo, tratando que de nueva cuenta volviera a su lugar sin éxito alguno.
—Maldita sea —bramo molesto mientras daba un golpe a la guantera, soltó un gruñido, Namjoon rodo los ojos—, ¿cómo pueden usar estás mierdas?
—Sí aprendieras a vestirte de vez en cuando así, sería diferente —dijo Namjoon sin apartar la mirada de la calle, se encontraban allí desde hace ya dos horas, esperando alguna señal del barman, pero nada, suponían que debía trabajar en el turno nocturno, pues el chico no se veía cansado cuando les sirvió las bebidas la noche anterior, así que seguramente tomaba el turno nocturno para trabajar.
—¿Hablas en serio? —Namjoon no dijo nada—. Es una estupidez, los trajes no están hechos para mí.
—O tú no estás hecho para ellos —se encogió de hombros mientras sonreía ladino, burlándose de la mala mirada que su acompañante le mandaba, Jungkook no tardo en soltar un resoplido y en cruzar sus brazos por sobre su pecho.
—Esto es una mierda —Jungkook definitivamente odiaba los trajes.
Namjoon soltó una risa al escucharlo, pero no dejaba de mirar hacia el frente, aunque dejo de reír cuando pudo divisar al objetivo, era un joven alto de complexión delgada pero de hombros anchos, y que al parecer se había quitado el uniforme en el casino, porque ahora mismo lo único que vestía era una camisa holgada de color rosa y unos pantalones de mezclilla clara con las rodillas rotas.
—Es él —dijo Namjoon, haciendo que Jungkook dejase por completo su enfado y decidiera mirar hacia el frente, sonrió.
—Iré por él —Jungkook estaba dispuesto a bajarse del vehículo para ir tras ese chico y posiblemente obligarlo a entrar al vehículo, pero la mano de Namjoon sobre su hombro le detuvo.
—¡Alto ahí, tonto! —Jungkook elevo una ceja.
—¿Qué crees que haces? Se irá si no actuamos pronto.
—Eso no pasará —soltó el hombro de su amigo—, mira —señalo con su mentón hacia el frente, aquel chico caminaba hacia ellos, mantenía sus pasos rápidos, y se dirigía en la misma dirección en la que ellos se encontraban—, sólo hay que salir del vehículo y esperarlo afuera.
—Ajá ¿y luego? —Namjoon miro a su compañero—. ¿Acaso crees que nos ayudará así como si nada?
—Lo hará —dijo Namjoon—, cuando vea el dinero, lo hará.
Jungkook no dijo nada, así que simplemente abrió la puerta del vehículo para disponerse a salir, Namjoon soltó un largo suspiro antes de salir del vehículo, en cuanto lo hizo, observo a Jungkook alejarse para dirigirse hacia la cajuela del automóvil, mientras que él rodeaba la parte de enfrente para subir a la acera, en donde aquel chico caminaba. Namjoon miro hacia la calle, era transitada, pero no lo suficiente, había pocas personas y seguramente la mayoría de ellas serían las que harían el cambio de turno para los diversos hoteles, casinos y restaurantes de toda esa ciudad, pero eso no era lo importante ahora.
Aquel chico estaba a pocos metros de por fin estar frente a ellos, Namjoon debía ser rápido, preciso y por supuesto totalmente convincente, cuando los pasos de aquel chico y su presencia estaban más que cerca hablo.
—¡Hey, chico! —aquel joven de cabellera castaña no pudo evitar mirar hacia la dirección donde al parecer le hablaban, giro su rostro y logro divisar a aquel hombre, podía reconocerlo de inmediato, lo había visto hace unas horas, y él siempre recordaba a todos aquellos que dejaban buenas propinas, no eran muchos.
—¿Sí? —Namjoon le regalo una sonrisa al escucharlo, al menos por lo visto sabía de quien se trataba.
—¿Tienes tiempo? Necesitamos hablar contigo —el chico de cabellera castaña parpadeo un par de veces, estaba confundido. El sonido de la cajuela lo alerto un poco, pero no tardo en ver al segundo hombre que también recordó hacia compañía al otro en la barra del bar.
Ambos llevaban puestos trajes de color negro, camisas blancas y corbatas negras, ¿acaso trabajaban en Peché Mortel? La duda lo hizo divagar un poco, porque no todos en el personal se conocían, o al menos no a fondo, debido a que siempre cambiaban de personal casi cada dos otras semanas, según el jefe era porque le gustaba contratar personal temporal, sobre todo cuando se trataba de personal de seguridad, y esos hombre tenían el mismo uniforme para el personal de seguridad, ¿serían nuevos empleados?
—Sí tengo tiempo —menciono el chico—, ¿qué desean? —estaba interesado, porque quería terminar de matar la curiosidad dentro suyo.
—Necesitamos que hagas algo por nosotros —comento Jungkook llamando la atención del chico—, descuida, te pagaremos.
—¿Pagarme? —el de cabellos castaños no entendía—. ¿Qué es lo que...?
—Es un trabajo —menciono Namjoon esta vez—, es algo simple y creemos que puedes brindarnos de tu ayuda para que esto sea posible.
—¿De qué se trata? —el castaño ponía atención, mientras que los dos hombres se miraban cómplices, quizás satisfechos con su pregunta.
Namjoon no tardo en explicarle lo que debía hacer, se trataba de algo sencillo pero que para el muchacho parecía inclusive una tontería, aquel hombre le explico que lo único que tenía que hacer era ingresar a las cámaras de seguridad, apagarlas y colocar las grabaciones de dos días antes para que fueran el supuesto vídeo de vigilancia de aquel día, no estaba seguro de que iban a hacer, pero sí él hacía algo como eso, terminarían por despedirlo.
—¿Acaso creen que soy imbécil? —el castaño frunció el ceño y cruzo sus brazos sobre su pecho—. No haré algo como eso.
—Te conviene ayudarnos —menciono Jungkook—, como te mencione te pagaremos bien.
El castaño sonrió sin gracia mientras rodaba los ojos.
—Pagarme bien —soltó una risa sin gracia—, sí claro, escuchen pueden buscarse a otro para que haga ese tipo de trabajos por poco dinero, pero ni crean que pueden contar con mi ayuda.
—¿Poco dinero? —Jungkook elevo una ceja.
—Claro que sí, ¿qué? —el castaño estaba a la defensiva—. ¿Cuánto pensaban darme? ¿Dos mil dolares? ¿Tres? ¿Cuatro? No lo valdría, por trabajar aquí me pagan el minino, pero con eso y las propinas tengo suficiente para sobrevivir en este lugar, no necesito de una mugrosa cantidad de... —Namjoon lo interrumpió.
—Cien mil dolares —el castaño se quedo con la boca abierta al escuchar la cantidad de dinero—, ¿qué? Creíste que te ofreceríamos tan poco...
Jungkook sonrió ladino ante el comentario de Namjoon, y no tardo en mostrarle el maletín al chico, el castaño miro aquel maletín, pero no podía creer lo que acababa de escuchar, ¿y sí todo era falso? Quizás lo era, y aquellos dos imbéciles trataban de engañarlo con una cantidad enorme de dinero, soltó una risa al sentirse estúpido por tan siquiera pensar en que esa posible cantidad de dinero exista dentro de aquel maletín.
—No jueguen conmigo —menciono el castaño—, ¿cien mil dolares? —soltó una nueva risa—. Apuesto a que están jugando.
Namjoon soltó un largo suspiro, miro a Jungkook.
—Ábrelo —señalo con el mentón el maletín, Jungkook no tardo en dar un asentimiento, se giro sobre sus talones y se encamino de nuevo hacia el vehículo, coloco el maletín encima de la cajuela mientras se disponía a abrirlo, Namjoon regreso su mirada hacia el chico pelicastaño que parecía intrigado por lo que estaba dentro en ese dichoso maletín—, porque no vienes a echarle un vistazo.
El chico dudo, pero la curiosidad era aún más grande que el miedo, así que volvió a caminar, acercándose al otro sujeto que ahora por fin termino de abrir el maletín, cuando por fin se acerco y asomo la nariz para mirar dentro del maletín sus ojos se abrieron en grande al mirar la cantidad de billetes que había dentro.
—¡Santa mierda! —exclamo en sorpresa antes de llevar ambas manos a sus labios para cubrirlos, se alejo lo más pronto posible de allí y miro hacia el otro sujeto que permanecía sonriendo ladino—. Carajo... —soltó por fin y miro a ambos hombres—, e-es ¿en serio?
—Por supuesto —respondió Jungkook—, tú solamente tienes que encargarte de dicha tarea, y en cuanto termines —señalo el maletín—, todo esto será tuyo.
El dinero es tentador, la cantidad le serviría de mucho, inclusive para mudarse a otra ciudad y vivir un tiempo mientras buscaba un mejor empleo, por fin saldría de ese lugar, trago pesado, la tarea que aquellos hombres le asignaban no era difícil, conocía muy bien al guardia que vigilaba las cámaras de seguridad, era un tipo de cuarenta y nueve años, obeso y que siempre se quedaba dormitando de vez en cuando cuando se trataba de tener dobles turnos, podía ayudar, porque aquel hombre siempre ha tenido el sueño pesado, no sería un problema.
—Está bien, lo haré —dijo decidido.
—Excelente...
—Seokjin —dijo el chico por fin, revelando su nombre—, soy Kim Seokjin.
+++
El sonido escandaloso de las campanillas lo hizo despertarse, frunció el ceño mientras estiraba su mano hacia la mesita de noche de su lado, sin ganas agarro el teléfono y miro la pantalla, se trataba de una llamada entrante de Kim Namjoon, soltó un largo bostezo y maldijo en sus adentros, ¿acaso no podía llamarle después? De mala gana acepto la llamada deslizando su pulgar en la pantalla, y llevando el aparato hacia su oreja.
—¿Sí? —su voz salio rasposa, así que tuvo que carraspear la garganta para tratar de que dejase de sonar así—. ¿Qué carajos quieres, Nam?
—Park, a veces siento que quien debería ser el jefe de todo esto debería ser yo —Jimin rodo los ojos.
—Ve al grano, ¿quieres? —llevo su mano libre hacia sus cabellos despeinando un poco sus hebras.
—Ya hemos hablado con el sujeto que te mencione que puede ayudarnos —Jimin soltó un nuevo bostezo—, acepto ayudarnos.
—¿Le ofrecieron dinero? —Namjoon no tardo en dar una respuesta afirmativa—. Excelente, ¿ya tienen los trajes?
—Los traemos puestos.
—Perfecto, entonces sólo les queda esperar, asegúrense de que esa persona haga las cosas bien, y en cuanto sea el cambio de turno de los guardias asegúrense de acercarse lo más pronto posible, no quiero que nada salga mal, lleven armas cargadas y una navaja por si acaso York decide que es buena idea defenderse con las manos si es que las balas se terminan.
—Entendido, jefe —Jimin rodo los ojos ante esa respuesta—, por cierto, ¿cómo estuvo tu noche? Apuesto a que te la pasaste desvelándote con ese doncel —Jimin sonrió ladino ante esas palabras, no tardo en mirar hacia el doncel que se encontraba recostado y soltando suaves suspiros por sus labios.
—Por supuesto —dijo Jimin y sonrió—, este doncel es muy exquisito —escucho la risa de Namjoon—, asegúrate de terminar con York de una buena vez... —miro hacia el doncel y no pudo evitar acercar su mano para tocar aquellos sedosos mechones de cabello—, hoy tenemos que irnos... así que has esto rápido.
—Descuida, confía en nosotros, en cuanto menos lo esperes, York ya estará más muerto que nunca —hizo una pequeña pausa—, ¿qué se supone que harás tú?
—Me iré a divertir con mi minino —dijo Jimin en respuesta—, quiero darle una despedida inolvidable.
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