07
Ante los ojos de Park Jimin, ese doncel era como encontrar diamantes en una mina de carbón, él siempre ha sido de las personas que disfrutan de los placeres de la vida, y uno de esos placeres siempre ha sido el sexo, pero había adquirido cierta obsesión por los donceles, porque estos tenían algo que en verdad le encantaba en todo su ser, algo que definitivamente ninguna otra persona más podría brindarle, y claro encontrar donceles era complicado, los había, sí, pero no eran tan sencillos de conseguir, inclusive en el mercado negro el precio por un doncel podía sobrepasar dos tres billones de dolares, y aunque Jimin estaba dispuesto a pagar cualquier cantidad exorbitante de dinero por uno, estos debían de reunir ciertas características que a él le encantarán, y claro a pesar de que siempre le ofrecían alguno a precios exageradamente elevados, estos no cumplían con lo que él quería.
Él buscaba algo único, quería un doncel, sí, pero uno que tuviera una figura curvilínea, que su mirada demostrará fiel inocencia en cualquier momento, que su piel fuera tan blanca como la primer nevada en invierno y tan suave y firme como la de un postre dulce japones, por supuesto había muchas cosas más, sus exigencias por supuesto no eran sencillas de complacer, pues pedía un modelo perfecto sólo para él, y buscar a un doncel entre los pocos que había era una tarea sumamente complicada, Jimin se conformaba con prostitutas de belleza inimaginable, y también de vez en cuando con escort que siempre debían de mostrarse sumisos ante él, pero no, él necesitaba a su precioso doncel, y claro que fue una grata sorpresa encontrar uno en Las Vegas, ¿acaso sus plegarías habían sido escuchadas después de tanto tiempo? Pues así era, y estaba complacido, creyó que York le pediría dinero, pero solamente le pidió olvidar un tonto contrato, uno que definitivamente no olvidaría, y más ahora que sabe que York no estaba dispuesto a aceptar que le debe a su padre, pero no importa, ya tendría tiempo para arreglar esos asuntos, porque ahora lo único que le importaba era mirar a ese precioso doncel que se encontraba de pie frente a él.
Su boca comenzó a salivar cuando aquel bello espécimen comenzó a quitarse aquel uniforme de su cuerpo, se estaba quitando poco a poco los botones de su camisa, dejando que ante su mirada se expusiera esa hermosa y lechosa piel, poco a poco la tela acariciaba aquellos hombros mientras iba cayendo lentamente, bajando y dejando expuestos esos hombros pequeños, las clavículas marcadas, ¡por todos los cielos! Jimin relamió sus labios al ver esos pezones el color de ellos era de un tono rosa pálido, sonrió satisfecho, el cuerpo de Yoongi era más que perfecto sin marcas en los abdominales, ni alguna que le indicará el ejercicio, le encantaba.
—Vaya, vaya —trago levemente—, en verdad que eres todo lo que he estado buscando, minino —la voz de aquel hombre le hizo estremecer, apretó sus muslos sintiéndose incomodo por aquella mirada que lo devoraba lentamente—, ¿por qué no me sigues mostrando más?
En verdad Yoongi quería morirse allí mismo, en toda su vida jamás creyó que terminaría ahora mismo allí quitándose la ropa para un total extraño para después tener relaciones sexuales con él, pero ahora estaba allí y no había vuelta atrás, su pulso tembló cuando sus manos se dirigieron al zipper de su pantalón, y en cuanto bajo la bragueta y quito el botón, sintió que sus piernas le temblaban en advertencia, porque en ese momento lo que quería era desmayarse totalmente, sentía como su garganta se cerraba poco a poco y tuvo que pasar saliva con dureza para tratar de calmarse, pero era inútil todo su ser le pedía a gritos que saliera corriendo, pero si lo hacía seguramente terminaría con un disparo en la cabeza.
Sin más, tomo el borde de su pantalón y con cuidado lo fue bajando por sus muslos, bajo la atenta y hambrienta mirada de aquel hombre de hebras rubias.
Jimin no pudo evitar apretar sus labios y llevar su mano hacia su hombría, la imagen de aquel chico frente suyo lo estaba haciendo sentir desesperado, su erección ya era evidente, maldijo por lo bajo, aquellas piernas eran delgadas y mantenían diversas curvas, sus muslos eran visiblemente bien firmes, pero lo que quizás lo había hecho sentir mucho más excitado fue que ese doncel portaba unas bragas de color rojo con encajes, relamió sus labios al verlo. Eso es lo que más le gustaba de los donceles, algunos de estos poseían hombrías no tan dotadas, debido a que sienten mucho más placer a la hora de ser penetrados, relamió sus labios al ver a Yoongi allí parado, mostrando por fin su cuerpo, las bragas rojas se le veían perfectas.
—Miren nada más —menciono Jimin mientras se relamía los labios—, ¿por qué no me dijiste que te gustaban las bragas? —soltó una suave risa—. De haberlo sabido antes, te hubiera comprado unas, minino.
Yoongi se estremeció ante aquel comentario, sus mejillas se sintieron tibias, siempre le había gustado más comprarse ese tipo de prendas, era como una especie de gusto que había adquirido, quizás inclusive porque le gustaba la ropa interior que usaba su madre, la mayor parte del tiempo él tenía que encargarse de recoger la ropa de la lavandería, y como debía revisarla, siempre se encontraba con las bragas, le gustaban, y pensaba en la posibilidad de usarlas, por eso cuando su madre murió, él no dudo en ir y conseguir unas, porque en verdad le gustaban y como su madre ya no estaba, ahora podía darse ese gusto.
—Te quedan perfectas —su respiración se corto cuando los pasos de aquel hombre empezaron a escucharse sobre el suelo, uno a uno, lentos, sin prisa por llegar hacia él, mantuvo su mirada en sus propios pies descalzos y sintió un escalofrío cuando miro aquellos pies aún en esos zapatos lustrosos frente a él—, en verdad eres todo lo que busco, minino.
Las manos de aquel hombre se colocaron en sus caderas, rozando la tela de sus bragas, el tacto de aquellas manos levemente rasposas le hizo estremecer.
—Levanta la mirada —ordeno, Yoongi cerro sus ojos por breves momentos, lamentándose por obedecer, pero sino lo hacía no sabía de lo que aquel hombre era capaz de hacerle, así que a duras penas elevo la mirada encontrándose con esos ojos oscuros sobre él—, muy bien, minino —las manos de Jimin fueron al resorte de sus bragas—, ahora... —Yoongi se estremeció al sentir como la prenda era bajada lentamente—, quítate esto y vamos a la cama.
Sus bragas fueron bajadas a mitad de sus muslos, Yoongi entendió que debía terminar el trabajo, y así lo hizo, y en cuanto dejo sus bragas, el hombre frente a él se bajo por completo los pantalones.
—Recuéstate dándome la espalda y levanta ese lindo culo hacia mí —dijo Jimin, Yoongi removió levemente sus piernas, debía admitir que recibir ese tipo de ordenes le estaba gustando pero sólo un poco—, hazlo...
Yoongi no protesto, así que se fue caminando hacia la cama que se encontraba allí, pulcramente tendidas, mientras le daba la espalda a aquel hombre y se colocaba de rodillas sobre el colchón.
—Inclínate más tu cuerpo, quiero que me muestres todo tu culo —Yoongi trago pesado, pero obedeció, los latidos de su corazón estaban a mil por minuto—, muy bien, minino —la suave voz de Jimin lo estremeció—, eres muy obediente —soltó un jadeo al sentir las manos ajenas tomar sus caderas—, no sabes lo mucho que me encanta cuando me obedecen.
Yoongi se removió un poco, sintiendo como su entrada se encontraba mojada, estaba excitado, la voz de ese hombre acariciaba todo su cuerpo a más no poder, era dulce, seductora, llena de deseo y pasión que le estaba matando por dentro, más aquellas ordenes con ese tono potente y lleno de autoridad, relamió sus labios, no quería admitir que esto le gustaba, pero era verdad.
—Mmmmgghh —gimió gustoso al sentir como aquel hombre pasaba un par de dedos cerca de su entrada, tomando el lubricante natural de su entrada.
—Esto es lo que me gusta más —dijo Jimin—, los donceles lubrican aún más que una dama —soltó una suave risa—, estás lubricando mucho, minino —Jimin volvió a pasar sus dedos allí, tocándolo en aquella zona sensible para él, Yoongi cerro sus ojos con fuerza y gimió bajo al sentir aquellos dedos tocarlo—, ¿qué pasa? ¿Te gusta que te toque así, zorrita?
—A-aaah —gimió en un suspiro al sentir como aquellos dedos se introducirán en su entrada y empezaban a embestirlo repetitivamente, salían y entraban—, s-sí... —arqueo ligeramente la espalda, la sensación era agradable.
Jimin sonrió ante esa respuesta y la voz dulce y melodiosa de Yoongi le hizo relamerse los labios, no era tal y como imagino, era aún mejor.
—Este culito tuyo en verdad esta muy necesitado —Yoongi gimió al sentir como ahora su entrada era arremetida por tres dígitos—, estás lubricando excelente, precioso.
El sonido viscoso junto a sus propios gemidos hacia que Yoongi apretará las sabanas con fuerza, la sensación de esos tres dígitos saliendo y entrando de forma frenética le estaban volviendo loco, y lo hacían querer desear aún más, movió levemente su cuerpo acercando más sus glúteos hacia los dedos de aquella mano, pidiendo ser penetrado por algo más que pudiera llenarle por completo, Jimin sonrió complacido al ver esa reacción, era más que obvio que ese doncel estaba más que listo para recibirlo, dejo de penetrar su entrada con sus dedos, Yoongi gimió al sentir su entrada abandonada, meneo ligeramente sus caderas sintiendo como la ola de placer se iba disipando un poco de su cuerpo, pero que seguía allí haciéndole cosquillas en su vientre.
—Soy Park Jimin —dijo el hombre de cabellera rubia mientras colocaba su hombría en la entrada de Yoongi—, más te vale aprenderlo bien, zorrita —dijo para después comenzar a introducir su pene en la entrada de Yoongi, el doncel arqueo su espalda al sentir como aquel hombre ingresaba en él.
—¡O-oh, mierda! —gimió al sentir como aquella hombría se abría paso entre sus nalgas—. ¡Aaah!
—Estás apretado, minino —suspiro mientras terminaba de ingresar—, y tan caliente.
—Aaaahhh... s-señor Park —dijo Yoongi haciendo a Jimin sonreír en el proceso.
—Me gusta como se escucha en tus labios —hizo sus caderas hacia atrás, sacando parte de su hombría de la entrada lubricada de Yoongi y volviendo a enterrarse en él.
—¡A-ahh! —gimió Yoongi en lo alto, la sensación de ser llenado por aquella polla le estaba haciendo sentir tan bien.
—Mierda —mascullo Jimin—, ¿cuándo fue la ultima vez que te follaron, zorrita? —volvió a penetrar a Yoongi—. Estás tan apretado que pareciera que jamás has sido profanado por una polla.
—Y-yo ¡aaaah! —volvió a gemir en lo alto al sentir como Jimin salía y entraba en él con dureza—. Mmmmmmhhh, s-se siente tan b-b-bieeen...
Yoongi arqueo su espalda disfrutando de las estocadas que aquel hombre le proporcionaba, los movimientos eran lentos, el pene de aquel hombre se enterraba con dureza en su interior llenándolo por completo y tocando aquel punto dulce que lo hacía estremecer en cada una de sus estocadas.
—Aaaahh, señor P-park —gimió Yoongi mientras sentía como se enterraba aquella hombría en él—, s-su p-polla es t-taan aaaahhh...
—Eso es —Jimin relamía sus labios—, disfrútala como la zorrita que eres, minino.
—M-más... quiero máaas... aaaahhh...
Jimin llevo una mano a sus cabellos haciéndolos hacia atrás, sonrió ladino, los gemidos de aquel doncel eran música para sus oídos, y la increíble y delirante sensación de aquellas paredes apretando toda su extensión le hacían sentir totalmente complacido.
—Muy bien —suspiro, tomo las caderas del doncel con ambas manos—, te daré lo que me pides, pequeña zorra.
Las embestidas dejaron de ser lentas, y Yoongi gemía en lo alto cada vez que el pene de aquel hombre entraba y salía de su cuerpo una y otra vez de forma más frenética, sentía como los testículos de aquel hombre chocaban contra sus glúteos mientras él se deleitaba con los gruñidos de aquel hombre, cerro sus ojos sintiendo como poco a poco y a cada estocada que le era dada, se acercaba su preciado orgasmo, en cuanto Jimin se enterró con profundidad dentro suyo, ya no pudo resistir más.
—¡S-señor P-park! —gimió en lo alto, sus paredes no tardaron en apretar la polla dentro suyo, y su lubricante natural salió aún más.
—M-mierda —mascullo Jimin—, aprietas tan bien, minino —siguió penetrando aquella entrada aún más haciendo que Yoongi gimiera ante la sensación tan espectacular que le estaba causando aquella sobre estimulación.
—Aaaah, s-señor Park, p-por favor pare... —Yoongi gemía bajo sintiéndose totalmente embriagado por el placer.
—Sólo un poco más, zorrita —dijo Jimin sin dejar de penetrar aquella entrada—, te gusta mi polla entre tus nalgas, ¿verdad, zorrita?
—S-sí mmmmhhh, m-me encanta...
—¿A quién le perteneces? —saco su hombría casi por completo y la enterró en Yoongi—. ¿Quién es mi zorrita?
—¡Aaaaah! Y-yo... —gimió alto al sentir a Jimin volver a arremeter con fuerza—. ¡Yo! Aaaah, soy s-su z-zorrita.
Jimin dio una ultima estocada, soltando un largo jadeo y maldiciendo por lo bajo mientras se corría en el interior del doncel, Yoongi gimió bajo al sentir el semen caliente llenarle su entrada. Jimin espero unos momentos antes de salir de Yoongi quien soltó un pequeño chillido al dejar de sentir aquella polla en su interior.
Yoongi no podía creer lo que acababa de pasar, aquel hombre lo había hecho suyo de una manera tan lasciva y denigrante, pero le gusto que lo hiciera.
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