06
El silencio era sepulcral, mientras que aquella sonrisa volvía a ensancharse frente a él, un par de chasquidos hicieron que uno de esos dos hombres se moviera para quitarle la bandeja en sus manos para después aquel hombre de cabellera rubia lo tomara con fuerza por su brazo derecho y lo jalará hacia su cuerpo.
—¡Disfruta de tu estadía! —menciono York con voz animada, la sonrisa en el jefe era cómplice—. Puedes usar cualquiera de las habitaciones del cuarto piso.
Al escuchar aquello Yoongi se alarmo, no, esto no podía estar pasándole, se supone que solamente trabajaba allí como uno de los meseros en el casino, no era un escort, jalo su brazo para que Jimin lo soltase pero no fue así, el agarre de hecho de hizo incluso más fuerte, intento una y otra vez, forcejeando para que de una vez por todas lo soltará, pero las intenciones de aquel pelirrubio no eran soltarlo.
—Quédate quieto, minino —murmuro por lo bajo, la leve raspera en su voz lo hizo detenerse, en sus ojos se podía ver claramente una advertencia—, vuelves a moverte de esa manera y terminaré con tu vida, ¿entendiste? —trago pesado ante sus palabras, claro que entendía y no es como si Yoongi quisiera morir en ese preciso momento, así que con miedo dio un pequeño asentimiento con la cabeza.
Jimin dejo de mirarlo y volvió su vista hacia York.
—¿Cualquier habitación?
—Cualquiera —afirmo York juntando sus palmas—, disfrútalo.
Dio un asentimiento y entonces las puertas se abrieron dándoles paso, primero salieron los dos acompañantes del pelirrubio y después Jimin se dispuso a jalar a Yoongi para que caminaran fuera de la oficina, Yoongi quería resistirse pero al sentir el fuerte apretón en su brazo decidió no hacer o intentar ninguna clase de movimiento que fuera brusco, porque si lo hacía terminaría por otorgarse su propia sentencia de muerte, así que era mejor mantener la guardia baja, no sabía exactamente quien era ese sujeto, pero por lo visto se trataba de un problemático, dio un pequeño vistazo hacia atrás, encontrándose con las puertas cerradas de la oficina de York, un sabor acido inundo su boca, ese hombre prácticamente lo había vendido a ese pelirrubio sin importarle nada, mordió levemente su labio inferior, se sentía impotente al no haber tenido oportunidad de escupirle en el rostro por lo que había hecho.
Llegaron al ascensor el cual abrió sus puertas, los dos hombres que estaban acompañando al pelirrubio entraron primero siendo seguidos por Jimin quien tomo por la cintura al pobre doncel apretándolo para acercarlo más a su cuerpo y así caminar juntos para que entrará por la fuerza al ascensor, en cuanto lo hizo las puertas se cerraron, de pronto un brazo cubierto por diversos tatuajes se aproximo al tablero oprimiendo el botón del tercer piso, el nerviosismo volvía a invadir por completo a Yoongi, ¿qué podía hacer? El hombre de cabellera rubia había sido muy especifico, un movimiento brusco y ya le podía decir adiós a su vida, Yoongi no quería morir.
—En cuanto lleguemos al tercer piso, ustedes volverán al casino —hablo Jimin sin mirar a los otros dos.
—¡Excelente! —exclamo el hombre de hebras oscuras mientras se relamía los labios—. Llego la hora de apostar —Jimin sonrió ladino al escucharlo.
—No creo que sea para apostar, Jungkook —dijo el otro hombre que aún portaba lentes oscuros—, supongo que tienes un plan, ¿no? —pregunto esta vez mirando a Jimin, quien de inmediato dio un asentimiento.
—Lo tengo —dijo el pelirrubio—, pero antes de seguir con esto, hay que divertirnos un poco —miro hacia el hombre de lentes oscuros—, procura divagar por el lugar, necesito que encuentres otro hotel para hospedarnos y que quede lo más lejos posible de esté lugar, no quiero que el imbécil de York mande a sus perros a vigilarnos.
—Seguramente ya está preparándolos —soltó un resoplido—, ¿algo más?
—Sí —miro esta vez a Yoongi—, él viene con nosotros —Yoongi frunció levemente el ceño, ¿qué quería decir con eso? Jimin le sonrió ladino—, tengo muchos planes para ti, minino —volvió a mirar al otro hombre—, Namjoon consigue habitaciones, una para ambos de ustedes, o pueden ser individuales, me importa un carajo, pero a mí consígueme una —miro a Yoongi—, está belleza estará dormirá conmigo —no dudo en pasar su mano libre por el flequillo de Yoongi acariciándolo levemente, Yoongi aparto su rostro despreciando aquella caricia, Jimin simplemente soltó una risa.
—Entendido —menciono Namjoon—, ¿entonces...?
—Consigue el hotel y las habitaciones antes de que anochezca —Jimin sonrió—, cuando tengas listo todo vuelve aquí y toca la puerta de la habitación en donde estemos, sólo cuatro toquidos pausados, eso me indicará que está todo listo, cuando lo hagas, retírate —miro hacia Jungkook—, te quedarás aquí, sé lo mucho que te comen las ganas de apostar, así que puedes hacerlo.
Jungkook ensancho su sonrisa al escuchar eso, en verdad que amaba el juego y más si podía jugar sucio, en las apuestas lo único que se necesita son las matemáticas y Jungkook podía jugar perfectamente con la nobleza del azar, pero siempre debía ser cuidadoso, un casino jamás pierde, así que tenía que ser precavido.
—En cuanto a mí —y está vez la mirada de Jimin regreso hacia Yoongi—, creo que seguiré el consejo de York y me divertiré un poco.
Las puertas del elevador se abrieron de par en par, y Jimin jalo a Yoongi con rudeza para obligarlo a caminar, solamente ambos salieron del ascensor, Jimin miro a los otros dos.
—Habitación treinta y siete —ambos dieron un asentimiento y de nueva cuenta las puertas se volvieron a cerrar, cuando estás por fin se cerraron por completo volvió a caminar.
Está vez Yoongi se sacudió un poco para tratar de liberarse, pero Jimin lo aproximo de nuevo hacia su cuerpo.
—Quieto, minino —sonrió ladino—, sí que eres demasiado inquieto, me pregunto si serás igual en la cama.
—S-suélteme —dijo Yoongi por fin, pero se detesto por el temblor en su voz, no negaba que se encontraba asustado, pero quería verse por lo menos un poco intimidante para que lo dejará tranquilo—, ¿acaso no lo entiende? No soy un escort, ni siquiera soy parte de ese grupito de prostitución del hotel —volvió a removerse.
—Sé lo que dijo —respondió Jimin—, pero eso me importa una mierda, minino —abrazo la cintura del doncel con fuerza, haciéndolo trastabillar con sus pies y pegándolo a su cuerpo, Yoongi sintió como chocaba con el fornido pecho del pelirrubio—, si te portas bien, consideraré darte una buena recompensa.
—¿Cree que me acostaré con usted? —Jimin elevo una ceja al escucharlo—. No lo haré.
—Lo harás —Jimin sonrió ladino—, tienes que hacerlo, o ¿qué? —acerco su rostro hacia el de Yoongi—, ¿me dirás que no quieres probar una buena polla? —susurro cerca de sus labios, Yoongi trago pesado, la respiración cálida del contrario chocaba con su piel y se entremezclaba con la suya—. Desde que te vi en el casino no pude evitar imaginarte sin esa estúpido y ridículo uniforme, no sabía el tono de tu voz, pero ahora que lo escucho —relamió sus labios—, apuesto a que será una sinfonía perfecta para mis oídos cuando te haga gemir.
Yoongi entreabrió sus labios levemente, no podía creer lo que estaba escuchando, pero aquellas palabras habían logrado que ese pequeño toque de valentía en todo su ser se fuera a esconder con la cola entre las patas debido a toda aquella confesión, ciertamente la presencia de aquel hombre le estaba causando demasiados estragos a todo su ser, no negaba que aquel hombre de labios seductores, sonrisa arrogante y porte imponente hacía que sus piernas temblasen en el proceso, pero no caería en eso, no quería terminar como su madre, y aunque por supuesto no significaba que iba a terminar siendo el juguete sexual de otros hombres, no quería acostarse con ese sujeto, su mirada llena de ese oscuro deseo de la lujuria lo dominaba por completo en ese instante y la sensación de ese asqueroso y agradable cosquilleo en su ser no le gusto del todo, porque esas palabras le habían hecho sentirse bien, pero no quería ceder tan pronto a esas insinuaciones.
—Puede que niegues ahora y te rehúses a querer que te profane ese lindo culito tuyo —Yoongi se estremeció al sentir como Jimin apretaba con fuerza uno de sus glúteos, soltó un chillido de sorpresa haciendo a Jimin sonreír—, pero terminarás por aceptar.
—¡Mmgh! —Yoongi reprimió un jadeo al sentir como Park le daba una nalgada con algo de fuerza, sus mejillas se calentaron debido a la vergüenza, y apretó sus labios al sentir como de nuevo tomaba su glúteo apretándolo levemente—, ¡Ah!
—Hay que ir a un lugar más cómodo, minino.
Sin que Yoongi pudiera dar protesta alguna, lo empujo directamente a la habitación que antes había mencionado, la número treinta y siete, la puerta se abrió y más temprano que tarde ambos ingresaron, Jimin le empujo totalmente haciendo que Yoongi terminase en el suelo debido a la fuerza del empujón que le había propinado, Yoongi estuvo a punto de gritarle pero se trago sus propias palabras cuando escucho el sonido de la puerta ser cerrada con seguro, trago pesado y miro hacia arriba encontrándose con Jimin. El pelirrubio no apartaba la mirada de Yoongi, el saco que llevaba puesto lo quito de su cuerpo, las manos de aquel hombre comenzaron a quitar los primeros botones de su camisa y después viajaron hacia sus pantalones, desabrochando el cinturón de cuero negro que tenía.
—Desnúdate para mí, minino —ordeno, y Yoongi ahora si estaba atemorizado y se odio por sentirse atraído por el deseo de querer tener sexo con aquel hombre.
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