04

—¡En hora buena mi querido amigo York! —la escandalosa voz de Park Jimin se dejo escuchar en cuanto las puertas se abrieron de par en par, y el mencionado mordió levemente el cigarrillo en sus labios.

De todas las visitas que podían llegar a sus oficinas, la de Park Jimin por supuesto era la que menos ansiaba tener, sus razones eran simples, el chico esta demasiado desquiciado, esto siempre lo ha atribuido al padre de semejante espécimen. Miro a Park caminar con elegancia sobre el elegante piso reluciente en mosaicos de colores rojizos, Jimin mantenía su sonrisa ensanchada mientras se aproximaba, por supuesto no venía solo, sino que traía a sus guardaespaldas detrás o quizás sus amigos, York no quería ni siquiera saberlo, pero mientras más rápido pueda deshacerse de la presencia de Park Jimin, mejor.

—¡Que sorpresa! —sonrió ladino, llevo sus dedos al cigarrillo para quitarlo de sus labios y mientras hablaba la columna de humo poco a poco iba saliendo por sus labios—. Park Jimin, ¿qué pasa? ¿Vienes a darle un vistazo a mi paraíso?

El mencionado no tardo en acercarse para tomar asiento justo frente al escritorio, cruzo su pierna izquierda sobre la derecha y mantuvo sus manos sobre su regazo por breves momentos, el sombrero que traía sobre la cabeza no le permitía a York mirarlo a los ojos, pero la sonrisa arrogante de Park Jimin parecía indicar que se encontraba relajado, y con la confianza en sus manos como si las manos del universo se encontrasen sobre sus hombros brindándole el apoyo necesario.

—No debería de ser una sorpresa —comento Jimin, llevo su mano hacia la copa del sombrero para después tomarlo y alejarlo de su cabeza, sus cabellos no se despeinaron en el proceso—, cada una de mis visitas a cualquier lugar siempre tienen un propósito.

El sabor del tabaco comenzaba a sentirse cada vez más amargo.

—Bien, ¿y cuál es ese propósito? —York recargo sus codos sobre el escritorio—. Estás en Las Vegas, supongo que tendrá algo que ver con el casino, o las apuestas, o inclusive algo mejor —Jimin elevo una ceja al escucharlo.

—He venido a hablar de negocios —Jimin chasqueo los dedos, de inmediato Namjoon comenzó a caminar a su dirección—, desde que mi padre firmo aquel convenio en el cual ambos debían de repartirse las ganancias que esté dichoso casino-hotel sacará se supone que la guerra se terminaría con esto, pero al parecer no —Namjoon entrego unos papeles a Jimin—, Gracias —sonrió sin mirar a su amigo, y Namjoon no dijo nada simplemente se retiro bajo la mirada atenta de York—, verás York —el mencionado volvió su mirada a Park—, los convenios son el alma para las relaciones públicas.

—En efecto lo son —las palabras de York hicieron sonreír a Jimin.

—Cumplir con lo pactado —soltó un largo suspiro—, eso es lo que todos tienen que hacer, pero por alguna razón esto no siempre es mutuo —York pego su lengua al paladar al escucharlo—, y quizás sea esté el motivo por el cual las leyes amparan a muchos, pero aquí en Nevada... las cosas se pueden arreglar de formas distintas, ¿no es así?

—¿A qué viene todo eso?

—York —Jimin arrojo las hojas sobre el escritorio, las cuales se desparramaron desordenadamente sobre el mismo—, las clausulas son especificas y cada una tiene mucho que ver con lo que se pacto desde un inicio, pero la historia detrás de mis problemas surge a partir del incumplimiento de una de esas banditas clausulas.

York soltó una risa corta.

—¿Incumplimiento? —alejo el cigarrillo colocándolo en el cenicero, aún no se disponía a apagarlo—. Esto parece más una acusación, Park, puedo asegurarte de que el contrato no ha sido incumplido en lo más mínimo, tu padre seguramente es quien te esta lavando la cabeza diciéndote mentiras.

—¿Y qué me dices del dinero? —York rodo los ojos—. Las cuentas se hicieron hace una semana, se descubrió por una parte que estabas desviando fondos para tu beneficio personal —hizo comillas con los dedos—, claro si eso significa que inclusive te dispongas a gastar miles de dolares en basura americana, y ni siquiera son mansiones, hoteles aledaños o tan siquiera mujeres —sonrió ladino—, lo has gastado en supuesta comida —soltó una risa en un bufido—, lo cual es extraño porque el restaurante más costoso que conozco sirve un helado con laminas de oro comestible, el helado más costoso del mundo, pero ni siquiera cuesta lo que gastas tú en esos supuestos alimentos, porque lo que comes es ahora inclusive más costoso y deja a ese helado como el postre más barato de todos.

Por supuesto Jimin no estaba equivocado y eso era lo que más mantenía a York con un sabor amargo en la boca porque parecía que le había dado una mordida a una cebolla podrida, el sabor era espantoso, rancio y lleno de ese asqueroso liquido podrido de vegetal, pero no podía negar esas afirmaciones, necesitaba el dinero y el turismo siempre era el indicado para obtenerlo, pero más claro necesitaba ese dinero para invertirlo en algo que él mismo llamaba "el precio de ganar" decir que el tema de los estupefacientes no le involucraba era una mentira, porque en realidad había adquirido una gran habilidad para ingresarlos en su hotel, ofreciéndolos a clientes que frecuentaban el bar, las tragaperras o inclusive que les gustaba pasar a las habitaciones del hotel mientras se acostaban con alguna de las tantas prostitutas que mantenía en su hotel trabajando como servicio al cliente, pero claro era difícil, porque corría el riesgo de ser descubierto, pero él pensaba más en las autoridades y no en el hijo de Park.

—Quizás tome un par de miles de dolares —York confeso—, pero no es para tanto —miro el cigarrillo encendido en el cenicero—, tu padre es un exagerado al igual que su contador —tomo el cigarrillo, las cenizas se dispersaron en el cenicero en cuanto el golpeteo el filtro allí para intentar que se apagara, pero no sirvió de nada—, deberían de revisar mejor, no es como si fuera algo malo ocupar el dinero que gano aquí.

—Ocupar el dinero no es un problema —comento Jimin—, aquí el problema es que no estás cumpliendo con lo pactado.

—¿Qué dices? —York frunció el ceño—. ¿Qué no cumplo con lo pactado? —su voz comenzó a elevarse más—. ¡Maldición! —su puño se estrello contra el escritorio—. ¿Qué no cumplo con lo pactado? ¡Eso es una vil mentira! Cada mes le entrego las cuentas al estúpido de tu padre y con ello el cincuenta por ciento que le reconozco en ese estúpido contrato.

—Sí, eso hacías.

—¿A qué viene eso?

—Los desvíos son grandes —menciono Jimin—, nos hemos percatado de que Peché Mortel ha tenido más concurrencia en los últimos cuatro meses —Jimin sonrió ladino—, en el primero de esos cuatro las ganancias del casino se incrementaron en un diez por ciento del total del mes anterior a estos —Jimin señalo con su mentón una de las hojas que se encontraba en el escritorio, York no tardo mucho en tomarla para comenzar a leerla—, según las estadísticas si esto seguía de ese modo se podría aumentar un tres por ciento más, cosa que inclusive nos parecía una locura —York miraba el grafico—, sin embargo a pesar de la incredulidad las ganancias se incrementaron y no en un dos o tres por ciento sino que en un ¡siete por ciento! —York alejo la hoja de su rostro—. ¿No es increíble?

—Es temporada alta, las ganancias pueden ir y venir como olas.

—Sí, pero no en tan poco tiempo —Jimin se acomodo mejor en la silla—, para que eso sucede debe de haber algo más novedoso que llame la atención de los consumidores del casino, en un principio pensamos en la comida o que inclusive habías traído más servicios especiales como buena conexión a internet o inclusive espectáculos de artistas, pero nos percatamos de que sería una basura... —soltó un resoplido—, York, tu siempre has pensado en grande.

—Así es.

—Y por eso sacamos a conclusión de que no eran novedosos servicios sino que novedosos productos —la mirada oscura de Jimin no tardo en conectar con la de York—, estupefacientes, ¿o me equivoco?

—Ese negocio es más fructífero que el de la gasolina —sonrió ladino—, y por supuesto que no te equivocas —se deshizo del aire retenido con un resoplido—, pero aún no me has dicho lo que quieres.

—A eso voy —Jimin le regalo una sonrisa—, como las ganancias aumentaron el cincuenta y cincuenta acordado en el contrato de igual forma aumenta, como no se acordaron cantidades exactas sino más bien porcentajes, entonces las ganancias de cada uno de los participes en el contrato deben ser reciprocas, tal y como una clausula lo especifica.

—¿Y?

—Haciendo las cuentas, en estos momentos le debes a mi padre más de dos mil millones de dolares.

—¿Qué cojones?

—Ya lo dije, no me gusta repetir las cosas —Jimin rodo los ojos—, ese es el trato, sino lo haces —volvió a chasquear los dedos, el sonido de los seguros siendo quitados en un clic hizo que York mirase detrás de Jimin—, tendremos que arreglar esto a base de la pólvora.

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