- Prólogo -
Enloqueció.
Claro, estuvo en el ojo del mismo infierno, cómo no iba a enloquecer. Vio la vida, vio la muerte, todo delante de sus ojos.
Muchos dijeron que perdió la cordura. Aún cuando existe esa posibilidad de que nunca la tuvo.
Construyó su propio paraíso, uno del que no saldría jamás, aún cuando él viniera por ella.
Levi Ackerman quería regresarla a ese infierno del que salió.
Egoísta.
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