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-Entonces pretendes decir que ese niño es...?
-Sí, lo es.- dijo un hombre misterioso analizando una vez más la tableta que poseía en sus manos reproduciendo nuevamente un video que le había llegado recientemente esa noche.
-La cámara con que grabé aquella evidencia muchas veces cambia el color del ambiente eso pudo haber afectado la cabellera del pequeño. Un espectacular color platinado en las raíces y parte de algunos mechones que terminarán de teñirse cuando cumpla el año, tal como su ...¿Padre?
-¡No diga esa palabra!- se exaltó eufórico un viejo alfa conteniendo las ganas de desquitarse con alguien después de haber procesado lo que estaba pasando. No podía ser cierto.
Conforme rodaba el video lo detuvo precisamente en el pequeño bebé con el bracito levantado y la mirada bien puesta en una delicada mano blanquecina que sostenía una cuchara con algo de helado.
-¿Por qué demonios no grabaste bien el rostro del tipo que sostenía al niño?
-Al haberme sentado pudo haberse movido, disculpe por el inconveniente, pero si mal no recuerdo usted quería sobretodo la información del pequeño. Sabe que la madre es un omega varón ¿Qué le interesa eso a usted? Cuando recupere a su "nieto" que le importará que pase con la madre.
-Hey, hey no te sobrepases aún no sabemos nada acerca de que si es cierto lo que ven mis ojos. Es un omega puede haberse acostado con cualquiera, ese cabello puede ser de cualquiera.
-Pues puede probarlo ahora mismo.- agregó el detective con una sonrisa ladina sacando de su bolsillo una bolsita con dos cabellos sumamente delgados.- A mi no se me escapa nada, esto puede remediar lo del inconveniente de la cámara.
-Aquí tienes tu sucio dinero ahora lárgate de aquí, no estoy de humor.
Brian decidió quedarse en el pequeño pasillo no pensaba interrumpir, de todas formas la vista era muy hermosa desde ahí, no se sentía tan intimidado cuando ese omega lo miraba con esos ojos cansados, pero tan poderosos que sentía que podía leerle hasta el alma. No podía aún aceptar de que Roger tuviera un pequeño, era muy joven, sin embargo sabía que aquella belleza que el rubio poseía pudo haber cautivado a cualquiera.
Recordó pronto los lugares de sus antiguos encuentros casuales, no quería sacar conclusiones, pero no podía evitarlo . Se imaginaba que tal vez pudo ser algún hombre de aquel burdel que trabajaba, un alfa se habrá enamorado de él o Roger pudo haberse enamorado o de alguna u otra forma el alfa solo lo usó como un juguete ¿Qué alfa tan tonto se atrevería a romper tu corazón?
-¿Doctor May es usted?- preguntó una ronca voz en la oscuridad sorprendiendo a Brian sacándolo de sus pensamientos- Venga, siéntese en el sillón por mientras, debe estar agotado.
-No hace falta Yul ya debe estar por terminar de atender a sus niños.-
-Yul es un omega mimoso, el es capaz de tenerlos en el pecho hasta el día siguiente- alegó Roger descaradamente haciendo que Brian riera un poco. Pensando en las probabilidades, aceptó tal propuesta y se acercó.
La luna estaba tan brillante, era la única lámpara de la habitación que alumbraba a ambos, cuando Brian se acercó se quedó atento admirando las acciones de Roger. Estaba sin camisa y eso al parecer no le incomodaba a pesar de no ser de su especie. El pequeño bebe ya se había quedado dormido y decidió darles algunas palmaditas en su espalda, pero al hacer el intento de alejarlo de su pecho, Roger cambio su rostro de lo tranquilo que estaba, a uno fastidioso emitiendo un ligero gemido de dolor.
-¿Ocurrió algo?- preguntó poniéndose de pie alarmado colocándose a su altura para ver cual era lo que le molestaba.
Roger lo miró sonrojado cuando estaba frente a él todo preocupado, le parecía algo vergonzoso de explicar, pero la verdad no era muy grave.
-No, no... bueno si, no fue muy doloroso. Lo que sucede es que...
-¿Sus primeros incisos?
-¿Qué?
-Sus dientes, sus primeros dientes.
-Ah sí, le comenzaron a crecer sus dientes de las encillas inferiores.- respondió riéndose un poco avergonzado- Cuando lo alimento a veces no quiere soltarme, aún no comprendo cómo esos dos pequeños dientes sean tan poderosos.
-Si a veces los bebés tienen una fuerza inimaginable y... no imaginé que tuvieras un bebé.
Cuando logró colocar a Sora en su hombro y darles delicadas palmadas en su espalda, levantó la mirada luego de lo que dijo. ¿Acaso era por el cambio de color que poseía el cabello del niño?
-Lo habías visto antes ¿No percibiste algún parecido de Sora en mí?- preguntó Roger apegando al niño junto a él.
-Los ojos azules, cómo no lo pensé antes, son preciosos, igual que los tuyos...quiero decir el color es muy bonito- entrando en pánico en lo último que dijo, Brian no quería ser tan evidente, pero su boca suelta no colaboraba.
-Tus ojos también son lindos- agregó el rubio sin sentirse avergonzado con una tranquila sonrisa percibiendo el miedo del contrario.- A veces no sé si son marrones o verde claro, pero me gustan, son muy extraños, parecen dos avellanas
-¿Avellanas?- preguntó Brian bromeandole un poco para persuadir, haciendo que Roger se sonrojara un poco.- Eres el primero que lo dice, generalmente dicen que son interesantes.
- Yo tengo una visión más artística- respondió el Roger totalmente seguro de lo que decía. El rubio dio una mirada completa al alfa que tenía enfrente con un traje a la medida que tuvo que ser diseñado por algún famoso, estaba un poco sucio por el polvo de las calles, luego pasó a su cabello que por más ondulado que estuviese se lo lavaría por un producto esclusivamente caro, por eso brillaba tanto. A Roger le entraba tanto la curiosidad de como un alfa como él había terminado en su pueblo.
-¿Qué hace un alfa como tú por aquí otra vez?- preguntó el rubio sin rodeos- ¿Acaso compraste alguna casa por aqui o qué?
-De hecho compré una habitación.
-Déjame decirte que muchas no tienen propiedad y en cualquier momento...- Roger se quedó sin palabras tras escuchar lo que dijo el alfa, no se lo esperó.
-Pretendo vivir aquí por un tiempo.
-Pero, tú, tú tienes un...-
-Si, si ya sé lo que dirás- interrumpió Brian de forma cortés- Que yo tengo una mansión, un hospital, mucho dinero y varios medios de la ciudad están en mi apellido, que me mantienen de por vida ¿cierto?
Roger sin poder refutarle nada solo asintió un poco asombrado con la cabeza.
-Pues déjame decirte que todo está a nombre de mi familia, y a partir de ahora ya no tengo ni pertenezco a ese maldito de grupo de orgullosos alfas que se hacen llamar así, olvidaré que alguna vez tuve ...eso.- afirmó el alfa seriamente, haciendo caso omiso a lo que su corazón sentía, una gran lástima por esas personas.
Roger por el contrario lo miraba preocupado hace unos meses lo vio compartir muy feliz en su trabajo, todo estaba tan bien, nunca pensó que un alfa pasara algo tan grave para decir eso sobre personas que lo han criado con amor. El rubio quería hacer reflexionar sobre sus palabras no estaba de acuerdo que se dirija de esa forma hacia aquellos, tomó a su pequeño y lo acomodó de tal manera quedase cómodo antes de quedar rendido en sus brazos.
-Sabes cuando tenía cinco años, yo vivía en la ciudad en una pequeña habitación sólo éramos mamá y yo. Él salía a trabajar temprano y volvía muy de noche así que yo me quedaba en una guardería, ahí conocí lo bueno y lo malo.
Brian miraba atentamente al menor esa voz suave y ronca era muy adictiva, el menor no lo miraba a los ojos y sabía que era porque no se conocían del todo, pero parte de lo que le contaba era parte de su vida eso de alguna manera le hacía sentir afortunado, saber más sobre Roger, le interesaba saber más de él.
-Muchos niños no querían jugar conmigo porque era débil, no entendía cual era lo malo en eso, pero no me importó. Un día esos niños me hicieron una "broma" y me ataron a un árbol no comprendí cuál era el juego, pero mientras me lanzaban globos con agua gritaban diciendo que yo era un huerfano debilucho, que no tenía alguien que me amaba, solo porque vivía con mamá.
Roger no cambiaba su expresión era como si aún no le doliese, como si aguantara sentir ese recuerdo. De pronto sus ojos miraron fijamente al mayor y delicadamente tomó sus antebrazos para luego mirarle a los ojos. Por el contrario, Brian sorprendido no esperaba ese tacto, pero al escucharle entendió.
-Él ... mi mamá una vez fue rudo conmigo cuando una vez me perdí y me golpeó, pero aún así me amó, a pesar de las horribles condiciones que se encontraba cada vez que volvía al pequeño cuarto solo a abrazarme hasta quedarse dormido. Cuando crecí entendí, solo tenía a mi mamá, mi única familia fue mi mamá y lo amo aún si ya no está conmigo.
El silencio se tornó incómodo, Roger tenía la mirada en sus manos puestas en los antebrazos del contrario, los apretaba moderadamente para no lastimarle. Sin embargo, temblaban. No sabía el problema que le causaba tal odio, pero con lo que fuese, quería hacerle entrar en razón que por lo poco que su historia se significase para él, dejara de amar a sus seres queridos.
-Lo siento- agregó el rubio cuando dejó caer una pequeña lágrimal, sonrió un poco más para no hacer sentir incómodo al alfa- no quería ser tan escandaloso, contándote mis pesares, pero...- suspiró llevándo uno de sus brazos a sus ojos para secarlos.
-Cuando mi mamá murió la última vez, ese día habíamos peleado y no le pude pedir perdón, no sabes cuanto me arrepiento ahora.
-Descuida, yo lo siento también- mencionó Brian luego de estar un rato escuchándolo nunca pensó que algo tan triste saliera de sus labios, pero sabía cual era su intención del omega.- Pero no sé si pensar si esas personas realmente me han amado en toda mi vida, ni siquiera me criaron.
-¿A qué te refieres?¿También los ricos tienen grandes problemas?- preguntó Roger curioso, abriendo sus grandes ojos por curiosidad, tenía siempre la manía de pensar que la vida de un alfa era perfecta.
-No me creerías si te contara.- respondió Brian tenía tantas ganas de contarle, de que conozca más de él que no todos los alfas eran como el omega pensaba, no quería que esa noche terminara nunca, quería que esa noche fuera infinita.
-Me gusta escuchar- dijo Roger apartando sus manos y acomodándose en el colchón comodamente para estar atento, cerrando poco a poco sus ojos. Se lo imaginaba, ya eran altas ahoras de la madrugada.
Brian rió, se quedó mirando por un momento a Roger dormir, lucía tan dulce con su bebé al lado en la misma posición. La luna era perfecta en ese momento, desde la ventana alumbraba los alrededores del menor en su mente el ruloso sentía que era ella quien había bajado a aquel hermoso ángel que tenía en frente.
Esta vez no podía negarlo, ese omega era lo más bonito que habría visto en su vida, aunque antes trató de alejar ese pensamiento de que algún día le gustase algún omega. Lo quiso evitar, pero enfocándose en la pesada vida que llevaba Roger, esos ojos por más bonitos que sean contaban una triste historia que no quería que nadie supiese.
"¿Quién se atrevería a dañar a un omega tan hermoso como tú?"
Creo que me equivoqué en pensar que eso de enamorarse a primera vista no existía.
Toda la noche Brian no pudo dormir tranquilo, Yul constantemente fue a despertarlo preocupado por simplezas de sus niños, pero lo comprendía pues era primerizo. A penas pudo dormir algunas horas cuando escuchó algunos murmullos, al abrir pesadamente los ojos se dio cuenta que Yul ya no estaba en la cama, esta estaba muy bien tendida, al mirar por la ventana pudo ver reflejado en l cielo los rayos del sol, todavía no amanecía del todo.
Confundido, se estiró un poco y se levantó. Al bajar del pequeño pasillo, los murmullos se intesificaron y cuando llegó a la sala, la mesa estaba muy bien servida con algunos postrecillos en ella, pero solo en un lado. El resto de los omegas estaban alrededor, cuando o vieron acercarse se callaron y le saludaron amablemente, todo se veía esquisito.
-Es un desayuno de agradecimiento, todo esto es para usted.- dijo Jimmy, ya no sentía ese temor
-Huele muy bien.- exclamó Brian.
-Son los panqueques, yo los hice, son mi especialidad.-dijo Ori desde el otro lado de la mesa orgulloso de su trabajo- siquieres le puedes hechar miel.
-Si, héchale un poco de miel sabe delicioso con miel- agregó Iván alcanzándole un pote de miel.
Brian estaba a punto de tomar un primer bocado, sin embargo los omegas se dedicaron a mirarle y no había cinco platos más en la mesa.
-¿Ustedes no comeran?
Ellos sabían que en las leyes de alfas y omegas, el alfa debería dar el primer bocado cuando se encontraba reunido con alguien con mayor poder que uno. Jimmy, Ori, Yul, Ivan conocían esa ley y la respetaban a pesar de que con eso se rebajaban, pero era una norma muy estricta que inconsientemente ya la tenían en mente. Entre ellos se miraron, para buscar alguna manera que explicar, quisieron hace rcaso omiso, pero Ori se adelantó.
-Usted es alfa, debe comer bien. No se preocupe por nosotros nos alimentaremos, después.
El alfa se quedó estupefacto luego de escucharlo, el tampoco era tonto sabía sobre esas absurdas normas y no le parecía para nada correcto. Parecía como si ubiera retrocedido en el tiempo, no podía creer que eso todavía estuviera presente.
-¿Pero que están diciendo? Vamos prueben, está delicioso, no podré yo solo.
-No podemos, no estaríamos respetandolo si comemos de sus alimentos.- comentó Yul con sus pequeños desde el sofa.
-No es justo, Yul tienes a tus pequeños , tú y Roger alimentan a bebés, tienen que comer. Y ustedes necesitan fuerzs para trabajar.
Brian insistió tanto que por su cuenta partió por partes panqueque y lo separó en platitos alcanzando a cada uno. Sinceramente, los menores morían de hambre y al aceptarle deboraron con todo.
y se paró para alcanzarle a Yul. Iba a acercarse a Roger que no estaba en la mesa, pero estaba muy concentrado cambiándole los pañales a su pequeño que inquieto movía sus piernitas por querer gatear por doquier.
Todos ya estaban listos para ir a trabajar a excepción de él, cuando se dio cuenta que el alfa lo miraba, sonrió, con mano y parte del rostro lleno de talco, le saludó, sus cabellos estaban demasiado alborotados que le causó un poco de gracia.
-Déjalo sobre la mesa,ahora voy - dijo el menor tranquilo, tratando de ponerle algunos pantalones a Sora que al final no se dejó.
-Bueno nosotros nos iremos ahora se nos hace tarde, ¿Te quedarás? - dijo Jimmy levantándose de la mesa, estaba algo preocupado de que Brian se quedase en la casa con Roger o Yul, a pesar de haber entrado en confianza, tenía un poco de miedo a que broten sus bajos instintos de alfa.
-Gracias por todo Dr. Brian espero no volver verlo pronto-agregó bromeando.
-Jimmy ¿por qué eres tan grosero?-
-No quiso ser grosero, yo también le decía eso a mis pacientes del hospital, no quieres volver a verlos en esas circunstancias, a menos que se para visita.
La pequeña casa pronto quedó vacía, solo con dos omegas con hijos, Yul mecía a uno de sus niños mientras el otro dormía sobre la cama y Roger, en realidad no sabía donde se había metido, de pronto escuchó un llanto despavorido de Sora y luego un moviento rápido hizo que la puerta de baño se cerrara con fuerza.
Yul se preocupó del pequeño así que dejando a sus hijos totalmente dormidos rápidamente fue donde Sora. Estaba sentado en el sofá con la cara toda llorosa y en su mano un trozo de comida, a su lado el pedazo de panqueque sobre el piso con una primera mordida de lado.
-Ya pasó, calma, mamá tenía prisa, no quiso dejarte- dijo Yul cargando juguetón al niño que aún sollozaba, secando su carita, preocupado fue directo al baño con el niño en brazos. - Roger ¿Ha ocurrido algo? ¿Te sientes bien?
El ruido del grifo se cerró, pero no respondió. Dentro del baño el rubio se dispuso a contar un poco con sus dedos algo confundido. Sus ojos estaban fijos en sus dedos que de un golpe a la realidad dejó de hacerlo. A quien pretendería engañar, se miró al espejo y con una mano delicadamente la colocó en su pecho, sintió su corazón latir frenético, poco a poco fue bajando hasta llegar a su vientre. Bajó la mirada, el sabía, su cuerpo era sabio, sabía que debía adaptarse a las consecuencias de sus actos, nunca pensó que ocurriría, no tan rápido, tan de repente, justo cuando empezaba a enamorarse por primera vez, a conocer el amor y lo que bonito que podía llegar a ser.
"¿Qué me pasa?"
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