XVII

-Tu...

Roger se quedó absorto cuando su vista no se despegaba de él, su pulso estaba acelerado, pero no era porque se avergonzara en encontrárselo por tercera vez, sino que era extraño que apareciera  en las situaciones menos esperadas. Frunció el ceño tan pronto cruzó por su cabeza el recuerdo de la última vez que se vieron, no fue nada grato, el alfa que tenía enfrente fue muy grosero aquella vez, tildándoles de irresponsables y egoístas hacia él junto al resto de sus compañeros omegas, en su mente se repetían las mismas palabras que dijo ese día.

"¿Piensan que traer hijos al mundo es un juego?" 

Sintió una punzada en la cabeza tan pronto apartó la vista enojado sin responderle pensó que ese pequeño dolor fue por ese recuerdo que le hacía hervir la sangre pero luego otra punzada en su cabeza ocasionó que casi cayera de espaldas. Brian reaccionó rapidamete y lo tomó de la cintura quedándose anonado por las ducles feromonas que comenzó a emanar.

-Lo siento, no era mi intención- se disculpó Brian alejándose del menor avergonzado. Roger se soltó bruscamente y comenzó a toser enrojecido por el acercamiento repentino, sus feromonas lo ahogaban.

-Esa es una de los motivos por la que los omegas sin marca no están permitidos aquí, tengo una pastilla para que dejes de emitirlos.- dijo Brian rebuscando en uno de los aparadores. Al voltearse se acercó al menor, pero este por instinto evitó a que lo hiciera.

-No te haré daño, cada tres meses me inyecto un supresor muy fuerte para controlarme ante las feromonas de omega. Recibe esto, te hará sentir mejor.

-No es necesario, ya se me pasó, estoy bien -le rechazó el rubio dando media vuelta ignorándolo aún enrojecido, sin embargo no se esperó las palabras que escuchó a continuación. 

-Por favor aceptalo- insistió Brian importándole poco que se rebajara- Sé que la última vez que nos vimos no fue nada grata mi presencia y tampoco me disculpé de manera correcta, permíteme ofrecerle mi ayuda ahora en adelante a cambio del error que cometí hace unos días. Ofrecerles dinero de esa forma, no estuvo bien y...

-Espere- lo silenció Roger mirándolo por primera vez a los ojos, acercándose hacia Brian dejando de lado su temor. No quería admitirlo pero no podía negar que aquel médico era muy agradable físicamente, sus ojos de color avellana llamaron su atención al igual que su altura, era muy alto le llevaba casi dos cabezas por encima de él.

Quería reconocer que el de rulos trataba de ser amable ofreciéndole atención a Yul, sin embargo el rencor en su corazón aún seguía.

-No he venido para que me pida disculpas, el daño ya está hecho y espero que cuando Yul abra los ojos se halla olvidado de usted y lo grosero que fue con él.

Brian enmudeció, Roger solo le lanzaba una mirada letal para causarle temor y que notara lo rudo que podía ser a pesar de ser omega. Lo ignoró por un momento y se acercó nuevamente al omega que dormitaba, lo miraba a detalle resaltando sus ojeras bajo sus ojos como si todo este tiempo no haya podido dormir bien por las noches. Con una mano recorrió su rostro al ver rastro de lágrimas secas tratando de limpiarlas, notando las reciente  humedad en sus mejillas. 

El menor mordió sus labios por el nerviosismo de la situación, no sabía que hacer, ¿Cómo regresaría a casa?¿Su bebé ya habría comido?¿Habría traído suficiente dinero para pagar los gastos del hospital? eran tantas cosas que se le acumulaba en su cabeza, no le importaba tener en la habitación a un alfa pero de alguna forma esa presencia lo hacía sentir incómodo a tal grado de querer salir de esa habitación cada vez que escuchaba su profunda y melodiosa voz.

-Debe ser muy duro ser omega, amar a alguien que te promete muchas cosas y al otro día desaparece sin dejar rastro -habló Brian traquilo acercándose al menor, Roger levantó la mirada, volviéndose ante el mayor aún con el ceño fruncido, sentió un rencor horrible en su pecho al escucharle decir eso. 

Se sentía molesto el no sabía nada de lo decía.

-¿De qué está hablando? Usted es alfa y no tiene idea por todo lo que pasamos cada día.

Brian pudo apreciar una vez más ese ceño fruncido que de alguna forma le daba gracia verlo reflejado en un rostro tan delicado. Sonrió como respuesta para hacerle sentir algún tipo de confianza sin embargo el rostro de Roger no cambió.

-Este pequeño me lo contó- respondió Brian, tomándo la mano del omega en cinta. El ojiazul se sorprendió tras lo que dijo, quería seguir escuchandolo  para comprobar de lo que decía era verdad.

-Es un omega muy lindo no solo por su aspecto sino por la vibra que transmite cuando entablas una conversación con él, cualquier alfa caería rendido a sus pies pero no encontró mejor momento para enamorarse del hijo de la persona que lo prostituía. Era de esperarse que solo lo utilizara. Puede que esa sea la razón de su depresión constante.

Roger escuchó atento lo que el menor le había confesado, era muy delicado para Yul hablar de su pasado y esas cosas,  más aún si se trataba de un desconocido.

-Usted es médico, no debería hablar de sus pacientes.

-Él me dijo que te lo contara, quería que supieras el motivo de su depresión- se reincorporó el mayor dejando su tabla de apuntes en la mesita al lado de la cama.

-Entonces no debió preguntarme lo que le pasaba si lo sabía ¿Acaso se está burlando de mi?¿A qué quiere llegar con esto?- exclamó Roger alzando la voz al darse cuenta de la intención de aquel alfa.

-Te recuerdo que estas en un hospital no en un bar nocturno.- dijo Brian  cuando notó la furia que se formó en el contrario, pero el contrario se acercó hacia él rápidamente para encararlo cuando escuchó esas palabras insolentes. 

-¡No me molestaría darte otro golpe en tu horrendo rostro!- se exaltó Roger tomando su camisa. El ruloso sabía donde había rabajado antes y Roger notó su burla.

-Hazlo ahora mismo si eres tan valiente.

Roger pensó bien las cosas ¿Qué le ocurría? Miró a su alrededor, los omegas que descansaban en las otras camillas apartaron las cortinas para ver lo que pasaba y comenzaron a murmurar entre ellos al ver que se trataba del Doctor May pues para ellos era un médico noble, de carácter y sobre todo profesional en su trabajo, no sabían por qué discutía con un omega. Ellos a pesar de ser parte de su género sintieron temor ante la actitud que tomaba Roger, era muy prepotente.

El movimiento de las sabanas y los pequeños jadeos que se escuchó a su lado en la cama rompieron la tensión que se formó en la sala. El rubio soltó a Brian y se acercó al pequeño pelirrojo que comenzó a despertar.

- ¡Yul! ¿Estás bien? te prometí que te traería aquí- exclamó Roger apartándole los mechones rojizos que caían sobre el rostro del menor mientras trataba de ver mejor pues la luz lo cegaba.

El pelirrojo aún estaba somnoliento, recordaba poco lo que pasó se asustó mucho cuando vio a otros omegas alrededor pero al reconocer al rubio no dudó en abrazarle con fuerza y no pudo evitar preguntar.

-Mi bebé ¿Cómo está mi bebé?- preguntó  el menor tocándo su estómago grande alterado recordando el dolor que sintió hace algunas horas. Roger trató de relajarlo para decirle lo que pasaba pero Brian se adelantó.

-Pude detener la hemorragia interna, si no te hubiera atendido a tiempo tal vez hubieses perdido a los bebés. No puedo confirmarte si aquí en adelante tu proceso de gestación estará del todo bien. Tu útero es muy pequeño para tener a dos embriones pero eres un caso muy interesante y particular que el cuerpo de un omega como tú se haya adaptado y tenga tanta lucha de insistir en conservar dos vidas ahí.

Yul se quedó helado tras esas palabras, no supo que decir, sentía su corazón en su garganta y su mente no procesaba nada de lo que decía pero lo que menos quería era llorar de nuevo. Roger desvió su mirada hacia a Brian después de lo que dijo, no le permitió hablar luego de que le preguntase como se encontraba el pelirrojo, el también se sorprendió. Sin embargo no se esperó tal actitud de Yul en reincorporarse y dirigirse a Brian.

- Doctor May ¿es cierto lo que dice?- tartamudeó el menor con temor. 

Al llegar a la sala del hospital Yul había entrado en un fuerte pánico al encontrarse solo con alfas, la mayoría se negó a atenderlo y solo estuvo Brian y un médico en su ayuda. Comenzó a llorar cuando le despojaron de sus vestiduras para colocarle una bata haciéndole recordar horribles situaciones por las que había pasado, Brian para demostrarle que no le harían daño le dijo que le contase algo bonito que nunca más le hubiese sucedido y así fue que el menor se calmó, con los ojos cerrados contó el momento más feliz de su vida, cuando conoció a su primer amor y de ese amor pudo engendrar vida.

-¿Voy a te-ner dos bebés?- se preguntó el mismo procesando lo que acababa de suceder. 

Brian se acercó un poco asustado al ver que Yul no creía aún lo que le dijo temiendo a que entrara en shock ¿acaso no lo sabía? Sin poder emitir una palabra el pelirrojo se abalanzó y abrazó con todas sus fuerzas al alfa tomándolo por sorpresa. Roger se quedó absorto y casi rompía en risa al ver tal momento, un pequeño omega teniendo atrapado en brazos a un alfa de casi dos metros.

-¡Muchas gracias doctor May!, yo no sé cómo lo hice, yo..yo solo me imaginé con un solo bebé ,pero ¿qué pasó?- siguió tartamudeando Yul evitando llorar. El mayor se alejó de él sin antes de felicitarle a él también y tomando asiento le comenzó explicar con paciencia por el proceso que recién acaba de descubrir, dejando en el olvido la situación incómoda que Roger le hizo pasar.

Brian sabía que muchos omegas no tenía una buena educación, no terminaban la escuela y no era de extrañar que muchos no supieran como es que se forma una vida. Al contarle se distrajo un momento al ver a Roger, bajó la vista repentinamente cuando vio que lo miraba, supo que no debería estar ahí y era mejor esperar afuera.

Antes de salir el rubio se fijó en el ruloso su manera de hablar y entablar la conversación con Yul con tanta confianza transmitida por esa maldita sonrisa que decía más que mil palabras que todo iba a estar bien, aquel alfa que observaba tomaba su trabajo con tanto amor a todo aquel que atendía sin importar su género. Sin embargo el pasado de Roger provocaba a que solo tuviera un  pensamiento sobre los alfas que conoció y los que iba por conocer en un futuro que ellos no veían más allá a un omega como un pedazo de carne a quien devorar.

























Roger salió de la habitación en silencio para no interrumpir, se sentía de más estar ahí escuchando la larga charla del Doctor May hacia Yul de cómo había adquirido gemelos. Cerró la puerta evitando hacer ruido, se asomó al gran ventanal de a lado donde tenía vista de casi toda la ciudad, las miles de luces de la ciudad y el cielo oscuro.

 Sabía que esa noche no llegaría a casa  tenía que cuidar al pelirrojo, no podía dejarlo solo hasta que le dieran de alta. Miró al horizonte en dónde los edificios terminaban para tratar de ver la pequeña aldea de omegas que se escondía a lo lejos. Imaginaba como estaría Sora, nunca antes había estado un día entero despegado de su bebé ¿Habría tomado su leche?¿Estaría durmiendo ya? Sentía una punzada en su corazón cada vez que recordaba su carita llorosa.

El lloriqueo de un bebé lo hizo salir de sus pensamientos, como si estuviera hipnotizado se dejó llevar por el ruido. Caminó hacia donde le ruido llegaba, deteniéndose en una sala muy bella. Era una vitrina enorme que lo separaban de él y vió unas diez incubadoras donde almacenaban a recién nacidos. Se apegó a aquella vitrina quedándose viendo a una doctora que colocaba dentro a un bebé recién nacido, escribiendo su nombre en una pulsera rosada que llevaba el niño en su muñeca.

La escena que contemplaba era hermosa, le hizo recordar el llanto de Sora cuando nació a pesar que vivía ese tiempo en la ciudad, le negaron la entrada y entre en medio del dolor tuvo que regresar a casa, dándole la bienvenida al mundo en su cuarto de baño. Tal vez todo hubiera sido distinto si hubiera tenido algún alfa a su lado, como todos los omegas marcados en la sala que habitaba Yul, aquellos que habrían encontrado el amor o los desafortunados que no tuvieron tiempo en escoger y se le era designado quién sería su destinado, cada omega era un baúl de secretos que guardaban en su corazón. 

Roger decidió volver al cuarto de su amigo luego de pensar tanto, pero el hospital era como un laberinto. Sabía que era peligroso estar solo y sin evitar a temerle a nada siguió su camino por los largos pasillos de regreso. Sumergido en sus pensamientos  una voz que no escuchaba hace mucho se hizo presente.

-¿Roger?¿Eres tú?

¿Quién lo reconocería en aquel lugar? El rubio se volteó confundido encontrándose con un castaño que nunca pensó volver a ver. No se movió de su lugar, estaba temeroso, no sabía que decirle y ni por qué había salido de la ciudad.

-No pensé volver a verte.- habló con nerviosismo el omega bajando la mirada al ver el rostro del mayor entre molesto y emocionado al mismo tiempo.- Me extraña encontrarte aquí...Después de mucho.

El contrario quería comprobar que no era un simple espejismo y corrió para aferrarse al menudo cuerpo de Roger tomándole por sorpresa. Quería creer que en serio era él, lo tomó del rostro y le hizo mirarle a los ojos, el rubio suspiró con miedo por la terrible mirada que ahora lanzaba Robert hacia él, pero el castaño al ver el temor en sus grandes ojos azules besó su frente y parte de su rostro varias veces creyendo que ahora si era él. El omega que tanto había buscado hace meses y había atrapado su corazón desde el primer momento que lo vio.

Roger no entendía lo que pasaba por su mente, no imaginaba verlo una vez más. Sintió parte de culpa cuando notó en el mayor lágrimas caer, por no haberle dicho que no estaría más en la ciudad, ni a su lado.

-¡Es que eres un maldito, no sabes cuánto te he buscado!- exclamó Robert dejando de besarle para sonreirle y verle a esos ojos que tanto extrañó.- ¿Cómo estás?¿Por qué estás aquí?- preguntó inquieto toquetando cada parte de su cuerpo pensando que se habría causado algún daño.

-Estoy bien solo vine por una emergencia. No te preocupes por mi.- añadió Roger tomando las manos que apretujaban sus mejillas.

-¿Es por tu bebé?¿Le ha ocurrido algo?- preguntó con agustia Robert tomándolo del rostro, Roger para responderle se alejó de forma disimulada de él pues su repentino acercamiento después de tiempo le incomodaba. 

-Sora y yo estamos bien, no pasa nada.- el rubio apartó la mirada mordiéndose el labio nervioso.- Estoy aquí por un amigo.

Robert lo miró desconcertado pensó tal vez que se tratase del padre de Sora, pero ignoró la idea cuando recordó de quién se trataba. Estaba de alguna forma celoso por ese "amigo" que Roger mencionó. Sin darse cuenta su rostro reflejó enojo e intriga de saber de quién se trataba, siendo percibido por el omega.

-Mi amigo es omega va a tener bebés pronto.- dijo Roger sonriéndole para que se tranquilizara no quería generar malos entendidos y preocupaciones en alguien a quien se había ganado su confianza.

Robert sintió un alivio recorrerle el cuerpo, no sabía si todo este tiempo había conocido a alguien más, la cinta en su cuello se lo impedía ver. Estaba feliz de tenerlo aquí pero Robert quería saber donde pasaría la noche, era muy tarde y al alfa no se le ocurrió otra forma para descubrir dónde recuperar el tiempo perdido con él a través de una amena charla.

-Entiendo, entonces ¿Qué haces por aquí solo? ¿No deberías estar acompañándolo? Recuerda que estamos en un hospital, la mayoría de los doctores son alfas no querrás que te hagan daño- le cuestionó con doble intensión.

-Verás, el doctor que cuida de Yul se encuentra en una sala donde hay muchos omegas, la mayoría son marcados a excepción él, pero aun así que no creo que le haga daño- explicó Roger aunque pensaba lo contrario no queriendo preocupar al castaño ruloso, pero la curiosidad le invadía - El que debería estar preguntando soy yo. Robert ¿Por qué te encuentras aquí?Si no hubiera pasado tanto tiempo desde la última discusión que tuvimos, recordaría lo que me dijiste y no estaria hablando contigo ahora.

Sin escuchar la primera palabra que mencionó el rubio, pues la vida de su amigo en cinta le importaba de menos, el mayor empezó a reír al escuchar que  le empezaba a cuestionar, había pasado mucho luego de ese problema. Le encantaba aún ese Roger que tomaba el control de las cosas.

-¿No te pone feliz verme nuevamente? No deberías preguntar. La última vez no querías ni verme ¿Verdad? ¿Me extrañaste al menos algo? No fui claro al parecer, todos estos días te he estado buscando, me preocupas Roger. Nunca me dijiste que te habían desalojado, te hubiera podido ayudar sin tan solo ...

-No quise decir eso, es solo que... fue complicado continuar en ese trabajo,  los clientes me ofrecían mucho licor y como verás sigo alimentando a Sora, además desde que la última vez... que pasamos la noche juntos... yo no he podido, ya sabes... - bajó la mirada incómodo, el contrario con una mano sostuvo su rostro y no apartáse los hermosos ojos que tenía en frente.

Robert entendió al instante lo que trataba de decir, por dentro estaba feliz que ningún alfa haya tocado lo que había sido suyo alguna vez, pero al mismo tiempo no podía evitar sentirse culpable de no estar al pendiente en sus necesidades sabiendo que este chico no poseía los recursos suficientes para mantenerse el mismo y su bebé.

-Eso es lo que menos importa ahora ¿no crees?- sonrió Robert para que dejara la verguenza de lado- Te dije que me llamaras si alguna vez lo necesitabas, no me dijiste nada la última vez.

- Es muy dificil tratar con un bebé, tenía tantas preocupaciones en la mente que en realidad no quiero ser un estorbo ¿Sabes?

-Nunca lo hiciste y tú lo sabes muy bien te insistí tantas veces el último día que te vi hasta el punto que te enojaste- le recordó enfatizando cada palabra mencionada, estaba tan exasperado al ver la vana reacción del rubio que sin pensarlo lo tomó de la cintura, bajando poco a poco la voz. 

-¿La última vez que nos vimos? No entiendo por qué actúas así fuiste muy cruel conmigo, tus palabras no fueron las adecuadas, dijiste que no llegaría lejos de esa forma y te hice caso, no sabes cuantos días caminé para conseguir trabajo y sabías lo difícil que es conseguir uno siendo omega- se exasperó Roger al recordar ese momento.

-No lo dije de esa forma, traté de abrirte los ojos ante la realidad, si tan solo hubiera insistido mucho más hacia ti, tal vez no hubieras sufrido- le dijo acercándose a él mirándolo a los ojos.

-¿Estar contigo?- intentó hablar Roger mirando a los lados del pasillo donde se encontraban, para alivio de él no había nadie a los alrededores, sin embargo, la situación de su amigo junto a lo que Robert trataba de recordarle lo sofocaba de tal manera que sentía su corazón oprimirse, no quería voltear al pasado, no quería voltear la página ni un milímetro, pues lo llevaba a tal punto de sentirse débil y querer soltar lágrimas de sufrimiento.

-Robert, no quiero ser un estorbo para ti...

-Quién pensaría que esa iba ser la última vez, la última noche juntos.-Robert ignorando su casi desapercibida negación procedió a rozar sus labios contra su oído al mismo tiempo bajando sus manos desde su cintura hacia sus redondos glúteos que se estremecieron ante su tacto amasándolos.- Yo pude ser tu única sálida para que dejaras de sufrir

Roger no pudo evitar enrojecer. No estaba listo para esa declaración, todo era tan repentino

-No quiero seguir después de todo lo que haz mencionado-intentó hablar el rubio sintiendo sus lágrimas caer- No quería hacerlo, no quería recordar esas épocas tan tormentosas, solo no hablemos más de eso, por favor. No quiero mirar atrás, no quiero pensar en ese omega que se prostituía para pagar deudas y tener algo que comer. Es por eso que no te busqué, porque quiero olvidar mi pasado.

Al girar su rostro, Robert se dio cuenta de sus ojos azules que brillaban mucho más hasta alcanzar ver las lagrimas que resbalaban lentamente- Esta bien, no hablemos más, pero no llores ¿Esta bien? No quiero que llores, malograrás tus bellos ojos- con sus manos le limpió las lágrimas de sus mejillas ya sonrojadas.

-Entonces, no hablemos más- como si no fuera consciente donde se encontraba Roger se abalanzó hacia el más alto rodeándolo con ambos brazos, generando que se sorprendiera- Hazme sentir como si realmente me hubieras extrañado.

Asegurándose que nadie los viera Robert no dudó y procedió con su faena, tomó a Roger nuevamente de sus orbes que lo esperaban ansiados de más hacia sus labios, esos labios que tanto extrañó, mientras que el menor se apegaba a él para profundizar el beso, con fuerza arrugaba su camisa hasta el punto de querer romperla. Calor era lo único que ambos podían sentir en ese momento junto a un deseo indescriptible. 







Jimmy paseaba con Sora en brazos mientras lo acurrucaba para hacerlo caer en sueño. El pelinegro le apartó mechones de cabello plateado de su pequeña frente mientras lo miraba con preocupación su carita estaba rojiza y caliente de tanto llorar, desde que Roger se fue junto a Yul no dejó de llorar, le hacía falta las feromonas de su madre omega y no dejó de hacerlo cuando a Ori se le ocurrió la gran idea de recostar al pequeño con una de las prendas de Roger. 

Para Jimmy no fue fácil controlar toda esta situación, tenía a Ivan que había entrado por primera vez en celo en una de las habitaciones, al bebé en brazos llorando y  por otro lado a Ori que después de ayudar a Sora se encerró en su habitación aún enojado y con la culpa que lo carcomía, no salía hace horas de ese cuarto.

Al ver que el bebé se había quedado completamente dormido subió a la segunda planta donde dormía Roger, lo recostó en la cama haciendo una clase de nido con toda clase de polos, pantalones del rubio que encontró alrededor del niño para que sus feromonas lo tranquilizasen y hagan parecer que su madre estaba presente.

Sintió que el alma le volvía al cuerpo cuando cerró la puerta de la habitación con cuidado. Sus brazos estaban entumesidos por cargar toda la tarde a Sora y lo único que quería era irse a dormir, era muy de noche y no daba para más. Se dirigió a darse una ducha, al terminar fue a su habitación para recostarse cuando escuchó un debil alarido de Iván al final del pequeño pasillo de la casa.

No tuvo otra alternativa de ir por él, estaba entrando en su primer celo y había muchas cosas que aún no conocía y eso causaba algún tipo de temor. Abrió la puerta encontrándo al pequeño Ivan desnudo entre las sábanas tiritando fuertemente.

-¡No puedo dormir así!¡Es horrible!- gritó el pequeño mientras trataba de cubrirse con algunas sábanas a húmedas por la transpiración y demás fluidos que expulsaba su cuerpo virgen-¡No quiero esto!¡No quiero ser un omega!¿Por qué necesitamos que alguien nos haga daño para que esto pare?

Jimmy se acercó con algunas sábanas limpias y las cambió mientras lo escuchaba le dolía el corazón expresarse así, su cabeza no daba para más, estaba preocupadísimo por todo lo que había pasado ese día, el incidente en el auto y la actitud indiferente de Ori. Estaba tan estresado que lo único que quería era ponerse a llorar.

-Tu no tienes la culpa de ser así Ivan, no sabes lo que dices- trató de calmarlo el pelinegro sin mirarle.- Mira el lado positivo Yul va tener un bebé, él es omega, ¿no es hermoso?

Iván se giró sin responder, aún temblando

- ¿Solo existimos para tener bebés?

-No quise decir eso, tenemos más propósitos que cualquier alfa o beta, solo que la vida nos puso el camino más dificil para ser más fuertes- se acercó al lado de Ivan que comenzó a llorar- No llores arruinarás tu bella cara- rió el ojiverde mientras con un trapo limpio secaba su cuello y rostro.

Jimmy no supo que responderle, solo lo dijo para tranquilizarlo, comprendía su actitud, la primera vez de un omega no era nada fácil entender pero la vida había dejado en claro a muchos de ellos que solo vivían de eso, procrear y ser pertenencia de alguien con más valor que un omega.

 Ivan aún tiritaba de calor pero de a poco fue cerrando sus ojos mientras el pelinegro lo admiraba,un hermoso niño de trece años que emanaba profunda tranquilidad e inocencia en su rostro ¿Por qué Ori no es un poco como Ivan? se decía a si mismo Jimmy cuando terminaba de secar su cuerpo de sudor. 

Al terminar quiso regresar a su habitación pero antes pasó por la habitación de Ori, pensó que tal vez era el berrinche de todo niño en su adolescencia luego de hacer algo mal. Sin embargo no lo vió salir de ahí desde que terminó de tranquilizar al bebé. Estaba preocupado, no estuvo al pendiente de él porque tenía que atender a un omega en celo y un bebé.

A pesar de su cansancio preparó un poco de comida para Ori, no había comido en todo el día y eso le preocupó. Tocó debilmente la puerta de la habitación para obtener respuesta pero no la obtuvo así que se limitó a hablarle a pesar que le ignorase. Pasó unos minutos tocando y no obtuvo respuesta.

-Es tu platillo favorito- dijo acercándose a la puerta con una bandeja de comida, el silencio siguió permaneciendo. Jimmy se retracto a seguir insistiendo y lo mejor era irse a dormir

-Sé que el golpe que te di ayer no fue la manera correcta para corregirte- dijo debilmente asomándose a la puerta.- No debí hacerlo y me arrepiento de ello, pero te quiero tanto que quiero lo mejor para ti. 

Jimmy se quedó uno segundos para ver si Ori se retractaba pero no ocurrió, quiso alejarse cuando una brisa de aire frío desde la habitación salió, el pelinegro estaba confundido, las ventanas de la habitación estaban abiertas. Ori no estaba durmiendo aún o quizás...

-¿Ori?¿Estás ahí?- golpeó Jimmy asustado cuando pensó algo que temía que pasara- No estoy jugando ¡Contesta ya!

Con la furia arremetida de las ocurrencias de ese pequeño omega aflojó la cerradura del pequeño cuarto cuando vió en una de las camas un monton de ropa cubierta con una sábana y las cortinas de las ventanas flotaban en el interior. 

Había escapado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top