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-¿Y si mejor cancelo el viaje?- se preguntó así mismo desesperado caminando de un lado al otro mientras mecía en su hombro a un pequeño rubio de seis meses  mientras trataba de sacarle el aire para hacerlo dormir.- He pasado poco tiempo con ustedes pero lo sentí como si fueran años. Mi vida ¿tu mamá habrá olvidado como cuidarte?

- No quiero alejarme de ustedes.- separó de su hombro a Sora para apreciar su carita. El nene lo miraba con sus enormes ojos y su boquita abierta mientras babeaba. Cuando terminó de hacerle eructar fue por un chupete y se lo puso. Se dirigió al baño, llenó una pequeña tina con agua tibia y ropa limpia para darle una ducha antes de llevarlo a casa.- ¡Es que eres el bebé más lindo del mundo!

Hace años Freddie trabaja en la industria musical, desde que supo que no podría engendrar al descubrir que era beta ya no quiso ahogarse en la tristeza profunda  aquella noticia ocasionó. Tiempo después descubrió el canto y la música como salida de esa depresión contenida  . Se volvió tan aficionado que cantar se volvió su pasión  y quería hacerlo toda su vida.

Su voz era tan peculiar y hermosa que no dudó trabajar en ello a pesar lo difícil que iba ser sacar un poco de dinero . Tenía un buen equipo de trabajo. A pesar de ser solo tres personas, el moreno destacaba por ser tan espontáneo y libre en escenario de cualquier bar o lugar en donde se presentaban. Su popularidad se volvió mayor cuando fue contratado a cantar en un bar muy famoso por alfas. Desde ese momento no duda que su mayor sueño es ser un cantante famoso algún día

Aunque todo eso no completaba su felicidad. Estar solo no era nada favorecedor. Había tenido un sin fin de parejas pero sabía que solo se acercaban para sacar provecho de la poca fama que tenía. Haber conocido a Roger fue lo mejor que le pudo haber pasado en el mundo cuando más lo necesitaba. A Roger le agradaba Freddie porque tenía un corazón muy noble y se llevaba muy bien con su bebé, se preocupaba por él como si fuera su madre y le reprendía de muchas cosas que cada vez descubría algo de él aunque fuesen pasadas. Por otro lado Freddie se había convertido en su confidente, descubrió en la vida de Roger un sin fin de cosas que no dudó en protegerlo y ayudarlo en lo que más necesitara. La no tan larga diferencia de edad de seis años y el medio año que compartían juntos no impedía a que no se llevasen tan bien.

La vida a veces pone decisiones difíciles en las que tomar, no sabes si dejar escapar esa oportunidad porque no sabes cuando puede otra puede volver o quizás nunca. Hace un mes en uno de los pequeños conciertos en las que interpretaba el moreno, se hizo presente uno de los gerentes de una de las industrias discográficas más grandes. Se hicieron pasar desapercibidos haber si algún concertista lograra de llamar su atención. Freddie fue el punto de atención ese día y al finalizar la presentación se contactaron con él. Se encontraba muy feliz de haber por fin poder alcanzar un sueño y lanzar un disco era uno de ellos, ya se imaginaba volar por todo el mundo emitiendo conciertos y lanzando disco tras disco exitoso.

La luz de su felicidad se apagó de repente cuando supo que aparte de su trabajo como cantante se multiplicaba por otro que era cuidar a un bebé y la de un chico quién juró proteger. La noticia era muy grande para el, estaba muy seguro que jamás se iba a repetir. Sentía encontrarse entre la espada y la pared. ¿Dejar solo a su amigo y a su bebé para irse a cumplir un sueño?¿Sería muy egoísta de su parte?

Todas esas preguntas lo aturdían en su cabeza por casi dos semanas que no lo dejaban dormir algunas noches para largos momentos de reflexión y en lo que pensaba hacer. Él había aceptado el contrato sin pensar por la emoción del momento pero no recordó que tenía al cuidado dos responsabilidades más.

-¿Cómo se lo digo a tu madre? .- se acercó a la cuna y reposó a Sora acomodando sus pequeños mechones rubios que comenzaban a crecer, cuando estaba a punto de apartar su mano el pequeño atrapó uno de sus dedos y lo apretó con fuerza. Aún estando dormido acomodó lo que atrapó y lo acercó a su carita como si buscara calentarse en protección. No pudo evitar mirar esta escena porque sus ojos ya estaban abundando en lágrimas que recorrían desde sus mejillas hasta llegar al suelo como si fuesen borbotones de alguna lluvia torrencial. Le dolía y mucho.

-¡No quiero dejarte mi niño!




-¿Estás seguro de esto Rog?.- Freddie se secaba las lágrimas al contarle la noticia de su enorme éxito. Estaba muy triste pero tenía que aceptarlo.

-Fred no queremos ser impedimento para que no cumplas lo que sueñas.- le dolía que la única persona con que había formado casi una familia se tendría que ir de su vida.

Roger sabía en qué trabaja Freddie y lo mucho que amaba cantar. Sabía que ese día tarde o temprano llegaría, el tampoco quería ser egoísta. Ambos un día llegaron a sus vidas y llenaron ese vacío que fácilmente complementó en una hermosa amistad.

-Si quieres yo puedo cancelar el vuelo renuncio a todo. Lamento por no cumplir la promesa de siempre protegerte. - soltó llorando Freddie mientras trataba de secarse las lágrimas. Roger acercó sus manos a su rostro y las limpio delicadamente. Era consiente que el no tenía la obligación de cuidar de él podía hacerlo por sí mismo aunque el moreno pensara que aun era un niño. Un niño cuidando de otro.

-No lo hagas. -mencionó Roger calmado- Tu llenaste el vacío que tenía por estar solo en este mundo cruel no sé si yo también lo habré logrado. No sé cómo agradecerte por todo lo que haz hecho por mi y mi bebé. Te lo agradezco tanto. - las palabras no eran suficientes para el rubio. Sabía que si Freddie se iba quedaría nuevamente solo con Sora sin ningún rumbo a dónde ir ni que les depare el destino. Salir adelante por su propia cuenta y darle lo mejor a su criatura.

Al no aguantar las lágrimas se abalanzaron en un fraternizo abrazo lleno del amor más puro entre amigos que cuidaron uno del otro.

-Sora y yo estaremos bien.- susurró.- prometiste protegerme- sollozó. - Sabía que eso no se cumpliría porque sabía muy en el fondo que algún día de este llegaría. Te vas convertir en una leyenda yo lo sé. Tienes tanto talento Fred, te admiro tanto, que necesitas seguir y saltarte de todas las piedras que se crucen en tu camino. Yo no quiero ser esa piedra. Al contrario si tu estás feliz yo también lo estaré. Eso si te lo puedo prometer. Te amo mucho Freddie

-Oh! Roger! - Las palabras que mencionó el rubio fueron tan directas a su corazón que sintió que ya no aguantaría de tanta dulzura que escuchaba.-No digas eso, guarda esas palabras para quien sea digno de ganarse ese corazón tan lindo que llevas.

-Nunca pasará, yo renuncié a tener una relación hace mucho- lo miró con calma sonriendo bajo- ¿A quién se le ocurriría tomarme como compañero?- rió - Mírame, solo soy un omega abusado que vive bajo la miseria  y trae consigo una criatura.

- Es por es que daré lo mejor de mi y seré una estrella que brillará junto a ustedes. Aunque esté lejos te prometo que trataré de ayudarte.

-No digas promesas que pronto olvidarás- sonrió.- No soy una estrella Fred, solo soy un bebé que cuida de otro bebé. - recordó  las primeras que Freddie dijo cuando se conocieron.-Tu lo dijiste.

-¿Un bebé que fue abusado y hace cualquier atrocidad para salir de la penuria?.

Lo más triste del mundo son las despedidas

Una de las cosas más tristes de la vida es decirle adiós a una persona que no quieres que se vaya. Aunque duela, llega el momento donde se debe dejar que todo siga su camino, donde es mejor no forzar nada. El adiós es muy corto, pero la amistad que tenían era para siempre.

Adiós no significa siempre el final, es solo esperar que el destino tenga ganas de juntarlos pronto.

-Ahora somos solo tu y yo, Sora.





El ambiente se tornaba pesado comenzaba a hacerse lento al pasar la reja que dividía ambas sociedades. Pasar por las pequeñas casitas y alguno que otro pasillo estrecho lo hacía marearse. Roger tomó la decisión de retornar a la pequeña casa que alquilaba. Estaba decidido a hacer las cosas por su propia cuenta igual como Freddie lo hacía sin complicaciones, pues el tenía la ventaja de ser un beta. Quería evitar lo menos posible pensar que su genero le iba a impedir a que siga adelante. 

Gracias a los cuidados que le dio Freddie a Roger dejó descansar su cuerpo por un tiempo debido a los problemas que empezó a sufrir sus partes intimas por  prostituirse seguido, algunas noches  hasta casi una noche entera. Nunca le había sucedido antes pero tenía la impresión que eran alguno de los síntomas del post parto ya que los omegas al terminar de tener un cachorro su cuerpo se contrae y cierra  porque no está preparado para  recibir algún otro intruso al tener recientemente uno. 

 El dinero que le había brindado Freddie en un noble gesto antes de irse no duraría mucho ya que gastaba mayormente para los cuidados de su nene. Sora de un bebé pequeño se había vuelto un bebé "gigante" según Roger pues habían pasado seis meses. Se volvía cada vez un poco pesado tenerlo en brazos es por eso que gastó un poco en comprarse un reboso para trasladarlo puesto que cada mañana salía a conseguir a trabajo y regresaba a altas horas de la noche sin suerte.

Cada día  el dinero volaba en pañales y alimentos y cosas pendientes de casa aunque casi nunca paraban allí. Era un dolor de cabeza volver sin haber conseguido nada de suerte. Regresaba cansado de tanto caminar con el sueño de querer dormir en paz pero sin la fortuna de conseguirlo ya que Sora despertaba cada madrugada a llorar a gritos. Desde que dejó de dormir en la cómoda cuna donde pasaba la mayor parte del tiempo a pasar al viejo colchón cama que compartía, era muy incomodo para este testarudo bebé.

Los seis meses de Sora fueron insoportables para Roger debido a que comenzaban a crecer sus primeros incisos. Darle de comer cada mañana, tarde y noche eran una tortura así que decidió cambiar su hábito alimenticio en darle carbohidratos triturados. Ya lo había hecho antes pero por la aparición de sus primeros dientes  sólido que daba de comer lo escupía. Se conformaba por comer papillas y pota, pero los lloriqueos de madrugada por hambre no paraban. 

Había varias noches en las que se preguntaba que es lo que se había hecho mal para que llorara casi seguido. Dolía en el alma verlo llorar de esa forma e intentar calmarlo le era muy difícil por la deficiencia de comida uno de esos días no tuvo leche. Por esas razones con el nene en pleno llanto salía de su casa a dar una vuelta para que se calmase. 

-¡Calla a ese mocoso maldita sea! Hace dos hora que no para.- ya se estaba acostumbrando a recibir los golpes de la puerta y las reprimendas de los vecinos a esa hora, con el cansancio que vivía ni ganas le daba para responderle.

Estaba muy agotado de vivir de esa forma, sin empleo, casi sin comida y por poco sin casa porque no tenía con qué pagarla. No tenía sentido seguir caminando por las mismas calles para  saber si alguien le conseguía trabajo, con un niño en el pecho, nadie lo haría. Uno de sus más grandes miedos se cumplió una noche lluviosa cuando regresó de su largo viaje para conseguir empleo. Vio a lo lejos una ruma de cosas que reconoció al instante. 

-¡No!¡No!- asustado corrió en dirección a todas sus pocas  pertenencias que se encontraban fuera de la pequeña casa. -¡Debe ser una broma!¡No pueden echarme así!- trató de acomodar todo para que no se mojasen con la lluvia.

-Pues no lo es- respondió un tipo a sus espaldas- Dos meses sin pagar nada y por todos los reclamos que recibo todos los días gracias a tu engendro.

 Estás fuera Taylor.








-¿Por qué tan solo?¿Acaso el papi de tu bebé solo te cogió y se fue?- Escuchaba las risas de dos tipos que lo seguían hace algunos minutos al cruzar debajo de un túnel casi oscuro para protegerse de la lluvia. 

Habían pasado cinco horas sin saber a donde ir, ni donde hacer dormir a su bebé. Estaba cansado. No tenía fuerzas para seguir caminando. Sin embargo, al escuchar a esos dos hombres detrás de él lo ponían en alerta. No miró hacia atrás ni les hacía caso pero al percatarse que lo comenzaban a seguir caminó un poco más deprisa.

-¡Hey!¡No te hagas el difícil!¡Puta!- el sonido de los pies sonando detrás en los charcos húmedos de lluvia lo hacían temblar. Tanto era su temor que comenzó a correr, rogaba en su mente que el túnel terminase.

-¡Sabemos quien eres, trabajas de puta en ese hotel de riquillos! Nunca nos dejaron ingresar a ese lugar de mierda por no tener dinero. ¡Solo queremos comprobar si eres tan bueno como se rumoreaba!

Sin escucharlos siguió corriendo con dificultad para no incomodar a Sora y una mochila que llevaba en espalda. "Otra vez no, no por favor" las lagrimas pronto descendieron, el camino se volvió nubloso y cayó  estrepitosamente al suelo. El llanto potente del ser entre sus brazos se hizo presente por el impacto resonando por todo el túnel. 

Parecía imposible pero salió de ese macabro túnel escabulléndose en entre los matorrales y las plantas de la salida. Su ropa se manchó de lodo frondoso que había ocasionado la lluvia con la tierra, pero no le importó con tal de salvar su vida y la de su pequeño. Cubrió su boquita para que pasaran desapercibidos y lo logró. Un gran susto que se llevó aún le temblaban las manos y las piernas.

Llegó por fin a la fila de allegados de personas abandonadas por sus familias o habían formado una  vida en la calle. La fila no era muy  larga ya que eran altas horas de la noche. Por tener un niño en brazos lo hicieron pasar primero. El lugar era estrecho pero caliente para pasar una o más noches, en la entrada una mujer le dio un número de habitación. Cuando llegó se lanzó al colchón que se encontraba tendido en el suelo. Roger cambió sus prendas por unas secas 

Dejó a Sora a un lado cómodo para que durmiera pero el pequeño vivaz se desprendió de su cómodo rebozo y gateando fue directo a su pecho sabía donde se encontraba la comida le era fácil encontrarla como si buscara un tesoro. Roger no dormía por la incomodidad en sus pezones siendo mordidos por su pequeño. Miró a este y con ternura acarició su rubia cabellera.

-¿Tuviste un gran susto mi cielo?- los ojitos de Sora estaban rojos por tanto haber llorado. El nene gimió en respuesta a su pregunta sin despegarse de él. 

Ese encuentro en el túnel le trajo el recuerdo antes de que su hijo llegara a su vida. Ese día también fue perseguido pero con la mala suerte de ser atrapado y abusado. Todavía recuerda ese día como si hubiera sido hace unas semanas, todavía recuerda el rostro del hombre que lo violó. Cada vez que miraba la cabellera rubia un poco más clara que la de él sin llegar a ser alvino, lo recordaba y quería golpearse así mismo por traer esas memorias nuevamente. No le importaba que haya sido de su vida, si haya tenido otro hijo, si haya conseguido un compañero. Si se lo encontrara nuevamente las ganas que tendría de abofetearle en la cara por perjudicarle su corta  vida que vivía ahora aunque antes de esa ya era miserable con prostituirse.

Después de tanto pensar no sabe cuando quedó profundamente dormido junto al bebé en el pecho. La lluvia paró y el cielo de pronto desprendió el glorioso sol. Las succiones de Sora lo despertaron. Los rayos de sol que caían por las ventanas alumbraron la pequeña habitación. Los golpes de la puerta se hicieron presentes con pereza se levantó y atendió. Fuera se encontraba una señora mayor un poco encorvada con la edad pero con fuerza al caminar pues había subido al tercer piso en dónde se encontraba.

-Buenos días mi niño tienes que bajar ahora mismo abajo están entregando un delicioso desayuno. - dirigió la mirada al bebé en brazos .- Debes tener hambre al igual que la criatura.

-No lo creo, hace un momento se ha servido su desayuno solo.- rió pensando en lo que pasó cuando despertó- Iré a cambiarlo y luego ba..

-No te preocupes hijito yo cuido a tu bebé mientras vas por comida. Esta mañana mucha gente se coló será peligroso si vas con él.- la viejecita insistió y Roger no se pudo resistir.

El comedor de la casa para personas desamparadas era inmenso, estaba ocupado por muchas mesas y sillas, la cantidad de personas era increíble. Un tumulto de hombres y mujeres  rogando por un poco de comida era la fila para servirse. Las bandejas con la comida pasaba por encima de su cabeza al igual que servilletas y cubiertos. 

Era sorprendente que tanta gente viviera de esa manera y ahora Roger era una de ellas. 







-¡He! llegas muy tarde!¡Brian!- gritó un rubio rizado a sus espaldas. 

-Si supieras por todo lo que me hizo pasar la vieja bruja de mi madre.- habló un pelinegro rizado con una sonrisa resplandeciente.- no me creerías.

-Pero aún así debes ser puntual. Mírame a mí madrugué al saber dónde iríamos.- replicó Robert.- Cuando me presentes a todos los omegas que conoces en ese lugar, me cogeré luego a uno. Obviamente tiene que ser el más apretado y virge..

-Es trabajo Robert.- lo calló Brian bajándolo de su nube.- Si me acompañas tienes que ayudar. Te compartiré mi sueldo de lo que me ayudes hoy.

-No necesito dinero. Sabes que nado en él y tu igual aún así no comprendo por qué trabajas tanto. Pronto serás el heredero de todo lo que le pertenece a tu madre.- Brian lo ignoró y siguió su camino. 

-No me digas que iremos caminando. Vine en carro podemos ir ahí.- reclamó deteniendo su paso.

-Y tu tienes la entrada vip al prostíbulo de la otra noche también puedes ir ahí. - Robert rio a carcajadas al escuchar eso.- No quieres sufrir un robo¿ o si? Tomaremos un taxi pronto porque vamos tarde.

-Brian ¡respeta y no seas muy cruel con tus mayores!.- habló serio pero la risa le ganaba.

El camino fue pesado y cansado peor con el sol que comenzó a brillar en todo su esplendor. Cuando llegaron Brian dejó su firma en la entrada para la asistencia de la hora de llegada. Se dirigió a los grandes camiones que traía despensas de comida, cargo y llevó dentro de una enorme casa cada paquete. El ruloso rubio le siguió el paso tenía la esperanza de encontrarse un omega dentro de ese lugar. 

Se dirigió luego de recoger paquetes a servir los vasos llenos de refrescos pero una punzada en su cabeza lo mareó. Ignoró tal dolor y prosiguió a servir a la siguiente persona. Cuando terminó su turno se sentó en una de las bancas del lugar el nivel de mareo aumentó. Se quitó los guantes y el mandil para dejarlos en su lugar cuando de repente empezó a sudar frío.

"Mi celo terminó hacer una semana ¿Qué mierda me pasa?" pensó. Para no preocupar a nadie tomó una caja de supresores de su mochila y salió a dar una vuelta. El efecto del supresor no funcionó al instante por lo que se recostó en la acera de la calle con la mirada gacha. La gente pasaba por su lado ignorando su presencia como la mayoría era beta no podían percibir su aroma.

"Muy mala idea venir justo ahora"

-Se le ofrece algo, señor. -escuchó encima suyo, alzó su mirada. Un pequeño de no más de dieciocho años llevaba un traje espectacular

Tenía un diminuto sujetador con lentejuelas colorido acompañado de una falda negra corta también con brillos.

Su traje lo dejó embobado. Nunca había visto gente semidesnuda a mitad de la calle y menos si se trataba de un menor. Pero esa voz lo sacó de sus pensamientos.

-Parece perdido.- El delgado collarín negro envuelto en su cuello que hacía resaltar un accesorio fucsia en forma de corazón que colgaba del centro supo de quien se trataba.

-Al fin, Omega.







"No quiero ser mantenido por ti, quiero ser igual que ellos. Salen adelante cada día con su propio dinero que se ganan con el sudor de su frente"

-¡May! tienes que ir a servir en la mesa de los laterales yo voy al frente.

-¡Voy!

"¿Sudorosos de gemir toda la noche? ¿A eso te refieres? No permitiré que mi hijo trabaje para esa asquerosa gente."

-¡Guarden el orden! Todos aquí tendrán algo que comer. No faltará nadie.- la gente con las bandejas arriba se apretujaban entre ellos.

"Madre tu no entiendes por lo que es pasar la pobreza. Esa noche la vi ¡hay hasta casi niños trabajando en prostíbulos!"

"No permitiré que salgas de nuevo a ese mugriento sitio. Si yo me entero que.."

"Si hace eso me iré de esta casa y será peor para ti. ¿Te imaginas? que dirá la prensa o mejor dicho, la gente. De todas formas me iré pero cuando tenga el dinero suficiente."

Brian traía las palabras que le dijo su madre en la última discusión que tuvieron cuando escapó con Robert al burdel-bar nocturno. Se sentía libre al saber que viajaba nuevamente por meses y las ganas de seguir trabajando no paraban.

"Si quieres irte solo para conseguirte un sucio omega nunca volverás a llamarme madre"

"¿De qué rayos hablas?"

"Los omegas no creen en el amor solo necesitan el cuerpo de un alfa quiere solo preñarse para luego sacarte dinero ¡Eso es lo que quieres?!"

"Arruinarte la vida con un maldito omega"

-¡Es que no ves que es un bendito omega!- gritó un hombre desde al fondo de la fila-¡Me movió el sucio trasero junto a mi entre pierna!¡Me estaba seduciendo!

Brian escuchó el bochorno que un hombre provocó, se acercó a la fila para calmar el alboroto ocasionado en ese instante. No podía creer que había un omega cerca  y lo sintió, el fuerte aroma que emitía, era delicioso, muy dulce. El nunca creyó en el destino ni en los encuentros repentinos pero zafiro y avellana se volvieron a encontrar.

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