Capítulo Único

Todas las personas sufren en un momento de sus vidas.
Y muchos se han merecido el cielo, con tan solo resistir aquel sufrir.

D. R.

Un ligero golpe llamó la atención del país que tranquilamente bebía un poco de agua en aquella cocina, que compartía con sus otros cuatro compañeros.

-:¿Um?.

Soltó al escuchar aquel suave ruido. Miró por varios lados, hasta que sus ojos terminaron en un punto ciego para la luz que emanaba de la cocina, donde un par de piecitos se mostraban.

El país reconoció a esa personita.

-:UK.

Dejó el vaso ya vacío en la cocina y se acercó al pequeño, agachandosé a su altura.

UK:Señor Escocia - dijo el pequeño mientras frotaba uno de sus ojitos con una mano, y con la otra abrazaba más su osito de peluche.

Escocia:Es muy tarde, ¿Qué haces despierto?.

UK:Tuve una pesadilla. - respondió la pregunta del escocés - me dio miedo y ya no pude dormir.

Escocia:Entiendo. Pero, mañana tendremos que salir temprano todos juntos, y es necesario dormir.

UK:Pero, ¿Y si tengo otra pesadilla? No quiero, es muy feo.

Escocia acarició la cabecita del niño, a quien se le habían acumulado unas lagrimitas en sus ojitos, temiendo otro mal sueño.

Escocia:Tranquilo.

Hablaba con un tono suave para calmar el temor del pequeño.

Escocia:No tendrás otra pesadilla, te lo puedo asegurar. Solo, piensa algo lindo, y poco a poco podrás descansar. Ven, vamos.

Cargó al niño en brazos, se levantó y se encaminó al sofá. Se sentó, y sentó al pequeño en sus piernas, quien abrazó más el oso a su cuerpo.

Escocia:¿Qué tal, si estoy contigo y dormimos juntos?.

UK:¿Me protegerá de las pesadillas? - preguntó con aquella inocencia que caracterizaba su edad.

Escocia:Por supuesto. Voy a decirle a esas pesadillas "¡Larguense de aquí, pesadillas! ¡Fuera!" - decía mientras daba unas leves patadas y manotazos al aire, fingiendo golpear a alguien. El pequeño UK rió por eso.

De ahí, guardaron un poco de silencio. Escocia seguía esperando que el niño se durmiera y descansara, pero Reino Unido no tenía muchas intenciones de dormir todavía.

Escocia:¿Aún no puedes dormir?.

UK:No.

Escocia:Mmm. - soltó inconscientemente, pensando en algo que pudiera hacer para que el niño durmiera - ¿Te gustaría un vaso de leche tibia para dormir?.

El niño asintió, por lo que el mayor lo dejó sentado en el sofá y se levantó para ir a la cocina. Unos cuantos minutos después volvió con un vaso de leche, el cual le extendió al niño, quien lo bebió todo de a poco.

Escocia:¿Mejor? - preguntó dejando el vaso en la mesita de centro.

UK:Un poco.

El escocés se volvió a sentar al lado del niño, quien se acercó más a él.

UK:Señor Escocia.

Escocia:¿Si?.

UK:¿Me podría contar una historia para dormir?.

Escocia:¿Uh?. Por supuesto.

Para más comodidad, Reino Unido se acostó apegado a la pared del sofá mientras que Escocia se acostaba a su lado, cerca de la orilla del mueble. Por suerte era lo suficientemente grande para recostarse sin problemas.

El escocés se aclaró la garganta, preparándose para contar su cuento.

Escocia:Había una vez-

UK:No.

Escocia:¿Eh?.

UK:No quiero una historia de esas.

Miró a los ojos al mayor.

UK:Esas historias se repiten mucho. Me gustaría escuchar una nueva. Algo que no empiece con "había una vez". Algo que no sea tan conocido.

Escocia:Esas son palabras muy maduras para tu edad.

El pequeño rió.

El de bandera azul y blanco se puso a pensar. ¿Una historia nueva?. Algo no tan conocido...

-:Desconozco si es real. Tal vez nunca podré saberlo. Pero.. Es interesante de oír.

Sonrió un poco. Haber sido conocido/amigo/familiar de un imperio tiene sus lujos.

Comenzó.

Escocia:Existe la leyenda, de un paraíso especial.

UK:¿Paraíso?

Escocia:Si. Un paraíso, donde las almas corrompidas recuperan su pureza.

UK:¿Cómo son esas almas corrompidas?.

Escocia:Pues. Son almas, que eran capaces de volar por los cielos de esta tierra. Ayudaban a los demás, se preocupaban por aquellos que amaban. Tan limpias, tan puras, que se decía que eran mismísimos ángeles caídos del cielo, y que nadie podía estar a su nivel.

Aquel joven ser corría rápidamente a través de aquellas construcciones que comenzaban a crecer a su alrededor.

Imperio Mongol esquivaba con agilidad y energía característica de su joven edad próxima a la pubertad, a las personas que pasaban de aquí para allá en su camino hacia un punto exacto.

En su rostro había una gran sonrisa, limpia y tan llena de inocencia.

Tan llena de pureza.

A muchos les sorprendería el conocer que ese niño sería quien representará aquel imperio que poco a poco se iba creando.

Salió de la pequeña ciudad hacia una colina en las cercanías, y comenzó a escalar hasta llegar a la cima. Al llegar, avanzó hasta llegar a la orilla, y asi tener una apreciación clara del que pronto sería su imperio. En el horizonte, el Sol comenzaba a ocultarse, creando una hermosa vista para cualquiera.

Jadeante por la carrera que acababa de hacer, observó a las personas caminar, los niños correr, los constructores armar los techados de aquella futura gran ciudad.

Escuchó pasos a su espalda, lo que lo hizo voltear. Caminando hacia él, se encontraba aquel hombre que dio comienzo del imperio y de su existencia.

Le sonrió al verlo. El hombre le sonrió de vuelta, y se acercó hasta detenerse a su lado.

I. Mongol:Esto es muy bonito - le dijo al hombre, refiriéndose a la vista.

-:Lo sé. - concordó con el menor - muy pronto, todo esto estará en tus manos.

Puso una de sus manos en el hombro del imperio.

-:Cuando tengas la edad adecuada, podrás comenzar a liderar a tu gente. A tu imperio. Pero por ahora.

El pequeño dejó de mirar al pueblo y posó sus ojos en el hombre.

-:Tendrás que aprender a cómo ser un gran líder. Tu gente lo necesitará para seguir adelante.

Imperio Mongol le sonrió con felicidad, y volvió a posar su vista en la gente bajo la colina. En sus ojos se podía observar una inocente emoción que emanaba de su ser.

Un ser puro, que no sabía lo que el destino le estaba esperando.

Escocia:Pero que tristemente fueron heridos de formas muy horribles, por seres muy malos.

UK:¿Y cómo son esos seres muy malos?.

Escocia:Son seres que les hacen daño sólo porque quieren hacerlo. Existen muchas formas para eso. Como obligarlos a hacer algo que no quieren.

-:¡¡Me niego!!.

Exclamó Imperio Español hacia el hombre que se encontraba sentado frente a aquel escritorio, mismo que sólo lo miró con molestia.

Habían descubierto nuevas tierras cruzando el mar. Nunca esperaron llegar a encontrar algo así, pero para el imperio, era increíble.

Conoció nuevas personas. Le sorprendió la confianza que le tuvieron en unas pocas semanas.

Descubrió nuevas culturas, nuevas gastronomías, nuevas formas de vida, nuevas creaciones. ¿Una sociedad "no civilizada" con drenaje? ¡Ni su propia gente tenía eso aún!. Para él todo eso era tan impresionante, quería aprender mucho más.

Pero su líder pensaba otra cosa.

I. Español:¡¡No voy a robarles cosas sólo para beneficio propio!! - exclamaba hacia el hombre, quien solo se molestaba más con cada palabra que salía del otro español.

-:Por supuesto que lo harás. - se levantó de su silla y se paró frente al imperio, quien no pudo evitar tensarse por la cercanía - he notado que esos grupos de indios te han tomado confianza. Podemos aprovechar eso y obtener todo lo que queremos.

I. Español:¡Pero no es justo!. - continuaba exclamando, el otro frunció el ceño - no me aprovecharé tan cruelmente de algo tan importante. Ellos.. Ellos me han enseñado tanto. Cultura, comida, vida, felicidad. - sonrió inconscientemente - podríamos hacer algo que beneficie a ambos grupos, como, nosotros enseñarles un modo de vida más avanzado, y ellos enseñarnos a mejorar nuestra sociedad en varios aspectos.

Su sonrisa se borró.

I. Español:Pero no creo que robarles sea la forma de hacerlo. ¡Tiene que haber otra forma! ¡Tiene que-

Sin dejarle continuar hablando, el hombre le dio un puñetazo al imperio en el rostro, lo que le reventó el labio e hizo caer al suelo de espaldas.

Sin permitirle levantarse o incluso sentarse, puso su pie en el cuello del español tirado e hizo presión. Imperio Español intentaba quitarlo pero el miedo que comenzó a sentir se lo impedía.

-:Escúchame bien, coño. - hablaba apretando los dientes. El otro comenzó a temblar con algo de temor, sintiendo cómo el aire le comenzaba a hacer falta - tú no tienes la capacidad de voz aquí. Como tu líder, debes hacerme caso en todo lo que yo diga, sólo eso. ¿Qué importa de esos indios? ¿Acaso les tomaste cariño? Me das pena.

Pisó más el cuello del asustado imperio, quien intentaba aún mantenerse despierto con el poco oxígeno en su sistema.

-:Harás lo que yo ordene, y no me importa que esa sucia gente se muera en el proceso. ¿Quedó claro?.

I. Español:...

-:He dicho, que si quedó claro.

I. Español:Ggh.

Soltó al sentir cómo hacía más presión en su garganta. Intentando no hacer caso del dolor, habló.

I. Español:Si, señor.

-:Más te vale.

Y finalmente quitó su pie. El otro español sólo tomó una enorme bocanada de aire mientras tosía para recuperar el oxígeno faltante. Su líder se fue de ahí, dejándolo solo en aquella oficina.

I. Español:Maldita sea.

Murmuró mientras unas lágrimas silenciosas corrían por sus mejillas.

Finalmente había pensado que tenía amigos.

Le habían otorgado una confianza que no quería romper.

Pero no podía hacer nada para evitarlo.

Nunca pudo.

Escocia:O, el lastimarlos físicamente.

Gritos de dolor y golpes secos era lo único que se escuchaba en aquella habitación.

Imperio Otomano intentaba con todas sus fuerzas aguantar todos los golpes que recibía en todo su cuerpo, que eran otorgados por los guardias de su líder.

Espalda, brazos, piernas, estómago, pecho. Todos, golpes que dolían como el mismísimo infierno.

¿Qué había hecho para que todo esto le estuviera pasando?.

Ni él mismo lo sabía. Ya no sabía ni qué hacía bien ni qué hacía mal.

Siempre terminaba igual. Golpes, desmayos, dolor, obligaciones en su pueblo, golpes. La misma repetitiva rutina que lleva acompañándolo desde hace años.

Algunas veces se preguntaba si su líder sólo lo odiaba, por eso tanto mal trato. No encontraba alguna otra razón.

Puede que sea la representación del imperio que guiaba, pero sólo era eso, una representación. No era un país, no era una ciudad. Solo era la representación de un grupo de gente. Eso era lo que él creía.

Aquellos eran los pensamientos que corrían por la mente del otomano, antes de recibir el último golpe. Un golpe en la nuca, que transformó todo a un color negro.

Y ya no supo nada más.

Escocia:También está, que no lastimen su cuerpo. Pero sí su cabeza.

UK:¿Su cabeza?.

Escocia:Si. Osea. Que los lastimen en su mente. Un daño psicológico. Como. Hacerles enfrentar su mayor miedo.

-:¡¡No!! ¡¡Porfavor!! ¡¡Alto!!.

Eran las súplicas de Imperio Alemán mientras que varios de los hombres de su líder lo llevaban a la fuerza, hacia una habitación que el alemán tricolor conocía a la perfección.

Con pánico saliendo de cada poro de su ser, intentaba liberarse de los hombres al ver que estaban tan cerca de aquella habitación que para él era lo peor que podía existir.

Sus súplicas y movimientos no fueron lo suficiente, y aquel grupo de personas sólo lo empujaron al interior, arrojandolo al suelo.

I. Alemán:¡¡ESPEREN!!.

Fue lo último que pudo decir antes de que cerraran la puerta.

Se levantó lo más rápido que pudo e intentó abrir, pero era claro que tenía seguro por fuera, y no había nadie del otro lado.

I. Alemán:¡¡No!! ¡¡Porfavor!! ¡¡Saquenme de aquí!! ¡¡Saquenme!! ¡¡Porfavor!! ¡¡Se los ruego!!.

Gritaba, lloraba y suplicaba mientras golpeaba y rasguñaba la puerta con desespero. Pero nadie respondió.

En un ataque de pánico, se dio la vuelta y observó la habitación.

No era pequeña, no estaba sucia, tampoco tenía insectos. Podría decirse que era una habitación normal que se puede usar de almacén.

La cosa era, no habían ventanas, no había ninguna forma de salir, a excepción de la puerta. Las paredes eran de color negro.

Todo estaba oscuro.

Imperio Alemán tenía fobia de la oscuridad.

Como si intentara traspasarla, se pegaba lo más que podía a la puerta, como si eso lo ayudara a salir de ese horrible y oscuro lugar. Su respiración era muy agitada por el miedo, y las lágrimas ya llevaban rato corriendo por su rostro.

I. Alemán:Porfavor, ayúdenme.

Decía con voz rota por el llanto, pero sin alguien al otro lado de la puerta, sus súplicas lloradas no podían ser escuchadas.

Pasaron horas, y seguía atrapado allí.

Sentado abrazando sus piernas a su torso, su cabeza hundida en ellas, lágrimas surcando su rostro. Se balbuceaba a sí mismo la misma frase una y otra vez.

I. Alemán:Ya saldrás, ya saldrás.

Su rostro se había deformado hasta una expresión sin emociones, neutra, con los ojos en sus piernas. Su uniforme gris era lo único visible entre toda la oscuridad de la habitación.

¿Qué había hecho para merecer tal sufrimiento?.

Ni idea.

Existir ¿Tal vez?.

Muy probable.

Su sola existencia perjudicaba a muchos. Eso lo tenía tan claro desde que era joven, desde que era un niño.

Desde que era puro.

Cuando el brillo de inocencia se borró de sus ojos, y sólo quedó dolor.

Ni siquiera su padre pudo evitar eso, y el dolor quedó en los ojos de ambos.

Su vida se volvió una basura.

Una marioneta en manos de hombres sobre él.

Y no podía soltarse.

Nunca lo haría.

UK:Eso es muy feo.

Escocia:Lo sé. - respondió, acariciando la cabecita del niño - pero a las almas no les quedaba de otra, que esperar a que todo eso malo pasara para que volvieran a su vida normal.

UK:Pero, ¿No había forma de que todo eso malo ya no pasara?.

Escocia:Si. Algunas almas encontraban la forma de poder volar otra vez, y que ésta vez nadie los detuviera. Pero, algunas veces no podían hacerlo.

UK:¿Y porqué?.

Escocia:Porque. A pesar de lo malo que pueda estar pasándoles, aparece algo que se convierte en su razón para continuar.

Su cuerpo temblaba. Su respiración era muy agitada.

En su mano, había un cuchillo. Tan afilado, que con solo un roce es capaz de cortar y atravesar cualquier cosa.

Eso incluía la piel, los músculos, los órganos.

Imperio Ruso se mantenía quieto frente a su espejo, en el interior del baño de su habitación.

Se había quitado la mitad superior de su uniforme, capaz de ver su cuerpo.

Su delgado y desnutrido cuerpo.

Sus huesos se veían. La ropa le quedaba grande. Se desmayaba del hambre, tosía de la sed.

Que ridículo, pensarían algunos. ¿No se supone que, él, en tan alto puesto, tendría una vida llena de lujos en aquel bello palacio?.

Que ingenuos.

Bueno, se supone que sería así. Y así fue por un muy corto período de tiempo.

Hasta que se descubrió su orientación sexual.

De ahí, si su vida era mala, todo fue peor.

Insultos, golpes, falta de alimento, falta de líquidos.

Intentos de violación.

Tenía tanta suerte de que alguien cercano a él se diera cuenta de todo eso, y lo acogiera a escondidas de todos. Un amigo con el que actualmente compartía alianza.

Pero ya no podía soportarlo más.

Han pasado unos meses. Todo lo vivido seguía ahí, en su cuerpo y en su mente.

Ya no podía soportarlo más.

Tembloroso, levantó el cuchillo que tenía en su mano a la altura de su pecho, y lo acercó hasta rozar su piel. Pudo sentir una gota de sangre correr, y pudo verla en el espejo al cabo de unos segundos.

Podía hacerlo. Finalmente podría ser libre de tanto dolor. Ya nada podría lastimarlo. Ya no.

A menos que el destino se lo impida.

Un llanto se escuchó. Imperio Ruso se mostró sorprendido. Ese llanto no era de él, eso le era muy obvio.

Ese era un llanto de bebé.

Miró a la puerta del baño. El llanto provenía de la habitación.

Un instinto dentro de él le decía que fuera a ver. Otro instinto le decía que no hiciera caso del ruido y continuara, que estaba tan cerca de ser libre.

Intentó hacer caso del segundo, e hizo que la punta del cuchillo tocará su piel con un poco más de fuerza. Un poco más, y finalmente lo atravesaría.

Pero el llanto seguía ahí.

Sus manos comenzaron a temblar más, ahora dudaba si continuar o no.

No pudo hacerlo.

I. Ruso:Carajo.

Lloró mientras soltaba abruptamente el cuchillo, dejándolo caer al suelo y que hiciera un ruido vibrante al chocar.

Con cuerpo tembloroso, se alejó del espejo y tomó su uniforme, se lo puso y caminó a la puerta. Lentamente abrió y salió, observando.

En el medio de la cama había un pequeño cuerpo, un pequeño bebé recién nacido que lloraba mientras daba pequeñas pataditas y manotazos al aire pidiendo atención. Su cuerpecito estaba desnudo, tal y como un recién llegado al mundo.

Imperio Ruso quedó en shock. Creía que era una ilusión para que no se quitara la vida. Pero, mientras más se acercaba, ese pensamiento se hacía más pequeño. Y cuando estuvo justo a su lado, ese pensamiento ya era nulo.

Se quedó mirándolo, el bebé aún lloraba. Su piel era de un color rojo fuerte, y en su párpado derecho había una curiosa marca amarilla de un martillo y una oz.

Sentía que podía hacer que el pequeño parara de llorar. Sólo.. Debía moverse. Eso hizo.

Se subió a la cama, se acercó al pequeño, pasó sus manos por debajo de su cuerpecito y lo levantó para acercarlo a su pecho.

Al sentirse en sus brazos, el bebé dejó de llorar.

Zarist sólo se quedó mirándolo. Se veía tan frágil, tan pequeño.

Tan puro.

Una sensación emanó de su pecho en cuanto lo tuvo en brazos. Una sensación cálida que se sentía bien.

Lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos. Con uno de sus dedos acarició el rostro del bebé, quien al sentir ese tacto movió su propia manita y tomó el dedo del zarista.

Imperio Ruso no tardó en comenzar a llorar.

I. Ruso:No puedo dejarte aquí. No solo. No puedo.

Su hijo.

No podía dejar que viviera en este mundo tan cruel por sí solo.

Necesitaba continuar. Por él.

Aun si su sufrimiento era mayor con los años.

Escocia:Aunque también habían casos de almas, que lograban volver a volar.

En aquella habitación, sollozos entrecortados era lo único que se escuchaba, salientes de aquel único cuerpo en el lugar, mismo que se encontraba tirado en el suelo.

Imperio Japonés era ese cuerpo.

Su cuerpo tembloroso, inmóvil, adolorido, lastimado, sucio.

Desnudo.

Sangre y semen corrían a través de sus pálidas piernas llenas de marcas, marcas que se extendían a sus glúteos, a su espalda, a sus senos.

No era la primera vez que pasaba. Pero, nadie se acostumbra a una violación.

¿A manos de quien?.

De los guardias.

De civiles adinerados.

Algunas veces, de su propio líder.

Esta última vez no sabía quién fue, y ni interés tenía en querer saber.

Ya estaba cansada de todo eso.

Su orgullo.

Su dignidad.

Su pureza.

Su vida.

Todo. Arrebatado de sus manos de la peor forma que puede existir. Hubiera tolerado los golpes, hubiera sido mucho mejor que esto.

Ya no podía más.

A como pudo, se levantó del suelo para ponerse de pie. Sintió asco y un escalofrío al sentir fluidos salir de su interior y surcar entre sus piernas hasta llegar al suelo.

Ella siempre había pensado tan diferente en comparación a aquellas personas en el poder. No todo se podía resolver con armas y sangre. Eso era lo que le decían cuando era una niña.

Cuando era un ser puro.

Creía fielmente en ello. Pero los demás pensaban lo contrario.

Gracias a eso, hacían con ella lo que quisieran. Para "demostrarle que sus creencias eran falsas".

Ya le había quedado claro.

Por lo mismo, ya no les permitiría seguir con sus demostraciones.

Haría correr sangre. Sangre de alguien que no se esperaban.

Con piernas temblorosas, caminó hacia el cúmulo de telas que se suponían era su ropa, rota a causa de las personas que abusaron de ella hace tan solo una hora.

Su preciada katana estaba allí. Le sorprendía que la hayan dejado, al parecer no son tan listos como dicen ser.

La tomó en manos, y miró su rostro en el reflejo de la misma.

Sangre corriendo por entre sus labios, hematomas en sus mejillas y cuello, rasguños a través de uno de sus ojos. Para vista de cualquiera, un aspecto doloroso.

Se tenía tanto asco y tanto desprecio.

En ese preciso momento, le alegraba saber que su hija no tenía idea de que su madre seguía con vida.

No sufriría al perder a su mamá.

Sin titubear, sin dudar, sin ni un ápice de miedo o temor, sin ni una emoción en su rostro.

Se atravesó la garganta.

Comenzó a escupir sangre, sus pulmones comenzaron a llenarse de líquidos, comenzó a ahogarse.

Pero no le dio miedo.

Aquel temor de estar tan cerca de la muerte. No estaba en ella.

Dolía. Dolía y ardía horriblemente. Pero ese dolor no era nada comparado al que había sentido por tantos años.

Su vista se comenzó a nublar, el dolor comenzó a bajar. Su cuerpo dejaba de responder.

Con las pocas fuerzas que le quedaban, quitó la katana y la lanzó lejos. A causa del impulso, su cuerpo se fue hacia atrás y cayó al suelo.

Podía sentir la sangre salir, podía sentir que se ahogaba. Pero eso no le importaba.

Porque ese sentir se hacía más pequeño.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

Al fin.

Fue el último pensamiento en su cabeza antes de que todo se pusiera negro.

Dejó de respirar.

Dejó de sentir.

Su corazón dejó de latir.

Y todo quedó en silencio.

Imperio Japonés había muerto.

UK:¿Y esas almas eran felices al poder volar otra vez?.

Escocia:Por supuesto que lo eran.

UK:Pero, ¿Qué ocurría con las almas que aún no podían volver a volar?.

Escocia:Ellos debían resistir un poco más antes de volver a volar. Ellos aún eran lastimados por aquellos seres malos. Los golpeaban, los asustaban, les decían cosas muy feas. Otra forma, era separarlos de aquellos que más aman.

Imperio Francés abrazaba con fuerza el cuerpo de su amante, quien se aferraba al uniforme del francés mientras lloraba en su pecho.

Habían entrado en una guerra. Y no eran ambos contra alguien más.

Los combatientes, eran ellos.

Una guerra que en un futuro, sería conocida como la Guerra Franco-Prusiana.

Él contra su pareja. Y todo por la rivalidad entre sus líderes.

Prusia:No quiero pelear contra ti. - lloraba aún abrazándose al otro, su ojo visible ya estaba rojo por tanto llorar, el parche de su escudo estaba húmedo por las lágrimas - porfavor. No quiero.

I. Francés:Lo sé, mon amour. Yo tampoco quiero pelear contra ti. Pero.. No podemos hacer nada para evitarlo.

Prusia asintió, estando de acuerdo. Ambos eran marionetas para sus jefes. Sin poder hablar, sin poder moverse sin que ellos muevan los hilos.

Esta guerra no terminaría bien. Ninguna guerra lo hacía, y ambos lo sabían a la perfección.

I. Francés:Aun así. Estaremos juntos sin importar qué ocurra.

Separó un poco a su pareja de su cuerpo y acunó su rostro entre sus manos, limpiando las lágrimas.

I. Francés:Sin importar cuántos años llegue a durar esto, estaremos juntos. No me importa lo que nuestros jefes piensen de ellos mismos y su rivalidad. Yo te seguiré amando hasta que nuestras vidas se acaben.

Prusia acumuló lágrimas otra vez. Puso sus manos en el cuello del francés, dando un ligero abrazo.

Prusia:Tan solo. Quedate junto a mi. Es lo único que necesito ahora.

Sin decir más, se volvieron a abrazar. Imperio Francés separó a Prusia y le plantó un beso en los labios, mismo que fue correspondido.

Estarían juntos hasta que uno muera en el proceso.

UK:Eso también es muy feo.

Escocia:Ya lo sé. Pero. Todo ese dolor valia la pena, porque así llegaban al paraíso.

UK:¿Y cómo es ese paraíso?.

Escocia:Como había dicho, es un lugar donde aquellas almas vuelven a ser puras. Es un lugar lleno de luz, donde todo ese dolor que pasaron antes de volar, ya no está. Y ya nunca lo estaría.

Abrió sus ojos, y lo primero que vio fue blanco.

Imperio Británico parpadeó intentando acostumbrarse a tanto blanco y tanta luz a su alrededor.

Estaba tumbado en un suelo, boca arriba, se sentó. Miró alrededor, no había nada, todo era un blanco que se extendía a las distancias.

Miró el suelo bajo sus manos. Se sentía sólido, pero había una ligera nubosidad que cubría sus manos. Parecía como si estuviera en una especie de nube sólida.

Que extraño. Lo último que recordaba era estar en su habitación. Recuerda que estaba...

Escocia:Es un lugar donde la maldad no existe.

Sintió que lo cubrieron con algo. Lo miró, era una tela blanca, parecía una bata. Ahí fue cuando se dio cuenta que había estado desnudo todo ese tiempo.

-:Bienvenido.

Escuchó tras su espalda, creyó que era quien lo había cubierto.

Miró detrás para ver a la persona, aunque por la luz no pudo ver demasiado. Solo pudo reconocer que tenía una bata blanca que le llegaba hasta los muslos, permitiendo ver que estaba descalzo.

Caminó hasta estar frente al británico, y se agachó para estar a su altura.

Ahí fue cuando se pudieron ver bien a la cara.

I. Británico:Zarist.

Escocia:Donde podían sonreír de verdad.

Imperio Ruso le sonreía a Imperio Británico. Una sonrisa tan tranquila, nunca lo había visto sonreír así.

Nunca sonreía así cuando estaban con vida.

I. Ruso:Hola.

I. Británico:¿Qué... Qué es todo este lugar?.

I. Ruso:Éste.. Digamos que es, la otra vida.

I. Británico:¿La otra vida?.

I. Ruso:Si. Éste, es nuestro paraíso.

Se levantó y caminó unos cuantos pasos atrás.

Detrás del ruso, varias siluetas se acercaban. Se detuvieron cuando todas eran visibles para el británico, quien no podía estar más sorprendido.

Escocia:Donde podían estar juntas.

En un solo lugar.

Él, Imperio Ruso, Imperio Francés, Imperio Japonés, Imperio Otomano, Imperio Alemán, Imperio Mongol, y más. Todos, en un mismo lugar, vistiendo la misma ropa que ellos dos, sonriendo de la misma forma que Imperio Ruso.

I. Británico:Aún no comprendo completamente.

I. Ruso:No hay mucho que comprender. Tan solo, que éste es un lugar al que todos llegamos cuando nuestras vidas terminaron.

El inglés seguía en silencio.

Escocia:Donde todo estaba bien.

I. Ruso:Un lugar, donde todo es tranquilidad.

Imperio Otomano y Alemán se acercaron al ruso.

I. Otomano:Donde no nos pueden golpear.

I. Alemán:Donde no nos pueden asustar.

I. Francés se acercó sosteniendo la mano de Prusia.

I. Francés:Donde podemos estar junto a quienes amamos.

I. Japonés:Donde nuestros cuerpos están limpios.

I. Mongol:Donde podemos ser felices otra vez.

I. Británico:...

UK:¿Y cómo puedes llegar a ese paraíso?.

Escocia:Dicen, que cuando un alma nueva llega, otras almas irán a su bienvenida. Le extenderán la mano, y le dirán una frase.

I. Ruso:Permítete ser puro otra vez.

Fue la oración que le dijo a Imperio Británico mientras le extendía una de sus manos para que la tomara.

El británico sólo lo miraba.

Pero no pasado ni dos minutos, extendió su mano hacia el ruso.

Escocia:Y la alma nueva debe tomar su mano, para así poder ir al paraíso.

La tomó.

Se levantó, y le sonrió. Los demás le sonrieron con felicidad.

Con un pequeño jaloncito, Zarist hizo que comenzara a caminar, los demás también lo hicieron.

Escocia:Lo único que les faltaría, es caminar hacia la luz. Suena algo cliché. Pero.. Esa era la forma más hermosa y pacífica de llegar.

Entre risas y sonrisas, caminaron todos juntos.

Sin detenerse, se les unieron más personas.

Imperio Ruso sostuvo la mano de URSS.

Imperio Alemán sostuvo la mano de Third Reich.

Otras dos jóvenes almas que finalmente eran libres del dolor que sufrieron bajo los hilos de seres malos que los manipulaban.

Caminando hacia aquel que muy pronto sería su mundo ideal.

Finalmente estaban todos juntos por completo.

Ya todo podía estar en paz.

Escocia:Cuando lleguen a la luz, finalmente habrán llegado a aquella segunda vida que se les regaló para que, todo aquello que nunca pudieron hacer, sea realizado. Todos juntos, sin dolor, sin sufrir. La paz reinaría, y nadie lo evitaría. Ese, es el paraíso especial.

Soltó un poco de aire al terminar de contar.

UK:Vaya. - suspiró sorprendido - eso es muy bonito.

Escocia:Lo sé.

Su atención fue al pequeño cuando lo escuchó bostezar.

Escocia:Ven, vamos a tu habitación.

Cargó al niño y se levantó del sofá hacia el segundo piso. Entró a su habitación y lo dejó en la cama, lo arropó y le dio las buenas noches. Pero antes de salir, Reino Unido habló.

UK:Señor Escocia.

El escocés lo miró.

Escocia:¿Si?.

UK:¿Usted cree que yo pueda llegar a ese paraíso?.

El Country de bandera bicolor no se esperó esa pregunta. Pero aún así, respondió.

Escocia:Por supuesto que puedes. Pero, tendrá que pasar muuucho tiempo para eso. Por ahora.

Se volvió a acercar al niño y acarició su cabecita.

Escocia:Nosotros estamos contigo. Yo, Gales, Irlanda, Inglaterra. Ahí estaremos para cuando nos necesites.

El pequeño le sonrió. El escocés le sonrió devuelta, se agachó y le dio un besito en la frente.

Escocia:Buenas noches, UK.

UK:Buenas noches, señor Escocia.

Escocia se levantó, y salió de la habitación, cerrando la puerta. El pequeño británico no tardó en quedarse dormido.

El ahora único Country despierto bajó al primer piso otra vez, y se dirigió al patio de la casa. Salió y caminó hasta que paró en el pasto.

Miró al cielo. Las nubes se movían por el aire que corría a aquella altura.

Sonrió y, a pesar de estar solo, habló.

Escocia:Más te vale que todo lo que le acabo de contar a tu hijo sea verdad, ¿Eh?. Yo también espero llegar ahí.

Como esperaba, no tuvo respuesta. Solo pudo sentir cómo el aire se hacía un poco más fuerte, moviendo ligeramente las plantas a su alrededor.

Sonrió un poco más al sentir eso.

Y finalmente entró de nuevo a su hogar.

FIN

Curiosidades, headcanons y aclaraciones

-Con la muerte de Imperio Británico, Escocia, Inglaterra, Irlanda del Norte y Gales quedaron al cargo del hijo del imperio, el actual Reino Unido.

-Los cuatro países que cuidan de UK le tienen mucho cariño.

-Escocia adora contar historias, más las leyendas, no importa que sean mitos o no.

-La historia que Escocia le contó a UK se la contó Imperio Británico antes de morir.

-La leyenda contada en esta historia fue creada por mi. (Eso creo :v).

Espero que esta historia les haya gustado.

Si es así, no olviden votar y comentar, me gustaría conocer su opinión.

Sin más.

Que tengan un bonito día/tarde/noche

Bye ;)

_Dany_

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