Capitulo 4.

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PRIMER ENCUENTRO
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Era ya el fin de semana en que Todoroki visitaría a su madre de nuevo, en realidad él querría hacerlo más seguido pero debido a sus entrenamientos al final no puede. Pero por lo menos ahí estaba ese domingo, parado frente a la amplia puerta de cristal del hospital.

Ya tenía poco más de un mes desde que decidió llamar y supo de la existencia de Lilian también; el tiempo pasaba volando.

Estaban por dar las 3 de la tarde cuando finalmente se decidió a entrar, y se decepcionó al ver que de nuevo estaba aquella anciana en la recepción. Suspiró rendido, supuso que ese día no era el bueno para conocer a Lilian en persona.

Avanzó sin más hasta donde Ogura y ella, reconociéndolo, le entregó la hoja que debía llenar para poder pasar a ver a su mamá.

Él comenzó a escribir en ella, sin prestar mucha atención a su alrededor, cuando entonces...

—¡Nos vemos al rato Ogura-san! —Aquella inigualable voz animada se escuchó detrás de él. Shōto enseguida volteó a ver, sus ojos mostraban su sorpresa apesar de que comúnmente era inexpresivo. 

—¿Lilian? —Mencionó con duda viendo a la delgada chica de cabello castaño y  cansados ojos azules, además de una piel tan pálida como la de un vampiro.

La chica al escuchar su nombre salir de la boca del bicolor, y con esa conocida voz, sintió una corriente eléctrica atravesar su cuerpo por la sorpresa. Su expresión era de incredulidad.

Ambos aún estaban asimilando quién era la persona que tenían en frente.

—¡! ¡¿Todoroki?! —Ella no escondía su sorpresa— ¿En serio eres tú? —Se acercó y agarró su mejilla para estirarla, comprobando que fuera de verdad; tal cosa provocó que Shōto soltase un quejido, más no la apartó pues ese tacto también le decía a él que ella era real. 

Era una suerte para Lili que justo estaba por salir y no llevaba la ropa del hospital; vestía unos jeans de mezclilla, una camisa blanca con estampado de gatitos en el centro, una chaqueta también de mezclilla aunque algo desgarrada como parte del diseño y por último unos tenis blancos impecables. Además cargaba tras su espalda una pequeñita mochila donde llevaba cosas básicas como dinero, papel de baño y sus pastillas.

Todo se prestaba para la perfecta excusa de que estaba por irse porque ese día su turno terminaba antes.

—V-vaya, no eres nada como te imaginé...excepto por tu ojo gris. —confesó ella para luego soltar una risita— ¡Pero tampoco estoy decepcionada eh! Para nada...

—Yo nunca di tiempo a imaginarte. —confesó también él, aún sin asimilar del todo la situación— ¿También debería decir algo como: no estoy decepcionado? —Preguntó aunque más a si mismo, con una mano en su barbilla.

—JAJAJ ¡Eres un tipo gracioso! —sonrió con los ojos cerrados y palmeó la espalda de Shōto— Bueno yo ya me iba, los domingos mi turno termina antes, ¿No es así, Ogura-san? —Al final inquirió un tono un tanto sospechoso, como si le dijera a la anciana que no revelara la verdad, y la mayor entendió.

—...Si... —achino sus ojos mirando a la joven extranjera— No te vayas a olvidar de que mañana te toca pagarme el almuerzo, eh Lili. —tampoco iba a desaprovechar e iba a hacer el favor gratis, claro que no.

—Si si, no se me olvida. —una vena se marcó en su frente al tener que resignarse, luego se relajó asumiendo que ese era el mínimo precio que debía pagar por ser una mentirosa.

—Bien, yo estoy por ir a ver a mi madre así que supongo que ya se dará otra ocasión para hablar. —Expresó con su característico tono serio, asintiendo hacia la chica a modo de despedida.

—Ohh así que eres su hijo. —Era una gran revelación extra ese día y no se lo guardó.

—¿De quién? —Preguntó él ladeando su cabeza.

—De tu mamá. —Respondió, sabía a dónde estaba llegando todo eso pero no estaba segura de si Shōto le estaba siguiendo juego o en serio era tonto.

—Ah si, si soy. —Su rostro no expresaba estar bromeando cuando dio esa respuesta.

—Pff- JAJJAJAJAH —Se río descaradamente de la situación, incluso Ogura reía por lo bajo. El chico solo ladeo más su cabeza, en serio estaba confundido, cosa que la joven notó— Ahh me has hecho el día. En serio me agradas. —Bueno, estaba siendo sincera.

—¿Lo mismo digo...? —realmente no estaba seguro de como responder a eso, eso solo causó que la sonrisa de Lili se ensanchara.

—¡Se me ocurre algo! Tu ve y plática el tiempo que quieras con Rei-san, mientras yo te espero aquí para que cuando acabes podamos pasar un rato juntos. —Dijo alegre, ella lo veía como un amigo y por su puesto que no había segundas intenciones además de conocerse mejor, incluso Shōto lo vio como algo perfectamente normal.

La única que miraba con picardía la situación era Ogura-san. «Ayy los jóvenes de hoy en día»  pensaba sin despegarse del chisme.

—De todas formas no necesito ir a ningún lugar, estoy libre. —Agregó Lilian con esa sonrisa alegre que casi siempre adornaba su rostro.

—Bien, si no te importa esperar por mi no hay problema. —Contestó él con una sonrisa casi imperceptible, tan pequeña que ni la chica la notó. Luego de eso regresó a lo que estaba haciendo antes y rellenó la hoja correspondiente para pasar.

Una hora había pasado y Todoroki aún no salía, pero bueno, Lilian no se quejaba, en cambio estaba feliz de que al parecer las cosas fueran muy bien y las pláticas del chico con su madre fueran largas.

Además ella no tenía prisa, simplemente iba a salir por ahí a dar la vuelta un rato, pero ahora sonaba más tentador pasar la tarde con Shōto así que no le importaba esperar; después de todo estaba sentada bajo un árbol frente a la fuente, ese era uno de sus lugares favoritos de los pocos que conocía.

—Oh, en serio esperaste. —La tranquila voz de Todoroki llegó a sus oídos haciéndola voltear en su dirección— Lamento tardar. —Dijo, como siempre sin abandonar su tono sin chiste.

—No te preocupes~ —Respondió ella levantándose— Estoy feliz por Rei-san y tú, digo, si antes no la visitabas debió ser por algo, así que me alegro de que al parecer todo está bien de nuevo. —La seguridad en su mirada era algo intrigante para el de cabello bicolor.

—Eres inteligente... —Mencionó aunque más para si mismo— Bien, ¿A dónde deberíamos ir? —La miró expectante.

La sonrisa en el rostro de Lilian se ensanchó. —A donde sea.

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