Capitulo 1.

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AL OTRO LADO DE LA LÍNEA
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Pasaron tres días desde aquella conversación por teléfono con el desconocido llamado Shōto. Luego de eso, cuando huyó de la enfermera, Lilian se había dirigido al cuarto de la señora Todoroki para informarle de la llamada, cosa que ella agradeció pero hasta ahí, no dijo nada más; al final no pudo averiguar nada de aquel extraño.

Lili, sin mucho qué hacer en su día a día, dedicaba pequeños ratos a imaginar cómo era.

En su mente el se veía como un chico alto y robusto, de piel acanelada y cabello negro, además de un semblante serio el cual se reflejaba en unos ojos grises tal vez.
Pero bueno, eso no era más que su imaginación, lo único acertado entre todo eso quizá era lo de la seriedad, pues eso se notó un poco durante la llamada.

Eran ya las 3 de la tarde y la anciana enfermera dejaba su puesto de trabajo para ir a comprarse la comida del día, todo bajo la atenta mirada de una joven castaña oculta tras una pared esperando que la mayor se fuera para ir a sentarse en frente al teléfono de la recepción un rato.

Una vez Ogura desapareció de su vista la chica corrió con entusiasmo hacia su objetivo, después se dedicó a esperar cualquier llamada mientras veía a la gente que visitaba a sus familiares pasar de un lado a otro, haciendo que una sonrisa algo melancólica se formará en su cansado rostro.

¡Ring¡...¡Ring!...¡Ri-!

El teléfono comenzó a sonar sacando a Lilian de su mente, quien luego de haberlo notado lo descolgó de forma algo brusca sin querer.

—¿Bueno? —Dijo como si fuese un teléfono normal, en ese momento se había olvidado meterse en el papel de recepcionista con tono seco.  

¿Mm? ¿Llamo al Hospital de especialidades? —Se escuchaba duda en la voz del chico al otro lado de la línea, la forma tan común de responder que utilizó la chica le hizo pensar que tal vez se había equivocado de número, aunque lo dudaba mucho, igual estaba la posibilidad.  

—Esa voz...¡Eres Todoroki! —la alegría la invadió al reconocer al chico el cual llegó a creer nunca volvería a escuchar— Soy Lilian, la que contestó la otra vez, y sí, este es el hospital.

—... —unos segundos de silencio por parte de él pusieron a la joven en tensión pensando en que tal vez se pudo haber equivocado y podría meterse en problemas, y peor aún, arrastrar a Ogura con ella— Ya lo recuerdo. —La pálida chica soltó el aire que había estado conteniendo luego de oír la respuesta, para después volver a embozar la sonrisa de antes— Volví a llamar, supongo que no ayer estaba en su turno turno.

—¿? —Arqueó una ceja sin comprender bien a qué se refería él, luego sus ojos mostraron su sorpresa cuando entendió, era una suerte que estuvieran hablando por teléfono y no en persona porque si no sería demasiado obvia— Ah sí, es que...no tengo un horario fijo en realidad, pero normalmente si habla a esta misma hora yo contestaré. —Lilian acabó por decir su mentira a la vez que miraba a los lados, asegurándose, la verdadera encargada de ese turno y del trabajo como tal no la cachara en plena movida. 

...Lo tendré en cuenta. —al escuchar el tono confundido de Shōto la joven se dio una bofetada internamente. «Tonta ¿Por qué a él le importaría eso?» se decía en sus pensamientos.

—Si le interesa saber de la señora Rei, le puedo decir que ella está perfectamente, pero no le vendría mal una visita... —Cambió el tema a uno que seguro a él si le interesaba, o más bien, por el cual había llamado desde un principio.

Lili no mentía sobre la salud de la mujer internada, pues mientras iba camino a colarse en la recepción la alcanzó a ver platicando con otra señora, con una energía como si estuviera en la flor de su juventud, eso la hizo preguntarse ¿Por qué estaba internada la agradable Rei, si se veía tan sana?; no estaba al tanto de eso y ahora le resultaba un misterio que tal vez se solucionaría con solo ir y preguntar por ahí.

Ya veo, gracias. —Comenzaba a ser costumbre su tono tan seco para hablar— Debo colgar, que tenga buen día.

—De nada e igualmen- —Antes de terminar su frase el pitido de llamada finalizada la hizo quedarse en blanco un par de segundos— te... Este tipo es raro... —murmuró para si misma, extrañada y lejos de molestarse a pesar del acto tan descortés por parte del hombre de apariencia desconocida.

Pasaron algunos días desde aquello, diariamente Lilian iba a la recepción a las 3 de la tarde y contestaba varias llamadas, más para su suerte ninguna era de Todoroki, solo se encontraba (por decirlo de alguna forma) con gente aún más seca y grosera que el chico, que ni siquiera se dignan a decir un "gracias".
Al final eso no importaba, pero tampoco se quedaba satisfecha.

No fue hasta que en un lluvioso día, tan gris que ni siquiera tenía entusiasmo y el sueño la quería hacer regresar a su camilla para dormir el resto de la tarde, cuando, aún con sus párpados a punto de cerrarse, fue hasta aquel teléfono de la recepción y espero que alguien llamara.
El teléfono sonó y al descolgar, escuchó la voz del Todoroki, de inmediato toda pereza en ella abandonó su ser.

—Hospital de especialidades de Tokyo, ¿A qué se debe su llamada? —Debía hacer mejor la actuación y era consiente, así que se encargó de escuchar cómo respondía a las llamadas la señora Ogura.

¿Brenner-san? —Esta vez fue él quien reconoció su voz; era curioso, después de todo es extraño "reconocer" a una persona desconocida en realidad.

—¡Todoroki! —Listo, eso bastó para salirse de su papel de recepcionista sin chiste. Jamás esperaría que él la recordara tan bien como para saber quién era solo a través de su voz— ¿De nuevo quieres saber cómo está la señora Rei? —Aunque dijo eso ella ya tenía la respuesta desde antes, era obvia.

Como respuesta dio un sonido de afirmación sin más, aunque igual transmitía estar más tranquilo que las dos veces anteriores que coincidieron.

—Deja busco su informe de hoy, espera. Ah y por cierto, puedes llamarme Lilian o Lili, es raro para mí que me digan Brenner. —Sostuvo el teléfono entre su cabeza y hombro derecho para poder rebuscar entre los papeles bajo la mesa de recepción con ambas manos.

Por otro lado, sentado en la sala de una casa de estilo tradicional, un joven de no más de 18 años con un curioso cabello bicolor —mitad blanco y mitad rojo—, hermosos ojos heterocromáticos —el izquierdo azul y el derecho gris—, de piel blanca con apariencia suave, aunque con una cicatriz de quemadura sobre su ojo izquierdo; él escuchaba el curioso revoloteo de papeles al otro lado de la línea mientras mantenía una de sus cejas arqueada.

Hasta que sonó como si el teléfono se hubiera caído mientras que la chica soltaba extrañas maldiciones como "ahquelachingada" o "lareconchaaa" al aparato como si fuese su culpa.

Eso hizo que una pequeña sonrisa divertida se dibujara en su lindo rostro, mirando de reojo al celular como si pudiera ver a la chica se apariencia desconocida que al parecer era una total novata en su trabajo.

¡Lo encontré! —comunicó en tono victorioso— A ver...sip, como lo suponía, ¡Ella está perfectamente! —sonaba alegre mientras decía aquello.

—Ya veo, gracias. —aunque su tono era el mismo serio de siempre, se sentía realmente aliviado cada que escuchaba que su madre estaba bien. Una parte de él deseaba visitarla, pero la otra aún no estaba lista para ello.

Más por otro lado, respecto a la animada chica que contestaba, "Lilian",  le daba curiosidad, su voz se escuchaba tan joven como si fuese alguien de su misma edad, ¿Cómo pudo conseguir trabajo en el hospital alguien menor?  Era una de sus incógnitas que acaba respondiendo a si mismo con la respuesta más simple que se le ocurría "Tal vez tiene un quirk de curación".

Ay no hay de qué. —Se escuchó al otro lado de la línea, se había olvidado por un momento de que no había colgado. Así que soltó un sonido de afirmación y después finalizó la llamada.

«Debería ir a verla pronto, ella está bien...» pensaba el joven de cabello bicolor. Elegir si ver a su madre o no le resultaba una decisión más difícil de lo que podría parecer.

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