17 de Octubre

El teléfono de la recepción sonó un par de veces hasta que cierta mujercita lo descolgó, con una sonrisa divertida adornando su delgado rostro pálido, el cual era en parte cubierto por sus alborotados cabellos castaños que llegaban hasta su pecho en ondulados mechones.

—Buenas tardes ¿Pasa algo? —Dijo en un intento de voz apagada de recepcionista, después de todo, no sabía las líneas que se tenían que decir pero lo que si sabía era que ese teléfono solo recibía llamadas de gente ya frecuente en el lugar.  

A la persona al otro lado de la línea ciertamente le extrañó cómo esta vez el saludo fue distinto pero no le prestó más importancia, "Debe ser una nueva empleada" fue lo tal vez que pasó por su mente mientras quizá se encogía de hombros. —Buenas tardes, hablaba para saber cómo se encuentra la paciente Todoroki Rei. Soy su familiar. —Habló una voz masculina que aunque era algo grave, a su vez era suave además de linda, y desde luego que sonaba joven.

—¡Oh la señora Rei, ella me agrada! Digo- —Carraspeo su garganta luego de darse cuenta que se salió del papel por el entusiasmo— Ella se encuentra bien, no hay de qué preocuparse; yo misma le informaré que no han podido venir. —Todoroki   Rei, una mujer adulta de hermoso cabello albino, además de unos bellos ojos grises, sin duda muy agradable; en las pocas veces que había hablado con ella, nunca mencionó a su familia.

¿? Suena a que se llevan bien... —mencionó el chico al otro lado de la línea, sonaba pensativo pero a la vez curioso— ¿Puedo saber con quién hablo?

—Mi nombre es Lilian, Brenner Lilian, a sus órdenes, ¿Joven...? —respondió algo emocionada, dejando en el aire la última palabra haciendo alusión a que él también se presentara.
Ella era el tipo de persona que no llama mucho la atención de la gente y por ende pocas veces preguntan por su nombre, siendo que a ella le encanta presentarse, orgullosa del nombre que sus padres eligieron para ella; el hecho de que aquel desconocido, familiar de la amable señora Rei, preguntara su nombre, ya le había hecho el día.

Todoroki Shōto. —Respondió a secas, en el mismo tono serio que mantuvo en todo momento; no hubo más cortesías, pues luego de eso la voz de un hombre se escuchó de fondo llamando a Todoroki, porque al parecer lo necesitaba para algo— Gracias por la información. —y luego de decir eso, colgó sin más.

—Shōto...Es un lindo nombre. —Dijo Lilian, que a pesar de que escuchaba perfectamente el pitido de la llamada finalizada, no se quedaría con las ganas de decirlo.

—¡¡Hey!! ¡Lili! —Una enfermera anciana la llamó, la verdadera recepcionista de ese turno, en tono de regaño aunque su expresión solo mostraba que ya estaba acostumbrada, o más bien agobiada por esa situación; la entusiasta dama no le caía mal, al contrario, pero si seguía colándose así acabaría haciendo que se ganara una llamada de atención.

La chica solo soltó un leve grito de sorpresa y después salió corriendo con una sonrisa, aunque no sin antes decirle "¡Buen provecho Ogura-san!", pues sí, la verdadera enfermera solo había ido a comprar su comida cuando ella aprovecho para colarse un rato como siempre.

La mayor soltó un suspiro resignado para luego decir un "gracias" que la joven no alcanzó a escuchar, ya que para cuando Ogura respondió ella ya había desaparecido por los pasillos de aquel enorme hospital de especialidades.

«Ojalá podamos hablar de nuevo, Todoroki» pensaba Lilian ya caminando a paso normal hacia la habitación 107, con una brillante sonrisa al igual que sus azules ojos cual zafiro.
Aunque no se podía decir que había conocido a alguien, ya era uno más en su casi vacío álbum mental de personas que eran consientes de su existencia, y para ella, ese ya era motivo suficiente para mantener una hermosa sonrisa el resto del día.

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