001. Proposal

Alexander se paró en la entrada junto a Cristie, sin soltar su agarre para no perderla de vista. Sabe que siempre ha sido una chica lista y no dudaría en huir de él.

—Solicito el permiso para acceder —habló por la especie de parlante que siempre ha estado instalado allí, pero ahora, era un aparato más tecnológico que se dejó ver.

Alec levantó su mano derecha y la colocó sobre la máquina, para que escaneara sus huellas. Eso provocó un ruido extraño, pero enseguida las puertas del instituto se abrieron.

—No recordaba que esto fuera tan glamuroso —susurró la rubia para que el azabache le dedicara una mirada seria y continuaran con su camino al interior. — ¿Por qué haces esto, Alexander? —preguntó al darse cuenta que solo caminaban por los pasillos precariamente iluminados sin emitir ningún tipo de comentario, incluso dudaba si ese hombre respiraba. Pero era un caso imposible, y siempre lo fue. Alexander siempre iba a ser un secreto no contado para ella, difícil de descifrar.

Evans venía sumida bajo sus pensamientos, ignorando a todo aquel que la observaba en el instituto. Pero salió de ellos cuando se detuvieron en la sala de vigilancia, como lo hacían antiguamente, no sin antes chocar con la gran espalda de Alec.

—Lo siento —emitió en un susurro poco audible. Se acarició la frente mientras una mujer de tacones negros se paraba frente de ella. —¡Por el ángel, eres tú! —corrió a los brazos de la chica. —Belle —sollozó mientras la acogía en un abrazo cálido.

Isabelle Lightwood, la hermana menor de Alexander. Su mejor amiga, confidente y compañera de travesuras. La misma chica con la que nunca se dejaron de hablar, solo tuvieron que dejar de verse, pero eso no era impedimento para continuar con su amistad.

—C, no sabes cuánto extrañaba esto —expresó en un solo abrazo lo que dijo. Siempre han tenido una buena relación, y ella mejor que nadie, sabía el motivo de su abandono, pero prometió no decir nada por el bienestar de su hermano y su amiga.

Ambas chicas se separaron para observarse cara a cara, mientras que a Cristie las lágrimas se le deslizaban sin querer, era inevitable. Su mejor amiga estaba ahí, frente a ella. Era un hermoso sueño para Evans.

Unos pasos se oían acercar, y Cristie rápidamente limpió las lágrimas con el dorso de su manga, mientras que Alexander hacía caso omiso al afecto de su hermana con la chica que debía proteger, por obligación.

La rubia le sonreía ampliamente a la morena, porque ésta le susurraba tonterías como lo solían hacer siempre. Pero como si fuera un rayo, esa sonrisa decayó al ver a su ex parabatai asomarse junto a una pelirroja.

Cristie no podía abrir más la boca, porque aunque quisiera, ella no tenía derecho a decir ni hacer nada. Jace en cuanto la vio no dudó en coger la mano de la pelirroja con fuerza, mientras la desconocida atónita y avergonzada lo miró conteniendo un sinfín de cosas.

—¿Qué es esto? —Alec exigió una respuesta ante esa confusa situación, pasando la mirada de Clary a su hermana, como si ella supiera la razón y él no.


—Es una chica —respondió tranquilamente Jace, recuperando la serenidad. —Seguramente habrás visto chicas antes, Alec. Tu hermana Isabelle es una, al igual que... Cristie —mencionó el nombre de la rubia como si no le importara. El tono de desprecio era predecible para cualquier persona, y eso le dolía. Dolía mucho.

Cristie sentía las ganas de ir y contarle la verdad del por qué se fue del instituto, perdiendo así sus runas, estela, y todo por lo que tanto había luchado y anhelado. Ella amaba ser una cazadora de sombras, por el Ángel, ¡lo amaba! Y lo dejó todo por él, por su familia, por un bien mayor. Para proteger a las futuras generaciones de cazadores, pero él no lo entendería. No después de tres años sin haber sabido de ella.

Odiaba tener que admitirlo, pero probablemente merecía el odio. Merecía todo el rencor que Jace le tenía, le rompió el corazón y el lindo lazo que los uniría eternamente.

—Por cierto —lamió sus labios—, ¿qué hace ella acá? —preguntó el rubio con cierta templanza, él sabía perfectamente que ella iba a aparecer en algún momento, pero no se sentía preparado, no aún.

Cristie notó en el tono a como se refería a ella, y notaba perfectamente que con cada palabra que Wayland pronunciaba, se aferraba más a la mano de la chica que se encontraba a su lado.

—El consejo la mandó a seguir —comenzó a explicar Alexander. —Se supone que no estaría aquí hasta un par de días más, pero algo salió mal —dirigió la vista hacia Cristie de forma seria, mientras se cruzaba de brazos. —La chica ya no sabe luchar con demonios al parecer —escupió como si se tratara de algo malo.

—¿Qué?

—Tuve que salvarla como damisela en apuros —se burló.

Isabelle no pudo evitar reír ante el comentario tan hostil de su hermano. Presentía que algo estaba pasando, pero no sacaría conclusiones antes de tiempo, puesto que Alexander estuvo enamorado de Cristie cuando eran adolescentes, en el mismo tiempo que tuvieron una relación secreta con Jace.

Sin embargo, el azabache no los culpaba, pero el hecho de que haya dañado a su hermano es más que suficiente para tener rencor hacia ella, y eso se lo recalcaba todos los días.

—¿Por qué no nos avisaste? —Jace se exaltó y soltó la mano de la pelirroja para acercarse a encarar a su hermano. — ¡Podría haberle pasado algo! —se quedó en silencio un par de segundos analizando lo que dijo, y corrigió—podría haberte pasado algo —se escudó con esa frase.

Era evidente que aún se preocupaba por ella, y era algo que no podía controlar actualmente.

—Descuida, estoy bien... —alzó sus cejas— gracias a Alexander —su voz era irónica, claramente lo había dicho para molestarlo.

Jace sentía como su corazón latía con rapidez cada vez que Evans se atrevía a pronunciar algo, su respiración se agitaba más de lo normal. Era irremediablemente hermosa para sus diecinueve años. Esos mismos años que no han hablado, pero que no han pasado en vano para ninguno de los nephilim.

—La tensión que hay en el ambiente se puede cortar con cuchillo —a lo lejos se oía la voz de Maryse. Semblante y elegante como siempre se empezó acercar mientras seguía hablando. —Querida, te estábamos esperando —explicó a vista de todos, y se acercó para abrazar a la chica. —Estás hermosa como tu madre —sonrió levemente, pues Maryse no demuestra eso muy a menudo. Es igual o más seria que Alexander, y para Cristie era extraño verla sonreír o feliz por alguna razón. —Solo hay una buena explicación para haber ido tras Cristie, y es que Valentine la necesita.

Cristie frunció el ceño para intentar comprender lo que Maryse hablaba. Se había despertado más torpe que de costumbre y eso le jugaba una mala pasada.

—¿Me necesita?, ¿para qué? —encogió los hombros. —Ahora vivo una vida normal, una aburrida y rutinaria vida de mundano —negó con la cabeza. —No entiendo para qué necesita a alguien así.

Maryse caminó para acercarse a su hijo, pero siguió explicando.

—Eso es lo de menos. Quiere conseguir la copa mortal a través de Fairchild —señaló a la pelirroja que acompañaba a Jace. —Y finalmente con eso, quiere crear un ejército de Shadowhunters que le obedezcan a él, a través del círculo —inquirió con suma delicadeza. —Sobre todo tú, querida. Tienes todo lo que él necesita; Fortaleza, destreza, habilidad, fuerza, resistencia e inteligencia. Para qué seguir mencionando, si eres y serás una de nuestras mejores shadowhunters.

—Eso era en el pasado —atacó Alexander tensando su mandíbula ante el comentario de su madre. —Fácilmente podría derrotarla —miró a su 'contrincante' de forma seria y fija. —Si no pudo contra un simple demonio, no podrá conmigo —ese tono tan narcisista de Alexander comenzaba a fastidiar a la chica.

Es cierto, no ha entrenado como lo hacen aquí de hace tres años, pero eso no significa que no pueda.

—Solo necesito practicar —se defendió cruzando sus brazos.

—Entonces tú te encargarás de eso, querido hijo —Maryse se paró frente a Alec secamente, y le ordenó aquello. —Tú entrenarás personalmente a Cristie para que vuelva a ser la misma cazadora que una vez fue, ¿entendido?

Al igual que el azabache, su parabatai tensó la mandíbula. De alguna forma le molestaba que sea Alec quien entrene a Cristie y no él. Quizás no quería tenerla cerca de cierta forma, pero su interior lo quería, ¡claro que sí!

—¡¿Qué?! —exclamó la chica. —No, no, no. Lo siento, Maryse. Admiro tu valentía y la forma en la que llevas el instituto, pero no me puedo quedar. Sabes perfectamente que mientras yo esté aquí mis padres correrán el mismo riesgo que Valentine vaya tras ellos, además... —la mujer interrumpió de inmediato.

—En un par de horas tus padres estarán instalados en el instituto para ser protegidos por nosotros mismos, Cristie. No tienes de qué preocuparte. Tu madre está al tanto de la misión.

—Maryse, no... no entiendes, tengo una vida, un trabajo, estudios... no puedo simplemente desaparecer...

—¿Ahora no puedes desaparecer? —Jace tensó la voz. Cristie ignoró aquella pregunta que claramente no sabía cómo responder.

Alexander no podía creer lo infantil que podrían ser las mujeres algunas veces, empuñó sus manos con cierta furia, eso le estaba cansando, excusas y más excusas.

—¡Suficiente niña! —gritó desesperado ante la situación. A paso firme comenzó a caminar para quedar frente a Cristie, que lo debía mirar centímetros más hacia arriba. —Si esto es lo que siempre has querido, demuéstralo. Demuestra que eres la mejor cazadora y prometo no molestarte más. Serás libre de hacer lo que desees. Si en una semana me logras ganar, bien, te dejamos ir. Pero si no, tendrás que quedarte bajo mi cuidado.

—Alec... —Izzy lo llamó para que se calmara, pero él hizo caso omiso y levantó una ceja esperando una respuesta por parte de la rubia.

Por otra parte, Cristie miró detenidamente a Wayland, esperando que en su rostro dijera un 'no' por respuesta, pero notaba lo incómodo que estaba con su presencia y nada bueno podía salir de todo eso.

—Bien —respondió finalmente. —Acepto, Alexander. Pero si en una semana logro vencerte, serás el hazme reír del instituto, y créeme, no dejaré que ganes —repitió con ímpetu y seguridad.

Su lado competidor había salido, entonces ella recordó cuando Jace le proponía lo mismo, y era habitual ganarle a su ex parabatai.

—Por lo pronto, Isabelle te mostrará tu nueva habitación —manifestó Maryse con cierta alegría en sus palabras. Era lo que quería, que Cristie aceptara para que continuara allí, sabía perfectamente que aun podían convencerla de quedarse permanentemente o hasta que el riesgo pasara.

La morena cogió del brazo a su mejor amiga, cortando la tensión.

—¡Vamos! Debemos conversar sobre muchas cosas —habló jalándola del brazo, yéndose ante la vista de Jace y Alec.

—No entiendo, ¿podría alguien explicarme? —preguntó por primera vez la pelirroja extendiendo su mirada a los que quedaban, pero Maryse la ignoró y continuó con su visita administrativa en el instituto, mientras que Alec rodó los ojos y se fue rápidamente a su habitación. —¿Por qué me ignoran? No les caigo bien, ¿verdad? —Jace negó con la cabeza, pero manteniendo sus pensamientos en Cristie.

—Ven, te mostraré el instituto. 

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Hoooooooooooooooola!, quiero contarles que estoy muy, muy feliz:) en pocos días hemos tenidos visitas, ¡muchas! y quería saber su opinión si les gusta la historia o no:c .. intento hacerla no tan cliché (igual a libros o serie) pero hago lo que puedo, porque es imposible no hacerlo ><

Además me tuve que quitar el pc yo misma:c estaba muy inspirada y corté el capítulo:C jajaja pero para el próximo igual será largo, promesa:3

Sin más les dejo un gif para que se deleiten :x

Ayyyy*-*.

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