Parte única
No me acuerdo el momento exacto cuando conocí a Matías. Matías, un chico de un metro sesenta y algo. Morocho. Vergonzoso pero no más que yo. De las relaciones menos sana que tuve pero, que más enseñanzas me dejó.
Empezamos a salir por allá en el verano del 2015. El 17 y yo a dos meses de cumplir mis 15 años. Pasó el verano y el comienzo de clases y las peleas no se hicieron esperar.
No miento cuando digo que fue la relación más tormentosa que tuve, podíamos pasar de decirnos "sos la peor persona que conocí" a "sos el amor de mi vida". Estábamos locos. De amor. Íbamos a una secundaria técnica (doble turno) y a veces compartíamos recreos. Me acuerdo que una vez lo vi mirando a Lourdes. Sí, mirando. Cualquier excusa era válida para hacerle un berrinche. Lourdes era la típica chica que te decían que "no pasa nada" y después terminaban saliendo con ella. En fin, siempre era Francisco (mejor amigo de Matías) el que terminaba en el medio, tratando de solucionar nuestros problemas. Francisco también fue otro amor de mi vida, por eso le voy a dedicar la parte II.
Pasó el primer trimestre y llegaron las vacaciones de invierno. Matías se va a Bariloche de viaje de egresados. Chateabamos por Facebook, el no usaba celular así que en cierto punto eran como unas "vacaciones" de nuestra relación. Pero el se las arregló, me hablaba desde el Facebook de una amiga desde allá. Intercambiabamos no más de cinco mensajes por día.
En esos días que el estuvo en Bariloche yo empecé a chatear con un chico, Álvaro. Alto. Rubio. Ojos celestes. Uno de los chicos más lindo, hasta ese entonces, de mi ciudad. La conversación con Álvaro era fluida e interesante que hasta me olvidé de Matías y su viaje de egresados.
En las "vacaciones" de Matías tomé dimensión del calvario que era esa relación. Cuando chateaba con Matías era solo para discutir, me la pasaba llorando, fue tan poco salubre que hasta terminé con ataques de pánico. Y con Álvaro era distinto, la pasaba bien.
Matías volvió de Bariloche y yo hice como sí no existiera. El quería verme y yo lo único que hacía era ignorarlo. Un día, en clases, entra la portera a mi salón y me da una bolsa. Era de Matías. Un detalle que era habitual en Matías era mandarme golosinas con la portera cuando yo estaba en post-hora. Ese día me había mandado chocolates que me había comprado en Bariloche y un peluche. Y yo en lo único que pensaba era en Álvaro.
Así que decidí dejar de ignorar a Matías y decirle que no quería verlo más. En su momento lo entendió (o eso creo) pero días después, volviendo a casa de la escuela Matías me siguió para hablar. El con la voz entrecortada y con algunas lágrimas en los ojos. Yo cual acuariana fría "-Ya fue." Esas fueron mis únicas palabras. Esa relación me definió mucho, no solo como persona sino también para mis relaciones futuras.
Desde ese día nunca más supe algo de Matías.
Nose cuándo ni por qué empecé a alimentar un enojo hacía él, un enojo que alimentaba todos los días. Y el hacía mi, igual. Un año alimentando un enojo, estaba frustrada y rencorosa ¿por qué? Aún no lo sabia.
O quizás si. Matías se puso de novio con Delfina. Morocha. Ojos claros. Buena onda. Estaba enojada porque esa relación si funcionó, y la nuestra no.
Hasta ese momento nunca había vuelto hablar con.
Un día cualquiera me junto a comer con mi (ex) amiga Mili. Ella se llevaba muy bien con Matías. Hasta donde yo sabía hablaban diariamente. Ese día estaban hablando, Mili le comentó que estaba conmigo a lo que Matías dice "-mandale un saludo." ¿Matías mandándome un saludo? ¿Un saludo? ¿A mí? Como si todo estuviera bien. A lo que le respondo "-mandale otro." Con total naturalidad. Como sino le hubiera roto el corazón ese día que me buscó a la vuelta de la escuela. Como sino estuviera de novio con Delfina. Como sí nada. Ese saludo puso fin al enojo mutuo que teníamos.
Después de unos días, o semanas, no recuerdo bien, volvimos a hablar. No recuerdo el contexto ni el por qué. Pero volvimos a hablar. Esa vuelta nos agarró maduros y crecidos como persona. Hicimos catarsis de nuestra relación, los dos sabíamos que no fue una relación sana, que cometimos errores, y algunos a propósito solo para hacerle mal al otro. Sí. Pero nos queríamos. ¿Qué digo queríamos? Nos amábamos. Nos deseamos mutuamente lo mejor, en la vida y en una futura relación. Que ojalá ambos encontremos a alguien que nos dé el amor que no nos supimos dar.
Hasta el día de hoy, 31 de enero del 2022, hablamos. No siempre, pero cada que es necesario para saber como está el otro. El está de novio con Luli y lo veo muy bien. Hace poco fue su cumpleaños.
El amor enfermizo que sentíamos el uno por el otro mutó al amor más sano y genuino.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top