Irene, vecina de mi mamá, tenía una niña de mi edad de nombre Abril. La conocí gracias a que cuando salía a jugar ella estaba con su triciclo y yo con mi patín, en eso mi madre me observaba y platicaba con aquella señora, realmente se llevaban muy bien, hasta decir que se hacían favores entre cada una. Abril y yo estuvimos en el kinder juntos y dos años de primaria, nos veíamos solamente en el receso, pues ya no volvimos a estar en el mismo salón. Después de que salió de segundo, las charlas entre la vecina y mi madre terminaron, ella, su hija y su esposo se mudaron a otra casa, lejos de dónde vivían anteriormente.

- Ma, ¿ todavía hablas con Irene? -La del cabello chino, que tenía una hija de nombre Abril. - Si, si me acuerdo de ella, fijate que no, ya no hablo con ella. - Ah okey, le respondi. - . Cambiando de tema, cuando iba a la escuela siempre me llevaba el lonche, aunque eso sí, también me recogía en la salida y me acompañaba en la entrada, cuando entré a la secundaria ella ya no me llevaba, de ahí en adelante pedía rait, me llegaba a ir con un vecino, que también había sido compañero mío en sexto de primaria, su nombre, Tadeo, de ida y vuelta, pues sabían que iba para el mismo rumbo. Su madre era muy amiga de mamá, o para así decirlo, se llevaban bien. La señora Socorro, un año anterior, me invitó a su casa, gracias a que Tadeo cumplía años, como era compañero de él me invitó, yo no lo conocía, en fin, fue un tiempo, un lapso que así. Tocando durante el tema de cuando mamá me llevaba el lonche, quisiera esos días, esos recreos dónde la pasaba divirtiendome, ese descanso que era satisfactorio para mí, extraño volver a ser hijo único. Es que la verdad un hermano, o mas bien tener hermanos no es tan bueno en una parte, pues llegas a tener conflictos con ellos, pero la otra es especial, la imaginación, creatividad, armonía y alegría se ve multiplicada entre todos. Mi imaginación nacía por mi mismo, no necesitaba una mente mas que la mía, porque con esta solía crear tristezas que iban y venían, alegrías, no se diga placer, humor y miedo, que un día esas escenas, situaciones, emociones y sensaciones, que un día exasperante, que solo exclusivamente, yo solo disfruté, con la percepción de aquel niño, que fuí y seré.