Mi tercer hermana de nombre " Esthela" , fue todo un caso distinto, mis ansias de que naciera eran muchas, hasta que un día, en pleno cumpleaños de Paulina, el cuál  era su primer aniversario, mamá  tuvo que acudir a el hospital rápidamente, quién  la llevó fue su amiga Rocío, con quién  hizo una excelente amistad gracias a que Oziel, su hijo, era mi compañero  de kinder a los cuatro años.

En resumen, al día siguiente mis tías me mostraron fotografías de mi hermana recién  nacida, estaba algo entusiasmado, un bello momento  para mi madre, quién  era esta bebé, su cuarto hijo.

Era entonces el único hombre, puras mujeres me rodeaba en casa, durante aquel tiempo me hice la idea de aceptar que Paulina era entonces  mi hermana, no me importaba discutir, simplemente  ser feliz.

Mucho tiempo atrás, antes de el nacimiento  de Estela, en abril del año mismo, mamá  me acompaño al funeral de mi abuelo paterno, sufrí  cómo  nunca, lloré  continuamente, mientras sus brazos consolaban mi estado con un abrazo fuerte, que llegó  al grado de tocar mi corazón  y aliviar el dolor consciente.

Hizo lo propio con mi padre,ese hombre que lo caracterizo  por querer ser fuerte y no dejarse consolar, inteligente y algo estricto, ese era papá.

Los dos se encontraban afuera de las capillas y antes de entrar, recuerdo ha ello abrazado tan fuerte que me resistía  a dejar de soltar.

En todo momento, me acompaño, cómo  quién  dice, "en las buenas y en las malas" ,no importa si hay tropiezo, saldremos juntos de esta. Mi madre era una guerrera, una gran mujer, más  por todo lo que representa para mí.

[Paulina en el lado izquierdo, a la derecha Esthela y el nuevo bebé  de casa en medio]