Ella nació  en Junio del 2018, Paulina, una niña que no tenía la culpa de ser odiada por mí, ahora, me siento estúpido cuando recuerdo ello,no la quería, decía y afirmaba que no era mi hermana,sin embargo, el tiempo me cambió  mi perspectiva  de ser, y es esa infante, una de las que más  me sigue y aprecia.

Mamá al vivir cerca de su madre, empezó  a trabajar  en un puesto de tacos y gorditas, debido a la idea de su hermano Pepe, consiguieron todo lo necesario  para finalmente iniciar aquel negocio.

Los primeros días no fueron cómo  se esperaban, cada que ganaban  dinero y lo metían  en la caja que les servía  para ganar dinero, daba cada uno la oración para así  bendecir todo aquel esfuerzo. Pues era ese negocio  el que les daba plenitud a los dos.

Lamentablemente la propuesta de aquel negocio  no funciono  y prosperó cómo  se esperaba, así  que mi madre dejó  de hacer aquella labor para dedicarse nuevamente  al quehacer de la casa.

De vez en cuando, y rara vez visitábamos la tumba de mi abuelo Kiko, mi .adrede sufría mucho en aquel tiempo y a pesar de mi personalidad, dejaba a lado mi negatividad para consolarla  en ocasiones.

Al tomar una foto familiar me daba tanta pena estar con ella, me sentía  avergonzado por la pequeña Paulina, por mi propia hermana, tenía ciertas cosas que no podía  liberar, me sentía extraño junto con mi mamá, pero ya no hablaré de ese tema, que solo me dan ganas de lloriquear.

Mucho antes de que ella nacido, fue mi graduación de la escuela,tenía  ya 12 años, para acabar, sentí  vergüenza porque mi madre estuvo allí  presente con una ropa que le hacía  notar mucho su embarazo, perdóname  por haberme puesto de ese modo, mi mente estaba en un lugar de días oscuros, tristes y obsoletos, dónde  lo más  seguro era continuar hundiendome  con mis propias palabras, mientras que el silencio de no aclarar me jugaba malas pasadas, en contradicciones  que no terminaban, cadenas que sujetaban mi vida, yo mismo era el demonio que destrozaba mi camino, sin darme cuenta  del cambio favorecedor  del destino.

Después  de haber nacido, dejé  a lado la idea de que no era mi hermana, jugaba con ella, la cargaba y me acostaba cerca de  esa bebé   cuando mamá se recostaba también. Tenía un pánico  de salir a la calle y que preguntaran si la bebé era mi hermana y que aparte dijesen que nos nos parecíamos, ¡era el colmo! . Ciertas personas lo decían, lo mencionaban y a veces hasta lo afirmaban, me hacían  sentir mal, no podía  con ello. Cómo  no estarlo, si cada mal me dolía mi existencia, con el tiempo he pensado en realizarme una penitencia, que sane mi cerebro, de todo mal pensamiento de mi conciencia.

Cada vez que me iba con mi papá, cada viernes iba muy contento al regresar, tenía un aspecto  de odio,de violento, de una cara de muy mala gana, ni saludar correctamente a mi madre  me nacía, conforme crecía me convertía en un ser rebelde, un sujeto sin principios ni valores,ética  y moral por los suelos, un asco de hombre fui, en un pasado que se me hizo eterno.