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Continúa por favor, doncella hermosa, que no dejo de pensar en la historia que me cuentas y que he venido, de tus labios trémulos a oír.

Escucha, de la historia la continuación, porque ahora sabrás, como estos dos amantes se encontraron por primera vez y como de sus corazones ha surgido un amor tan puro como las cristalinas aguas de la laguna a mil pies de aquí. Hace no mucho tiempo, quizá solo un par de años atrás, cuando en el muelle a orillas del Egeo, observando el mar, aquel albino reposaba en la aren cálida el fuerte cuerpo y el sol personificado a su lado se sentó, sin conocerlo y sin esperar respuesta sus cerúleos ojos en él posó. 

Ninguno dijo nada pues no había nada que decir, el horizonte a lo lejos en sus fauces escondía al astro rey y daba paso a la majestad sonámbula de la noche y aquellos hombres que callados se mantenían por fin se decidieron a hablar, el mar los escuchó atentamente y la arena se estremeció cuando sus voces se mezclaron, el universo entero se detuvo para ver complacido como el destino se cumplía sin prisa ni premura, solo entre las esquinas de aquellos ojos que se ven como si se conocieran.

Esa, la primera vez, dónde el tiempo no fue tiempo y la vida volvió a nacer; esa, la primera vez, dónde el sol y el viento se han unido y la tristeza ha reído; esa, la primera vez, dónde el olvido ha recordado y la oscuridad se ha iluminado pues de sus labios la sonrisa no ha mermado. Y ante los divinos ojos, de los poderosos dioses, el pasado y el futuro se han unido y el presente es su fruto, la vida y la muerte han engendrado la serendipia de su encuentro inesperado  y ahora se ha vuelto sempiterno aquel amor que yace oculto entre las sombras del cielo nocturno. 

Mira, hay entre los recuerdos de sus almas la simpleza de sus sonrisas en aquella primera mirada, sus rostros se han grabado a fuego en el contrario y no lo saben aún, pero todo ha de ser tan hermoso como el anochecer que está pronto a suceder en aquel muelle que ha sido testigo mudo de lo que surge en sus interiores y crece a cada segundo. 

Y en una tarde más, el Egeo majestuoso se alegra, pues sus nombres intercambian, se conocen a cada instante, sus almas vuelan y el hilo de las moiras ha enredado sus futuros en una telaraña que emerge altiva de las profundidades y se eleva bajo la mirada de Eros que en la simpleza de aquello se ha llenado de vida.

Y las noches, seguidas de los días, pasan sin premura y sin prisa para ellos y la brisa de otoño seca las hojas del sagrado árbol que me sirve de refugio, el bosque muere y ellos parecen recién florecer, los cerúleos ojos de aquel que es mi amigo aparentan tener más vida de la que un mortal cuerpo como el suyo puede soportar; la piel canela de aquel cuyo porvenir es junto a él, se torna en su delirio y en su anhelo.

¡Oh, mundo cruel!, del que apenas sé nada y todo a la vez, barreras has impuesto y a los rayos del sol has advertido que de ver los amorosos roses de dos almas destinadas, a su corazón atacarás y de ellos solo polvo de estrellas quedará. ¡Oh, mentirosa mentira!, que aborrece a su hermana la verdad, a las nubes has convencido de la infamia que no es más que la dulzura disfrazada de terrible amargura. 

Y, ¿Qué paso con ellos, querida sibila?, ¿Acaso el destino que los había unido, ahora los separa sin ningún tipo de consideración? 

Calma, parvo mortal, yo sé, cuan desesperante puede ser, del mundo ser victima y perder lo que has encontrado sin querer pero que necesitabas aún sin saber; ellos no se perdieron ni separaron, pues tenían aún aliados en la tierra madre, que los vio nacer en un pasado tan cercanamente lejano. 

¡Ah, y el destino!, actúa de maneras extrañas, aconsejo a su majestad la luna y ella, con su manto de estrellas, consintió aquel amor que bajo su mirada más de una vez se consumó, destiló la calidez de mil esplendidos soles. ¡Ah, y el mar!, en su infinita benevolencia, bajo su espuma y su templada arena, prestó soporte a dos cuerpos que más de una vez se amaron y cuya piel de aroma a sal se hubo cubierto.

Detrás del manto de penumbra oscura, alumbrados apenas por los fuegos celestes de la noche, siguen el curso de sus futuros, sin importarles que el mundo entero esté en su contra pues han encontrado, en bazos de las tinieblas y su estela plateada, antecedida por la reluciente corona de Selene, el refugio perfecto para los corazón es latientes que danzan sin fin en la memoria. 

Ahora dime, hijo de hombre (hija de hombre), ¿Qué es lo que quieres de mis labios oír?, dispongo del futuro en mi mente y del camino en mis manos más la historia de ambos amantes palpable en mis labios renace, la conozco como conozco lo que te depara el mañana, sangre mortal que has venido de tierras lejanas a atender, de mis belfos este acontecer, piensa y dime, pues, la fortuna, me temo, no se detiene, ni para mi, ni para ti. 


🐂🦁
Lamento mucho la tardanza. 

Si quieren un culpable ese es: mi clase de morfosintaxis, el protocolo de investigación para mi tesis y el mendigo Wattpad que me borró como dos veces el cap.

Dan R

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