Cine
—Matt, ya sal de mi habitación.
A pesar de las miles de quejas del ojinegro, Matt se rehusaba a cumplir las peticiones de su "amigo".
—¡Oh, vamos Tom!— se quejaba el pelirrojo, —Sé que necesitas hablar con alguien, y aquí estoy para escucharte—
Tom desvió su mirada del brillo de la luna a través del delgado vidrio de la ventana de la habitación de paredes azuladas, para fijarla en el chico detrás de sí con una mirada confusa.
No calzaba en su cabeza la actitud del narcisista, que tal cual ha sido mencionado, muy pocas veces demuestra interés en algo que no sea él mismo.
—¿Cuál es tu problema?— preguntó sin pelos en la lengua el de cabellos castaños claros, frunciendo el ceño.
El contrario sonrió algo avergonzado, puesto a que lograba entender a que se debía esa falta de confianza de parte del ojinegro, —Quiero ayudar...
—No necesito la ayuda de nadie.
—Todos necesitan ayuda cuando existe un problema.
—Yo no tengo un problema.
El pelirrojo frunció el ceño esta vez, frustrado. Vaya que era complicado hablar con Tom, en especial cuando en ese estado de negación.
—No hay que ser un genio para darse cuenta de tu problema, Tom.
El de sudadera azul suspiró algo irritado, —No sé de qué hablas.
—Sientes cosas por Edd— la habitación se inundó con un silencio de invierno polar, —Es obvio.
Tom no sabía como reaccionar exactamente. Si Matt pudo descifrar lo que él sentía, quiere decir que era bastante evidente.
El castaño se cruzó de brazos antes de evitar la mirada del más alto. Trató de disimular el pequeño sonrojo que se extendió sobre sus mejillas, pero fue en vano. Matt ya lo sabía, y era probable que todo el mundo lo supiera... Incluyendo a Edd.
—¿Y qué si es así?— fue el intento vago de Tom por ocultar nuevamente su problema, algo que Matt esta vez no quiso concederle.
—¿Cómo que "y qué si es así"? ¡No puedes quedarte de brazos cruzados y no hacer nada, Tom!
—No es tu asunto.
El más alto dejó escapar un suspiro de agobio. Por más que insistiera, parecía que el castaño lo único que quería era hundirse cada vez más profundo en su miseria, como toda su vida había hecho. Ahogando todo el dolor e incertidumbres que su pecho sentía en el alcohol, asfixiando hasta la última gota de sentido en su corazón.
Sin embargo, Matt ya lo había decidido. Él iba a ayudar a su amigo, aunque este no quisiera su ayuda.
—Quiero ayudarte.
—¿Por qué?
—Porque eres mi amigo.
—¿Desde cuándo te importa?
Aún más silencio.
A pesar de ser verdad, seguía siendo algo que causaba cierta culpa en el pecho de quien todos conocen como un vanidoso total.
—¿Realmente quieres ayudarme?— le preguntó Tom con irritabilidad en su tono de voz, —Aléjate de MIS problemas.
—P-Pero Tom-
—¡Déjalo así, ¿quieres?!— fue la respuesta final del ojinegro antes de echar a patadas al más alto de su habitación.
Sin más que decir, el pelirrojo se resignó a ir a su propio cuarto para poder relajarse y pensar mejor en cómo ayudar a Tom y Edd.
Definitivamente las palabras no servían con el de sudadera azul, así que era mejor pensar en otro plan.
Pero no sin antes conciliar el sueño para dejar que la magia del descanso le ayuden a recuperar fuerzas para el día siguiente.
—Buenas noches, guapo.
Fueron sus últimas palabras dedicadas a él mismo antes de caer rendido en su almohada.
~•~
—¡Buenos días, Tom!
Edd entró a la cocina esa mañana, topándose con su querido amigo de ojos negros, quien esperaba con atención como se calentaban sus tostadas.
—¿Qué tal, Edd?— contestó el de azul, sin desviar su atención de la tostadora, —¿Cómo dormiste?
—Bastante bien de hecho— rió entre dientes el castaño más oscuro, —Como un lirón, ¿y qué hay de ti?
Tom guardó silencio unos segundos, antes de suspirar y contestar; —Sí, supongo que bien.
Su actitud sonaba desanimada, más de lo usual, algo que definitivamente preocupó a Edd. Éste se mantuvo en silencio mientras se servía un tazón de cereal EddsWorld con leche para desayunar, hasta que el sonido de la tostadora con el pan ya calentado rompió la calma.
Tom sujetó un plato y se sirvió las tostadas, aun en silencio.
Edd estaba a punto de preguntarle si había algo que le molestase, cuando fue interrumpido por el último miembro de la pequeña y extraña "familia" que vivía allí.
—¡Buenos días, chicos!— saludó Matt bastante animado entrando a la cocina.
—¡Hola, Matt!— sonrió Edd, —¿Por qué tan animado?
El pelirrojo nada más sonrió, —¡Es solo que tengo grandes planes para hoy!
Tom arqueó una ceja, —¿Qué planes?
—¡Vamos al cine!
Ambos castaños se quedaron en silencio. Edd simplemente rió, la verdad es que le encantaba ver películas, pero de todas formas estaba de acuerdo con la mirada de confusión de Tom.
—¿Y eso por qué? — preguntó Edd, —¿Estrenó una nueva película?
—Eh... ¡S-Sí!— Matt dudó, —E-Es por eso... N-No porque tenga otra idea, claro que no...
Tom logró comprender relativamente lo que pretendía el más alto, y claramente se amargó. Bueno, no podía darlo por sentado, pero algo en él le decía que sus sospechas eran ciertas, —¿En serio?
—¡I-Indudablemente!
—¡De acuerdo, Matt!— animó el de verde, —Es una gran idea, ¿no lo crees, Tom?
—No.
~•~
—Entonces, ¿qué película dices que se estrenó, Matt?
El día había trascurrido tranquilo en aquella casa, y ya después llegada la tarde los 3 amigos accedieron a la idea de Matt y fueron al cine.
Tom se había ofrecido a comprar las entradas por internet, pero sin embargo el narcisista se negó rotundamente.
Una vez que llegaron al cine, Edd se preguntó de qué película hablaba Matt. En los titulares no se veía ninguna película de las que usualmente veían, mucho menos una estrenada hace poco.
—E-Eh... B-Bueno...— el pelirrojo balbuceó dudoso, —E-Es... Emm...
Tom observó detenidamente la cartelera, topándose con la sorpresa de que no había ninguna película de acción nueva, ni una de terror, ni ninguna de su agrado.
—La única película nueva es "Ver más Allá".
—¡Esa es!— sonrió inseguro Matt, sintiéndose aliviado por unos segundos.
—Es una comedia romántica.
—Oh...
Edd solo sonrió. Agradecía las intenciones de su amigo de intentar tener una tarde entretenida, y sabía que si se trataba de Matt algo tenía que salir mal.
La verdad, no era tan importante para él la película que verían. Lo esencial era divertirse, ¿no?
—Bueno...— comenzó el de sudadera verde, —...no puede ser tan mala. De todas formas me gustan las comedias.
—¿Románticas?— cuestionó con un ceño fruncido el de ojos negros.
—De cualquier tipo— Edd rió encogiéndose de hombros.
Tom gruñó. Quería negarse rotundamente a ver una película "seudo romántica" con el chico que producía miles de sensaciones dentro de sí, sin embargo, no podía decirle que no a la sonrisa de Edd.
Terminó aceptando a regañadientes, gracias a la pequeña calma de que no estaría solo con el amante de la cola, ya que Matt estaría allí también.
Gracias a esto de vivir en conjunto, pudo aprender a disimular sus sentimientos todo el tiempo.
Los tres muchachos se acercaron a la boletería para poder comprar las entradas. Mas, cuando cada uno sacó su billetera para pagarle al vendedor...
—¡Oh, no!— exclamó Matt de forma dramática y al mismo tiempo sospechosa, —¡No tengo dinero!
—¿Qué?— reaccionaron ambos chicos al unísono.
—Debí haberlo dejado en casa, ¡oh, pero que torpe de mi parte!— Matt reía nervioso, claramente tramando algo.
Tom pudo notarlo de inmediato, mas Edd solo observó dudoso a su amigo pelirrojo, cuestionando en su mente el porqué era tan torpe.
—Supongo que tendrán que entrar a la función solos— concluyó finalmente el narcisista, causando conmoción entre los dos muchachos.
Edd rápidamente buscó una solución, y sacó su billetera otra vez, —Tranquilo Matt, yo pagaré tu entrad-
Antes de terminar su oración, fue interrumpido por el mismo Matt que sujetó su billetera y la lanzó lejos de allí.
Ambos castaños quedaron en shock.
—¡Woops!— rió nervioso el pelirrojo, —Creo que ya no tienes más dinero.
Tom frunció el ceño, y de su bolsillo sacó unos billetes, —De acuerdo, yo pagaré tu-
Aquel dinero voló por los aires casi tan lejos como la billetera de Edd.
—¡Oh, pero que mala suerte!— exclamó con voz de torpe el más alto, —Lo siento Tim, creo que hoy no es mi día.
—Tom— corrigió el de ojos negros, antes de sujetar fuertemente al contrario del brazo y caminar unos cuantos metros lejos de Edd, —¿Puedo hablar contigo unos momentos? Sí, gracias...
El dibujante suspiró, —Supongo que los espero aquí—. No podía negar que había algo que le molestaba en que Matt y Tom hablaran tanto en privado.
¿Le ocultaran algo?
¿Acaso Tom ya no confía en él?
No tenía nada en contra en que ellos pasaran tanto tiempo juntos, de hecho, le ponía contento que se llevaran bien. Las cosas habían estado muy complicadas después de lo que pasó con Tord.
La destrucción de su casa fue una de las tantas caídas que sufrió el trio. Sin embargo, con el tiempo juntaron más dinero y con la venta de sus apartamentos lograron reconstruir la amada casa donde compartieron la mayoría de sus aventuras.
Era difícil dejar ir el pasado, olvidarse de algo o alguien que fue tan importante en cierto momento.
El nombre de Tord ya no se menciona nunca. Era algo doloroso para todos, incluso para Tom.
Pero a pesar de todo, Edd quiso seguir adelante y alentó a sus amigos a hacer lo mismo. Comenzar de cero en la nueva casa, e intentar valorar la amistad que los tres conservaban.
En eso pensaba Tom igualmente.
Al principio, sentía vergüenza, como todo enamorado. Trataba de hacer feliz a Edd indirectamente, ya que no era capaz de hacerle frente a sus propios sentimientos.
Mas luego de lo que pasó con Tord, se dio cuenta de que Edd lo necesitaba como un amigo, como el mejor amigo que siempre fue.
¿Valía la pena perder otra amistad por esos estúpidos sentimientos?
No quería alejar a Edd de su lado.
Lo mejor era olvidar todas esas emociones. Con el tiempo desaparecerían solas, ¿no es así?
—¿Qué estás haciendo, Matt?— le preguntó iracundo el ojinegro al nombrado, —¿Qué rayos planeas con esto?—
El de sudadera violeta solo sonrió con nerviosismo, —¿De qué hablas? No planeo nada.
—¿Ah, sí?— desafió el castaño, —Pues a mi me parece que quieres que Edd y yo nos quedemos solos para ver una película romántica.
—En realidad es una comedia romántica.
—¡Es lo mismo!
Matt seguía negando de forma muy obvia sus verdaderas intenciones, colmando la paciencia de Tom.
Era bastante evidente lo que el pelirrojo planeaba, evidente excepto para Edd, claro. Pero incluso hasta sospechaba.
—¡Matt! Sabes perfectamente que no puedo entrar a esa sala solo con Edd— se quejó el ojinegro.
—¿Por qué no?— bromeó el vanidoso, —Ayer dijiste que no tenías un problema.
—¡Agh, sabes que mentía!
Matt sonrió para sus adentros. Se sentía genial tener la razón por una vez, —¿Por qué me mentiste si sabías que yo sabía que tú sabías?
—¿Qué?
Matt frunció el ceño, —¿Por qué intentas negarlo?
Tom no hizo más que aligerar su humor como pudo, cruzarse de brazos y dar media vuelta, hasta donde Edd los aguardaba, —No quiero hablar de eso ahora, mucho menos aquí.
Matt comenzó a seguirle el paso, —Tendrás que hablar de eso, aunque no quieras.
—¿Vas a obligarme?
—Quiero ayudarte.
Tom suspiró, negando con la cabeza, —Prefiero ver esta película romántica con Edd a solas.
—Es una comedia romántica.
—¡Lo que sea!
~•~
—¡Fue muy divertida la película, ¿no lo crees, Tom?
—E-Eh... Sí, muy divertida.
Los dos chicos habían salido ya de la función de la película. Ambos habían reído bastante con las escenas de comedia, pero igualmente, se habían incomodado en las escenas románticas.
Así es, ambos.
Edd podía sentir una extraña sensación. Adoraba aquellas escenas, e incluso, le agrada verlas sentado de alguien tan especial para él como lo es Tom.
Pero quien más parecía sufrir con cada gesto de amor en la película fue efectivamente Tom. Mentalmente se maldecía por haberse enamorado de su mejor amigo.
—Bien, será mejor que busquemos a Matt— propuso Edd, —Me pregunto que habrá hecho mientras nosotros estuvimos en el cine.
Tom se encogió de hombros, —No lo sé y no me interesa.
El dúo continuó su camino fuera del cine, cuando cerca de allí en una banca cualquier yacía sentado el tercer integrante de la familia, jugando en su teléfono celular y comiendo un algodón de azúcar.
—¡Hey, aquí estás Matt!— celebró el de sudadera verde. Pero claro, algo le llamó la atención borrando su sonrisa, al igual que Tom, —¿Eso es algodón de azúcar?
—¡Sip!— sonrió Matt, —Al principio quería comprar un helado, pero luego recordé que en realidad no me gusta el helado. Ya saben, es muy frío y eso.
—¿Y cómo compraste el algodón de azúcar si no tenías dinero?
Obviamente los nervios volvieron a invadir al pelirrojo, —Y-Yo... E-Eh...
Tom suspiró mientras se daba una bofetada mental. Ese chico no era muy listo, —Seguramente encontró tu billetera por ahí, ¿no, Matt?
—¡E-Exactamente!
El castaño oscuro frunció el ceño. Notaba que tanto Tom como Matt le ocultaban algo, y eso no le hacía sentir muy cómodo.
En especial cuando se trataba de Tom. Pensaba que tenían una relación de mucha confianza, que siempre habían sido los mejores amigos.
Si fuese así, ¿por qué le ocultaría algo?
Y peor, ¿por qué contárselo a Matt pero no a él?
Le hacía sentir extraño, por decirlo molesto. La gustaba que sus dos amigos se llevaran bien, pero no podía dejar de sentir una especie de rabia por no tener el papel de Matt en esos momentos. Ni él podía explicárselo.
—De acuerdo— fue su desganada respuesta, sin dejar su ceño fruncido de lado, —Como sea, ¿y qué hacemos ahora?
Tanto Matt como Tom concordaron que sería divertido pasar el resto de la tarde en el Arcade, claro, después de la propuesta del ojinegro por ir a comprar gatitos. Edd no podía negar que también quería ir a lo juegos.
Fue así como el trio emprendió rumbo al pequeño recinto hace poco reinaugurado, debido a un incendio que hubo.
Allí disfrutaron toda la tarde, hasta que ya el cansancio los agobió y volvieron a casa.
Una vez que estuvieron devuelta, Edd fue a ver a Ringo, para asegurarse de que estuviese bien y no le faltase comida. En ese pequeño lapsus de distracción de parte del amante de la cola, Matt logró colarse nuevamente en la habitación de Tom sin que este se diera cuenta.
Mas de todas formas Edd pudo notarlo, y no iba a negar que le molestaba. No podía explicar el porqué, solo le molestaba.
—¡Matt, ¿cuándo entraste?!— exclamó el ojinegro asustado cuando vio al pelirrojo detrás de él, —¡¿Quieres matarme de un susto?!
—Lo siento— se disculpó entre risitas el más alto, —Yo solo quería que me dejaras entrar, así que entré detrás de ti sin que te percataras.
—Ya me di cuenta.
Después de eso, Tom se dio media vuelta y siguió en lo suyo, haciendo caso omiso a que Matt estuviera ahí. Tal vez si lo ignoraba se iría.
—Tom, vamos a hablar.
El castaño hizo oídos sordos y de entre sus cosas sacó una pequeña libreta y un lápiz. Seguía ignorándolo.
—Tom, tenemos que hablar aunque no quieras.
El ojinegro se sentó en su cama y luego sujetó a su fiel compañera Susan, su amado bajo, cerca de su pecho para tocar algunas notas y afinarla.
—Tom...
No escucho.
—Tom, sé que me escuchas.
Él no está aquí.
—Tom, sé que puedes verme.
Solo ignóralo.
—¡Tom!
Ignóralo.
—¡TOM!
—¡AGH, ESTÁ BIEN!— finalmente Tom perdió la paciencia, —¡¿Si hablamos de esto me dejarás en paz de una vez por todas?!
El pelirrojo sonrió victorioso, —¡Oh, sí! Sin duda alguna.
Un suspiro rendido fue la única respuesta del castaño, para luego dejar aun lado a su amada Susan e igualmente su pequeña libreta.
Matt lo tomó como una señal para sentarse al lado del de sudadera azul, de forma sutil.
Ambos se quedaron en silencio unos segundos, hasta que Tom finalmente pronunció las palabras que Matt quería escuchar, —¿Qué te puedo decir? Estoy enamorado de Edd, ¿y qué?
—¡Yay!— celebró el de sudadera morada, —Al menos lo admites.
—Desde hace tiempo que ya lo había asumido.
Matt le dio un pequeño y casi imperceptible abrazo, pues estaba contento de que al menos Tom admitiera sus sentimientos con él. Significaba que había algo de confianza, y así sería más sencillo ayudarlo.
—¿Y qué piensas hacer?— le preguntó sonriente el pelirrojo.
—Nada.
Eso derrumbó el ánimo del narcisista.
—¡¿Qué?!— fue su respuesta incrédula, —¡¿Cómo que nada?!
—¡Nada!— repitió Tom, —Solo somos amigos.
—¡Pero Tom...!— se quejó Matt, —¡Estás enamorado de él! ¡Tu mismo lo dijiste!
—¡Baja la voz!— calló el ojinegro, nervioso de que Edd escuchara aquellos gritos, —Escucha, Edd es mi mejor amigo... sin ofender. No quiero que eso cambie, es todo.
—¿Y qué planeas hacer? ¿Ignorar lo que sientes por siempre y para siempre?— le preguntó casi indignado el pelirrojo.
—Lo he hecho hasta ahora— Tom admitió con una sonrisa falsa, —Solo tengo que esperar a que estos sentimientos se vayan, y usar la cabeza—
—Tom, no puedes hacer eso— Matt hizo un puchero, —Tienes sentimientos muy lindos por Edd, no puedes ignorarlos.
—¿Y qué quieres que haga?— Tom se quejó, —No puedo hacer nada al respecto. Con Edd solo somos amigos.
—¡¿Por qué te niegas a ser algo más?!
—¡Porque Edd no gusta de mi!— gritó Tom esta vez, lo suficientemente fuerte para callar a Matt casi al instante.
Los dos permanecieron en silencio. Uno, porque querían verificar que Edd no los escuchó, y dos, porque no sabían que decirse el uno al otro.
Tom realmente jamás había conversado sobre esto. Era algo que tenía guardado desde hace mucho tiempo.
Jamás se había cuestionado si Edd podría corresponder sus sentimientos, simplemente había asumido que debían seguir siendo amigos.
Ahora que lo pensaba de todas formas no creía que Edd y él podrían estar juntos. Eso logró que quisiese enterrar aún más sus emociones hasta el fondo de su ser, y ojalá no volver a sentir nada nunca más.
Quería sentirse enfadado, quería sentirse enrabiado consigo mismo. Mas solo sentía tristeza.
Mucha tristeza.
Por una vez, se sentía realmente desolado.
Esos momentos eran en los que necesitaba a su Tomee Bear, por lo que lo tomó desde su mesita de noche y lo apegó estrechamente junto a su pecho.
No había pensado, no. No había pensado en lo doloroso que era.
Matt pudo percibir esa pena, e inmediatamente intentó cambiar la forma de pensar de su amigo.
—Pero Tom, tu no sabes lo que él siente...— trató de tranquilizar el mayor con voz suave. Acarició levemente la espalda del más bajo, esperando que este lo apartase, sin embargo, eso no pasó, —...además, yo apostaría que él sí te corresponde.
—No juegues— fue la respuesta de Tom, su voz ahogada por la felpa de Tomee Bear, en el cual se acogía, —Es imposible.
—¿Por qué dices eso?
—¡Porque somos amigos, Matt! ¡Mejores amigos! ¡Siempre lo hemos sido, desde el jardín de niños! ¡¿Por qué habría de ser distinto ahora?!
—¡Así como tú te sientes distinto!— contraargumentó Matt, —Estoy seguro de que ambos serían-
—¡No, Matt!— interrumpió el castaño, hostigado de tantas emociones, —¡Eso no pasará!
—¡¿Por qué te das por vencido antes de siquiera pelear?!
—Es una pelea que no quiero luchar— admitió Tom, casi en un susurro. Matt guardó silencio absoluto cuando escuchó la voz de quien consideraba un chico bastante rudo, quebradiza.
El castaño trató de ocultar su pena bajó el tierno pelaje del oso Tomee, acercándolo más a si mismo y escondiendo su rostro.
Matt quedó atónito. Intentó acercarse al menor, procurando calmarlo un poco. Lo abrazó sutilmente, aún con miedo de que lo apartase.
Pero no pasó.
Tom siguió sollozando unos minutos en el hombro de Matt, botando todos sus pesares. Finalmente se calmó de a poco, después de bastante tiempo derramando lágrimas.
El silencio reinó una vez más en la habitación de paredes azules.
El abrazo se rompió de parte de Tom, quien limpió las pocas lágrimas que quedaban en sus mejillas y su expresión de siempre volvió a su rostro.
—E-Edd me necesita...— suspiró con voz casi nula, —...me necesita como amigo. N-No puedo fallarle.
—Nadie dijo que lo harías— dijo Matt, dándole palmaditas en la espalda, —Es solo que... No sabes lo que podría pasar si-
—M-Matt, si no te molesta... — interrumpió nuevamente el de azul, dejando a su Tomee Bear a un lado, —...me gustaría descansar. Q-Quiero dormir, necesito estar solo un rato, ¿podrías irte?
El pelirrojo suspiró resignado, y sin más que decir se levantó de la cama del ojinegro para poder retirarse.
Apenas caminó para abrir la puerta e irse, ésta se abrió sola antes de que Matt tocara la manilla.
El responsable fue Edd.
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-Natta
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