[ n o t a 7 ]
Aquel hombre había dejado de pegar notas en la misa cinco, pero siempre dedicaba varios momentos de su visita a darle sonrisas amistosas al joven de brazos torpes. No por un regaño iba a dejar de entablar esa rara relación extraño-conocido que había forjado.
El muchacho solía regresarle penosas miradas, queriendo acercarse, queriendo alejarse, queriendo conocerlo y a la vez dejarlo.
Esa noche hubo una reunión con los empleados del local, su jefe estaba muy enojado y quería despedir a todos.
¡Pero ya no podía!
El local fue comprado por otro de alta clase, así que aquel hombre gordo y calvo no podía hacerles nada ya. Al final, el que se tenía que ir era él.
"¿Ya no soportaré a ese hombre que trata de...tocarme en los baños?"
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