Capítulo XXVI: Resistencia

Pokémon y sus personajes no me pertenecen, esta historia no tiene otro fin más allá de entretener.

PARA EL HOMBRE QUE LO TIENE TODO

Capítulo XXVI: Resistencia

La llegada a la Fundación de Lusamine Cosmarine, el imponente centro de parqueadero amplio, vegetación sana y con varias personas que entraban y salían, el complejo era grande, naturalmente departamento de administración, gerencia en la zona alta, con vista completa, según Srammer era parte del complejo de la chica de dirigir el mundo, había causado revuelo en las tropas, era un día, muchas veces había ensayado el sitio, el lugar para hacerlo, la forma, habían pensado el cómo conseguirlo

Eran una flota total, todos vestían de negro, estaban armados con variedad de armas de gran calibre, armamento pesado, Srammer se colocó nuevamente la máscara que le permitiría respirar mejor.

-Señor, estamos llegando -

Asintió mientras su llegada sonaba en la zona, varias personas verían como aquellas máquinas bélicas se cernían sobre la fundación, con gran sorpresa, pues nunca pasaba ese tipo de cosas, lastimosamente, nadie olvidaría el color negro desde esa vez.

-Ocupense de todos, Lusamine morirá en mis manos-

Todos asintieron, las radios en orden, las armas cargadas, el la parte alta la rubia se sobresaltó, en primera instancia pensó que era alguien del cuerpo de la policía, pero cuando se acercaron a sus instalaciones, la fuerza de las hélices empujaba las palmeras, el equipo veía como las cuerdas pesadas caían sobre diversos puntos, entonces empezó el día que nadie en la empresa olvidaría.

Los guardias de seguridad miraban el despliegue, algunos sí se alertaron pues el helicóptero no tenía ningún distintivo, ningún sello que lo identifique, pero fue rápido, un grupo de empleados se encontraba en la puerta principal, dejando el auto y charlando, incorporándose a sus funciones, el primer uniformado tocó el suelo, otros aterrizaron en el techo, donde el helicóptero personal de Lusamine se encontraba, el piloto los veía algo indignado, no le dejaban espacio para extraer a la jefa si no era ella.

Varios tomaron puntos estratégicos en la zona, el helicóptero procedió a dejar al encargado del plan, los guardias se acercaron temerosos, los más prudentes estaban ya con sus manos listas para desenfundar el arma del cinto en caso de ser necesario.

-Recuerden - comentó él con su arma en mano, quitándole el seguro y alzándose para asustar al primer guardia y alertar a los demás - Nada de Pokémon -

Lusamine estaba en sus documentos, cuando vio descender al equipo, pero el sonido fue estruendoso, fuerte, y definitivamente, los gritos que poco a poco se iban apagando fue ensordecedor, ante tal acto,la rubia se movió rápidamente para poder divisar las cámaras desde su computador, no pudo, la luz se cortó abruptamente, poco a poco las luces rojas iniciaron su función, era una alarma.

Abajo el avance de aquel equipo fue brutal, no se los pudo frenar, los guardias de seguridad habían preparado un perímetro defensivo, no resistieron, eran una fuerza sencilla contra un escuadrón de la muerte, los cuerpos empezaban a apilarse de forma monstruosa, los gritos se acallaron pronto, el dirigente de ese espectáculo avanzó mientras recibía noticias del techo.

-Tenemos el paquete uno, cambio -

Dentro de la oficina la rubia mayor se encontraba algo asustada, se movía mucho, de su techo su helicóptero había podido sobrevolar el techo, a su despacho un grupo de 4 personas, todas usando un chaleco y con armas de mediano calibre, en su mayoría subfusiles estaban esperando.

-Aquí tango 6, debemos movernos, señora...- llamó el primero, ella asintió, empezó a correr por los pasillos mientras su equipo intentaba llevarla a la seguridad. Srammer alcanzó su objetivo, después de hacer camino por toda la instalación y purgar prácticamente, alcanzaron la zona de desarrollo, nuevamente la carga infernal empezó, moviendo toda su fuerza con su equipo perforó la zona, acabaron rápidamente con todos los que se escondían en el área de desarrollo, no perdió un solo soldado, eran una máquina de matar pulida hasta el cansancio, este plan llevaba años en la mente del encapuchado, con cierto anhelo especial, alcanzó la sala de desarrollo que buscaba, al entrar, sesgó la vida a 3 científicos, viendo en la tabla de estudio los elementos de la neurotoxina, su componente químico y su fórmula casi acabada, sonrió.

-Polo, siempre tomando ideas, Polo, !Polo imbécil!, podríamos conquistar el mundo, Polo...maldito Polo Cosmarine, !Espero sufras en el último rincón del infierno!- gritó golpeando la pantalla con toda su fuerza, quebrando la misma y las chispas saltaron de forma concisa, con su arma en alto empezó a disparar a la zona, debían causar un daño tal, que sus propios soldados vieron como las máquinas quedaban inservibles, los demás colocan cargas explosivas en los contenedores, el gran sonido de varias botas y palabrería de las personas no llamaba su atención, algunos gritos, sonidos de disparos que lejanos retornaban, sin pensarlo y con premura retiró el cargador de la ametralladora ligera, retirando el cuidado de que caiga al suelo, colocando uno nuevo y rastrillando el arma, retomando su mirada para los documentos sueltos mezclados con un poco de sangre alcanzó a divisar unos que llamaron su atención.

-Lusamine pensaba vender esta mezcla - sonrió viendo que era inferior a la suya- pesaba más que el aire, se quedaba en el suelo, causaba menos sufrimiento pero no alcanzaba el nivel de altura, nada importante pero bastaría para cualquier pequeña nación con ganas de poder - Sonrió colocando su carga en la sala de cómputo cercana, mientras salía el equipo lo llamó.

-El objetivo se encuentra en la zona -

Las hélices cercanas lo hicieron sonreir, el sonido definitivamente mostraba que su plan estaba viento en popa.

Lusamine corría por las escaleras, había perdido a varios empleados, amigos, trabajadores, y dos miembros de su cuerpo de seguridad, uno de ellos adelante y otro atrás para evitar perder la vida, con cierta duda miró como el último se relegaba, dando cobertura a que puedan escapar, una lágrima escondida se escapaba por su rostro, no entendía que estaba sucediendo..

El que encabezaba la huída alcanzó el techo, el helicóptero de la rubia estaba aterrizando, cuando tocó suelo ella se sintió salvada, pero fue un error.

Al abrir la puerta el primer disparo mató al guardaespaldas que intentó abrir la puerta, Srammer bajaba de la misma, sonriente debajo de la máscara.

-Vieja amiga- sonrió- veo que aún tienes belleza que respalda tu porte...-

Las balas detrás suyo pararon, los pasos fuertes delataron que el defensor de la grada, había caído en acción de armas, estaba rodeada.

-No sé quien seas pero -

-Lo sabes, Lusamine, lo sabes -

Con cierta tranquilidad, se retiró la máscara de gas de la comisura de los labios y nariz, ante la sorpresa de la rubia quien miró aterrada.

-Ay no - con cierta tristeza y enojo soltó - Viktor...Viktor ¿Qué te hicieron? -

Con la respiración pesada contestó el aludido, sonriente moviendo su boca, algunas laceraciones en los labios, se retiró la capucha en la luz del sol, brillaba su falta de cabello, además de un ojo de cristal, sin reflejo de vida, el aroma salino impregnaba el sabor de la sangre en el aire.

-Me enviaron a Gulag por dejar caer la isla Renesans....la diferencia fue...- bufó molesto mientras acortaba la distancia entre ella que instintivamente retrocedió, estaba peligrosamente cerca del filo - que el malnacido de Polo vendió Renesans, y yo - con una patada la envió hasta el barandal - yo fui al GULAG por él, la llegada de Ketchum, el ataque del ejército de Sublera, la OTAN, todos, !Defendí Renesans con mi propia vida!, y lastima que Víktor Srammer se encuentra enterrado en la isla, llámame Geist-

-Viktor, no fue mi culpa - ella se alejó un poco más, pegándose al barandal del techo, abajo, la mezcla de sangre, y algunos disparos aislados se comían la poca paz, la gente en las calles no había de acercarse, algunas alarmas sonaban, pero nadie, ningún alma, vagaba por la zona.

-!¿No fue tu culpa?! - gritó enojado mientras retrocedía un poco irónico y molesto - Tú le diste la idea a Polo, tú le dijiste al mal nacido de Nikolai Ketchum y su armada que fueran a "salvar el mundo", ellos me quitaron todo - con un poco de ira y tristeza colocó sus dedos en la yema de su ojo dañado- pero Odisseum volvió, por todos, como Odiseo hacia Ítaca, sólo que esta vez... - cargó el arma y apuntó - nadie había tejido un telar -

-Viktor no - ella alzó su brazo tratando inútilmente con su mano evitar la descarga.

Con gran odio, descargó el cargador del arma, 75 balas de la ametralladora ligera y cayó la rubia desde ese piso hacia el suelo, Viktor se colocó nuevamente su mascarilla, respiró mejor, sintió un peso menos, volteó.

-Vuelven todo, no quiero prisioneros -

Nuevamente, el baño de sangre había terminado, todos en Alola vieron alejarse a los helicópteros negros y el blanco, el silencio dejó que los curiosos salieran, nuevamente volvieron, una gran explosión alcanzó el cielo, se estaba expandiendo de forma clara el gas verde, producto de la zona de desarrollo de Fundación Aether.

En Kalos

Ash estaba de vuelta, había tenido una reunión con la familia del embajador Díaz, su esposa era hija de una de las altas familias monárquicas escandinavas, la astucia de Klaus no sólo en lo militar le había granjeado una oportunidad única. En la reunión el embajador Díaz había dicho todo lo que habían reunido de información de la neurotoxina, poco a poco empezó a presentar los documentos que su comitiva y él habían salvado, poco a poco el equipo empezó a entender, pero la poca información no bastaba, era confuso, el mismo Díaz había movido influencias para enviar algunos miembros del ejército, aunque conseguía poco.

La reunión fue interrumpida por una alarma, había una explosión en la Fundación de Lusamine Cosmarine, una fuga de gas tóxico había provocado una explosión, Clemont se alarmó, su familiar cercano era Lillie, ella estaba con Lusamine, el rubio se tensó un poco, había estado muy intranquilo cuando escuchó la noticia, como voluntarios Michael, Clemont y Ash se dispusieron como voluntarios para Alola, pero Klaus tornó seria su idea, negó y los envió a casa, algo sorprendidos pero sin opción a réplica. Díaz y su familia tocaron un tema interesante.

El moreno hizo memoria de que ahora, era muy probable de que fueran despachados hacia misiones en la zona, era influyente, pero no prepotente, la señora de Díaz era alguien alegre, demasiado feliz, juguetona, notaba química en el matrimonio del embajador, o bueno, ex embajador, finalmente se retiraron con la promesa de ayudar a PSF a operar para Escandinavia, lo cual, significaba una cosa, más trabajo.

Ash volvía a casa, estaba bastante cansado, había sido revisado en las instalaciones, la herida, todo normal, procuraría decirle a Serena algo sencillo, no estaba complicado y no necesitaba preocuparse de forma innecesaria, después de todo, era la primera bala de muchas otras que iba a recibir.

Mirar a Spark y compañía fue divertido, ahora era miembro de operaciones en campo, los tiempos de ser entrenador quedaron atrás para el rubio del equipo Instinto, bien por él, en las pocas palabras que intercambiaron, parecía que la plantilla de personal aumentaría, era obvio, operar con permiso de los monarcas en Noruega sería importante para ellos, y eso requería personal, llegó el rumor de que los aspirantes llegarán pronto, nuevo personal que debía reemplazar al antiguo y nuevos puestos, nuevos vehículos, más espacio para médicos, Klaus estaba expandiendo PSF, en el taxi el moreno de Kanto se encontraba ya cerca de casa pero su mente se encontraba vacilando entre esa idea, más áreas de operaciones como la gran central de Kalos, zonas de despliegue, eso era mucho más personal que las 10.000 personas que se encontraban en servicio tanto activo y pasivo de PSF, muchos más que los 1.500 de su padre.

En el domicilio contiguo donde residían Ash y su novia Serena, se encontraba la casa del matrimonio Petrenko, había pasado casi toda la mañana y tarde ocupados, primero con la información extraída de aquella operación en el centro y luego cumpliendo sus deberes en el trabajo, durante todo el camino de ida y conversaciones ambos discutieron sobre que no fue muy prudente de su parte tener que golpear a miembros del equipo de Poke Diamond, de hecho, fue un poco arriesgado, si alguno era detenido no terminaría bien, no era una gran idea el levantar tantas sospechas de que algún grupo aparte de los normales operaban en Sublera, cierto remordimiento invadía al moreno, podría haber intentando evitar el combate, nada especial, pero debía ser más cuidadoso, no se perdonaría si la castaña terminaba en una prisión y juzgada por crímenes de guerra en su contra, no se perdonaría eso nunca.

Habían cumplido sus rutinas y vuelto a casa juntos, como acostumbraban, esta vez algo de silencio estaba presente en la castaña, tristeza que se escondía en cada palabra que decía, cuando llegaron el moreno sonrió.

-Bien Stef - le dijo - creo que es mi turno de cocinar -

No terminó de decir nada que ella dejó su chaqueta en el sofá, sus zapatos en la sala y lo miró sin mirarlo, como quien mira al suelo al contestar.

-No tengo hambre Edward -

Él que hacía lo mismo quitándose la corbata del cuello la miró algo intrigado

-¿Sucede algo Stef? - comentó sacándose del asfixiante nudo de la corbata y mirando como volteaba sin decir nada y negaba con la cabeza - ¿Te sientes cansada?

Ya en las escaleras al llegar a escuchar la pregunta asintió y sólo subió a su alcoba, admitiendo cansancio.

-Descansa Stefany - dijo más para sí mismo y puso rumbo en la cocina.

Edward tampoco tenía hambre, de hecho planeaba cocinar sólo para ella y hacerle compañía en la mesa, sin embargo preparó comida para los pokémon pues ellos sí comerían, e igualmente preparó algo de comida para ella. Happiny había subido también, era el único que le hacía compañía y de seguro el único que ella permitiría entrar a su privacidad, Edward al ver su sala vacía junto con Pyroar subió a la alcoba, tomó su sitio, no entendía el comportamiento de la castaña, casi siempre estaba feliz, y aún más pues el presidente de Kiru vendría a Sublera, era muy probable que al fin podrían dejar el estar infiltrados en forma incógnita, probablemente podrían retomar contacto con las personas de casa, aunque también sabían que no podían dejar de lado sus pensamientos, pero de algo estaba seguro, iban a ser el matrimonio Petrenko por mucho tiempo.

Mientras ingresaba en su alcoba recordaba el color verde aquel que detestaba en las pares, definitivamente lo iba a cambiar algún día, al dejar a Pyroar en el suelo y sus cosas en su escritorio el sueño se apoderó de él, en el sillón, sólo reclinó la cabeza, miraba por la ventana, afuera, lejos de Kiru, en casa esperaba Ernest, su abuelo, con Pyroar en su regazo, el calor agradable de la tarde, el sol en la ventana, el silencio, sólo pudo tener a la castaña en la mente, un poco de ella, de su sonrisa, de sus aventuras en la adolescencia, no entendía por qué estaba así, pero sabía que algo dentro de sí, no deseaba acabar esa misión, presentarla como su esposa lo hacía feliz, lastimosamente, el certificado era falso, y su apariencia en Sublera, una mentira comparada con la de Kiru, pero estaba conforme, pasaba con la mejor amiga que alguien podía pedir.

El viento llenó la ventana abierta, un auto se asomaba en la lejanía, amarillo, taxi, no importaba para Edward, el sueño lo tomó cansado, el sueño lo venció, llevándolo a un sitio donde no había estado en mucho tiempo, a un recóndito lugar de la memoria donde había escondido gran parte de su subconsciente.

El moreno por su lado había llegado a su residencia, con tranquilidad aunque resentido por la herida tomó sus pocas cosas, se bajó del vehículo, canceló el dinero y despidiéndose sonriente como siempre volvería a casa, no era tan tarde, Serena aún no volvería de la academia por sus clases, con una sonrisa entró siendo recibido por Pikachu y Mr. Minnie, muy emocionado, saludando dejó su mochila en la sala, sonriente abrazó a su compañero, se merecía una buena batalla, era su mejor amigo que pacientemente estaba en casa, en algún punto recordó que debía hacer uso de los documentos de ser suplente del rubio, podría tener su propio gimnasio.

Con cuidado fue hacia la cocina, y efectivamente, aún Serena no llegaba, vió que no había más que algunos platos sucios, nada de comida, lo cual no fue sorpresa, procedió a recoger agua en una olla para dejarla a fuego lento, sorprendería a Serena con una buena comida y la casa limpia, ella se lo merecía.

Dejando el agua calentándose en la cocina fue a bañarse, estaba preocupado, y cuando el agua hizo contacto con su piel, al cerrar los ojos se encontró nuevamente viendo el gas verde, aquel que se elevaba por segundos en el aire, alcanzaba su punto más alto y caía nuevamente directo al suelo, en pocos segundos había visto perder la vida a varios buenos soldados del ejército de Sublera sofocarse hasta la muerte, la resolución de Klaus fue disponer el entregar máscaras de gas con varios filtros en caso de despachar soldados a cualquier misión relacionada, pero verla de cerca fue aterrador, al sólo pensarlo un escalofrío sórdido recorrió su cuerpo, debía haber una mente maquiavélica que se encuentra libre por el mundo que diseñara aquel artefacto de la muerte.

Con mucho recelo, el cuerpo se encontraba muy tenso, sin querer, al sentir o imaginar sentir aquel aroma un gran mareo para el azabache, produciendo un reflujo terrible, finalmente, haciendo uso de toda su fuerza respiró tranquilo, debía relajarse, debía retomar todo con calma, encontrarán una solución, habiendo vuelto, pudo terminar su baño y hacer todo lo que había planeado, después de todo, vería a Serena y eso, le abrigaba el corazón en medio de tanta soledad.

Kiru, hace casi medio año.

-!Tirador! - gritó un soldado desde un orificio producto de una bomba en la mitad de la calle, la bala golpeó en su pecho y reventó su corazón, el cuerpo sin vida cayó en la mitad de la calle, como otros tantos de los hijos de Kiru siendo valiente, bravo, eso dirían los medios, pero el moreno que desde el borde derecho de la calle se lanzó a cobertura sabía que murió en llamado del deber.

-!Avancen por el costado del río, deben detonar el puente!- el grito fue una orden rápida, brutal - Aquí Capitán Echo, Echo 1 -1, tiradores y nido de ametralladora en la calle, avanzamos con cautela, el combate urbano tiene complicaciones, cambio -

-Capitán Saller, aquí Delta, avanzamos por la ribera frontal, estamos inmovilizados, deben destruir a los blindados, cambio -

-Ven y destrúyelos tú Sims - bufó Saller, un hombre ya entrado en años, con ciertos detalles en su cabello ya blanco, su mirada algo cansada, ojeras y una barba profunda y llena con polvo, canas y cansancio, sobre todo lo último.

Con una carrera alcanzaron cobertura dentro de una cafetería destruida, el moreno, vistiendo el uniforme café claro, botas negras, y el infaltable respirador y gafas sobre su cabello, Edward Adler, soldado del equipo Echo de Operaciones Especiales, dentro del mismo cuerpo estaban Stefany y Mess, ambos eran cirujana de campo y médico de combate respectivamente, ingresando con él y el capitán Saller el grupo de varios jóvenes uniformados, cada uno con su función particular cada uno, quienes cubrían la retaguardia ingresaron con cuidado.

-Despejado - llamó Edward para devolver fuego hacia la calle.

Muchas cosas habían pasado en ese tiempo, normalmente en Kiru el servicio militar no era obligatorio luego de los 18 se hacía un tiempo en el mismo y después nada, quienes deseaban esa vida se dedicaban, los demás retomaban estudios, por lo mismo se tuvo que llamar a filas a los jóvenes y adultos primero, la edad de reclutamiento era de 21 años hacia arriba, el ataque y avance de las fuerzas de ocupación era rápido, las comunicaciones habían fallado, las líneas fronterizas estaban bloqueadas, una campaña propagandística de que era un frente de liberación empezó, para el mundo Kiru estaba en un conflicto armado civil, pero no era así, la brutalidad de los combates, la pérdida de civiles, los actos terroristas habían cambiado la vida en Kiru.

El uniforme militar ahora se componía de una pieza adicional, un respirador que cubría la mitad del rostro, para los ojos se ocupaban gafas especiales que venían con el uniforme base, la guerra había cambiado, y debieron adaptarse luego de que varios regimientos se sofocaran por culpa de esa cruel práctica de guerra, si bien no se usaba todo el tiempo, el respirador se encontraba listo, nadie quería ni de broma permanecer más tiempo que el necesario cerca del gas verde. La ciudad era Fractalis, una urbe atravesada en su gran mayoría por 4 ríos cristalinos, varias zonas eran antiguas en el centro, el resto se componía de una mezcla de zona tradicional con varios edificios altos propios de la urbe, varios puentes y calles, zonas verdes, lastimosamente eso no sucedía ahora, la guerra había transformado y trastornado drásticamente la ciudad en una oda al caos, varios edificios altos aún se encontraban en llamas, las casas y zonas residenciales estaban destruidas por partes, algunas caídas, no había clemencia ni contra las estructuras culturales antiguas.

El despliegue de las fuerzas de Kiru había sido casi infructífero, durante el medio año de combates habían retrocedido, habían defendido ciudades valerosamente, pero el gas fue la principal ventaja táctica de aquel grupo, eran denominados Sableye, por el logotipo en su uniforme, no sabían casi nada de sus enemigos, pero sí que tenían sabían disponían de gran arsenal bélico, tanques modernos, vehículos ligeros, aviones de combate que salían quien sepa de dónde, fuego antiaéreo, morteros, varios portaaviones, entre muchas otras novedades más.

El paraje de la ciudad había cambiado, Edward y el equipo Echo se encontraban en la zona superior a la ribera del río, en una calle de un solo sentido, cerca de la zona más antigua, las casas muy llamativas, pero no había tiempo para el turismo, ellos se encontraban en medio de un cruce de fuego, avanzaban con cuidado, cubriendo en la zona, los gritos venían cada momento, se usaban pedazos caídos de las estructuras, autos destruidos, las fosas que quedaban de la detonación de las bombas, los gritos eran grandes.

-Echo 3 -6 muévete por la calle, avanza con ellos 3-7 y 3- 8, rápido, toda el escuadrón 3 por el borde izquierdo, Cabo Orus vas por la derecha con el Adler, te llevas a los médicos contigo, deben neutralizar el nido de ametralladora y a los tiradores, !ya, ya, ya! - ordenó el capitán mientras se comunicaba a través del equipo de radio y volteó a ver al francotirador que buscaba al tirador al final de la calle - y por el amor de Arceus Kit, ¡mata a ese infeliz de una vez! -

Una bala del francotirador enemigo golpeó peligrosamente cerca del capitán quien se agachó.

-Ese malnacido - bufó viendo a su soldado que alzaba el arma intentando localizarlo.

-Kit- lo llamó algo molesto - sube al segundo piso, hazme un favor y asesina a todo aquel que intente matarnos, lleva a tu observador -

El chico asintió, llamó a su compañero y se movieron con rumbo hacia el piso alto, dentro e sí el capitán Saller había pensando en gritar, pero estaba cansado, al cabo de unos minutos una bala sonó.

-Objetivo abatido señor - era Kit

-Ese muchacho me llena de orgullo - comentó para incorporarse y con su mano indicar que avancen.

Los disparos aún venían en su dirección, Edward se movió de su cobertura, el primer piso de madera de una vieja cafetería destartalada, había sido destruida dejando pequeños espacios de ladrillo y madera para esconderse, al fondo, a casi 50 metros un nido de ametralladora detrás de algunos saquillos de arena, pero daban fuego intenso, repelieron dos avances por los edificios, estaban siendo un obstáculo para llegar al verdadero objetivo, el puente, donde dos blindados y un tanque evitaban el paso de la infantería, la tarea del equipo era flanquear y destruir, además de que no podían recuperar las riberas del río sin destruir ese puente, pérdida de camino pero se ganaba avance hacia el centro de la ciudad.

Una granada de humo bastó para moverse, el contingente avanzaba por la calle con cobertura en la siguiente avenida, llegando al próximo edificio, ordenadamente entraron por la ventana, 7 personas componían el avance, el resto, desde la calle disparaban intentando obtener la atención del nido. Cuando avanzaban pudieron notar que la siguiente casa estaba casi destruida, se sostenía por unas grandes escaleras de madera y piedra, una columna y la poca cobertura de las paredes, la ceniza estaba en la zona, además de varios pedazos de sedimento...y sangre que decoraba desde hacía meses el paraje de varias zonas.

-Avancen - ordenó el cabo Orus primero mientras sostenían desde la calle una batalla.

Con cuidado mantenían las armas en alto, el arma reglamentaria era el Indumil Galil Ace, pero sólo pocos llegaron a recibir su arma reglamentaria. La situación era tan precaria que el ejército nacional repartió a su tropa varias armas que disponían, todo dependiendo de la función. Ejemplo claro eran Mess y Stef, que por su rango y función no usaban armas de largo alcance, les dieron subfusiles de corto y mediano alcance, no cargaban mucha munición, en su mayoría llevaban insumos médicos y en el caso de la castaña quirúrgicos, los francotiradores de igual manera empleaban de todo fusil de precisión que les proporcionarán, entre varios ejemplos que se podrían comentar.

Tomaron posiciones, en la calle el equipo había avanzado por la izquierda, pegados a los edificios que estaban en las riberas del río, la zona era una pequeña elevación de tierra para bajar pronunciadamente hacia las riberas, no había combates allí la zona estaba descubierta y llena de vegetación, desde el frente el polvo se levantaba por los estruendosos daños, la M60 montada por los operativos de Sableye estaba causado estragos a los elementos que intentaban ingresar a los inmuebles a la izquierda de la zona.

-¡Fuego de cobertura! - fue la orden de Seller mientras Orus y el equipo médico se cubrían detrás de Edward.

Ante esto empezaron los disparos, el moreno se movía se movía hacia la cobertura y daba disparos cortos, no podía hacer mucho por el intenso ataque de sus enemigos.

-Edward avanza por la parte trasera - dijo Orus - nosotros contendremos al grupo aquí limpia la siguiente casa y reconoce un poco la zona, ve -

Él recibió la orden de avanzar sólo, asintiendo retrocedió hacia la seguridad de la casa, aprovechando una de las paredes caídas removió el sedimento y los restos, dentro de su mente estaba tranquilo, un poco pensativo y nervioso, el polvo no le gustaba, era alérgico, así que el mover los escombros no le era tan llamativo, haciendo fuerza trataba de tener pasó, su equipo lo cubría, pero:

-Cuidado, !al suelo!- fue un grito.

Desde la zona alta al frente de la casa donde se encontraban en el inmueble semi destruido por los bombarderos, una cantidad ingente de disparos cruzó la calle, primero barrieron las ventanas donde ellos estaban, Edward volteó un poco, estaba lejos de peligro, pero era el único, frente de él cayeron 3 de sus compañeros heridos, los demás se agacharon o lanzaron para tomar cobertura en las zonas más inverosímiles, el instinto de supervivencia se activó fuertemente en los más inexpertos que asustados trataron de levantarse para retroceder, pero fue derribado por una ráfaga fuerte al pecho.

-¡Médico! -

-Mierda - Orus miró a los demás, el soldado que debía dar fuego nutrido había caído a su diestra, el cabo primero tomó la ametralladora ligera que habían traído consigo, la colocó lo mejor que pudo desde el suelo para empezar a disparar, pudo identificar que eran balazos desde el piso de arriba, el nutrido fuego fue en pequeñas rafagas, con eso Mess y Stef se movieron hacia los heridos, Edward quiso volver pero el superior Orus sólo le negó con la cabeza.

-Soldado Adler avanza !ya! - le ordenó mientras revisaba la ametralladora, íntegra, evitando un poco los disparos la colocó con su bípode.

Él asintió sus amigos le miraron, Mess se concentró inmediatamente en cargar aquel cuerpo para sacarlo de peligro, moviéndolo hacia la sala de estar, de la misma forma Stef aunque era algo más pequeña que Edward esperó una ráfaga de Orus para moverse con el otro herido. Edward ya había perdido mucho tiempo, volvió a mover los escombros, pudo encontrar una abertura, por allí arrastrándose pudo cruzar al espacio libre entre ambas casas, estaba lejos de la calle principal, decidió avanzar con cautela, alzó su arma y estuvo alerta, avanzó hacia la ventana, estaba lamentablemente intacta, y lo lamentable era lo que tuvo que hacer pues haría ruido.

Atrás de la casa había edificios, casas, elaboradas una al lado de otra, pero dentro, a pesar del silencio y las balas esporádica de cerca, escuchaba mil y un gritos de soldados avanzando, retrocediendo, heridos, desangrados, el pequeño callejón daba a la ventana y la pared, debía entrar.

Tomando el arma por la culata y con el seguro colocado golpeó el cristal que reventó al contacto, el sonido no era tan ensordecedor, con cuidado removió de los filos los cristales sobrantes con la culata del arma, se impulsó y pudo entrar. Era la cocina de un departamento bajo, estaba casi intacta, algo de ceniza y polvo pero intacta, avanzó despacio, al lado subsecuente estaba una sala de estar, el umbral de la puerta, revisó cuidadosamente, cruzó hacia la sala, y pasó hacia el pasillo para salir, en la vuelta fue sorprendido.

De frente un soldado de Sableye, quien intentó golpear el pecho del moreno con su arma, en respuesta Edward movió su fusil, impactando el golpe y empujando el arma, con rapidez soltó la empuñadura trasera, moviendo su mano al cuchillo de combate, con rapidez lo desenfundo para clavarlo en el cuello, al hacerlo el enemigo se mueve erráticamente, pero no pudo hacer mucho, la vida había abandonado su cuerpo, el moreno rápidamente miró y fue su sorpresa el tener que lanzarse de espaldas, evitando las balas que se venían contra sí, se escucharon los pasos que bajan, alzó su arma y a las 3 figuras que cruzaron, con disparos cayó uno y eso le dio tiempo para incorporarse, no pudo hacer mucho, una granada de mano cayó en la misma, maldijo por lo bajo y corrió de vuelta hacia la cocina, donde se escondió en el umbral, la sórdida explosión vino después.

El humo se levantó y algunos de los muebles retrocedieron, con suerte Edward había evitado la bomba, su corazón le latía mucho, respiró con cuidado, tomar cobertura en el umbral era su idea, colocó la rodilla en el suelo y apoyó el arma con dirección a la salida, mientras cruzaban les quitó la vida, con eso en mente tomó el comunicador, era obvio que estaban pensando rodearlos.

-Capitán aquí echo 3 -1 transmito a ciegas, el enemigo avanza por los techos, cuidado, cambio - al terminar recibió varios disparos desde el umbral, por suerte pensaron que estaba de pie, nuevamente devolvió el fuego causando una baja, se movió hacia el mueble, mirando que no bajaban escuchó que varios pasos sonaban a su espalda, por la ventana a su espalda, tapada por el polvo vio dos siluetas, no pudo ver nada casi, se asustó, si eran enemigos lo había rodeado, con mucha ansiedad preparó el arma firma hacia la cocina, se escuchó sonido de botas aterrizando sobre el piso, y vio las armas entrando a 3 personas, una de ellas volteó hacia él y ambos mantenían sus armas en alto

-Quieto - la voz fue conocida, era Mess

Edward rápidamente bajó el arma, sonrió aliviado, eran Mess, Stefany y Orus. No hubo tiempo para saludos, la castaña se acercó para verlo, estaba algo sucio pero vivo, sin heridas, le dio una sonrisa cálida, Edward lastimosamente tuvo que embobarse un momento, pero no podía dejar de lado la situación.

-Limpié la gran parte - señaló los cadáveres - pero por las escaleras hay más -

Asintiendo se dividieron, Orus usando la ligera salió primero por el umbral, arriba causó bajas de forma continua, el resto se movió, tuvieron que seguir, limpiaron el piso superior, entre edificios aprovecharon la apertura para avanzar, llegando hasta un ático sobre el nido, Orus apoyó el arma ligera, seguido por Mess y Stefany, Edward preparó una granada de mano, aun sin quitarle el anillo, se acercó al fino, abajo se divisaban detrás de los sacos de arena a varios soldados enemigos, algos corriendo llevando munición, otros llevaban armas, otros simple y llanamente se encontraban recargando sus propias armas.

-Capitán Saller aquí Cabo Orus, tenemos visual del enemigo, empezando limpieza, cambio -

-Barre a ese nido Orus -

El capitán Orus era moreno, con tez bastante cuidada, había sido modelo antes de unirse al ejército, sonrió para dar la orden.

-ahora - fue el comando de Orus.

Las balas sorprendieron a los invasores, la granada cayó y reventó las cajas de munición acantonadas para la larga resistencia, los que restaron intentaron defenderse hacia el puesto elevado, pero fueron sorprendidos cuando Saller llegó con sus muchachos por el frente, habían rodeado por la izquierda, acorralados, no pudieron más que caer ante las balas enemigas, el nido fue limpiado exitosamente y pudieron respirar, tranquilos, el equipo en tierra avanzó mientras ellos descendían para poderse encontrar con el capitán.

Avanzaron hasta el final de la calle eliminando la resistencia sobrante. donde pudieron rodear a los vehículos blindados y el tanque. Debían poder alcanzar el puente, el caudal del río no era muy alto, máximo hasta las rodillas, pero nada más, por el lado izquierdo se colocaron, Mess y Edward avanzaron primero, la castaña al final y Orus defendería la posición con Saller, tomaron un edificio contiguo, los miembros del equipo se diezmaron.

-dentro de la casa - ordenó Orus

Adentro se montó la defensa de forma improvisada, mirando el puente Saller llamó

-Debemos colocar cargas abajo, arriba, es muy arriesgado - soltó tomando aire.

-Yo lo haré - comentó Edward dando un paso al frente.

-Iré con él - soltó Mess

-¿Están locos? - comentó la castaña -

-Un poco - sonrió Adler recibiendo los explosivos al igual que el delgado compañero, ella sólo miró al capitán quien le dijo.

-Vizcum irás de observadora, tienes que cuidarles el trasero - soltó algo intranquilo Saller

Todos asintieron, debían colarse por el domicilio en la esquina y bajar, con cuidado avanzaron, la zona estaba llena de disparos, varios hombres del ejército de Kiru estaban distrayendo a las unidades en la zona, debían hacerlo ya.

Dentro de sí mientras se enrumbaron con cautela salieron por la ribera más baja cruzando el edificio cercano el moreno pensaba que quizá debía dejar de ser impulsivo, realmente estaban yendo a posiblemente perder la vida, no tuvo tiempo pues movió rápidamente su cabeza a la vez que estaban llegando a cubrirse con las plantas que estaban en la zona, los disparos de aquellas máquinas de la muerte eran continuos, incansables inclusive, lentamente llegaron, sin ser vistos, desde arriba el Capitán Saller causaba bajas con los restos del diezmado escuadrón Echo, un grupo que había estado desde el inicio de la guerra en este conflicto.

Caminaron despacho, menos Stef que sería la observadora, ella debía fijarse si alguien rodeaba o los sorprendía, y con sus manos en la MP9 eliminarlo a como diera lugar, pocas veces había tenido que ser observadora, pero esta vez estaba cuidando a Mess, debía ser efectiva y letal.

Cuando finalmente pudo colocar su espalda con la columna de piedra, Mess respiró pesadamente, el moreno se colocó a su lado, de igual manera soltó el aire, alzando su pulgar a la castaña. Volteó para colocar las primeras cargas, no le tomó mucho, Mess hacía lo mismo, pasó a la siguiente que era en el río, tuvieron que mojarse hasta la mitad de las rodillas, pero lo lograron, finalmente fueron a la última columna de ese lado, estaban aterrados, en las riberas no había cobertura, si los veían les iban a llover balas de todo calibre y dudaban que el cargador de 40 de la castaña volteara las tornas a su favor, algo ansioso y con premura Edward colocaba las cargas, C4 plástico de control, el primero listo y en unos cuantos minutos todo estaba preparado, faltaba la parte difícil, las cargas en la parte alta.

Volvieron a su punto de inicio, la primera columna, debían avanzar por la derecha, llegando a un sitio levemente despejado, el puente era grande pero no demasiado ancho, debían derribar el punto de sostenimiento para conseguir que el peso se lleve la estructura abajo, sin errores, el clima estaba tan árido pero la lluvia caía, había el cielo llorado quizá el desperdicio de vidas en la ciudad, las gotas relajaban algo la tensión, cayendo hasta alcanzar un traqueteo totalmente fuerte, despacio, con cuidado, llegaron a tener visual de la carretera, luego de la calle, Mess le señaló el borde, Edward asintió, en efecto, habían llegado al borde, algunos saquillos de arena, varios cadáveres en el suelo, alambrado de púa y sobre todo, los disparos de los vehículos, con precaución avanzaron en la cobertura, evitando ser vistos.

Cuando llegaron a esa posición se colocaron pecho a tierra, y con cuidado empezaron a arrastrarse, la castaña retomó su posición con el resto del grupo, empezando a seguir con la distracción, por suerte el tanque no había sido usado en su contra aún. Despacio decidieron moverse, estaban totalmente nerviosos, los minutos que tomó la operación les parecieron eternos, Edward y Mess alcanzaron la zona de colocar cargas, el puente parecía eterno, y los disparos los sobresaltaron.

Mess le pasaba los explosivos, el corazón les latía violentamente, las gotas de lluvia caían ya con fuerza, pero no contaban con que la torreta del vehículo artillado sería reventada por un lanzacohetes, haciendo que el mismo retroceda, muchos se conglomeran, uno de ellos, al salir del vehículo pudo verlos, ambos, se asombraron, sus miradas se cruzaron en el infinito, pero esa sensación de estupefacción no podía demorar mucho.

-Sabotaje - gritó, la siguiente cosa que vieron aterrados el par fue una lluvia de balas.

Ambos rodaron a sitios diferentes, el primero en tomar de su chaleco algo fue el moreno

-Mess muévete !ahora! - gritó Edward poniéndose de pie al igual que su compañero, lanzó una granada de humo y aprovechando esa cobertura empezaron a moverse. - aquí Echo 3-1, contacto enemigo solicitando fuego de cobertura, cambio -

-Corran, ¡el maldito MK los vió! - fue Stef quien conjunto con el equipo había concentrado fuego sobre ellos, causando algunas bajas.

Los demás soldados voltearon, desde arriba Stef abrió sus ojos con preocupación por Mess, Orus usó la ametralladora ligera conjuntamente con los hombres que sobraban, el humo se estaba disipando y ellos corrían en zig zang, tomando coberturas, lo que no contaban fue un disparo pesado que voló lo que quedaba del puente del lado, el estruendo los distrajo un momento, terminaron nuevamente en lados diferentes con un leve saquillo de arena cubriendolos, ambos intentaron retornar el fuego pero era demasiado intenso,s, no podían correr, estaban cercados, y el tanque recargaba con las balas de los demás siendo que su cartucho antiguo fue expulsado.

-Echo 3 -1, aquí Orus, salten, deben detonar la carga y saltar, al lado de la ribera cambio -

Mess volteó, a su derecha tenían el lado de donde Edward se cubría y la ribera, a su lado, tenían más maleza, casi 10 metros de caída del borde a la rivera.

-Edward, !Por aquí! - Mess llamó con su mano, con su arma empezó a disparar para llamar la atención, rápidamente el moreno se incorporó y empezó a correr, la castaña desde arriba empezó a bajar con el contingente, debían dar apoyo a la carrera de escape, desde arriba el Capitán tomó los detonadores, estaban listos. Stefany vió voltear la torreta del blindado y el cañón del tanque, en ese momento, nunca olvidaría lo que vió.

Edward corría mientras Mess lo cubría, llegando al borde colocó su pie, al lado había una columna, pero el sonido del tanque MK destruyó sus ideas, fue disparado por la onda expansiva violentamente contra la columna del puente, golpeando su brazo derecho y del rebote cayó los metros sin control, impactando sobre su hombro, gritó fuertemente, despedido nuevamente contra el suelo, cayó sobre las rocas y con su arma, estaba muy desconcertado, pudo voltear a hacia donde debía estar su compañero, su grito se ahogó en tristeza.

Mess había intentando saltar después, pero fue alcanzado por las balas del blindado, tres grandes agujeros en su pecho mientras perdía la vida a su lado, con mucho dolor Edward se movió, intentó frenar el sangrado con su brazo útil, debía ayudar al novio de su mejor amiga, este, sin embargo no se movía, al analizarlo con horror Edward vió que una de las grandes balas de grueso calibre de su corazón, con una sonrisa Mess le tomó la mano como un gran amigo

-Calma viejo - soltó intentando colocar su palma en la zona herida - !médico! -

-Sé que Stef nunca estará sola hermano - le sonrió dando grandes bocanadas - cuídala mucho, le gustan los pokémon mucho, los tipo hada, sé que si, además...llevas con tu secreto mucho tiempo, creo que es hora hermano - sonrió ahogándose en su propia sangre.

-Mess, viejo, no te rindas, no te rindas - le dijo pero no pudo decir más

La sonrisa se había inmortalizado en el rostro del moreno, con un temblor en sus manos ignorando los disparos una lágrima se escapó de sus ojos, una sola que cayó, la lluvia golpeaba, pero una gran explosión vino luego, la onda expansiva mandó a volar a Edward lejos del cadáver de su amigo, el puente colapsó trayendo consigo a los vehículos y a varios soldados, de golpe ante el dolor se mordió un poco los labios, debía volver con Mess, pero se le nubló todo por la nube de polvo, y perdió el conocimiento, porque después de todo, estaba con un brazo dislocado, una parte de su alma sabía que si había aceptado esa misión era para morir y ver felices a sus amigos, o para volver y seguir cuidándolos, él era el mayor, era su responsabilidad.

-Mess- dijo vagamente - lo siento mucho -

Y la oscuridad eterna invadió su cuerpo.

Al despertar un poco, vio como un cabello castaño estaba cubierto de la sangre, pero lo veía recostado en el pecho, él veía a todos sus compañeros con ella, quien no se movía, con cuidado al verlo consciente quisieron ayudarlo, pero al tomarle el brazo gritó de dolor, lo soltaron.

Orus le dió un empujón desde la espalda, se sentó con su brazo sosteniendo el que se encontraba dislocado, el polvo y varios raspones eran prueba de que le dolía como el infierno, pero no volvía totalmente en sí.

-Médico - llamó Orus

La castaña no se movió, seguía sollozando mientras sus compañeros bajo órdenes del capitán fueron hacia el puente para barrer la zona y capturar a los de Sableye, Orus fue donde Stefany.

-doctora, Edward...- pero ella no se movió.

Edward se puso triste, entendió que su mejor amiga no iba a escucharlo, con un poco de furia agarró su brazo, de un tirón se lo acomodó, y un grito que atrajo la atención, pero Stef no volteó, seguía sobre el cadáver de Mess, él se fue hasta ella, colocó la Galil al lado y le retiró el cabello con mucho cuidado, la lluvia caía, ella seguía llorando sin control.

-Stef - le abrazó aún adolorido - aquí estoy -

Ella se levantó, vio a su mejor amigo de toda la vida, la sangre le bajaba de la cabeza, en sus guantes estaba lleno igual de sangre, pero le sonreía, como siempre Edward Adler estaba para Stefany Vizcum, desde niños casi, la acarició un poco, y la abrazó, miró el cadáver de Mess, él sabía quizá, ambos amaban a la misma mujer, pero sinceramente, Edward tenía tristeza que no lloraba, y la lluvia caía fuertemente, el tiempo pasó, el equipo tomó un momento, habían perdido mucha gente, de reojo el moreno vio la hora, las 11 horas y media de la noche, las estrellas se perdían entre las pocas luces del firmamento, las estrellas los veía,el capitán vino, también tomó asiento, había pocos disparos aislados, era muy noche y debían ser relevados.

-Lo sentimos doctora - dijeron todos

Ella seguía con el moreno, llena de sangre de quien amaba, y rota el alma por cada espacio que pudiera existir, y se sentía infinitamente sola en medio de esa ciudad. La sangre, los gritos, la vida, la muerte rondando aquel sitio, finalmente alzó su vista hacia la mirada del moreno.

-Me siento infinitamente sola -

Él le tomó las manos, las llevó a su pecho sonriente.

-Nunca estarás sola, cada día que pase, yo estaré contigo, nunca más volverás a estar sola -

Ella lo abrazó, mientras calmaba su agitado corazón, la luz de la luna brillaba junto con el fuego antiaéreo, la castaña volvió a ser joven, como cuando hicieron su viaje pokémon, y con todo su corazón confiaba en Edward Adler, una vez más.

-Nunca te vayas Edward -

-Nunca Stef -

Los recuerdos acababan, como una película larga, pudiendo volver a su tiempo, el moreno despertó, era de noche, con cierta paz y algo de dolor en el corazón pudo admirar la noche, brillante como el día de la muerte.

-eso era - suspiró al moverse viendo a Pyroar siguiéndolo con la mirada, debía estar hambriento - la muerte de Mess - le hablaba a su compañero - ven, iremos a comer algo -

Con cierta tranquilidad abrió la puerta, viendo que la alcoba de su compañera se encontraba entreabierta, con cautela observó, ella tenía una vela prendida, se había quedado dormida sobre su mesa, con la vela encendida, que se encontraba consumida en toda su integridad, con cuidado Hapinny se encontraba dormido.

-Stef - llamó él viéndola dormida, encontró algo húmeda su ropa.

Con cuidado le recogió el cabello un poco, con cuidado la tomó en brazos para acostarla, movió la cobija y la depositó en su cama, le retiró las botas, y finalmente, mientras se apagaba él le acomodó el cabello, la cubrió con las cobijas, le movió el cabello un poco, le sonrió para colocarle a Happiny, él se lo había regalado, pasó meses buscando en los campamentos para capturarlo para ella.

-Lo extraño - dijo ella acomodándose para acostarse en las piernas del moreno - lo extraño mucho Edward -

Él le sonrió un poco triste, sólo guardaba silencio.

-Estoy aquí, no te preocupes, él también, mientras viva en tus recuerdos -

Ella asintió, le extendió la mano, se sentía bastante triste.

En el domicilio contiguo, en la cama se encontraban dos personas, la pelimiel dormida profundamente con una sonrisa en el rostro, y el moreno, que en su mente se repetía las imágenes de la gente asfixiada por la neurotoxina verde, era realmente aterradora.

Se levantó para tomar su ropa, un jean y una chaqueta, hacía calor afuera, Serena plácidamente dormía en la seda de la cama, su figura resaltaba en la noche, dejando ver su cuerpo, con una sonrisa el moreno cerró la puerta delicadamente, necesitaba tomar aire.

La castaña se había quedado dormida, con mucho silencio Edward abandonó la habitación, bajó hacia la cocina y le dio de comer a Pyroar, con mucho cuidado de no despertar a la castaña miró el cielo, mientras tomaba un poco de agua.

Del otro lado, en la residencia de Ash, había salido a su patio trasero, tenía a Pikachu en el hombro mientras miraba las estrellas, cansado por las acciones del día, tenía un poco resentido el hombro, un poco de cansancio, un poco de todo realmente.

Con cierta tranquilidad salió de la zona que rodeaba su casa, el cerco de ladrillo y metal tenían una puerta, salió hacia la explanada y el bosque, mirando al infinito, el sonido de la puerta de al lado lo llamó, de ella, un moreno alto, se encontraba también mirando hacia el cielo.

-Hey - llamó Ash amigable - vecino -

CONTINUARÁ

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