Capítulo XIX: Bienvenido a Casa
Pokémon y sus personajes pertenecen a sus respectivos dueños, esta historia no tiene otro fin más allá de el de entretener.
Para El Hombre Que Lo Tiene Todo
Capítulo XIX: Bienvenido a casa
-Y finalmente saltamos, ¡fue increíble! El paracaidismo fue sin dudar mi actividad favorita en el entrenamiento, cariño tienes que probarlo te prometo que no te decepcionarás-
Los dos estaban caminando, el azabache contaba todo lo que había vivido en aquellos meses, en una forma muy condensada. Los dos caminaban sonrientes manteniendo una charla alegre, poniéndose al día con sus asuntos, mientras cargaba la maleta el moreno la sostenía de la mano; y Píkachu iba cómodo en el hombro de su compañero.
-Y así terminó la broma de aquel estudiante...- terminaba de contar Serena
-¿Lo expulsaron?- interrogó Ash
-No, pero la niña terminó con una quemadura grave, por eso debo soportar a la supervisora más de lo normal; ¡es tedioso!- irritada añadió la chica a su historia- pero me alegra mucho que la niña esté bien, eso sí, debí tener algo más de cuidado-
En cierta medida dicho incidente en la escuela puso a Serena en duda acerca de si algún momento estaría lista para ser madre, un niño propio requería supervisión constante.
-Oye cariño no fue tu culpa- consoló él cruzando su brazo por la espalda de ella
-Lo sé; pero así son las leyes de las instituciones de educación...- bufó molesta ella- mas...- se detuvo acomodándose en el hombro de él.
-¿Qué?- preguntó dándole un beso en la cabellera
-Ahora estás aquí y podré descansar mejor, dormir bien y divertirme en casa mucho más de lo esperado- pícaramente añadió
Con una sonrisa el aludido sólo atinó a sonreír.
El camino se hizo relativamente corto, en el silencio de noche el recién graduado tenía en mente muchas cosas, empezando por su madre, que fue transportada por órdenes de Klaus para la entrega del fusil a su hijo cuando entraron a las 5 pruebas finales, y de similar forma volvería en avión. Las ventajas de ser viuda del fundador y conocida por todo el personal más antiguo.
Lo que Ash no entendía era por qué su madre decidió retirarse del servicio y dedicarse a vivir austeramente en Pueblo Paleta, es decir la vida allá era diferente a la de una empresa dedicada a despachar soldados a todo el mundo; por ende tener una fonda en un poblado lejano sí era un cambio de 180 grados, pero no hubo oportunidad de conversar acerca de eso, más tampoco se escapaba de su mente.
Ash alcanzó a despedirse de golpe, no pudo cruzar muchas palabras con su madre, pero le bastó ver su sonrisa y que le alborotara el cabello como cuando era niño para entender el mensaje que ella quería transmitirle.
Desde las casas de los vecinos se miraba a un joven cargando una maleta en su hombro llegar a la casa que desde hace 6 meses dejó, la noche cobijaba su llegada de la mano de su amada novia peli miel, y su amigo Píkachu que estaba dormido, pero curiosamente en el hombro de Serena, no en el de Ash; el moreno habría de admitir que se sentía algo traicionado, pero no culpaba a Píkachu, se debió acostumbrar a cierta forma de actuar de Serena y a convivir con ella de forma más allá de lo normal.
Cuando alcanzaron el portón principal el moreno sonriente se decidió en contemplar el inmueble que era resaltado por la luz de fuera, los postes y algo de claridad que provenía de la escaza luna del cielo.
La casa es de dos pisos, la puerta principal está luego de cinco escalones que dan a un corredor amplio de 2 metros hasta la puerta de ingreso a la vivienda, rodeada por una baranda de madera y acero de color café oscuro, la puerta tiene un marco de metal con toques de madera en el trasfondo y un pomo en forma de diamante zafiro, adorando con ventanas de cristal pulido que daban la entrada a la gran sala que tenían la pareja, una chimenea daba el calor a la habitación y una gran ventana frontal alrededor de la puerta eran sus mayores afluentes de luz, en el centro una tv y una radio, si se seguía la entrada unas escaleras en espiral llevaban a las habitaciones y baños de la parte superior, abajo solo quedaba la cocina acompañado de la habitación que Ash tenía para guardar sus instrumentos, y ahora tendría allí colocaría un par de armas para protección, cosa que debía debatir con Serena, pero realmente lo que le apetecía ese momento era entrar.
-Hogar dulce hogar- sonrió Serena abriendo el portón principal del cerramiento
-Casa....sal Arbok- dijo el joven.
Después de la luz roja emergió el mencionado pokémon que fue recibido por Rhyhorn; Braixen, Sylveon y Píkachu.
-¡Arbok! (¡casa!)- el pokémon sonrió y deslizándose saludo los compañeros de batallas que estaban allí, siendo recibido por entusiasmo. Con una somera mirada Ash miró el espacio vacío del inmueble de la cochera.
-Sabes Serena- llamó la atención de la pelo miel- últimamente he pensado seriamente en poder comprar un auto, no uno ostentoso, quizá uno sencillo...-
-¿Un auto?- ella pensó en aquello – no nos sería muy útil, yo camino al trabajo y estoy quizá acostumbrada a eso, pero mmm.- con una seña sonriente llamó la atención de Ash llevando su índice a la altura del mentón.-
-¿Qué se te ocurre?- interrogó con cierta curiosidad
Ella se alejó llamando con un gesto que llamó a Píkachu
-Si me vences en una batalla pokémon podremos considerar un auto-
Ash arqueó la ceja, pero al ver a Píkachu que vino a su lado, y con una llamada Braixen fue con Serena se sonrió
-Bien – alzando su puño- si gano yo elijo el auto-
Ambos asintieron, Arbok y compañía se colocaron al extremo del barandal de la casa para poder ver y no interrumpir con la batalla o su espacio.
-Primero las damas señorita Serena- dio paso cortésmente paso a la chica
- Que amable señor Ketchum, Braixen lanzallamas-
La pokémon inició su ataque, Píkachu fue sorprendido pero pudo evitar el ataque
-cola de hierro- ordenó Ash
El roedor amarillo atacó, Braixen pudo evitarlo por muy poco.
-¿Eso es todo?- la pelo miel sonrió – llamarada Braixen ¡Pero cuidado con las flores!-
La pokémon atacó y por la cercanía Píkachu casi recibe de lleno el impacto, por lo mismo tuvo que reaccionar rápido.
-Impactrueno- fue sencilla la orden de Ash
Braixen recibió el impacto de lleno, causando que la Pokémon retrocediera, antes de que la pelo miel quisiera responder un golpe seco de metal golpeó la puerta.
-¡Queremos dormir!- uno de los vecinos había lanzado algo contra el portón por el escándalo de la batalla.
-¡Lo sentimos!- respondieron ambos dando por obvio que estaba terminada la batalla en un empate.
Ambos se sonrieron retomando las cosas, el par cerró la puerta; con una sonrisa enrumbaron hacia el hogar; llegando a cruzar las escaleras y entrando junto a los pokémon. Y sí, todo estaba donde debía estar; los libros, la televisión, pero había algunas cosas nuevas, como libros nuevos, algunas revistas de moda y de pedagogía.
-Debes tener hambre Ash, ¡déjame prepararte algo!- dijo la joven y se retiró a la cocina
Él no pudo responder, había alzado su mano para afirmar que no deseaba comer nada, pero aquello en su mente resonó como descabellado, ¿en qué momento él; Ash Ketchum no iba a desear comer?
La respuesta le sonsacarró cuando recordó que había pasado días sin comer; sin agua, perdido en manglares, selvas, desiertos, y cubriéndose de lodo hasta el cuello, pero como si hubiese perdido las ganas sonrió derrotado, además era la comida de su Serena, pensarlo demasiado hacía que sólo disfrutara del momento.
Con cuidado cerró la puerta; tomó su maleta; la llevó al sillón grande, sentándose al lado para empezar a desempacar y ver qué podría dejar para lavar y qué tenía que llevar consigo a otros cuartos.
Dentro de la maleta realmente no había mucha ropa de calle ni de civiles, dentro habían 3 uniformes, el formal, el negro de neopreno y el verde oliva; por lo mismo debía llevarlos arriba.
Rápidamente rebuscó entre las camisetas sucias, dentro estaba una Berreta de calibre medio, la retiró, quitó el cargador y colocó el seguro removiendo la bala de la recamara.
Se había olvidado por completo que tenía el permiso de portar armas dentro de su billetera, con cuidado decidió decirle a Serena la verdad, prefería no mentirle y la verdad le sería más cómoda a él si no estuviera teniendo que mover el arma y sus componentes, y si la desarmaba pues le resultaba inútil tenerla,
Por lo mismo también pensaba en desenterrar la que estaba en la caja metálica del patio y perteneció a su padre, debía engrasarla y evitar que la tierra se quede dentro de la recámara y el cañón. No se había instalado aún y ya estaba sudando por tener que mantener aquella charla con su novia.
Conociendo a Serena, y conociéndose el mismo, era una charla de personas maduras de la tenencia de armas, desde la cocina se escuchaban los movimientos de la chica, la misma estaba apresurada por acabar el emparedado, al salir vio que había dejado a Ash solo en la sala, donde éste dejó su maleta, estaba de espaldas, sacándose su chaqueta ella se acercó con la comida pero antes de sentarse el chico colocó dentro de la mesa de centro la descargada Berreta y su respetiva alimentadora al lado, volteó encontrándose con Serena que se sentó en el sillón.
La peli miel respingó un poco su cuerpo al ver el arma en el centro de mesa, de la maleta y con una sonrisa sacó la bandolera donde la colocaba, yendo ésta igual al centro.
-¡amor!, te hice un sándwich de jamón- dijo la chica
-Ahora de nuevo en casa, cansado pero feliz- fue el comentario del moreno para empezar la charla.
Ella depositó el plato con el emparedado en la mesa, empujando un poco la berreta; con una sonrisa se acercó a la maleta.
-Niño sucio- le sacó la lengua- ¿qué tienes en la maleta?-
Dentro de sí ella había entendido; él era la elite de PSF, era obvio que debía tener el respectivo permiso para portar armas; y ella como su novia estaba con él, lo esperó, Ash tomó su maleta y sacando de ella las camisetas sucias le sonrió
-Las colocaré para lavar- anunció poniéndose en pie- y sobre el arma...-intentó tocar el tema
Ella alzó su mano.
-Las reglas serán simples; estará descargada y con todo lo necesario para que no se dispare; en el cuarto nuestro en tu mesita de noche, y estará sin nada más para que yo no deba abrir ese cajón bajo ningún motivo-
Él de pie ya sonrió
-Sí capitana- le hizo un gesto militar que ella agradeció
La chica encendió la televisión mientras tomaba su Pokenav; el Smartphone de Ash se encendió indicando que llegaba un mensaje, Serena se percató del sonido; estiró su mano hacia el celular, pero no lo tomó, aún estaba el arma en la mesa y además no era su celular; se sonrió dejándolo en la mesa.
Ash dejó comida para Pokémon en los respectivos platos, Arbok se acercó a comer con Píkachu acompañados de los demás, él volvió hacia la sala acercándose al celular.
-Serena cariño- sonriente no lo tomó sino alcanzó la berreta y la colocó en su estuche no sin antes revisar que estuviera bien colocado el seguro, acto seguido la retiró de la mesa central y se marchó nuevamente, su mano prótesis recorría la estancia.- léeme qué dice el mensaje que llegó por favor, iré a dejar el arma en mi estudio; prometo mover todo mañana y acomodarla-
Ella asintió dejando la pokenav yendo al celular.
-¡Es de una tal Ana!- dijo en voz alta Serena- es una foto...-
Él salió sonriente
-Déjame verla-
La chica asintió donde salían dos morenas en un avión y atrás el peli verde, debajo venía una nota
-No olvides la boda de mi hermana, y descansa, porque recibí noticias de que Spark fue ascendido y nos va a poner en forma otra vez; así que ¡Ciao!-
Con una sonrisa Ash respondió, algo sencillo, sucesivamente de Clemont llegó otro mensaje, conociendo al rubio debía ser formal, pero se le descolocó la mandíbula cuando lo leyó
-No olvides el picnic, invita a Yvonne y Kalm-
Ash le comunicó a Serena lo anterior, Ash no conocía mucho al par, casi nada de hecho, como ambas crecieron separadas mientras Ash pasaba intentaron retomar su relación, la cual iba viento en popa, Clemont había propuesto a Ash el tener un picnic con ella y con Korrina para que todos se conocieran mejor, además de que gustaba pasar tiempo con Serena y Bonnie también, por ende no había nada que perder.
Posterior le explicó a Serena la situación y acordaron llamar a su hermana la mañana siguiente.
Dentro de la casa recorrió su mirada por los libros, pasando a la colección de discos
-Mira que coincidencias de la vida- sonrió y decidió colocarlo en la radio, era uno de sus favoritos, por los recuerdos sobre todo, era Ricardo Pokamontaner y su Bulbasaur violinista.
Serena apagó la televisión, le sonrió mientras solo escuchaba la canción que sonó, una balada tranquila, satisfactoria; para el moreno después de tener que acostumbrarse al sonido de las balas y explosiones, algo sumamente lindo si se lo pensaba en su lugar, el silencio invadió, y solo la música recorría la casa, sólo las melodías y las voces del disco, sonaban tan placenteras, todas y cada una le recordaba a su amada, y los compases marcaban suaves melodías eran todo en su mente, decidió sentarse y tomar la comida.
-Sabes Serena- le comentó dando una mordida a la comida.- aprendí a cocinar un poco en la fonda de mamá, pero allá perfeccioné la comida en cierta medida; el comandante Spark nos enseñó a aprovechar todo lo que haya en el bosque-
La chica sonrió
-¿Qué aprendiste a comer?-
El moreno seguía con el emparedado y se sonrió.
-Habían unas cajitas amarillas- le hizo una seña de cuadrado con las manos- que tenían algo como ohm-
-¿Pasta?-
-eh, no, sino como...-
-¿Una mezcla?-
-Podría decirse que sí, pero más bien eran como frijoles enlatados-
-eso suena bien- contestó Serena sin entender el punto-
-Sí pero...era una caja pequeña y era una sola caja para todo el ejercicio-
La chica pensaba que el ejercicio duraba unas cuantas horas, no entendía el problema
-y el ejercicio- Ash estaba acabando su emparedado- duraba días, por eso aprendimos a cosechar y recoger todo lo que encontráramos en la naturaleza-
Las historias continuaron, hasta que finalmente ambos se miraron; pero no tenía hambre de comida, sufría anemia de besos de Serena, la ausencia era hielo para él, pero su tiempo de descanso la emplearía con ella de la mejor forma posible.
Con delicadeza le sonrió, decidió ir por el sándwich primero, después de todo tenía la noche entera para disfrutar de la compañía de Serena.
Acabando de comer, con una sonrisa e invadido por la felicidad simplemente se acercó a la chica, se puso frente a ella y tomó sus manos.
-Te lo agradezco Serena, te quiero mucho– y sin pensarlo la besó dejando en la mesita del centro su plato vacío, ella sentía ese fuego nuevamente y le correspondió rodeando el cuello de su amado con sus manos.
6 Largos meses, y el chico que la besaba era el mismo, quizá su cuerpo sea ahora más marcado por su entrenamiento, pero era Ash, su Ash, ella lo sabía y no necesitaba pruebas Él sentía una felicidad inmensa, amar y ser amado, era todo, ella era su mundo, pero el beso debía terminar por la falta de aire que los hizo separarse y chochar suavemente sus frentes, de nuevo el silencio reinaba entre ellos....sólo la música acompañaba ese baile de sentimientos íntimo.
Tomados de la mano Ash se separó; la luna y la lluvia bailaban afuera, chocaban contra la ventana, al tacto del cristal armaban una reta de ambiente, así Ash sintió que el mundo volvía a la normalidad, desde su hambre hasta sus manías normales; allí estaba él; otro día en el hogar; aunque parecía sencillo; dentro de sí su cuerpo se manifestaba cual si nunca se hubiera ido.
-Te Amo- dijo la chica mientras cerraba sus ojos azules por temor a ser un sueño, como esos que tenía en su ausencia y no escuchaba la respuesta por volatizar al aire del olvido aquellas palabras que mascullaba la peli miel antes de dormir con la esperanza de que Ash la escuchase en el silencio de aquella barraca en Galar.
-Yo también- contestó el chico mientras se separaba del abrazo- y cada día más-
La chica asintió felíz de poder recostar su cabeza en el hombro del chico que amaba, la sencillez del momento se vio decorada por un sonido que le provocó nostalgia de aquellos días donde pasaba viajando más que nada; el estómago de Ash había rugido reclamando más comida; lo cual los hizo reír
-Iré a preparar algo más - dijo la peli miel tomando el plato y levantándose con rumbo a la cocina.
-Gracias- le sonrió-oye y ¿Qué hacías en mi ausencia?- preguntó acompañándole en el camino. En la cocina ella y le respondió mientras tomaba asiento el castaño.
-esperar este día; nada más; nada menos-
Eso enterneció al chico que se puso en pie para apagar la radio, con un poco de galletas en sus manos ambos volvieron a la sala, Serena tomó el control en sus manos.
-yo también- le dijo el chico mientras terminaba su comida y se limpió las manos
-¿Deseas ver una película como antes?- preguntó ella
Algo cansado se estiró el muchacho y con una sonrisa comentó
-La verdad; tengo mucho sueño, quisiera ir a dormir, vamos ven conmigo- él la levantó y la cargo al estilo nupcial
Ella se sonrojó-
-Quizá.....- le paso su mano por el mentón y lo acariciaba – no vayamos solo a dormir- le dijo algo apenada intentando sonar lo más coqueta posible.
Él sonrió y contestó: "hasta el éxtasis" dándole un beso
(nota del autor: Lemon o no lemon....esa es la cuestión :/) Aún recuerdo cuando escribí esto; decidí no meter lemon en el fic.
A la mañana siguiente los dos se encontraban abrazados, él dormía plácidamente, mientras ella lo miraba, lo admiraba y lo recorría con la mirada, ella lo miraba y no lo creía, a pesar de ser las 8 AM ella se acurrucó junto a él, ella sentía como ese brazo rojo metálico de su novio la aseguraba, ya no tendía esa pesadilla donde él se iba y no volvía, él la aprisionó, y esta vez dormía como nunca, como antes, como si nada, como si no se hubiera ido de esa casa, de su hogar.
Con un suspiro la peli miel se dejó llevar por la sensación, había llovido toda la noche, estaba algo frío el ambiente; por lo mismo estar entre las sábanas con su querido era un placer que se estaba dando con sumo cuidado de disfrutar cada momento, el cielo nublado de Kanto, la lluvia ya no estaba, pero la sensación de frío pasaba por el momento de recordar.
Esa habitación era testigo de todas las noches de soledad de Serena, de todas, pero ahora la pareja se reunió, dormían juntos, ninguno se acostumbró a la ausencia del otro. Cabía recalcar que la sensación de calor de la peli miel la obligó a acomodarse mejor, y en sus ojos caía el sueño; por lo mismo al estar encerrada en los brazos del moreno no decidió soltarse, procedió a acomodarse mientras el ardor de sus ojos empezaba a marcar cansancio, no lo entendía, y poco a poco su mirada se perdió del perfil de la ventana empañada y los árboles lejanos, además que el frío se había perdido allí, empezando a irse, a perderse volvió a caer en un profundo sueño, de esos que esperaste tener hace mucho tiempo.
Un sonido volvió a romper la serenidad, era el reloj digital, con cierto desgano la chica miró la hora.
Las diez de la mañana marcaba en la mesita de noche de Serena, ella se separó aunque sin ganas de irse del abrazo de su novio, se incorporó con cuidado de no despertarlo, volteó para admirarlo un poco, era casi igual, lo que sí notó era que le iba a cortar el cabello, con esa idea en mente sonrió y bajó para preparar el desayuno.
Ante el movimiento los pokémon la siguieron, salvo Arbok y Píkachu que estaban acomodados en la estancia sin deseos de moverse, sin ganas de dejar ir sus sueños de pokelitos, por lo mismo no decidió despertarlos ni insistirles en que bajen a desayunar.
Se vistió y salió de la habitación; empezando su camino hasta la cocina; el tiempo pasó y la niebla se había ido dejando entrar al sol en la ciudad que secaba la noche anterior. El humo y el calor de la cocina empezaron a calentar todo el entorno de la peli miel que encendió la radio en su Pokenav para escuchar el noticiero matutino.
-Buenas noches Kalos, en el noticiero de la mañana con Alexia encontramos que: el Estado Mayor de Sablera ha empezado el reclutamiento conforme al servicio militar; PSF graduó a sus aspirantes a comandos, y en internacionales tensiones se generan entre Sablera y el corredor del Este vigilado por la comunidad internacional después de la segunda gran guerra, la Isla Britaian reclama que los ejercicios militares de nuestro país se realizan en la frontera, en deportes; ¡la selección nacional Pokémon cae por goleada frente a Poland! Más en breve...-
-Otra goleada – suspiró Serena moviendo la comida – es extraño ver como
La chica tarareaba una canción a la par que encendía las hornillas y buscaba los ingredientes para el alimento, en su mente estaba que en un par de días tendrían un picnic con su hermana y Clemont; debía llamarla después.
Ash por su lado, se levantó desconcertado, un poco desorientado al principio al no haber escuchado las trompetas, los trotes o el llamado de Michael a filas para la revisión de la mañana; aquello era tedioso debido a que al moreno le encantaba dormir mucho, con cierta dormitación dirigió su vista al reloj de la mesa, no sin antes sentir cierta presión en sus pies, al moverse se dio cuenta que Píkachu se encontraba enroscado allí junto a Arbok.
Eran casi las 11:30, había dormido más de lo normal; muchísimo más de lo normal, por lo mismo cuando sintió el frío roce del metal de su brazo encontró un espasmo fuerte; últimamente se vio sorprendido por esta sensación de dolor, en la barraca le dolía, pero cuando se encontraba en ejercicio militar no encontraba tal molestia; era como si se perdiera el dolor de su cuerpo faltante en el ejercicio; por lo mismo se vio sumergido en esa idea.
El resplandor en la frente le recordó que estaba en casa, la ventana cerrada mostraba al astro rey en el poniente ocupando su privilegiado lugar en el firmamento, con lo mismo la distinción de su dolor entre la tela de luz era extraño. A veces cuando miraba su brazo metálico sentía un cosquilleo, pero no en el metal, sino en su brazo, su verdadero brazo.
-Gr- soltó con desgano moviéndose nuevamente en la cama, las sábanas eran muy diferentes a las de las barracas, más cálidas y cómodas, además de que dormir en un árbol o en una cueva con la nieve en los ejercicios de campo no era para nada apetecible.
Ya reconociendo ante sí que no podría dormir más decidió levantarse, y en dos saltos estaba en pie, estaba ya en casa; .muchas veces soñaba con volver a despertar en esa habitación con piso de madera y paredes blancas, sobre esa cama doble con sabanas rojas y cobertor rojo, se acercó a su armario, examinó y eligió su ropa, unos jean, unos zapatos deportivos, una camiseta azul
-¿para qué más?- pensó para sí mismo
Si por más 6 meses pasaba con su uniforme verde, habiendo elegido ya su ropa decidió tomar un baño en aquella ducha tan caliente, sin apuros como cuando estaba entrenando.
Spark acostumbraba a darles agua para asearse solo unos segundos, por eso era gratificante poder tomar una ducha sin las llamadas de Spark sobre que tomaran esto o aquello, que olivaran su desayuno, que no usaran tal o cual cosa, y finalmente; sin recibir electricidad por demora; el paraíso estaba en su casa con piso de madera y paredes adornadas de azul, además el dolor aquel se perdía con el agua, aquello le recordó a Misty, ella siempre amaba nadar, probablemente era porque el agua tiene eso que nos sumerge dentro de ella, y nos aleja de lo demás.
Se vistió, con el ajetreo de anoche no consiguió darle su regalo a su amada, es más, hasta lo había olvidado; al salir del baño fue directo a su mesita de noche, donde sacó del cajón todo para colocar allí el arma tal como habían acordado con Serena.
Enrumbó a su estudio, donde encontró su maleta y su arma allí mismo, la tomó y empezó a mover el percutor descargado ya; volviendo a subir la colocó en su mesita de noche, si algo tenía ese cuarto es que la pared al lado derecho de la cama tenía una ventana de casi toda la pared de ancho, iniciaba en el suelo y terminaba a escasos centímetros del techo, esta daba al bosque cuya mirada era sublime, árboles y arbustos verdes.
En aquel entonces Nikolai; padre de Ash había comprado la casa en un precio reducido, estaba lejos de la ciudad en crecimiento y no tenía mucho, actualmente era una suerte, un lujo de hecho el poder gozar de aquel lujo de vivir en la zona residencial.
Acarició a los Pokémon que seguían durmiendo; por lo mismo cerró el cajón de la mesa y se guardó la llave, era el único que sabía usarla después de todo.
-Arbok- llamó al tipo veneno
El pokémon se despertó y sonrió esperando recibir órdenes
-¿Puedes ir a desenterrar la Colt de papá?- preguntó
El pokémon se extrañó.
-La guardaré en el mismo cajón; por favor ve-
Raudo y veloz el pokémon salió a cumplir su cometido.
En la cocina estaban Serena, Braixen y Sylveon, la primera estaba bailando mientras estaba cocinando algo, cantaba su semblante era el mejor que nunca, la alegría de su presencia mientras movía los sartenes.
Arbok se escabulló con la caja que fue desocupada por el moreno; quien guardó la segunda arma en el cajón, acabando eso decidió bajar acompañado de los Pokémon; se encontró con su novia saltando de lado a lado con una melodía muy feliz, se veía muy bella ¿o será que él la amaba?, la tomo por la cadera suavemente y ella le sonrió apegándose a su pecho mientras seguía cocinado.
-¡Eres hermosa!- comentó el moreno mientras le abrazaba
-Amor....gracias- y le dio un besito mientras seguía haciendo lo suyo- ahora siéntate a comer-
Él se sentó y al cabo de unos minutos ella llegó con un plato para él y una taza de té para ella.
-Sere- el interrumpió- no deberías hacer siempre el desayuno, no es justo, es decir podría hacerlo yo también-
Ella se extrañó
-¿Quieres ayudarme?- preguntó extrañada
-No- él alzó su ceja- yo vivo aquí también cariño; es lo justo-
Ella se sonrió, Ash después de comer recogió los platos y se dirigió al fregadero para lavar.
-Serena, mi amor, ¿Segura que no te molesta el arma?-
-No, pero cuando tengamos hijos deberás pensar en donde tenerla- ella contesto y sonrió aunque dentro de su mente el incidente con la niña que se quemó se le repetía en la memoria un poco y dejó escapar un suspiro.
Mientras Ash solamente se sonrojaba y la miraba con amor, era algo divertido el pensar en esa situación; por lo mismo recordó:
-Serena ¿Puedes llamar a Yvonne?-
La pelo miel asintió tomando su pokenav, con cierta impaciencia esperando que su hermana atienda el mismo.
-¡Serena!- rompió el otro lado -¿Cómo estás hermanota?-
La pelo miel sonrió
- Yvie, todo bien, espero que tú también...-
La conversación fue sencilla, con cortesía y terminó con el compromiso de verse el siguiente fin de semana todos juntos en Ciudad Glorio a las 3 PM, con el compromiso de llevar lo necesario y estar puntuales se despidieron las hermanas.
La mañana pasó así entre risas y juegos, disimuladamente Ash movió la vieja arma de su padre al sitio pensado, dejándola a su parecer a salvo recaudo.
La mañana siguiente todo ocurrió con normalidad, el único cambio fue que Serena recibió comida en la cama, hotcakes hechos con mucho amor e improvisación siendo esta última la que más destacaba de todo, dada la hora ambos emprendieron el camino a la ciudad para encontrarse con los acordados. En el camino Serena empezó a divisar dentro de sí la posibilidad de comprar un auto, uno nuevo y flamante para poder desplazarse.
-Ash- ella llamó la atención- sé que no es lo mejor que he pensado pero – y con algo de duda atrajo totalmente la atención del moreno
-Vamos Serena, dime – sonrió cálidamente
-Pues, pensándolo bien, por qué no compramos un auto-
El chico sonrió asintiendo, extendió su mano tomándola la de ella
-Serena hay muy buenos autos usados aquí, podríamos considerar alguno, ya sabes hasta poder no sé costear o guardar dinero, quién sepa en el futuro ocupamos algo, o me pasa algo y tú...-
Serena rápidamente rompió el agarre, los Pokémon entendieron que el azabache se fue de lengua suelta y por ende debían alejarse para darles privacidad, Píkachu y Braixen se retiraron sin levantar atención de sus entrenadores.
-Ash Ketchum, creí que ya tuvimos esta charla- aunque molesta mantuvo la serenidad y paciencia para tomar el tema una vez más
Ash calló remordiéndose la lengua para no contestar, fue un momento inconsciente que ahora su cerebro le reclamaba mentalmente.
-"Idiota debiste callarte"- se repitió mentalmente, pero un flash le recordó la memoria y palideció al recordar que no había abierto la boca acerca del tema.
-Sí Serena, disculpa me fui en automático, hablando de autos ya sabes – una risa nerviosa intentado acallar en su mente el pinchazo por zanjar el tema de una vez.
Ella sonrió suspirante y volvieron a caminar, Serena le enseñaba los árboles grandes, el cielo, le comentaba algo de Yvonne, pero él asentía mecánicamente, cuando firmó sus papeles decidió añadir a su forma de pago una reserva de dinero que se acumulaba en una cuenta en un Banco en el extranjero, de aquellos que están blindados y no colapsan de forma estrepitosa por una mala jugada del Gobierno de turno.
El fondo en sí tenía 3 beneficiarios, el primero era su madre, con un 60 por ciento, segundo Serena con un 25 por ciento, y el 15 por ciento estaba destinado a orfanatos en Kanto, con aquello en mente Ash guardó dentro de sí la dudosa suerte de tener que comentarle a Serena que, en caso de caer en combate o por enfermedades raras o quedar DEA (Desaparecido en acción) el dinero ahorrado le serviría a ella como método de sustento, no era mucho pero era lo mejor que se podía hacer en esos casos.
Sacudió su cabeza cuando finalmente en el parque divisó una mini copia de Serena corriendo hacia ellos con los brazos abiertos, seguido de Kalm, aunque se habían visto unas veces de forma lejana y en cuentos de Serena, el poder convivir volteó el corazón de las hermanas, Kalm y Ash por su parte complacían dicho gusto y se unían con júbilo al picnic, después de todo no era tan raro que esas situaciones se presentasen.
La tarde avanzó de forma imperiosa, el tiempo se fue, Serena un momento se retiró al baño dejando a los 3 solos.
-Oye Ash- llamó Yvonne- ¿qué te tiene lejos de la comida?
El moreno se extrañó un poco y miró que su plato se encontraba aún con comida y que había dado pocas mordidas y se había acabado mucha agua sin tener meditación en ello.
-Oh lo siento yo...- vaciló la respuesta – no es que no me guste, pero es que me acostumbré a llenarme de agua y tener comida de respaldo, supongo que es algo así- empezó a reír
-Serena me dijo que cuando tenías hambre el plato quedaba blanco- completó Kalm riendo
Los 3 sonrientes solo asintieron, cuando Serena volvió a sentarse Ash por alguna razón recuperó el apetito, definitivamente fue algo extraño, pero no por eso más menos interesante.
-Yvonne, ¿Cuál es tu sueño?- preguntó Ash
-Ser entrenadora pokémon y ser arquitecta- se sonrió
Kalm asintió levantando su mano en signo de apoyo sin abandonar su presa de carne para comer
-Serena – Ash solventó una duda.- ¿Cuál será el tuyo?-
La peli miel pensó y volvió a pensar, pero en su mente el verse casada con él le producía mucho rubor en el rostro, entonces recordó una meta
-Sabes desearía poder estudiar algo, como diseño, moda, modelaje, sí lo sé suena algo cliché quizá pero me serviría mucho.-
-decidido, te apoyaré a que estudies- sonrió Ash
-Pero Ash- Serena se olvidó de que estaba su hermana presente - ¿Y el dinero?-
-Tranquila tengo un fondo para eso- sonrió encontrándole solución a ese dinero sin tener que mentirle a Serena.-
-Quiero un Ash en mi vida- sonrió Yvonne con mucha ilusión
-No soy un Ash, pero soy un Kalm y mi pokebola está disponible-
Los 4 rieron aunque Yvonne más que ruborizada se sentía feliz de tener un buen amigo en él, y posiblemente cuando crezcan algo más concreto, pero eso, el tiempo lo dirá.
CONTINUARÁ
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