Viernes, 4 de Febrero de 1977

Es un viernes tranquilo, aunque el frío sigue, cada vez va bajando más y el clima es suficiente cómodo para salir a dar una vuelta pero aún así Pandora y yo salimos completamente abrigadas con los colores de nuestra casa.

—¿Sabes? Creo que debemos ir consiguiendo los ingredientes. —Pandora me dice una vez que estamos lo suficientemente alejadas de todo mundo.

—Sí, hoy en la noche habrá luna llena, lo cual significa que tenemos un mes para obtener todo y además, para decidirnos.

—Oh yo no tengo dudas en hacerlo. —Pandora se ve confiada y llena de seguridad. —¿Acaso Casiopea York lo tiene?

—Yo tampoco, es solo que... nada, no lo tengo y seguiremos así.

Seguimos caminando hasta el invernadero abandonado, hoy es viernes, lo cual significa que Regulus no vendrá y podremos estar solas hablando sin temor a que alguien nos escuche.

Vamos entrando y de inmediato lo huelo, no es tabaco, es algo que una vez conocí en una fiesta a la que unas amigas muggle me invitaron el año pasado, se supone que está prohibido pero hasta cierto punto, la gente lo consume para relajarse.

Pandora comienza a toser solo un poco.

—¿Hay alguien aquí? —Pregunto en voz alta y detrás de unas macetas gigantes una persona se pone de pie. —¿Remus?

—Hola Cas. —Se le ve tranquilo y sonriente. —Pandora. ¿Es qué acaso nunca se separan?

—No por el momento. —Responde ella y ve sus dedos. —¿Estás fumando tabaco?

Yo ya sé la respuesta, y Remus me lo confirma cuando se tarda en responder.

—Tabaco...entre otras cosas. —Responde y yo sigo averiguando ¿por qué Remus fumaría eso?

—¿No es algo temprano? —Pregunto y me acerco a tomar el cigarrillo, él no pone resistencia y acerco mi nariz hasta él, por curiosidad le doy una calada y no lo aguanto porque toso. Remus se ríe de mí.

—Oh Cas.

—¿Aquí es donde te escondes a fumar esa cosa? —Pregunto una vez que me recupero, él me sonríe y asiente.

—Me ayuda. —Él toma asiento en los cojines que Pandora ha sacado de una bolsa encantada que su madre le ha regalado.

—¿A qué?

—Oh Pandora, yo me encuentro viviendo constantemente en un profundo dolor, y esto es lo único que me relaja por al menos unas horas. —Por fin se termina esa cosa y lo pisa. —Aquí es el único lugar donde puedo fumarlo sin que nadie me descubra, pero supongo que ustedes han descubierto mi escondite.

—¿Té? —Pandora pregunta y yo asiento al igual que Remus. —Además, Remus, fue mi escondite primero.

Pandora comienza a sacar todo de su bolsa y comienza a calentar el agua, supongo que Remus está tan relajado que se ha olvidado de la última conversación que hemos tenido.

—¿De dónde conseguiste eso? —Pregunto mientras trato de encontrar sus ojos.

—Oh, hay un chico de Hufflepuff en séptimo que vende. —Se alza de hombros indiferente.

—Ten. —Mi amiga le entrega su taza y unas galletas que tomamos del comedor. —Deberías comer algo Remus, te ves algo pálido.

Yo no digo nada por un rato y me quedo viendo lo que sucede con Remus, Pandora tiene razón, se ve mal, se ve pálido, sus labios se ven resecos y sus ojos perdidos, es como si algo grave le hubiera pasado, pero al mismo tiempo, se ve como el Remus que siempre he conocido, mientras estamos ahí, poco a poco Remus vuelve a actuar normal, y comenzamos a tener una conversación agradable, Pandora y yo damos por perdida la plática de nuestros planes y nos ponemos al corriente con Remus.

—Su sala común suena un desastre total. —Pandora le recrimina a Remus.

—Bueno, la nuestra no puede ser mejor, Pan. —Le digo recordando todo el desorden que Rita está causando. —Skeeter está completamente desatada, todo mundo muere por leer sus chismes excepto cuando habla sobre ellos.

—Sí, en mi casa todo el mundo la lee en cuanto sale. —Remus le da otra calada a su cigarrillo normal. —Es asqueroso.

—Y quien la lee es doble moralista, pero hey, ¿qué se le va a hacer? —Digo tomando el último trago de mi té.

En ese momento mi amiga rubia está por agregar algo más cuando una lechuza entra y deja una carta cerca de ella. La acaricia y se va.

—¡Es de Xenophilius! —La toma y se apresura a abrirla. Remus me ve interrogante.

—Su novio. —Aclaro y él asiente.

—Será mejor que me apresure a responderle, ustedes sigan platicando, yo tengo cosas que hacer. —Pandora se aleja solo un poco de nosotros y de su bolsa saca tinta, hojas de pergamino y su pluma.

—¿Cómo has estado Cas? —Remus pregunta tomando una galleta y dándole una mordida.

—Meh, todo ha mejorado, creo. —Me sirvo más té. —¿Tú? ¿Las cosas ya se calmaron entre tus amigos?

—Creo que ya.

—Me alegro. —¿Por qué de repente me cuesta tanto hablar con él?

Nos quedamos comiendo y bebiendo en silencio, cuando la puerta se mueve, no se ve quién ha entrado pero de verdad, ¿esto no se supone es secreto? Estoy por sacar mi varita cuando lo veo, es el perro negro del bosque prohibido.

—¡Oh! —Digo y aquel perro se acerca a Remus y como estamos sentados casi al nivel del piso, lo empuja.

—¡Quítate pulgoso! —Remus lo empuja y el perro vuelve a empujarlo y a ladrarle.

—Creí que te agradaba el perro.

—Oh, lo hace es solo que estos días se pone pesado, además no hemos comprado premios. —El perro se acerca a mí y estoy esperando que me empuje, pero solo se sienta a mi lado.

—¿Muerde? —Le pregunto a Remus y él niega.

—No. —Entonces, estiro mi mano y comienzo a acariciarlo, al parecer parece gustarle porque se acuesta a mi lado mientras sigo acariciando sus orejas.

—Es lindo, aunque creo que está algo sucio. ¿Tendrá hambre? No creo que coma galletas.

—Oh, no, no come galletas. —Remus tiene una sonrisa en su rostro que apenas puede contener. —Además, está gordo, lo estamos poniendo a dieta, no más premios.

El perro parece ser que ha entendido lo que Remus ha dicho y se levanta para ladrarle y volverlo a empujar pero Remus está preparado y desde su varita le lanza un chorro de agua, haciendo que el perro negro se abalance sobre él tirándolo al suelo y lamiéndole toda la cara.

—¡Ya basta! —Remus se levanta y empuja al can que regresa a mi lado y vuelve a acostarse, yo sigo acariciando sus orejas. —Es un bastardo, pero me cae bien.

—Es muy lindo. —Lo digo porque en ningún momento ha tratado de atacarme.

—Por cierto. —Remus comienza a hablar. —Creo que habrá una fiesta en la sala común de Gryffindor el 12 de febrero, ya sabes, por San Valentín y eso.

—¿Y ahora soy bienvenida en la sala común de Gryffindor? —Me burlo. —Por favor, además, ¿a qué iría? ¿A ver como Sirius se besa con alguien? No gracias. —El perro se levanta y alza sus orejas, tal vez alguien se acerca.

—Mira, aprovechando que te veo, la verdad me quiero disculpar.

—¿De qué? ¿De dejarme de hablar solo por chismes estúpidos?

—Es que te lo juro, Sirius se comportó como una bestia cuando salió esa gaceta, solo no quería empeorar las cosas.

—Sé que no querías empeorar las cosas, pero yo tuve que soportar todas esas miradas. —Me quejo, verdaderamente estaba molesta. —Mientras la popularidad de Black solo crecía, ¡Oh Merlín! Apuesto a que su enorme ego le encantó, mientras a mí me destrozaban.

Veo como el perro negro gira su cabeza hacia mí.

—Entonces, ¿me disculpas? —Yo asiento. —¿Volveremos a estudiar? —Vuelvo a asentir.

—Pero ahora cambiaré el día, los jueves ya no puedo.

—¿Y eso?

—Armé un nuevo grupo de estudio mientras me dejabas de hablar un mes. —No renunciaría a Pandora y a Regulus.

—¿Y no puedo unirme a ese?

—¿Quieres estar en un grupo de estudio donde está Regulus Black? —Pregunto y el perro se pone de pie aullando y dando vueltas por todo el invernadero.

—¿Armaste un grupo de estudio con Regulus? —Remus se ve desconcertado.

—No fui yo, Pandora. —La señalo mientras me aseguro que mi amiga siga escribiendo la carta —Ella le ayudaba a Regulus con sus T.I.M.O.S, yo solo me uní y me agrada, no mentiré.

—¿Pero Regulus Black? Casiopea, él no es, bueno, no deberías ser tan cercana a él... su familia...

—Su familia es la misma que la de Sirius. —El perro se aleja completamente de mí y se pone frente a mí, me huele y me analiza, de cierta forma, el perro sabe que el tema y el ambiente no es el mejor.

—No es lo mismo y lo sabes

—Remus, no es lo que crees, él no es lo que piensas, Regulus es buen chico.

—¡Vamos Casiopea! No me dirás que te gusta., ¿o sí?

—No claro que no, pero debes de entender esto, Sirius pudo salir de esa casa horrible, él no. —Lo defiendo porque este mes he aprendido más de la familia Black, que los meses anteriores con Sirius. Remus no dice nada y eso me da pie a seguir hablando. —Sé que Regulus tiene cosas malas, y sé que no hay manera de que Sirius se lleve de nuevo con él, pero él me salvó... Esa noche, nadie estuvo ahí, estaba tan confundida y solo quería irme.

—Entiendo.

—Oh Remus, no le puedes decir a nadie, ni siquiera a Sirius. —Remus mira de reojo al perro. —¡Promételo!

—Lo juro, Yo Remus J. Lupin, juró que no le diré a nadie, incluido a Sirius Black, que eres amiga de Regulus Black. —Remus alza la mano y yo sonrío.

—Gracias.

—Entonces... —Remus vuelve a hablar. —¿Hay posibilidad de que regreses con Sirius?

—No lo sé, creo que separarnos fue lo mejor, pero tal vez en un futuro, cuando verdaderamente esté interesado en conocerme, o algo. —Me alzo de hombros. El perro se vuelve a acercar a mí, pero está vez no lo acaricio, no tengo ganas. —De todos modos, eso no importa ahora, tengo planes y no puedo estarme preocupando por una pareja.

—¿Eso significa que no irás a la fiesta de Gryffindor el sábado?

—No iré porque no estoy lista, además, la última fiesta de Gryffindor a la que fui, fue un completo desastre. 




------------

3/5

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top