Viernes, 24 de Diciembre de 1976
Estoy en mi cama. Mi madre me deja dormir hasta tarde y lo acepto. Durante esa semana me he dedicado a hacer todo lo que mi mamá me ha pedido. La decoración de la casa ha terminado y hemos podido hacer unas pocas actividades navideñas.
Cómo decorar la casa de arriba a abajo con cosas de Navidad. Ir a tomar chocolate caliente después de patinar sobre hielo en un lago congelado. Y sé que ella se está esforzando para que yo no note la ausencia de mi padre.
Él, mi padre Thomas, ha llamado cada día y cada día pongo un pretexto para no tener que hablar con él. Si tanto quiere una hija él ya tiene una. Una hija muggle por la que no tendrá que preocuparse, es todo lo que él siempre quiso.
Mi madre toca la puerta y entra con una bandeja de ponche navideño y galletas de jengibre. Se sienta en mi cama y espero que me diga cuál es el plan para hoy.
—Cariño, me alegra que ya estés despierta. Estaba pensando en que podrías arreglarte y bajar a desayunar conmigo o podemos hacer que nos suban el desayuno al cuarto. —Ella me ayuda a sentarme en la cama. Yo asiento y tomo la taza que me da.
Al final llegamos al acuerdo de tomar el desayuno en su cama y Pockey nos subió la comida. Estábamos a la mitad del desayuno cuando le pregunto a mi madre que haremos hoy en las vísperas de Navidad.
—Pues dado que esta vez solo seremos nosotras dos, he pensado que podemos hacer algo diferente. Me han invitado a un baile.
—¿Un baile? —Jamás hemos ido a un baile.
—No te preocupes mi amor, yo te enseñaré todo sobre la etiqueta que se debe de mantener e inclusive podríamos bailar un poco en la sala de estar, será divertido.
Yo asiento puesto que no tengo otra cosa que hacer. Podría irme con los Potter pero no quiero hacer sentir mal a mi madre y no quiero llegar sin avisar a casa de James.
Ahora estamos del otro lado de la casa. Es el cuarto contrario al que normalmente mi madre compartía con mi padre. Ella decidió cambiarlo y puedo entenderla por completo.
Me gustaría decirle a mi madre que mi padre tiene otra familia. Que la engañó por 4 años, mínimo. Por la edad de esa niña que le decía papi. Pero, ¿de qué serviría? Solamente le rompería más el corazón y probablemente cambiaría toda la casa de nuevo. Justo cuando estoy acostumbrándome, así que prefiero quedarme callada.
Durante la mañana y comienzos de la tarde mi madre me enseña todo lo que debo saber para sobrevivir esta noche. Desde cómo comer, de qué temas hablar, cómo dirigirse a los mayores y cómo andar, sentarse y actuar. Al igual de que practicamos algo de baile en caso de que alguien me invite aunque no creo que eso pase.
Ya casi por la tarde noche mi madre me lleva a mi cuarto y sobre mi cama hay un vestido verde esmeralda. Nunca he sido tan fan del verde, el azul es mi color. Lo tomé desde que me dieron Ravenclaw pero no discuto.
Ella me dice que me bañe y que me aliste, ella vendrá a hacerme el cabello.
Yo hago lo que me dice y no me he maquillado cuando ella llega. Me dice que así está perfecto, que así ella podrá maquillarse adecuadamente. Jamás pensé que mi maquillaje fuera un problema.
El vestido es algo incómodo pero manejable. Además se me ve muy bien y me siento bonita.
Estoy sentada frente a mi espejo y mi madre me está cepillando el cabello.
—Casiopea
—¿Sí?
—Tu padre hablo en la mañana. Me explico lo qué pasó ese día que saliste de compras.
—¿Ah sí? —No podría importarme menos lo que él tiene que decir.
—Sí. Me dijo todo. —Dios mi padre es un idiota. —¿Por qué no me lo dijiste?
—Porque no quería que supieras sobre su nueva familia. ¿Se puede decir nueva? Me refiero a que esa niña tiene como 3 - 4 años. —Ella suspira. Se que le costará hablar de eso
—Tiene 4. —Eso me toma por sorpresa
—¿Cómo sabes?
—Yo lo sé cariño. Es en parte por lo que nos hemos separado.
—¿Tu lo supiste todo este tiempo? Mamá, ¿cómo dejaste que él te viera la cara? ¿Cómo dejaste que siguiera viviendo en esta casa después de lo que te hizo? —Para entonces estoy de pie viéndola a los ojos.
—Por ti cariño. Siempre creí que podríamos arreglar las cosas. Oh Cas, yo amé a tu padre demasiado, me sentí horrible cuando me enteré.
—¿Cuándo fue eso?
—Fue cuando estabas en tercero. La niña ya tenía un año. Y mientras tú estabas en Hogwarts tratamos de arreglarnos. Decidimos que iríamos poco a poco. No fue hasta este año que todo explotó cuando me enteré que él seguía viendo a esa mujer.
Mi madre comienza a llorar y yo la abrazo
—El trato era que él solo vería a la niña. Después de todo era su hija pero no que siguiera viendo a su madre, no de esa forma.
—Oh mamá. Siento mucho que eso pasara. —Corro por un pañuelo y se lo entrego. —De verdad mamá siento que tuvieras que soportarlo por mi.
—Ah cariño pero ya no te preocupes por eso. Es por ti quién me duele. Es tu padre después de todo. Él no te había llamado porque justamente quería esperar a contar todo a su mujer
—Él no debería de esperar por ella. Nosotros fuimos su familia primero. El debería de pensar como decírnoslo. No quiero verlo.
—Entiendo cariño. Pero esto no tiene nada que ver contigo. Es un problema de adultos.
—Tuvo que ver conmigo cuando me negó frente a su nueva familia.
—¿Él te negó? —Al parecer mi padre no le había dicho todo a mi madre.
—Sí.
—Ah no. En ese caso tienes todo el derecho de estar enojada y no tienes que verlo si no quieres.
Con eso termina la discusión y ella corre a arreglarse el maquillaje corrido. Yo termino de arreglar mi cabello y mi maquillaje y al final ambas estamos listas para ir al baile al cual invitaron a mi madre.
Subimos al auto y Robert nos condujo hasta lo que mi madre anunció como la mansión Malfoy.
Los Malfoy son una familia de sangre pura de la casa de Slytherin. Cuando yo iba en primero, Lucius todavía asistía a Hogwarts pero es mucho mayor a mí. Al parecer se casará con una de las primas de Sirius, Narcissa.
Al llegar, la mansión es enorme. Mucho más grande que la nuestra. Es toda negra y las ventanas se ven todas encendidas y a su alrededor hay unos jardines gigantes donde estoy segura que podría perderme días.
Al llegar al jardín tenemos que esperar nuestro turno para bajar del auto y veo como personas muy arregladas se bajan y se saludan como si fueran amigos de años. Mi madre y yo estamos en territorio desconocido.
—No te alejes mucho, cariño. —Ella me dice antes de bajarnos.
Tenemos que subir unos escalones para llegar al recibidor donde está Lucius Malfoy y en su brazo Narcissa Black recibiendo a todos los que entren a la casa como anfitriones. Ambos se ven divinos, nada fuera de lugar y con sus trajes impecables, me siento intimidada.
Cuando llega nuestro turno de presentarnos con la pareja, ellos nos hacen pasar y nos indican cual es el mejor camino para llegar al salón de baile.
Yo voy unos pasos detrás de mi madre, como ella me dijo. La mansión Malfoy es muy antigua, hogar de todos los Malfoy desde siempre, es muy oscura por dentro, pero las decoraciones y las luces la hacen ver más cálida por dentro que otra cosa.
Por fin llegamos al salón de baile y mucha gente habla, se reúne y se felicita, se pone al corriente etc. Mi madre sigue caminando y yo no sé a dónde se dirige, nosotras no conocemos a nadie en está fiesta. Ella se detiene y las introducciones comienzan.
—Walburga, Orion, un placer. —Mi madre saluda a los padres de Sirius y yo trato de no hacer ninguna cara de sorpresa.
—Morgana. Está debe de ser tu hija. —Walburga me voltea a ver y sé que me está analizando, me pongo derecha, no quiero darle la oportunidad de decir que soy una maleducada.
—Sí, ella es...
—Un placer Señora Black, soy Casiopea Sayre. —Por un segundo casi digo York, solo era costumbre, luego hago una reverencia, para ella y para su marido Orion Black.
Walburga es una mujer con un seño fuerte, si me sentía intimidada con Lucius y Narcissa, con Walburga quiero correr a esconderme, siento que en cualquier momento me hará llorar. Su marido se despide y se va con los hombres al otro lado del salón.
La señora Black se da una vuelta y ve mi vestido, yo me mantengo serena, de verdad que no quiero darle algo de qué quejarse.
—Es un hermoso vestido. —Me dice y yo sonrío amablemente.
—Sus perlas son preciosas. —Le digo mientras veo su collar.
—Han estado en la familia por generaciones.
Después de eso, mi madre y ella se ponen a platicar, y a tomar. Yo estoy muy cerca a su lado, ¿estará Sirius por acá? Puedo ver a toda su familia. Luego de pensarlo bien y darle una vuelta con la mirada al salón me doy cuenta que eso es un disparate Sirius jamás estaría aquí.
Anuncio que iré por una bebida, pero mi madre y Walburga están tan metidas en su conversación que no me hacen caso. Yo camino a la mesa de bocadillos y tomo una copa de champaña, no veo porqué no tomar, además de que estoy muy nerviosa.
Me la termino y luego tomo una copa que no tiene alcohol, justo cuando estoy por girarme me encuentro con Regulus, solo, al final del salón casi queriéndose esconder.
Quiero hablarle, y voy caminando hacia él cuando veo como su prima Bellatrix se acerca a hablarse, no, no hay manera de que me acerque con ella ahí. Estoy por irme cuando siento su mirada sobre mí, sé que me reconoce por esas veces en la librería, me dedica dos segundos de su tiempo y aleja la mirada para ver a Bellatrix.
La noche continúa, al parecer ya han llegado todos porque se siente lleno y cálido, pero hay algo que no me hace sentirme cómoda del todo. Estoy hasta atrás en un rincón cuando siento que alguien llega a mi lado, volteo y es Regulus. Él no se ha dado cuenta que estoy ahí, yo me acerco tratando de no espantarlo y digo lo primero que se me ocurre.
—Deberías de usar un confundus.
—¿Disculpa? —Él me voltea a ver como si no entendiera por qué le estoy hablando.
—El hechizo, un confundus, sobre los libros que sueles comprar en Hogsmeade. —No nos estamos mirando, solo estamos uno al lado del otro.
—No tengo la menor idea de lo que estás hablando. —Se pone a la defensiva y siento que se irá dejándome con la palabra en la boca.
—Hablo de los libros muggles que lees. —Él me mira como si quisiera lanzarme un maleficio.
—¡Cállate!
—No le diré a nadie, solo digo que si quieres que nadie sepa lo que lees puedes colocar un confundus en la portada del libro, ten cuidado porque si lo haces mal, se hechizará todo el libro y no sabrás lo que estás leyendo. —Él me mira de una forma que no es despectiva.
—¿Cómo hago que no se hechice todo el libro? Lo intenté una vez y como tú dices, terminé sin entender una palabra. —Él pregunta más serio.
—Tienes que poner algo entre la portada y las hojas del libro, puede ser una tela, la cosa es que la portada esté alejada de las páginas del libro y listo. —Él asiente.
—Gracias, sigue disfrutando el baile. —Y con eso se va, lo pierdo de vista entre toda la gente.
Después de esa conversación, no tiene caso seguir escondiéndome, voy a buscar a mi madre, la cual está hablando con otras personas, y se dedica a presentármelas. Al final me hace bailar con cada uno de los hijos de las familias que están ahí, bailo con Blacks, Carrows, Lestrange y Yaxley.
Estoy bailando con un primo de Lucius Malfoy, es de mi edad va a Slytherin en Hogwarts, pero es horrible, me ha pisado más de tres veces y siempre trata de bajar su mano hacía abajo de mi cintura. Puedo escuchar que la canción que toca la banda se va terminando y por fin podré alejarme de este primo tan raro.
—¿Quiéres bailar otra canción? —Me pregunta y yo estoy a punto de decir que muero ir al baño para escaparme pero entonces veo llegar a Regulus.
—Señorita Sayre, me gustaría tener este baile con usted. —Yo digo que sí con tal de alejarme de Malfoy. Y mi antigua pareja se aleja de ahí muy molesta.
Yo saco un suspiro de alivio.
—Gracias. —Digo, él sabe que acaba de salvarme.
—Supuse que querrías alejarte de él. Pude ver los pisotones que te daba. —Yo asiento.
—Ya de por sí es muy difícil andar con estos tacones. —Él sonríe, o al menos eso parecía, es la primera vez que lo veo sonreír.
Él está por preguntarme algo cuando una voz anuncia que esté será el último baile y que luego pasaremos al comedor. Mi madre nunca mencionó que habría cena, dijo que solo era baile y canapés. Volteo a ver a mi pareja y veo algo asustado a Regulus.
—¿Eres la novia de Sirius? —Eso me toma por sorpresa.
—Sí, salgo con tu hermano.
—¿Y qué haces aquí? —No entiendo la pregunta.
—A mi madre la invitaron, recién se divorció de mi padre.
—¿Eres sangre pura? —¿Qué clase de pregunta es esa?
—No, mi padre es muggle. —Él asiente.
—Solo hay tres familias con hijos mestizos en esta fiesta, solo tres hijos y tú eres una. —Yo asiento. —También hay una familia muggle, mira. —Él señala a una familia en el rincón que todo mundo ignora.
Tienen una hija que se ve de 12 años mínimo. Se ve que quieren irse pero no saben cómo.
—¿Eso que tiene que ver con el baile? —Pregunto tratando de obtener toda la información que puedo.
—¿Puedes creerme si te digo que te devolveré el favor de los libros? —Él se acerca a mí lo suficiente para decirme aquello en mi oído. Yo comienzo a sospechar que algo no está correcto.
—Supongo, aunque no tienes que hacerlo.
—No es por eso. Mira después de este baile, habrá un discurso de un Lord, es un político que quiere ser ministro. —Yo asiento, he escuchado sobre él, mi madre no está de acuerdo con sus políticas. —En cuanto termine el discurso, te comerás esto y más vale que estés cerca de tu madre.
De su bolsillo me entrega su pañuelo y dentro puedo sentir algo, supongo que es lo que quiera que me coma.
No sé si creerle, pero mi instinto, desde que entramos algo no se sentía correcto, y ahora con Regulus me dice que debo de creerle, aún así no sé qué hacer.
El baile termina y se va sin siquiera mirarme.
Lucius se sube a unos escalones y comienza a hablar: —Estoy muy feliz de recibir a todos ustedes a mi casa, y está Navidad más que nada, al poder tener a Lord Voldemort como mi invitado especial. Por favor, Señor Voldemort, diga unas palabras.
Los aplausos se hacen notorios, un hombre alrededor de los 50's se sube, está muy bien vestido y hasta puedo admitir que es atractivo. La gente lo vitorea como a cualquier político exitoso.
Yo busco a mi madre y la veo cerca de una puerta. Ella al verme me hace señas para que me acerque a ella, una vez que estamos juntas busco a Regulus frente a sus padres casi en primera fila.
—Lucius, muchas gracias por recibirme en tu casa. —Tiene una copa en las manos. —Este año ha sido de gran avance para nosotros, tanto políticamente como en otros aspectos, y esto no se hubiera hecho sin ustedes, mis fieles seguidores. —Desde el inicio no me gusta como habla, es como si una serpiente tratara de hacer que sigamos todos sus movimientos mientras nos arrulla con su voz. —Aún sigue habiendo gente que se niega a ir por el camino correcto y cree que sus valores son superiores pero nosotros sabemos que están equivocados y pronto cambiarán de opinión.
En ese momento el señor Voldemort acerca a la familia de muggles frente a él, pero no a su nivel, puesto que ellos no están en los escalones.
Yo sin entender no puedo dejar de ver lo que está pasando. Trato de entender, en ese momento Regulus capta mi atención y me hace una seña de meterse algo a la boca, es momento de comerme lo que sea que me ha dado. Abro su pañuelo y veo que es como una pastilla, me la trago y de pronto comienzo a marearme.
Lord Voldemort sigue con sus discursos hablando sobre los muggles y sus vidas en el mundo no mágico.
A los mareos se agregan las náuseas, mi madre me ve y se que se espanta.
—Aire, necesito salir. —Ella comienza a moverse entre la gente hacia la salida, pero hay un guardia y está completamente cerrada.
—Nadie sale, es una orden. —¿Por qué no podemos salir?
Escucho a mi madre hablar y pedirle que me deje tomar un poco de aire, el guardia se sigue negando, yo no puedo hablar pero abro la boca para volver a decir "aire" aunque lo único que sale es vómito, vómito a chorro, todo lo que he cenado, todo lo que desayune, todo sale a los pies del guardía, asqueado abre la puerta y salimos.
Vamos hacia afuera mientras yo sigo vomitando y antes de que se cierre la puerta puedo ver un destello verde y gritos de asombro, algunas risas también.
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