Viernes, 13 de Mayo de 1977
—Sigo creyendo que debes cubrirte más eso. —Pandora está conmigo en el baño mientras averiguamos la forma de cubrir la gran cicatriz que va desde el inicio de mi cuello hasta mi hombro.
Todavía uso vendajes puesto que no se ha curado por completo y si hago movimientos bruscos puede sangrar de nuevo, como me he enterado el miércoles pasado que saliendo de la enfermería tuve que regresar a las 5 horas.
—No tengo manera de cubrirlo, mi madre va a matarme, no puedo pasar todo el verano con cuellos de tortuga. —Pandora está terminando de acomodar el vendaje.
Por otro lado, mi otra herida en el tronco de mi cuerpo se ha sanado casi por completo y no necesito usar nada en esa parte, gracias a las medicinas de Madame Pomfrey que me hizo saber que no creía una gota de mi mentira y que si regresaba en esa situación se encargaría de descubrir la verdad y darme un severo castigo.
Asentí y prometí comportarme, esperando no tener más problemas.
—No importa tu madre, nadie debe de verlo, en especial Remus, sabría de inmediato.
—¡Ugh! No me lo recuerdes, solo ha pasado una semana desde el incidente.
—Nunca antes nos habíamos metido en tantos problemas. —Pandora termina de colocar la cinta para que nada se mueva y se separa de mí guardando las cosas en un botiquín improvisado que tenemos en el cuarto.
—No, pero ya no más, será mejor que nos concentremos en hacer todo lo posible para mantenernos alejadas de problemas y terminar el año... vivas. —Hago énfasis en la última palabra y ella se ríe un poco.
—Y con buenas calificaciones, el siguiente año vienen los E.X.T.A.S.I.S y no toleraría obtener un Troll.
Yo ruedo los ojos porque Pandora jamás estaría cerca de obtener un Troll en algún examen.
Salimos y caminamos hasta las primeras clases del día, nos hemos saltado el desayuno porque limpiar y cuidar la herida toma su tiempo, de todos modos, podremos soportar el apetito hasta el almuerzo.
Me gustaría decir que me concentro en las clases, pero eso sería mentir, mi cabeza claramente está en otro lado y solo quiero salir de ahí porque con lo que dice la profesora no me concentro en mis pensamientos, que no son más importantes, pero me sirven.
Es así como me pasó el resto de la clase y al salir al almuerzo, Pandora y yo nos apuramos a llegar, el apetito se ha abierto.
Ella comienza a llenar su plato al igual que yo, pero me interrumpe una lechuza que se acerca hasta mí y deja una carta, la lechuza es algo vieja y se nota cansada, tomo algo de fruta de mi plato y se lo ofrezco, ella lo acepta y se va.
—¿De tu madre? —Me pregunta Pandora y yo asiento sin verla, porque me llama la atención algo de dicha carta.
El papel no se parece al que usualmente mi madre ocupa, además de que no está sellada con el sello familiar, me apresuro a abrir la carta dejando mi plato intacto.
Jueves, 12 de Mayo de 1977
Querida Casiopea:
Me complace informarte que este verano, he decidido aventurarme en un viaje desproporcional, me han ofrecido un trato al que no podía negarme y he decidido ir, es por eso que el verano lo pasarás en casa de tu padre, él ya está informado de esto y está de acuerdo adora tenerte en su casa.
Mi niña, espero poder verte pronto
Atentamente
Tu madre
No se cuantas veces me ha hablado Pandora porque no es hasta que me mueve el hombro respondo a sus llamados.
—¿Qué pasó? —Pregunto al voltear a verla.
—Eso mismo pregunto, no has comido nada y no dejas de ver ese pedazo de pergamino. —Pandora me estira la mano pidiendo permiso para verlo y se lo entrego. —¿Qué? —Es lo que dice al terminar de leer.
—Ves lo mismo que yo ¿verdad?
—¿Tu mamá mandó esta basura?
—Es lo que yo me pregunto, mira, por un lado es su letra y esa es su firma, pero "Querida Casiopea" rara vez me llama así, y luego ¿irse? ¡Ella le tenía miedo a salir a los terrenos de la casa! Además ¿irse con quién? ¿Quién le ofreció esto?
—Será mejor que comas algo, o lo guardes en tu mochila, está por terminar el almuerzo, terminando las clases vas a la lechucería y le mandas a tu mamá una carta, ya verás que es un mal entendido, tal vez hasta una broma. —Pandora es la única que tiene la cabeza en la tierra en estos momentos porque yo me siento como si no estuviera presente.
—Tienes razón, si es una broma, es una de muy mal gusto.
Ambas sabemos que esto no puede ser una broma, pero es lo único que podemos pensar porque la impotencia de no saber es horrible y desesperante.
Terminamos la jornada escolar y agradezco que sea viernes, tengo tanta tarea que solo pienso en como me organizaré el fin de semana para lograr avanzar lo más que pueda.
Ahora, Pandora y yo estamos en el comedor buscando desestresarnos un poco, pero cada quien con sus cosas en silencio
Después de hacer una lista del orden de como haré mis tareas y procrastinar un rato, recuerdo que debo de responder la carta de mi madre.
Estoy tan involucrada preguntando cosas como: a dónde irá, qué planes tiene, cuándo planea regresar, porque ocupa otro papel, si está bien, hago mucho énfasis preguntando más de una vez en la carta, ya casi termino cuando siento a alguien sentarse a mi lado.
—El final del semestre casi termina y estaba pensando en regresar a nuestro antiguo grupo de estudio. —Es Remus y al escuchar su voz doy un salto por sorpresa.
Pandora lo saluda y sigue en lo suyo, por lo que sé, ella también se está ahogando en tarea.
—Lupin, creo que no habías tenido una idea tan maravillosa. —Le sonrío y guardo la carta para enviarla más tarde, ahora solo quiero descansar mi vista. —¿Cómo estás en este viernes tan caluroso?
—Como bien dices, muerto de calor, pero todo tranquilo. ¿A quién le escribías?
—Ah, a mi madre, hace mucho que no hablamos, ¿cómo están tus padres?
—Normal, me mandan cartas cada mes. —Me dice desinteresado alzando los hombros. —¿Vas a hacer algo ahorita?
—No creo, pero mañana y el domingo estaré llena de deberes ¿Tú?
—Igual, pero hoy descansaré, estoy harto de escribir con la pluma, ¿por qué no podemos usar bolígrafos? —Se ve molesto respecto a esa estúpida regla.
—Yo tengo unos cuantos y lápices en mi baúl, cuando estudio ocupó eso, a menos que tenga que entregar algo, puedo darte uno si gustas.
—Eso me agradaría, mi portaminas se ha quedado sin repuestos, pero dejando eso aclarado, ¿gustas ir afuera? —Asiento y comienzo a guardar mis cosas. —¿Pandora?
—No creo chicos, mañana quedé de ver a Xenophilius así que adelantaré la tarea. —Nos despedimos de ella y le deseamos suerte.
Ambos salimos a los jardínes y nos sentamos, de inmediato Remus saca un cigarro y lo enciende, me ofrece pero tengo tanta sed que no lo acepto, es verdad que estamos en Escocia, pero es uno de esos días que rara vez pasa donde te sientes sudando, a pesar de que regularmente por esos lados no es caluroso.
Estamos platicando sobre nuestros planes para fin de año y que haremos en el verano, además de las tareas que tenemos que entregar cuando a lo lejos vemos a unos chicos de Slytherin salir y sentarse cerca de un árbol dejando sus mochilas en el suelo.
Podemos reconocerlos de inmediato, es el grupito de Severus, Barty y Regulus, se ven inofensivos disfrutando del día, pero al cachar nuestra mirada, nos ven con desdén y se alejan un poco.
—Como si en verdad nos interesara sobre lo que hablan. —Remus dice molesto.
—No creo que aporten algo con mucha sustancia a la conversación. —Digo arrancando la hierba con mis manos.
—Cuidado, que estás hablando de tu cuñado. —Remus se burla y le aviento los hierbajos a la cara mientras reímos.
Lo cierto es que he querido hablar con Regulus desde ese día que me entregó la nota en mis manos, pero con todo esto de ser animago, el accidente, las tareas y Sirius apenas tengo tiempo para buscarlo, además de que no sé cómo hablarle sin que nadie se de cuenta.
Remus se termina su cigarrillo y con su suéter hace una almohada para él y se recuesta cerrando los ojos tarareando una canción.
Yo arranco un pedazo de pergamino y escribo:
"Tenemos que hablar"
-C
Y ahora a esperar, hago bolita el papel para que esté listo y comienzo a juguetear con él y mi varita, entonces encuentro mi ventana de posibilidad. Severus y Crouch se levantan a molestar a unos niños de primero año pero Regulus se queda sentado, me voltea a ver y con mis ojos le hago saber que el papel que va flotando hacia él debe ser agarrado por él y solo él.
Regulus capta la pista y acepta el papel guardándolo lo más rápido que puede en su bolsillo. Severus y Crouch parece ser que no han notado nada, volteo a ver a Remus que sigue tarareando esa canción y me aseguro que siga con los ojos cerrados, parece ser que sí.
Ahora, Regulus y yo nos ignoramos cómo siempre.
—¡Chica lista! —Es la voz de Sirius a lo lejos, viene con James y Peter y Marlene. —¡Moony!
Es ahí cuando Remus se levanta y regresa a sentarse.
Todos nos saludamos, y tomamos asiento, al parecer los chicos han logrado obtener unos helados de la cocina.
—Eran los últimos, han estado surtiendo a toda la escuela el día de hoy. —James dice entregándonos unos conos.
—Claro, como ustedes se comieron dos antes de venir. —Marlene los pone en evidencia y Remus y yo nos reímos.
—¡Mentira! Yo solo me comí uno antes de venir. —Peter reclama.
—Eso fue porque estas bestias no te dejaron agarrar más. —Marlene lo vuelve a acusar y ahora todos ríen.
Después de terminar el helado en silencio, todos estamos muy cansado para hacer algo y el pasto está fresco así que terminamos acostados en él.
—¿Y tu fiel compinche? —Sirius me pregunta en voz baja para no molestar a los demás.
—Haciendo tarea porque mañana va a ver a su novio. —Le respondo de la misma manera.
—¡Merlín! Que bueno que tú tienes un novio aquí en el castillo.
—¿Ah sí? ¿Quién? —Pregunto de broma.
—Muy graciosa. —Me responde en tono molesto y después de unos segundos ambos reímos. —¿Mañana quieres ir a Hogsmeade?
—En realidad tengo mucha tarea, pensaba quedarme en el castillo, además, Remus me dice que ustedes también están llenos de tarea, ¿No piensas hacerla? —Le pregunto confundida.
—Claro, pero para eso están las noches del domingo. —Yo ruedo los ojos porque sé que no le alcanzará la noche para terminar. —Bueno, ¿necesitas algo de Hogsmeade? ¿Tinta? ¿Premios para Delfos? ¿Esas empalagosas galletas que te gustan?
—Ahora que lo pienso, Delfos necesita premios, Pandora siempre le da de más cada que lo ocupa, y ahora que Xenophilius está aquí, lo ocupa más seguido. —Le digo mientras me siento y él hace lo mismo.
—Vale, le traeré premios a esa lechuza consentida. —Sirius me dice.
—Acompáñame a la torre y te daré el dinero. —Le digo mientras me pongo atrás de él y comienzo a jugar con su cabello.
—No aceptaré tu dinero, además yo cobro mis favores con diferente cambio. —Me voltea a ver y alza sus cejas de forma graciosa y con una sonrisa coqueta, de inmediato sé lo que significa y me río ocultado mi pena.
—Vaya, que bueno que me dices porque siempre que Remus te ayuda con tus tareas le dices "Te debo una" ahora ¿De la misma forma que cobras tus favores, los pagas? —Sirius me ve tratando de no reírse pero se rinde y me responde.
—Pues sí, es lo justo. —Se alza de hombros indiferente.
—¡Remus, alejate de mi hombre! —Remus que sigue acostado algo adormilado me voltea a ver al igual que todos y puedo ver que Sirius se ve sonrojado.
—¿De qué hablas, York? —Me pregunta y antes de que pueda decir algo mi novio responde por mi.
—No le hagas caso, Moony, esta loquita, perdida, cu-cu. —Y hace gestos de que he perdido la cabeza. —El verano lo pasará en San Mungo. —Y tú, shhh. —Eso último solo lo escucho yo, los demás han vuelto a sus cosas.
—Yo protejo lo que es mío, Black. —Le digo y él se ríe. —Ahora voltéate, te haré un chonguito.
Sirius me hace caso y vuelve a darme la espalda, sigo peinando su cabello con mis manos hasta que después de un rato, lo tomo en una coleta y lo giro hasta amarrarlo con una liga que tenía en mi muñeca y listo, un chongo.
—Ven, vamos adentro, ya va a anochecer y quiero hablar contigo. —Sirius se levanta y me extiende su mano para ayudarme a levantar.
Nos despedimos de los demás y caminamos hacia el castillo.
—Quería saber cómo sigues, he visto tu vendaje. —Me dice señalando mi cuello.
—Parece ser que es la única herida que no se cura, estoy segura que Madame Pomfrey sabe que es lo que ha pasado, mi amistad con Remus no es un secreto, y por lo que me dices, ella lo cura todas las lunas llenas. —Sirius asiente. —Además llegue a ella el día después de la luna llena, con claras heridas de colmillos.
—¿Crees que te diga algo? —Se ve sumamente serio, pocas veces lo he visto así.
—No creo, creo que ambas sabemos que nadie dirá nada y mientras no regrese en ese estado o peor, no hará nada al respecto. —Le digo tratando de calmarlo.
—¿Te duele?
—No, bueno, un poco. —Me siento apenada. —Pero el problema será cuando se curen y me quite el vendaje, Remus lo sabrá ¿no es cierto?
—Es lo más probable.
—Debo hablar con él antes. —Digo tomando la mano de Sirius y comenzando a subir las escaleras.
Seguimos hablando de trivialidades hasta que casi al llegar a la puerta de mi sala común un pequeño Ravenclaw sale de las sombras y se pone frente a nosotros.
—Hola, ¿Casiopea? —Me dice con una sonrisa, no lo conozco de nombre pero trae el uniforme de mi casa y sabe mi nombre.
—Hola, sí soy yo.
—Hola. —Saluda Sirius igual de confundido que yo.
—El profesor Flitwick me ha dicho que te entregue esto. —De su mochila saca lo que parece una libreta negra, la acepto y Sirius me la quita de inmediato para ver qué es lo que tiene dentro.
—Está vacía. —Dice Sirius después de analizarla.
—Yo no sé, él solo me dijo eso. —El niño se va hacia donde nosotros veníamos, probablemente vaya a cenar.
—Qué extraño pigmeo. —Dice Sirius mientras lo ve partir y yo solo me río mientras veo la primera hoja de la libreta.
En ese momento se ve unas letras que desaparecen de inmediato.
"Propiedad de R.A.B"
—Reg. —Digo en un susurro y guardo la libreta en mi mochila.
—¿Quieres ir a cenar? o...—Sirius comienza a hablar con una sonrisa traviesa en su cara. —Podríamos ir a mi sala común y aprovechar que nadie estará.
—Me parece perfecto. —Le digo riéndome mientras él comienza a jalarme de la mano para irnos corriendo hacia el otro lado del castillo donde está su torre.
Entre risas y besos y juegos llegamos hasta su sala común y tal como él había dicho, no hay nadie, eso nos da oportunidad de subir las escaleras de caracol hasta las habitaciones de los chicos e ir directamente a la de él.
—Cierra la puerta. —Me ordena con su voz unas notas más graves y yo solo corro a hacerlo.
Después de poner un cerrojo mágico que he aprendido, regreso a los brazos de mi novio que me espera al pie de su cama.
Sin separarnos nos sentamos en dicha cama, parece ser que el día se ha vuelto más caluroso, claro si eso es posible.
El peinado que le he hecho se ha arruinado y Sirius guarda la liga en su muñeca
—Para emergencias. —Me dice separándose un poco para después seguir besándome pero yo he dejado salir una risa nerviosa.
Como puedo me deshago de su corbata y la aviento sin ver donde cae, él hace lo mismo con la mía. Comienzo a ponerme más cómoda y me quito los zapatos para subirme a su cama, Sirius avienta los suyos y creo que han tirado algo pero ninguno de los dos voltea a ver qué es lo que ha sido.
Quito mis manos de su cuello y las bajo a los botones de su camisa, es como si alguien más tuviera control de mis movimientos, porque a pesar de que jamás hemos avanzado tanto, es como si ya supiera qué hacer.
Tengo que admitir que con Diggory jamás llegamos tan lejos, solo eran unos besos pero me abstengo de pensar en Diggory porque frente a mi tengo al hombre de mis sueños y comienza a distraerme cuando desfaja la camisa de mi falda.
—¿Estás bien? —Es lo que dice apenas se separa para respirar.
—Sí. —Le digo tratando de controlar mi respiración.
—Perfecto. —Sus ojos se han tornado un tono más oscuro.
Por fin se sube completamente a la cama y con sus manos avanza hacia atrás hasta quedar recargado en la cabecera de la cama.
—Yo jamás...—Digo cuando un momento de lucidez se apodera de mí. —Yo no he...
—Shhh, no te preocupes por eso, vamos a tu ritmo.
Después de que me asegura eso, es como si se me hubiera olvidado mi inexperiencia y sigo besándolo. Mi cuerpo me pide más, necesito tenerlo más cerca y eso hago, al estar sentado, lo que se me ocurre es ponerme de rodillas frente a él, básicamente sentándome en sus piernas, parece gustarle porque puedo sentir como sonríe entre besos.
Con una mano desabrocha los dos primeros botones de mi camisa y nos separamos para respirar juntando nuestras frentes.
Con sus dedos acaricia mi cuello, hasta llegar a mis vendajes, que comienzan por encima de la clavícula y los sigue hasta el final en el cuello.
—Ese día me espantaste horrible. —Admite y lo veo a los ojos. —No vuelvas a hacer algo así, toda esa sangre, creí que...
—Shhh. —Ahora quien lo calla soy yo poniendo mis dedos sobre su boca, porque no quiero que el momento se arruine pero me conmueve escuchar la preocupación en su voz. —No pasó nada, estoy bien. —Le aseguro y él sonríe, pero esta vez no es coqueto o jugueton, está vez es una de esas sonrisas sinceras que me quitan la respiración.
Sirius toma mi barbilla con una mano y mueve mi cabeza para llegar al otro lado de mi cuello y comenzar a besarlo delicadamente, yo cierro los ojos de placer y muevo mi cabeza para darle más espacio.
Luego con su mano en mi cintura, me toma y nos hace girar, para que está vez quedemos acostados, yo abajo de él y de nuevo me río por los nervios.
—Tú me dices cuando parar. —Yo asiento y sin esperar más volvemos a besarnos.
Una mano de Sirius viaja por mi cintura haciendo cosquillas pero no de esas que te hace retorcer, de esas delicadas que te hacen sentir bien, yo por lo mientras sigo con mi trabajo sin terminar que es desabrochar unos cuantos botones más de su camisa y cuando casi todo su torso está descubierto meto mis manos para comenzar a acariciarlo y acercarlo más a mi cuerpo.
Con una mano sube de mi cintura hacia mi busto y masajea un pecho sobre el brasier, para después irse al otro, estoy en un transe enorme que cuando me suelta me siento abandonada por completo, ahora su mano a bajado de nuevo a mi cintura, pero la abandona para mover una de mis piernas hacia arriba de su cuerpo por debajo de mi falda y hacer que con ella lo atraiga más hacia mí, y ahí es cuando me percato de cuanto esto está subiendo de tono, porque puedo sentir la erección de Sirius sobre mi pubis, todo aún con ropa.
Yo exclamó en sorpresa y me detengo de golpe.
—Tomaré eso como un cumplido. —Me dice haciéndome sonrojar hasta las orejas, luego ambos nos reímos.
Como puedo lo suelto y me tapo los ojos con ambas manos, aún muerta de la pena.
—Oh no chica lista, no me abandones así. —Me dice pero mis manos aún siguen sobre mis ojos, como si estos no estuvieran cerrados de todos modos.
Él quita mis manos de mi cara y me obliga a verlo.
—Podemos parar.
—Creo que sí, yo...
—No tienes que explicar nada.
Es en ese momento que me doy cuenta que ambos estamos casi desvestidos si no fuera por mi falda y su pantalón, porque los botones de ambas camisas se han "ido"
Yo me levanto de la cama y comienzo a buscar mis zapatos, él hace lo mismo yo, no lo veo pero siento sus movimientos detrás de mí, por fin logro ubicar mis zapatos, que se han ido debajo de la cama de James, los tomo y me pongo de pie cuando siento los brazos de Sirius rodear mi cintura y recargar su cabeza en mi hombro.
—¿Estás bien? —Me pregunta y yo asiento, parece ser que no es suficiente para él y se separa para hacerme girar y quedar frente a él, aún tengo la camisa desabrochada. —¿Segura?
—Sí, lo juro. —Él sonríe y toma uno de los botones de mi camisa para comenzar a abrocharlos, yo no me muevo y él continúa hasta terminar con todos.
Yo hago lo mismo con su camisa y no es cuando voy por el último botón que me doy cuenta del estado del pantalón de Sirius
—Mmm, ¿estás bien? —Le digo señalando con mi vista lo que estoy viendo, para quitar mi vista de inmediato en cuanto él comprende a qué me refiero.
—Ah esto, sí, no te preocupes por eso. Ahorita se arregla. —Se ríe y se voltea para hacer no se que cosas, pero cuando se voltea a darme una de sus sonrisas de siempre ya no está. —Listo.
Asiento y ambos nos sentamos a comenzar a ponernos los zapatos cuando se escucha como intentan abrir la puerta del otro lado.
—Abre, maldita sea Sirius, más vale que no te estés tocando, bastardo. —Es James. —Necesito ir al baño.
—Mierda. —Digo por el estado en el que me encuentro. Mi cabello es un desastre, mi blusa sigue desfajada, tengo mis calcetas abajo y sigo sin un zapato y no se donde carajos está mi corbata.
—Dame dos segundos, Prongs. —Sirius corre a buscar las corbatas y me da la mía, comienzo a ponérmela, él hace lo mismo con la suya.
La puerta sigue moviéndose.
—¡Sirius! El día estuvo de mierda, solo quiero dormir. —Ahora es Remus. —¡Abre!
—Me estoy cagando, Black.
¡¿Dónde dejé mi maldito zapato?
Como puedo me lo pongo, me subo mis calcetas, me arreglo la blusa y la corbata y ya solo queda mi cabello que hago lo que puedo con mis manos.
Sirius corre hasta la puerta y se asegura que yo haya acabado de vestirme para abrir, al ver que estoy lo suficientemente presentable, la abre y tres cuerpos entran gruñendo de todo y por todo pero no es hasta que me ven que se callan.
—Oh. —Todos se detienen de golpe.
—Hola Cas. —Peter me saluda y lo veo evitar mi mirada.
—Hola Peter, chicos. —Saludo en general a James y Remus.
—Ahora entiendo. —Dice James y se va corriendo al baño.
—¿Qué tal la cena? —Pregunta Sirius tratando de evitar hablar de lo obvio.
—Bien. —Dice Remus tratando de no reír. —No mejor que lo que pasó aquí, claro.
—Ahora entiendo porque no bajaste. —Ese es James que no puede no unirse, ya ha salido del baño y se ve que apenas se está cerrando el pantalón pero si quiere molestar a Sirius tiene que ser rápido.
—Pandora preguntó por ti.—Remus me dice y yo asiento.
—Será mejor que vaya con ella. —Digo mientras agarró mi mochila y la pongo sobre uno de mis hombros.
—Sí y también será mejor que se cambien las corbatas. —James escupe apenas porque la risa le está ganando y no es hasta que le presto atención a mi novio que me doy cuenta que está luciendo una bella corbata azul con plata y yo una roja con dorado.
Después de un silencio, no nos queda más que reírnos, todos estallamos a carcajadas.
—Ven, te acompaño a tu torre. —Sirius me dice una vez que se ha terminado de reír.
—No se vayan por la sombrita chicos. —Peter nos grita al salir seguido de:
—Chiflando y aplaudiendo ¿eh? —De parte de James y más risas.
No es hasta que salimos del retrato de la Dama gorda que Sirius y yo nos volteamos a ver y nos seguimos riendo.
—No mentiré, el azul y el plata si que te queda. —Le digo tomando la corbata que se supone es mía y jalandolo hacia mí para darle un último beso.
—Y a tí se te ve bien el dorado y rojo. —Me responde después del beso y seguimos caminando hasta mi torre, claro que antes de llegar nos hemos cambiado la corbata, él se guarda la suya en el pantalón y yo la mía en la mochila.
Nos despedimos y entro a mi sala común, solo para subir corriendo a mi cuarto, donde Pandora me espera sentada en mi cama con su sapo.
—Vaya, vaya, vaya, he notado la ausencia de cierto pelinegro en la cena y la tuya, me pregunto dónde habrán estado. —Yo me río y comienzo a contarle todo.
Mientras termino mi relato y Pandora deja salir unos gritos de emoción, de su mochila saca un emparedado que ha robado para mí, así como un poco de jugo de calabaza.
Ya es casi medianoche, me he asegurado de que todas estén dormidas, cierro las cortinas de mi cama y enciendo la luz con mi varita.
De mi mochila saco la libreta que me han entregado, obviamente no fue Flitwick, pero supongo solo lo dijo para seguridad.
Vuelvo a abrirla y escribo en ella.
"¿Regulus?" No se borra lo que escribí.
Después de unos minutos esperando se ve como si la libreta escribiera sola.
"Sí, qué bueno que te llegó"
"¿Cómo funciona esto?" Es lo primero que pregunto porque es lo mejor que he visto en años.
"Son dos libretas gemelas, si escribes en una escribes en otra, así podemos conversar y es más rápido que las cartas."
"¡Esto es increíble!"
"Regalo de papá, ahora, mañana nos vemos en la torre de astronomía a las 2:00 pm, la mayoría estará en Hogsmeade."
"Perfecto, hasta entonces."
No recibo respuesta, pero estoy tan emocionada por la libreta que la guardo debajo de mi almohada, no quiero que nadie sepa de ella, no hasta que sepa más sobre como funciona.
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Ok, sé que no había escrito nada en meses, porque como bien saben, voy a tener un examen, exactamente en un mes, y es muy importante para mí.
Pero me llego la inspiración y comencé a escribir para relajarme, espero les guste y espero no haber perdido a mis fieles lectoras.
Ya solo un mes más y volveré por completo.
Gracias por su paciencia, las quiero.
Fernanda
Y espero les haya gustado este capítulo.
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