Sábado 8 de enero de 1977
Han pasado dos días desde mi rompimiento con Sirius y quiero creer que nada ha cambiado, mi vida vuelve a la de antes de conocerlo, vuelvo a ser invisible para los de Gryffindor.
Excepto, la vez que Peter me saludó tímidamente al salir del baño, o Lily que me quiere invitar a sentarme a su mesa, o Remus, que parece no afectarle en nada llevarse conmigo, James es él único que parece un poco reacio a hablarme, claro, me saluda pero le es fiel a su amigo Sirius.
¿Debería molestarme? No.
Sí, yo terminé con Sirius, pero fue por sus acciones, y su falta de atención hacía mí, entonces ¿por qué siento que James me ve como el villano? Tal vez por su lealtad a Sirius.
Eso sí, Pandora me ha acompañado durante mi duelo, me escucha y aunque finjo que sus palabras me ayudan, he llorado sin parar, cerrando las cortinas de mi cama y haciendo el hechizo muffliato mi mejor amigo, inclusive April se ha tornado comprensiva, y sus palabras vienen a mí en mis horas más solitarias.
"Cuando te des cuenta que a Sirius Black no le interesas y te dejé botada en cuando se aburra, será mejor para ti."
Sé que no fue su intención decirme eso en ese momento, pero ahora, sus palabras arden, como sal en la herida. Hoy es sábado, y estoy acostada con Pimienta, el sapo de Pandora, él me acompaña mientras finjo dormir, pero lo cierto es que no quiero que me molesten, he esperado por este fin de semana, quiero llorar en paz, tragar lo que encuentre a mi paso para así poder fingir que nada ha pasado el lunes por la mañana.
Este fin de semana ha sido el respiro de alivio que necesito para poder llorar en paz, o eso creía hasta que Pandora entra al cuarto y me dice que salga, que Flitwick quiere ver a todos los de sexto años en la sala común.
Aún no me he cambiado, sigo con pantalones de pijama y una sudadera donde ni siquiera sus mangas son de mi tamaño.
—Bueno, veo que todos están aquí. —Flitwick comienza a hablar y mientras veo alrededor, en efecto, todos los de sexto años están en aquella sala. —Ahora, se ha acordado por órdenes del director que todos los años, a partir de quinto a séptimo comenzarán a tomar clases de duelo los fines de semana, los sábados por la mañana fueron las de quinto, los sábados por la tarde son las de ustedes y los domingos serán las de séptimo año.
Se escucha un murmullo y varias manos se alzan, yo me enojo porque han arruinado mi fin de semana.
—No, estas clases no serán calificadas, y no habrá exámenes pero es importante que le den la seriedad requerida, está clase se ha implementado por su seguridad. —Da un suspiro, como si no quisiera decir lo que saldrá de su boca. —Chicos, ustedes han ido a sus casas estás vacaciones y posiblemente se han enterado de vecinos que desaparecen, inclusive ha habido pérdidas de familiares, tal vez no entre ustedes, pero más vale prevenir, no me gustaría verlos en la portada del profeta.
El ambiente es tenso, nadie habla ni se mueve y aún así, todo mundo sabe de qué está hablando el profesor Flitwick.
—Bueno, en media hora será su clase, los espero a todos en el gran comedor, y aunque no será calificada, sí se pasará lista.
Después de eso, el profesor sale de la sala y todos comienzan a moverse, a lo que antes estaban haciendo, yo me voy a cambiar puesto que no puedo dejar que me vean de esta forma.
—Pandora, ¿deberíamos usar uniforme? —Pregunto mientras ella se sienta en mi cama donde había dejado a Pimienta antes de bajar.
—No creo, lo hubiera dicho.
—Aggg, odio esto, ¿crees que estén las demás casas? —Pregunto viendo mi ropa.
—Tal vez, dijo que todo sexto ocuparía este horario.
—Vale. —De nuevo me pongo a buscar que usar.
—A ver, te ayudo. Eres un desastre, Casiopea. —Pandora se apiada de mí y comienza a buscar ropa que pueda ponerme, algo que no me vea tan mal pero tampoco incómodo.
Por fin me encuentra unos jeans limpios, así como una playera azul y un suéter que normalmente usa el equipo de quidditch pero lo compré porque se ve increíble y muy calientito, es azul con gris y lleva el escudo de la casa de Ravenclaw.
Después de eso, ella decide que lo mejor será bajar, quitar el curita de un solo jalón y lo hacemos, así que al bajar, nos encontramos que en efecto, todos los de sexto están ahí pero nada más, las mesas y bancas que normalmente siempre están, han desaparecido. Cada casa se pone frente a su jefe, los de hufflepuff con la profesora Sprout, Gryffindor con McGonagall, Slytherin con el profesor Slughorn y nosotros nos vamos con Flitwick.
Aunque pronto nos damos cuenta que nuestro jefe de casa será el encargado de llevar a cabo esta primera clase y los demás profesores ayudarán a mantener el orden.
—Bueno chicos formen parejas, de preferencia con alguien que no conozcan.
El resto de los profesores dan vueltas asegurándose que la orden de Flitwick se cumpla.
Pandora y yo volteamos a todos lados y no encontramos a nadie disponible. Todos a nuestro alrededor están ya emparejados
—Supongo que fingiré que no te conozco. —Le digo y ella sonríe.
—Jamás te he visto en mi vida. —Me responde y nos colocamos frente a frente.
—Ah no. Ustedes dos no —Escucho la voz de Flitwick amplificada y supongo que se refiere a nosotras dos.
Ok. Entiendo porque nos está hablando así. Hace años nos trato de enseñar un poco de combate a los Ravenclaw y básicamente Pandora y yo comenzamos a "lanzarnos" hechizos a diestra y siniestra pero en realidad todos esos hechizos rebotaban en nuestros compañeros y al final de la clase la gente salía con el cabello de diferente color o sin poder hablar bien adecuadamente, dando brincos o haciendo sonidos de animales y pronto Flitwick supo que habíamos sido nosotras.
—Casiopea y Pandora no pueden estar juntas. —Todas las miradas se dirigieron a nosotras y yo hubiera preferido lanzarme desde la torre de astronomía.
Puedo sentir la mirada de Sirius sobre mí pero no volteo a verlo. Solo me alejo de Pandora.
—Señorita York vaya con el joven Severus.
Oh dios no. ¿Por qué con él? De todos modos no digo nada y me paro frente a Snape.
—Hola. —Digo y él solo me saluda con la cabeza.
—Bueno ahora si ya todos estamos con nuestras parejas comencemos. Profesora Sprout usted será mi pareja esta primera ronda.
Flitwick explica un poco los mejores hechizos de ataque como de defensa y nos da una pequeña demostración con la profesora Sprout. Aunque ella es muy hábil no logra quitarle la varita al jefe de Ravenclaw. Todos aplauden terminando la demostración.
—Ahora ustedes. Nada muy agresivo chicos vamos comenzando.
Severus está frente a mí y cuando menos me lo espero lanza un hechizo de ataque que me hace caer hacia atrás.
—¿Estás bien? —Me pregunta y yo asiento. —No fue mi intención.
El sonríe de una manera la cual no le creo del todo.
Después de ese imprevisto seguimos. Él se defiende bien y yo no dejo que vuelva a atacarme. Al final, Flitwick detiene la primera ronda.
—Bien me alegra ver que si llegan a ser atacados pondrán batalla. Ahora, las filas dando la espalda a la ventana darán un paso a la derecha y las filas dando la cara a la ventana un paso a la izquierda.
Yo doy un paso a donde me corresponde y casi se me cae la varita al ver quien está frente a mi: Mulciber.
Mulciber con su estúpida sonrisa y su mentalidad de que es el mejor, me da asco el solo verlo. Quiero golpearlo, está tan metido hablando con una chica de Slytherin que no me presta atención, no importa, pienso vengarme y esta es mi oportunidad.
—Ahora, comencemos con la segunda ronda. —El profesor Flitwick anuncia a todos.
—¿Sabes Casiopea? Has resultado ser más interesante de lo que pareces. —Mulciber se acerca a mí, mientras todos comienzan su duelo.
—Sí bueno, tú no lo eres.
—Eso no me importa y no debería de importarte, pero lo que sí debería tener tu atención es que sé que estabas ahí, la noche en la que el imbécil de Sirius azotó la cabeza de Severus contra la pared. —Él se burla y yo de reojo veo a Sirius peleando con una chica de Hufflepuff.
—No sé de qué hablas.
—Sirius no pudo haber lanzado aquel confundus, no sé como pero averiguaré qué fue lo que hiciste.
—¿Es una amenaza? —Él ríe y yo pongo mi varita directo a su cuello.
—Velo como tú quieras, pero entonces no te tengo que repetir lo que le dije a Black, sé que tu familia se escondió como los traidores a la sangre que son. —Él se quita mi varita del cuello y saca la suya. —Pero no pueden permanecer bajo tierra por siempre.
Y con eso me lanza un hechizo que bloqueo a tiempo.
Mulciber no es nada más que un niño imbécil de 16 años haciendo amenazas muy fuertes, que dudo que pueda manejar, pero sé que conoce a todo tipo de personas, por ejemplo su padre es muy afín a las políticas de Lord Voldemort y ya sabemos de qué es capaz, además sé lo cruel que puede llegar a ser, ese niño vive del dolor ajeno y ahorita se está alimentando del mío.
No se cuanto tiempo llevamos peleando, me defiendo y siento como el suéter de Ravenclaw comienza a estorbar, el calor se apodera de mí y todos los demás en el comedor desaparecen, no escucho al profesor Flitwick decir alto, pero eso no importa, porque ni él ni yo estamos hablando, solo lanzamos hechizos en silencio para no saber lo que él otro está por hacer.
Se le ve desesperado, no ha podido atinarme ni una sola vez y eso me hace querer hacerle daño, verdadero daño, tal vez mandarlo a la enfermería una semana. Sigo sin darme cuenta lo que está pasando hasta que lanzo un último hechizo "Expulso" y Mulciber sale volando unos metros hacia atrás.
Es ahí cuando me doy cuenta de lo que ha pasado.
El profesor Flitwick ha detenido la segunda ronda pero ni siquiera sus instrucciones fueron necesarias, porque todo mundo comenzó a ver como Mulciber y yo peleábamos, y poco a poco todo mundo nos comenzó a mirar hasta que fuimos los últimos combatiendo. Ahora siento todas las miradas sobre mí, incluyendo la de los profesores.
Volteo a ver dónde ha llegado mi pareja del duelo y sigue inconsciente en el suelo, me quiero acercar para ver que esté bien pero sus amigos no me dejan, Slughorn y Flitwick se acercan lo más rápido posible y lo revisan, de inmediato mandan a llamar a Madame Pomfrey.
Una parte de mi cabeza no logra entender lo que está pasando, volteo ver a una cara familiar y Pandora me está viendo, casi de la misma manera que cuando golpeé a Otto, solo que está vez es peor, mucho peor.
—Señorita York, no se mueva, entrégueme su varita. —Flitwick toma mi varita y la revisa, quiere ver cual hechizo fue el que lancé para avisarle a Madam Pomfrey. —¿Cuándo aprendió este hechizo?
—Solo lo leí, jamás lo había practicado. —Él asiente.
La profesora McGonagall al igual que la profesora Sprout se acercan y me lanzan unas miradas de asombro, los 4 jefes de casa están discutiendo algo.
En ese momento puedo ver como 4 chicos de Slytherin se llevan cargando a Mulciber en una camilla directo a la enfermería, sé que dije que ahí es a donde lo quería enviar, pero ahora que sucedió, me arrepiento, yo no soy como él.
—¿Estás bien? —Pandora se acerca a mí y me toma por el brazo, yo solo quiero llorar.
—No sé qué pasó.
Ella está por responderme cuando el profesor Flitwick me dice que vaya directo a su oficina, un murmullo de voces se escucha y todos se abren paso para dejarme paso, nadie me ve a los ojos pero aún así puedo sentir sus miradas seguirme hasta la salida.
—Ahora, la clase terminó puedes regresar a sus actividades. —McGonagall anuncia y todos comienzan a moverse detrás de mí, supongo discutiendo lo que acaba de pasar.
La oficina del jefe de mi casa se encuentra en el primer piso, así que voy hacía ahí pero antes entro al baño. Me echo agua en la cara y respiro varias veces para calmarme, Flitwick sigue teniendo mi varita.
Al salir me sorprende encontrarme a Sirius, y entonces es cuando me doy cuenta que estamos en el mismo lugar donde nos dimos nuestro primer beso después del juego de Gryffindor vs Slytherin.
Nadie dice nada.
—¿Estás bien? —Me pregunta mientras me analiza.
—Sí, yo no fui quien terminó inconsciente. —Le respondo cortante.
—Sabes bien que no me refiero a eso. —Él deja el tono condescendiente conmigo y la parte de mí que está enojada con él lo agradece.
—Estoy bien, probablemente me expulsen. —Él sonríe como si hubiera dicho un buen chiste.
—Eres muy inteligente para dejar que eso pasé, Casiopea, era una clase de defensa, ¿qué creían que iba a pasar? —Por alguna razón sus palabras me tranquilizan y eso me pone más furiosa con él.
—¿Qué haces aquí?
Él se queda callado y mira hacia abajo.
—No lo sé, no me acostumbro a esto de que "terminamos" —Hace las comillas con los dedos.
—No es "terminamos", es en real, Sirius. Tú y yo no tenemos nada en común. —Él se alza de hombros indiferente.
—Tienes razón, no volveré a molestarte. —El pelinegro comienza a alejarse y aunque sé que fui yo quien pidió eso, ¿por qué me siento tan miserable?
Trato de moverme y perseguirlo pero no, mi orgullo no me deja hacerlo, además no he recibido respuesta de mi familia, ¿estarán bien? Eso me detiene, eso evita que yo siga a Sirius y lo abrace por la espalda mientras me aseguro de que él me sostenga en sus brazos, donde me he sentido a salvo.
Camino directo a la oficina de Flitwick y él ya está ahí, mi varita está frente a su escritorio. Podría tomarla e irme corriendo, pero como hemos visto hoy, él es un excelente duelista y me atraparía en segundos, si bien me va.
—Tome asiento señorita York. —Yo lo hago.
Estoy esperando el regaño pero se ve tranquilo.
—Debo de decir que me impresionó hoy, primero, defendiéndose del señor Snape y luego del joven Mulciber, debo de decirlo, no muchos lo logran. —¿Acaso me está felicitando?
—¿No estoy castigada? —Él niega. —¿Expulsada? —Niega de nuevo.
—Es, después de todo, una clase de defensa, y aunque, como maestro no apruebo el hechizo que lanzó contra el joven Slytherin ya que era una clase sencilla, como duelista, se ha ganado usted mi respeto.
Yo sonrío.
—Tome su varita. —Lo hago antes de que se arrepienta.
Estoy por ponerme de pie e irme pero parece ser que Flitwick quiere hablar de algo más.
—¿Eso es todo profesor Flitwick?
—Señorita Casiopea, usted es una mente brillante, y espero que sepa que hay gente con quien es mejor no meterse, no hasta estar segura que podemos vencerlos. —Se refiere a Mulciber, los rumores de que su padre es un purista de sangre violento son bien conocidos. —Lo entiendes, ¿verdad?
—Entiendo que mientras esté en Hogwarts, gente como el joven Mulciber tendrá el resguardo y seguridad que todos los demás estudiantes, aunque no lo merece. —Flitwick no dice nada, pero su mirada me dice que concuerda conmigo.
—Ya puedes retirarte, y te estaré vigilando la siguiente clase, Casiopea. —Yo vuelvo a sonreír y me pongo de pie, pero hay algo que tengo que decirle.
—Señor. —Él voltea a verme. —¿Ha pensado que tal vez también esté enseñándole cómo defenderse a gente que no vale la pena? A gente, bueno, gente como... —Quiero decir seguidores de Voldemort pero no lo hago.
—Sí señorita York, y de todo corazón espero que esa gente recapacite sus decisiones, como maestro no me gustaría ver a mi alumnos por el camino equivocado. —Él me da una sonrisa tratando de calmarme, pero en ella veo tristeza. —Ahora, deje de preocuparse por cosas más grandes que usted y vaya a disfrutar lo que resta del fin de semana.
Yo asiento y salgo de ahí, ahora no quiero ni saber lo que me espera una vez que llegue a la sala común de Ravenclaw.
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4/4
Ahora sí, aquí están los 4 capítulos que les he prometido, tomen este pequeño maraton como un regalo de mi parte.
Y de nuevo muchas gracias a todos los que vota, comentan y leen mi historia, me hacen muy feliz y me inspiran a seguir escribiendo.
Fernanda
Y no olviden, sigan creando :)
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