Martes, 5 de Abril de 1977
—¡Pandora! Despierta. —Como puedo le lanzo un zapato a su abdomen.
Se nos ha hecho tarde, si no es porque April me ha despertado, probablemente nos perderíamos el día, pero ayer llegamos a las 4 y solo hemos dormido tres horas. Afortunadamente no despertamos a nadie al llegar.
Pandora por fin se despierta y comprende que se nos ha hecho tarde, rápidamente se pone el uniforme y corremos a tomar algo de desayunar, apenas y logramos tomar algo y nos apresuramos a ir a la primera clase.
—Dios, siento que no puedo respirar. —Pandora me dice y me río. Hemos corrido para llegar a tiempo.
—Claro, pero además de que no dormimos nada no podíamos perdernos el desayuno.
—Fue una estupidez correr por el bosque todo ese tiempo. —Me dice mi amiga y la miro mal al recordar que fue su idea hacerlo.
—Ya no importa, será mejor que organicemos nuestros horarios, ahora que lo hemos logrado. —Le digo con una sonrisa enorme.
Ella está por responderme cuando la profesora llega y la clase comienza. Durante la clase, me trato de concentrar, pero al mismo tiempo siento como si hubiera cosas nuevas, puedo oler chocolate, alguien en este salón tiene chocolate en sus bolsas y ¡oh Dios! huele delicioso, puedo sentir la boca hecha agua.
"Calmate Cas, es solo chocolate. ¿Pero cómo es posible que lo huela? ¿Quién lo tendrá?"
Volteo a ver todo el salón analizando, trato de oler, para ver si lo puedo localizar y entonces un mar de olores entran a mis fosas.
"Ug, alguien no se bañó hoy, y por Merlín, tienen que ponerse menos perfume. Wacala, esa loción es horrible, parece la de mi abuelo y no es un cumplido. ¿Qué más estoy oliendo? Crema para acne, comida descompuesta de las mochilas, la tinta, a alguien le cagaron la espalda, una lechuza, sudor con toda clase de combinación de desodorantes."
Puedo sentir el vómito venir.
—Profesora. —Me levanto de mi lugar apenas pronuncio las palabras. —¿Puedo ir al baño? Es una emergencia.
—Solo está vez señorita York. —¡Merlín! Puedo oler su desayuno.
Como puedo camino a la salida y con la manga de mi túnica me cubro la nariz, por fin un olor que conozco, el mío. Apenas y llego al baño de ese piso, porque de inmediato sale el desayuno que con trabajos he alcanzado esta mañana.
Como puedo me limpio y los mareos no se detienen, los olores en los baños pueden ser peor que los del salón, tengo un horrible sabor en mi boca y puedo sentir el sudor por todo mi cuerpo. ¿Qué es lo que me está pasando?
Salgo y me echo un poco de agua en la cara, no quiero tardarme pero tampoco quiero regresar, eso no importa ahora, salgo del baño y regreso al salón, procuro no oler nada y respirar solo con la boca.
—¿Estás bien? —Pandora me pregunta en un susurro una vez que tomo mi lugar junto a ella.
—No, huele horrible.
—¿De qué hablas? —Me ve como si estuviera loca.
—Huelo todo, desde que desayunaste hasta la goma de mascar que tiene Lockhart, déjame decirte que no es de menta. —Gilderoy, nuestro compañero de casa se sienta en todas las clases hasta delante, siempre para sacar conversación con los maestros.
—A ver, déjame intentarlo. —Pandora comienza a mover su nariz y entonces lo ha captado. —Sí, la goma de mascar es de manzana canela ¿no? —Yo asiento. —Pero no huele tan mal, Cas.
—Huele espantoso, hasta acá puedo oler a Severus, déjame decirte que usa mucha crema para acné. —Ella lo intenta de nuevo y veo que se ríe al captar el olor.
—¿Puedes oír lo que están diciendo? —Pandora me señala con la vista a dos chicas en la primera fila, son de la casa de Slytherin.
Yo lo intento y me concentro, por fin logro captar lo que dicen:
—¿Sabes? Si dejara de mirarme como un idiota cada vez que me habla, le daría una oportunidad, pero jamás logra formar una oración coherente. —La rubia ruega los ojos molesta.
—Es que le gustas demasiado, yo no lo dejaría ir, viene de una buena familia.
—¿Qué caso tiene si va a aburrirme? —Y se ríen después de ese comentario.
—Sí, sí logro escucharlas. —Le notifico a Pandora y ella asiente.
—Excelente, creí que me estaba volviendo loca. —Ella suelta un suspiro de alivio. —He estado escuchando todas las conversaciones en este salón.
—¿Crees que tenga que ver... —Volteo a todos lados por si alguien nos escucha. —...por lo de ayer?
—Sí, supongo que ayer no nos dimos cuenta por lo cansadas que estábamos.
—Tenemos que resolver este desastre. —Le digo y ella asiente.
—Mientras tanto, hay que concentrarnos o perderemos la cabeza.
Después de eso, sigo respirando por la boca, no quiero arriesgarme a volver a respirar por la nariz y volver a vomitar, puedo ver como Pandora se aleja de todos y quiere pasar el resto del día en el invernadero abandonado.
Es la última hora, los pasillos están completamente abarrotados y llega a un punto en donde Pandora se cubre sus orejas, nos apresuramos a salir de la multitud pero no podemos movernos como quisiéramos, es entonces cuando lo huelo.
Jamás había experimentado ese olor, no hasta que lo percibí en la Amortentia, ese último olor irreconocible con un poco de humedad estaba en el aire, pero, ¿de dónde venía?
Volteé a todos lados buscando de donde provenía el olor, pero no pude localizar a nadie, no encuentro de donde viene, pero es delicado, no me hace querer vomitar y apenas es reconocible.
—¿Estás bien? —Pandora me sacude, parece ser que me he quedado en un trance observando a todos.
—Sí, vámonos.
Después de eso, no hablamos hasta llegar al invernadero, donde nos sentamos y comenzamos a calmarnos.
—¿Qué ha sido eso? —Le pregunto preocupada.
—No lo sé, ¿hicimos algo mal? ¿Es algo normal? —Pandora saca nuestros apuntes.
—En ningún lado decía que tendríamos efectos secundarios.
—Tal vez es algo que no se habla, me refiero, no mucha gente logra convertirse en animagos. —Pandora comienza a teorizar y tiene sentido.
—Sería un problema decirle a McGonagall si tiene efectos secundarios, sería muy sospechoso. —Le digo porque la profesora es la única animaga que conocemos y tenemos a nuestro alcance. —Deberíamos buscar a Rita y ver en qué se ha convertido.
—La vi durante las clases, pero ni siquiera nos dio una mirada.
—Ahora que no nos necesita, no tiene por qué acercarse. —Le digo mordiéndome una uña.
Nos quedamos un rato ahí, hasta que logramos calmarnos, y tratar de hacer un plan hasta que descubramos cómo controlar esto. Una vez que el frío comienza a ser demasiado, nos vamos directo de regreso a la sala común de Ravenclaw.
Estamos por entrar cuando vemos a Rita salir, es el momento perfecto y no puede escapar de nosotras.
—¡Rita!
—¡Rita!
Gritamos al mismo tiempo y ella nos ve decepcionada.
—Ven, vamos al salón. —Le digo y la tomó del brazo para que no intente escapar.
—Tengo que dejar esto en la biblioteca. —Señala los libros que tiene en sus manos.
—No importa. —Realmente no quiero hablar con ella más de lo necesario, pero me muero por curiosidad al saber en que se ha convertido.
—Apresurense, antes de que alguien nos vea. —Pandora ya está en el salón, después de eso, entramos.
—¿Qué quieren? —Pregunta Rita enojada.
—Queremos saber qué animal eres. —Pandora aplaude emocionada.
—¿Acaso importa?
—Claro, nosotros te diremos. —Le digo para convencerla.
—Soy horrible, vean esto. —Parece que comienza a llorar y entonces, en un segundo desaparece. Parece ser que se ha desvanecido, pero entonces, en el suelo se ve un brillo verde.
Pandora se agacha para agarrarlo y entonces se posa en su dedo, es un pequeño escarabajo, que parece tener lentes. Pandora lo suelta y este vuela alrededor de nosotras, luego Rita regresa a su lugar.
—¿Ven?
—Wow, estan muy cool tus colores, ¿Por qué no te gusta? —Pandora le dice y yo no sé qué decir.
—No lo sé, soy insignificante, me siento estúpida. —Se queja y lloriquea.
—No digas eso, si piensas en toda la gente que lo ha intentado y no ha podido o ha terminado en desastre, bueno, tu sales ganando. —Le digo y puedo ver que lo piensa un poco.
—Tiene razón, Cas.
—¿Ustedes que son? —Nos pregunta cambiando el tema y Pandora y yo nos volteamos a ver.
Ella se convierte en el pequeño conejo blanco y yo en el zorro. Rita abre sus ojos en sorpresa, regresamos rápidamente a nuestra forma original.
—¡Increíble! A ustedes les tocaron animales geniales. —Se ve molesta.
—Ya sabrás que hacer con un escarabajo, no te preocupes por eso. Disfruta. —Le digo y ella se alza de hombros.
—No importa, iré a dejar estos libros. —Con eso, nos dedica una última mirada y se va de ahí.
Pandora y yo nos reímos, porque, bueno, en verdad es gracioso y la verdad estoy un poco feliz que después de tanto tiempo molestándonos sin represalias, haya recibido algo malo.
Salimos de ahí, asegurando que nadie nos vea hacerlo y caminamos de regreso a la torre.
Estamos por llegar cuando vemos a una silueta conocida esperando afuera.
—Señoritas. —Es Sirius.
—Sirius. —Saludamos Pandora y yo.
—¿Cómo están? —Nos volteamos a ver porque no es normal que él venga hasta acá, no después de terminar.
—Todo bien, será mejor que entre. —Pandora dice y responde el acertijo. —Lindas uñas, por cierto.
—Gracias Pan. —Se ve orgulloso de ellas.
Sirius se queda frente a mí observando.
—¿Y tú? ¿Todo bien? —No sé a qué se refiere.
Estoy por responderle pero entonces lo huelo, el olor es tan claro, huele a bosque y a pelaje, huele un poco mojado y a tierra, pero es una mezcla de muchos olores, todos en uno, el mismo de esta mañana y el mismo de la Amortentia, pero no pienso mucho en eso último, estoy más interesada en por qué huele así.
—Claro, todo bien.
—¿Pasaste una mala noche? —Me pregunta y lo miro mal, ¿por qué me dice eso? —Lo digo porque tienes unas ojeras horribles.
—Ah, bueno, podría preguntarte lo mismo, no sabía que te desvelas estudiando. —Después de eso nadie dice nada por un rato hasta que él vuelve a hablar.
Parece que los dos estamos viendo todo lo que hace el otro.
—Vale, solo pasaba para saber eso, y si querías salir, el viernes o algo. —Se ve nervioso, ¿Acaso yo huelo mal? Siento como sus ojos suben y bajan analizándome.
—Sí, me gustaría. —Miento porque quiero irme y salir de ahí lo más rápido posible, él asiente.
—Está perfecto, seguimos en contacto. —Se ve serio y sin decir otra cosa o hacer un chiste, se aleja.
Como puedo entro a la sala común y corro las escaleras hacia el dormitorio y me alegra ver que solo está Pandora.
—Sirius sabe que somos animagos. —Le digo de golpe.
—¡¿Le dijiste?! Si alguien más se entera, Casiopea, podemos ir a prisión por esto. —Todo el color se ha ido de la cara de mi amiga.
—No le dije nada.
—¿Entonces cómo lo sabe?
—Por qué él es un animago también. —Lo digo y ella se echa para atrás, de nuevo, parece que ha entrado en shock.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top