Domingo, 26 de Diciembre de 1976
Son las 12 de la noche y oficialmente la Navidad ha terminado, ya le di a los Potter los regalos que mi madre les envió por recibirme y me despido de todos, pero entonces Fleamont me habla.
—¿Casiopea? ¿Qué crees que estás haciendo? —Todos me miran.
—¿Me despido?
—Pasarás la noche aquí, tu madre está enterada. —Me siento ansiosa porque quiero checar que ella esté bien, y siento que se nota en mi cara de preocupación. —Ella está bien, solo nos pidió que te quedarás por esta noche, ya mañana podrás usar mi estudio para irte con polvo flu.
—Gracias señor Potter.
Euphemia nos enseña nuestras habitaciones, Remus y Peter también se van a quedar, al igual que Lily. Ella y yo tendremos que compartir habitación, no me molesta.
Ya estamos en la habitación y justo recuerdo que no traje pijama, me da pena pedir algo. Lily se ha metido al baño para cambiarse y en cuanto sale me sonríe.
—¿Cómo te sientes? James me contó lo que pasó. —Ella se sienta en la cama y yo hago lo mismo.
—Creo que mejor, jamás me había sentido así en mi vida.
—Bueno, pocas personas sobreviven a una maldición.
—Media maldición. —Aclaro en forma de chiste, según Moody pude haber muerto por ella.
Lily ríe por mi chiste. —Claro, media maldición.
Nos quedamos en silencio por un rato.
—¿Tu familia sabe lo que está pasando? En el mundo mágico. —Ella niega.
—Creo que lo mejor es dejarlos afuera de esto, suficiente tengo con mi hermana que no tolera nada de magia.
—Yo ni siquiera sabía que tenías una hermana.
—Oh créeme que la tengo, y antes solíamos llevarnos muy bien, desde que recibí mi carta, nos hemos distanciado un poco, se llama Petunia. —Ella va hasta su bolsa y de su cartera saca una foto de su familia.
—Es muy linda. —Ella asiente. —Yo siempre quise hermanos.
Y entonces recuerdo que tengo una media hermana, tal vez cuando todo esto se arreglé podría visitarla.
Seguimos platicando por un rato cuando comienza a verse nerviosa y mira el reloj a cada rato.
—¿Estás bien Lily? —Pregunto y ella actúa más raro.
—¿Cas puedo pedirte un favor? ¿Y no le dices a nadie? —Yo asiento. —Es que quería hablar con James.
—¿A la una de la madrugada? —Trato de no reírme por el sonrojo de sus mejillas. ambas reímos. —No te preocupes, yo me quedaré aquí y no diré nada.
La verdad nada me sirve acusarla con los Potter y no quiero hacerlo. Además, así podré tener la cama para mi sola.
Ella se despide de mí con una sonrisa y promete regresar en la mañana para que nadie se de cuenta. Yo me despido.
Por alguna razón muero de frío y sigo sintiéndome muy débil. Estoy tratando de aumentar la calefacción cuando escucho la puerta abrirse y cerrarse muy silenciosamente.
—Espero que no te hayan descubierto. —Le digo a Lily puesto que se tardó muy poco.
—Yo también espero eso. Pero los padres de James ya se han dormido. —Me sorprendo al escuchar la voz de Sirius.
—¡Sirius! ¿Qué haces aquí? —Estoy sorprendida de verlo y él está tan tranquilo que me molesta, ¿qué pasa si alguien nos descubre?
—Escuché salir a Lily. —Me dice sonriendo. —¿Así es como planeas dormir?
—No traje pijama.
—No te preocupes. —Sin esperar mi respuesta sale y vuelve a entrar como un rayo. —Ten ponte esto.
Él me entrega un pans y una playera de manga larga, perfecta para dormir y para el frío.
—Muchas gracias —Digo mirándolas y yéndome al baño a cambiarme.
—¿Sabes? Le hubieras pedido ropa a Euphemia. Ella habría podido ayudarte. —Escucho detrás de la puerta.
—Es solo que no quería molestarla.
—No molestas. Es algo bueno de los Potter. Ellos siempre te ayudarán, eso hicieron conmigo.
En ese momento salgo y él me voltea a ver. De nuevo su semblante es serio.
—Me veo horrible, ¿no es así?
—Eso no es lo que me molesta.
—Entiendo que no me quieras ver ahorita. —Me siento muy insegura, no me gusta como me veo, en la mañana huí de todos los espejos, al igual que ahorita, me siento demacrada.
—No es eso Casiopea. —Se nota enojado. —No me gusta que tuvieras que vivir eso. Y mi hermano...
—Tu hermano se portó como un caballero.
—Claro que sí. —Me regala una sonrisa burlona pero después se vuelve un semblante serio.
Lo invito a sentarse junto a mi en la cama, no tengo ganas de estar parada, puedo sentir cansarme.
—¿Fue por eso que te fuiste de tu casa? —Él me hace caso pero por un rato no responde.
—¿Acaso importa porque me fui de casa?
—Importa para mí. Hay algo que no le dije a Moody. —Él me mira tratando de entenderme y luego sonríe curioso.
—¿Qué fue?
—En la carta había un mensaje para ti. —Me pongo de pie y voy por el pedazo de pergamino. Lo leo en voz alta.
Pd: Si ves a Sirius dile que este año lo han logrado.
No entiendo a qué se refiere pero debe de ser algo muy malo para que Sirius brinque de la cama y comience a caminar por todo el cuarto diciendo "no, no, no" una y otra vez.
—¿Quieres agua? —Le pregunto y él niega.
Después de eso me quedo sentada en la cama mientras veo a Sirius ver la ventana en silencio. Han pasado algunos minutos y nadie ha dicho nada. En eso se para de donde está y se acerca a mí.
—¿Puedo ver la carta? —Yo se la entrego.
Veo como sus ojos se mueven siguiendo la pulcra escritura de su hermano. La lee, una, dos, tres veces, no me molesta pero el silencio comienza a aturdirme, me levanto y tomo agua, porque tengo sed y porque merece su espacio.
—¿Sabes? Ya no quiero leerla, cuéntame otra cosa, distraeme. —Sirius deja la carta en el buró junto a la cama y yo me vuelvo a sentar.
Él se acuesta boca abajo pero con su mirada en mí.
—No sé qué podría contarte.
—Háblame de cómo ibas vestida.
—Llevaba un vestido verde esmeralda, órdenes de mi madre. —Ruedo los ojos.
—Apuesto que te veías preciosa. —Yo le sonrío. —¿Sabes? Según mis padres esos bailes son perfectos para conseguir pareja.
—¿Qué no todos son familia? —Pregunto y él me mira diciendo "¿en serio?
—¿Tú cómo crees que se mantiene la sangre pura?
Yo abro los ojos muy sorprendida, nunca había dimensionado eso.
—Entonces, ¿encontraste algún primo que te guste? —Él hace una cara divertida. —¿Alguien que haya valido la pena?
—Oh Dios no, el primo de Lucius no dejaba de pisarme y parecía tener dos pares de manos. —Él hace una mueca. —Creo que la única persona con la que verdaderamente disfruté el baile, fue tu hermano
—¿Me piensas dejar por el heredero de los Black?
—Jamás. —Yo digo y río. —Yo ya conseguí a un Black, no me importa que sea un "traidor a la sangre" —Ambos soltamos un carcajada.
—Podrías tener toda la fortuna Black y luego, torturar a tus hijos por diversión. —Sé que lo dice como chiste pero no puedo dejar de pensar en lo que dice.
—No lo sé, nunca me ha interesado torturar niños, es muy aburrido, prefiero patear bebés. —Le sigo el chiste, porque sé que él no querrá hablar sobre su madre.
Después de eso seguimos hablando de nuestras vacaciones. Son las dos de la mañana cuando comienzo a quedarme dormida, la luz sigue prendida, y veo que Sirius también tiene sueño.
—Será mejor que me vaya. —Anuncia y se pone de pie. —Voy a apagar la luz antes de que me vaya, para que no te levantes.
Él se acerca hasta mí y me da un beso de despedida, luego cuando apaga la luz y está por salir, me escucho llamando su nombre.
—¿Qué pasó, Cas?
—No te vayas. —Es como si mi boca tuviera mente propia. —No quiero quedarme sola.
Jamás he dormido con un hombre, pero parece que es justamente lo que le estoy pidiendo, espero que él no me tome como una demente. Él vuelve a cerrar la puerta y apaga la luz, luego prendo la lámpara que está en el buró.
—¿Quieres que duerma contigo? —Me pregunta asegurándose que es lo que quiero.
—Sí.
—Bueno, será un placer. —Él me sonríe y se acuesta a mi lado. —¿Vas a apagar la luz?
—¿Tengo que hacerlo? —Pregunto y él me mira.
—No si no quieres.
Después de eso, él cierra los ojos y me abraza, yo acepto su abrazo y me quedo dormida.
Por alguna razón, comienzo a soñar de nuevo con la mansión Malfoy, estamos en el baile, pero está vez mi papá está ahí, él y yo bailamos hasta que Sirius me pide que baile con él, todo es bellísimo, de pronto, el sueño cambia, yo estoy escuchando el discurso de Lord Voldemort, justo en el momento que invita a la familia muggle, pero está vez, no son los muggles, son mis padres, y yo estoy ahí, cuando tenía 12, justo como la niña. Busco el pañuelo de Regulus y está vacío, lo volteo a ver y puedo ver una risa burlona en su cara, cuando levanto la mirada para ver a Lord Voldemort un rayo verde me ciega, y gritos, miles de gritos me inundan los oídos.
En ese momento me levanto de golpe, tengo la respiración entrecortada y estoy sudando a cántaros. Me cuesta acostumbrar mi vista, pero estoy en el cuarto de la casa de los Potter, Sirius está a mi lado y lo he despertado.
—Lo siento, no quería despertarte.
—Descuida, me desperté antes que tú. —Eso me sorprende. —En realidad, quería despertarte cuando comenzaste a moverte demasiado, pero no sabía si eso sería bueno.
Ambos estamos sentados en la cama, yo tratando de encontrar mi respiración, él viendo que esté bien.
—No he podido dormir. —Me dice. —Solo cerré los ojos y esperé a que te durmieras.
—¿Por qué?
—Es mi hermano, me preocupa. —Yo asiento. —¿Mis padres le hicieron algo?
—No ví que le pasará nada malo, aunque, por eso le envíe la carta, espero no te moleste.
—Claro que no, me alegra que lo conocieras. —Él me da una sonrisa triste.
Estamos en silencio, y veo que Sirius ha apagado la luz que teníamos prendida. Ahora solo nos alumbra la luna y puedo distinguir sus facciones sin problemas.
—Mi madre. —Sirius comienza a hablar y yo no quiero decir nada por miedo a que él se detenga. —Es una mujer increíble, y no lo digo como cumplido. Es un monstruo, Casiopea, cuando te vi hoy por la mañana me imaginé lo peor. Pensé que tu madre podría ser igual, pensé que te había maltratado, luego mencionaste el baile y todo encajaba. Por eso insistí tanto a los Potter que te sacaran de tu casa.
—Siento mucho escuchar eso Sirius.
—A Walburga Black le encantan los castigos físicos. —Él se alza una pierna del pantalón de pijama y puedo ver marcas de algo, son cicatrices, muy grandes para verlas sin nada de luz. —Eso lo hizo con un foete, con lo que golpeas caballos.
Yo prendo la luz del buró y las veo con más detalle.
Luego estira sus manos y veo más cicatrices, normalmente Sirius usa muchos anillos, eso es lo que evita que se vean.
—Estás las hizo con su varita. Sin magia, pura fuerza bruta. —Yo tomo sus manos y puedo sentir el coraje en su voz.
Después veo que se comienza a quitar la playera y me da la espalda. Doy gracias porque no me puede ver porque la cara que hago lo hubiera espantado. En su espalda está igual llena de cicatrices.
—Estás fueron regalo de mi padre, las últimas antes de salirme de casa. —Yo con un dedo comienzo a tocarlas, por curiosidad, odio tener que verlas pero aprecio que me las enseñe.
—Sirius. —Digo con tristeza. —De verdad agradezco que ya no vivas en casa de esas personas y gracias por la confianza.
—Sé que tuviste una pesadilla. Yo las tengo seguido. —Me siento mal porque ahora que se está sincerando conmigo, no sé qué decirle, quiero hacerle sentir que no hay problema pero no tengo palabras.
—Mi pesadilla era con las luces verdes que ví antes de irnos. —Él asiente.
—Mis padres son fieles seguidores de este tal Lord Voldemort, con sus políticas sobre sangre pura y el ser superior. —Él se mofa. —Hay gente que sospecha que él es quien está detrás de todas esas desapariciones, hoy se lo confirmaste a Moody.
—Lo sé. Por eso no quería quedarme, ¿qué tal si le hace algo a mi familia? —Yo comienzo a llorar.
—No dejaré que te pase nada ¿entendido? —Yo asiento mientras él me vuelve a abrazar.
Él aún no tiene su playera pero por alguna razón su calor corporal es impresionante, me siento en casa cuando estoy con él.
Por un segundo sus ojos negros me envuelven y siento como si estuviera siedo vigilada, solo una vez me he sentido de esa manera pero lo descarto. Es solo que no puedo dejar de pensar en aquel perro que vigilaba todos mis movimientos.
Después de eso, ambos nos quedamos dormidos completamente abrazados.
Ya es la mañana cuando escucho la puerta abrirse y me despierto para encontrarme a una Lily saliendo debajo de la capa de invisibilidad de James. Ella nos vio abrazados a Sirius y a mí, y ahora está sonriendo divertida y burlona.
—Prometo no decir nada. —Ella dice y yo niego pero me estoy sonrojando y riendo como tonta.
—Juro que no es lo que crees.
—Sí claro. —Dice con sarcasmo.
En ese momento Sirius se levanta. —Señoritas. —Dice sonriendo coqueto.
—Sirius, ¿a qué hora llegaste? —Ella pregunta.
—Justo después de que escuche las risitas nerviosas en el cuarto de James. —Él sonríe victorioso al ver el sonrojo en la cara de Lily.
—Será mejor que te vayas, ten. —Ella le avienta la capa.
—Vale, solo deja que me ponga la playera. —Lily se espanta y se da la vuelta para no ver nada.
—¡Black! Si te vas a quitar la sábana, al menos avisa. —Él ríe y yo también al momento que me guiña un ojo.
—Evans, traigo pantalones, a diferencia de ustedes, nosotros solo dormimos. —Lily se voltea para comprobar lo que dice el pelinegro y de nuevo, su cara es de un color carmín. —Adiós preciosa.
Se acerca a mí y me da un beso.
—Evans. —Se despide y se coloca la capa para salir. Lily le abre la puerta para que nadie se pregunte cómo es posible que la puerta se abriera sola y la vuelve a cerrar.
—¿Te divertiste? —Le pregunto y ella me mira divertida.
—¿Tú te divertiste? —Ambas reímos. —¿Sabes? Creo que quedan algunas horas antes del desayuno, podríamos dormir un rato.
La pelirroja me dice y yo estoy de acuerdo con ella. Ella toma el lugar en donde estaba Sirius y yo me acuesto y nos quedamos profundamente dormidas.
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NOTA: Como nadie respondió el aviso, elegí los viernes para actualizar, espero disfruten este capítulo y si les está gustando, no olviden regalarme su voto y un comentario
Los quiere
JavaddMad
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