Domingo, 14 de Noviembre de 1976
—Delfos, déjala dormir. —Es la voz de Pandora, y el peso que siento arriba de mí debe de ser Delfos.
—No te preocupes, ya me desperté. —Es cierto, no podría volver a dormir aunque quisiera.
Acaricio a Delfos y lo dejó tomar su lugar cerca de la ventana de mi cuarto. Al agachar la cabeza veo que mi pequeña amiga me ha dejado dos cartas en mi regazo, noto que una de las cartas es de mi madre, la abro y me encuentro con una disculpa de su parte al no poder enviar lo que he pedido, así como una nota diciendo que está ansiosa por tenerme en casa para Navidad, en ninguna parte habla de mi padre o menciona siquiera su existencia, la dejo un lado reviso de quien podría ser la otra.
Para: Casiopea York
Habitación 2 del sexto piso, Torre de Ravenclaw
De: Sirius Black
Habitación 7 de noveno piso, Torre de Gryffindor.
Al ver el remitente me preparo mentalmente para abrirla, mis dedos sudan y comienzan a dejar marcas por el sobre. ¿Qué dirá la carta? Me dirá algo sobre el momento que hemos compartido, ¿Dirá que fue un error besarme? Dejo de preocuparme por una carta que no he abierto y la abro preparándome para lo peor. Solo es una hoja de pergamino casi en blanco, en el centro tiene una palabra, dos letras.
Sí
¿Sí?¿Qué mierda significa sí? Me doy por vencida y guardo muy bien mis dos cartas, no quiero que nadie las vea, en especial la de Sirius, la cual, sigo sin saber que significa, dejaré de pensar en eso y la respuesta vendrá a mí.
Me preparo para salir, Pandora quiere recolectar más algas o algo del lago, por lo que la acompañaré como siempre, desde el incidente con Otto Bagman no hemos ido. Pandora me anuncia que se adelantará porque quiere enviar unas cartas y se lleva a Delfos en sus hombros, últimamente esos dos pasan mucho tiempo juntos.
Yo salgo para irme directo al comedor y robarme algo de comida para comer cerca del lago pero al salir de la sala común de Ravenclaw me encuentro con un chico de cabello negro, cabello que recuerdo haber tenido entre mis dedos, sentado con un libro en las manos.
—Es un lugar curioso para estudiar ¿no crees?
Él voltea a verme y sonríe para ponerse de pie.
—¿Te llegó mi carta? —Me parece curioso como nunca decimos hola, simplemente iniciamos una conversación.
—Así es.
—¿Entonces?
—Solo decía sí.
—Es mi respuesta.
—¿De qué estás hablando? ¿Respuesta a qué?
—De la pregunta que me hiciste en la fiesta. —Rayos, no recuerdo. —Ya veo que no recuerdas. —Él se ríe. —Me preguntaste si quería salir contigo, bueno formalmente entrego mi respuesta.
Claro, esa noche le pregunté si quería salir conmigo, dije que era la única forma de hacerlo y que si no lo hacía me quedaría con las ganas.
—Estás demente.
—Tal vez, pero soy un genio, tengo excelente cabello y estructura ósea y saldré contigo, así que no hay mucho de qué quejarme. —Me sonríe y yo no puedo creer que esto esté pasando. —¿A dónde vas?
—Estaba por ir al comedor para después ir al lago con Pandora.
—Vale, te acompaño. —Comenzamos a caminar, yo traigo mi mochila con solo un libro puesto que ahí meteré toda la comida.
Estamos a dos pisos por llegar cuando McGonagall sale de su oficina, hasta ese momento no me había dado cuenta que íbamos tomados de las manos.
—Señor Black. Señorita York.
—Buenos días profesora. —Saludo con una sonrisa.
—Minnie.
—Profesora McGonagall para usted señor Black, y será mejor que esté trabajando en ese ensayo sobre transformaciones que se entrega el lunes, y será mejor que la señorita York no le ayude, porque podré detectarlo de ser así. —Ambos sonreímos y la profesora se aleja.
Tomamos lo que nos llama la atención en el comedor y salimos directo al lago, solo para encontrarnos a pandora ahí, recolectando sus hongos que crecen bajo el agua, está vez.
—Hola Cas, hola Sirius.
—Hola. —Saludamos y nos sentamos donde ella había dejado sus cosas.
Sé que Pandora está tardando más de lo normal para darnos un tiempo a solas, y funciona, después de comer y pláticar, bromear un rato, Sirius se despide con la promesa de volvernos a ver y me da un beso en la mejilla.
—¿Hay algo que quieras contarme?
Yo sonrío como tonta y ambas comenzamos a soltar unos gritos mientras nos reímos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top