Epilogo II

Crista

Hace 7 años – psiquiátrico

Respiro agitada, siento otra contracción y oigo a la doctora gritar, pero como estoy perdida en mi mente, no logro distinguir la realidad de la fantasía. Un dolor punzante que viene desde entre mis piernas aumenta y reacciono. Vuelvo a pujar y la mujer me felicita, se oye un llanto en la habitación, entonces me quedo tildada viendo aquella pequeña criatura.

―No se la des ―le dice la doctora a la enfermera ―aún no tenemos un diagnóstico sobre ella ―explica pero no comprendo, aún sigo perdida en mi mente.

Alzo mi mano, mirando fijo a la bebé, mientras se la llevan.

―Katerina... ―lagrimas caen de mis ojos.

No es Katerina, Katerina está muerta.

Actualidad...

Abro los ojos y no me acuerdo lo que estaba soñando, veo que Nick se ríe mirando unas revistas, entonces lo pateo.

―¡¡Esté es el viaje más largo que he tenido!! ¿Cuándo vamos a llegar? No te dejo más a cargo de los pasajes ―ruedo los ojos y me quedo mirando por la ventanilla mientras el avión sigue su viaje.

―Jefa ―se ríe ―mire esto ―señala lo que estaba leyendo.

―No quiero ver tu porno, Nick. Tengo suficiente con mi libido.

―La Reina cuando despierta esta de malhumor, pero esto le alegrara el día ―me guiña el ojo.

Sonrío.

―A ver ―esta vez acepto su revista y leo ― "Lovelace Company".

―¿Qué tal?

―A mi enemigo parece que le gusta lucirse, teniendo tantas propiedades, deseara huir a una de estas, por haberse metido con mi dinero.

―Parece que los Lovelace tienen mucho que contar.

―No más que un Ricoy ―exclamo con altanería ―yo voy a ganarle, cueste lo que me cueste ¿Quién se cree que es? Ja, solo debe ser un idiota.

David

Guardo mi arma, entonces salgo del edificio a punto de fumar un cigarro, pero me detengo al ver que mi hermana se acerca corriendo y sonrío.

―Violette ¿Qué sucede?

―Solo vine a ver tu trabajo ―hace una risilla ―hiciste uno excelente, deshaciéndote de esas personas.

―Pues claro, soy el mejor, a David Lovelace nadie le gana.

―Tú y tu ego ―rueda los ojos pero luego sonríe ―¿y ahora qué?

―Ni idea ―me río ―estoy aburrido, siento que me falta algo ―comienzo a caminar y ella me sigue.

―Lo que necesitas es una mujer, ¿para cuándo?

―¿Una para mí? ¿Una que sea completamente mía? ―sonrío con malicia ―Pero esa mujer, obvio que no existe, solo puede ser una diosa griega.

Continuará...

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