Recuesto a Katty, ya es de noche y se ha dormido. Cierro la puerta despacio y camino hacia el pasillo.

—Ya está, en el sueño profundo —le digo a Helen que me ha acompañado hasta la casa y se ha quedado para terminar la conversación de esta tarde.

En realidad no fue una conversación.

¡Me refiero a lo que vino antes de ese súper beso, mente estúpida!

—Así que... —vuelvo hablar yo, ya que ella sigue callada —embarazada ¿Cuándo te enteraste?

—Fui al médico pensando que me había enfermado y era algo completamente distinto —sonríe.

—Ah cuando te tomaste la licencia.

—¿Cómo sabes eso? —pregunta confundida.

—No quieres saberlo.

—Crista —rueda los ojos.

—Sí... —digo avergonzado —pero... eso no importa —me acerco a ella y poso mi mano en su vientre —esto sí —sonrío.

Se aparta.

—En realidad sí importa.

—¿Lo dices por lo que tú hiciste o por lo que yo he hecho? O quizás, yo me he hecho ilusiones y...

Sonríe.

—No tiene nada que ver con los sentimientos, esos los tengo claros.

—¿Y eso quiere decir qué...?

—Crista no me pago para que me acostará contigo Daniel, ella quería simple información, nuestro encuentro —mueve su cabello —tiene que ver más con el corazón, sólo seguí lo que sentía. Así que sí, tenías razón, me enamoré de ti —me le acerco cuando dice eso —pero...

—¿Pero? —me detengo.

Se pone seria.

—No es tan fácil y lo sabes.

—Hablas de Crista.

—Sí, de la reina garrapata.

Me río.

—Reina ¿Garrapata?

Sonríe.

—Admitámoslo, se aferra como una garrapata —su expresión seria vuelve —pero también es una reina y las reinas manejan todo.

En eso tiene razón, Crista es un problema y grande como un castillo.