Capitulo 7
Enzo había tenido un brutal turno de cocina, vinieron dos críticos gastronómicos, uno de los asadores estaba fuera de uso, y el subjefe de cocina se había ido, Gracias a Dios, tenía los próximos dos días libres.
Cerró con llave la puerta trasera, cogió una cerveza y se apoyó en la encimera, de pie en plena oscuridad. El monitor de bebé comenzó a sonar, y Santiago empezó a llorar. Antes de que tuviera tiempo de reaccionar, escuchó a Juani arrullándolo.
- Hey, dulce nene, ¿qué pasó? ¿Necesitas un cambio ya? No, y sé que no tienes hambre, tal vez sólo necesitas un abrazo, ¿eh? Todos necesitamos uno de vez en cuando. — Luego, Juani, comenzó a cantar en voz baja una suave canción de cuna y el llanto de Santi se esfumó.
Enzo se quedó allí, escuchando, tal vez sonriendo un poco. -Oh, Sofía, él es tan lindo, se parece a Felipe-
El canto se convirtió en un murmullo, haciéndose más y más suave.
Se levantó, sacando un poco de leche, huevos, una sartén para hacer Waffles, y algunas salchichas. Tal vez Juanito bajaría y podrían compartir,estaba a mitad de la tarea cuando los indescifrables sonidos confusos provenientes del monitor cesaron y luego todo quedó en silencio.
Momentos más tarde Juani se unió a él en la cocina. —Ey, estás en casa.
- Ey, Juanito. ¿Tienes hambre?
- Habría dicho que no, hasta que olí la comida. — Juan se rio y apoyó su cadera en la encimera.
-Waffles, huevos y salchichas. —Terminó su cerveza y arrojó la lata al contenedor del reciclaje.
— Definitivamente podría comer eso. — Juani comenzó a poner la mesa —.Me recuerda a mis días de universidad cuando comíamos a todas horas; Bueno, exceptuando que la comida no era tan buena como la tuya.
— ¿Cómo fue tu noche?
— No estuvo mal, aunque Felipe estuvo un poco irritable, la lluvia no lo dejó salir a jugar, tanto como quería, y notó la falta de actividad física.
- Hay un brincolín cubierto. -Compré entradas. Le había parecía divertido, un lugar donde Felipe podía divertirse.
- Ah, ¿sí? Eso suena divertido. ¿No creo que dejen que los adultos también salten?
- Sabes, lo hacen. -Sonrió y comenzó a hacer los Waffles.
Los ojos de Juani se iluminaron.
- ¡Oh boludo, ¿de verdad? Debe ser una versión a lo grande de una fiesta de cumpleaños en el patio trasero que he visto.
- Es sólo una local en el centro comercial.
— Suena como algo muy divertido. ¿Cuándo lo llevarás?
- Estaba pensando en el lunes. Sé que es tu día libre... -Suspiró para sí mismo—. Lo sé, no. No es justo para ti. Sé que debes estar desesperado por apartarte de nosotros. - Le dio la vuelta a las salchichas.
— Si tienes una entrada para mí, estaré allí sin dudarlo. Amigo, se trata de un brincolín . - Juani sonaba realmente entusiasmado.
- Sí, compré para toda la familia.
Juani le dio esa sonrisa, radiante y cálida. —Gracias.
Sacó un Waffle y puso otro, Juan era de alguna manera parte de la familia y el hombre seguía sonriéndole adorablemente.
- ¿Quieres huevos?
- No, Waffles y salchichas suena perfectos.
- Buena elección. —Puso los huevos de nuevo en la nevera y las salchichas en un plato.
Juani se frotó las manos y cogió un cuchillo y un tenedor. — Esto es genial.
- El desayuno nocturno es el mejor. —Solía tenerlos todo el tiempo con Benjamin. Regresaban, antes del amanecer, tras una noche de fiesta y él preparaba huevos con bacón o salchichas y waffles , y lo engullían todo antes de irse a dormir.
- Solíamos desayunar antes del amanecer, después de las sesiones de estudio. Siempre sabía mejor que el desayuno normal. — Las palabras de Juani lo sacaron de su ensoñación.
— Lo sé. —Terminó de preparar el último waffle y sonrió. Esa vida había terminado, Benjamín era un hijo de puta y ahora tenía una familia a la cual alimentar.
Juani le devolvió la sonrisa. Pensó, que podía ver algo en los ojos de Juanito.
- Vamos, sentémonos en el porche trasero. No hace demasiado frío.
- Suena bien. - Juani agarró el maple al salir.
Se acomodaron en la mesa, uno cerca del otro, dejando la puerta abierta, así podrían escuchar a los niños si se despertaban.
Juani hacía ruidos de felicidad mientras comía, el hombre siempre le hacía saber cuánto apreciaba su cocina, incluso si se trataba de algo tan simple como un sándwich de bacón.
Enzo se encontró mirándolo, disfrutando de Juani, el hombre se chupaba uno de sus dedos, lamiéndolo hasta dejarlo limpio. Enzo gimió y luego prestó toda su atención a su salchicha.
Juani frunció el ceño.
- ¿Estás bien?
- Sí. Bien. —Tomó un gran bocado.
Juani se encogió de hombros y continuó comiendo, incluyendo más lamidas de dedos al terminar y pasó sus dedos sobre los restos de maple en su plato.
Enzo estaba jodido. Tenía que buscar a alguien y follarlo.
Juani lo miró y sonrió.
— Gracias, estaba increíble.
Trató de responder, pero tenía la boca seca, por lo que se aclaró la garganta.- No hay de qué.
La mirada de Juani no se apartó, su sonrisa se desvaneció lentamente mientras lo miraba fijamente.
- Yo. -Oh, joder. Oh, necesitaba follar.
- Sí. - Juani se humedeció los labios—. Eres... eres jodidamente guapo, boludo.
— Quiero besarte. —El dolor en su vientre no estaba mejorando—. Es una muy mala idea, pero quiero hacerlo.
Juani se mordió su labio inferior.
- Oh, Dios, yo también lo quiero.
- No deberíamos. -Extendió la mano, apartando los labios de Juani de sus dientes.
- No, no deberíamos. -Los labios de Juani rodearon la yema de su dedo.
Las rodillas de Enzo se debilitaron -Oh, joder...-
Los párpados de Juani estaban entreabiertos, sus dientes mordisquearon el dedo de Enzo antes de dejarlo ir.
- Inadecuado, ¿eh?
- Ajá. — Se inclinó hacia delante, colocando su rostro más cerca.
- ¿Entonces no debemos hacer esto? — Los labios de Juani rozaron los suyos, el suave beso lo provocó intensamente.
- No. — Estableció un fuerte agarre en la nuca de Juani, uniéndolos. Este beso fue menos suave, como para indagar si la química era real o sólo un dulce nocturno.
Los labios de Juani se abrieron bajo los suyos, la repentina electricidad entre ellos era innegable. Su lengua se deslizó, la punta tocó a Juani antes de deslizarse hacia atrás y trazar la curva del suave labio inferior.
Los gemidos escapaban de la boca de Juani, una suave mano se acentuó en su hombro, los dedos de Juan se aferraron a su piel. Se deslizó hacia adelante, profundizando el beso, dejando que su lengua se adentrara más y más. La otra mano de Juan sujetaba su cabeza, agarrando su pelo como si
tratara de fundirse en él.
Mierda. Ni una sola vez hubiera imaginado que el dulce y gentil Juani.... fuese un hombre necesitado y atrevido. Era caliente como el infierno y se dio cuenta que eso lo encendía.
Juan se apartó de su silla, arrodillándose frente a Enzo y presionándose más cerca mientras los besos se profundizaban aún más. Oh Dios, gracias a Dios!
Estas sillas no estaban hechas para soportarlos a ambos. Envolvió sus brazos alrededor de Juani, sosteniendo cerca el delgado cuerpo.
Podía sentir la polla de Juani presionando contra su vientre a través de la ropa, el acaloramiento y la dureza confirmaban lo que los besos le estaban diciendo. Su cuerpo estaba igual de duro, interesado y necesitado.
Juani lo devoró como un necesitado, ruidoso y pequeño hambriento, cuyo cuerpo se frotaba contra el suyo.
— Te necesito. —Gimió la palabra en contra de esos suaves labios mientras apretaba la deliciosa polla.
- Oh, maldición. — Juani se estremeció con su toque, las palabras apenas eran más que gemidos de necesidad.
Pasó los dedos por el sudor que escapaba de Juan, envolviendo sus dedos alrededor de la erección de Juani, y comenzó a acariciarlo, con firmes agarres y seguros empujes.
- Oh, Dios. — La voz de Juani se entrecortó, todo su cuerpo se tensó durante un momento. Luego gimió suavemente y comenzó a moverse, embistiendo contra la mano de Enzo.
Eso fue todo. Así de simple. Enzo quería sentirlo.
Una mano todavía envolvía su cabello, la otra se aferraba a su hombro, Juani seguía moviéndose, meciéndose y dejando salir jadeos y gemidos necesitados. Enzo lo observó cada segundo, viendo la necesidad y el hambre en el rostro de Juani. Podría... Maldición.
- Oh, por favor.... oh Enzo ...ya... casi — Las palabras eran apenas un susurro.
— Está bien....correte...Juani-
- ¡Joder! —Los ojos de Juani se ampliaron mientras caliente semen se vertía sobre la mano de Enzo.
Aplastó sus labios juntos una vez más, este beso fue largo y lento, lo único que les impedía detenerse era su necesidad. Las manos de Juani buscaban a tientas su cintura, tratando de abrir la cremallera de su uniforme.
- Oh, maldición. —Se movió, asintiendo-. Sí, por favor. —Sus pantalones fueron empujados hacia abajo, Juani se enfocó en su polla y colocó una mano alrededor de esta—. Oh, wow. ¿Puedo probarla?
Todo lo que podíaNo hacer era gemir, su culo colgaba del borde la silla. -Ajá
Juani se inclinó hacia él, deslizando su lengua alrededor de la punta de su polla.
- ¡Juan! -Los brazos de la silla chirriaban bajo su agarre.
La respuesta de Juani fue envolver esos calientes labios alrededor de la cabeza, succionando y ¡oh! era tan bueno. Su cabeza cayó hacia atrás, su garganta se secó mientras trataba de respirar, iba a follarle la boca. Juani lo tomó, una mano en la base de su polla lo sujetaba y le daba golpecitos, mientras su lengua lo recorría. Jesús, Juani era bueno en esto. Demasiado bueno. Extremadamente bueno.
Juani siguió chupando, siguió acariciando, se sentía de maravilla, como si estuviera a punto de estallar. Sus bolas se contraían con fuerza, su corazón perdió su ritmo. Juani gemía, haciendo que su polla se empujara hasta el fondo de su garganta.
Eso fue todo lo que necesitó, Enzo se corrió duro, embistiendo la boca, Juani se lo tragó todo, su lengua estaba ocupada asegurándose de obtener tanto como fuera posible de su corrida.
En el momento en que los labios de Juani dejaron su polla, estaba jadeando, sudando, sin un ápice de fuerza. Juani se quedó arrodillado frente a él, con su cabeza apoyada en su muslo.
- Yo...Wow...maldición -Su mundo estaba girando.
- Ajá. —Podía sentir la sonrisa de Juani contra su muslo—. Incluso tu semen sabe bien, Gourmet-
Parpadeó en dirección a Juani luego empezó a reírse, sintiendo cosquillas en su interior, Juani le sonrió y se acomodó nuevamente en su silla, tratando de calmarse.
- Debo hacer waffles con más frecuencia.
La mirada de Juan no se apartó de la suya.
— Eso me gustaría.
- Sí. —Maldición. Sólo... maldición.
Juani se mordió el labio, por un momento pareció que iba a decir algo, pero al final, no lo hizo.
Extendió la mano, tocando la pierna de Juani.
- ¿Estás bien? Quiero decir, puedes contármelo.
- Sólo. — Juani se aclaró la garganta—. No quiero que pienses que acepte el trabajo por esto.
-Juani, cuando tomaste el trabajo no había dormido en dos semanas y estaba como loco. Nadie es tan masoquista.
Eso hizo reír a Juani, claramente lo ayudó a relajarse. — Esto no volverá las cosas un poco extrañas entre nosotros, ¿verdad? No quiero que cambie nada.
- Tendremos que asegurarnos que no suceda. Me gustas mucho como para arruinarlo.
Juani asintió.
- Pienso igual. — Tras decirlo, Juani se inclinó de nuevo, presionando suavemente sus labios contra los suyos.
Cuando Juani se retiró, estaba sonriendo, con una mirada suave y feliz.
- Quieres... — Se encontró sonrojándose ante la pregunta—. ¿Te gustaría hablar conmigo mientras lavó los platos?
- Me gustaría. Puedo secarlos.
Asintió, se puso de pie, incapaz de contener su sonrisa.
— Tenemos un trato.
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