Capitulo 6

Juani alegremente se estableció en una rutina con los niños. Ahora que tenían las cosas que necesitaban y la casa estaba acondicionada a prueba de niños, se sentía como todo un experto en la materia. Enzo trabajaba en horarios muy extraños, pero mientras fueran constantes, Juani pensaba que no habría problemas.

Estaba trabajando más de lo que inicialmente acordaron, pero no le importaba, no era como si tuviera una enorme vida social que extrañase por cuidar a Felipe en las mañanas, así Enzo podía dormir o salir con ellos.

Esta mañana no era diferente, estaba en un extremo del sofá, con un bebé en una mano y Stephen King en la otra, mientras Pipe jugaba con sus bloques de construcción, que estaban tirados por todas partes, en medio de la sala de estar.

-...Déjame en paz, ¡hijo de puta! — La voz de Enzo se oía por las escaleras, el hombre sonaba completamente furioso.

- Oye, Felipe, ¿quieres decirme lo que estás construyendo? —Le sonrió al niño y palmeó el espacio junto a él -. Con suerte si hablaba y distraía a
Felipe, este no sería capaz de escuchar a Enzo.

— La casa de mami.

-...Nunca más. —En la planta superior algo se rompió. Oh hombre. No sonaba como si las cosas mejorasen con la llamada telefónica de Enzo.

- Parece una gran casa. ¿Cuántas habitaciones tiene?

- La habitación de mami, la habitación de Santi, mi habitación, el baño.

— ¿No hay una cocina? —Necesitaba mantener a Pipe ocupado.

— No, la casa de papi Enzo tiene una cocina.

Enzo bajó las escaleras, su rostro tenía una expresión de derrota.

— ¿La casa de mami no tiene una cocina? —Le hizo la pregunta a Felipe, pero estaba mirando a Enzo, arqueando sus cejas a la espera de una respuesta.

Enzo parecía estar a punto de gritar.

- No.

Enzo negó.

- La tenía, era de color amarillo.

- ¿Por qué no intentas recordarla y así la construyes? Voy a ir a la cocina a prepararle una taza de café a papi Enzo, ¿vale? -Besó la frente de Felipe y se puso de pie, Santiago seguía durmiendo en sus brazos, hizo una seña en dirección a la cocina.

Enzo lo siguió hacia la puerta trasera y apoyó la cabeza en la cortina. — Ese hijo de puta.

- ¿Tu ex? — Fue su mejor conjetura.

— Quiere la casa. ¡Mi casa!

- Ah. Eso es... ¿Puede hacer eso? —¡Qué completo mal nacido! ¿Por qué un buen tipo como había estado con él?

— No, no, pero sí puede fastidiarme y quejarse y amenaza con demandarme y joderme. -Enzo suspiró-. Alega que era nuestra casa, la diseñe, la construí, pagué por ella.

- ¿Pensé que rompió contigo? ¿No se supone que él que rompe la relación es un imbécil?

- Sí. - Enzo suspiró, se frotó la parte trasera de su cuello-. No me gusta meterme en estas mier... estas cosas.

— Apuesto que no. ¿Hay alguien al que necesites llamar? Como un abogado o algo por el estilo

- Voy a hablar con Pardella más tarde, en este momento sólo quiero mi café y creer que el día va a mejorar. - Enzo le hizo un guiño y esa cálida sonrisa lo afectó, directamente a sus bolas —. ¿Cómo estás, Juanito?

Se encontró sonriéndole a Enzo, atrapado en sus hermosos ojos. —¿Eh?

- ¿Tuviste un buen día? ¿Desayunaron?

— Lo hicimos. Desayunamos Cheerios y luego tuvimos un tranquilo momento en la sala de estar.

- ¿Te gustarían unos sándwiches de bacón?

¿En serio? Casi estaba babeando, sólo que esta vez era por la comida. —Sí, por favor.

— Prepararé algunos. -Enzo comenzó a caminar, luego se detuvo, se acercó y besó la cabecita de Santiago —. Buenos días, dulce bebé —susurró.

Juani sintió que su corazón se derretía y tuvo que evitar pedir un beso. Tenía que dejar de fijarse en cuán apuesto era Enzo iba a meterse en verdaderos problemas. Problemas a largo plazo que incluían un corazón roto.

- Debo ir a ver a Felipe.

- Está bien, empezaré con el bacón. — Enzo le sonrió, esa mirada era sencillamente impresionante.

Le devolvió la sonrisa, quedando atrapado allí durante un momento antes de que se golpeara mentalmente y fuera a buscar a Pipe , Santi seguía durmiendo en sus brazos.

Felipe estaba muy ocupado construyendo ya fuera un dinosaurio, un camión, o un elefante. Era difícil decirlo. Miró por un momento, disfrutando del feliz niño, era por esto que debía evitar enamorarse de Enzo, porque entonces tendría que dejarlo y no quería dejar a estos niños.

Felipe lo miró, sonriente.

- Un camión.

¡Oh!, había estado en lo cierto bien por él. —Lo supuse. Se ve bien.

El niño le sonrió y continuó con su trabajo, por lo menos hasta que el olor del tocino frito empezó a invadirlos.

Sonriendo, le tendió la mano. —Vamos, vamos a ver si papi necesita ayuda.

Felipe sujetó sus dedos y sonrió.

— ¡Papi Enzo! ¡Mi ayuda!

La risa de Enzo los alcanzó. - Tengo un plato de uvas en la mesa para que le saques los tallos.

Juani tuvo que admitir, que el hombre aprendía rápidamente.

Se unieron a Enzo en la cocina y Juan comenzó a preparar un biberón para Santi, que estaba empezando a hacer muecas tratando de despertarse.

Parecía que Enzo se había recuperado, los olores de la comida eran deliciosos.

- Voy a engordar —anunció Juan mientras tomaba la botella de leche del microondas.

- Tonterías, es comida casera.

Se rio y eso despertó a Santiago, su carita se arrugó e inmediatamente se puso a llorar. —Hola, cariño, nada de eso. —La acomodó en su brazo y revisó la temperatura del biberón.

Le puso el biberón en la boca justo antes de que el grito número dos llegara y Felipe levantó la vista de las uvas.

—Es un bebé tonto y griton, no deberían hacerle caso.

Se mordió el interior de la mejilla, con fuerza, para no reírse. — Se que parece que no hace nada más que llorar, ensuciarse y dormir en este momento, pero pronto tendrás a alguien con quien jugar.

Enzo asintió. - Además, necesita que seas su hermano mayo, eres el único hermano mayor que tendrá.

—Ojalá hubiera tenido un hermano mayor como tú. — Juani se sentó junto a Felipe.

- ¿Puedes darme una uva?

- Sí. - Pipe escogió una para él y se la dio.

— Yum, estaba muy rica. —Todo era tan hogareño.
Juani amaba eso.

Enzo se inclinó sobre su hombro, su pecho sólido y caliente en su contra.—Yo también quiero.

¡Oh, tío! Eso se sentía bien, por un instante se apoyó contra Enzo. Felipe colocó una uva en la boca de Enzo y entonces el calor se desvaneció, un toque al costado de su cuello lo hizo estremecerse.

Bueno, tenía que controlarse. No era más que el niñero, eso era todo, solo un empleado.

- ¿Quieres mayonesa en tu sándwich, Juanito?

— No, gracias. —Tomaría una parte del chef que estaba cocinando. Mentalmente giró los ojos en sí mismo, acaso no recordaba que era sólo un empleado.

— Está bien, Felipe, ¿terminaste?

Pipe asintió.

— ¡Casi terminado!

Juani se rio entre dientes, tratando de calmarse. — Santiago está listo.

- Excelente, Sándwiches de bacón y patatas fritas caseras para la familia.

Juani colocó a Santiago sobre su hombro para que eructara y se humedeció los labios, la comida se veía muy sabrosa.

- Come, voy a hacer que eructe. - Enzo tomó a Santi y la pequeña toalla, meciéndolo, caminando alrededor.

Juani no podía negarse a eso, estaba muy ocupado devorando todo a su paso y haciendo ruidos como 'mmm, bueno!

— ¿Te gustan los sándwiches de bacón? — finalmente le preguntó a Felipe saboreando lentamente.

- Sammiches. - Pipe se comió su sándwich con calma, pedazo por pedazo.

Juani fue al refrigerador y sacó el ketchup para sus patatas fritas.

Enzo puso a Santiago en su columpio, mientras tarareaba en voz baja.

Juani asintió, el placer de ver al hombre adaptándose a los cambios, al entrar en su nuevo rol como papá. Estos niños necesitaban al hombre actual, feliz y que estuviese allí para ellos tanto como fuera posible. Empezaba a creer que Enzo sólo necesitaba un poco de sueño.

- Gracias, Enzo. Estuvo genial.

— ¡Gracias, papi Enzo! - Pipe corrió y se abrazó a la pierna de Enzo antes de regresar a sus bloques.
Juani limpió su plato y el de Pipe y luego comenzó a lavarlos.

- Cuando quieras. -Enzo se apoyó en la nevera, con los ojos cerrados.

- ¿Cansado? — Juani preguntó mientras ponía el último vaso en el escurridor.

— No, dolor de cabeza. Estaré bien.

— ¿Quieres tomar una aspirina o una bolsa con hielo o algo así?

- No, Juani, estoy bien. Sólo... No me gusta despertarme molesto.

— ¿Qué tal un masaje? Eso debería ayudarte a olvidar esa llamada telefónica de mierda.

Esos ojos lo observaron.

— ¿Estás bien con eso? No quiero... incomodarte.-

— Creo que puedo manejarlo si tú lo haces. Y no me habría ofrecido, si no hablase en serio.-

Enzo asintió y se sentó junto a la mesa de la cocina. Juani se ubicó detrás de Enzo y comenzó a frotar sus hombros. Eran anchos, fuertes y calientes. Y tal vez esto no había sido tan buena idea porque a lo mejor le estaba gustando más de lo debido.

Hundió los pulgares en él y Enzo gimió, su cabeza caía hacia delante. Ignorando el hecho de que Enzo olía bien y que la piel debajo de sus manos era cálida y suave, Juani continuó con el masaje, trabajando los tensos músculos.

- Dios, eres bueno.

Juani se rio entre dientes, el calor pasó por su barriga directo hasta sus pies.—Gracias.

— Eres como mi mejor regalo, ¿sabes? A estas alturas me habría vuelto loco.

Se reía suavemente.

— ¿Al igual que la versión gay de Mary Poppins?

Enzo se carcajeó. - Eres más lindo y frunces los labios mejor que ella.

- Gracias, papi Enzito. - Se guardó el comentario sobre lo que podía hacer con sus labios. Después de todo, había niños en la habitación, por no mencionar que Enzo era su jefe.

- No hay de qué, Juanito Poppins.

Empezaron a reír como tontos, sus risas llenaban el aire, cuando Santiago empezó a reír, fuerte y alto, ambos se detuvieron.

Dios, qué hermoso.

— ¿Oíste eso? —preguntó en voz baja, sus manos estaban apoyadas sobre los hombros de Enzo.

Enzo asintió, su cuerpo empezó a temblar, los sollozos estremecían al hombre. - Sofía debería estar aquí, esa risa le pertenecía.

- Oh, Enzo. Hombre. -Apretó los hombros de Enzo y luego cayó sobre sus rodillas, sus brazos envolvieron al hombre—. No es tu culpa.

Enzo se puso rígido por un segundo y luego se empujó a sus brazos, llorando muy fuerte, dejando salir su dolor. ¿Seung había tenido la oportunidad de realmente desahogarse y llorar por Sofía antes? o ¿había tratado de ser fuerte por los niños? Juani abrazó

Al hombre, palmeando su espalda y susurrando palabras dulces. Enzo había soportado un enorme y profundo dolor y tenía que dejarlo salir.

- Está bien, Enzo, está bien déjalo salir, deja salir todo.

Le tomó unos minutos más, luego Enzo empezó a calmarse, intentando respirar con normalidad. Juani siguió meciéndolo, acariciándolo nuevamente. Volvió a preguntarse si era la primera vez que Enzo se había desahogado de esta forma. De ser así, había pasado hace mucho tiempo.

— Lo siento. Dios, lo siento, Juani.

- Está bien. En serio. Apuesto a que has estado sosteniéndolo por mucho tiempo.

- Solo... ella los amaba tanto.

Juani asintió. Ella se había ido dejándolos con una gran cantidad de problemas. — Es una jodida mierda que muriera.

— Lo es. Y sufrió durante veinte horas antes de morir. Olía a carne quemada. -Sólo... no es justo, Juani. No es jodidamente justo.

Juani contuvo su estremecimiento, cuán terrible debió ser para Sofía pasar por eso y para Enzo haberlo visto, sujetando su mano hasta el final. — No, no lo es. Pero es lo que pasó. —No podía cambiar lo sucedido. No importaba cuán duro lo intentara. Era horrible, pero no podían ignorar la situación.

— Lo sé. Odio esto.

Santiago balbuceaba y Enzo se acercó a él, jugando con sus pequeños pies. —Y tú, escuché como te reías a carcajadas.

- Es un encanto. Y tienes que aferrarte a eso, ¿eh? No es justo y no es correcto, pero tienes estos dos hermosos hijos que te aman y debes que tomar lo bueno y lo malo como venga y serás capaz de soportarlo.

— Sí. Puedo hacer eso. - Enzo suspiró-. Será más fácil.

- Lo será, no es por ser simplista ni nada, pero el tiempo lo hace. - Su mano se deslizó alrededor, descansando en el muslo de Enzo mientras miraba a los ojos húmedos.

- Eh. Prometo no colapsar semanalmente.

Juani se echó a reír. —Lo harás tan a menudo como sea necesario. No voy a juzgarte.

Enzo lo abrazó fuerte, besando su mejilla. -Gracias, Juanito.

Le devolvió el abrazo y luego se sentó. —Voy a revisar a los niños si quieres ir a llamar a las personas que necesitas por lo de tu idiota ex.

- Gracias. Creo que tal vez debería caminar hasta el parque antes de hacerlo- Se supone que clima será lluvioso el resto de la semana.

— Me parece bien, toma te tu tiempo y vamos a estar listos para la diversión bajo el sol cuando hayas terminado.

Resistió la tentación de darle un verdadero beso, se levantó y cargó a Santiago antes de regresar a la sala de estar para ver lo que Felipe estaba haciendo.

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