Capitulo 1
Juani se bajó del autobús y se dirigió a la derecha, tal como indicaba su GPS. 222 Palmar.
Ocres. Volvió a sonreír y sacudió la cabeza. La primera vez que vio el anuncio, pensó que era una broma.
Sin embargo, no lo era, y por eso se esforzaría al máximo por conseguir el trabajo. Desde que se graduó, con un título en educación preescolar, dar lo mejor de sí no había sido lo suficientemente bueno.
Por encima de todo, prevalecía el hecho que era hombre. Y encima gay.
Se había entrevistado para más empleos de los que quería reconocer y lo único bueno que sacó de ello, fue que, al menos, se había convertido en un experto en entrevistas.
Esperaba que al llegar a la casa situada en el 222 de Palmar, se viera como un clon de sus vecinas.
Sin embargo, no lo era. Parecía como si alguien se hubiera tomado el tiempo de planificarla antes de construirla. Era hermosa. No podía ver mucho del patio trasero porque estaba cercado, pero las flores no estaban tan perfectas y ordenadas como en la mayoría de las casas vecinas y había una pequeña pala y un cubo de arena en el suelo. Por supuesto, si dejabas a los niños jugar en el césped, mejor no gastar tiempo en preocuparte por organizar perfectamente tu jardín.
Se aseguró de estar bien arreglado y de no tener nada pegado en los dientes, antes de acercarse y llamar a la puerta. Había un timbre, pero si había niños pequeños, siempre existía la posibilidad de que estuviesen durmiendo y no creía que pudiera ganarse la simpatía de alguien, si despertaba a los pequeñines.
- ¡Un segundo! - Alguien gritó en el interior.
— ¡No! ¡No! ¡No! ¡Papá Enzo! ¡NO!
Luego hubo un golpe, seguido de un gemido de bebé.
Dios mío.
Dudó menos de medio segundo, antes de intentar abrir la puerta, claramente, necesitaban ayuda en ese lugar.
Un pequeño niño de oscuro cabello corrió chillando hacia él, desnudo, gritando, y cubierto de lo que parecía ser tinta de rotulador, seguido de cerca por un hombre, que saltaba a la pata coja, la sangre goteaba alrededor de la mano que sujetaba el pie en el aire.
- i Felipe ! Pipe, ¿estás bien?
Wow.
Juani cerró la puerta rápidamente y cayó de rodillas para coger a Pipe antes de que el niño pudiera salir.
-Oye, amigo, ve más despacio.
-No baño, ino! ¡No! - Brillantes ojos azules lo miraban, llenos de lágrimas —. ¡Me dibujé!
—Puedo verlo. ¿Sabes cuál es el problema de usarte como papel y no bañarte después? - El niño negó-.
¡Que te quedas sin sitio para dibujar demasiado rápido! - Juani miró más allá de Felipe, hacia el guapo hombre sangrando, y le dio una sonrisa comprensiva.
Le devolvió una sonrisa agotada, articulando un
'gracias'.
Pipe frunció el ceño, mordiéndose su labio inferior.
— ¡Papi Enzo! ¡Quiero baño! ¡Ahora!
- Está bien, Pipe. Bien. Déjame revisar a tu hermano. — El hombre se soltó el pie y la sangre se esparció-. Y también coger una toalla.
-Puedo encargarme del pequeño o ayudarte con su baño, si quieres - Echar una mano, sería una excelente manera de demostrar que, a pesar de ser un hombre, podría hacer el trabajo y hacerlo bien.
—Ni siquiera te conozco. Tú...
El bebé empezó a gritar a todo pulmón.
-Cuidado con los vidrios. El baño está por aquí.
-Soy Juan Caruso. Soy tu entrevista para el puesto de niñera de las tres en punto. -Levantó a Felipe para alejarlo del vidrio, mientras seguía a papi Enzo por el pasillo.
-Enzo Vogrincic. - Dijo mientras se sacaba una enorme pieza de cristal de su pie-. Ooh, mejor.
Dios, la sangre estaba por todas partes.
—Siéntate -ordenó Juani cuando llegaron al baño-. Que llorara, por un momento, mientras su padre conseguía que su pie fuese vendado, no mataría al pequeño.
-Necesito revisar a Santi.
-Papi Enzo, tienes sangre por todas partes.
El hombre suspiró. -Sí, Felipe , lo sé.
-Siéntate y déjame hacer de doctor, no vas a calmarlo si estás nervioso. -Cogió una toalla, la mojó y luego la escurrió. Se la entregó a Pipe-. Tengo un trabajo muy importante para ti, ¿puedes mantener esto contra el pie de papi Enzo mientras encuentro una curita?
—Yo puedo. Soy grande. - Felipe sonrió, rebotando alrededor y colocó la tela en el gran pie de
Enzo.
- Las curitas están en el gabinete de las medicinas.
Tiene un bloqueo. Están en la parte superior. - El hombre parecía completamente derrotado.
Juani consiguió quitar el bloqueo para niños y encontró las gasas y las curitas, cogiéndolas se las dio a papi Enzo... uh Enzo. Volvió a bloquear el armario. - Sigue sosteniendo eso, Pipe. Voy a revisar a tu hermano.
Oyó a Enzo decirle que no tenía que hacerlo, pero lo ignoró, y siguió los llantos escaleras arriba hacia una pequeña habitación, a medio pintar y a medio decorar donde se encontró con al mas hermoso y pequeño bebé de pelo rubio gritando a toda voz y pataleando furiosamente.
-Bueno, hola, hermoso. - Lo levantó y lo apoyó contra su hombro, meciéndolo un poco-. ¿Tienes un buen par de pulmones, eh?
El bebé, hipaba, sollozaba y meneaba la cabeza.
-Ay, cariño, está bien. Las cosas se pusieron un poco locas, eso es todo. No te olvidaron, lo juro. - Siguió susurrándole, balanceándolo mientras bajaba las escaleras hacia el cuarto de baño.
El agua del baño estaba corriendo, Felipe regañaba a su padre acerca de la temperatura, con mucha firmeza. - Hay que hacerlo bien. Mami dice no muy caliente.
—No va a estar muy caliente, Pipe.
Juani ocultó su sonrisa en el pelo del niño.
—Parece que las cosas están casi bajo control.
—Sí. Déjame bañarlo y luego la cambiaré... - Los cansados y amielados ojos lo observaron -. Me quedé dormido.
-Hey, hombre, eso sucede. Es por eso que pusiste un anuncio buscando una niñera, ¿no? Voy a cambiarlo, luego puedes sostenerlo mientras reviso tu pie.
Después nos encargaremos de 'desmarcar' a
Pipe. Mientras tanto - se volvió hacia
Felipe-, ¿por qué no entras y compruebas la cantidad de agua que puede soportar ese remolcador
antes de hundirse?
—¡Barcos! ¡Papi Enzo me llevó en un barco!
-Felipe salpicaba en la bañera, estuvo a punto de caer, pero, Enzo lo atrapó antes de lo hiciera.
-Buen rescate. - Juani se rio entre dientes y colocó al pequeño sobre el cambiador, en la esquina, haciéndose cargo rápidamente de su pañal-. ¿Cuál era el nombre de esta belleza? -Recordaba que era algo con una S.
-Santiago
Enzo se puso de pie, cojeando, en busca de una toalla. El baño estaba bien equipado, elegante, fabuloso y de mármol, totalmente inadecuado para los niños. Todo ese mármol sería un infierno en caídas y golpes. Y si bien había un bloqueo en el gabinete, no había ninguno en el inodoro.
-Encantador nombre para un niño encantador.
Tomó una toallita que Enzo le dio y limpió al bebé, le puso un pañal limpio. - Vuelve a sentarte hombre, voy a dártelo, hay que revisarte ese pie. Y Felipe puede decirme todo acerca de ese barco en que lo llevaste.
Pipe estaba riendo y salpicando, haciendo un lío y, en general, haciendo caso omiso, eso iba bien.
Enzo se sentó en el inodoro, extendió las manos para el bebito. Dios como se parecían los niños a él, los dos.
Le entregó a Santi y mantuvo un ojo sobre Felipe mientras daba un vistazo al pie de Enzo, siempre y cuando Pipe estuviese haciendo ruido, sabía que el niño estaría bien.
-Esto se ve profundo. Probablemente, quisiste protegerlo de eso.
-Sí. Rompió una lámpara y se hizo añicos.
-No creo que necesites puntos o algo así. - Le sonrió a Enzo. El hombre era guapo.
—Va a sanar. Tiene que hacerlo. Tengo que trabajar
mañana.
Decidió que la gasa funcionaría mejor en el pie y comenzó a envolverlo. -¿En qué trabajas?
—Soy el jefe de cocina de Dejeuner.
Por lo que había oído, el restaurante era bastante famoso, aunque no podía permitirse el lujo de comer allí.
—Wow, eso es genial. ¿A qué se dedica tu esposa? -
Terminó de envolver el pie y utilizó un clip para mantener la gasa en su lugar, antes de apoyarse en su cadera para mirar hacia la cara de Enzo.
—No estoy casado.
No estaba casado, así, que no era de extrañar que el hombre estuviese agotado. Los niños pequeños eran difíciles de manejar, y, si con un bebe era mejor despedirse de una buena noche de sueño, aún más
con dos.
Enzo le entregó a Santi y el bebito balbuceó. - Esta habrá sido, la más extraña entrevista, que nunca
hayas tenido.
—Es más como una prueba de fuego que una entrevista, ¿eh? -Sonrió hacia el hombre, le dio unas palmaditas al bebé en el trasero y volvió su atención a
Felipe.- ¿Y qué hay de ti, estás listo para ayudarme a que le muestre a tu papi, que sé cómo dar, correctamente, un baño?
- ¡Sí! -El agua salió volando, el niño estaba tan alegre como antes había estado histérico. Era una cosa hermosa eso de la edad, las emociones eran cambiantes y rápidas y el mal humor era por lo general bastante fácil de eliminar. Aun cuando los
'terribles dos años' continúan en los tres.
Riéndose, se limpió el agua de la cara. Era una lástima que no trajese consigo un cambio de ropa. Lo haría la próxima vez. Si había una próxima vez, esperaba como el infierno, estar probando su valía
aquí y ahora.
Entre los dos, consiguieron que Pipe estuviese limpio, seco, vestido y sentado a la mesa de la cocina delante de una merienda de manzanas y queso.
Enzo le dio a Santi un biberón y luego le ofreció una sonrisa cansada.
- ¿Quieres un café? ¿Agua?
- Estoy bien, hombre. Puedo darle de comer si lo deseas, mientras hacemos la entrevista.
- Está bien. Ya me has ayudado un montón. Vamos, vamos a sentarnos en la isla y me puedes hablar de ti.
—Me parece bien. Es una cocina preciosa - añadió mientras se sentaba en uno de los taburetes junto a la isla.
Por supuesto, ya que el hombre era cocinero, tenía sentido que tuviese una gran cocina. Sin embargo, esta era más grande que la mayoría de las cocinas que había visto. Había una mesa lo suficientemente grande para seis personas, junto a una gran ventana que daba a una terraza cubierta, que tenía otra mesa con cuatro sillas a su alrededor. La isla era fabulosa, pero las esquinas no estaban cubiertas y probablemente, causarían algún daño en una pequeña cabeza, si se topaban con ellas.
El mostrador era de mármol claro y los armarios eran oscuros, con perillas doradas. Un horno doble se ubicaba junto a la vitrocerámica y la nevera tenía uno de esos dispensadores de hielo. Había una puerta que daba al porche. Todo estaba brillante y si bien era lujoso, se sentía como si te llamase a quedarte y cocinar en el asador.
-Gracias. La construí el año pasado.
—Debe haber sido duro con un pequeño bajo tus pies. - Le dio una sonrisa a Felipe, mientras el niño masticaba sus rodajas de manzana.
-Oh, se mudaron hace... ¿tres semanas? Santi tenía sólo nueve semanas.
-Pensé que parecía muy pequeñito. - Claramente, esta no era una típica familia, los chicos eran definitivamente de Enzo, se parecían demasiado a el como para no serlo, pero Enzo no estaba casado y ellos se habían mudado unas pocas semanas atrás-.
No trato de ser entrometido, pero es necesario que conozca la situación familiar, si voy a trabajar para ti.
Enzo suspiró. -Los niños eran... Dios, esto es complicado. Sofi quería bebés y era mi mejor amiga.
Yo... fui el donante para los dos.
- Está bien. - Eso era algo muy serio, no importaba cuán buen amigo de la chica fuera. Dio una mirada alentadora a Enzo.
Enzo miró al bebé, meciéndolo.
-Ella lo estaba haciendo muy bien, estaba a punto de volver a trabajar, cuando... - El hombre se detuvo, se aclaró la garganta-. Hubo un incendio. Pudo sacar a los niños. Pero...
iOh, Dios! Oh, maldición. Eso era. Dios.
- Lo siento mucho, Enzo. Hombre, eso es... lo siento mucho. -¿Qué más podía decir?
—Sí. Fue una mierda. Y soy el padrino. Vinieron a vivir conmigo. - El padrino y el verdadero padre.
Tenía mucho sentido, dadas las circunstancias, pero al mismo tiempo, wow.
-¿Cuánto tiempo los has tenido?
—Desde el veintitrés de marzo. Tres semanas. Mi hermana, Paula, vino diez días al principio, pero...
-Enzo de repente parecía desesperado-. Mi permiso en el trabajo es corto y ¿qué si uno de ellos se enferma? Y enseñarle el uso del orinal. Ya que moja la cama desde que llegó.
Alguien necesitaba una siesta. Y, no era ni Pipe ni Santi.
-Suena como que, realmente, necesitas una niñera.
Lo bueno es que ya pusiste un anuncio para una. - Le dio una sonrisa a Enzo-. ¿A cuántas personas has entrevistado? -¿Estaba todavía en la carrera?
¿Cuántos podrían haber mostrado las habilidades que él acababa de usar en ese momento? Eso tenía que ponerlo en la carrera, ¿verdad?
-Doce. -Seung suspiró -. Diez personas me dijeron que tenía que entregarlos a sus abuelos, una que quería ser mi amante y otra me sermoneó sobre lo perjudicial que es la mantequilla.
Juani frunció el ceño.
- La gente apesta, hombre, cómo decides criar a tus hijos es tu asunto y amigo, la mantequilla es impresionante. -Pensó que sin duda tenía una oportunidad. Por primera vez desde su vigésima entrevista, tenía la esperanza de poder conseguir el trabajo.
- Estoy titulado en educación preescolar, pero no tengo experiencia práctica, a menos que cuentes al tío más genial de los niños de mis hermanas. Puedo empezar mañana... bueno, incluso hoy, supongo ¿De qué horario estaríamos hablando? -Si Enzo era cocinero trabajaría por las tardes y las noches, ¿no?
—Trabajo desde las dos de la tarde hasta la medianoche, de martes a sábado. Sé que son un montón de horas, pero voy a darte alojamiento, comida y un buen sueldo. Tendrías libres el domingo
y el lunes y...
La voz de Enzo se apagó.
—¿Tienes referencias? Probablemente debería pedírtelas.
Oh, alojamiento y comida y no tendría que tomar el autobús todos los días, era un alivio si iba a estar aquí hasta después de la medianoche. Eso también significaba que podía ahorrar la mayor parte de su salario.
- Las tengo. Tengo referencias escritas en mi mochila, que dejé en la sala de estar y también puedes llamarlos si lo deseas. Se trata de una gran cantidad de horas, pero si vivo aquí, me ahorraré el tiempo de los desplazamientos. -Y el dinero para pagar su propio lugar—. He conocido a los niños y no parecen alérgicos a mí.
-No, no lo son. - Enzo le ofreció otra media sonrisa. Felipe se estaba quedando dormido sobre su merienda, y el bebé estaba durmiendo otra vez-. Nunca he hecho esto antes. Ella no debía morir.
Juani asintió.
—Sí, la vida tiene una cruel manera de golpear.
Realmente me gustaría conseguir el trabajo. Si quieres, me podría quedar el resto de la tarde como un ensayo, mientras descansas un poco.
-¿No quieres ver tu habitación o algo así?
—Voy a ser honesto contigo, Enzo. He tenido un montón de entrevistas y en la mayor parte de ellas no paso ni dos minutos porque soy hombre. Y si lo hago y luego les digo... — Tomó una respiración profunda, esperando como el infierno que Enzo no fuera un imbécil homofóbico -. Les digo que soy gay, no pueden deshacerse de mí lo suficientemente rápido.
-Tú, ¿Eres de la familia? - Los ojos de Enzo se ampliaron.
Su boca se abrió por las palabras de Enzo y luego sonrió, asintiendo.
—¿Qué te parece?
-A mí... ¿En serio? ¿Me estás jodiendo, hombre?
—¡Papi Enzo! ¡Mala palabra!
Juani tuvo que morderse el labio, duramente, para no reírse.
-Esa fue una mala palabra, ¿no?
Pipe asintió, luego sus ojos lagrimearon.
—Mami dice no malas palabras.
Los ojos de Enzo se cerraron.
—Odio las cuatro de la tarde. Actúa como si necesitara una la siesta, pero luego, no es capaz de dormirse.
Juani movió su silla acercándola a la de Pipe, y tomó la mano del niño entre las suyas.
— A veces la gente olvida que no debe decir malas palabras. Eso es lo que le pasó a papi Enzo. Va a esforzarse mucho para no volver a decirlas, ¿vale?
Consiguió, un solemne, no de Felipe, el niño seguía sollozando.
—¿Tienes algún DVD de los Teletubbies o algo así?
¿Algo en que pueda centrarse y relajarse durante cuarenta minutos más o menos? -Si Pipe se resistía a la siesta, todavía se beneficiaría con un poco de tranquilidad.
-He comprado un montón de esa mierda... esas cosas. Lo perdieron todo en el incendio. Ha sido una locura.
-Está bien, todo está bien. ¿Por qué no te vas a acostar a Santi y luego te acuestas tú? Parece que no has tenido una sola noche decente de sueño, en mucho tiempo. Pipe y yo le echaremos un vistazo a su colección de DVD.
Apostaría este trabajo a que Felipe se quedaría dormido frente al televisor si encontraban algo agradable que ver. También apostaría que si Enzo dormía un poco y se relajaba, eso ayudaría a
Pipe a relajarse.
Realmente lo sentía por todos ellos y de repente se alegró de no haber conseguido ningún trabajo antes.
Esta gente lo necesitaba. Sabía que las cosas siempre ocurrían por una razón, no debería haberse preocupado tanto.
-Descansaremos juntos. -Eso era justo, Enzo no lo conocía de nada. Juani no tenía ningún problema con que el hombre necesitase algo más que, un poco de ayuda en una emergencia, para dejar a los niños a solas con él.
Enzo lo condujo a una enorme sala de estar, los muebles eran pesados de cuero y masculinos, el pequeño puf infantil al lado del sofá de color marrón oscuro parecía fuera de lugar. Había estanterías llenas de libros y DVDs, una mesa de café y un par de mesitas al lado de cada uno de los sillones reclinables que rodeaban el sofá. Los adornos estaban a la altura del pecho y por encima, pero Juani sabía lo fácil que sería que estos tentaran a Pipe para escalar los estantes con el fin de alcanzarlos.
Tendría que sentarse con Enzo después de que el hombre consiguiese dormir un poco y hablar de algunas de las cosas que necesitaba hacer para convertir la casa en un lugar apto para niños. Era evidente que lo había intentado, pero se necesitaba mucho más. Sobre todo cuando el bebé tuviese edad suficiente para gatear.
Enzo se sentó en el sofa, con el bebé en su pecho.
Antes de que Juani pudiese conseguir una película para Felipe, el hombre ya estaba profundamente dormido.
Encontró un DVD de Max and Ruby y lo cogió.
-¿Dónde nos sentamos, Pipe?
—Yo... esa es mi silla de niño grande. - Felipe
señaló el puf.
—Oh, parece cómoda. ¿Verdad?
Felipe asintió y se mordió el labio inferior. - No cabes en ella.
—No, pero ¿podría sentarme a tu lado? O podríamos sentarnos en el sofá.
—Está bien. ¿Con Papi Enzo?
Ante el sonido de su nombre, Enzo se estremeció.
-Sí, puedes sentarte entre nosotros. - Juani se sentó al otro lado del sofá y dio unas palmaditas en el espacio entre Enzo y él.
Pipe se arrastró hacia arriba, se acomodó junto a él, puso su pequeña mano alrededor del tobillo de su padre y metió el pulgar, de su otra mano, en su boca.
Juani tendió su mano sobre el muslo de Felipe.
-¿Coges mi mano?
El niño lo miró fijamente por un largo, largo tiempo, entonces soltó el pulgar, colocando los dedos sobre los suyos. Sonrió con dulzura y apretó sus dedos alrededor de los de Pipe, luego volvió su atención a la TV, para poner el DVD en marcha.
Pronto los suaves sonidos de Max y Ruby llenaban la habitación. Se necesitaron solo siete minutos para que Felipe se acurrucara a su lado, y se quedara profundamente dormido. Hizo un movimiento de aceptación con la cabeza: la siesta.
Juani miró a los tres. Esta familia estaba allí para que él la cuidara. Sentía como si fuese, como si fuese
su familia.
Demasiado jo... no, no jodido, jodidamente genial.
————-
Holiiii, cabe aclarar que el fanfic no lo escribí yo y solo lo estoy adaptando al Jenzo, mientras no me reclamen nada de autoría yo voy a seguir.
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