Cap 16. "El futuro".


6 de enero, 2010:

Estábamos todos en la cabaña de Eds, disfrutando del día esplendoroso que hacía, frente al río Mid. Tomás había recibido una bicicleta para reyes, la cual disfrutaba como ningún otro niño. Jessica estaba junto a él enseñándole a usarla sin las rueditas auxiliares. 

—Oye, hermano, ¿qué onda con Jessica? La noto más alegre últimamente— preguntó Wag acostado a un lado de mí.

—Estamos buscando...—  expresé indeciso por decirle. A veces Wagner podía ser...

—Pendejo.— Me dirigió una mirada sin expresión—. Pendejo tú y pendeja ella. Están pasando por un momento horrible y no se te ocurre mejor cosa que buscar otro bebé.

—Sí, pero es que ella...

—¡Ella mis pelotas, hermano! Se supone que tú eres el más equilibrado aquí Alex. Ella está pasando por un momento muy jodido y su cabeza no la deja pensar claramente.— Me brindó un hermoso golpe en la nunca— Además, eres más grande como por cuatro años, bro. Por lo menos esperen a que vivan solos en una casa con Tomás.— Se levantó en dirección al río—. Piches pendejos.

«Wagner tenía la puta razón».

Estando en el río, pude visualizar a Jessica jugando con Tom con tremebunda alegría. Quería llorar al pensar que este no era el mejor momento para darle lo que ella quería.

—¿Estás bien hijo?— La voz grave de Eds me hizo sobresaltarme. Asentí sin emitir sonido alguno— Mira, sé que están pasando por un momento muy difícil. Jodidamente que lo sé, pero, ¿no te parece demasiado pronto como para tener un bebé?

—Jodida sea tu habilidad más diez para escuchar de costado, Eds— expresé con reproche. Él soltó una carcajada.

—Soy jodidamente bueno. Pero¡ siguiendo con el tema; ustedes hacen lo que quieren, nadie los puede obligar a nada. Pero creo que deben hacer una consideración primero. Además, tenemos que arreglar ciertos asuntos, antes de volver a tener una vida plena y feliz.— Lo miré pensativo.

—¿Supiste algo de aquello?

—Sí. La madre de Luciel, Margot Sasgard, fue una militante del partido opositor en la época que yo conocí a Amanda y a tu madre. Ella me ordenó matar a tu abuelo. Entre ella y yo hubo un amorío fugáz, hasta que conocí a Mandy y mi mundo cambió.

—¿Y ella le tomó replesaria a ustedes?

—Juró vengarse de Amanda y de los hijos que yo tuviese con ella. Pero estoy seguro que ese no es el tema principal. A mí me contrataron para divulgar información sobre la contratación de sicarios que ella empleaba para sacarse de encima a los oponentes de aquella época. Seguramente su estúpido hijo esté siendo manipulado por su propia madre. Es por eso que actuó como actuó.

—¿Sabes dónde se encuentra?

—Lo que pude averiguar es que está en un crucero en camino a Estados Unidos, por negocios. Ella está luchando por un puesto de cargo importante en la ONU. Su historial no puede ser manchado; y lo de Jessica fue una amenaza para que yo callara.

—Nos estamos metiendo en algo muy groso, Edward— advertí indignado. Él soltó una carcajada perturbadora.

—Ella se metió en algo groso, querido Alex. Y lo peor es que sabe muy bien la consecuencia de sus actos.

—Lo que me da miedo es que hasta Tommy está expuesto en esto.

—Es por eso que contraté seguridad.

—¿Segu...? No veo a nadie de seguridad por ningún lado.

Pero entre tanto observaba más y más a la gente que nos rodeaba, pude notar que muchos de los hombres solitarios que se encontraban en la periferia, eran tipos fornidos, con lentes oscuros y ropas olgadas y casuales. ¡Quién lo diría!

—Es cuestión de estrategia, Alex.

Jessica cortó nuestra conversación lanzándose sobre mí, enterrando mi espalda en la arena.

—¿¿Estás loca?!— Expresé con agua hasta en los oídos. Eddie se alejó de nosotros para mimosear con su mujer.

«¿Qué es esto? ¿El crucero del amor?»

—Estoy ovulando— susurró a mi oído—. Vamos al agua.

Se levantó, tomó mis manos, y caminamos hasta que dimos con una profundidad adecuada.

—Jessi, yo...

—Ya sé que le hemos exigido mucho a tu amigo, pero necesito que hagas un último esfuerzo.— Realizó un gesto que no pude resistir.

—¡Diablos¿ Jessica! Vamos a calmarnos un poco.— Comenzó a manosear mi miembro por debajo de mi short.

—Por favor...— Odiaba que dijera eso; simplemente no podía resistirme.

—Estamos un tanto lejos de un lugar para...— Bajó mi vestimenta y sacó mi hombría.

—¿Qué carajo estás...?

Rodeó mi cuerpo con sus piernas, movió su bikini a un lado y me introdujo en ella.

—¡Por favor, Jessica, nos puede  ver!

—Shh... Sólo cállate y disfruta.

Y así lo hice.

No podía evitar que ella me lo hiciera, por más que Edward me encañonara en la cabeza. Era mucho más fuerte que yo.

De un momento a otro me acabé en su interior.

—Estás loca, Jessica— dije agitado.

—Lo estoy, por eso me amas.

Wagner emergió de golpe a nuestro lado.

—El agua está muy salada de este lado del río— dijo Wagner haciendo un gesto, más bien chistoso, de asco.

El semblante de Jessica y el mío era entre el desconcierto y de reproche.

»—¿Qué les sucede?— Abrió los ojos grandes de la sorpresa, se volvió a sumergir y volvió a emerger—. ¡No puede ser¿ Alexander! ¡¿Otra vez?!— Comenzó a hacer arcadas y a meterse los dedos en la garga ta para poder vomitar.

22 de febrero, 2010; Manhattan, EE.UU:

«¿Yo en traje? ¡¿Quién lo diría?! Parecía uno de estos empresarios apoderados del NY Times».

Olga lucía voluminosa con su conjunto al buen estilo oficinista sexy. Mientras que Wagner se iba a limitar a dar órdenes en conjunto con Eddie, dentro de una camioneta a unos pocos kilometros del edificio al que nos dirigíamos.

—Aquí Sexygirl... Aquí Sexygirl, reportándose— emitió Olga a través de una radio.

—¿Sexygril?— Solté una carcajada escandalosa—. Más bien, Chicaculogordo— dije con burla.

Olga me miró con matiz inexpresiva, sacó su Tazer y lo apretó contra mi nalga, provocando que convulsionara por los choques eléctricos.

Aquí Sabrosón, te copio Sexygirl. ¿Cómo se encuentra Papi?— preguntó Wagner comunicándose a través de la radio.

Papi está agonizando en el piso por gilipollas, cambio.

—Pero ustedes, pendejos— no pueden estar media hora sin pelear, cambio.

Escuchenme bien— habló Eddie, cortando nuestra absurda pelea—. Papi será la distracción, para que Sexygirl efectúe el plan acordado.— Hizo una pausa y luego un suspiro se escuchó—. Y no cometan ningún error.

«Sé que me paso de pendejo a veces, pero los trabajos los hago más que bien».

—Entendido, Oulold, cambio—. Olga se encuclilló frente a mi ser que se retocía de dolor en el suelo—. Limpiate el traje que pareces pordiosero—. Ayudó a levantarme, y la humillación y el dolor se sientieron por todos los poros de mi cuerpo—. Vamos.

Llegamos a un enorme y gótico edificio, cuyos guardias de seguridad atemorizaban a cualquiera que se cruzara.

«Esta tipa es una mafia andante».

—¡Alto, identifíquense— ordenó uno de los gorilas, el más moreno.

—Buenos días— señor, venimos de parte del padre de Margot, William Sasgard. ¿Me haría el favor de comunicárselo a su jefe?— Olga le guiñó el ojo al hombre. Éste se vió dudoso pero acató la orden de igual manera.

—Señor, tenemos dos personas, un masculino y una fémina que viene... Sí, está bien. ¿Cuáles son sus nombres?

—Soy Yoko Ono, y él es Jonathan Lennon— respondió Olga, con una seguridad tan decidida que casi me engaña hasta a mí.

—¿Me estás tomando el pelo?—

«Mi rostro lucía serio, pero por dentro moría de la risa y ya nos creía muertos».

—¿Algún problema con nuestros nombres?— reprochó Olga.

El hombre la observó, repitió los nombres por la radio y nos dejaron ingresar.

Muy bien hecho, Sexygirl. Nunca pensé que funcionaría lo de la pareja marihuanera— alagó Wagner a través de la radio.

—Es ridículo pero eficaz, Sabrosón.

«No puedo creer que se haya puesto ese sobrenombre».

Llegamos a la recepción y subimos por el ascensor que por fortuna no tenía gente dentro.

—Bien, está vacío. Como lo prometió, cambio— explicó Olga a Wagner.

Te voy a derivar al otro canal Sexygirl, mientras tanto, tú, Papi,  aguardarás nuestras instrucciones, cambio.

—Aún no puedo creer que nos estemos involucrando en esto, Sabrosón— dije con absoluta inseguridad de lo que pudiese llegar a pasar.

¡"Cambio", tienes que decir al terminar de hablar, gilipollas! Oulold tiene los mejores contactos, cambio.

Olga comenzó a desvestirse y a revestirse colocándose guantes y un traje negro de cuerpo entero.

—Ol...— Olga cubrió mi boca antes de que pudiese continuar.

—No digas mi nombre, idiota. Podríamos echar a perder el plan.

—Sexygirl, hay una cámara allí.

—No te preocupes por eso. Ayúdame a subir al techo, jirafa.

Levanté a mi pesada cuñada, con la fuerza que eso conlleva, hasta el techo del ascensor. Ella, con una agilidad que no le había notado jamás, subió hasta éste sin dificultad moviendo la rejilla a un costado.

—Nos vemos, Papi Lanzó un beso y colocó nuevamente la rejilla en su lugar.

Muy bien Papi— habló Eds en la otra línea—, ahora atente al plan. Eres un chico inteligente, tú puedes, cambio.

«Me sentía total y completamente nervioso. Si esto no funcionaba moriríamos. ¡Moriríamos! ¿Por qué decidí involucrarme en esto? Yo no tengo madera de maleante del crimen organizado. Soy más bien un vendedor ambulante de merca. Y aún así me tomaron desprevenido y me arrestaron».

Las puertas se abrieron de par en par denotando una recepción de lo más elegante, brillosa y en blanco y negro.

Me aproximé hasta una de las dos secretarias que se encontraban detrás de ambos escritorios rodeando la puerta que daba a la oficina de Margot.

—Buenos días, señorita, ¿le podría pasar el recado a la señora Sasgard de que ha llegado Jonathan Lennon?

La chica me dirigió una sonrisa coqueta y prosiguió a tomar el teléfono.

«¡Diablos! Creo que luzco bastante llamativo porque la otra chica también me observa de manera coqueta. Modo "galán de pueblo" activado.»

—Morgot, sí... Sí... Está bien.— La secretaria olgó el auricular—. Puede ingresar, señor Lennon.— Me guiñó el ojo y yo le sonreí a medias.

«Se que tengo que disimular pero soy un culo coqueteando».

Muy bien, Papi, eres tan guapo que las has dejado embobecidas, en caso de que no hubiese funcionado podrías haberles mostrado tu pene, los Victdomus destacamos en eso— habló Wag con una ligera soberbia en su chiste.

—¡Sabrosón!— llamó la atención Edward. Yo reía internamente.

Entré a la enorme y extremadamente blanca oficina. Equipada de la más ostentosa y refinada mueblería, cuyos ventanales enormes; sillones curvos y negros; refrigerador; y un enorme y cóncavo escritorio, permitía sentir el espacioso desperdicio de dinero que hay en las organizaciones gubernamentales.

—Buenos días¡ señorita Margot.

—Siéntese, joven— ordenó sin mirarme directamente.

—Creo que tenemos un negocio pendiente.

—Así es— levantó su mirada—  Eres más guapo que en las fotos.— Se mordió el labio inferior—. Toma asiento en el sofá y en un minuto estaré contigo.— Lo hice sin chistar.

Muy bien Papi, mordió el ansuelo.

La mujer, (veterana pero muy bien cuidada) «¿A qué edad tuvo a Luciel? ¿A los doce?» se aproximó a mí en tono libidinoso. Meneando sus caderas de un lado al otro mientras me observaba de arriba a abajo.

—Eres bastante alto, cariño.— Apoyó sus manos en mis piernas mientras yo permanecía sentado—. Y tus ojos son hermosos—. Subió un poco más sus manos en dirección a mi pelvis.

«¡Por favor, Olga! ¡Aparece ya!».

»—¿No vas a hablar? ¿Acaso te comió la lengua el gato?—  Acercó su rostro a mi entrepierna—. ¿Cuántos años tienes?

—Veintitrés, señorita—. «Señorita, ja ja ja. Sí, claro».

— Eres la doble "B"; un bombón y un bebé.— Pasó su lengua por arriba de mi pantalón. Yo me tensé—. ¿Qué te pasa? ¿Es tu primera vez en esto? ¡Qué ternurita! ¡Deja que tu mami que ella se va a encargar de esto!

«¡¿A tu mami?!»

»—Dime "mami", quiero escucharlo de tu boca.— Pude ver a Olga colgada del techo, saliendo por la ventilación sostenida de cuerda de fibra, con lenta pero minuciosa destreza.

—Mami.

—Pídeme que te la chupe, Luciel.— Abrí mis ojos como ollas. «Voy a vomitar».

—Mami, chúpamela. Por favor.

—Tus deseos son órdenes, hijito.— Abrió mi bragueta y sacó mi miembro. Y, antes de que ocurriera nada, Olga clavó una aguja en su cuello provocando que automáticamente cayera en colvulsivos movimientos largando espuma por la boca.

—Qué puta— expresó mi cuñada con asco.

—¿Acaso mencionó a su hijo? Quedé en un puto shock.

—Sí, ella abusaba sexualmente de él.

—¿Y lo dices tan a la ligera? El mundo no se perdió de nada, entonces.

—Debemos largarnos, Papi.

Asentí y nos dirigimos al conducto de aire. Olga subió como si nada, pero yo en cambio tuve un poco de dificultad; mi cuerpo era demasiado largo y pesado y la entrada demasiado pequeña.

»—¿Es en serio, Papi? ¡Adelgaza, hermano!— Con un poco de esfuerzo entré de zopetón cayendo encima de mi cuñada.— ¡Biolaziom!— exlamó ella con burla.

—¡Cállate, Chicaculogordo! ¡No te tocaría ni aunque mi vida dependiera de ello!

Ella largó una carcajada y nos dispusimos a largarnos de allí, pasados veinte minutos comenzaron a sonar las alarmas.

—¡Mierda! Debemos apurarnos, Papi.

Los pasillos se hicieron cada vez más angostos, lo que dificultaba mi andar.

—Creo que me estoy quedando sin aire— dije con dificultad.

Un helicóptero se escuchaba tan cerca que pensé que se iba a dar contra el edificio.

—No seas una nena.

En cierto momento Olga se detuvo y mi rostro chocó con su protuberante trasero.

«¡Euuugh!»

»—Prometo no decirle a  mi hermana.—Me guiña un ojo.

Comenzó a hacer un agujero con una especie de cierra de bolsillo en la pared del conducto.

»—Cuando bajemos tendrás que correr y hacer lo que yo haga sin dudar. ¿Entendiste?— Asentí—. Muy bien. A la cuenta de tres, dos, uno...— Me observó durante unos segundos—. Ahora.

Golpeó la chapa haciéndola caer al piso y ella se tiró atrás de ésta. Yo quise hacer lo mismo pero mi espalda era tan ancha que no pude retroceder; no me quedó otra opción que tirarme boca abajo, provocando que cayera de cara al piso. Olga me ayudó a incorporarme.

»—¡Qué torpe eres!— Se sentían a los de seguridad aproximándose hasta donde nos encontrábamos nosotros—. ¡Corre inútil!

Y así lo hice. Tan veloz como pudimos nos dirigimos por los pasillos hasta una oficina vacía con un ventanal abierto. Mi cuñada se lanzó de ésta sin titubear, yo dude. Pero al sentir un par de disparos golpear la pared simplemente me lancé cerrando los ojos. En el aire sentí que una fuerza mayor me había tomado del antebrazo e itroducía hasta el helicóptero que había escuchado anteriormente.

—¡¿Qué?!

—¿Estás bien¿ hermanito?—preguntó Wagner con lentes de sol y auriculares de piloto al rededor de su cuello.

—Pero... ¿Qué?...— Observé a Eds de copiloto y había un hombre de silueta conocida como piloto—. Ese... Ese es...—. Y me desmayé.

1:53, 23 de febrero, 2010; en un barco a vapor, quién sabe dónde:

—Hasta que por fin despiertas, hermanito.

Con visión borrosa, pude visualizar a Wagner y Olga jugando a las cartas sentados en a la mesa y bebiendo cerveza.

—Díganme que soñé todo eso.

—No, Alex. No soñaste que pusiste tu cara en mi culo— dijo Olga escupiendo una carcajada.

Me volví a recostar en la cama mirando hasta el techo.

—Lo conveniente sería nunca volver a hablar de esto.

—Como quieras, hermanito.

—Soy un puto asesino.

—Claro que no, Alex. Eres un puto pendejo, pero asesino jamás.

—Eso no me hace sentir mejor, Wag.

—¿Quién te dijo que me gusta consolar? Prefiero herir, ofender o descalificar. Me gusta ver ls reacción de la gente ante eso.

Negué con la cabeza. Eddie ingresó con semblante cansado.

—Ya estoy viejo para hacer esto. ¡Alex! Me alegro que hayas despertado. Ven a la cabina cuando estés listo. Necesito hablar contigo.

Miré extrañado a los muchachos y éstos mi respondieron con un gesto de negación. Me levanté y me dirigí hasta donde estaba Eddie.

—¿Qué necesitas, Eds?

—¿Sabes? Ya no tengo la agilidad que tenía antes, ni la voluntad. Y este negocio necesita a alguien con capacidad para llevarlo a cabo.

—¿A qué te refieres, Edward?

—Tú Alex...— Hizo una pausa y tosió—. Tú eres el más indicado para sucederme.

—¿Qué carajo, Eds? Hoy fui un reverendo inútil, ustedes hicieron todo el trabajo. Hasta Luciel colaboró. No soy capaz de hacer esto.

—Lo eres, Alex. Eres muy bueno para llevar a cabo un negocio. Eres bueno para organizarte clandestinamente, y sobretodo; eres bueno para colocar dinero lavado para que éste vuelva a ser útil. Yo siempre supe todos tus movimientos, y sé cuáles son tus ambiciones. Ambos sabemos que la familia está primero, y que Jessica y Tomás se merecen algo mejor. Así como tú futuro hijo.

—Eds...

—No digas más, Alex. Te doy la oportunidad. Tú la tomas si quieres. Ahora, ve a descansar que en un par de días estaremos de nuevo en casa.— Me guiñó el ojo y se apoyó en el varandal del barco.

30 de febrero, 2010:

Eres muy bueno hijo, pero te falta practicar más.— Apoyé el violín entre mis piernas, cansado de extenderlo sobre mi cuello.

¿Puedo ir a jugar con Wagner y sus amigos?

Luego, cariño, ahora sigue practicando. Hay que esforzarse para que puedas ser alguien en la vida, hijo.

Desperté con Jessica apoyada en mi pecho, durmiendo, y Tomás del otro lado con sus piernas sobre las mías, roncando. Sonreí y los acaricié a ambos.

«Merecen algo mejor».

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