Capítulo 10| Compañeros

Todos se habían ido a sus habitaciones para poder conseguir un poco de calma después de la ajetreada mañana que habían tenido. Pero nadie podía calmarse, menos con el hambre que pasaban algunos por no haber logrado vender lo suficiente aquella mañana.

Gradient se encontraba en una de las horribles y mugrosas bañeras, cubierto por agua templada que iba tirando hacia la fría, mirando con temblor hacia la pared, con lágrimas cayendo de sus ojos, temiendo de lo que podría llegar a pasar más adelante con esas horribles encargadas. ¿No podría existir al menos una que fuera buena? ¿Por qué debían ganarse la vida así? Eran niños, maldita sea, no estaban capacitados para ir por el mundo vendiendo objetos que nadie en su sano juicio compraría. Pero eran obligados, ya que si no iban, no iban a comer.

¿Por qué la gente es tan cruel solo para ganar dinero? ¿A caso nadie entiende que siendo bondadoso es como se consiguen casi todas las cosas o qué? No entendían la razón por la que todos allí eran tan malos, hablando con palabrotas e insultando a todo lo que no les cayera bien. Tenía miedo de ser esa cosa que no les cayera bien.

No, no se podía acobardar tan rápido, pero es que necesitaba el calor de su madre y los cuentos relatados por su padre, quería tenerlos de nuevo de vuelta y no fingir que se encontraba bien, ya que no, no se encontraba bien. Nunca pensó que se iba a quedar solo en ese mundo que de pequeño adoraba, pero ahora todo era tan distinto a cuando era un pequeño niño de cuatro años, pensando de que el mundo era algo maravilloso, ahora había comprendido la verdad. El mundo es un lugar lleno de crueldades y si quería sobrevivir debería acostumbrarse a las injusticias, pero tendría que continuar con la bondad que le enseñaron, tenía que continuar siendo generoso, solo por sus padres.

Al pensar en ellos, su corazón no pudo aguantar, mientras la coraza que lo envolvía se destruía y sollozos salían de su garganta, sufriendo poco a poco, colocando su cabeza en el interior del agua como si quisiera ahogarse, aunque él sabía de que era imposible, él no tenía pulmones, él estaba vacío, literalmente.

Contempló las burbujas que salían del agua por haber tirado sin querer el jabón en su interior. Después tendría que limpiar la bañera, no quería ser castigado, no ahora que había podido calmarse un poco, es decir nada, ya que sus sollozos eran inevitables aunque quisiera pararlos. La tristeza se estaba desbordando en su corazón y no podía conseguir dejar de derramar tantas lágrimas.

Miró con los ojos rojos hacia la bañera, sintiendo como un escalofrío recorría su cuerpo, ya había pasado suficiente tiempo allí dentro del agua, así que decidió salir aunque Jammy se diera cuenta de su estado, ya que podría mentir. Mentir era fácil, así que no podrían saber qué le pasaba. Sonrió falsamente, saliendo de la bañera ya llena de burbujas rosadas.

Eran las tres y media del mediodía y nadie tenía ganas de hacer nada, pues el aburrimiento era su única opción, incluso para Jammy, quien tenía ganas de investigar el mundo y no de la forma que hicieron aquella mañana yendo a vender para poder comer, eso era demasiado cansancio acumulado junto, pues quería escapar, hacer que ver el mundo fuera más emocionante.

Gradient ya se había vestido para poder ir a su habitación después de aquel frío baño de un tiempo atrás, mientras bostezaba. Estaba demasiado cansado y sentía su corazón palpitar demasiado rápido mientras unas cuantas lágrimas seguían bajando por sus pómulos, enrojeciendo su rostro por la vergüenza. No tenía suficiente fuerza de voluntad para poder ir a su habitación, ya que tenía miedo de encontrarse con Jammy.

Armó fuerza en su interior, moviéndose por el pasillo. Ya había limpiado la bañera, así que no había problema, no le castigarían, y gastar agua fría no es que fuera lo peor del mundo, peor era la caliente, ya que había menos. Sus ojos se movían rápidamente, buscando cualquier movimiento, y por suerte, por ahora no había nadie.

Abrió el pomo con lentitud, no quería que nadie le preguntara por su estado, ya que pensándolo bien no sabría que contestar, era muy difícil contestar con los nervios que tenía en el cuerpo. Allí, no había nadie, solo el silencio sepulcral, aunque no sabía por qué pero quería que allí estuviera Jammy, y no comprendía la razón, pero tal vez era porque era un amigo y necesitaba el apoyo de alguien con quien tenga confianza, o bueno, un mínimo de confianza.

Miró hacia toda la habitación, sintiendo unas ganas inmensas de llorar una vez más mientras intentaba calmar el picor de sus ojos por tener lágrimas a punto de caer de nuevo, pero debía evitarlo, no quería parecer un débil, pero era imposible, él nunca fue una persona fuerte emocionalmente, siempre fue alguien bastante débil que odiaba las injusticias del mundo. Pero eso se tendría que acabar si quería sobrevivir en ese orfanato, tenía que ser más fuerte para poder conseguir un poco de supervivencia en esa dimensión que tantas sorpresas le aguardaba.

Agudizó el oído al escuchar un sonido lejano, pero como no parecía haber nadie, Gradient se tumbó en la cama, sintiendo como todas las desgracias se iban de su mente, cerrando los ojos mientras notaba una gran oscuridad. Le gustaría poder volver a su antigua casa o por lo menos ir al antiguo colegio al que iba, donde tenía tantos amigos. Se preguntaba si ellos le echaban de menos... No lo sabía y no lo podría saber, pero le gustaría poder ir a comprobarlo, lo tenía que hacer. Se tenía que fugar con Jammy para poder conseguir la razón de todo y saber lo que estaba pasando en esos momentos en la escuela, pero no podía hacer nada más para conseguir su objetivo de volverse más fuerte, debía fugarse para conocer al verdadero mundo que sus padres le habían estado ocultando.

Nada, no había nada que hacer, solo podía esperar allí tumbado, intentando dormirse sin resultado alguno, como si fuera una fruta esperando podrirse en ese orfanato en el que no había ninguna cosa que hacer, solo vender para poder conseguir el pan de cada día.

El sueño se había ido del todo al llorar, sus pensamientos estaban confundidos y revueltos, pero es que no podía pensar con claridad si seguía así. Solo necesitaba el apoyo de alguien, pero nadie se lo brindaba. ¿Por qué? ¿Qué había hecho para merecer eso? Siempre había sido bueno con la gente y ahora el mundo se lo pagaba así.

De nuevo, sollozos desgarradores salieron de su garganta. No quería seguir así, solo quería poder a sentir la felicidad que siempre había sentido, pasar más tiempo con sus padres y pensar que nada malo había sucedido, que solo fue una pesadilla, poder contársela a sus padres y que éstos le dijeran que todo estaba bien, que nada le iba a suceder. Pero por desgracia, eso no iba a ser posible. Tendría que conformarse con esa cruel realidad.

—¿Gradient?—Preguntó curioso Jammy, quien ahora se encontraba en la habitación. Gradient se sobresaltó al escuchar la voz de su amigo, pero se calmó rápidamente, no quería contestar preguntas incómodas, pero ya era demasiado tarde.—¿Qué te ocurre?—Preguntó con un tono de preocupación.

—No pasa nada...—Contestó mientras intentaba evitar mirar a Jammy, pero sentía la necesidad de contarle todo lo que sentía, que no pasaría nada si era sincero con sus sentimientos, que seguramente Jammy le comprendería, pero no estaba del todo seguro, tenía inseguridad en su cuerpo, no podía simplemente ser optimista en esas condiciones tan pésimas.

—No puedes estar llorando por nada. Cuéntame qué te pasa. Después de todo, somos amigos, ¿no?—Lo que dijo Jammy inspiró confianza a Gradient. ¿Qué clase de amigo no confiaba en su amigo? Debería decirle la verdad.

—Echo de menos a mis padres.—Murmuró mientras colocaba su cabeza entre sus piernas, intentando contener los nuevos sollozos que estaban a punto de salir de su garganta. Jammy le miró, eran tan diferentes. Uno echaba de menos a sus padres y el otro estaba feliz de haberse separado de ellos. Uno tuvo una vida llena de amor y cariños y el otro siempre tuvo que ser un pequeño prisionero sin método de escape.

—¿Qué les pasó?—Preguntó sabiendo de que Gradient no iba a responder, pero se llevó una gran sorpresa cuando el encapuchado hizo el gesto de que escuchara atentamente.

—Ellos... Hubo un incendio en mi casa. Murieron intentando protegerme.—Una sonrisa triste se hizo presente en los dos. En Gradient porque odiaba recordar ese suceso y a Jammy porque no se imaginaba a sus padres preocupándose por él.

El de bufanda quería hacer que el buen humor volviera a sus cuerpos, así que pensó en medio de ese silencio, hasta que una idea llegó a su mente. No es que fuera la mejor idea del siglo, pero para ellos dos les serviría bastante.

—Escucha. Yo tampoco tengo un pasado lo suficiente bueno, pero bueno, podemos hacer que siempre finjamos ser felices, ya que yendo de deprimidos se podrían meter con nosotros.—Hablaba con total seguridad, como si de verdad supiera lo que les iba a pasar.—Pero prometamos de que siempre nos contaremos nuestros problemas y nos ayudaremos en todo. Seremos amigos y compañeros de aventuras. ¿Aceptas?

Gradient se lo quedó mirando con una cara de sorpresa. Amigos y compañeros, algo así como una amistad más avanzada. Eso le gustaba, ya que bueno, podría ir con Jammy a distintos lugares. Un brillo apareció en sus ojos.

—Acepto.—Murmuró con una sonrisa cómplice, mientras Jammy comprendía lo que iban a hacer aquella noche.

—¡Amigos y compañeros!—Chocaron los puños mientras gritaban a la vez, mirándose a los ojos, comenzando una verdadera amistad y con misiones complicadas durante la noche, cuyas empezarían justo aquel día.

Continuará

Bueno, bueno, que Jammy y Gradient nos han salido rebeldes xDxDxD Ya paro :'v Tengo ganas de que sea el 23 de Abril. Nadie comprenderá el por qué (: *Iora* Yo quiero que me compren un puñetero libro el día 23 de Abril, ¿es mucho pedir D:? 

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