Jennifer Juniper
-Pattie, ¿por qué no invitas a George a cenar esta noche? -se le ocurrió a mi madre una tarde.
Pattie aceptó encantada; hacía poco tiempo que habían comenzado una relación y sería la primera vez que el beatle vendría a cenar. ¿Pero cómo debía sentirme yo? Mis nervios provocaron que mi mano temblara y volcara el té que estaba bebiendo.
-¿Estás bien, Jenny? -me preguntó mi madre.
-Sí... Fue un accidente -respondí, al momento en que me levantaba para ir a la cocina y buscar un paño para limpiar el desastre que había causado.
Pero, cuando llegué a la cocina, no quise regresar... ¿Debía estar feliz por Pattie? ¿Cómo podría ver a George a los ojos sin ocultar lo que sentía por él? ¿Cómo podía fingir ante Pattie? A veces su felicidad me dolía, y no porque estuviera siendo egoísta. Amaba a mi hermana, pero también amaba a George...
De pronto se me vino a la mente el recuerdo de aquel día en que Pattie llegó a la casa exaltada, comentándonos que aparecería en la nueva película de los Beatles. Todos nos alegramos por ella, pero pronto los celos se apoderaron de mí. Ella iba a conocer a los Beatles, mi banda favorita de todos los tiempos. Pero sobre todo lo conocería a él... Me había enamorado del guitarrista desde la primera vez que oí sobre ellos, fue amor a primera vista y realmente deseaba conocerlo.
Un día, Paula -nuestra hermana menor- y yo, le rogamos que nos dejara acompañarla al set de grabación. Pattie accedió con la condición de que nos comportáramos adecuadamente y no la avergonzáramos. Por supuesto le di mi palabra, no perdería mi dignidad ante mi banda favorita. Aquel día no lo olvidaré jamás: encontramos a la banda ensayando And I love her, canción que tocarían en la película. Paula ahogó un grito de fascinación, mientras yo procuré mantener la cordura. Cuando los cuatro de Liverpool se dirigieron hacia nosotras, tuve que aguantar mis ganas de correr a abrazarlos, pero las ganas le ganaron a Paula.
-Estas son mis herma... -comenzó Pattie, pero mi hermana menor corrió en busca del baterista y lo abrazó con tanta fuerza que Ringo casi cae con Paula incluida-... nas -finalizó, algo avergonzada. Sus tres compañeros rieron, pues el baterista intentaba zafarse de Paula sin éxito.
-Yo soy Helen, pero todos me dicen Jenny -dije, respirando mil veces para mis adentros.
-Yo soy John, pero todos me dicen Robert -bromeó el líder.
-Yo soy James, pero todos me conocen como Paul -comentó el bajista con la elegancia que lo representaba.
-Y yo soy George, pero todos me dicen George -se presentó el guitarrista, y cuando sonrió creí que mi mundo se desvanecería.
Cuando finalmente soltó a Ringo, Paula atrapó a John en un abrazo, quien dio un pequeño grito por la fuerza de la niña.
-Ella es mi hermana Paula, a quien le gusta demostrar su afecto -dije, en un intento de sonar graciosa.
-Necesitamos afecto -declaró Paul-. Ser un beatle es estresante, y los abrazos nos reaniman.
Dicho eso, tanto el bajista como el guitarrista abrieron sus brazos para recibir un abrazo de parte mía. Al notar que ambos me miraban a los ojos esperando que me acercara, vacilé. Había soñado con ese momento tantas veces, y de tan sólo pensar que estaba a punto de cumplirlo me daban escalofríos. Sin embargo, cuando caminé dos pasos, Pattie, que estaba junto a George, lo abrazó. Me detuve observando aquella situación con cierta tristeza, pero no dejaría a Paul McCartney esperando. Corrí a abrazarlo y hundí mi rostro en su pecho, mientras escondía mis vidriosos ojos. Amaba a Paul, es decir ¡es Paul McCartney! Pero él no era George...
Luego de las presentaciones y los abrazos, John, Paul y Ringo se juntaron a ensayar los guiones de la película, mientras que Paula se escondió detrás de la batería del último para observarlos. Los tres muchachos no tardaron en notar su presencia y, para mi envidia, la invitaron a practicar con ellos. Admiraba a Paula por su forma de ser, tan carismática que todos terminaban amándola, mientras que a mí con suerte si me notaban...
Por mi parte seguí a George, quien se alejó de sus compañeros para afinar su guitarra. Estaba solo, era mi oportunidad de hablarle. Intentaría vencer mi miedo y ser yo misma frente a él, pero ¿podría? Cuando finalmente me decidí a hacerlo, Pattie pasó por allí en busca de Paula. George se quedó observándola, atontado. Mi hermana, que sabía muy bien el efecto que causaba en los muchachos, notó la mirada del beatle y se acercó a hablarle. George, con cierta timidez, la invitó a sentarse a su lado y comenzó a cantarle I'm happy just to dance with you mientras tocaba la guitarra:
"I don't wanna kiss or hold your hand
If it's funny try and understand
There is really nothing else I'd rather do
'Cause I'm happy just to dance with you"
Pattie rió, posiblemente pensando que George sólo bromeaba, pero hablaba enserio, muy enserio...
-¿Te casarías conmigo? -le preguntó el músico, y creí que me ahogaría con mis propias lágrimas.
Pattie ya no reía, pero le sonrió sin decir palabra alguna.
-Si no te casas conmigo, ¿al menos podríamos cenar juntos esta noche? -prosiguió el muchacho.
-Lo siento, tengo novio -le respondió Pattie sin borrar la sonrisa de su rostro.
-¿Segura? -corroboró George. Ella asintió-. Pues, si te abandona, ya sabes a quién acudir.
No comprenderán la envidia que sentía por Pattie si a ustedes no les ocurrió algo similar. Ella estaba más que contenta, ¿y cómo no iba a estarlo? ¡Un beatle estaba interesado en ella! Al poco tiempo, terminó su relación con Eric y aceptó a una de las tantas insistencias de George. No puedo explicarles la tristeza que me invadía cada vez que Pattie salía con él o comentaba lo maravilloso que era; sentía como si alguien me estuviera clavando un puñal en el pecho.
Y fue luego de todo eso cuando a mi madre se le ocurrió invitar a George a cenar. Retomemos: yo me encontraba en la cocina, con un nudo en la garganta por la impotencia que sentía al no poder expresar mis sentimientos, cuando mi hermano mayor, Colin, entró en la cocina.
-¿Estás bien? Pareces distraída -me dijo con cierta preocupación.
-No es nada, sólo estoy un poco cansada -me excusé.
-¿...Lo quieres? -preguntó de improvisto, y no supe decir otra cosa más que:
-¿Qué?
-A George, ¿lo quieres?
No respondí de inmediato, debía pensar en las consecuencias que traería mi respuesta. Colin era un buen hermano, de seguro no me recriminaría nada y hasta, tal vez, me daría algún consejo. Pero opté por callar.
-No sé de lo que hablas -dije, fingiendo confusión.
-Por favor, Jenny. Huyes cuando Pattie regresa de sus citas con George, y cuando habla de él tu expresión cambia radicalmente, como si estuvieras deprimida. ¿Lo quieres? -volvió a preguntar sin acusación en su mirada.
No resistí la presión. Debía expresar lo que sentía, debía sacarlo desde dentro. Entonces rompí en llanto.
-...¡No sé lo que me pasa, no debería sentirme así! -exclamé entre lágrimas-. Pattie es muy feliz con él, tengo que estar contenta por ella, pero... -y el llanto no me dejó proseguir. Colin me abrazó, intentando sanar mi pena.
-Tranquila... Siempre lo supe -me confesó. De pronto mi llanto se detuvo, pero no solté a mi hermano-. Lo supe incluso antes de que Pattie conociera a la banda. Noté cómo observabas el póster de tu pared, siempre estuviste enamorada de George.
Reí con algo de nostalgia y lo abracé aún más fuerte.
-Soy la peor hermana de todas -declaré.
-Claro que no, simplemente te enamoraste de la misma persona que Pattie, eso es todo.
-Ni siquiera sé si es amor. Pattie al menos lo conoce, habla con él... Lo mío es más bien una obsesión infantil hacia un ídolo, hacia una cara bonita -expliqué.
-George es más que una cara bonita -manifestó Colin.
-Lo sé... y eso es lo que me asusta -finalicé luego de un suspiro.
Luego de aquella charla me sentí mejor conmigo misma. Colin era un gran hermano, y me hizo entender que lo que me pasaba no era tan malo como creía. Sin embargo, teníamos un plan: intentaría ignorar a George aquella noche, no mirarlo y no dirigirle la palabra. Sería lo mejor para todos.
Finalmente la noche llegó, al igual que nuestro invitado. No creí que fuera posible que George estuviera aún más atractivo que de costumbre, pero lo estaba, con su cabello algo revuelto pero presentable; su traje planchado y con un exquisito aroma a perfume varonil; su sonrisa, no siempre visible, pero cálida y contagiosa. Tampoco me ayudó demasiado a ignorarlo puesto que había traído cuatro rosas, una para cada mujer de la casa. Al entregármela a mí, mis mejillas se tornaron tan rojas como la flor que acababa de recibir. Colin me ayudó aquella vez haciendo un comentario gracioso:
-¿Qué me trajiste a mí, Georgie?
La familia entera rió, al igual que George. Al menos ya no era el centro de atención, pero me incomodó aún más que eligiera sentarse a mi lado, habiendo tantos sitios disponibles. La cena estaba deliciosa y transcurrió con comentarios graciosos por parte de Colin, respuestas irónicas por parte de George y algunas preguntas serias por parte de mi padre, a quien la idea de que su hija saliera con un músico no le hacía mucha gracia, pero cambió de parecer al conocerlo.
Pattie estaba sentada al otro lado de George, sonriéndole constantemente. Colin, frente a ella, masticaba su comida mientras miraba hacia mi lado, atento a cualquier movimiento por parte de ambos. Paula, a su lado, no podía quitar su vista del perfecto cabello de George, probablemente ideando un plan para cortarle un mechón. Y yo intentaba comer mirando fijamente mi plato, pues si desviaba un poco la mirada iba a verlo y lo último que quería era perder la cabeza por un desliz.
Al finalizar la cena, mis padres se levantaron a lavar la vajilla, mientras que Pattie corrió a su habitación para cambiarse de atuendo, puesto que esa noche saldría con George. Entonces sólo quedamos el músico, Colin, Paula y yo. Estaba rogando al cielo que George no hiciera ningún comentario hacia mí, cuando dijo:
-¿Qué les parece si nos acompañan esta noche? No nos conocemos tanto, pero si vamos a ser familia será mejor que nos llevemos bien, ¿no?
Colin y yo intercambiamos una mirada. Al parecer, él no creía que sería una mala idea, pero yo simplemente no podía imaginar cómo sería aquella salida. Para sacarme de mis pensamientos, Paula exclamó:
-¡Siii!
-Tu no irás -sentenció Colin para decepción de la niña, quien le hizo pucheros.
-¿Te gustan los helados? Podemos ir por uno algún día -le preguntó George, y la expresión de Paula se transformó rotundamente.
¿Cómo podía resistirme al músico si era tan buena persona como siempre me había imaginado? Decidí voltear mi cabeza, al menos un poco, para verlo. Su perfil, su cabello, su todo era demasiado irresistible, y rápidamente agaché mi mirada.
-Creo que podremos ir, ¿verdad, Jenny? -preguntó Colin.
-...Supongo -respondí, llevando mi vista a mi hermano.
-Jenny difícilmente sale de casa, ¿sabes George? -comentó Colin-. Ella no tiene muchos amigos.
-Pues ahora ya tiene uno -le dijo George, mientras me sonreía.
Mi corazón se aceleró, por suerte Pattie apareció en aquel instante y se mostró muy contenta cuando George le comentó que nos había invitado. Entonces, Colin y yo nos dirigimos a nuestras habitaciones para cambiarnos de ropa. Cuando ya estábamos lejos del comedor, me dirigí a mi hermano algo molesta:
-¿Qué te pasa? ¿Quieres avergonzarme frente a George?
-Sólo estoy cumpliendo con nuestro plan: evito que George se enamore de ti -se defendió.
-¡Si George quiere enamorarse de mí que lo haga! Tú sólo tienes que evitar que yo no me derrita ante él -le expliqué.
-De acuerdo, lo tendré en cuenta...
Cuando los cuatro estuvimos listos para salir, nos dirigimos al vehículo de George. Colin y yo nos sentamos en el asiento trasero, donde encontramos la guitarra acústica del beatle.
-¿Vas a dar un concierto o algo? -preguntó mi hermano en broma.
-George siempre lleva su guitarra a todos lados -comentó Pattie riendo.
-Es como los documentos -explicó George-, no puedo salir sin ella.
-¿...Y a dónde iremos? -pregunté con timidez.
-No lo sé, hay una fiesta por la madrugada, podemos ir si quieren -propuso el beatle-. Mientras tanto pensaba ir a la plaza.
-Por mí está bien -declaró Pattie.
-¿Una fiesta con famosos? ¡Genial! -exclamó Colin. Yo simplemente sonreí, aunque no estaba muy convencida. Honestamente no me sentía dispuesta a ir una fiesta en aquel momento, mucho menos si iba a estar rodeada de gente que admiraba, ¿qué tal si hacía algo estúpido y todos se reían de mí? Solían pasarme ese tipo de cosas...
Cuando llegamos al parque, George bajó su guitarra y nos fuimos a sentar a unas bancas que había por allí. No corría viento y no había nadie en el lugar a esas horas de la noche, lo que nos favoreció. George le prestó su guitarra a Colin, quien apenas si sabía cómo tocarla. Mi hermano, con su poca experiencia, comenzó a tocar A Hard Day's Night:
"It's been a hard day's night, and I been working like a dog
It's been a hard day's night, I should be sleeping like a log"
-Detente, que nos pagarán por derechos de autor -bromeó George. Todos reímos, y luego tomó él su guitarra y comenzó a cantar...
"You'll never know how much I really love you
You'll never know how much I really care
Listen
Do you want to know a secret
Do you promise not to tell, whoa oh, oh
Closer
Let me whisper in your ear
Say the words you long to hear
I'm in love with you..."
En todo momento miró a Pattie mientras cantaba, quien le sonreía algo atontada, como cualquier muchacha enamorada. Y yo, si bien sonreía al igual que Colin, no me sentía para nada feliz. Quizá George notó lo desanimada que estaba, porque dijo:
-¿Estás aburrida? Puedo dedicarte una canción.
-¿Yo? -pregunté confundida.
-Sí. Veremos si esta canción te hace sonreír -dijo, y comenzó a cantar la que sería mi canción favorita desde ese momento.
"If I fell in love with you
Would you promise to be true
And help me understand
Cos I've been in love before
And I found that love was more
Than just holding hands...
If I give my heart to you
I must be sure
From the very start
That you would love me more than her"
De pronto creí que no resistiría, que saltaría a abrazarlo, besarlo, decirle lo tanto que lo amaba. Sentía que mis mejillas estaban tan sonrosadas como una manzana madura, y fue aún peor cuando George terminó la canción y me miró con una sonrisa, esperando que le dijera algo. Abrí mi boca, rogando que alguna palabra saliera de ella, cuando Colin le reprochó:
-Hey, ¿qué hay de los derechos de autor?
-Ellos no lo sabrán -rió George.
Luego de eso, decidimos partir a la fiesta. Pattie y George se adelantaron mientras caminaban abrazados y cuchicheando hacia el vehículo, mientras que Colin y yo nos quedamos atrás.
-¿Estás bien? -me preguntó él, comprendiendo mis sentimientos.
-No lo sé... Creí que perdería la cabeza cuando me cantó aquella canción. ¿Por qué me hace esto? -respondí con un nudo en la garganta.
-Tranquila, ya pasó -me dijo, y besó mi frente.
Una vez en el vehículo, George le iba contando a Colin los invitados famosos que asistirían a la fiesta.
-¡No puede ser, es el mejor día de mi vida! -exclamó mi hermano.
-No te emociones tanto, Colin. No puedes dejarme sola, ¿recuerdas? -le dije, dándole un codazo.
-Si Cilla Black quiere bailar conmigo, te quedas sola -declaró. George rió y me dijo:
-Si quieres yo puedo hacerte compañía.
-Pero... Pattie querrá bailar contigo, no la dejes afuera -le recordé.
-Pudiendo bailar con Mick Jagger, ¿crees que bailaría con George? -bromeó mi hermana.
Finalmente llegamos a la fiesta y los cuatro fuimos a sentarnos, apartados de todos. Al rato, Colin divisó a Cilla Black a lo lejos y, disculpándose velozmente, corrió al ataque de su presa. George, Pattie y yo no paramos de reír, hasta que ella dijo:
-¿Quieres tomar algo?
-Sí, pero no quiero levantarme -respondió George.
-Te traeré algo entonces -le sonrió Pattie-. Ah, y no dejes que Jenny beba nada, es menor de edad -le advirtió.
Dicho eso, se perdió de vista entre la multitud. Y allí estaba yo, sola junto a George.
«No me hables, no me hables, no me hables» imploraba para mis adentros, pero, al parecer, él quería conversar.
-Tu hermana me ha hablado mucho de ti -me dijo, y tuve que mirarlo a los ojos.
-¿Ah, sí...? -pregunté, algo avergonzada.
-Sí. Me dijo que era tu beatle favorito.
-Bueno... Lo eres -confesé.
-¿Y qué piensas de mí ahora? -cuestionó con interés.
-¿A qué te refieres?
-Pues, cuando admiras a alguien sueles idealizarlo, piensas que es mucho mejor a como es en realidad... ¿Soy como creías que iba a ser?
-...Eres mucho mejor de lo que creí que serías -susurré con la mirada puesta en el suelo.
-¿Qué? -preguntó George, sin haber oído mi respuesta.
-Que eres... como un chico normal.
-La humildad ante todo -sonrió George, alzándose de hombros-. Quizá estoy loco, pero a veces siento como si no me quisieras... Digo, teniendo en cuenta que soy tu beatle favorito...
Aquel comentario me dejó sin palabras, lo miré a los ojos asombrada. De pronto mi timidez regresó, y lo único que atiné a hacer fue alzar los hombros al momento que sonreía torpemente.
-No es eso... Más bien son nervios -confesé, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojaban.
-¿Yo te pongo nerviosa? -quiso saber George.
-Bueno... Sólo un poco -admití. George rió y por unos segundos no dijo nada, hasta que:
-Vaya, si hace dos años me hubieran dicho que iba a poner nerviosa a una linda chica hubiera pensado que bromeaban.
-¿...Linda? -me atreví a preguntar.
-Todas las mujeres Boyd son lindas... Incluida tu madre -bromeó. Yo sonreí.
-Si mi padre te oyera decir eso te mataría -dije.
-Él no está aquí -respondió, guiñándome un ojo. Yo aparté la mirada, no soportaba aquella conversación. Creía que en cualquier momento haría algo tonto y le confesaría a George lo que sentía por él. Pero pronto pensaba en Pattie y eso sólo lograba entristecerme más. George debió notar mi cara larga, por lo que preguntó-: ¿Estás bien?
-Sí, es sólo que... La multitud y el humo me están sofocando.
-¿Quieres salir un rato? -propuso.
-¿Y qué hay de Pattie? ¿Y Colin? -le pregunté, más bien como una excusa.
-Conociendo a Pattie de seguro se encontró a Jagger de camino y se olvidó de las bebidas. Y con respecto a Colin, supongo que está muy entretenido con Cilla -comentó con una sonrisa.
Luego de pensarlo, accedí. Supuse que habría más gente afuera, después de todo había una gran multitud en aquel lugar. Pero me equivoqué. Éramos sólo él y yo. Para aquella altura, la noche estaba más fresca, por lo que llevé mis manos a los hombros para darme calor.
-¿Tienes frío? -me preguntó.
-No, estoy estirando -bromeé.
-Aquí tienes mi saco -me ofreció. Lo acepté luego de vacilar. ¿A dónde quería llegar con todo esto? ¿O simplemente quería ser amable conmigo?
-Gracias... ¿Qué se siente ser un beatle? -pregunté para cambiar de tema.
-Estrés, supongo -respondió restándole importancia-. ¿Qué se siente ser un adolescente normal?
-Aburrimiento.
-Al menos puedes hacer lo que tú quieras.
-Creí que ese eras tú -dije.
-Ja, no me hagas reír. No tengo libertad para nada, ni siquiera puedo salir a la calle sin tener que escapar de cientos de fanáticas que me persiguen.
-Hey, yo soy una de esas cientos de fanáticas -le recriminé.
-Tú eres diferente -me dijo, viéndome a los ojos. Intenté sonreír levemente, pero nuevamente esquivé su penetrante mirada.
-¿En qué soy diferente? -le pregunté con interés.
-Bueno... Una verdadera fanática gritaría cada vez que me ve y correría hacia mí para derribarme o abrazarme.
-Nadie dijo que no pensara hacerlo, pero Pattie me mataría -confesé con una sonrisa.
-Si quieres abrazarme, hazlo. Recibo miles de abrazos por día -comentó el beatle.
-...No sé si debería.
-Humphrey Bogart dijo una vez: "Nunca resistas un impulso, especialmente si es terrible" -citó con gracia.
Entonces, con la timidez que me representaba, me acerqué al muchacho y lo abracé, tal como siempre lo había soñado. Y debo admitir que fue aún mejor a como pensé que sería. George era muy dulce conmigo, de hecho puso su mano sobre mi cabeza de forma suave, para darle un toque de ternura. Si tan sólo ese momento podría durar para siempre... Luego de eso, nos quedamos mirándonos a los ojos. George siempre miraba a las personas a los ojos, cosa que me incomodaba un poco. Tal vez él se dio cuenta de lo que sentía, tal vez siempre lo había sabido, pero aún así siguió mirándome y sonriendo. En cambio, yo no soporté la presión y bajé la cabeza, con mis ojos vidriosos mirando al suelo. Para mi sorpresa, George puso su mano en mi barbilla para levantar mi cabeza sólo un poco, y depositó un tierno beso en mi frente. Aquel simple acto dejó expuestos mis sentimientos hacia el músico, por lo que, en un ataque de impulsividad, lo besé en los labios...
George se quedó estático, desconcertado, pero yo fui la que más sufrió luego de esa irracional acción. Llevé ambas manos a mi rostro y comencé a llorar sin control alguno. ¿Cómo podría ver a Pattie a los ojos luego de lo que hice? ¿Cómo fingir ante ella que estaba feliz por su relación con George?
-No te preocupes... Fue un desliz -dijo George, en un intento de que me calmara.
-¡No, no lo fue! Siempre había querido hacerlo, ¡te amo, George Harrison! Pero no puedo hacerle esto a Pattie, ella también te ama ¡y es mi hermana! -aquel comentario estalló al igual que un volcán en erupción. Estaba tan dolida que ni siquiera pensaba en lo que estaba diciendo. Todo fue tan rápido que a penas si tuve tiempo de darme cuenta de que ocurría en realidad, que no era un sueño. George intentó abrazarme para que me tranquilizara, pero yo lo detuve-. ¡No me toques! ¡No me mires, no te acerques! No lo soportaría...
George no dijo ni una palabra, pero me observaba con tristeza en su mirada, como cuando quieres ayudar a alguien que no quiere tu ayuda y sientes pena por aquella persona.
-...Lo mejor será que vaya al auto. Tú quédate en la fiesta, Pattie debe estar buscándote -dije, al momento que me dirigía a la salida, pero él me detuvo.
-Yo... No le diré nada a Pattie, si así lo prefieres -me dijo con complicidad. Asentí con una leve y melancólica sonrisa, y me alejé.
Una vez en el vehículo me puse a pensar en todo lo que había ocurrido y no podía dejar de recordarme lo estúpida que había sido. Ya no podría ver a George nunca más, y posiblemente Pattie notaría aquello por lo que comenzaría a preguntar. Yo no tendría el valor de confesárselo, y George había prometido que no lo haría. Luego de varios minutos perdida en mis pensamientos, Colin abrió la puerta trasera del vehículo de improvisto.
-¡Me asustaste! -exclamé, recomponiéndome del sobresalto.
-Te estuve buscando, me tenías preocupado.
-Lo siento. No quería estar más allí. Yo... besé a George -confesé cabizbaja, aún me dolía admitirlo.
-...Lo sé. Pattie me lo dijo -declaró mi hermano, y en aquel momento deseé estar muerta.
-¡¿QUÉ?! ¡¿Pattie me vio?!
-Sí... Fue a contármelo de inmediato. Estaba algo dolida, pero no sorprendida.
-¿Quieres decir que... siempre lo supo? -pregunté, temiendo la respuesta.
-Bueno, nunca fuiste lo que se dice "discreta".
-Me voy a suicidar -sentencié.
-¡No digas eso! Pattie no está molesta, de hecho... me dijo que hablará con George.
-¡¿Qué?! ¿Y qué piensa decirle?
-No lo sé.
-Pues si Pattie no me odia yo sí lo hago. ¡Me detesto!
-Descuida. Yo me quedaré contigo hasta que ellos regresen -finalizó Colin, y me abrazó.
Una hora después, Pattie y George volvieron al vehículo para dirigirnos a casa. El músico estaba serio, mientras que Pattie tenía una expresión de melancolía en su rostro. Cuando me vio, me sonrió como si fuera la última vez que me vería. Eso me provocó tristeza. En el camino nadie dijo palabra alguna, tal vez algún que otro comentario gracioso por parte de Colin para aligerar la tensión, pero nadie decía nada más. Al llegar a la casa, Pattie y George se quedaron hablando afuera por un buen rato, mientras que yo los observaba desde la ventana de mi habitación. Finalmente, se dieron un cálido y duradero abrazo y se despidieron.
Los días siguientes, Pattie regresaba a casa y comentaba cómo le había ido en su trabajo como modelo, pero ya no hablaba sobre George. En cuanto a él, no volví a verlo, al igual que mi hermana, al parecer.
Un día, me encontraba cocinando galletas. Mis padres se habían ido de compras, Paula se hallaba en la escuela, Pattie tenía una sesión de fotos y Colin se encontraba en su habitación escuchando sus discos mientras leía un libro. De pronto, escucho el timbre. Me dirijo a la puerta y, al abrirla, me encuentro a George.
-...Pattie no está en casa -le digo.
-Lo sé. Quería verte... Terminé con Pattie -me confesó. No diré que no lo había sospechado, pero me asombré al escucharlo de sus propios labios.
-¿...Entonces...?
-Sólo quería decirte que no pude parar de pensar en aquella fiesta, en nuestra conversación... en el beso -comenzó, con la vista en el suelo.
-Tú lo dijiste: fue un desliz -intenté convencerlo.
-Tú lo dijiste: no lo fue -respondió, entonces nuestros ojos se encontraron.
-George, dije muchas cosas tontas aquel día. Preferiría que lo olvidaras -manifesté al momento en que mis mejillas se sonrojaban.
-Quiero olvidarlo, pero me estaría engañando a mí mismo.
-Me arrepiento de todo lo ocurrido aquella noche, no debí haberte dicho que te amaba.
-Es una pena... porque yo también te amo -confesó, y los latidos de mi corazón se aceleraron.
No supe qué responder, ¿debía abrazarlo? ¿Debía rechazarlo? ¿Pattie estaría de acuerdo con ello? Afortunadamente, un aroma a quemado se apoderó de la casa y fue cuando recordé las galletas en el horno.
-¡Las galletas! -exclamé y entré a la casa corriendo, seguida de George.
Al sacarlas del horno con un guante de cocina y ventilar el humo que salía de allí dentro, las deposité sobre la mesada y fingí haber olvidado la presencia del beatle, pero George era difícil de evitar.
-¿...Entonces? -me preguntó, buscando mi mirada.
-No sé qué quieres que diga -respondí, luego de unos segundos de silencios.
-¡Algo! -exclamó.
-¿...Y qué hay con Pattie? -pregunté ahora yo, enfrentándolo. Me dolía aquella situación, era evidente que aún lo amaba, jamás había dejado de hacerlo, pero no podía salir con él luego de su historia con Pattie, por más que me amara tanto como decía. Ahora fue él el que guardó silencio-. Me gustaría que las cosas fueran diferentes -dije, y me di vuelta para arreglar las galletas quemadas, además de ocultar mis ojos vidriosos.
En aquel momento, escuché que la puerta de entrada se abrió y la familiar voz de Pattie decía:
-¿Jenny, qué es ese olor a quemado? ¿Está todo bien? -pero al llegar a la cocina y encontrarse cara a cara con el beatle, preguntó-. George, ¿qué haces aquí?
-...Vine a hablar con Jenny -admitió.
-Entonces espero no haber interrumpido nada.
-No lo hiciste, de hecho George ya se iba -dije, mirando al muchacho con complicidad.
-No tienes que irte, yo me iré... -comentó Pattie, dirigiéndose a la puerta.
-En realidad ya estaba por irme -la detuvo George.
-George, tú quédate aquí, ¿sí? -ordenó Pattie-. Jenny, ¿vendrías conmigo al living?
Asentí y la seguí hasta el living, donde me dijo:
-No seas tonta, que mi relación con George no haya funcionado no quiere decir que su relación no vaya a funcionar.
-Pero... ¿De qué hablas? ¿Acaso no lo amabas? -pregunté confundida.
-Sí lo quise... Pero no podría estar con él sabiendo que no me ama... como te ama a ti-confesó-. Debí haber imaginado que esto ocurriría, siempre preguntaba por ti.
-¿De verdad? -cuestioné incrédula.
-Sí. Y fui muy egoísta al acceder a salir con él, sabiendo lo tanto que tú lo amabas.
-¿Lo sabías?
-Intenté negarmelo, pero fuiste un poco obvia -rió.
-Entonces... ¿Aceptas que salga con George?
-Me haría muy feliz que lo hicieras feliz a él. Además, prefiero que esté contigo y no con cualquier otra -respondió Pattie sonriendo.
-¿Y qué hay de ti? -pregunté, sintiendo compasión por ella.
-Estaré bien. ¿Sabes con quién me reencontré hoy? -negué con la cabeza-. Con Eric, ¿y sabes lo que me dijo? Que no me guardaba rencores por haberlo dejado. Es más, dijo que si él fuera yo hubiera hecho lo mismo. Fuimos muy felices y creo que, si nos damos una segunda oportunidad, también lo seremos.
Me alegré por ella, pero no dejaba de sentirme culpable por lo que estaba pasando. Ella debió notar mi expresión afligida, por lo que dijo:
-Anda, no dejes a George esperando. A veces pierde la paciencia, ¿sabes?
No pude hacer otra cosa más que abrazarla y sonreír al momento en que algunas lágrimas recorrían mis mejillas. Pattie sin duda era la mejor hermana, y se lo agradecería por el resto de mi vida. Mientras tanto, regresé a la cocina, donde George esperaba con incertidumbre en su mirada. Al verme en la puerta de la cocina se quedó estático, sin saber muy bien qué hacer. Para su alegría, fui corriendo a abrazarlo y él apoyó su cabeza en mi hombro. A continuación, nos dimos un cálido y duradero beso en los labios, mucho mejor al que le había dado en la fiesta aquella noche.
Pattie estaba de pie en la puerta de la cocina, y Colin bajó al escuchar todo el alboroto.
-¿Qué sucede aquí? -preguntó incrédulo al vernos a George y a mí abrazándonos.
-El amor, Colin, el amor -respondió Pattie.
***
¡Buenas!
A medida que escribía esta historia me fui dando cuenta de la similitud que tenía con la historia George-Pattie-Clapton, claro que la tercera en discordia acá vendría a ser Jenny, hermana de Pattie, quien está perdidamente enamorada de George. Al final vemos que Pattie sólo quiere lo mejor para su pareja y le "permite" a su hermana salir con George, al igual que George "dejó" que Pattie se fuera con Eric en la vida real.
Como podrán ver, el título de esta historia es Jennifer Juniper, canción de Donovan que pueden escuchar en multimedia. Si bien no soy tan fan de este artista, elegí esta canción porque me gusta mucho, además de que él se la escribió a Jenny Boyd en 1968.
Ahora sí, gracias por haber leído y feliz cumpleaños George, estés donde estés ♥
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