Parte única.
Siento que tengo quince años otra vez. Hay una parte de mí que le pertenece a CM Punk y John Cena por completo a este punto. Todo es ficción y nada es real. Lo único real es mi necesidad de asociar el Punkena a cada canción de Taylor Swift que existe.
Sip, songfic inspirado en Paper Rings de Taylor Swift #STREAMLover
Por cierto, la autora de este fic no tiene idea de cómo funciona el mundo de la farándula, la televisión, los Late Night Shows, ni nada de eso. Peco de ignorante; así que ignoren cualquier cosa fuera de lugar o que pueda sentirse extraña. Si lo hacen, les regalo una galleta.
____________________________________
Cuando pasa, John está siendo entrevistado por Jimmy Kimmel sobre la nueva película que está promocionando y que ha terminado arrastrando a Phil a cada entrevista posible y cada sesión incómoda de fotos. Phil ha asegurado en más de una ocasión que hay un millón más de cosas más interesantes que podría estar haciendo en este momento que seguir a su novio por todo Estados Unidos, pero no es así; su vida a este punto se reduce a seguir a John a todos lados y burlarse de él. Si alguien le hubiese dicho hace unos cuantos años atrás que esto sería su vida, probablemente se hubiese reído.
Phil está en el camerino, junto con el equipo de John y todos miran con tranquilidad como la entrevista sigue por el televisor en la habitación. John es más divertido, sarcástico e inteligente en sus respuestas y en cómo habla; algo en el pecho de Phil ablandándose al pensar que su presencia estos últimos años lo ha moldeado de esta manera. John cada vez se parece más a él, la manera en la que habla o dice las cosas, Phil también se encuentra a sí mismo imitando en ocasiones sus manías y costumbres. Scott dice que esa es la cosa de estar con alguien por tanto tiempo, es difícil encontrar la línea que los hace diferentes.
Jimmy está hablando sobre alguna publicación en TMZ de John y su viaje a Disneyland. Phil recuerda ese viaje, estuvo ahí; al igual que gran parte de familia de John.
—Espero que la hayas pasado bien. —dice Jimmy, sonriendo, sosteniendo una foto impresa de la varias que TMZ compartió— Sobre todo luciendo algo así.
Phil rueda los ojos. En el viaje, John se había dispuesto a usar la ropa más ridícula posible, la más colorida y la más John Cena que pudo conseguir, incluyendo una gorra con orejas de Mickey Mouse que Phil había amenazado con quemar apenas volvieran a casa (Aunque no lo hace, una parte de él considerando adorable como se ve con ella puesta).
La audiencia se ríe de la apariencia de John, una camisa azul tan brillante y unos pantalones estampados junto con su gorra de orejas. John se ríe con ellos: —Sí, bueno, la verdad es que considero que me veía increíble con eso. Nadie más podría lucir ese atuendo.
Jimmy asiente, concordando con él: —Estoy seguro de que sí. Sospecho que tu familia debió pensar lo mismo.
—Mi mamá y papá creían que lucía ridículo, mis sobrinos no estaban de acuerdo. Para ellos soy un tío bastante genial. —La audiencia ríe.— Mi esposo me amenazó con quemar esa gorra pero no lo hizo, sinceramente creo que en secreto le gusta.
Phil, en otro momento, rodaría los ojos y se prometería quemar esa gorra a penas llegaran a casa con tal de probar su punto. Pero no lo hace, solo se queda mirando la pantalla sin poder respirar por un momento, mientras John sigue llevando la entrevista como un profesional y su equipo se ríe en los adentros del camerino.
Esposo.
La cosa es, John y Phil están juntos desde hace ocho años ya. El 2011 había sido uno de los años más complicados de su carrera y vida personal, la pipebomb, McMahon, Laurinaitis, John, Money In The Back. Todo pasando tan rápido y casi al mismo tiempo, tan rápido que a veces Phil siente que se imaginó todo. Pero no es así; John es un recordatorio constante de que todo lo que pasó fue real. Que ambos habían pasado de conversar esporádicamente, a mantener peleas juntos, conversaciones y madrugadas, a compartir habitaciones de hotel y después, una vida. John, sobre todo, es un recordatorio constante de que todo lo que pasó fue bueno, incluso cuando en su momento se sintió todo menos eso.
John y él han pasado muchas cosas juntos. Demasiadas. Sus hermanas lo llaman por el apellido de John (al principio como juego, al final como costumbre), la madre de John aprendiendo a cocinar recetas veganas para Phil cuando van a su casa, los sobrinos de John dibujándolos a ambos como sus tíos en dibujos de preescolar. John y él hacen hasta todas esas cosas que normalmente hacen los matrimonios. Conversaciones que a veces se sienten mecánicas pero tranquilas y agradables, tomar café a la misma hora todos los días, pelear en el auto por la más mínima cosa, sacar cuentas en el supermercado mientras huelen suavizantes. Son rutinarios y no es tan aterrador como debería ser. John nunca pensó que llegaría a ser lo que llaman un hombre domesticado y Phil nunca pensó que tendría tanto poder sobre alguien, pero eso es lo que son.
Y aun así, cuando John lo llama esposo, es extraño para Phil. Porque a pesar de todo, ellos no están casados. No hay un anillo en su dedo, ni recuerdos de una boda que fue un desastre organizar, ni Scott o Randy siendo los peores padrinos de boda. No hay nada de eso. John y él nunca han hablado de eso siquiera. La idea de casarse nunca ha pasado por la mente de ninguno.
Sin embargo, cuando John lo llama esposo, Phil puede imaginárselo todo. Puede imaginarse una recepción ridículamente decorada con flores, puede imaginarse una discusión con John sobre casarse por la iglesia para seguir sus creencias (y no llegar a absolutamente nada), puede imaginarse a Scott y Randy peleando sobre dar el discurso en el brindis. Puede imaginarse a la mamá de John y la de él llorando, a sus hermanas y los hermanos de John riendo, sus sobrinos corriendo. Phil puede imaginarlo todo.
Cuando la entrevista termina, John llega con una sonrisa al camerino que es brillante y agradable y que Phil ha visto por años. Phil conoce todas sus sonrisas. Las que son fingidas, las que das cuando estás a punto de llorar, las que vienen con una risa, las que confortan a Phil en las noches cuando nada más parece hacerlo, las que son para sus fans, las que son para su madre. Las que son para él, solo para Phil (las grandes, las ensanchadas, algo pícaras y con hoyuelos), son sus favoritas.
— ¿Qué tal estuvo? —pregunta John, mientras su representante está hablando por celular y dándole órdenes a todos en el equipo para prepararse para otra sesión de fotos y otra entrevista, todos moviéndose por el lugar.
Phil sonríe, sin mostrar los dientes, sus labios aplacados entre sí con fuerza para que no termine diciendo algo estúpido en su ataque de pánico. Esposo. No somos esposos. ¿Por qué no somos esposos?
—Estuvo muy bien. —dice Phil, después de un momento, lo suficientemente rápido como para que John no se preocupe.
***
Okey. Phil sabe que está siendo dramático.
Son ocho años. Si estuviesen casados, serían bodas de bronce. Han durado más años juntos que los matrimonios de gente que Phil conoce. Han durado más juntos de lo que John duró con su ex-esposa. Los hijos de sus hermanos lo llaman tío, su madre lo llama hijo, todo el mundo lo llama el esposo de John de todas maneras.
Ni siquiera es un secreto que estén juntos. Aunque son precavidos y privados, la gente sabe que están juntos, ambos van a dónde va el otro y hay suficiente fotos de ellos haciendo mercado o caminando en la calle para llenar un álbum. Phil es lo suficientemente insoportable e intenso en Twitter hablando sobre John y su relación. John siempre comenta y comparte anécdotas de su loco novio en entrevistas. Tienen más suerte que otras parejas homosexuales en el ojo público.
Y además, no es como si la idea del matrimonio haya pasado por la mente de alguno. John se había casado una vez, había sido un desastre y Phil no era nadie para juzgarlo si no deseaba repetir esa experiencia. Phil había presenciado con sus propios ojos muy joven como estar casado no significaba ser feliz, pensando en su padre y su amor verdadero, el licor. ¡Es el siglo 21! ¿A quién le importa el matrimonio a este punto?
Pues a Phil, aparentemente, de la nada. De la nada le importa.
Y no precisamente por los anillos con grandes diamantes, o fiestas que duren más de un día, o votos de amor. De la nada le importa porqué, son ocho años. Ocho años juntos; y nunca John lo ha mirado a los ojos y ha pensado: Voy a casarme con este idiota. Nunca le ha cruzado por la cabeza.
Phil mira a John acomodarse sobre la cama para dormir, hablando bajito sobre lo atareado que será el día de mañana y lo cansado que está. Phil sonríe cuando lo mira antes de apagar la luz al lado de la cama y le dice, con la voz adormilada, que lo ama y buenas noches.
No lo suficiente como para casarte conmigo, piensa él, antes de dormir.
***
Si hay una relación en su vida que Phil aprecia y respeta tanto como la que tiene con John, es su amistad con Scott. Son amigos desde hace tanto tiempo, cuando él tenía el cabello rubio y Scott la cara regordeta y sin marcas por la edad. La conexión entre ellos instantánea y fuerte, siendo más sólida cada año que siguen juntos. Scott es su hermano; su hermano que le dirá cuando está equivocado y lo consolará cuando necesite ser consolado.
Scott lo está mirando con algo de temor, porque desde el incidente de la entrevista, Phil está raro, pensativo y callado. Y Phil es raro, normalmente, pero que esté pensativo y callado es definitivamente algo que no ocurre a menudo y que ha terminado metiéndolo en las situaciones más extrañas y complicadas cuando finalmente explota. Así que Phil puede entender perfectamente por qué Scott está preocupado, pero basta con que le diga lo que está pasando para que su rostro se ablande y se ría de él. En su cara. Como el gran amigo que es.
John está en algún lado con Dan, su agente, planeando futuras apariciones y fechas de entrevistas. Se había ido temprano, desayunando apresuradamente y besando a Phil en los labios para después irse, dejando a Phil despierto y cansado de pensar demasiado, hasta que había tenido que llamar a Scott y pedirle que viniera lo antes posible. Scott lo había hecho, con ojeras porque Phil de seguro lo había despertado, con donas y luciendo preocupado.
Phil lo mira por encima de la cafetera, viéndolo reírse por demasiado tiempo de una situación que no es graciosa en lo más mínimo. Cuando Scott por fin lo mira, y ve la expresión tensa que tiene, deja de reírse.
— ¿Esto es en serio? —Scott pregunta, con el ceño fruncido, su voz ya no oyéndose cantarina por la risa.
—Por supuesto que es en serio. —Él suspira, para después llenar otra vez su taza de café. Por quinta vez en el período de una hora. Pero quién está contando.
—Pero tú no te quieres casar.
—Si, bueno-
— ¿Te quieres casar? ¿Desde cuándo?
—Pues, no lo sé-
— ¿Has dormido algo los últimos días, aunque sea un poco? ¿Por esto has estado más raro de lo normal?
Phil simplemente toma de su taza y tal vez eso es respuesta suficiente para que Scott vuelva a preocuparse. No es como si no haya dormido, ha dormido algo. No es tan grave como hace años donde ni siquiera podía tomar una pequeña siesta sin importar que tan cansado estuviera. Estar con John ha mejorado sus hábitos de sueño, lo suficiente como para que pueda dormir al menos ocho horas cada noche. Pero hay momento donde el insomnio puede más y Phil se siente un niño otra vez, incapaz de dormir, demasiado cansado, ahogándose en café y cómics para poder tolerar otra noche sin sueño.
No es tan grave como antes, pero esta semana ha sido más estar despierto pensando demasiado que otra cosa. John está empezando a preocuparse, aunque no lo dice. Lo conoce tan bien, sabe que si le pregunta si algo pasa simplemente se pondrá a la defensiva y lo negará todo. Así que Phil ya está preparado para ser acorralado en algún punto por su novio, listo para obtener respuestas.
Por eso Scott está aquí. Porque se supone que es su amigo y siempre sabe que decir para ayudarlo a hablar y comprender más su cabeza llena de demasiados pensamientos.
—Todo esto es porque quieres casarte... Con John... ¿O acaso es otra cosa?
Ahí está. Phil toma otra vez de la taza y mira a Scott algo avergonzado, algo ultrajado, demasiado confundido.
— ¿Por qué nunca me ha pedido qué me case con él, Scott?
—Yo sabía que era otra cosa-
— ¿Acaso no lo hace porque no considera qué esto va a durar? Es decir, son ocho años. ¡Ocho años! ¿Y nunca ha pensado que deberíamos casarnos? ¿Qué quiere casarse conmigo?
—Si somos justos, tú tampoco-
— ¡Pero yo soy yo, Scott! Yo soy un desastre. Estoy lleno de problemas y complicaciones, nunca había tenido una relación tan seria en mi vida y si te soy honesto, no sé ni que hacer al respecto. Ni sé cómo pasaron ocho años. Si alguien debería hacer ese movimiento debería ser él. Porque es tan clásico y asquerosamente tradicional y tan seguro.
—Punk, eso no tiene sentido-
— ¿Por qué no me lo ha preguntado, Scott? ¿¡Por qué!? ¿Sabes qué? Yo creo que es porque no cree que esto dure. Sí, es eso. Mírame; soy todo lo contrario a material de esposo. Soy todo con lo que no te quieres casar. De seguro lo que pasa es que no se ha despertado, no se ha dado cuenta que no tiene que esclavizarse conmigo nunca más y puede irse y conseguirse a quien sea, ¡A quién sea! Alguien que no se burle de él, y que no se queje de todo y que recuerde aniversarios y fiestas. Puede dejarme y casarse con quién sea. Y yo, solo soy un problema. Traumas, quejas, problemas-
—Okey, ya basta. No voy a dejar que hables así de mi mejor amigo.
Scott ahora está en frente de él, cerca de él, sus brazos abrazándolo con algo de fuerza para calmarlo y dejar que deje de hablar. Funciona. Phil deja la taza de café sobre la isla de la cocina, sus brazos devolviéndole el abrazo a Scott con menos fuerza. Se mantienen así el suficiente tiempo como para que Phil sienta que puede respirar con algo de normalidad y que la cabeza le deje de dar vueltas pensando en un futuro apocalíptico donde John lo abandona por alguien más joven, más decente, más ideal.
—No sabía que quisieras casarte. —murmura Scott, su barbilla sobre el hombro de Phil— Estoy seguro de que John piensa lo mismo.
—Pero igual. ¿Por qué nunca me ha preguntado? Ni siquiera ha dado señales de querer hacerlo.
—De cierta manera, están casados. Llevan ocho años juntos. Te aseguro que si John ya no quisiera estar contigo o no tuviera esperanzas en esta relación, te habría dejado hace tiempo. Estoy seguro que te ama, nadie estaría contigo si no es por eso, eres insoportable. —Scott logra su cometido, haciendo a Phil reírse.
—Me encanta esta amistad, honestamente, para qué buscarme más enemigos cuando te tengo a ti.
—Soy el paquete completo. —Scott afianza más su abrazo— Si John no pensara en casarte contigo o algo, no te hubiera llamado su esposo en televisión. Estoy seguro que piensa lo mismo que tú.
— ¿Crees qué debería pedirle yo qué nos casemos?
—Dios, no, eso sería un desastre.
—Entonces-
—Solo habla con él. John es un sujeto razonable.
—Sí, lo es.
—No sé qué hace con un loco como tú.
—Yo tampoco.
—Si al final se casan, ¿quién va a ser el padrino? —Phil sonríe, identificando el entusiasmo en la voz de Scott— Conozco alguien que amaría ser el padrino de bodas...
—Pensaba decirle a Jim Ross.
—Oh. Bueno, eso sería genial.
***
— ¿Estás seguro de qué estás bien? —Phil levanta la mirada de la corbata de John que trata de anudar, sus ojos pillando una mirada azulada que se ve preocupada.
Phil y John están en una biblioteca, lo bastante grande como para que más de cien personas estén aglomeradas, todas emocionadas y brincando sobre sus pies, esperando que John haga presencia para su firma de autógrafos. La co-estrella de John, una chica demasiado joven y de cabello rubio que interpreta a su hija, está afuera, hablando animadamente con todos mientras John sigue encerrado en la habitación que le han asignado como camerino, su equipo moviéndose, Dan hablando por teléfono con la publicista de John, ambos metidos de lleno en una conversación sobre futuras reuniones.
—Sí, claro que sí. —murmura Phil, con suavidad, sin deseos que su conversación sea oída por el resto del equipo de John.
—Es que... has estado extraño. Tal vez estés cansado. Todas estas entrevistas y cosas, no tienes que venir a todos lados conmigo si eso te agota. Dios, yo estoy agotado.
—Estoy bien. —Phil sonríe hacía él, tratando de reconfortarlo. Pero John no parece creerle— Te aseguro que si estuviera cansado de andar contigo a todos lados, lo sabrías, no soy bueno callándome las cosas. —John lo mira con severidad. Porque es cierto, normalmente Phil no hace eso cuando son temas que deben ser abordados. Pero cuando se trata de él, de algo que lo hace sentir inseguro o pensativo, puede llevárselo a la tumba. El tema de la confianza es algo que han trabajado mucho; Phil y su incapacidad de ser débil, siempre tratando de lucir fuerte y seguro. Normalmente funciona. Con John no, siempre puede ver a través de él como cristal— Estoy bien, en serio.
John lo sigue mirando, justo cuando una de las encargadas de la biblioteca, una chica con cabello púrpura y piercings, abre la puerta y le dice a John que ya es hora de que salga. Phil le sonríe, lo besa con rapidez en los labios y lo deja salir por la puerta, listo para salir, su corbata perfectamente anudada.
La firma va bien. Lo más tranquila y agradable que puede. La gente que viene se ve feliz y John, a pesar de estar agotado, se ve igual de feliz. Phil está en alguna esquina, oculto con el agente de John y algunas personas de su equipo. No está seguro de que como toda esta gente se pondría si lo vieran aquí, y no quiere averiguarlo justo ahora.
Un chico de rasgos asiáticos sostiene con fuerza la mano de una chica morena cuando ambos llegan a la mesa donde John y su co-estrella, Andrea, están firmando autógrafos. Él se ve nervioso, ella se ve feliz. Ella habla con John sobre algo, una camisa de Never Give Up azul eléctrico realzando el tono oscuro de su piel. Después el chico le dice algo a Andrea y John, su mano buscando desesperadamente algo en el bolsillo de sus pantalones. Phil puede ver a Andrea llevarse las manos al rostro, sorprendida, mientras John comienza a sonreír y todos en el lugar sueltan una respiración sorprendida.
El chico se arodilla. Phil siente la misma sorpresa invadirle como todos, mientras la chica comienza a llorar. Andrea se levanta de su asiento mientras aplaude cuando la chica dice que sí, alegremente, tomando el anillo de la cajita.
John se está riendo con felicidad y está notablemente feliz de toda esta situación, abrazando a la pareja cuando tiene la oportunidad de hacerlo, y felicitarlos. Todo el mundo en la habitación aplaudiendo, Dan hablándole a Phil al lado aunque Phil no le está prestando atención. No está escuchando nada. Solo puede sentir su corazón subiéndole a la garganta y un sentimiento extraño invadiéndole el pecho. No sabe si es felicidad, no sabe si es tristeza. Se siente más como deseo y añoranza.
Mira a John y lo ve sonreír y reírse, como lo ha visto los últimos ocho años. Y sabe que quiere casarse con él, que este es el hombre que ama, él que por mucho tiempo fue su némesis pero que ahora es su compañero. John lo mira por encima de todo el alboroto y le sonríe, alegremente, señalando a la pareja feliz en frente de ellos como si no pudiera creerlo. Phil sonríe, esperando que las gafas de sol y la gorra que lleva puesto para camuflaje puedan ocultar el sonrojo y los ojos brillantes por las lágrimas.
***
El viaje a casa es callado y tranquilo, John está cansado y simplemente se recuesta en el asiento del copiloto, mientras Phil conduce y la radio está encendida pero con bajo volumen. John no habla, solamente tiene los ojos cerrados y balbucea las canciones que suenan en la radio. Phil a veces lo mira de reojo, por demasiado tiempo como para ser considerado responsable. Dan se había despedido de ambos, con una sonrisa agotada en el rostro, su celular aún sonando en su bolsillo. Ya comenzaba a anochecer y Phil siente sus manos temblar por anticipación. Está decidido a decir lo que ha permanecido en su cabeza por semanas, lo que a veces no lo deja dormir por las noches. No sabe cómo lo va a decir, pero al menos está dispuesto a hablar.
¿Por qué no me has pedido qué me case contigo?
Estoy enamorado de ti, ¿Por qué no nos casamos?
Scott cree que sería una maravillosa idea que nos casáramos. Quiere ser el padrino.
¿¡Por qué no me has pedido qué me case contigo!? Explícame.
Cuando ambos llegan a casa, Phil está cerrando la puerta detrás de él y John se está arrastrando con pesadez por el apartamento, obviamente cansado. Si Phil fuera un poco más comprensivo, sabría qué tal vez este no es el momento para hablar de esto. John está cansado y sería mejor dejar todo para mañana. Pero no; debe decir esto y debe hacerlo hora, no está seguro de poder aguantar otra noche sin dormir.
—Un centavo por tus pensamientos. —John dice, en algún punto donde Phil está demasiado metido en su cabeza. Phil lo mira, ve como ojos azules se ven cansados y agotados, ve una sonrisa pequeña pero agradable, de esas que John da y siempre le ayudan a sentirse cómodo y tranquilo.
—Estoy seguro de que valen más que eso.
—Considerado que todo lo que es mío es tuyo también, no sé qué tan beneficioso pueda ser. —John se sienta en el sofá de la sala, soltando un largo suspiro mientras su espalda se recuesta en el mueble. Después mira a John, con detalle, aún la sonrisa sin desaparecer de su rostro, pero viéndose un poco más nerviosa— ¿Qué me quieres decir?
— ¿Cómo?
—Sé que me quieres decir algo. También sé que has pensando algo demasiado estos últimos días. Casi chocas el auto en camino para acá-
—Bueno pero no moriste, no sé de qué te-
—Mi punto es —Interrumpe John, antes de que Phil pueda cambiar el tema y hacer todo esto otra conversación—, que algo te pasa. ¿Quieres hablar de eso?
Como tal, esa frase debería reconfortar a Phil. John le está dando una salida si este no es el momento, un espacio para decidir si esta conversación puede esperar. Pero no lo tranquiliza en lo absoluto. Solo hace sus manos temblar aún más, los nervios alborotando sus extrañas como mariposas.
—En la entrevista con Kimmel me llamaste tu esposo. —Phil dice, finalmente, manteniendo su distancia con John que sigue sentado en el sofá, detallando su rostro mientras prosigue a hablar— Y bueno... No somos esposos.
John lo mira, por un momento, parpadea y de repente su semblante se ve aún más nervioso y extraño. A Phil no le gusta como ese aspecto se ve en él.
—Ya. Bueno, es que como en cierta manera estamos casados. Casi todo el mundo piensa que lo estamos. —John mueve sus manos sobre la tela de sus pantalones— No pensé que te molestaría-
— ¿Qué?
— ¿Eso es lo qué te ha tenido así? Perdón, no quería incomodarte o-
—John. —Phil le mira con el ceño fruncido. John se calla, mientras Phil finalmente rompe la distancia y se acerca a él, sentándose a su lado en el sofá— No. John, eso no es lo que quería decir. No me molesta que me hayas llamado así. Es solo que... No somos esposos.
Por la manera en la que John lo mira y como su semblante se suaviza, Phil puede decir que entiende a lo que se refiere. John se acomoda sobre el asiento, mirando a Phil.
—No pensé que te quisieras casar. —dice John, algo confundido.
—No pensé que tú te quisieras casar.
—Pues... No. —dice él, con sinceridad— En realidad, no. Después de todo lo que pasó con Liz...
—Lo sé. —Phil lo sabe. Por supuesto que lo sabe. Fue algo difícil para él. Liz y John estaban juntos desde la secundaria, creían que eran almas gemelas. Pero muchas cosas habían pasado para terminar destruyendo todo. Phil fue una de ellas (De lo cual no se encuentra, al igual que muchas otras decisiones en su vida, particularmente orgulloso). Pero le gusta pensar que ella y John terminaron en los mejores términos que pudieron, incluso cuando hoy día no sepan nada el uno del otro— Y yo te aseguro que tampoco he pensado en ello. Pero desde la entrevista...
John asiente lentamente. Phil deja de mirarlo y se recuesta por completo del sofá, mientras suspira con lentitud y trata de ordenar sus ideas. John se mantiene sereno a su lado, pero también parece estar pensando con demasiada fuerza.
— ¿Acaso no te quieres casar conmigo? —dice Phil, de la nada, porque eso es lo que ha tenido en la cabeza los últimos días y lo que lo mantiene despierto por la noche. Oír a John decir que el tema no es casarse, sino casarse con él, es doloroso. Pero Phil no es de los que quitan la costra poco a poco. Si eso es lo que está pasando, debe saberlo en este instante— Entendería si no quieres casarte conmigo.
— ¿Qué? No, no, no. No es eso. —dice John, rápidamente, sin siquiera pensarlo demasiado. Lo que tranquiliza a Phil más de lo que puede explicar— En serio, no es eso. Solo que... El matrimonio no es para mí. No hay nada que me preocupa más que nos casemos y después te decepcione. Que te des cuenta de que fui el peor error que has cometido-
—Eso no va a pasar-
—Eso no lo sabes. —John lo mira, con severidad— Siempre estoy trabajando, siempre estoy moviéndome. No sé qué tan bueno puede ser vivir una vida así...
—Me gusta mi vida de amo de casa, nunca me has oído quejarme. —Phil sonríe, haciendo a John reírse a pesar de la tensión que toda esta conversación está trayendo entre ambos. Phil lleva sus manos hasta el rostro de John, acunándolo con cariño. No habla hasta que John finalmente conecta sus ojos con los de él. Azul cielo encontrándose con verde aceituna. Phil le sonríe con gentileza, una gentileza que nunca había experimentado en su vida hasta conocer a John— Eso no va a pasar.
Phil lo dice con firmeza y seguridad, la suficiente para que John parezca calmarse. Después de un momento, John le sonríe con emoción. Aún hay nerviosismo en su semblante, pero es diferente.
—Seríamos el peor matrimonio del mundo. —murmura John, haciendo a Phil sonreír.
—Lo sé. Pelearíamos todo el tiempo.
—Los jóvenes nos mirarían y dirían "por eso no me quiero casar".
—Tú serías un viejo celoso y controlador.
—Tú serías un amo de casa que se queja por todo.
—Ya soy un amo de casa que se queja por todo. —Phil se ríe, haciendo a John reírse con él.
John lo mira, sus ojos brillando. Se ve más joven de lo que es. Como cuando rapeaba y usaba cadenas pesadas y se llamaba a sí mismo un doctor. Phil se siente más joven. Con el cabello largo y la barba crecida y la canción de This Fire Burns resonándole en los oídos. Es como si no tuvieran cuarenta años ya. Como si todos estos años no hayan pasado volando tan rápido que se sienten como un sueño.
—Phil —murmura John, con lentitud. Ya no puede recordar cuando ese nombre era tan extraño e impersonal para él, cuando no podía siquiera soportar a la gente que lo llamaba así. Ya no es así; ahora ese nombre lo asocia con John; con John llamándole así entre suspiros, entre gritos y entre gemidos. Llamándole así con amor y respeto, por casi una década. Todo lo que asocia con John lo hace feliz—, ¿te quieres casar conmigo?
Phil sonríe, hasta que las mejillas le duelen: —Pensé que nunca lo preguntarías.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top