Vigésimo séptimo capítulo
¿Alguna vez alguien se ha aburrido de algo tan divertido?
Yo ya lo estoy haciendo. Eso de los insultos, los golpes y las amenazas... fueron divertidas en su tiempo, pero... no lo sé.
Y ahora estando en este lugar. No lo sé, ¿Por qué no, simplemente decirle todo lo que sé? Tengo sueño y ganas de terminar todo, ¿qué acaso no es este el momento correcto para acabarlo?
—Te amo.
Esperen un momento, ¿él dijo qué?
Volteo a todos lados, ¿él no dijo eso en un cuarto de hotel, cierto? Ah, jodido imbécil, no puedo dejar de insultarlo. Él me provoca que lo insulte. Debe ser así de... imbécil, que no sabe en qué momento decir las palabras.
Este no es, ni el momento, ni el lugar para soltar todas sus palabrerías sagradas, ¡diablos que es un imbécil de primera!
Y aunque sé que es falso su sentimiento, debo dejárselo más que en claro. Como que quiero un poco de acción.
—Te amo.
No respondí o me inmuté siquiera, miré enfrente esperando a que llorara o algo parecido para poder darle un buen cachetadón y reírme porque ya me compró ropa, solo le falta el auto para poder dejarlo atrás.
—Te estoy diciendo que te amo, y tú no dices nada. —Repite algo nervioso, suspiro y por primera vez lo miro a los ojos.
—No te creo.
Y después de más de veinte minutos con las razones del porque debo creerle, me aburrí e ignoré por completo esas razones. Me levanto de mi lugar y voy por un vaso con agua. ¿Esta se suponía que sería una cita perfecta? Porque de perfecta, no tiene nada.
En muchas ocasiones no logro entenderlo. Un día me compra un reloj —carísimo reloj, por cierto—, al otro le da por llevarme a lugares —carísimos lugares, por cierto—, al siguiente, me compra ropa de pareja —igual de cara—, ¿y ahora intenta enamorarme con dulces palabras en lo que supuestamente es su lugar favorito y del que nadie tiene conocimiento?
Por favor.
Hay personas aún más inteligentes que él.
— ¡Hey! Te estoy declarando mis sentimientos, ¿y tú no me crees? —Toma mi mano libre y me jala hasta quedar frente a él. — ¿Por qué no me crees?
—Tú no me amas, Jongin.
— ¿Por qué no me crees?
—Ni tú mismo lo crees, Jongin.
— ¿Cómo puedes estar tan seguro de eso?
¿Así que quieres seguir? Bien. Seguiremos.
Tomo lugar en el sillón, dejo atrás el vaso con agua, y saco el celular. Él de inmediato lo arrebata y me fuerza a que lo mire. ¿Por las malas? Bien, será por las malas.
— ¿Acaso crees que estoy-?
—Jugando. —Respondo con obviedad.
No sé en qué momento el jenga quedó en segundo plano. Aunque, mi respuesta pudo sonar con segundas intenciones, era lo que estábamos haciendo.
Jugando.
Y no jugando al "jugando" que solo nosotros dos jugamos. No. Me refiero al jugando del verbo jugar. Donde no se tienen segundas intenciones como un corazón roto, o una ida de la escuela, o lo demás que conlleva el haber jugado con él. No, solo es lo que hacemos:
Jugar.
Tomo la tablita color madera, y con cuidado la acomodo en la parte de arriba. Solo se tambalea un poco, pero no se cae.
—Así que no me crees. —Solo lo ignoro y le doy un asentimiento con la cabeza, esperando a que se digne a terminar el juego. —Bien, déjame demostrártelo.
Me toma del brazo y en un movimiento rápido, me coloca los zapatos. Toma la chaqueta, que hace juego con la que él se acaba de poner, y me la coloca. Me dirige hasta llegar al baño. Toma el peine y acomoda mi cabello. Yo solo dejo que experimente con el peinado, solo hasta que llegue al look que cree perfecto.
Una vez que termina, planta un pequeño y casto beso en mis labios a la par que sonríe de forma sincera, tan sincera que le creí por un segundo. Esto me está dando escalofríos, tal vez sea verdad lo que siente...
—Te prometí la cita perfecta. —acomoda un mechón de cabello y lo coloca detrás de mí oreja. Pedazo de imbécil, no soy ninguna maldita chica. ¡Si será tonto! Justo cuando termina de acomodarla, esta vuelve a su lugar, así que opta por poner un poco de fijador y ahora si se mantiene. —Y te la daré. —termina.
Me toma del mentón y me mira con aquellos ojos de brujo hechicero hijo de la diosa grande, que me hacen temblar... solo un poco. Solo tiemblo un poco con esa mirada. Aunque sería peor cuando habla con ese tono que solo los brujos gallinas matadores de viejitos que suele usar, porque si lo usa, afecta drásticamente una parte de mi cabeza. Y no es justamente con la que tomo las decisiones más sabias y acertadas de mi vida. No.
La voz afecta esa parte baja y favorita.
Los ojos afectan principalmente el sistema neurológico. En especial, mi área motora.
Puto brujo hechicero, que solo me puede conceder un deseo.
Un puto deseo negro.
Deseo negro, como él.
Al igual de puto.
—Así que, lo pensé por mucho tiempo. —Habla y me saca de mis sumidos e intelectuales pensamiento. —Quiero que conozcas un poco de mí.
— ¿Qué? —Pregunto algo perdido. ¿Y si finjo que le prestó atención mientras me desconecto y hablo de mis propias ideas?
—Ya sabes, eso de que conozcas mi lugar favorito. —Entrelaza nuestras manos y ahora que lo noto estamos fuera. Con personas caminando a nuestro alrededor. Quisquillosas personas que nos miran.
Casi por acto reflejo me ruborizo. Cerca de nosotros, hay un pequeño grupo de estudiantes de secundaria. Murmurando mientras nos miran. Sí, el quedarnos parados mientras la multitud pasa a nuestro lado, no fue algo muy bueno que digamos.
Aclaro un poco mi garganta. Jongin, sonríe ladino. Mira al grupito, y sonríe de forma lobuna. Pedazo de pervertido.
Su mano libre me toma del mentón y mis ojos se agrandan por lo que pude ver en esa mirada de chupacabras, y que por supuesto, no es nada comparada con la de brujo, no. Esta es quince veces peor.
—Es lo más romántico que puedo hacer...
Y antes de que pudiera reaccionar. Sus labios rozan los míos levemente. Un suspiro sale de los míos, ¿Por qué jodida mierda suspire? ¿eh? ¡Que está mal en mí! ¿Qué?
Tuvo que encorvarse para poder iniciar un beso lento. Lentísimo, y exasperante y doblemente exasperante y la raíz cubica del cuádruple de desesperante. No hubo una sola pizca del Jongin sexual que besa sin pensar y que solo intenta meter la lengua a cualquier oportunidad que le dé.
No. Ahora sus labios se mantienen pegados a los míos. Moviéndolos en leves oportunidades, y no es como esos besos en los dramas, en los que solo se quedan pegados y pasan cien veces la misma toma en distintos ángulos, solo para obtener un beso de más de dos minutos. Nope. Ahora la cosa va en serio. Sus ojos se mantienen cerrados; me di el leve atrevimiento de abrir un ojo y ver cómo es que se sonroja al igual que notar sus pestañas uniéndose tiernamente. Solo un suspiro pudo salir de mis labios. Enserio, incluso temblé por como mantuvo la mano en mi cintura y no la bajó en ningún momento.
Sus manos hacen una leve presión en mi cintura y por experiencias pasadas, sé que esta por separarse, aunque claro, esas experiencias antes solo se basan en el trasero, es agradable que no lo hubiera hecho. Y tal como lo deduje, lo hizo. Jongin es tan predecible.
Sus labios los separa de forma más que lenta, y aun puedo sentir mis labios siendo separados de los suyos. Como si fueran levemente jalados con los de él. Abro mis ojos de forma casi inmediata y aun puedo ver cómo es que Jongin los abre como si estuviéramos en una película. De forma dramática y con la esperanza de que los encantos del actor provoquen desmayos, gritos y suspiros por parte de las fans o de los espectadores.
Y claro que lo logró. Pero, por parte del grupito de estudiantes. Quienes suspiraron y chillaron de forma casi inmediata.
— ¿Vamos? —Ronronea en mi cuello y eso me provoca leves sonrojos.
— ¿A dónde?
—La cita perfecta no lo seria sin un poco de helado. —Responde triunfante, y sin que me diera tiempo para protestar, me jala cariñosamente del brazo.
Helado, mmm... debo dejar de ser un pervertido.
¿Cómo se vería Jongin con helado de fresa por todo su cuerpo? Aunque. El de fresa casi no es de mi agrado. Lo mío, es helado de machos. Helado que solo machos como yo, podemos resistir y que no nos detenemos por un 'simple helado de fresa'. No. Lo que todo macho come, es un helado de nuez con chocolate —o como a mí me gusta llamarlo: Choconuez ♥—. Se me hace agua la boca, al solo imaginarme el delicioso sabor de las nueces —y que claro, mi cerebro agradece— junto aquel delicioso e indescriptible sabor tan fascinante y encantador que el chocolate nos otorga. Es lo único que...
—No tengo de nuez con chocolate.
—Vámonos de aquí. —Respondo de inmediato, y jaloneándolo, lo saco de la heladería.
¡Qué tipo de heladería no tiene el sabor de nuez con chocolate! Tal vez por eso está en quiebra. Aunque... hay personas que entran y salen... tal vez solo lo hacen por compromiso y no porque les agrade el sabor.
Ellos no saben lo que es bueno en esta vida.
—No tenemos de ese sabor, pero tenemos de nuez, y podemos combinarlo con el de chocolate. —Sería buena opción, pero...
—Gracias, pero no. —No es lo mismo.
A cuatro minutos, llegamos a otra heladería. Realmente agradezco este lugar que básicamente es rico en heladerías. Hago la misma pregunta y recibo exactamente la misma respuesta, o bueno, palabras más palabras menos. Jongin sigue ubicándose, y mencionándome los posibles lugares donde encontraremos más heladerías en un rango de veinte metros.
Un total de seis heladerías, y la misma respuesta en ellas. ¡Cómo no pueden tener la de nuez con chocolate! ¿En qué mundo he caído, señor?
Jongin me dirige a otra y antes de que entremos, lo detengo. ¿Quién en su sano juicio entraría a una heladería con productos hechos a base de yogurt? Me niego rotundamente a probar de nueva cuenta uno de esos.
— ¿Y si hacemos otra cosa? El helado no es tan-tan fundamental que digamos.
—Quiero mi nieve de Choconuez. —suelto refunfuñando. ¿Es tan difícil obtener una?
—Solo quedan cinco heladerías más. —suspira, mira su teléfono y después de dar un vistazo al alrededor, niega. —No, espera, cuatro. —Da un largo bostezo.
— ¿Estás cansado? —Pregunto y él de inmediato me da una de sus miradas somnolientas.
—Hemos estado caminando por más de cuarenta minutos. —ahora toca sus piernas y pega un falso gesto de dolor, vaya, es lindo a veces. —Me han comenzado a doler las piernas.
— ¿Dónde queda la más cercana? —Me da la dirección y estoy por decirle que iré solo, pero se niega a abandonarme así que solo me sigue.
Terminamos llegando, después de casi diez minutos. Mi sorpresa fue el haber visto que el lugar estaba casi repleto, o al menos había una inmensa fila. Logro escuchar el gran gemido de cansancio que Jongin pegó y le pido, ya en mi modo amable y cariñoso, que se quede sentado en una de las pocas mesas vacías del lugar en lo que yo pido los helados. Aceptó.
Y ahora mi nuevo plan era el cómo conseguir dejar de ser el último sin mucha pérdida de tiempo, y sin un estómago vacío. Me habría dado por vencido, pero recordé que Do Kyungsoo no es un inútil bueno para nada que se da por vencido tan rápido, así que improvisé.
—Lo lamento, debe regresar a su lugar. —Me dijo un poco apenada la que sirve los helados, ya que las personas de atrás (algo molestas) están avisando que me colé.
—Yo, realmente lo siento, pero esto es urgente. —suelto algo ansioso y con algo de miedo, ella de inmediato me presta atención junto a las dos personas de atrás a las cuales les robé su lugar. Maldición, debo ser actor o mi alma no podrá descansar. —Pero, ¿ve al chico de allá? —Le señalo donde se encuentra Jongin, esta de inmediato voltea, asiente y se ruboriza. —Tiene esquizofrenia.
—Oh...
—Es una persona peligrosa. —Me giro y encaro a las personas a las que me les adelanté. — ¿Alguien de aquí sabe lo que es la esquizofrenia?
— ¡Yo! —menos de cinco segundos y un chico levanta la mano, con mi gran vista noté a ese joven universitario al que le eché el ojo mientras pensaba como engañar a los demás, después de todo, él lleva puesta la sudadera del nombre de la universidad.
— ¿Qué tan peligrosa puede llegar a ser una persona que la padece?
—Bastante. — los demás murmuraron, él tragó saliva, ¡Diablos! ¡esto es mejor de lo que pensé! —Yo diría que es menor alejarse de ella.
—Gracias. —Me giro hasta donde la empleada y mi expresión de susto lo resume todo. —Es como una bomba que en cualquier momento puede explotar. Pero, lo podemos detener si solo le damos el helado que quiere.
—...C-claro. —Asiente frenéticamente. Suspiro aliviado, lo he conseguido.
—Muchas, muchas gracias. —Le agradezco, con sinceridad fingida y tomo de sus manos mientras logro escuchar a lo lejos como el chico universitario habla con sus colindantes respecto a lo que conlleva la esquizofrenia. —Solo necesito uno de nuez con chocolate. Solo eso.
—Pero...
—Por favor. —Respondo en un chillido agudo. —No me diga que no lo tiene porque hace un momento me ha encajado el tenedor, no quiero que sea otra cosa ahora. —Pego mi cabeza en el frío mostrador y puedo ver perfectamente el nombre de todos los helados, oh Dios, si solo no fuera un orgulloso me habría dejado ir por uno de pay de queso. — ¿Quiere ver? —Subo un poco de la camiseta y antes de que llegue al ombligo ella me pide que pare.
—Hace tiempo que no se elabora ese sabor. —confiesa algo alterada.
—Oh Dios, no-
— ¡Pero! En Clifftend suelen tener todo tipo de sabor de helados. Desde los más extraños, hasta los más comunes. —Mira a todos lados, en especial donde Jongin se encuentra, ya no se ruboriza, ahora lo mira con miedo. —Si no lo tienen, lo hacen de inmediato.
—Gracias. Gracias, mil gracias. —Y fin de mi increíble actuación.
Una vez que llego a la mesa donde Jongin está sentado, le pido que corra, este sin entender, me obedece. Cuando veo que está a unos cuatro metros de distancia salgo tras él, gritando su alias, para que mi historia sea más creíble.
Llegamos a Clifftend. Es una heladería, un tanto extraña. Solo hay dos personas, que atienden. Jongin, cansado de la búsqueda y de la carrera, se detiene frente a una banca. Si, Clifftend, es una heladería que se encuentra al aire libre. Sin mesas a su alrededor. O clientes haciendo fila. No, todos se aglomeran para ver la graciosa y hermosa forma de elaborar el helado.
—Me da uno de nuez con chocolate. —pido alegre, finalmente se me hará el milagro de comer lo que quiero. Miro algo embobado el helado de vainilla con menta, que, aunque se escuche raro el nombre, se ve delicioso.
—Lo siento, no hacemos más ese tipo.
Ahogo un chillido. ¿Escuche bien? Acabo de ver un jodido helado de vainilla y menta, algo que es tan jodidamente extraño, ¡¿pero no pueden hacer uno de Choconuez?! ¡Qué me va a dar algo! Esto es tan hilarante, ¿Cómo es posible que en la maldita ciudad del puto helado no tengan más Choconuez? ¡Púdranse hijos de la chingada! ¡Váyanse mucho a la maldita mierda!
La vena de mi cuello la siento crecer y mi enojo aumentar. Intento calmarme lo más posible y hablo de forma un tanto relajada pero preocupada a la vez. Después de todo, soy el maldito.
— ¿Puede mirar al chico de allá? —Señalo en dirección a Jongin y la mujer que lleva un piercing en la ceja lo mira de inmediato. Agradezco a los cielos que Jongin este sobándose en este momento la barriga. —En realidad es una chica. —Me da una mirada de incredulidad, y sí, yo tampoco lo creería a la primera, las ideas se están agotando, esto ya es más por supervivencia que por propia mentira nata. Me iba a echar a reír, pero por favor, soy Do Kyungsoo. — ¿Sabe lo que es la moda Tomboy? —Esta asiente de inmediato. —Bien, pues es eso. Y la razón por la que llevo horas corriendo en búsqueda de esa nieve es porque ella está esperando un bebé. —sus ojos se abren a más no poder. —Mi bebé. ¿Alguna vez ha escuchado sobre los antojos en el embarazo?
—Yo los he tenido. —comenta algo preocupada, mientras hace una mueca y muerde su labio. Vaya, las absurdas creencias funcionan cuando a las personas nos agarran de bajada, vaya, jamás creí que me creería.
—Este es nuestro segundo intento, sabe. Me siento realmente mal por nuestro pequeño Hyunbin, solo pudo resistir dos meses... —Mis ojos se humedecen un poco. —Hyunbin es nuestro actor favorito, y decidimos ponerle ese nombre... pero... no pudimos... —Debo obtener un Oscar por tan buen actor. —Esa noche, ella quería totopos hechos con mostaza, bañados con salsa de mermelada... No pude encontrar nada de eso...
— ¿Qué puedo hacer por ti, chico?
Jongin me da una de sus sonrisas enormes llenas de incredulidad y tomo asiento aun lado suyo. Pude sentir la mirada que la mujer me dio así que inmediatamente le doy uno de los helados. Él me agradece dándome un beso en los labios. Giro rápidamente y puedo ver como la mujer sonríe. Dios, ¿acaso este es mi día de suerte? Porque pareciera que todo me está saliendo a la perfección, desde las mentiras hasta el helado, ¿Quién lo diría?
Paso mi mano por el plano vientre de Jongin y me agacho un poco. Las cosas no terminan ahí, no claro que no, un gran actor siempre debe terminar su papel de la misma manera en que lo comenzó.
— ¿Ahora recibiré una mamada? Me encanta tu forma de pensar nene, aunque no soy de los que les guste la audiencia, además esta seria tu primera-
—Bebé. —Paso mi mano por su vientre y él ríe de inmediato. «¿a qué estás jugando ahora?» preguntó entre carcajadas. —Papá, te compró tu helado favorito. Solo no llegues tan pronto como Hyunbin. —Le planto un pequeño beso sobre la camisa en dirección a su vientre.
—El bebé dice que me beses, o el vendrá tan pronto como Hyunbin... —burla divertido Jongin y aunque sé que no sabe de lo que hablo, lo beso. — ¿Cómo hiciste para conseguirlo?
—No mucho. —Doy una probada y ¡Jesucristo! esto sabe a gloria. Mi búsqueda lo valió, esas largas caminatas y todas las mentiras piadosas lo valieron cada maldito segundo. — Ahora eres una chica y con dos meses de embarazo.
— ¡Hey! —Golpea mi hombro.
—Antes eras un esquizofrénico, agradece que no dije que tenías alguna enfermedad venérea y que ese era tu último deseo antes de morir. —Doy otra probada, y Jongin aprovecha para besarme mientras ingresa una gran cantidad de helado en su boca, mmm, nuez con chocolate, en la caliente cavidad bucal de Jongin. Nada, mal.
—Al menos conseguimos el helado. —suelta divertido mientras da una probada.
—Sí, aunque yo creo que mejor nos vamos antes de que descubran que no tienes vagina.
Jongin me toma de la mano, y solo por este día lo dejaré disfrutar de nuestra noche. Ya que tendré que aclararle más que nada, que lo sé todo. Y no como el típico: "lo sé" de no saber ni mierda. Creo que ahora soy un ser humano despreciable. No debí de haber apostado con Minho. Creo que caeré a causa de las apuestas. Dios, ahora que lo pienso, ¿Por qué aposté con él en primer lugar?
Maldición, las apuestas son mi debilidad —como son la nieve de Choconuez, junto a Hyunbin, ese si es un verdadero hombre. Carajo, pero ¡qué digo hombre! —. Este es como un círculo vicioso, digo que «no» y al final voy haciendo todo lo contrario a mi palabra. Esto es todo a causa de mi signo zodiacal chino, maldito sea el momento en que nací con el don de la curiosidad, diablos, mi madre debió tenerme en otra fecha.
— ¿Qué hora es, nene? —Susurra en mi oído y de inmediato lo golpeo. Fue como un reflejo. —Hey, tranquilo vaquero...
—Me asustaste, agradece que solo use el punto uno por ciento de mi fuerza.
—Perdón.
Bueno. Es frustrante que coopere tan bien según la situación.
Ya que es nuestra cita número cinco, y por lo que prometió, sería la cita perfecta. Le daré el beneficio de la duda y poder obtener mi presencia sin mucho relajo. Justo ahora, estamos en lo que es un parque de diversiones. Aunque parece más una playa que nada. Jongin me dijo, según lo que entendí, que esto era la magia de su lugar favorito.
Además de que se estuvo «abriendo» a mí, contándome pequeñas anécdotas de él en este lugar, junto a su madre, y su padre, algo totalmente extraño, ya que parece que es el único lugar que compartía con él. No era como Yunho con nosotros, donde si va uno, vamos los cinco —por lo general, Luhan siempre nos acompaña o seis, dependiendo si Micky le apetece viajar—. No. Según la información que pude recaudar de él, fue que su padre solo lo traía a este lugar, ni un viaje al extranjero por negocios los hacia viajar juntos, nada, no había espacio para eso en sus horarios.
— ¿Y hace cuanto que no vienes con tu padre? —Pregunto algo curioso, y Jongin se recuesta sobre mis piernas. Justo ahora, ambos estamos con solo unos bermudas, debajo de una sombrilla playera, ya que hace más calor que nada.
—Desde que mamá murió.
— ¿Tanto tiempo? —Pregunto asombrado. Una pregunta que solo formulé en mi cabeza, salió con total libertad. — ¿Y tu padre, porque no ha salido de nuevo contigo? —Lo chismoso también es parte de mi signo zodiacal chino, ya lo comprobé.
—Es un hombre muy ocupado. —Responde con franqueza y pasa su brazo detrás de su cabeza, sus dedos se sitúan de plano en mi parte. Tal vez no notó, donde fue exactamente que cayó, un momento, el imbécil si lo sabe; en el instante que los movió con parsimonia, lo deduje.
—Hay hombres igual de ocupados, y tienen tiempo-
— ¿Lo dices por Jung Yun Ho, cierto? —Trago seco, ¿Cómo lo sabe? No quería presumir justo ahora de la buena relación que tengo con papá, pero bueno, no me deja de otra, tendré que contarle todo y ser abandonado en este lugar. —No te asustes nene, no le contaré a nadie.
— ¿Cómo lo-?
—Mantendré el secreto solo porque Luhan me agrada. —Se levanta y puedo notar como el par de bellas damas, frente a nosotros nos sonríen. Se sonrojan un poco cuando noto que lo han hecho, y aun con vergüenza, una de ellas me da un saludo con su mano a lo que yo simplemente le imito, además de darle un guiño.
¿Qué puedo decir? Soy simplemente irresistible, todo un galanazo.
Jongin se acomoda a un lado mío, y aun con las gafas de sol puestas, mira al dueto de mujeres. Toma entre sus manos un poco de arena, que, aunque la playa era artificial, la arena era de verdad.
Las mujeres se levantan de su lugar y a los pocos minutos llegan hasta quedar frente a nosotros. Ambas llevaban traje de baño, dejando a la vista su delgado y bien formado cuerpo —junto a dos pequeñas creaciones del señor— de ensueño. Oh, señor, ¿hace cuánto que mi hermoso ser no está en una mujer o en otra cosa que no sea la boca de Jongin? Es que he intentado de todas las maneras posibles, poder darle placer a ese jodido brujo. Pero del placer que solo yo puedo darle, y él simplemente se niega. Siempre le da vueltas al asunto. ¿Qué tiene de malo que yo sea quien lo haga gritar de placer? Ninguno. Pero, no. Él se niega rotundamente a todo lo que digo.
Salgo de mi ensoñación en el momento que siento como Jongin me toma de la mano. Lo miro interrogante, pero jamás volteó a verme, es más, me ignoraba, él solo no dejaba de ver al frente y ¡que me encabrono! Como de que no, soy Do Kyungsoo, me puedo encabronar en cualquier momento.
—Sí, mi novio no creo que le guste mucho la idea de que me separe de él. —Termina con una gran sonrisa, que muestra sus perlados dientes, y la pelinegra se muerde el labio, mientras baja la cabeza y noto un leve sonrojo. Se me baja el coraje cuando reaccioné ante la situación porque al parecer mi querida no-amiga se acercó con la intención de interactuar con mi novio, y yo haciendo corajes por nada, vaya, vaya, soy todo un caso.
— ¿Tu novio? —Pregunta la que me saludó hace un momento, y Jongin solo asiente.
—Sí, Kyung-eh no le gustan mucho esas ideas de que me aleje de él. Es un tanto... celoso. ¿Cierto, nene?
—Yo-
La vida me odia, o solo me entrega el karma correspondiente.
Antes de que pudiera terminar la oración, Jongin me besa. De esos besos que te roban los suspiros, así de potente fue el beso, y eso que yo seguí mirando a la mujer, solo que... Jongin me hacía pensar en otra cosa y no me podía concentrar en ella del todo.
Creo que me estremecí al ser vistos, ¿qué acaso no tiene miedo que algún homofóbico cualquiera nos mire e insulte? Tal vez si lo pensó, pero le valió y por eso justo ahora se separa, provocando un audible sonido húmedo por parte de nuestras bocas. No es por orgullo, pero cooperé para que se escuchará bien fuerte.
—Ahora si nos permiten, debemos ir al baño a cumplir nuestra fantasía.
— ¿F-fantasía? —Pregunta algo pérdida la pelinegra, sabiendo la respuesta, pero de igual manera preguntándolo para ver que no se ha equivocado.
—Ujum, tener sexo. ¿Sí saben a lo que me refiero, cierto? —Pregunta y por un instante me sentí cohibido a su lado. ¿Cómo puede decir esas cosas a la ligera? Así tan... sinvergüenza. Dios, que pena, jamás volveré a este lugar, no sé qué le pasa a éste pero que vergüenza de veras.
—S-se-
—Así es, bueno, sin más, nos retiramos. —Jongin se levanta, la pelinegra lo mira con ojos de desesperanza y cuando ve que no coopero, me toma del brazo y sin mucho esfuerzo me levanta. Uno nuestras manos, que no supe en que momento soltamos, quedamos frente a las damas, y comienza a hablar: —Tal vez sea en otro momento. Ahora necesitamos aumentar nuestra libido.
Una palabra que me dejó casi perplejo, acaso ¿Acaso el teñirte el cabello realmente te hace inteligente o estúpido? Porque desde que tengo uso de razón, Jongin no ha dicho palabra con algún significado diferente al usual. En pocas palabras, siempre lo tacho de imbécil cuando intento decir alguna jerga médica, que aprendí a lo largo de mi vida leyendo los libros de mi madre e incluso usándolos con ella misma o con Dae y Hyung. Pero de ahí en más, Jongin era el caso especial al que suelo sorprender con mi habla de diccionario, no mentiré, pero desde que comenzamos a salir debo encontrar sinónimos simples para que ambos podamos tener una conversación normal.
Nos detenemos a escasos metros de los baños, Jongin voltea y nota que las mujeres ya no están. Da una sonrisa de autosuficiencia y me jala del brazo, tomando otra ruta totalmente distinta al baño.
— Con que, ¿libido? — Le pregunto una vez que tomamos asiento en una de las sillas de un restaurant costeño del lugar. ¡Incluso vendían gran cantidad de mariscos de todo tipo!
—Sí, bueno... palabras que descubres al leer un libro... —Lo miro interrogante y él de inmediato voltea a otro lado. —O que encuentras en internet... ¡Hey, no te rías!
—Ya, lo siento, lo siento... es solo que es gracioso. —Y termino de burlarme en su cara.
Un rato más burlándome de él, y de su tonta, pero tierna forma de sacar palabras que creo ha durado mucho en aprenderlas, terminamos de comer aquel enorme coctel de camarón que ordené y que por supuesto, Jongin paga, o sea, ¿si no para que más lo traería?
Jongin al igual que yo, comió lo mismo, solo que él lo terminó minutos antes que yo. Creo que ahora si lo amo. Y si me dijera que me ama, lo creería sin chistar. Cuánta razón tiene ese refrán que dice: «Panza llena, corazón contento». Creo que tomaría en cuenta, en este preciso momento, cualquier declaración de amor —por más falsa que sea— que me den.
—También encontré otras tantas, ¿quieres que te las diga?
—Claro.
— ¿Sabes que significa Némesis? —Me dirige una sonrisa divertida y me quedo pensando en lo que dijo.
— ¿Justo ahora estás hablando sobre ese "Némesis" personaje de Resident Evil? Porque de lo contrario-
— ¡Emesis! —Grita algo alterado, con una gran sonrisa de gato y comienzo a carcajearme de él, otra vez. Las personas a nuestro alrededor nos juzgan con la mirada, ¿y saben cuánto me importa su atención? ¡Un bledo! Así es, mire todo lo que quieran, me seguiré riendo de Jongin por el resto de mi condenada vida. — ¡Hey!, solo fue un simple error.
—Bien, bien, lo siento... pero, ¿Quién puede confundir emesis con némesis?
—Ya, ya, un error, lo he dicho. —Me rio por última vez y Jongin hace un pequeño berrinche pidiendo que me calle o de lo contrario me abandonaría en aquel lugar.
La noche cayó. O el intento de noche. En el parque prácticamente nos corrieron después de las siete y treinta de la tarde, cuando salimos, al primer lugar que nos dirigimos fue al hotel; no era la playa real, pero me cansé como si hubiera estado en una.
El hotel era enorme, tuvimos que esperar por unos cuantos minutos en lo que Jongin estacionaba, y si no fuera porque metió un dedo en mi nariz me habría quedado dormido en el asiento del copiloto. «¿Dónde estamos?» pregunté un poco somnoliento y él sólo dijo un simple «¿Dónde crees?». Bajé del auto y el lugar era justamente el mismo al que llegamos el día hoy en la mañana; si no mal recuerdo lo primero que hicimos para estrenar el cuarto de hotel, fue jugar al jenga. De ahí, Jongin comenzó con su absurdo palabrerío sobre cuánto me ama, y blah, blah, blah...
—No quiero que creas que te he traído a este lugar, solo para-
—Tener sexo. —Completo, la verdad no es algo por lo cual sorprendernos y noto el sonrojo que se le formó, todo gracias a los brillantes y relucientes, espejos del ascensor que reflejaron su vergüenza.
—Yah, hyung... No-
— ¿Qué, Jongin? —suspiro y esperando a que él me interrumpa, paso mi mano por el bolsillo derecho del pantalón y miro el teléfono, ni un solo mensaje que me distraiga o algo, nope, ahí estuvimos, incomodos hasta que continué —Eso es lo que hemos estado haciendo desde siempre. —suelto en un suspiro, y muevo un poco mis hombros, guardo el teléfono para después meter mis manos dentro del bolsillo del pantalón. Le doy un pequeño golpecito en el brazo y lo noto. — ¿Qué te pasa eh?
No hubo respuesta y el elevador parece durar años, ¿Por qué no avanza correctamente? ¿Acaso se quedó atascado? Maldición, no puede dejar de funcionar en estos momentos, ¡Dios no me hagas esto!
—Hey, te hablo, ¿Por qué tan serio? —Gira su rostro, y de inmediato me preocupo, ¿es alérgico al camarón y está por morir por un angioedema? Jesucristo. Tal vez por eso se dobló (ya que no puede respirar e intenta jalar aire en esa posición) y ya sea por el dolor o simplemente quiera vomitar. —Jongin, ¿acaso eres ale-?
— ¿Para ti solo fue sexo? —Pregunta y las ideas sobre cómo poder ayudar en sus alergias, se esfumaron por completo.
— ¿... Eh?
Y sin poder continuar a formular con alguna absurda pregunta sobre lo que intento decirme, la puerta del elevador se abre, ¡justo en ese momento funcionaron las muy malditas! Jongin sale de inmediato, y ahí me pregunto, ¿Por qué nadie entró al maldito elevador? Yo tuve que continuar con la asfixiante situación, solo, ¡sin ningún desconocido que me apoye! Digo, si alguien hubiese entrado, tal vez ahora Jongin no hubiera salido que echa humo por las orejas.
Ya que ambos nos dirigíamos al mismo lugar, no tuve de otra que seguirlo. No podía ignorar, todo esto se tornó extraño.
Esta situación, me hace sentir totalmente mal. Es como si estuviera siendo el malo del cuento. ¿Acaso estoy obrando mal, señor? ¿Debo reivindicarme a su lado e ignorar el mal que está por hacerme? ¿Tal vez decirle lo infeliz que es? ¿O simplemente creer en las palabras que tímidamente me ha dedicado?
Lo primero que veo al abrir la puerta, es la luz del pasillo que refleja solo una parte de la oscura suite presidencial. A tientas intento encender la luz, pero no encuentro el interruptor. Me pego a la pared, tocándola con descaro, acariciando cada parte y justo ahí, ahí es cuando lo siento. Estoy por presionar el interruptor, pero la luz del baño me roba la atención al encontrarla encendida. A tientas otra vez, entre la obscuridad, y con alguno que otro golpe en el camino, ya que no estoy muy familiarizado con el lugar; logro llegar a la puerta del baño.
Puedo escuchar el ruido que hace el agua al correr, y justo cuando estoy por tomar la perilla, la puerta se abre. Mis intentos de asustar a Jongin desaparecen en el momento que veo que tanto sus pantalones son diferentes. ¿Tanto tiempo duré fuera?
— ¿Por qué parece que te has cambiado de ropa? —Pregunto y aun no caigo en la obviedad de la situación.
—Regresaremos a Seúl.
—Espera, ¿qué?
—Ya no queda nada que podamos hacer en este lugar. —Su rostro parece algo hidratado, podría decir que ya se la razón del porque se escuchaba el agua. —Además mañana tienes que trabajar a primera hora.
—Espera, ¿qué? —Pregunto lo mismo, ¡que mierda le sucede! Jamás en su sano juicio me hablaría sobre mi trabajo. Es más, siempre me ruega por no asistir y quedarme con él.
—Nos vamos, Kyungsoo.
Algo huele mal aquí. Por lo general. Mejor dicho: siempre. Jongin suele llamarme por el absurdo apodo que me ha puesto —muy a mi pesar—, o incluso por «hyung». Que me llame por mi nombre, lo vuelve todo completamente raro. ¡Dios! ¡Hasta mi piel se erizó por el temor que nació de no sé dónde!
Pasa a un lado mío y me deja un «El baño es libre para que lo uses», y de ahí, camina por el obscuro pasillo hasta llegar a lo que creo, será la habitación. Lo sigo, chocando con alguna estúpida cosa por el camino, y al final llego hasta donde hay luz. Si, la luz de la habitación.
— ¡Yah, pedazo de imbécil! ¿Quién te-?
Me callo.
Dejo de respirar.
Mis ojos se agrandan.
¿Por qué jodida mierda tiene que ser tan imbécil?
Y, por último, dejo salir todo el aire retenido que no sé en qué momento lo retuve.
Jongin está de espaldas, cambiando su playera, dejando a la vista su delgado cuerpo. Pero eso no me sorprende. No, eso lo veo cada día. Lo que me hizo tragar saliva, fue lo que hay a nuestro alrededor. Cientos de pétalos alrededor de la habitación. Y puede que eso haya sido algo más que cliché y de lo que estoy seguro solo lo vio en alguna película para poder imitarlo. Pero, la sensación, el sentimiento que esto me causó, fue un poco... fenomenal.
Sobre la cama, hay un corazón hecho por aquellos pétalos. Fijo mi vista, y mis ojos dan un recorrido por mis pies. Hay un camino rojo, de los mismos pétalos. Alrededor hay pequeñas velas, que rodean el camino, y las cuales no muestran algún uso.
Salgo de inmediato de la habitación, y a paso veloz enciendo la luz del pasillo. Si hubiese sido en otra situación, esto habría sido perfecto. Hay miles de pétalos regados, por lo que yo creo, mi culpa. Algunas veladoras fuera de su lugar e incluso tiradas.
Muerdo mi labio en el instante en que Jongin sale de la habitación, se recarga sobre la pared y cruza sus brazos. Me dirige una mirada con algo de dolor y deja caer el bolso.
—Jongin, tu-
— ¿Queríamos la cita perfecta, que no?
—Yo- —Yo realmente soy un estúpido.
—Lo olvidaba. —Su mandíbula se tensa por completo, ugh, creo que se escuchó adolorido, ¿realmente lo está o es falso igual? —No puedo ser cursi, porque según tú, yo no te amo.
—No, no es-
—Oh, claro. —ríe falsamente, lo sé, yo lo conozco y él es predecible, eso fue más falso que nada. — No debo hacer esto, porque solo te quiero para tener sexo. —Responde algo sarcástico. —Por un momento también lo olvidaba.
—Yah, Jongin, solo-
—No te preocupes Kyungsoo, tampoco te creas tan importante. — Su voz se quiebra un poco y por un instante dudé de las palabras que alguna vez Minho me dijo. —No es como si quisiera casarme contigo y vivir contigo el resto de mis días, tampoco es como si después de los años, trajéramos a nuestros hijos a este lugar y les contáramos la anécdota de como tuvimos nuestra cita perfecta, omitiendo que hicimos el amor hasta que ya no pudimos más y nos juramos... nos juramos que... —Se detiene y mi corazón no deja de palpitar como loco, creo que es por causa de los pétalos y por eso mismo me siento un bastardo porque es obvio el hecho de Jongin rompiendo en llanto al no seguir con sus palabras.
— ¿Qué nos juraríamos? —Muerdo mi labio por tal pregunta y hasta ahora, ya no resisto más, ¿tan mal persona he sido? Creo que soy de esa manera, pero sus ojos me miran fijamente y por un instante eso me hizo sentir totalmente mal.
—Que siempre estaríamos juntos. —Es algo bajo, pero aun así lo puede escuchar. —Que pase lo que pase. Que sea lo que sea, siempre estaremos juntos. Aunque él no crea en mis palabras, y crea que solo estoy jugando o que soy un jodido bastardo. Solo lo amo a él...
No hay palabras que pudieran describir lo que prácticamente me está confesando. ¿Es mentira? ¿Es verdad? ¿Cómo puedo estar creyendo en sus palabras que posiblemente las ha estudiado desde siempre? Nadie me asegura que no es lo mismo que les ha dicho a los demás, aquellos con quien ha estado jugando. Y que, por eso, la actuación y el sentimiento, se vuelve tan real.
Pero. Solo por esta ocasión, dejaré que las dudas desaparezcan.
—Jongin, yo-
—Regresemos. —Y no fue algo como una petición o una pregunta o si solo lo dijera para cambiar mi forma de pensar sobre sus sentimientos. No, fue una orden.
Una orden de un Jongin que posiblemente este molesto.
Este dolido.
E incluso resentido conmigo.
No me quedó de otra, más que asentir a su orden. De cualquier manera, no tengo con que irme, además de que mañana debo trabajar a primera hora del día. Una vaga idea pasó por mi mente, y esa fue de qué la cita perfecta estaría siendo terminada en su departamento. Pero, no fue así. Y eso lo supe en el momento en el que tránsito por las conocidas calles, llegando en pocos minutos a mi departamento.
—Bien, nos vemos mañana. —Digo aun estando dentro del auto. Jongin en ningún momento volteo a verme.
—Hasta mañana. —Responde de forma seca.
—Voy saliendo... —Le advierto y tal como siempre suele hacer, me da un beso de despedida, pero esta ocasión no fue así. —Ya estoy por salir... He salido, ¿no tienes algo que decirme?
—Estoy bastante cansado.
—Lo entiendo. —Tomo mi bolso, que justamente hace un puto juego con el de él. —Que descanses.
—Adiós. —Ni siquiera se esperó hasta que entrara, él solo arrancó el auto y se fue.
Argh, me siento como en un mal drama. Mal escenificado y mal actuado, con mal guion para joderla.
Subo las escaleras, ya que el bendito elevador, está en "proceso de reparación". ¡Púdranse en la mierda, por favor!
En el transcurso, al no tener en nada más que desperdiciar el tiempo, estuve pensando en la pequeña pelea y en Jongin, creo que ha sido lo más extraño en nuestra relación. Digo, solemos pelear a cada rato, incluso creo que eso es parte del paquete de novios tóxicos, el cual somos con gran orgullo. Decir: «terminemos», es como un «Hola» para nuestro idioma. Ni siquiera le damos gran importancia a esas palabras.
Pero hoy, no se dijo dicha palabra y se sintió como si verdaderamente hubiésemos terminado.
—Puto deseo negro.
Lo he dicho. Una vez que entre a mi departamento no volveré a pensar más en eso ni mucho menos en él, es mi hora de sueño y relajación, no me arrugaré por tener a Jongin en mis pensamientos; que se pudra si es que se enojó por alguna cosa absurda, y que se re-pudra su terminamos y no me dijo.
—Hyung, ¿cuantas veces te he dicho sobre el uso de los percheros? —Hablo desde el pasillo, hay un abrigo sobre el sillón, es imposible no saber quién es. Además de que la luz de la cocina está encendida. —Los percheros fueron creados para- ¿Baekhyun?
—Hola. —Me da una de sus rectangulares sonrisas y después regresa a su labor con la estufa. Un segundo, ¿qué está sucediendo aquí?
— ¿Qué haces aquí?
—Vine con Luhan. —Responde con simpleza y le baja la flama para que no se queme lo que sea que este cocinando, voltea a verme y sonríe de nuevo con aquella rectangular figura plantada entre sus labios.
— ¿De dónde conoces a Luhan?
—De hace un par de horas. —aclara y vuelve su atención con la estufa—Chen llegó con él a mi departamento. —se gira y me guiña. —Hoy es sábado de películas. —Vuelve a su labor. —También fue sábado de karaoke, Luhan es muy bueno, por cierto. —suspira y sus manos se mecen con el largo cucharón de madera— Después el adorable Xiumin le llamó a Chen, Luhan se quedó conmigo, estábamos viendo una película, después otra, y no recuerdo en que momento fue que aparecieron las cervezas... —Apaga la estufa y continúa hablando. ¿Qué no se calla este hombre? ¿Por qué acaba de cambiar su imagen de niño rico en mí cabeza? ¡No, él no me puede hacer esto! ¡él debe ser un inútil y no saber usar los quemadores de mi estufa barata! —Creo que fue cuando Cruise drogó a Diaz. —Comienza a servir leche en tres vasos. —De ahí Luhan me pidió venir a tu departamento y aquí nos encontramos. Creí que nos dejarían afuera esperando hasta que llegaras, pero Luhan tenía llaves.
— ¿Y dónde está él?
—Aquí estoy. —un segundo y hablan a mi espalda, giro y lo encuentro. Con una mueca en el rostro y su voz se escucha más gruesa.
— ¿Qué tanto bebiste, Ge?
—Lo suficiente. —Habla Baekhyun y con un silbido, miro a Luhan. No entra en mi cabeza el hecho de que ambos hayan congeniado y su rápida amistad, como para que uno conteste por el otro, pero cuando las lágrimas de Ge salieron, fue el shock más horrible que pude haber tenido en todo el día.
—Soo, debo confesarte algo... —De inmediato toma lugar en una de las sillas y deja caer su cabeza en la mesa.
— ¿Qué cosa, Ge? —pregunto preocupado, no lo pensé dos veces y coloco el brazo sobre su espalda para tratar de reconfortarlo. Pronto, Baekhyun y yo tomamos lugar a sus costados para imitarlo, solo que no colocamos la cabeza en la mesa, en su lugar, fueron los codos.
—Yo... Kyungsoo, yo-yo, creo que... ¿me gustan los hombres? —Eso último lo dice como si se preguntara a sí mismo. Sonrió en mis adentros, Ge puede llegar a ser muy inocente, (aunque también un bendito nerd con inteligencia del infierno), y yo pensando que eran cosas peores cuando las lágrimas llegaron.
—No hay nada de malo en eso, Ge. —Trato de reconfortarlo y él comienza a dramatizar, incrédulo de lo que sus propios sentimientos le están gritando.
—Es que... ¡Ni siquiera me gusta Lady Gaga! —pasa su mano despeinando su cabello, da un largo suspiro y después levanta su cabeza. Incrédulo y lloroso, ese era el Luhan que no encuentra explicaciones. —Estoy muy confundido.
— ¿Qué tiene que ver Lady Gaga, en todo esto? —cuestiono.
—Oh, créeme, Lady Gaga tiene mucho que ver. —Baekhyun contesta, después le da un gran trago a su leche y le queda un bigote blanco.
—El caso es, que te lo quise decir a ti, ya que tú me entenderías porque eres-
— ¿Solo porque salgo con Jongin? —Pregunto y Luhan asiente de inmediato. —No soy el único que sale con un hombre. —suspiro— Dae sale con Minseok-hyung. —Suelto y mi ceño se frunce, no soy el único que sale con un hombre. El que crea que soy el único, me hace sentir extraño.
— ¡Ese demonio profana a mi bollito! —Prácticamente grita, creo que odia la idea esa relación, la odiaría de igual manera, pero a mí sí me gusta ver felices a las personas.
—Yo más bien, diría lo contrario. —Aporta divertido Baek, y cuando Lu entiende lo que trató de decir mediante aquel guiño y la mueca burlona, el enojo se esfuma.
—En ese caso, le doy mi consentimiento.
—Baek sale con Chanyeol. —confieso divertido y Baek por poco se ahoga con la leche.
— ¿Chanyeol?
—Uno, Ge. —Cuando creo que Baek me quiere matar por decir algo tan secreto. Trato de remediarlo. —Y Tao sale con K-quien sabe quién, pero también creo que le gustan los-
—Al Panda le gusta Sehun. —Me interrumpe Baek, y lo miro atónito, eso si no me lo esperaba. —Se le nota a simple vista. El niño reprimido tiene suerte.
—Oh... —volteo a ver a Ge, y lo encuentro mordiéndose el labio. ¿Qué le sucede a este?
— ¿Y Junmyeon?
—Creo que es el único heterosexual entre nosotros.
Después de seguir hablando sobre quien le gusta a quien. Decidimos ver una película los tres, callar porque después más secretos serían revelados y las cosas ya están demasiado extrañas como para tener que enojarme por algo que pueda provocarme el coraje. Fue algo raro, siempre creí que Baekhyun era uno de esos riquillos superficiales, sangrones y engreídos, pero al parecer solo lo fue conmigo y con Dae. Porque congenió a la perfección con Luhan-Ge.
Cerca de las doce y tantos de la madrugada, recibí un mensaje.
Esperé a que fuera el de Jongin, quien trataba de decirme lo que le sucedió, pero lo único que encontré fue el texto de un preocupado Jongdae. Quien casi entre el llanto confesaba el hecho de que casi no conocía del todo a Baekhyun, y que justo ahora debe estar vendiendo a Luhan en una trata de blancas. Porque, según él, Luhan fácilmente pasaría a ser reconocido como una chica. Me contó de igual manera, sobre la desesperación que sintió y que siente al llegar al departamento y no encontrar a ninguno de los dos. Incluso fue con la tía LiAhn, y nada. Además de que ninguno de los dos les contesta ningún mensaje.
Después de reírme de sus raras teorías sobre Baek, tratando de empotrarse a Luhan o vendiéndole sus órganos; le tuve que decir —muy a mi pesar— que ambos estaban conmigo. Un regaño junto a uno que otro insulto después de haber llamado, me deseó tener buenas noches y que descansara ya o de lo contrario iría a mi departamento en ese momento, colgó.
— ¿Con que no cederás, imbécil? — eran las cuatro y siete de la madrugada, Jongin jamás se comunicó conmigo. — Bien.
La última semana de vacaciones llegó.
Siendo hoy lunes, debo entrar a clases. Un total de ocho días sin hablar, pelear, tener contacto e insultar a Jongin. Ni siquiera fue a mi trabajo o me acosó como normalmente lo ha hecho.
«¿Esto quiere decir que hemos roto de verdad?» Me pregunté de casa. El camino de la parada de autobús a Neibor es de solo trece minutos. Con lo que me sobran cerca de veintiséis minutos de anticipación a clases. Pero, cuando estoy por subir aquellos cortos escalones, lo veo.
Una pequeña sonrisa aparece en mis labios y Jongin acorta aquella distancia que tanto nos separa.
— ¿Crees poder perdonar a este pedazo de imbécil por haberse enojado? —Pregunta, y su aliento pega de lleno en mis labios.
Y tal vez fue algo estúpido, pero mi única respuesta fue un casto y rápido beso en aquellos labios que por casi nueve días no había probado.
Pero, eso de ver la socarrona sonrisa que Jongin pegó, supe que fue una de mis peores acciones. Eso fue mi muerte inmediata, maldita sea, estoy cayendo tan sucio y bajo, pero ¿Por qué esto se siente tan bien?
—Lo vuelves a hacer y juro que dejaré que Dae te castre.
—Lo siento, nene.
—Y dejare que Minho juegue con tus pelotas al golf.
—Te entiendo, nene.
—Y-
— ¿Puedo besarte de una buena jodida vez?
—... Sí.
Y a solo dos meses ocho días, creo que estoy jugando uno de los mejores juegos. Enserio. Nunca antes he jugado algo similar.
Tal vez después se arrepientan de haber jugado conmigo, porque es casi imposible de que yo lo haga.
---------
Mientras editaba el capítulo, me dieron ganas de comprarme una nieve de choconuez, raza, la de los helados me dio una de nuez y solo le puso chocolate; se sintió bien gacho :,c
fue traición de la mala.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top