Vigésimo noveno capítulo
Inhalo, siento odio. Exhalo, mi enojo crece. El viento da de frente a mis heridas. Arde, arde tanto que después, poco a poco, me acostumbre al dolor. La sangre que antes brotaba, ahora a parado quedando seca. Mis lágrimas salen, no puedo controlar este sentimiento, ¿qué demonios me sucede? Oh, se han secado, las lágrimas se secan casi al instante por las violentas ráfagas de viento.
Camino hasta quedar en uno de los extremos de la azotea verde. Me siento en la pequeña barra de seguridad de concreto. Miro hacia abajo, mi corazón se acelera. La caída desde este lugar sería bastante dolorosa y dejemos atrás el dolor, será de muerte, ¿podré morir si me lanzo desde aquí? Miro al frente y encuentro a otros cuatro edificios.
Murmullos. Me llaman cobarde. Me insultan. Soy muy poca cosa para ellos...para él. Ellos lo esperan. Ellos quieren que lo haga. Ellos quieren que desaparezca, lo desean. Quieren que salte.
Muevo un poco los labios, duele. Las heridas se han abierto de nuevo. Trato de formular palabra alguna, pero no puedo. Mis ojos se humedecen de nuevo. Trato de hablar, pero nada. Siento un nudo en la garganta que no permite decir nada.
Desesperación es lo que siento. Una tremenda desesperación.
Mis nudillos se vuelven blancos. Cierro mis ojos. Grito. Grito en ese momento. Siento a mis venas crecer junto a este sentimiento del cual no puedo encontrar las palabras. Las heridas de los nudillos se abren de nuevo, más sangre fresca. Mi cara se vuelve roja por el esfuerzo. Mi garganta, mi garganta se esfuerza, no puede más, me pide que me detenga, que nada saldrá si sigo y como era de esperarse, se rasga. Al final, mi voz se quiebra.
Respiro. Tranquilidad es lo que siento. Me relajo. Aquellos murmullos desaparecen. Solo escucho a los demás hablando de su comida, tareas y demás, me ignoran y nadie presta atención a lo que sucedió. Tranquilo, el aire es tranquilo y no violento, sonrió. Creo que mamá necesita verme. Miro hacia abajo. Personas entran y salen de la cafetería.
Entonces, lo miro.
El mismo andar arrogante de siempre. La misma mirada de aburrimiento. La misma soberbia de siempre. El mismo que se cree superior a los demás. El mismo chico de hace no más de un año, conocí. Todos lo miran. Todos lo desean. Todos quieren tener la suerte de estar con él. Él cree que nadie lo merece, cree que es mucho para ellos. Sucede. Cruzamos miradas. Alza el rostro, me sonríe. No tiene ni una sola pizca de sorpresa en su rostro; como si no le importara que este en ese lugar, en estos momentos. Me cree cobarde por lo que cree que haré.
Pero, ¿Qué piensa que haré? ¿Lanzarme solo porque me dejó? ¿Acabar con mi vida por un simple rompimiento? No soy imbécil.
Y no tiene tanta suerte, para que llegue a esos extremos.
Le sonrío de vuelta. Le doy la sonrisa más arrogante y altanera que tengo. Camino hasta la puerta de la azotea, necesito lavarme. Si los chicos me ven así, se preocuparán, y lo que menos quiero en estos momentos es tener una charla sobre lo que sucedió. Estoy por abrirla cuando alguien roba mi atención. Una rubia. Una chica está sentada plácidamente en el suelo. Su almuerzo a un lado. Trae los audífonos puestos y el celular en su mano. Me acerco a su lado, no me miró, al contrario, me ignoró.
— ¿Qué haces aquí? —pregunté, ya no fui ignorado.
—Comer, ¿y tú? —Habla finalmente, cruzo los brazos y tomo aire, no mentiré que me duele todo el cuerpo como acabara de cargar una tonelada de cemento.
—Intento suicidarme, ¿me piensas detener?
—No creo que lo hagas.
— ¿Enserio? — ¿tengo permitido tener esta charla mientras olvido todo lo que pasa por mi cabeza un segundo? —Tal vez estas sean las últimas palabras que escuches de mí.
—Kyung, no eres capaz.
— ¿Me estas retando?
—Tómalo como quieras, sé que no lo harás.
— ¿Eso es un reto? —pregunto, ella sonríe, había lágrimas que quisieron salir, pero el dolor en mi labio era mayor, así que solo suspiré.
—Yo solo te estoy estimulando para que lo pienses.
— ¿Ah sí? Entonces, —aclaré la garganta, cerré los ojos y el dolor de las heridas las ignoré. — ahora sacarás todo un monólogo de como la vida es bella y hay que aprovecharla por completo.
—No. — wow, me sorprendí. — De cualquier manera la vida suele ser un asco.
— ¿Ahora quieres que me aviente, cierto?
—No dije eso.
— ¿Entonces?
—Demuéstrales como la vida suele ser un asco.
— ¿Y cómo lo haría según tú?
—Siendo tú mismo. —«Siendo yo mismo». Kota sí que tiene ideas descabelladas. Me siento a su lado y robo un poco de su comida. Ella me regaña. Muerdo el pedazo de manzana que robé y pienso, sin dejar en ningún momento las filosas palabras que salieron para contrargumentar su felicidad.
— ¿Quieres que un pobre perdedor les demuestre como la vida suele ser asquerosa? Claro, eso suena genial. — burlo. —Que un pobre diablo les haga sufrir...como si pudiera.
—Claro que puedes. — Odio el optimismo de las personas, ¿acaso no puede ver todos estos golpes? — Solo, no seas Do Kyungsoo, el pobre chico que se enamoró y fue botado. — Vaya, las noticias viajan demasiado rápido. —El juguete de Kai. —Ouch, eso me hirió. — El chico que no tiene un solo centavo, el que no tiene valor alguno por ser un especial. Demuéstrales quien realmente eres. Demuéstrales como éste...—me golpea en el pecho—...perdedor hará que se arrepientan.
— ¿Ah sí? ¿Quién quieres que sea entonces?
—Tal vez...Jung Kyungsoo. —Me quiña un ojo y me congelo. ¿Ella dijo eso? ¿Acaba decir quién soy, como si nada?
—C-como...c-como l-lo...
— ¿Cómo lo supe? —Asiento—Siempre lo supe.
—Como... ¿c-cómo?
—Hace como tres años... — paró, dejó su comida y guardo los audífonos, me miró a los ojos y sonriendo, continuó. —sí, tres años. El señor Yoochun fue con mi tío. Estaba preocupado, su sobrino había desaparecido. Mi tío es policía, pero había agentes que realmente ayudaban en su búsqueda. Él es solo un simple policía, y el señor estaba realmente aferrado a que mi tío le ayudara. Yo estaba con él aquel día. Mamá se había ido y mi tío decidió que me quedara con él, que con mi padre. Y él llego. Con una fotografía tuya.
— ¿Mi tío hizo eso?
—Así es. — Movió su cabeza, mi corazón dio un brinco, por un segundo las lágrimas estuvieron a punto de salir; jamás creí que er lo suficiente como para preocupar a mi familia hasta ese extremo. —Estaba como a punto de colapsar. Realmente se le veía preocupado.
— ¿Enserio?
—Sí, ese día se tuvo que quedar en nuestra casa. En la foto estabas tú, Junmyeon, Jongdae y tu papá.
— ¿T-también s-sabes quienes son ellos? —Las palabras ya no salían completas, jamás lo imaginé. Es decir, este día me ha dado las sorpresas necesarias para poder morir.
—Así es. Aunque cuando entré a este lugar se me hizo raro; todos hablaban sobre los Jung, pero decían que ellos no estudiaban aquí. Yo siempre los miraba. A los dos, siempre juntos. Era extraño.
— ¿Por qué nunca lo dijiste?
— ¿Decir qué?
—Que ellos son los hijos de Jung Yunho.
—No era asunto mío. — Y lo dijo sin interés, sus palabras salieron tan firmes que me sorprendió una vez más. —Además, cuando me enteré que ellos eran los hermanos Kim, creí que yo era la que estaba mal; después de todo, el Primer Lugar y su hermano eran conocidos por todos, creí que tal vez la que se había equivocado era yo. — suspiró y movió su cabeza, después unió sus manos y estiró sus piernas. —Ya sabes, quizás me confundí. Pero cuando entraste a Mounter, y te presentaste como Do Kyungsoo, se me hizo un poco raro. Todo. Todo era raro. Después cuando Chen entro a trabajar a Mounter...
— ¿Y cómo estás segura de que soy Jung Kyungsoo?
—Bueno, aparte de que hace un momento te descubriste tu solo, hace casi un medio año; no, poquito más, el señor Yoochun nos visitó. Y habló de necesitar un tutor para su sobrino. Quien es nada más ni nada menos que Jung Jongdae, o para los amigos Chen. ¿Muchas coincidencias no?
—Eso- —Demasiado tarde, el timbre a sonado, no pude contestar. Pero, ¿qué más da? Estoy acabado a final de cuentas.
Me levanto y le ayudo a Kota a pararse. Bajamos de la azotea y cientos de personas se nos quedan mirando. Al parecer les da gracia, que dos especiales estén junto. Caminamos como si nada. Estamos por separarnos, pero Kota se acerca a mí y me susurra algo al oído, había una gran sonrisa en su rostro. Y sonrió igual.
Todos nos miran. ¿Tan poco me duró el sufrimiento de ser botado? ¡Já! Ni se imaginan.
• ♦ •
La siguiente clase es Metodología del instrumento. No he entrado a las tres primeras y ahora debo hacerlo o preocuparé a los demás. Para mi suerte, está la comparto con él.
Los afrontaré, tal como lo dijo Kota.
Entro al salón, todos se sorprenden por mi valentía y el hecho de que este ahí en estos momentos los sorprende aún más. Cuando entra el maestro, su sorpresa fue más dirigida al ver mi aspecto.
—Señor Do, ¿Qué le pasó?
— ¿A mí? Ya sabe, lo típico—le digo bromista—: Un resbalón, salté del auto, me caí de las escaleras, un perro me mordió; me arrolló una bicicleta. Mmm, sí. Por el momento nos conformaremos con que me arrolló una bicicleta, justo cuando venía a su clase.
— ¿Usted cree que estoy bromeando? ¿Acaso, ha visto su aspecto?
El ruido de la puerta abriéndose nos distrae a todos. Baekhyun y Kai, están entrando. Cada uno toma asiento los cuales quedan justo delante de mí. Baek me da una mirada, «lo siento» pude leer de sus labios, pero Kai... él simplemente me ignora; aun cuando él está a mi lado, fui nada en ese momento, ¿me pudo tratar como si fuera un desperdicio oloroso? Posiblemente, no tengo dudas.
— ¿Tan mal me veo? —Le pregunto juguetón.
—Señor Do, está sangrando. —oh, y yo que creí que lavándome el rostro nadie se daría cuenta. —Tiene toda la cara llena de golpes y sangre, ¿usted qué cree?
Justamente cuando termina de hablar, Kai opta por ponerse los audífonos y subir la música lo más que se puede. Todos escuchamos claramente el rock pesado de System of the down. Evade todo lo que pasa a su alrededor, como todo cobarde.
Sé que dije que los afrontaría, pero me siento pequeño en estos momentos. A su alrededor. Cuando prometí hacerlo, me sentía valiente e inquebrantable, pero ahora soy nada.
El maestro continúo diciendo cosas. Lo único que logro captar es «examen», «aspecto», «enfermería» y «ahora». Cada palabra con una extraña sincronización una de la otra, creo que me estaba dando unas pistas extrañas, espero no equivocarme en enlazar el significado.
— ¿Puedo ir a la enfermería y hacer su examen más tarde?
—Es justamente lo que te dije.
—Bueno, de cualquier manera, toda la adrenalina y noradrenalina que tenia se está agotando y tal vez este creando algún grado de fatiga crónica. —no era que deseaba que se enteraran de mis malestares, pero algo debía de decir para que la situación se viera más verdadera— Además, creo que la bicicleta iba a exceso de velocidad y si no voy rápido, puedo desarrollar algún cuadro de apnea.
El maestro me mira raro. Mis compañeros, también; uno que otro trata de descifrar lo que dije. Suspiro, se me olvidaba que aquí solo cantábamos y bailábamos, una disculpa de antemano por tratar de parecer gracioso e inteligente.
—Está muy cansado, le está comenzando a doler todo y posiblemente tenga alguna fractura que dejará secuelas. — Oh, Dios, todo duele. —Es lo que trató de decir. —hablan.
Mierda no, ahora no. No, no, no. Mis lágrimas quieren salir, no las puedo detener. Oh, gran maldición, ¿Por qué no puedo moverme? ¿Por qué comenzó a doler todo? ¿qué les suceden a mis piernas?
—Yo lo llevo. —Él no. Mierda, cualquier otra persona, menos él.
Le tomó un segundo caminar y llegar a mi asiento, tomó mi mano y sin darme una palabra, me saca de aquel horroroso lugar. «Esta bien» traté de convencerlo pero creo que no lo logré, «Yo estoy bien» dije de nuevo, su presión en mi mano fue más intensa, mi mandíbula temblaba, me dolía soltar palabras, me sentía tan estúpido en ese momento que cuando dije «no me importa en absoluto» cuando salimos del edifico y me soltó, oh, sabía que no debía mentirle. Me encara, pero yo no lo podía soportar así que me encuentro con la cabeza gacha. No me atrevo a mirarlo.
—Ahora me vas a explicar todo. —no me pidió, lo exigió. — ¿Qué crees que estás haciendo?
—Y-yo...n-no. —Las lágrimas comienzan a salir, no puedo retenerlas más. Es bastante presión por un solo día. Balbuceo. Todo el cuerpo me duele, no tengo fuerza alguna. Me siento débil y el que él este ahí, lo volvía todo más lamentable.
—Está bien Soo, ya pasó. —Me abrazó.
Había algo extraño, había algo que me hacía feliz a la par que me volvía tan seguro, y sin esperar a que algo más sucediera, lloré. Entre sus brazos y cubriéndome con su cuello, las saladas lágrimas son absorbidas por su ropa, el dolor se va de poco en poco; él seguía presionando con fuerza, sin dejarme salir aun cuando lo pedí. «Ya pasó» repitió una vez más, y me tranquilizo, o eso esperé; su mano palmeando mi espalda y susurrándome que todo estará bien, me calmé.
Limpió mis lágrimas cuando nos separamos, el airé me asfixiaba y él solo repite lo mismo, «Ya pasó», planta un beso en mi frente y aquellas lágrimas que se quedaron atascadas sin poder salir, se mantienen ahí. Calmadas y sin ganas de correr.
—Todo estará bien, ¿sí? — lo confirmó y le creí. —Ahora vamos al hospital.
—Espera un poco más...—me aferro de nuevo a él. No quiero que se vaya aun, necesito que me proteja. — ¿C-cómo lo s-supiste?
—En todos los edificios llegó la nueva— Me besa la nuca, oh Dios, jamás imaginé que esas muestras de cariño serían tan necesarias en estos momentos. —Que Kai, lo hizo de nuevo.
—Malditos. —insulté.
—Sí, malditos. — insultó él, con más rencor en sus palabras. —Tuve que golpear a tres que te llamaron basura.
—Ja, ja, ja, Dae. — finalmente lo miré a los ojos. — Te quiero.
—Yo también, hermanito.
—No me dieron tiempo para defenderme. —Sorbo por la nariz, doy un largo suspiro y cuando me sentí preparado para ignorar todo el hecho, seguí—: Ahorita todos estarían en el hospital con traumatismo craneal.
—Ah, lo sé, Soo, nadie saldrá limpio de esta. —Me reconfortó una vez más; demonios, odio este sentimiento, sé que pude haber hecho algo más y ahora que lo pienso, actué totalmente contrario a como soy, ni siquiera me reconocí un momento.
—Espera y veo al imbécil que me pateó, — suspiré, toco mi abdomen y no comprendo del todo en qué momento me comenzó a doler tanto el cuerpo, que es hasta insoportable poder tomar aire. —espero y ahorita mismo este visitando al traumatólogo. —Reí, Jongdae me siguió, juro que, si no va al traumatólogo, lo enviré yo mismo.
Jongdae me toma de la mano al ver que mis ánimos se redujeron y que no pienso moverme más. Me lleva a su auto, mete mis cosas, le llama a Junmyeon por teléfono y arranca.
—Eres responsable de dos reportes, los puse a tu nombre—trata de relajar el ambiente.
—Bien, cuando los prefectos me llamen, yo lo aceptaré.
—Otra cosa— me mira de reojo— Tao lo sabe.
— ¿Qué? —pregunto sin ganas.
—Que soy un Jung.
—Uhm... ¿Cómo lo supo? — le pregunto sin ganas, después reacciono y rio débilmente, oh Dios, tengo un sueño del demonio, pero aun quiero hacerlo sufrir. — eso es malo para ti~.
—Bueno, no estoy seguro del todo... — toma el volante con fuerza, me mira rápidamente y aun con preocupación, suspira tratando de formular sus palabras. —Me quedé a dormir en su departamento y el teléfono sonaba, me estaba bañando y le pedí que contestara la llamada. Al salir me dijo que mi papá me llamó... Y creo que lo sabe.
—Uhm.
— ¿Por qué no pareces sorprendido?
—No creo que se dé cuenta—bostezo.
—Y si, ¿sí?
—Entonces, Junmyeon y yo perdemos también—me rio ya con menos ganas— lo pagaran. —no tienen ni una sola idea de cuando me duele el maldito cuerpo en estos momentos.
— ¿Tienes alguna fractura seria? —Me mira asustado— ¿Por qué la risa satánica?
—Me...me gustaría presentarte a alguien. —wow, jamás creí que el sueño me estaría ganando, juro que esta lucha la estoy perdiendo con una gran diferencia.
— ¿Es linda? ¡Ey, despierta!
—Sí, es demasiado linda.
— ¿Esta guapa?
—Tiene buen cuerpo.
—No estoy interesado por el momento. —Doy una lastimera sonrisa y bostezo. —Ni se te ocurra dormirte ahora. —Me advierte, quitando la vista de la carretera y chasqueando sus dedos frente a mi rostro.
Saco un poco de energía, solo para preguntarle. ¿Qué demonios le pasa? ¿No está interesado? ¿Estará enfermo? Pero una vez más, la imagen de Minseok-hyung llega a mi cabeza y me callo. Tal vez realmente le guste Minseok. Llevan más de una semana que han roto y desde entonces, sus ánimos han ido decayendo, igual que los de Minseok. Ahora que lo pienso, ¿Cuál fue la razón por la cual terminaron? Oh, creo que lo recuerdo; Minseok sabe que Dae le miente. Y no es exactamente en lo que siente por él. Dae no se siente preparado para decirle la verdad, y Minseok no está listo para perdonar cualquier mentira por parte suya.
Vaya sorpresa que se llevará cuando descubra todo.
—Llegamos. —Bajo del auto y en menos de un segundo, un grupo de enfermeras y doctores llegan hasta donde estoy.
La enfermera me sienta rápidamente en una silla de ruedas. Jongdae les explica lo que sucedió. Todos comienzan hablar sobre un posible diagnóstico, no los escuchaba por lo cansado que me encontraba. Todo mi cuerpo me punza otra vez, me cuesta respirar, mis ojos se cierran; tengo un sueño tan jodidamente pesado que solo deseo un poco de agua y una manta para poder ser feliz al dormir. Mi garganta esta reseca. Tal vez estoy deshidratado, no he probado nada —a excepción de lo que le robé a Kota—. Ahora me llevan a una camilla, inician a curar mis heridas, a su paso rompen mi uniforme. Me ponen una intravenosa y de ahí la solución. Uno de los doctores pasa sus manos por el hipocondrio derecho, y solté un desgarrador grito. Con el bisturí, corta solo un poco; un máximo de dos centímetros — o así fue como logré sentir—, limpia la sangre e inicia a suturar después. El maldito que me pego ahí, está muerto. Me retuerzo, no aguanto el dolor.
Una de las enfermeras inyecta algo en el suero. Todos comienzan a hablar, pero... ya no los escucho igual. Un sonido irritante en mis oídos, y después nada. Mi cuerpo flota. Ya no siento dolor, mi visión se vuelve borrosa. La enfermera me dice algo. Solo puedo enfocarla a ella. Es muy bonita, se parece a alguien. ¿Mamá?
• ♦ •
Sueño. Comienzo a soñar, o al menos lo intento.
¿Cómo es que llegue aquí? ¿Cómo caí en su trampa?
"¡Hyung! ¡Me gustas!"
¿Cómo es que le creí tan fácilmente?
"Esperé por este momento, por más de dos años"
¿Realmente sintió lo que me decía?
"Me gustas. Do Kyung Soo, ¿Quieres ser feliz a mi lado? ¿Quieres salir conmigo?"
¿Por qué no los escuche antes?
"Él solo ama, a una sola persona.
Nadie es lo suficiente para él"
¿Cómo pude cambiar tan fácil?
—A mí, ni siquiera me gustan los hombres.
— ¿Enserio?
—A si es.
—Yo cambiaré tu forma de pensar.
¿Al menos sintió algo?
—Hyung, vayamos a la playa mañana.
—Hay clases.
—Faltemos. Será un solo día.
—Mejor vayamos este fin de semana.
—Pero... ya lo tengo todo listo.
— ¿Qué tienes listo?
—Nuestro nuevo lugar especial. El cual visitaremos cada año, les diremos a nuestros hijos; los cuales adoptaremos cuando nos casemos, que ese es el lugar especial de sus padres. Donde se amaron, y donde se seguirán amando. ¿Qué dices?
—Eres un tonto.
—Pero uno que te gusta bastante. ¿Entonces?
—Te odio.
• ♦ •
Despierto en una habitación. Llevo puesta la bata de hospital azul. Intento levantarme, pero, un dolor punzante en mi abdomen no me deja. Maldito sea el momento en que me dieron ganas de orinar.
—El doctor dijo que con analgésicos podrás moverte un poco en lo que las heridas sanan. — Oh, creo que estoy en grandes problemas. —Será casi un mes y después entrarás a rehabilitación.
—Eso es bueno.
—Demasiado bueno, ¿no? Solo un mes, casi nada. —Logro notar su sarcasmo y ¡diablos! ¿Por qué no está Jongdae aquí? — ¿Ahora me dirás quien lo hizo?
— ¿Quién? ¿El de la bicicleta? No lo sé, todo paso demasiado rápido. No logré ver su rostro.
—No estoy de bromas, Kyungsoo. —creo que es mal momento para soltar un chistecito, papá se ve muy molesto. — Quienes lo hicieron.
—Ahora no, estoy muy cansado. —Bostezo
—O lo dices tú, o lo dices tú.
—Es el típico bullying, papá. —las palabras no fueron tan firmes como creí, mis ojos se rasgaron por las lágrimas y si no me detengo ahora, creo que soltaré todo y eso no es bueno de mi parte, después de todo, quien debe vengarse tengo que ser yo, no papá o alguien más. —Solo me detestan, es lo normal.
— ¿Lo normal? —Pregunta, irónico— Normal es que te den una simple medicina cuando vengas a un hospital, no tres cirugías seguidas.
—Y-yo...—mis ojos se humedecen, creo que mi voluntad duró tan poco. —l-lo sien-
—No lo sientas, Soo. —Se mueve de su lugar y toma lugar a un lado de la camilla en la que estoy. Me acaricia el cabello. —No fue tu culpa.
—P-pero, yo estaba consiente de todo. Sabía que terminaría así.
— ¿Terminar? Claro que no. — que papá burlara mis palabras, tomara mi rostro y después lo acariciara, fue lo que me rompió, jamás imaginé estar así de preparado para tener esa charla con él. —Solo es un intermedio de todo esto. Nada ha terminado aún. Solo es cuestión de planear una mejor estrategia. Se dará cuenta de que esto no fue tu final.
Pasa su brazo debajo de mi cabeza y yo me doy vuelta con cuidado para no quitarme el catéter. Coloco mi mano sobre su pecho; él pasa su mano por mi cabello, calmándome y esta posición hace que vague en mis recuerdos. Cuando tenía doce y mamá murió. Yo estaba alegre por tener un papá, pero eso no duró lo suficiente cuando una semana después, mamá murió. Papá me sostuvo de esta misma manera. Aunque en aquellas épocas yo era aún más pequeño. Meso mi cabeza e inicio a tararear aquella nostálgica melodía, la misma que papá me cantó ese día. Él al escuchar aquello, me sonrió y me apretó a él, olvidando mi herida.
—Así es Soo, sonríe y dale un último adiós.
—Papá, tú...
— ¿Qué si lo sé? Por supuesto.
—P-pa-
—No hay problemas Soo, te seguiré queriendo de la misma forma—besa mi frente— No importa si es hombre o mujer la persona que te guste. Tú seguirás siendo el mismo para mí.
Ahora estoy cansado y el amor me lastima.
Pero aun si esto es sólo un recuerdo. Tengo que darte mi último adiós.Te amo...
• ♦ •
« J O N G I N »
— ¿Qué no lo saben? ¡El especialito desertó! Dicen que se dio de baja definitiva. —comentan en los pasillos.
—Es bueno, aprendió a la mala.
—Yo escuché que Chen, el hermano del Primer Lugar, lo llevó a una de las clínicas más costosas; mi hermana trabaja ahí y me comentó. Al pobre chico le tuvieron que hacer cirugía.
Murmullos, más murmullos. ¿Qué no es lo que todos queríamos? ¡Queríamos que se fuera! ¿Por qué tanto drama?
—Yo escuché que Chen y Kyungsoo tiene algo que ver. Se les vio abrazándose y besándose.
¿Chen? ¿Quién es él? ¿Qué no es uno de los perdedores? ¿El Troll? El que es amigo del Panda. ¿Así que hyung encontró uno nuevo? Que patético.
— ¿Qué no lo saben? ¡Kyungsoo está saliendo con JinAh! La especial fea, la que nadie quiere.
—Ommo, ¿la que es mesera?
—Sí, esa misma. ¡Su último día los vimos besándose! Si que es una cajita de sorpresas.
¿Una chica eh? Si que no me lo esperaba. Aunque, ¿Qué puedes conseguir de ella? ¿Dinero? ¿Poder? No lo creo. Que bajo has caído, Kyungsoo.
— ¡Qué! ¡Pero si yo lo vi abrazado con Minho!
— ¿Minho? ¡¿Cuándo?!
—La semana pasada, escuche como le decía te quiero ¡y Minho le respondía!
—Ommo, ommo...Kyungsoo salió siendo toda una zorra.
—Qué bueno que Kai terminó con sus esperanzas. Kyungsoo es todo un ambicioso, ¡quería el premio mayor!
—Pero es triste, Kyungsoo parecía que realmente lo quería. —Alguien habla. Eso no me lo esperaba. ¿Hyung me quería?
— ¡¿Qué?! ¡Estás loca! Él es un buen actor. ¿Recuerdas aquella vez en la clase de actuación? Él parecía que era muy amigo de Jaejoong-oppa, ¡todos estábamos sorprendido! Él realmente es buen actor.
—Bueno, puedes tener razón.
—De todas formas, ¿Cuánto tiempo duró?
—Casi cinco meses, un nuevo record, ¿no?
Los cinco bellos y más dolorosos meses, que he compartido con alguien. Claro, su cuerpo me entendía perfectamente, lástima que tendría que cansarme alguna vez.
— ¡Tengo nuevas! —alguien grita mientras corre. Es el nerd, el del comité estudiantil. —El señor Jung Yunho nos dijo que reveláramos quienes fueron los culpables de dejar a Do Kyung Soo hospitalizado. —Todos voltean hasta donde estoy, llevo los audífonos y no escucho nada. —Advirtió que no permitirá que este tipo de actos se lleven a cabo.
—Pero, ¿qué no es esa nuestra forma de decirle adiós a lo que no sirve? —Interrumpo, todos detienen lo que hacen—Lo hemos hecho ¿por cuánto? ¿Siete u ocho años? No es nada porque hacer alboroto. Eso nuestra tradición.
—Y dejar a un chico hospitalizado, con más de tres cirugías, ¿es tradición para ti? —irrumpió Lay, ¿en qué momento entró a este salón?
— ¿Qué? solo defiendes por ser tu amigo. —la ira hierve, una acidez crece en mi pecho con solo verlo. — Eso es lo que se hace cuando algo no sirve. —Lo reto. — Eso es lo hacemos aquí.
—Pues creo que deben cambiar su forma de "hacer las cosas", tal vez lo lamenten.
— ¿Y por quien lo tendíamos que hacer? ¿Por un especial? No lo creo.
Sentía como solo Lay y yo estábamos en aquel lugar. Quería que me dijera como se encuentra, quería que me dijera «él te quiere ver» y yo así correr hasta él. Me importaba una mierda que las demás personas digan algo. Solo anhelaba unas palabras para arrepentirme y correr a su lado, pedir perdón y llorar porque fui una mierda. Un jodido bastardo.
Me importará una mierda que juzguen cuan preocupado estoy por la persona con quien quise jugar y terminé siendo usado. Arrojaría tomo mi orgullo a la borda, para que me dijera eso. Un simple: «te extraña». Pero...
Yo.
No.
Soy.
Así.
—Sabes Kai, te puedes arrepentir de lo que dices. No, todos están por arrepentirse por haber tratado mal a Kyungsoo.
— ¿Arrepentirnos? No lo creo. —Relamo mis labios, sonreí porque hasta parecía nuevo creyendo que me arrepentiría por un poco de diversión y casi de inmediato, Lay sale del salón hecho una furia.
Aunque, ¿sabes Lay? Quizás lo haga, pero no será en esta vida. Me acostumbre a él. Puedo rápidamente acostumbrarme a alguien más. Eso es lo más sencillo.
Kyungsoo no es, ni será, el único con el cual pueda divertirme. Hay mucho más.
• ♦ •
«K Y U N G S O O»
Despierto, me mueven bruscamente y rogando al cielo por un poco de paz, me encuentro a Jongdae. No tuve que pensar mucho, si algo me irritaba, él era el único causante; desde que tengo uso de consciencia en este hospital, lleva haciéndolo, sin importarle que aun este con heridas que necesitan de poco movimiento para poder cerrarse. Una carcajada de su parte y su ayuda, me acomodo perfectamente en la cama, entre bostezos aclaro mi visión, creo que me estoy haciendo un perezoso. Al día duermo unas diecisiete horas. Solo despierto cuando él viene.
— ¿Quién es él, Dae? —Señalo al niño que está a su lado, llevando entre sus manos un presente el cual lo pone de inmediato en la mesa de la habitación.
— ¿Quién? —Pregunta mientras mira la bolsa de solución.
—Él. —Lo señalo de nueva cuenta.
—O sí, sí...—Le hace una seña al niño y este de inmediato hace una reverencia. —Kyungsoo, te presento al condón roto del engaño. Condón roto, te presento a Kyungsoo, mi hermano.
—Mucho gusto, hyung. ¿También eres mi hermano? —Pregunta maravillado y junta sus manos. Sonrió y niego.
—Ey, él es mi hermano, no el tuyo. —Le interrumpe Dae y si no fuera porque me duele reírme, ahora mismo me estaría burlando por lo infantil que es.
—Pero, hyung...
— ¿Cuál es tu nombre? —Pregunto divertido y el pequeño vuelve a hacer una reverencia.
—Kim Samuel. —hace otra reverencia, y después mira a Dae con gran admiración. Como si esperara a que le dijera que lo ha hecho correcto y después escucho a Dae suspirar.
—Bien, has ese paso...—Le ordena divertido y el pequeño comienza a moverse.
En cuanto mueve sus manos y su cuerpo, se me hizo imposible no carcajearme. Su cuerpo se retuerce y hace movimientos exagerados pero bastantes graciosos, eso de que hiciera caras mientras se movía no fue sano. Jongdae se encontraba en la misma situación que yo. Solo que a mí me dolía el hacer mucho movimiento y esto es más de lo que alguna vez desee obtener. Comienzo a quejarme mientras me rio. Mis lágrimas comienzan a salir de la risa e intento hacer presión sobre mi adolorido cuerpo.
Una vez que nos tranquilizamos, Dae pasa su mano alborotando el cabello del chico y sonrió ante eso.
—Este niño es genial, ¿sabes que entró a Neibor? —Me cuenta mientras el niño comienza a comer de su barra de chocolate. —No canta tan mal. —Admite. — ¿Quieres ir a fuera?
—Ayúdame a levantarme. —pido.
Una vez que ambos estamos parados, comenzamos el recorrido por todo el hospital. Dae contándome cosas que han pasado en Neibor las últimas tres semanas. Las nuevas que han sucedido. Todo a paso lento y con pequeños quejidos lastimeros de mi parte.
Samuel se quedó mirando a un grupo de niños que divertidos comenzaban a dibujar en sus blancas hojas. Después la música de la televisión comienza a aparecer y de la nada, comienza a bailar. Dae se detiene a mirarlo, sonríe divertido.
— ¿Qué tal con tu madre? —Pregunto y él solo alza sus hombros.
—Ella no sabe que está el condón conmigo, soy su tipo tutor. —Mete sus manos a los bolsillos del pantalón y voltea a verme. — ¿Qué? Fue tu culpa el irte, me castigaron y tuve que estar al cuidado de unos de secundaria. Él me eligió en cuanto me vio. Ya sabes, por eso de que no conocen sus alrededores, siempre lo hacen con los de primero.
— ¿Y Minseok-hyung? —Un enorme silencio se hizo presente. Dae hace pequeñas muecas y sus hombros se ponen rígidos por completo. Abre la boca, pero de inmediato la cierra. Sonríe tristemente y al final da un largo suspiro.
—Aun no confía en mí. —Suelta. —Cree que salgo contigo. En Neibor aún está el rumor de que eres mi amante, y que nos besamos pasionalmente tu último día. Además de que te tengo en este hospital porque quiero curar tus heridas, a lo que debo decir, es cierto esto último. Pero lo que es mentira, es sobre que ya sabes...que te mantengo aquí, solo para gozar de tus servicios y además, han circulado más chismes porque vengo todos los días a verte.
—Hijos de la gran mierda...
—Lo malo es que hyung lo cree...
— ¿Y no le has dicho la verdad? —Inquiero mientras el vuelve a suspirar.
—No me quiere escuchar...
— ¿Quieres que lo haga yo por ti? —Pregunto y su rostro se ilumina. —Ya casi me dan de alta.
Dejando atrás ese tema, comenzamos a hablar sobre todo y nada. Eww, se escucha rara esa frase. Dae hablando sobre como a estado reteniendo sus instintos de golpear a Kai cada vez que lo ve. Odiando a todo el grupo de amigos de él, a excepción, claro, de Baekhyun. Quien deja en claro que nadie tenía conocimiento sobre lo que sucedió. Al menos, no ellos. Al parecer quienes fueron la mente maestra de todo eran Taeyeon, Kris, Tiffany y Krystal. Esta primera, siendo la de la idea.
Baekhyun, hizo algo que nadie lo esperaría.
— ¡No me jodas! ¿Baekhyun se le declaró a Chanyeol en la cafetería con una canción? —repetí justamente lo que me acababa de contar, solo que mi voz fue más fuerte y la incredulidad fue parte esencial de mi tono.
—Sip. —Saca su celular y busca el video.
— ¿Por qué tengo tan mala suerte eh? —Pregunto dramático, hago un movimiento un tanto doloroso y me arrepiento de inmediato. —Lo más interesante sucede cuando yo no estoy. —Me comienzo a quejar.
—Esto fue, tan...extraño. Jamás lo hubiera imaginado.
—Yo ya lo sabía. —Digo victorioso. Dae me entrega el celular y sin esperar a más, el vídeo se reproduce por si solo.
Sonreía como loco al ver a Baek cantando con tanto sentimiento mientras se acerca a la mesa de Chanyeol. Quien esta resguardado por un serio Sehun. «Why you got to be so rude? I hate to do this». Es más que gracioso el ver como tuvo que cambiar la letra de la canción para no decir «girl» sustituyéndolo por un «boy». Sehun lo miraba negando varias veces con su cabeza y era como si él estuviera siendo el padre que no quiere entregar a su hija. En este caso, hijo. Después, termina todo dándole —y sorprendiendo a Chanyeol y a todos los presentes— un fogoso beso en los labios de mi gran amigo Park.
—Se nos hace tarde, Soo. — interrumpe, toma el teléfono para ver la hora y alarmarse porque, siendo sinceros, ya era demasiado tarde y aún no he comido. — El condón debe estar en su casa a las cinco o su padre puede denunciar a Neibor. —Jongdae muy a su pesar se despide.
—Adiós, hyung. —Hace otra reverencia.
Saliendo, Dae le dice lo genial que hizo ese baile. Después le pide que lo haga de nuevo, desde el pasillo pude escuchar su estruendosa carcajada y se me es imposible el no reírme.
• ♦ •
Miro con gran odio las enormes escaleras y por un instante me arrepiento a hacerlo.
Trago duro.
Puedo hacerlo.
Puedo subirlas sin mucho esfuerzo.
Escaleras, teman ante mi presencia. Do Kyungsoo está aquí para que se arrepientan por sus pecados.
—Juro que pondré un bendito ascensor, quieran o no. —Las palabras apenas salen, el aire de mis pulmones se retiene con gran dificultad.
Me siento sobre las mismas escaleras y ruego por una sagrada gota de agua. Creo que me estoy deshidratando. Miro hacia arriba, y gimo. Aun me falta un piso. Me levanto y las piernas tienen ya ese hormigueo de cansancio, me ruegan por mantenerme sentado dos horas más para obtener más energías.
Miro la puerta y todo se ilumina. Esa puerta gris, es como la gloria. ¿Así se sentirá el estar en el cielo? Yo creo que sí. Toco la puerta y a los pocos segundos se abre, sale Minseok.
Hay unas enormes bolsas debajo de sus ojos. Sus regordetas mejillas han desaparecido. Su tono de piel es totalmente distinto, lo noto más pálido y, sobre todo, delgado.
—Kyungsoo...—Se muerde el labio y sus ojos se cristalizan. —Perdón por no haberte ido a visitar al hospital...—habla arrepentido y de inmediato niego. Que bueno que no fue, o me habría encontrado dormido como la mayoría.
—Eso no importa, hyung. —Hago un ademán y sonrió. —Tengo una razón para estar aquí. —Al grano, sin rodeos.
— ¿Eh?
—Vengo a hacerle un favor. —Pese a que no dije el nombre de Jongdae, indirectamente traté de que él pensara en mi hermano un poco.
—Yo-o...siento por-
—Déjalo, hyung. —Coloco mi mano en mi cadera y vuelvo a sonreír. —Solo, solo, no crea lo que los demás dicen.
— ¿Eh?
—Jongdae. —Suelto y él suelta unas pequeñas lágrimas, se limpia de inmediato y se gira, intenta cerrar la puerta, pero se detiene solo un poco.
—No tienes nada de qué hablar sobre-
—Es mi hermano. —Finalmente lo digo y él se gira, mirándome incrédulo. Hace una pequeña mueca, me señala e intenta negar. Trata de decir algo, pero después niega lo que esté pensando. Suspira y niega. Bueno, es imposible que me crea. Hasta yo, si me soltarán una cosa como esa, no lo creería. —En realidad, Suho, Chen y yo, te hemos mentido. —Cambio mi peso a la otra pierna y continúo. — Ellos no son quienes dicen que son, al igual que yo. Dae no es el único que miente.
— ¿A sí? ¿Y quiénes son?
—Ya te lo dije. — sonrío otra vez, creo que no tendré que hablar mucho este día, debo tener una magnifica suerte. —Somos hermanos. Te sorprendería el saber nuestra verdadera identidad, pero, ya que creo que es necesario que lo sepas y que después no te lleves la sorpresa. Lo diré.
Minseok bufa, yo por mi parte saco el teléfono. Le muestro una foto en concreto y se la entrego. Él la mira y al revisarla, abre sus ojos a más no poder. La ve con asombro e incredulidad, puedo ver como hace un poco de zoom, tal vez revisando que no tenga photoshop o intentando creer lo que sus ojos ven. Hace sonidos roncos, y pasó un poco de saliva.
—No soy tan pobre e indefenso como dije y creen que soy.
—Yunho...
—Es mi padre. —¡Dios! ¡Esto me está dando mil años de vida! ¡Siempre quise decirle a Hyung que Yunho es mi padre!
—P-pero...Tú...Jongdae...
—Ah, eso. No, no, no, eso sería incesto. — pegué una mueca de asco, ni en mi otra vida podré pensar en Dae de forma romántica. — No estoy muy a favor de ello.
—Pero-
—Hyung, cuando regrese, no quiero ver que aun tengas estas dudas, ¿entendido?
Sonrió y él de inmediato me entrega el celular. Su rostro es un dilema, y eso es un tanto gracioso. Hubo una no-despedida. Fue extraño, después de haber entregado el teléfono, hyung pasó a su departamento y me dejó ahí, solo cual mongolo. Como no sabía qué hacer, camino en dirección a las escaleras y solo me detengo al escuchar cómo me pide que me detenga.
— ¿Regreses? ¿Te vas? —Afirmo con la cabeza y hago una pequeña mueca en afirmando. — ¿A dónde? ¿Cuándo vuelves?
—No muy pronto, hyung. —Es lo único que digo. Sigo caminando y me detengo. Giro sobre mi propio talón y él me mira sorprendido. — ¿Puedes mantener el secreto un poco?
Solo esperen a mi regreso.
Realmente se van a arrepentir.
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