Último tema

NOTA: Este es un capítulo especial, son cosas que han sucedido antes de que terminara la apuesta.

Besos ♥

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Ahí se encontraba Kyungsoo. Un día once de enero. Siendo hostigado por sus padres —agreguemos aquí a su madre no reconocida—, porque mañana es un día importante de festejar. Además de avisarle que tenían una sorpresa para él, que, al momento de decírsela, ya no era tan sorpresa a como creyeron que era en un inicio.

Mira su teléfono celular y recibe cerca de dieciocho mensajes, la mayoría eran hostigamientos y amenazas, y solo uno fue el que más le sorprendió. Reprendiéndose mentalmente a no maldecir al imbécil de su novio por su estúpida pregunta.


De: Deseo Negro
3:39 p.m.

¿Mañana es tu cumpleaños, nene? ¿Es cierto?


Kyungsoo está más que seguro que Jongin está haciendo algo realmente mal. Vamos, ¿acaso no recuerda que hace ya algunos días dijo su fecha de nacimiento? ¡Incluso Jongin se sorprendió porque solo había un día de diferencia entre sus cumpleaños!


De: Deseo Negro

3:40 p.m.

¿Qué quieres de regalo? Yo lo tendré para ti,
no te preocupes, pide lo que quieras.


Una pequeña sonrisa aparece en sus labios. Jongin está cavando su propia tumba en estos momentos. De cualquier manera, Kyungsoo merece un verdadero regalo, ¿Qué no?


A: Deseo Negro

3:41 p.m.

¿Lo que sea?

De: Deseo Negro
3:41 p.m.

Lo que sea.

A: Deseo Negro

3:42 p.m.

No creo que me puedas dar 

lo que yo quiero...

De: Deseo Negro
3:42 p.m.

¿Quién crees que soy? ¡Soy Kim Jongin!
Puedo darte lo que pidas.

Lo que quieras, lo tendrás.

A: Deseo Negro

3:43 p.m.

Bien :)

Mañana te diré que quiero.

Y así es como se le termina un día más a Kyungsoo. Peleando con la persona a quien se supone debe amar. Porque, ¿por eso salen o no?

Jongin jurándole que no hay nada que él no pueda conseguir. Si Kyungsoo quiere la bendita luna, es la misma que tendría. Si quiere un jodido auto, el cual no está aún en el mercado, él lo conseguirá para él. Si quiere un esclavo, tendrá uno. ¿Quiere vivir en el mar? ¡En eso no hay problema! Solo, Kyungsoo no debe olvidar que, con quien habla, es con Kim Jong In. El hombre que lo puede todo.

Al día siguiente, Kyungsoo amanece con tres pares de brazos sobre su cuerpo. Abre un solo ojo y lo primero que ve es la gatuna sonrisa de Jongdae, quien alegre le regala un: «Feliz cumpleaños». Después lo vuelve a cerrar, da un suspiro y escucha un regaño por parte de su hyung-casi-madre favorito, quien regaña a Jongdae ya que él merecía ser la primera persona en desearle un feliz cumpleaños. Ya lo tenían planeado.

Intenta moverse, pero se le es imposible, alguien lo abraza de las piernas, para su no sorpresa es Junmyeon quien, cansado, se apoderó de sus piernas mientras duerme plácidamente. Sonríe aun adormilado e intenta subir su pierna en el rostro del otro, pero se le es casi imposible, ya que una vez que lo logra, Junmyeon lo aparta enseguida.



— ¡Vamos a bañarnos! No solo puedes cumplir años y estar sucio. ¡Rápido a la ducha!



Un largo gemido sale de las tres personas restantes, porque vamos, ¿quién se baña a las cuatro de la madrugada? En muchas ocasiones los hermanos Jung odian esa pequeña tradición que se les fue impuesta por su casi-madre. Pero, aun así, después de dos minutos de quejas, cada uno lentamente se fue deshaciendo de su ropa.

Junmyeon se queda en solo bóxer, encogiéndose de hombros y mirando algo apenado a los demás. Jongdae, al igual que este primero, solo se quedó en bóxer, bostezando levemente mientras estira sus brazos y su cuerpo cruje. Jaejoong, por su parte solo queda en bóxer hace un pequeño calentamiento y sorprende a los demás con su nuevo tatuaje. Kyungsoo por otro lado, se desnudó por completo, es decir, en algún momento se quitarían todo, él solo está ahorrando un poco de tiempo.



—Hyung, quiero un tatuaje. —Con una radiante sonrisa, Kyungsoo confirmó cuál será su regalo de cumpleaños, imagínenselo, o bueno, Kyungsoo ya se a proyectado con un enorme tatuaje cubriendo parte de su brazo, espalda y pecho, perfección; Jaejoong lo mira más que alarmado.

— ¿Quieres que tu padre me mate por darte esas ideas?

—No creo que se dé cuenta.

—Cierto, yo también quiero uno. ¿Crees que para mi cumpleaños me lo puedas obsequiar? —Pregunta ladino Jongdae, mientras piensa lo que quiere para marcar su piel.

— ¿Quieren que muera joven, cierto? Al menos Junmyeon es el único que me quiere vivo y el que entiende cuanto arriesgo mi vida por sus pensamientos, ¿cierto, Junmyeon?

Bueno...—Junmyeon hace un leve puchero y rasca su cuello. Está reteniendo sus ganas sobre la opinión del tatuaje.

— ¿Tú también? —Pregunta un tanto alarmado Jaejoong, recibiendo como respuesta una leve sonrisa.

—Creo que me vería sexy si tuviera uno. —deja de agacharse y deslumbra a todos con su formado cuerpo. ¿Cuándo fue exactamente que comenzó a hacer ejercicio?

— ¡Oh, Dios! Creo que me cambiaré a su carrera. —Kyungsoo habló de la nada, pasa su mano por el abdomen plano de su hermano mayor, sintiendo los marcados «abs». — ¿Solo es cuestión de pensar en números y ya, cierto? Con eso tendré el abdomen marcado.



Ambos comienzan a discutir. Junmyeon asegurándole que no solo con pensar tendría el cuerpo marcado, y Kyungsoo restándole importancia. Después una leve aclaración mental en este último, hace un mohín y niega. Jongin es un estúpido y aun así tiene el abdomen marcado. Pero, Junmyeon es el Primer Lugar y tiene el abdomen marcado. Esto es una mierda, según ideales de Kyungsoo. ¿Por qué él no puede tener el abdomen marcado como los jóvenes de su edad?

Jongdae se le suma a la disputa y les muestra su cuerpo. Después se burla de lo blandito que esta Kyungsoo y al segundo se arrepiente. Tener a un Kyungsoo enojado no es muy buena idea que digamos.



—Ya, ya niños, nadie se saldrá libre de tomar un baño. —Ese era Jaejoong, sorprendiendo a los otros tres, levantando su mano para soltar un buen chingadazo si ese trio no se calmaba. —Kyungsoo, ponte algo, no queremos verte feliz de la vida desnudo.

—Tenemos lo mismo, no hay nada de qué preocuparse. —Kyungsoo palmea su propio trasero mientras se rasca el brazo, da un bostezo y después mira su adormilado amigo de enfrente.



Los demás suspiran resignados. Están más que seguros que no podrán hacer que cambie de parecer o por lo menos, que se tape al frente con sus manos. No irán a una sauna, claro que no, solo tomarán una ducha en grupo para reforzar el vínculo familiar en un pequeño baño, pero, ¿Por qué Kyungsoo es tan así?

Cada uno toma su posición, como si estuvieran por hacer una carrera. Jongdae hace un gesto al ver como su pequeño Soo tenía notables marcas en sus omoplatos y parte de su espalda. Si, al menos ya sabe a quién golpear cuando todo termine solo por haber profanado a su pequeño. Cuando escuchan tres, los cuatro salen despabilados hasta llegar al baño. Incomodos, ya que apenas y cabían en el metro y ochenta centímetros cuadrados del baño.

Amontonándose entre sí mientras la llave del agua comienza a abrirse. Ese baño no se compara al extenso que tendrían en su mansión —o en el departamento de los Kim—. El agua caliente comienza a caer en sus desnudos cuerpos. Jaejoong al ser el adulto en la situación, comienza a refregar al cumpleañero. Este a Junmyeon, deteniéndose por algunos segundos al ver una notable marca en su cuello. Su hyung sí que ha tenido un poco de diversión los últimos días. Junmyeon por su parte, refriega a un sonriente Jongdae, quien solo se deja hacer, sin preocupación a mover un solo musculo.


— ¡Cambio!



Solo eso bastó para que un gruñón Jongdae maldiga a los demás porque ahora él es quien debe refregar. Pasa de forma salvaje y dolorosa la esponja por la espalda de su apreciado hermano mayor, quien se comienza a quejar ya que: «Dae no es lo suficientemente amable para hacerlo bien». Tal como él lo hizo. Kyungsoo por su parte, recibe un lento y relajante masaje de esponja por parte de Junmyeon, mientras él refriega y se queda asombrado por aquel nuevo tatuaje de su casi-madre. Esta más que decidido que en ese mismo año, los tres Jung, tendrán tatuada alguna parte de su cuerpo. Sin excepción alguna.

Terminando la ducha, cada uno sale del cuarto de baño, tres de ellos con una toalla tapando su intimidad y solo una persona sale libre, sin preocupación alguna. Sí, ese era Kyungsoo.

Llevando solo una toalla en su cabeza, solo para que no escurriera más agua y dando pequeños brinquitos hasta llegar a su habitación.

Si no fuera porque son familia, ahora mismo lo estarían demandando porque su exhibicionismo ha alcanzado los límites establecidos por los exhibicionistas mundiales. Además de que sus santos ojos están sufriendo al ver tal desnudes y deben voltear a ver algún otro lado que no sea donde él ojón se encuentra.

Una falta justificada. Ocho mensajes, todos preguntan ¿porque razón no se encuentra sentado en su lugar como buen estudiante que es? Sí, todos fueron por parte de Jongin. Junto a dos amenazas de ir a su departamento si no llega en diez minutos. Y una fiesta a la cual acudir.



—Pobre imbécil. —escucha divertido el último mensaje de voz. Jongin le está detallando lo que le hará si no lo mira en la siguiente clase. Y debemos aclarar, que no son cosas muy bonitas o románticas, que digamos.



Lo repite de nueva cuenta. Estaciona el auto y mira su parte baja. Aun dentro del auto, sonríe divertido por las palabras de su molesto novio. Las ideas vuelan por su cabeza y las palabras de rencor salen del teléfono.


Do Kyung-mierda-Soo, si no te miro en mi siguiente clase, juro que iré a tu maldito departamento. Romperé tu maldita puerta. Si intentas ocultarte, te rastrearé e iré por ti y en menos de un segundo estarás implorando porque tenga piedad y no te parta el jodido culo en tres, porque en dos sería demasiado simple. No, yo quiero ver como suplicas prometiéndome que no me desobedecerás. ¿Eso te asustó? Pues no sabes como disfrutaré porque te tendré oculto por los siguientes cuatro años, y no podrás salir nunca jamás. Tómalo como quieras, pero ten en cuenta algo, es una amenaza. ¡Te quiero!



Por la insana cabeza de Kyungsoo aparece un simple pensamiento: «Veamos quien se lo rompe a quien». Algo que debamos saber, es que hoy es el cumpleaños de Kyungsoo. Y lo que él pida, se le debe cumplir. Por eso es su cumpleaños, ¿Qué no?

El de enormes ojos, baja de su auto. Se estira un poco, levantando sus brazos en diversas direcciones y su cuerpo hace un ploc, bosteza y mira la enorme casa que ha solo seis minutos, llega hasta la puerta de la misma. La briza desacomoda su peinado, pero no por mucho, gracias al gel su peinado está casi perfectamente fijado. Acomoda el traje que le entregaron y hace pequeña mueca de sorpresa. Pensando cual sería perfecta para la ocasión.

Cuando la tiene, abre la puerta lentamente.



—Estoy en casa. —Avisa cantarín asoma medio cuerpo, pero para su sorpresa, no encuentra a nadie que grite despavorido «¡Feliz cumpleaños!».



Algo sorprendido, llega al living. Intenta buscar a alguien, por los lugares más escondidos y nada. Nadie aparece. Busca por toda la primera planta. Pero nada.

No hay una sola alma en ese lugar.

Sube por las escaleras y busca en cada cuarto, pero no había nadie. ¿Llegó más pronto de lo acordado? Mira su teléfono, y en efecto, llegó tarde por solo diecinueve minutos. ¿Por qué nadie estaría ahí? ¿Acaso se equivocó de lugar? Eso es lo que se pregunta Kyungsoo, en el momento en el que sube hasta la tercera planta.

Se asoma por uno de los enormes ventanales de la tercera planta y la única vista que tiene es la playa. Solo mar meciéndose, las espumosas olas haciendo su presencia y alguna que otra ave volando y fue todo. Baja rápidamente, vuelve a buscar, y ya no le sorprendía nada, ocurre lo mismo. No hay absolutamente nadie. Esta por resignarse, cuando de la nada, la música aparece, de forma tenue, muy baja. Mira su celular, e intenta llamarle a su padre, pero lo manda a buzón.

Ahora la música se escucha aún más fuerte. Deja su celular atrás y camina directo a donde se escucha. Se detiene, la voz de una persona cantando hizo a su corazón parar, y por una milésima de segundo dejó de bombear sangre.



Talk to me softly...There's something in your eyes...Kyungsoo se tapa su boca y las lágrimas hacen su carrera en las mejillas de él. Sus piernas flaquean un poco, casi como si fuera a caer.



Sorbe de la nariz y aun sin poder detener sus lágrimas, sigue mirando al frente. Donde el cañón comienza a rodar una pequeña película.

Kyungsoo intenta acercarse, pero cuando lo hace, lo único que logra tocar es la manta, mientras que se rueda la película en su piel. Un pequeño suspiro de felicidad y escucha la perfecta voz de su madre.



¡Happy birthday, my love! —Lo felicita y Kyungsoo solo quiere seguir llorando. —Happy birthday to you~...—Kyungsoo se pierde en la canción de cumpleaños y solo mira el recuerdo de su madre. —Waa~, ¿Veintiún años tan pronto? Como pasan los años. Aun me acuerdo cuando solo eras un pequeño de apenas un año y que se sentía autosuficiente. ¿Lo recuerdas? Cuando faltaban días para tu cumpleaños número dos y que no te gustaba que yo te acompañara al baño. ¿Lo recuerdas? Me decías: "Yo puedo cholo". —Kyungsoo niega, mientras pequeñas lagrimas salen, se deleita con la estruendosa carcajada que su madre pegó mientras aplaudía por los recuerdos. —No podías pronunciar la «s», y no te agradaba que te corrigiera. Eras un amor.

—Mamá...

¿Oh? Quería preguntar, ¿Qué tal te han tratado los años? ¿Has dejado de morder a tus compañeros de clase? —sin saber porque, ambos comenzaron a reír. Algo tonto, según Kyungsoo, tonto por recordar aquello y llorar mientras ríe. — ¡Yah! Sé que estas llorando, te estoy vigilando. No puedes hacerlo. Este día es para disfrutar.

—Madre...

Kyungsoo, cariño, te lo advierto, es mejor que no me digas madre. Sé que lo hiciste, ¿aún no te queda claro que te estoy vigilando? Bien. Solo por ser día de tu cumpleaños, te permito que me digas madre, con una sola condición. —La mujer de la pantalla sonríe victoriosa y Kyungsoo no puede evitar llorar mucho más. —Solo debes decir: otorrinolaringólogo, y te lo permitiré.

—Otorinonlogolodogo...—Responde gangoso y vuelve a sorber de la nariz.

¿No pudiste, cierto? Bueno, solo espero que no hayas podido. Y si pudiste...pues, ¡felicidades! Solo espero que no lo hayas podido hacer. —Confiesa divertida y se le es casi imposible el no soltar una carcajada, ¿Cómo puede reír en esta situación? —Kyungsoo, cariño, feliz cumpleaños número veintiuno. Espero que la disfrutes con tus hermanos y tu papá y tu tío y posiblemente su esposa...o esposo. —soltó bajo eso último un tanto nerviosa, Kyungsoo solo se carcajea. —Si es que no elimino esa parte, continuemos, ¿algo que quieras decir?

—Te amo.

Por varios minutos, la mujer de la pantalla bajó la mirada. Limpió las lágrimas que salieron de la nada y comienza a cantar la canción de hace algunos minutos. Bajo, pero, aun así, audible. «Don't you ever cry, don't you cry tonight».

También te amo.



Kyungsoo intenta preguntar algo, pero sabe que sería absurdo si lo hiciera. No encontraría respuesta por el momento así que simplemente se concentra en la despedida que su madre le está dando. Avisándole que el Kyungsoo de esa época está por llegar y lo que menos quiere es darle una explicación de por qué está llorando en esos momentos. Así que ambos se centran en la canción. Le deja una pequeña advertencia, Kyungsoo pucherea de la nada. Sus labios se unieron entre sí, se movían y no los podía mover, asiente por varias ocasiones y al final termina limpiando los mocos que se escurrieron, con la manga del saco.


«No te desharás de mi tan fácil, ¡Nos vemos el año que viene! Te amo».


Una vez que el vídeo termina. Todo se vuelve obscuro. Kyungsoo suelta un profundo suspiro, toma asiento en el enorme sillón y deja caer todo su cuerpo mientras pequeños suspiros salen de él. Alguno que otro sollozo y se limpia las lágrimas.

Su rostro lo siente palpitar y sabe que, en estos momentos, debe estar completamente rojo e hinchado. Intenta mirar su reflejo en el celular, enciende la cámara frontal y en efecto: Está completamente rojo. Su nariz parece la de Rudolf, sus ojos se ven más pequeños y unas pequeñas ojeras hinchadas se le logran notar en la pálida piel. Muerde su labio y se levanta de su lugar deteniéndose de inmediato al escuchar como alguien pelea y todo gracias a los parlantes que hay alrededor.



¿Qué tipo de padre hace llorar a su hijo el día de su cumpleaños? —Jaejoong comienza a reprender a su jefe. Kyungsoo ríe divertido por la pelea de pareja que está presenciando.

¡Es mi hijo! Yo puedo hacerlo llorar si quiero.

— ¡También es el mío, y no tienes ningún derecho de-!

— ¡No es tu maldito-!

—Estoy grabando por cierto...—Les avisan y la pareja hace una graciosa mueca, pidiendo que apague la cámara de inmediato y si es posible regresar la toma, y hacerla desde un inicio más amigable. —No puedo, esto no se puede editar. —Dice con gran pena Yoochun, aun siendo mentira. —Ahora digan lo que quieren decir.

Eh...Kyungsoo, hijo...te amo...—Un leve sonrojo se le formo en las mejillas de su padre y es golpeado bruscamente por su empleado. — ¡Yah! ¿Quieres ser despedido en pleno enero? —Lo amenaza y este hace un ademán, eso es lo de menos.

Dile algo más, es su cumpleaños. No solo puedes decir algo tan vacío. Di lo que realmente sientes y no lo que ya sabe, exprésate mejor, es tu hijo pequeño... —a lo lejos se escucha un: «Yo soy el más pequeño» por parte de Jongdae. —segundo más pequeño.

Muéstrame, si tanto hablas. —Le reta y de lejos, todos pueden ver la chispa de enojo en sus ojos.

Kyungsoo-ah, ¿sabes que siempre me tendrás, cierto? Yo siempre estaré ahí para ti en cualquier momento y en cualquier lugar. Debo confesar que, hoy siendo tu cumpleaños, me encuentro un tanto eufórico, mi más pequeño está creciendo y... —De nuevo, a lo lejos una reprimenda, porque según Jongdae, él es el pequeño. —Mi segundo más pequeño está creciendo por el camino correcto y eso, más que nada, me hace sentir alegre porque significa que estoy haciendo lo correcto como madre para poder guiar a mis pequeños y-

¿Lo correcto? Por favor, ¡Tú eres quien le llena la cabeza de ideas y por eso se va y no quiere estar a mi lado!

¡Él no se iría, si tú lo escucharas más! ¿Por qué crees que no te-?

Continuando con otras cosas...—Habla Yoochun mientras se aleja de la pareja. —Tus hermanos quieren decirte algo.



Kyungsoo sonríe al encontrar a Junmyeon mirando directamente la cámara, mientras acomoda su peinado, solo para verse perfecto. Junmyeon hace una pequeña mueca y como por arte de magia, Kyungsoo ya no llora más. El mayor de los Kim mete su mano en el bolsillo del pantalón y saca un pequeño papel, lo comienza a desdoblar y Kyungsoo puede escuchar a la perfección como su tío le pregunta sobre lo que está haciendo y sobre todo, que ha escrito en dicho papel como para mantener todo en secreto.

El papel es mostrado a la cámara.



Te amo, hermanito. —Un guiño y esconde el papel de nueva cuenta.



Kyungsoo sonríe al escuchar las quejas de su tío, ya que él quiere saber qué fue lo que le escribió. Comienza a ser parte de la persecución de Yoochun y Junmyeon, después escucha un «Juro que te arrepentirás, niño malcriado», y después nota como le saca la lengua de forma infantil.

La siguiente persona que se apodera de la cámara, es Jongdae. Este le muestra una de sus representativas sonrisas, ya lo saben, casi gatuna y alegre casi burlona. Y después mueve sus cejas levemente.



Cuanto tiempo, ¿cierto? —Le guiña y Kyungsoo se aferra a su cuerpo. Mirando un tanto asustado a su hermano. — ¿Quieres salir un rato? Como en los viejos tiempos, ¿lo recuerdas? Cuando no te querías separar de mí, pues lo lamento, ahora le pertenezco a alguien. Dejemos lo nuestro en el pasado, ¿quieres? —Dramático pasa su mano por su cabello y eso hace sonreír al cumpleañero. —No pidas una segunda oportunidad, no te rebajes. Solo dame un beso y dime adiós.

¡Yah! ¿A quién le estas coqueteando? Déjale un cumplido por su cumpleaños para poder continuar. —Le regaña su tío, mientras amenaza a gritos a Junmyeon por no mostrarle lo que le escribió al cumpleañero.

Te amo~, ¿lo sabes verdad? Aunque esta sea nuestra última vez, debo ir con el amor de mi vida esta vez. No te sientas mal, tú fuiste increíble, pero no lo que yo buscaba. Cuando te vayas, no voltees, quiero recordarte así-

Me largo. —Avisa Yoochun y se aleja rápidamente, solo hasta llegar frente un no tan desconocido personaje. —Junnie, es nuestro tiempo.



La cámara se mueve y ahora la cámara enfoca a dos hombres adultos, uno al lado del otro. Yoochun teniendo uno de sus brazos metidos entre la espalda del otro y del sillón. Kyungsoo se mantiene expectante a lo que harán, cuando Yoochun voltea a ver a Junsu, la sonrisa del joven Do crece, miran ahora a la cámara y sin dar tiempo, ambos se aclaran la garganta y a coro, escucha un perfecto:


¡Feliz cumpleaños!


Ambos comienzan a cantar al unísono una canción de cumpleaños, totalmente compuesta por todos los presentes, junto a ellos. Siendo especial para él.

Kyungsoo en ese momento está muy seguro que su tío debió ser cantante en lugar de empresario. Y que Junsu, debió ser cantante de igual manera, en lugar de policía. La cámara se mueve de nueva cuenta. Ahora parece que el afamado artista la ha robado y es perseguido por su jefe. Después la cámara es arrebatada y aparece Junmyeon, quien sonriente consigue seguir cantando la canción que han compuesto. A este, se le une Jongdae, quien, entre guiños, intenta opacar a los demás, iniciando unas increíbles notas altas, al decir «A ti».

Entonces es callado, abruptamente porque Junsu le hizo competencia.

Ahora las lágrimas han desaparecido y las sonrisas se hicieron presentes. Las luces se apagan, al igual que el video termina y las conocidas voces resuenan por toda la habitación, ya no más en los parlantes, al contrario, todo comenzó a ser en vivo.



—Feliz cumpleaños, a ti. Feliz cumpleaños nuestro querido Kyungsoo, feliz...cumpleaños, a ti...



Las seis personas aparecen, Kyungsoo mira alegre, derramando alguna que otra lagrima de alegría. Yunho, es quien llevaba el pastel entre sus manos. Al terminar la canción, entre las siete personas apagaron las veintiuna velitas.

Los abrazos se hicieron presentes. Al igual que los regalos.

Esta vez no recibió ninguna corbata por parte de Jongdae...solo fue una pequeña caja de regalo...con tres pares de calcetines dentro.

Junmyeon le entregó una pequeña caja de regalo, con exactamente un reloj...Y extra un cupón con vencimiento para dentro de tres meses, para que pueda comprar comida de verdad y deje atrás el cereal. El cual puede ser canjeado por veintiuna ocasiones.

Su casi-madre le da algo simple. Unas llaves. No hizo falta el preguntar porque, solo un guiño y su sonrisa, comenzó a expandirse.

Entre gruñidos y advertencias a que no se le acerque —todo dirigido al artista—, Yunho le entrega una tarjeta. Algo simple. Kyungsoo debía aprovechar eso. Era ilimitada. O al menos lo es hasta que se cumpla el plazo de un mes. En un inicio pensaba dejarle la tarjeta para un año completo, pero después recordó que su hijo se independizaba, por lo que su hijo debe aprender a obtener cosas por su propia mano.

Yoochun, sin mucho drama, saca un pequeño regalo que mantenía escondido a su espalda. Kyungsoo emocionado, comienza a rasgar el papel y su emoción se ve sustituida por una expresión de seriedad. «No me agradezcas», fue lo último que escuchó al leer la tarjeta de cumpleaños que decía «Feliz cumpleaños 11», el primer «1» fue sustituido torpemente por un «2» deforme, junto a una pequeña bolsita de chocolates. No cualquier chocolate, eran los chocolates favoritos de él. No los favoritos de Kyungsoo, de Yoochun.



—Están deliciosos. —Le da un guiño mientras le roba uno de los chocolates. Yoochun cierra los ojos y opta por robarle otro. Nadie lo ve, ¿cierto?



Y, por último, el regalo más normal. Un suéter de lana tejido. De color gris, con algunas franjas en zigzag color negro. Kyungsoo se quita de inmediato el saco y se lo coloca. Junsu al ver la emoción del menor, solo le dijo tímido «Feliz cumpleaños», antes de quedar atrapado entre los brazos del menor.

Yunho hizo una nota mental sobre comprarle suéteres tejidos a su hijo más a menudo. Se ve, tiernamente adorable con aquello.



—Muy bien, la fiesta comienza ahora.



No es que Kyungsoo desagrade de las fiestas familiares. Pero, por un extraño suceso de la vida. Tuvo que regresar.

Parado frente a su puerta, lo primero que hace es el dar un largo suspiro. Pegando su mano sobre su boca, sopla un poco y huele que el olor a vino, haya desaparecido por lo menos un poco. Mira el reloj de mano y nota la hora. Bastante noche para que alguien regrese medio ebrio a su departamento. Pasa la llave por la cerradura y cuando abre por completo. Intenta pasar lo más silencioso posible.

Quizá en otro momento hubiera entrado sin parecer un ladrón. Pero esta situación es especial. ¿La razón? No recibió mensajes después de las cuatro de la tarde. Así que más vale prevenir.



— ¿Sabes qué hora es?



El de ojos enormes se maldice mentalmente, ¿tan mala suerte tiene?

La luz se enciende y él queda descubierto. Bajo la intensa mirada del moreno, sonríe intentando relajar la situación. Relaja su compostura y habla tan relajadamente que suena como si fuera una casualidad que él esté en su departamento. A las casi once de la noche. Con una mueca de molestia pegada en la cara, que sería imposible quitarla a la primera.



—Jongin-ah, qué sorpresa el encontrarte en este lugar. —Sonríe, provocando que sus labios formen aquel característico corazón.

Bebiste. —Afirma molesto en el momento que acorto la distancia entre ambos, dando una simple olfateada y cruzando sus brazos. — ¿Dónde estabas? Llamé a tu celular y no recibí ninguna respuesta de tu parte, ¿crees que mis mensajes son un juego?

Oh...—El mayor se estira, bosteza un poco y se aleja lentamente del otro. Hace una pequeña mueca y como si nada, camina en dirección a su habitación. —Cuanto sueño...Buenas noches, Jongin.



Ambos se encuentran ahora en la habitación. No exactamente de la manera en que Kyungsoo quisiera, él solo quería dormir relajadamente, quizás con algún brazo sobre su cintura y el calor del otro, solo eso. No esperó encontrarse desnudo. Con ambas piernas flexionadas mientras son atadas a sus manos, dejando a la vista aquella rozada entrada.

Su respiración se vuelve agitada en el momento que nota a Jongin pasar su dedo pulgar contra sus labios. El menor aun vestido por completo. Sorprendiendo a Kyungsoo, ya que ¿cómo pudo caer tan bajo y dejarlo hacer aquello?



—Lo advertí, nene.

Q-que...—Su corazón comienza a palpitar sin frenesí, intenta desatar sus manos, pero es casi imposible.



Jongin al verle la intención, deja caer su cuerpo sobre él, provocando que sus piernas sean presionadas con mayor ímpetu. Sus manos, las dejó caer a los costados de la cabeza de Kyungsoo, se acerca peligrosamente y besa lentamente aquellos carnosos labios, mientras que roza con intención, la desnudes de su novio con su propia ropa.

El mayor de los dos comienza a pensar en alguna estrategia para poder salvarse de esta. Comienza a sentir palpitar aquella deseada parte trasera, y sin que pueda detenerlo, intenta restregarse más al otro. Sus manos son casi aplastadas por el peso del otro, pero, aun así, logra sacar una.

Recreando alguna escena de alguna película de acción que vio, ahora el mayor es quien está encima. Sorprendiendo a ambos, porque, ¿Cómo pudo hacerlo con solo una mano libre?

Con todo el dolor de su alma —en realidad no, era su venganza—, muerde el cuello del moreno. Logrando de esta manera, que ambos cayeran al suelo, porque ninguno de los dos esperó algo como eso y la única solución a sus problemas, era rodando, pero olvidando lo más esencial, como era el que ambos estaban sobre la cama.

A una altura un tanto mortal.



Yah, nene, despierta, ¡hey! —Palmea el rostro y pequeñas lágrimas salen de los ojos del moreno. —No te puedes morir... ¡Aun no tengo mi venganza! Hey, no mueras, nene, no te me puedes ir aún. No soy de los que les gusta hacerlo con cadáveres... ¿Cómo se le llamaba?

—Jong...In. —soltó con un angustioso pesar en sus palabras, Jongin solo toma sus manos mientras asiente con la cabeza, le parte el ver a su novio moribundo. —Muero...

—No, hyung, no puedes morir, no ahora. Aún estoy-

—Jongin, no siento...nada. —Su boca se abre y deja un suspiro ahogado entre fingidos gimoteos de dolor.

— ¡Yah, ¿dónde?!

A-abajo...—El mayor, saca un grito adolorido y Jongin se asusta de más, él no puede ser condenado por haber asesinado a su pareja sexual, él debe hacer algo, ya o ya.

— ¿Aquí? —Toca con preocupación la cabeza del contrario, negó, después baja directo al vientre del contrario, recibiendo una clara mueca en negación. Su mano baja hasta centrarse en el miembro del mayor. Donde recibe un claro asentimiento.

—Jongin, bé-bésalo...—Le pide en un hilo de voz.

— ¡Yah, no voy a besar tu pene, imbécil!

— ¡Oh no, la luz-!

— ¡Quédate conmigo! ¡Mírame! —Jongin traga pesado y suspira al final. —S-solo porque es tu cumpleaños, ¿entendido?

—Y el último...—Le advierte en un hilo de voz y el moreno asiente de repente. —Si no te das prisa...



Jongin da un largo suspiro. Mira la mirada moribunda del otro y se apresura lo más pronto que se le es posible. Su mano temblorosa toca lentamente el miembro del otro. Con sus labios temblando, deja un pequeño beso sobre el flácido miembro del mayor. Se separa de inmediato escuchando un claro y moribundo: «Veo la luz, chú-chúpalo». Por un instante negó con la cabeza, pero después de los moribundos quejidos de dolor del otro, por su cabeza pasó la simple idea de que todo el sufrimiento de Kyungsoo era por su culpa.

Así que sin más que decir, dio un resoplido, mordió su mejilla interna y tocó el flácido miembro de Kyungsoo. Con unas pocas masturbadas, su hombría comenzó a despertar. Traga pesado, y la gran pregunta en todo esto es: «¿Cómo lo hará?». Si bien, Kim Jong In, ha recibido mamadas de todo tipo. Con todo tipo de personas. ¡Jamás! Escúchenlo bien. ¡Jamás ha hecho una!

Y esta por doblegarse y decirle a Kyungsoo algo simple como: «¡Yo no lo haré, mierda!» Recibe una súplica ante sus pensamientos no dichos: «Hazlo como regalo de cumpleaños». Jongin realmente odia sus peticiones.

Con su nula experiencia. Pasa su lengua por el miembro, ahora más que despierto del mayor. Ensaliva un poco toda aquella extensión y lentamente lo ingresa en su boca. Intento imitar todo aquello que suelen hacerle a él, pero lo que recibió a cambio fue un...



Hey, hey, hazlo bien. —Le reprime Kyungsoo en el momento que el otro rozó la punta de su pene con sus dientes.

¡Yah! ¿Qué no estas muriendo, imbécil? —Pregunta molesto Jongin, limpiándose el resto de saliva que quedó escurriendo por sus labios.

— ¡Sí! Pe-pero, antes de morir debo recibir algo que me recuerde lo genial que fue vida.



Un suspiro y su boca tiene un sabor extraño, casi de solo recordar la razón, vomitaba ante la pequeña remembranza. Se apiada de la muerte del otro y comienza a chupar todo aquello que es de su propiedad, aguantando todo el vómito que quiere salir cada que toca su garganta. Lamiendo con gran destreza aquellas palpitante y caliente zona. Descubriendo que no es tan malo a como creyó que seria.

Arrodillándose ante el casi occiso, y probando de aquello que puede dejarle antes de morir.

Jongin piensa que tal vez Kyungsoo no esté muriendo. Porque lleva gritando y gimiendo por mucho tiempo, y cada alarido grito se vuelve lleno de más y más placer. Y solo, lo esté usando para satisfacerse de una manera más sexual. Pero...también, cree que sus mamadas son mágicas y que Kyungsoo realmente estaba por morir, pero, él lo salvo. O al menos eso quiere creer. No se siente bien el descubrir que lo han engañado. Eso lo hace sentir estúpido.



¡Oh my Jesus! —El mayor grita en inglés tan perfecto que aumentó los ánimos del moreno, y cuando no lo resiste más, comienza a violar más salvajemente los labios del otro. Jongin solo se aprovecha de lo que puede hacerle al otro. Además de que se siente el hombre de las mamadas mágicas.



Con tanto alarido, la parte íntima del menor comienza a pedir atención, no hubo tiempo para perder. Comenzó a masajear su propio miembro mientras, que con su boca comenzaba a bajar y subir. Esto se está haciendo un tanto placentero para ambos. La verdad, ya le estaba doliendo la mandíbula y su quijada se siente cada vez más y más cansada, así que no sabe cuánto tiempo aguantará más, también, estaba llorando y eso era más debido a que cuando aguantaba el miembro de Kyungsoo dentro de su boca por mucho tiempo, las lagrimas eran incontrolables y el mero remplazo del vomito. Pero bueno, con toda y la sensación aquella que sentía, continuó con sus destrezas maniobras para revivir a su novio.

Descuidadamente, comienza a ingresar uno de sus falanges, dentro de la rozada entrada del mayor. Escuchando a la perfección aquellos húmedos sonidos que provocaba cuando absorbía de más el miembro del otro, junto a los armoniosos gemidos que soltaba Kyungsoo.

Kyungsoo toma el rubio cabello del moreno y advirtiéndole-sin-advertir, comienza a imponer su propio ritmo. No le importó en lo más mínimo que con el brusco cambio, los dientes del menor hayan rozado con ímpetu su delicada hombría. El solo sentía las irrefutables ganas de terminar con todo.

Y. Se. Vino.



— ¿Qué-?



Sin poder terminar de formular la pregunta, comienza a toser en el momento el mayor soltó toda su esencia dentro de su boca. Bajo la atenta mirada del mayor, y un sonrojo en sus mejillas, se abstuvo de vomitar aquello, y con todo el pesar de su corazón, tragó.

Trago aquella sustancia de asqueroso saber, de la cual tuvo que aguantarse la mueca de disgusto. Creía que todo había terminado ahí, pero, el recibir los labios y caricias del mayor. Aquellos susurros de «Házmelo, ahora» junto a «Duro». Sonrió satisfactorio, al ver que Kyungsoo, se encontraba a su merced y dispuesto a que le parta el culo en tres.





• ♦ •





El día esperado para Jongin, había llegado. Sí. A solo un día del cumpleaños del mayor, el suyo, llegó.

Ahora está más que seguro de lo que le pedirá de cumpleaños. Kyungsoo no sabe en las que se ha metido al haber jugado con los sentimientos del menor. Jongin no le perdonará el haberle hecho una majestuosa mamada.

Él quiere una de igual manera.



—Quiero mi regalo. —Le avisa ladino antes de la grandiosa fiesta que sus amigos le han preparado.

—Solo llevo conmigo poco dinero. Que sea algo no tan-

—No quiero tu dinero. Quiero algo más tuyo, nene. —Le dice seductor y la mirada de aburrimiento de Kyungsoo no cambió en ningún momento.

— ¿Qué quieres ahora?

Chúpamela. —Le ordena ladino y de inmediato se desabrocha el pantalón. Solo para que el mayor se deguste con su miembro ya erecto.

¿Ah...? —Una mirada a su miembro y su estruendosa carcajada. — ¡Já! No pienso hacerlo, imbécil.

¡Hey! Es mi cumpleaños. —Le reprime y Kyungsoo sonríe malicioso ante aquellas palabras. Da un paso al frente y Jongin retrocede uno. Temiendo por su vida.

¿Y?

—Y quiero que tú seas quien me di mi primer regalo, bueno, mi primer regalo carnal del día.

—No-lo-ha-ré.



Y solo queda decir que ese día. Alguien recibió una mamada.

Y no. No se confundan.

Jongin disfrutó ese día al máximo.

Pero, Kyungsoo lo disfrutó aún más con aquellos gruesos labios que absorbían casi cada parte de él.

Sí. En menos de cuatro minutos, Kyungsoo logró hacer que Jongin se arrodillara ante él.





• ♦ •





—Muy bien Jongin, esto es de vida o muerte.

— ¿Qué sucede, nene? ¿No recuerdas como multiplicar? Eso es sencillo, solo debes de-

Hyunbin o Jisung, elije sabiamente. — Y en ese momento, la mente del menor se remonta a aquella vez en la que Kyungsoo le hizo una pregunta similar, y que después de su respuesta, volvieron a tener sexo. Así que sin pensarlo dos veces. Respondió lo mismo que aquella vez.

— ¡Hyunbin! —dijo alegre en un alto grito. Kyungsoo por su parte asintió efusivamente mientras tomaba lugar en el enorme sillón y encendía la televisión. — ¿Pero que-?

—Oh, estaba indeciso sobre que drama ver...ya sabes, ambos dramas son algo similar y no sabía por cual decidirme, gracias Jongin-ah, eres el mejor.

—Pero...

— ¿Quieres ir por favor a comprarme un poco de dulces? Solo para disfrutar del drama.

—Pero...

—Anda Jongin, ¿sí?





• ♦ •





Ambos se encontraban ligeramente sonrojados por las pretenciosas preguntas e indirectas del contrario. Suspiran un tanto aliviados de que la siguiente carta, fuera libre y tuvieran que pasar y no dar respuesta alguna por ese turno.

Tal vez fue un mal momento para experimentar con plantas ilegales —marihuana—, alimentos y alcohol, ahora los dos están calientes y todo da tantas vueltas que los hace felices sin entender mucho la razón del porque están jugando a las cartas, pero ahí estaban, ganándose uno contra el otro y preguntando algún secreto además de desnudarse aun sin haber perdido.



—Recuerdas aquella vez que estabas en mi departamento y que casi me hacías una felación. ¿Sí? —Pregunta acalorado el mayor de los dos, escondiendo sus cartas, y mirando fijamente las mejillas que se le pintaban de carmesí en la morena piel del menor. — ¿Por qué cuando estábamos en el baño, no quisiste hacerme una?

Uhm...un caballero no tiene memoria.

—Responde. —en una chirriante orden, el menor se sonroja aún más.

—Estaba estrazado, no sabía qué hacer para que tú, ya sabes...aceptaras que estás enamorado de mí. Estaba usando los últimos métodos que me quedaban, los que nunca uso, por cierto. —como respuesta, recibe un sonoro y romántico «Imbécil». —Siéntete agradecido, muchachito.

—No me digas muchachito, imbécil.

—Ya, ya, continuemos con el juego. —Ambos sacan una carta y la suerte está del lado del moreno, este sonríe de inmediato y hace su pose de la victoria. —Mi turno, pregunta... Por qué cada vez que me preguntas el nombre de algún famoso y me das a elegir entre los dos, ¿te vuelves totalmente bipolar?

—Cosas de la vida, mi estimado muchachito.

—Responde, nene.

—Es algo así para tomar decisiones y no frustrarme en pensarlo mucho. Es como un "si" y un "no". —mordió sus labios y lentamente quitó un calcetín, no lo van a creer, pero eso excitó a Jongin— Así de sencillo, es más fácil de lo que crees.

Oh...—Las cartas comienzan a caer, y para la suerte de ambos, los siguientes dos turnos, ninguno de los dos tuvo que confesar algo o responder a las preguntas del otro. —Mi turno. ¿Alguna vez me harás una felación?

Uhm...—Kyungsoo esconde sus cartas y sonríe victorioso ante la respuesta que acaba de pensar. —Cuando tú me dejes ser el activo, yo, te haré una felación. Así de sencillo. —Le responde divertido y el menor de los dos hace un pequeño puchero.

—Eso no se vale.

—Es lo mismo que te digo a ti.

—Tan injusto que eres...

—Todo puede cambiar si tu-

—Dejémoslo con que es injusta la vida, ¿quieres?





• ♦ •





—Nene, hagámoslo...—Le propone el moreno, mientras el de ojos enormes solo bosteza. Toma el recipiente de palomitas y mira la película de terror que justo ahora está apareciendo en televisión.

—Ya sabes mi respuesta: no.

—Pero-


Es silenciado de inmediato. La mejor parte está por aparecer. La asesina le corta la mano al hombre. Las comienza a acariciar y las mete a su enorme costal. Ella solo estaba enamorada de sus manos. Y al momento de que terminaron ella solo quiso obtener algo por parte de él. En este caso, aquellas masculinas y bien cuidadas manos.

Kyungsoo se cuestiona sobre qué es lo que querría obtener de Jongin una vez que terminaran. Para eso la respuesta es simple: Un convertible.



—Shakespeare...



Responde con simpleza y el menor niega. No piensa hacer lo mismo que aquella vez que intentaron hacer "Ghost: la sombra del amor", porque su departamento quedó hecho un desastre con tanto barro. Incluso tuvo que quedarse en el departamento del otro por dos días consecutivos. No se piensa arriesgar aún más.

No se dejará sucumbir esta vez.



—Tú serás Julieta y yo Romeo. —Le avisa mientras le entrega el atuendo. Jongin se niega por completo.

—Yo quiero ser Romeo.

—Está bien. Tú serás Romeo. —Le resta importancia y eso asusta al moreno. ¿Así de fácil lo consiguió? ¿No habrá algún truco detrás de la aceptación?

—A cambio de qué.

— De que Romeo sea el sumiso en la situación. Así de simple.

—Bien. —rueda los ojos y de inmediato le arrebata el vestido junto con la peluca. —Yo seré Julieta. Pero que no se te olvide el trato, ¿entendido?

—Por supuesto.



Las puertas se abren. El moreno está teniendo uno de esos instintos y quiere asesinar a la alegre persona de alado. Kyungsoo por otra parte, lo ignora.

Con sus dedos forma una L, tocando desde su mentón hasta la punta de la nariz, sonríe coqueto y termina acomodando su cabello. Le tiende la mano a su pareja, quien furiosa, solo le gruñe y muy a su pesar toma su mano.

Jongin sale. Suplicando que nadie lo note, o que por lo menos, todo se encuentre vacío. Pero su suerte es tan nula, que cuando apenas asoma su rostro, más de veinte personas lo miraron asombrados. Todo en su cuerpo se acalora. Reacomoda su peluca y se para derechamente. Kyungsoo por otra parte, lo jala, se detiene al ver a las personas a su alrededor y hace varias inclinaciones. Aclara su garganta, y las mejillas de Jongin se tiñen de inmediato. Realmente quiere que la tierra se lo trague, literalmente, lo está deseando con ansias.



—Vámonos, mi Julieta. —suelta fuerte y claro, algunos de los presentes sacan sus celulares y toman alguna que otra fotografía. Muy pocos, se alejan y otros tantos se ríen.

—En un segundo, mi Romeo. —con una sonrisa falsa y voz fingida, Jongin responde.



El mayor de los dos, le planta un delicado beso en los labios color durazno de su Julieta. Jongin muy dentro de su ser, está amando el maquillaje, porque es tan irreconocible, que nadie pensaría que es él.

Ambos caminan de lo más normal. O al menos, Kyungsoo lo hacía. Jongin solo se mantenía con la cabeza gacha, odiando internamente, de nueva cuenta, al bajo ser de aun lado porque no quiso ir en auto.



—Mesa para dos, por favor. —Kyungsoo avisa y de inmediato son dirigidos a una.



Las miradas de los demás se hicieron presentes. Jongin está realmente abochornado, rogando entre suplicas por que se vayan. Siempre recibiendo una respuesta negativa por parte del mayor.

Kyungsoo mira el menú. Ignorando los murmullos de las personas de a lado, incluso ignorando lo que su novio le pide. Mira sus pomposos brazos, por el traje, y suspira. Jongin sigue pidiéndole que se vayan de una buena vez.



—Yo quiero la langosta, ¿Tu que deseas mi Julieta? —Pregunta divertido, pero a la vez, serio. La mesera, les mira un tanto preocupada, eso no es normal. Jamás ha recibido a clientes tan locos como los de este momento, ¿será acaso que están preparando un atraco vestidos de esa manera?

—Lo que sea. —responde bajo, inclinando su cabeza para no poder ser reconocido.

—Bien, que sean dos, por favor.



La mesera se va. Y las suplicas comienzan. Kyungsoo lo sigue ignorando.

Mira sus uñas y después suspira. Una pequeña idea ha venido por la cabeza del mayor. Y sus ideas no siempre son las mejores.



—Julieta, ¿puedes demostrar cuánto me amas?

Hyung...

— ¿A quién le hablas mi Julieta?

—Hyung, vámonos por favor.

—Oh, mi hermosa Julieta, en un momento regreso...



Aun con las suplicas de Jongin, Kyungsoo se levanta de su lugar. Da un corto recorrido hasta llegar a los baños del lugar. Mira a su espalda solo para ver si alguien lo ve o tiene intención de ir al baño y sonríe. Cierra la puerta. Una vez dentro, mira los alrededores del espacioso baño. ¿Es normal que un baño sea tan grande? Bueno, el lugar es algo así como un Riveiint 2.0, tal vez eso sea normal.

Inspecciona cada cubículo y por merita suerte, ninguna sola persona está dentro por el momento, una vez terminado su trabajo, se relaja. Toma lugar en uno de los mingitorios, baja el cierre del pantalón, y comienza a hacer su trabajo. La puerta se escucha abrirse, Kyungsoo en ningún momento se inmutó. La puerta se cierra ruidosamente, con todo y pestillo, Kyungsoo ahora lava sus manos sin preocupación alguna. Mira su reflejo en el espejo y sonríe al verse perfectamente tal como debe ser. Se gira y lo que encuentra no lo sorprende en ningún momento.



— ¿Qué haces en el baño de varones, Julieta mía?

—Hyung...estoy muy molesto, no me está agradando tu jueguito. — Estaba encabronado, Kyungsoo lo supo en el momento, pero le importó un pepino. — Yo solo quiero que me des algo, y lo obtendré de cualquier manera. — Jongin comienza a acorralar al de ojos enormes, quien seguía ahí, sin decir o hacer nada para alejarse.

—Aún no respondes a mi pregunta, Julieta. —soltó divertido, sabe que está hartando al más joven con cada palabra y no saben cómo le encanta hacerlo.

—Lo diré por primera y última vez. — Jongin pasa su dedo meñique acomodando la peluca y después sonríe ladino. —Y escucha atentamente.

—Oh, Julieta...— el mayor sonríe divertido, justo ahora Jongin parece un pequeño niño berrinchudo que quiere obtener todo lo que pide sin que le reclamen o le digan no.

¿Kim Kardashian o Beyonce? —Pregunta divertido, y por un instante el corazón del mayor estuvo por detenerse, ¿es correcto lo que escuchó?



Por su cabeza jamás cruzo la idea de que le hiciera aquella pregunta, ¿Cómo puede calentarse por solo esos nombres? Es lo que se pregunta en este momento. ¿Así que Jongin quiere jugar? Da un largo suspiro e inconscientemente se muerde el labio, esto es malo. Él lo sabe. Esto no se supone que deba suceder. Además, ¡Están en un bendito baño! Kyungsoo tiene un plan, créanlo, el plan tiene como finalidad un hotel, no un baño.

El moreno lo toma de los hombros y sin mucho esfuerzo, tal vez fue por la situación que no sintió el peso del otro, lo sienta sobre la baldosa del lavamanos.



—Elije, nene. —Su voz se vuelve dos octavas más ronca y el mayor traga duro. Esto no puede pasarle a él.

Ju-Julieta, ¿Por qué estás en el baño de-de hombres?

— ¿Esa es tu respuesta definitiva? Sabes que a mí no me importaría hacer ambas opciones. Por mí, perfecto.

—Julieta, no-

— ¿Son ambas? —El mayor niega, muerde sus labios y sus sonrojadas mejillas lo dejan ver como un pervertido ante los ojos de Jongin. Porque, ¿Qué tipo de pervertido comienza a pensar cosas insanas con dos simples (y famosos) nombres?

Be-Beyonce...—responde sin esperanzas.



Un suspiro, el rostro del menor negando y cuando menos lo espera, Kyungsoo ya no tiene el pantalón puesto. De hecho, está prácticamente desnudo. ¿Cuándo fue que sucedió tal acto? Solo tengamos en cuenta que las manos de Jongin son demasiado habilidosas para su propio bien.

Jongin se levanta un poco el vestido y deja a la vista del contrario, su palpitante erección, le da un casi misterioso guiño y fue suficiente, para que el miembro del contrario reaccione por completo.

El mayor de los dos, deja a la vista su blanco y poco voluptuoso trasero. Siendo inclinado sin su consentimiento, y dejándolo expuesto a cualquier pervertido. En este caso, un moreno pervertido.



—N-no, es asqueroso... no lo ha-gas.



Pide entre suplicas, mientras de su boca salen leves gemidos. Niega con su cabeza, la lengua del menor comienza a hacer contacto con su piel, se estremece y pide porque no haga aquello. Kyungsoo pega un grito al momento de sentir como era mordido en su trasero. Intenta moverse, y de paso golpearlo porque los pueden descubrir si sigue haciendo aquello, pero es inmovilizado por completo. Jongin detiene su mano a su espalda, y lo pega aún más fuerte contra la baldosa, provocando que este se incline aún más y sea expuesto más de lo que ya está.

Pasa su lengua por aquella línea, puede sentir como el mayor se estremece una vez más y gime por el contacto. Kyungsoo comienza a negar, pidiendo que se detenga ya que eso es asqueroso, pero deteniéndose al momento de ver su reflejo en el espejo.

Su pecho sube y baja por continuas veces. Sus mejillas están completamente coloradas. Hay una pequeña capa de sudor en su frente. Sus labios están rojos e hinchados por tanto morderlos. Lo único que cubre sus brazos es la desabrochada camisa a rayas con la que acompañaba el vestuario de Romeo, cayéndosele lentamente de su hombro derecho, donde su mano esta torcida hacia atrás y siendo sujetada fuertemente por la del menor. Muerde fuertemente su labio en el momento que notó la mirada de Jongin en el espejo. Este último mordiendo y besando con parsimonia su cadera, ambos mirando su reflejo.

Su pierna es levantada hasta la altura de la baldosa. Jongin suelta su mano, y como si fuera una orden, el mayor tomó su pierna, sosteniéndola fuertemente para que no se baje. Lo último que sintió antes de perderse en el placer, fue como algo caliente y húmedo se introducía dentro de él. Un sonoro gemido salió de sus labios y sin poder contenerse, hizo eco en todo el lugar. Hizo puños sus propias manos, se estremeció por completo, araño su propia pierna por el placer que la lengua del menor le daba.

Las manos del menor se fundían con confianza sobre su piel, presionadas con tanta fuerza, que incluso le dejo marcadas de estas. Las respiraciones de ambos, eran erráticas. Kyungsoo sentía una mano ayudando a su alejada erección y antes de que pudiera hacer algo, o pedir, sus labios soltaron un melodioso y estruendoso gemido. Es callado de inmediato por la morena y enorme mano de su novio.

Una, dos, tres estocadas y Kyungsoo sentía que no podía más con todo lo que está viendo. Ambos, casi sin quererlo, podían ver el acto en vivo, todo perfectamente reflejado por el enorme espejo frente a ellos. Por la mano de Jongin comienza a escurrir un poco de saliva. En algún otro momento, este se hubiera limpiado incluso hubiera dicho lo desagradable que es eso, pero no ahora. Los ojos de Kyungsoo se cierran en repetidas ocasiones, sus gemidos son ahogados por la mano del moreno y eso lo pone aún más. Abre sus ojos y puede ver como su acompañante hace aquella expresión de placer en cada estocada que da. Los callados gemidos que salen de sus labios y que los escucha a la perfección porque los suelta justo en su odio. Su miembro recibe atención de la misma manera y ahora se le es imposible el no morder los dedos del menor, o al menos rozar sus dientes contra alguno de ellos.

Al momento que Kyungsoo es atrapado mirando al otro, sabe que está perdido. No puede dejar de mirarlo. Y es algo que simplemente no puede detener. Su cuerpo se estremece con cada toque y estocada, mientras que su mente le pide que no deje de parpadear. Un pequeño guiño, la presión en su miembro y la mordedura de su hombro. Y Kyungsoo se vino sobre la baldosa, manchando levemente el espejo frente a ellos.



—Esto no termina aquí, nene.



Kyungsoo ahora sabe que no debió haber dejado en abstinencia al menor por casi un día —y bueno, no era mucho tiempo, pero están en plena flor de su sexualidad y así como es Jongin, parecían años los que pasaron en tan pocas horas —. Esto es peor que aquella vez que Jongin le prometió no dejarlo dormir, y que claro lo cumplió. Ahora el mayor, realmente odia sus jodidos instintos para hacer sufrir al otro.

Kyungsoo ha descubierto que no siempre es bueno el placer. El placer es una caja de sorpresas. Y no es bueno el disfrutar de ello. A veces lo disfrutas, pero después vienen las consecuencias. Ya lo saben, es como esa canción del columpio, que cuando sube se siente bonito, pero cuando baja, eso duele mucho.



— ¿Qué te sucede amado mío? ¿Por qué no comes al menos la mitad de tu langosta? —Pregunta con falsa preocupación, sonriendo de medio lado al descubrir que el otro no ha creído sus palabras.

Jódete.

—Romeo, Romeo, ¿Dónde estás que no te veo?

—Cállate imbécil. —toma el tenedor y lo encaja furioso sobre la langosta, su respiración se hace cada vez más sonora y el menor sonríe.

—Al menos come algo, Romeo mío.

—Muérete.



Solo bastaron diez minutos. El menor intentando hacer que su adorable novio comiera por lo menos algo, pero lo único que recibía como respuesta eran los insultos cargados con tanto amor que no pudo resistirse y salir de aquel restaurant lo más pronto posible.

Pide la cuenta, y una vez que se le es entregada y pagada, se espera algunos segundos para que su novio, como todo caballero que es, le ayude a levantarse y retirar la silla. Enarca una ceja al ver que este no piensa moverse de su lugar. Aclara su garganta, y el mayor muy a su pesar, se levanta de su lugar.

Cojea.

Maldice a la persona frente suyo y le ayuda a levantarse de su lugar. Le tiende la mano y lentamente ambos salen del lugar.

Kyungsoo entró al lugar con una radiante sonrisa, mientras su acompañante, asesinaba con la mirada a quien quiera que se atreviera a verla. Al momento de salir, su acompañante salió con una radiante sonrisa, incluso irradiaba felicidad en cada uno de sus poros. Mientras él hacia una mueca cada que pisaba. Era como tener ambos pies adormecidos y que las hormigas comienzan a hacer presencia. Era imposible el caminar correctamente cuando la sensación de hormigueo se hacía presente.



—Me gustó este lugar. Volvamos alguna otra vez.

—En tus sueños, imbécil.

—Cierto. —Jongin acomoda su peluca y hace la tierna seña de «v» a sus espectadores. —A la próxima vayamos a Riveiint, quiero cumplir uno de mis tantos sueños.

—Jodido pervertido...

—No lo negaré.



Sale de la mano de su amado, sin importarle que el maquillaje se allá ido. Y que todo mundo lo critique de transexual. Él solo ama ver como su pequeño novio cojea a cada paso que da. Eso vale aún más el hecho de que por casi un día no había tenido nada de actividad amorosa.





• ♦ •





Si alguien le preguntara, ¿Qué es lo que más te gusta del otro? Jongin respondería algo simple.

«El tenerlo callado mientras hacemos el amor».

Así de sencillo. Él solo gusta de su callado novio mientras lo hacen, ya que en ninguna otra situación lo mantiene callado.

Por eso ahora es que intenta persuadirlo, rogando a los dioses que no pase a más y que solo sean los insultos que su novio le da al fornido y mafioso hombre que se ha burlado de él. Que ambos se insulten y sea todo. Que no camine como lo está haciendo ahora. Que no le pregunte lo que acaba de preguntar hace un segundo. Y que no se comiencen a golpear como lo están haciendo justo en este momento.

Jongin desea que Kyungsoo se quede callado una vez en su vida.



—Hyung, vámonos...



Jongin interfiere en el acto sangriento y sin el consentimiento del mayor, lo toma de los brazos y lo aleja del fornido que estaba en el suelo. Levantándolo, tomándolo de la mano y corriendo a otro lugar donde no se encuentre aquel ser.



—Hyung, no debemos pelear con las personas. ¿Ves? Tu labio está sangrando. —Lo reprende más que preocupado. Mira a todos lados y se pregunta, ¿Dónde carajos están? Y, sobre todo, ¿Por qué no pasa la gente? De esa forma seria más sencillo el pedir ayuda.

—No hay problema, Jongin-ah, solo es un poco de sangre. —Hace un ademan y ahora mira por todos lados, Kyungsoo intenta ubicarse cuando lo logra, él es quien dirige al otro.

— ¿A dónde vamos hyung?

—Lo importante es salir de este lugar...



Ambos se detienen al ver no solo a un solo fornido hombre con el rostro completamente rojo, si no a seis furiosos hombres de distintos tamaños, mirando con furia al par. Jongin en ese momento quiso suplicar, incluso ofrecerles dinero, solo para que los dejaran en paz.

Pero, si alguien le preguntara: ¿Qué es lo que más odias del otro? Jongin respondería algo simple...

«Que nunca entienda cuando estamos en problemas».

Así de sencillo.

Jongin está por sacar su tarjeta de crédito y decirles a los demás que la tomen, que gasten todo lo que quieran, él no los denunciara ni mucho menos la cancelara. Pero, no ayuda en mucho que su pequeño novio camine a la morgue, y encare al grupo de maleantes.

Mucho menos ayuda el que les haya escupido.

O eso de que haya golpeado al que vendría siendo el jefe, y que justo ahora haya caído al suelo por el impacto.

Tampoco el que dos de los empleados del jefe, se lancen contra el pequeño cuerpo del mayor.

Y eso de que sus piernas se muevan sin su consentimiento y quite a uno que doblaba en peso a su pareja y que estaba sobre el mayor. O que estuviera por recibir un golpe de uno de los tantos maleantes.



— ¡Nadie golpea mi rostro! —y con furia comienza a repartir los golpes. No le importaba si eran o no, demasiado poderosos para desmayar a una persona a la primera, él solo quería golpear a quien se interponga en su camino. — ¡Soy un casi modelo, imbécil!



Jongin comienza a desatar su ira contra uno de los tantos mafiosos que intentaron atacarlo. Sorprendiendo a Kyungsoo porque, al parecer molesto, es realmente sexy. Este último sonríe al descubrir una faceta más del menor: «Nadie puede golpear el rostro de Jongin, porque si no, estarán en problemas». Un tanto egocéntrica la advertencia, pero, vale la pena tomarla en cuenta.

Dos personas más caen al suelo, y ambos chicos no sintieron los golpes que recibían, incluso el cansancio se esfumó. Ellos solo querían golpear, golpear, golpear.



— ¡¿Por qué mierda lo hiciste?! —Pregunta dolido Jongin en el momento que sintió el duro puño del mayor contra su nariz. Cae al suelo y un escozor se siente en su nariz, solo espera no haber desfigurado su hermoso rostro.

—La emoción del momento, nene. —Responde en un hilo de voz y sin mucho esfuerzo ayuda al otro a levantarse. Le da una mirada a la roja nariz del otro y solo le deja un pequeño beso para que sane más rápido. Un beso mágico que cura sus heridas. —Ahora, sigue golpeando o nosotros no nos libraremos de esta.



Por un instante Jongin olvidó haber sido golpeado por su novio. Por un instante, Kyungsoo recapacitó y dejo de dar golpes. Por un instante, ambos fueron apaleados por los otros. Y ahora mismo, ambos están alegremente en la motocicleta del mayor, con notorios golpes. Pero alegres.

El haber huido, fue la mejor decisión que el mayor haya tomado en su vida. Aunque claro, Jongin lo estaba pidiendo mucho antes de que la idea cruzara por la cabeza del otro.



Hyung, hyung, hyung, hyung...—Jongin repetía una y otra y otra vez, mientras pasaba su mano por su cabello. Cerraba los ojos y pedía a gritos que se detuviera porque su ojo comenzó a arder.

— ¡¿Qué quieres?! —grita el mayor mientras aumenta la velocidad. Da un pequeño giro tomando la siguiente intersección, provocando que Jongin casi cayera de la motocicleta por haberse rascado el ojo y quitara su agarre de su novio.

— ¡Detente! —Suplica y sin que lo tenga que repetir dos veces la motocicleta detiene su andar.

— ¿Qué sucede?

—Algo cayó en mi ojo.



El mayor comienza a checarlo y la primera imagen que obtiene, son las lágrimas que caen sin control del otro. Sin cuidado revisa su ojo y solo para callar cualquier queja que haga el viaje más largo. Le sopla con fuerza.

No recibe reclamo alguno por hacer aquello, así que lo repitió de nueva cuenta. Solo las veces necesarias para que el otro no volviera a decir algo.

Ahora ambos se encuentran fuera de la pequeña cafetería de Sehun, dan un largo suspiro y Jongin de forma casi inmediata, tapa sus piernas incluso se aleja varios centímetros del pequeño ser que tiene a un lado. No quiere repetir lo de hace unos momentos.

Detiene las intenciones de su pequeña pareja sobre querer tocarlo, y se aleja aún más. Mirando a las personas que los miran de reojo —por los golpes que tenían ambos en el rostro—, algo nervioso, entra sin prestarle mucha atención al mayor.

Puede sonar paranoico, pero, no hace más de una hora atrás, por una simple burla, sus piernas y un insulto, se armó la pelea que casi desfiguro su rostro. Es mejor prevenir.





• ♦ •





— ¡Y tendremos mucho sexo!

— ¡Del más salvaje!

— ¡Y no dormiremos por más de una semana!

— ¡Lo haremos hasta que ya no sienta el culo!

— ¡Y lo disfrutaremos como nunca!



La soberana pareja comienza a declarar sus fetiches del momento. Esperando que las personas que puedan estar fuera, incluso la vecina del moreno, los escuche con atención. Aunque eso sería bastante extraño. La última vez que su vecina los vio, indignada les dio una mirada de desprecio y bufo mientras estos dos, se besaban con gran desdén y burla. Dando fingidos gemidos mientras golpeaban la puerta y la mujer llamaba a la policía por tal acto tan indecente.

Ambos concordaron en tener el sexo más duro y salvaje de todas las épocas. Teniendo una sola condición:

Grabarlo.

¿Cómo llegaron a esta idea? Sencillo, como todo buen crítico, ambos concordaron con que las películas de internet no son tan buenas como pueden creer las demás personas. Incluso sus santos ojos se secaron al ver tal actuación. No, no, no, el porno hoy en día ha perdido esa pizca de lujuria y calentura, y ahora solo graban por ver quien grita más y, sobre todo, quien puede relamerse los labios con la lengua de forma seductora. Ya nadie lo hace por el sentimiento de ser duramente partida en dos.



— ¡Grabado desde todos los ángulos!

— ¡Y todas las posiciones! —Grita el mayor de los dos y Jongin solo asiente en afirmación.

—Esa es la actitud, nene. ¡Iré por la cámara!

— ¡Yo me desvestiré! —Le avisa mientras Jongin camina en dirección de alguna de las habitaciones, comienza a quitarse la musculosa y cierra la computadora portátil, sus ojos no pueden ver más tal atrocidad pornográfica. Escucha a lo lejos un «¡Por eso me encantas! ¡Tú si me comprendes!».



Cuarenta minutos han pasado ya. Jongin voltea su rostro y toma una de las toallitas húmedas. Solo para que en su rostro no quede rastro de lo que se está haciendo en ese lugar. Kyungsoo por otra parte, suelta un pequeño gemido de dolor, y el menor en un instante se preocupa.



— ¿Estas llorando?

—No.

— ¿Quieres hacer mejor otra cosa?

—No, continuemos.

—Está bien.



Veinte minutos más y el llanto de ambos se hizo presente. Aunque quisieran ocultarlo, eso era imposible. Comienzan a hipear y de la nada, ya tenían el bote de basura llena de papeles con sus lágrimas y mucosidades.



— ¡Carajo! ¿Qué tipo de madre hace aquello? —Pregunta con gran molestia Jongin mientras ve como el drama familiar está desenvolviéndose. Muy dentro de su ser esta repudiando a la mujer que se hace llamar "madre". ¿Qué tipo de madre usaría a su hija con la única condición de salvar a su hija mayor?



¿Cómo fue que llagaron aquí? ¿Cómo fue que en lugar de hacer su majestuosa película porno comenzaron a ver una película de drama y angustia? ¿Cómo pudo suceder que dos hombres lloren como magdalenas por una película?

No existe explicación lógica para aquello. Solo se sabe que, en los acontecimientos anteriores, sucedió lo siguiente de modo cronológico:

1.- Jongin cayó con uno de los cables colgantes del cargador de la cámara.

2.-Kyungsoo se burló por su estupidez.

3.-Una película apareció de la nada.

4.-Ambos están ahora llorando por la película.

Así de sencillo. No hubo mucho drama. Bueno. El drama lo tiene la película. La decisión más difícil. Ambos creen que fue la decisión más fácil para ellos el aceptar ver la película. Pero ahora ambos saben que deben tomarle más en cuenta la sinopsis de cada película antes de verla.

Hace poco sus ojos se secaron al ver la espantosa película porno. Ahora sus ojos están más que humedecidos e hidratados —al igual que pequeños, rojizos e hinchados— porque la película es tan triste que ellos no pueden resistirlo más.

Detrás de las aventuras que viven día a día la extravagante y amorosa pareja. Se encuentras dos seres que viven al momento de ellos. Y que claro, les divierte el aprovecharse de los otros, solo por disfrutar un poco más. Vamos, la diversión no es tan mala, ellos saben divertirse.



— ¿Una apuesta? —Pregunta el pelinegro y alto de nacionalidad china, mientras mira con aburrimiento la propuesta que su acompañante de café le ha propuesto. Kris en muchas ocasiones no logra comprender a su acompañante.

—Eso es lo que he dicho. —Junmyeon le responde con soberanía mientras da un sorbo a su café. Sus dos manos las une y deja caer su cabeza entre estas, mientras sus codos están sobre la mesa de la cafetería.

— ¿Qué tipo de apuesta? —Pregunta mientras le da un vistazo leve a la persona que acaba de entrar a la cafetería.

—Una muy interesante. ¿Qué dices? —Pregunta y después se reacomoda en su lugar, soltando un leve suspiro de cansancio.

—Primero dime, ¿en que se basa tu apuesta?

—Oh Kris, pero ¿qué no te puedes arriesgar ah? — suspiró, negó y sonrió porque no esperaba que el chino fuera tan fácil de leer. Vamos, siempre lo imaginó siendo una persona más interesante. — Bien, para que sepas a lo que puede llegar a suceder...será simple: Algo que nadie lo haya esperado. Así de simple.

— ¿Algo que nadie haya esperado? —Pregunta con obvia burla en cada palabra que recita y el otro solo mueve la cabeza afirmando sus palabras. —No lo sé, ¿eso dará una gran conmoción en Neibor?

—Será...algo así como el apocalipsis, ¿si me entiendo no? Donde al final todos rogarán por un poco de piedad por sus pecados, solo para poder ser salvados...

—Interesante, pero, ¿Qué gano yo? Y me estoy refiriendo sobre que no quiero que cantes y bailes estúpidamente como cada vez que pierdes. — Las palabras sonaron duras y cansadas, y la verdad era que Kris estaba cansado de siempre ganar y que el Kim solo haga eso, desde que recibe un mensaje para tomar un café, solo espera que el otro de buenas recompensas. —Dame algo que me sea útil.

— ¿Qué quieres? —Pregunta mientras se relame los labios de la ansiedad a que el alto acepte.

Lay. —Responde simple. En sus ojos se nota la relajación que sintió al decir aquella palabra. Una pequeña sonrisa aparece por los labios del más alto y el contrario, solo hace una mueca de desprecio. Da un suspiro y regresa a la misma sonrisa juguetona con la que inicio aquel día.



Chasquea sus dedos y con una pequeña alegría en el tono de sus palabras dejando un «Okey». Prueba de nueva cuenta su café y ahora le da un vistazo a las mujeres de la mesa contigua, quienes no dejaron de darles miradas a ambos desde hace rato. Es decir, ¿Quién no dejaría de ver a aquellos atractivos hombres? Por supuesto que nadie.



—Pero si pierdes, tendrás que cantar y bailar estúpidamente la canción que yo quiera.

—No sucedió antes, no sucederá ahora.

—Bueno...puede que el acontecimiento sea el más inesperado y al final...suceda. —Le advierte un tanto preocupado, pero más que nada, divertido. Provocando que la piel del chino se erice por completo.

Primer Lugar. —Lo llama con tono de superioridad y Junmyeon levanta la vista, sonriéndole porque ha conseguido lo que quería. —Sin trucos, que sea una apuesta limpia.

—Eso es lo mismo que digo, Kris. —Da un sorbo a su café y vuelve a sonreírle juguetón. Dándole una de esas miradas que le hacen sentir superior a cualquier persona y que, en esta ocasión, Kris Wu, no fue la excepción. —Sin trucos por tu parte.

— ¿Estas insinuando que juego sucio?

—Yo no lo he dicho, pero...todo puede suceder.

—Espero que esto valga la pena, Primer Lugar.

—Lo valdrá, Wu.



¿Qué más se podrá esperar de aquella apuesta?

Por supuesto que Kris Wu, jamás perderá. Es decir, ¿alguna vez lo ha hecho? ¡Claro que no! Y eso es lo más divertido de aquello. Kris conoce a la perfección al Primer lugar, o al menos conoce al "Primer Lugar" que todos conocen. Al perdedor que solo subsiste por sus notas.

Pero algo no estaba bien, ¿Por qué justamente le habló ese día? Kris conoce a Junmyeon, por lo que cuando el Kim esta seguro de algo, es porque él ya tiene el juego ganado. Junmyeon no sabe en lo que ha intentado jugar.

Kris Wu, tiene una pequeña carta bajo la manga.



— ¡Yah, pedazo de mierda! —Junmyeon molesto comienza a insultar al alto chino, de impotencia lanza su puño sin suerte a caer en el rostro del alto. — ¡En eso no quedamos!

— "¿En eso no quedamos?" ¿ah? — repitió con burla— Yo que sepa no había reglas, Primer lugar. —Relame sus labios, gustoso y se aparta del agarre del otro. Junmyeon lo mira con gran rabia, pero después de un bufido, su juguetona sonrisa aparece de nuevo.

—Cierto. — —Eso sí que no me lo esperaba.



Pero, Junmyeon...



—Eso nos deja en claro que ya has perdido, Suho.



No es quien Wu, cree conocer...



—Aún falta tiempo, Kris, esto aún no termina. —El aludido enarca una ceja, y relame de nueva cuenta sus labios. Esto es mejor de lo que esperaba.

— ¿Y crees que algo de lo que hagas ayude? —Pregunta divertido. —Kyungsoo se fue. Eso lo resume todo.



Y eso es lo mejor de todo...



— ¿Enserio hizo aquello? —Pregunta con aquella altanería, con la que Kris lo conoció por primera vez, y algo que descubrió en ese momento, fue que no lo tenía todo ganado a como lo creyó.



Porque al fin de cuentas, con quien juega es alguien que nunca pierde...

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