Trigésimo tercer capítulo (2)


Si me dieran a elegir entre la vida que tengo hoy en día y una nueva donde elijo lo bueno y lo malo que puedo pescar. En definitiva, seguiría con mi vida normal. Me encantan estas cosas espontaneas que no las planeo y salen así de bonito, que no deseo cambiarlas por nada del universo.


— ¿Es todo?

—Todo.

—Acepto. —Respondí rápido y seguro, no debía pensarlo más, estas son situaciones que me benefician.


Ante todos, parecería algo estúpido lo que elegí ya que básicamente estoy dejándome controlar por mi secretario todo por una apuesta, pero, es lo más divertido de todo. Un poco de diversión no le hace mal a nadie, ¿cierto?

Sonrió, y le guiño. Ryeowook se piensa por un segundo la posible trampa que mi pregunta tiene, y cuando lo ve todo claro. Acepta.



—Solo por hoy, sunbae-nim.

—Ajá.

—Entonces...si, yo digo que la pantera si lo es.

— ¿Seguro?

—Más que nunca. —suspiro en resignación y en un movimiento rápido, tomo mi saco, las llaves del auto, y los zapatos.



Ryeowook, es la persona más simpática e inocente del mundo.

Salgo corriendo, maldiciendo internamente a mis piernas cortas por no dejarme huir más rápido, pero agradeciendo que Ryeowook esté en la misma situación que yo. Volteo a ver a mis espaldas, y maldigo que el maldito de mi secretario tenga tan buena condición. ¡Ya casi me atrapa el infeliz!

Logro quedar en la otra acera, agradeciendo al Dios del tráfico porque los autos corren como en pista de autopista, y sé que nadie se atrevería a cruzar. Eso sería como cavar su propia tumba, incluso yo, jamás me atrevería a cruzar; ni porque deba ser atrapado o deba atrapar a alguien, ni que estuviera loco.



— ¡Las panteras no son una especie! —Grito, las personas se me quedan mirando y sonrió ladino al ver la mueca de no entender lo que digo que pegó él. — ¡Son jaguares y leopardos que tienen melanismo!

— ¡¿Eh?!



Da un saltito y veo sus obscuras intenciones de cruzar. Esto lo he vivido antes y no me pienso arriesgar una segunda vez.

La primera vez que ocurrió, fue cuando lo conocí de verdad, parecía un tipo de policía sacado de las películas de acción, saltando de auto en auto. Siendo arrollando y levantándose de nuevo. Pareciera que no sentía dolor, pero, después de atraparme, lo llevamos al médico por una fractura en su brazo.

Trago duro. Tengo solo veinte segundos en lo que se pone verde, veinte segundos pueden significar libertad o esclavitud corporativa, uno debe escoger lo que mejor le convenga.



— ¡Es todo lo contrario al albinismo! —grito, él se detiene sin saber a que se debe mi razón, bueno, después de todo acordamos casi como si fuera una apuesta, que si él acertaba a lo que eran las panteras en realidad y me perseguía en el caso de responder incorrecto, haría lo que él quisiera mientras que si no conseguía atraparme debía cubrirme en las próximas reuniones en las que no soy tan necesario pero que tendría que ir en mi representación.

— ¡¿Eh?! —Y ahí estamos, solo a un par de segundos de ser atrapado.

— ¡Perdiste, ahora debes cubrirme! —Grito a todo pulmón y antes de que lo pensara por segunda vez. Salgo corriendo, perdiéndome entre la multitud.



Cuando vuelvo a volear, el edificio en el que vivo desaparece. Junto a la persona que me tiene como rehén. Mi libertad apenas comienza, Ryeowook no tiene ni una sola pizca de idea, no creo que me pueda encontrar hasta dentro de cuatro días.

Como parte de mi huida, el celular queda completamente descartado. No lo pienso usar en ningún momento. Saco la billetera y agradezco a mi madre quien desde el cielo me manda mucha buena vibra y mi suerte mejora minuto a minuto. Efectivamente, llevo dinero conmigo.

¿En qué lugar puedo andar sin ser fácilmente reconocido e interceptado?

La respuesta: No Mounter, no departamento y no Neibor.

Cualquier lugar fuera de estos tres, es la mejor opción.

Doy un paso, y cuando menos lo espero. Ya me encontraba en el piso. Toco mi cabeza que, creo fue el órgano que recibió el impacto. Siento algo húmedo en mi mano y la sola idea de que sangrará por el simple golpe, se me creó, queda descartada en el momento que mi otra mano se humedeció.

¡Caí en un charco!

¡Genial! ¡Simplemente genial!



—Perdón, perdón, perd- ¿Oh? ¿Kyungsoo-oppa?



Levanto la vista, y me encuentro a nada más ni nada menos que al pequeño —es más alto que yo, y no duele, ya me acostumbré— chico amante de las paletas chuchu-pop. Me ayuda a levantarme y me pide perdón, porque bueno, mi pulcro atuendo fue ensuciado completamente.

Se ofrece a limpiarme. Me desnudé para él, creo que lo único que quería ver era mi cuerpo, no me molesta, pero se pide antes, por respeto... como sea, solo quede en bóxer, calcetines y zapatos. En un callejón. Ni una sola persona que me pudiera ver. Que se pudiera deleitar con mi sexy cuerpo. Ni una sola salvo él.



—Kyungsoo-oppa, ¿Por qué no entras? Creo que mi ropa no te quedará, —Me confiesa y después de minutos pasando frio, acepto. — será mejor que le robemos una poca a Yano. —Murmura y antes de que lo pueda entender bien, comienza a vigilar por todos lados. Voltea como si de un policía se tratar, pegándose a la pared, controla su respiración y después de segundos, se da valor. Entra a los casilleros, saliendo minutos después. Prácticamente corriendo. — ¡Huye! ¡Huye!



Y sin pensarlo dos veces, lo sigo. Corriendo y lanzando a una que otra persona que se interpuso en mi camino. Termino en uno de los baños.

El amante de las chuchu-pop, me entrega unos vaqueros y una playera. Me la pongo segundos después, y al terminar él me da el visto bueno.



— ¿Y qué hacías por estos lugares, oppa? —Me pregunta, casi ruedo los ojos cuando escuché una vez más que me llamo «oppa». Pero, bueno, será la persona que robe un banco para mí. Solo se lo permito porque me hará bastardamente rico.

—Me perdí y... te encontré... — Sonrió. Me sonríe. Compartimos mirada y después, somos interrumpidos.

—Hansol, es nuestro turno.



Un pequeño «dick» —y no, no fue ese tipo de dick— como si de una grapadora, grapando en mi cerebro y recuerdos se tratara, al solo escuchar ese nombre. Un zumbido largo, y me congelé por completo.

Vaya, si que es pequeño el mundo, ¿Quién lo diría?

¿Acaso pueden ser la misma persona me estoy confundiendo en sobremanera?



—Bien, en un momento voy. —Avisa y segundos después, voltea a verme. — ¿Qué te paso Kyungsoo-oppa?

— ¿Yano no es el tipo con el que-? —Jongin peleó...

— ¿Por qué este bastardo enano tiene mi ropa? —Un tipo bajito me señala. Lo miro con superioridad y le sonrió. Estamos casi del mismo tamaño.

— ¿A quién le estas llamando "enano", enano? —Le reto.

— ¿Estás buscando algo enano? O solo te gusta estar en el suelo. —Se cruza de brazos y elevando el mentón, me da una diabólica sonrisa.

—Solo una pregunta...—Y mi satánica sonrisa aparece. — ¿Cuánto te cuestan los elevate shoes?



Antes de que la verdadera acción comience, soy vilmente cargado por alguien. Un gruñido y de un solo golpe, logro hacer que quien me detuvo se retuerza de dolor en el suelo. Miro al frente y el chico de hace un segundo, al igual que yo, acaba de golpear a quien lo detuvo solo que en lugar de que este cayera al suelo, lo abrazo con mucha más fuerza.

Provocando que todos los demás silbemos —incluido el chico que lloraba de dolor en el suelo—, ya que, entre insultos sus mejillas se acaloraron. Y se pusieron completamente rojas. Insultó a quien lo abrazaba, pero eso no hizo que lo soltarán. Lo que creí fue un susurro y al final el de los elevate shoes, pide de favor que lo suelte.

Este me tiende la mano y sin rechistar la tomo.



—Seo Sangwon. —Se presenta y su altanería se presenta. —Pero puedes llamarme Yano, es más fácil para ti y no necesito que nadie más me llame por mi nombre a excepción de mi madre. —sonríe y eleva una ceja.

—Do Kyungsoo. —Digo mi nombre y de inmediato muerdo mi lengua. —No, espera...—Aclaro mi garganta. —Jung Kyungsoo. —Sonrió con chulería. —Pero puedes llamarme amo y-

Wah... ¿El especial de Kai eh? Debo aceptar que me hiciste ganar una gran suma de dinero. — Y mi sonrisa desaparece al solo escuchar aquel apodo.



Suelto su mano, e inmediatamente comienzo a contar hasta el veinte. Y al revés. Después, en inglés de igual manera para poder controlarme cuando termino de contar en japonés. Ser bilingüe ayuda en muchas formas para el control de la ira.



— ¿Apostaste, Yano? —Pregunta el chico que estaba en el suelo. —Yo igual, ¿Debo agradecer también? Ya compré un teclado nuevo. —Me giro a verlo y él se retuerce inmediatamente, fingiendo que lo he vuelto a golpear y me relajo un poco.

— ¿Cuál fue la apuesta? —Pregunto y el mencionado Yano, abre la boca por tal pregunta.

Secreto.




• ♦ •




Domingo de nuevo, amanezco como todos: crudo, sin dinero, y en la cama solo. Prometo que, si en mi siguiente vida conozco a una persona tan genial como Yano, no la dejare ir. Lo juro.

Después de que me comentó que él había apostado a mi favor, comenzó a agradarme. De ahí partimos a una de las presentaciones que él junto a su grupo hacen y para su suerte, ganaron. Una vez con el premio en mano —dinero—, fuimos a festejar.

La joven con la que pasé la atrevida noche, debió irse pronto porque es día de misa, y ella no puede faltar. Eso creo que pasó. Tomó mi cartera y se llevó un poco de incentivo para pagar el taxi, y ahora, estoy limpio y con un dolor de cabeza insoportable.



— ¿Qué tal su día, señor Jung? —Me pregunta divertido Yano y lo encuentro bebiendo jugo de naranja. Con solamente un albornoz puesto y descubierto del pecho.

—Nada mal. —Comento y abro el refrigerador para tomar un poco de agua fría.



Si este grupo de amigos hace fiesta cada que ganan, no quiero imaginar que tan seguido lo hacen para que al día siguiente amanezcan como si nada hubiera pasado. Esto es peor que las pijamadas con los Kim.



—Estaba pensando...—Interfiere mis ideas, y dejo atrás lo que pensaba, solamente para prestarle atención. —sí, bueno... ¿Por qué no te sientas con nosotros en Neibor? Ya sabes, en el almuerzo... Tú y yo comiendo, Hojoon hablando, Xero callado, Hansol feliz. No lo sé, ¿piénsalo?

—No creo que a "Byunggie-Joo" le agrade la idea. —Confieso, y en ese segundo, Byunggie-Joo sale de la primera habitación de la enorme casa de Yano, de la mano de su novia.



Me mira feo.

Me gruñe al instante.

Y si eso no fuera suficiente, Hansol baja risueño por las escaleras y al verme, clama mi nombre. Abalanzándoseme una vez que está en la cocina.



—Bien, creo que debo irme. —aviso cuando veo el reloj minutos después de la llegada de Hansol.

—Te cuidas, Kyungsoo-oppa.

—Adiós, oppa.

—Espero su respuesta, señor Jung.

Ya era hora. —Sí, no hace falta decir quien dijo aquello.




• ♦ •




Todo en Neibor parece un caos. Mujeres arrinconándose en ciertos lugares, hombre de igual manera. Ambos mandándose miradas de odio, volteando a verse cada que se puede y cuando menos se espera, se comienzan a amenazar entre ellos. Me alejo de ese pasillo, y cuál fue mi sorpresa al encontrar lo mismo en el siguiente.

Escucho entre los tantos murmullos y gritos que se obsequian un «T-Neibor», y las dudas vuelven una vez más al no saber qué demonios está sucediendo en este lugar. Los grupos de hombres diciendo a gritos que ELLOS ganarán, mientras tanto, ellas se ríen burlonamente haciéndoles saber cuál será su triste realidad cuando ELLAS ganen.

Los ignoro, meditando por un segundo si preguntar o no, pero al final solo los dejo ser. Camino hasta llegar a la cafetería y es ahí donde me encuentro a un muy molesto Luhan, maldiciendo a no sé quién por no sé qué, y cuando haga no sé qué, se arrepentirá no sé quién.



— ¿Por qué tanto revuelto en Neibor? —Pregunto, doy un mordisco a mi sándwich y Ge alza sus hombros, sin saber que responder.

—Yo apenas estudio aquí. —Saca tajante y me roba la mitad de mi sándwich.

¡Escucharon! ¡T-Neibor! —De nueva cuenta esa palabra. ¿Qué querrán decir?

— ¿Qué crees que signifique "T-Neibor"? —Le pregunto y cuando menos lo piensa, le robo una mitad a la mitad del sándwich que él me robó.

— ¿Tarea Neibor? ¿Trabajo Neibor? O en siglas: ¿Tarea No Encaja ni Introduciendo Besos Ornitorrincos de Ratón? Deja fluir tu imaginación, Soo. —Y terminando, me roba el pedazo de sándwich que en un principio era mío pero que él me robó y que después le robé, solo para que él terminará obteniéndolo de nueva cuenta después de robármelo.

— ¿Qué tienen que ver los ornitorrincos y ratones en esto? —Pregunto una vez que me di por vencido y compré más sándwiches.

—Que los ornitorrincos... ¿Quiénes pudieron haber sido sus ancestros? Si esos son una prueba de Dios, no sé qué nos quiso demostrar.

—Oh...

—Y los ratones, bueno, los ratones son algo graciosos y sirven para que los seres humanos hagan pruebas de todo tipo con ellos, a muchos les dan miedo por lo que...eso es un punto base en Neibor. —Lo dice rápido y seguro, achinando los ojos y afirmando lentamente mientras mastica del sándwich. —Neibor = Ratón. Ratón = Miedo. Ratón + Miedo = Malos tratos. Por lo que, deduciendo rápidamente: Neibor = Ratón = Miedo = Malos tratos. Simplificando: Neibor da miedo por sus malos tratos. Así de simple.

—Wow, eres tan sabio, Ge. —Lo alabo. Aplaudiendo por sus sabios conocimientos, yo también estoy de acuerdo en ello.

—Lo sé, mi pequeño, lo sé.




• ♦ •




Me lanzo en el enorme sillón. Una de las sirvientas hace una inclinación y le ofrezco unas galletas.

Toma cinco y comenzamos a ver la película.

No pasaron ni cuarenta minutos, cuando escucho la palabra «Relevo» y ahora Dae se acomoda plácidamente sobre el enorme y alargado sillón. Sube sus pies en mis piernas y usa dos cojines. Uno como almohada y el otro lo abraza.

Suspira y lo nalgueo.



—No sé si lo habrás notado, pero, en las películas de Harry Potter, se la pasan intentando evitar que los asesinen en lugar de estudiar o pasan más tiempo buscando a alguien, que estudiando. —Suelto y Dae alza sus hombros, restándole importancia.

—Yo solo las veo por Emma Watson.

¿Hermione? —Afirma.

—Ella es ardiente como los mil demonios.

— ¡Oh vamos! ¿Ardiente? —Pregunto con incredulidad. — Ardiente Amanda Seyfried. Ella si es ardiente.

—Lo lamento hermanito, pero a Emma Watson no hay quien la supere.

—Por favor, Amanda Seyfried no tiene comparación. Ella es la mujer más ardiente y sexy en todo el universo, Hermione no le llega ni a los talones. —Se levanta. Me mira fijamente y presiona con mayor fuerza el cojín entre sus brazos.

— ¿Ahora mismo estas iniciando una pelea? —Me pregunta, con un tono calmado-controlado. Y al finalizar, me sonríe falsamente. —Hermanito...

—Eso tú lo decides, ¿quieres una pelea? —Lo reto, levantándome lentamente y rotando mi muñeca. Le sonrió de igual manera que él me sonrió. —Hermanito...

—Vamos, Soo. Ten los suficientes pantalones para decirme de frente si quieres una pelea.

— ¡Oh, Dae! No sé si estés preparado para ella.

—Yo siempre lo estoy.

—Quiero ver.

—Pues verás.

—Muéstrame.

—Como digas.



Y justo en el momento que Dae levanta su puño, mi oreja es ferozmente jalada. Pego un grito desgarrador de dolor ya que parecía que querían arrancármela. Cierro los ojos del dolor y palmeo la mano del dueño asesino-de-orejas-bonitas. Cuando no lo logro, suplico porque me suelten.

Por los gritos de suplicas de Dae, me di cuenta inmediatamente que él también está en las mismas condiciones que yo.

Así es, sufre maldito.



—Aquí nadie verá, mostrará o golpeará a nadie, ¿entendido? —Papá jala con más fuerza.

— ¡Sí, señor! —Respondemos a coro y nos suelta.

—Ahora, cada uno vaya a su habitación y analicen la situación junto a sus errores, y cuando bajen a comer, se piden perdón.

— ¡Sí, señor! —Gritamos a coro, y compartimos miradas. Una mueca graciosa salió de los labios de Dae y se me fue casi imposible el no reírme.



Como odio al maldito. Estoy enojado con él, ¡demonios! No tiene el derecho de hacerme reír. Eso está contra la ley. Me abraza y muy a fuerzas, le respondo. Me pide perdón y yo de igual manera. Me confiesa que fue algo estúpido el que hayamos hecho una tormenta en un vaso de agua, por una tontería.

Papá sonríe satisfecho y jala de nuestras mejillas con cariño y nos castiga. Ahora tenemos que ayudar en la cena...oh, bueno, solo yo.

Así todos vivos y felices.

Dae se quedó mirando el modo de preparación, mientras nos comenta que, en la próxima cena familiar, él hará la comida por nosotros. Porque, bueno, al vernos ya sabrá como cocinar.

Lleva diciendo lo mismo desde hace más de cuatro años.

El solo mirar no te hará un maestro.

Se lo hemos dejado en claro, pero él sigue ignorándonos.

Pobre alma en desgracia.




• ♦ •




Neibor de nuevo.

Siempre me quede pensando, ¿Por qué se llamará así? ¿Son solo siglas de lo que realmente significan? ¿O solo estaban por escribir "Neighbor" y por error de dedo fue mal escrito? En fin, enigmas de la vida.



— ¡Hey, Kyungsoo! ¿En qué tanto piensas eh?

—Solo...me preguntaba por qué pareciera que todo el mundo se está volviendo loco. —Suspiro y meto mis libros en el casillero. Baekhyun solo asiente. Una vez que termino, me recargo sobre el casillero y Baek me mira.

— ¿Lo dices por T-Neibor? —Enarca una ceja e inmediatamente asiento. Por fin alguien que me dirá lo que está sucediendo en esta sociedad corrompida. —Es sencillo de explicar, Neibor como en muchas otras universidades, tienen un día para que los alumnos, sean ahora, los maestros de los maestros. ¿Sé me explico?



Asombroso, jamás me había arrepentido de preguntar algo como lo estoy haciendo ahora mismo.



—Está bien, está bien, Neibor tiene una tradición y esta se basa en que cada profesor será juzgado por los alumnos en diversas actividades. Es como regresar a la escuela de nuevo, pero ahora, nosotros tenemos el poder en ellos.

—Wow, me alegro el que hayas elegido ser cantante, — elogio al poner mi mano sobre su hombro, Baekhyun me sonríe sin saber a qué me refiero, pero agradeciendo que se le reconozco la buena voz que tiene. —al elegir otra carrera abrías muerto de hambre. —De digo en el segundo que no entendí su explicación.

— ¡Hey! Soy guapo.

—Agradezcamos que tienes buena voz. —Palmeo su hombro y me rio casi de inmediato. Baekhyun molesto, retira mi mano y la golpea.

—Tú también agradece que tienes bonita voz, de lo contrario, ahora mismo estarías debajo de un puente o siendo taxista si hubieras deseado ser modelo. —suelta con recelo y sonrió victorioso.

—Eso nunca sucederá, porque yo soy rico. —Pone una cara graciosa, frunciendo su ceño y abriendo la boca en una mueca mientras engarruña la nariz y muestra sus caninos. — Hago dinero fácil, soy un Dios.

— ¡Yo también soy rico! —Grita, me golpea y gruñe. — ¡Yo también soy un Dios!

—Baekhyun, ¿ves esto? —Le muestro mi casillero y el afirma con la cabeza al notar una imagen autografiada de Hyunbin. —Eso es lo que a mí me deja como el maldito amo y señor.

¡Ey! Eso no se vale, yo debo ser el único amo y señor.

—Si, pero...



Oh, si la vida fuera fácil, ahora mismo el maldito Deseo Negro no estaría pasando frente mío mostrando libremente sus conquistas. Tomándola de la mano y aprovechando que esta está completamente sonrojada para segundos después, besarla deseosamente. Importándole una mierda que lo mire o que los demás murmullen por el sensual acto.

Oh, pedazo de mierda. Solo porque soy una persona bien, no te golpearé por ser tan sínico y maldito. Es más, te ignoraré pedazo de mierdita.



—Si, pero, yo soy un Dios. —Le sonrió con autosuficiencia a Baekhyun. Y nadie se dio cuenta de que lo ignoré.




• ♦ •




"T-Neibor". La cosa más enigmática en mi jodida vida.



—Únete a nosotros.

— ¡No! ¡Une fuerzas con nosotros! —Me jalonean y no entiendo ni una mierda de lo que está sucediendo.



Solo recuerdo haber preguntado de qué mierda trataba todo eso de "T-Neibor" y de la nada, ya había un grupo de mujeres entregándome una hoja con una insignia y pidiendo mi nombre junto a mi firma. Con un par de reglas escritas, creo que estipulan algunas cosas sobre el que hacer cuando se llegue la fecha.

Y cuando estaba por firmar aquello, un grupo de hombres llega de igual manera, me jalan y me entregan ellos un montón de hojas con casi lo mismo.



— ¡Nosotras tenemos photo álbum!

— ¡Nosotros videos!

— ¡Únete a nosotras, es gratis y sin compromisos! —Bueno, ellas han dicho gratis. No es bueno desperdiciar algo que es gratis... estoy por firmar su hoja cuando de la nada, escucho aquellas celestiales palabras.

—Si te unes a nosotros, ¡crecerás diez centímetros!



Todo el mundo sabe hacia qué lado se inclina la balanza cuando se escuchan tales palabras.

Claramente yo solo soy una persona del montón que se deja guiar por los parámetros estipulados desde hace años, una persona que no le gusta cambiar y solo seguir la vereda ya hecha y pisada por muchos otros más. Claramente soy ese tipo de persona.

Por lo que es la respuesta fue obvia. Tan obvia como el grito de angustia que todo el grupo de mujeres pegó.



¡Esto no se quedará así!

—Has tomado la decisión correcta. —Me susurran y afirman más de veinte hombres.



En estos momentos me sentía como la niña del corto de Pixar, la que tiene una moneda y no sabe si pedir un deseo o darles la moneda a los músicos que pelean entre ellos. Jamás creí que aquel corto me serviría para usarlo como ejemplo de mi vida diaria.

Urgh, no volveré a ver películas con los Kim. Están dañando mi sana mente. Arruinándola con sus malditas películas y series. Aun no puedo superar Gossip Girl y su maldito drama. ¡necesito conseguir una vida ahora mismo!




• ♦ •





Subo al elevador, se detiene abruptamente y me da una sacudida.

El elevador se ha detenido. Presiono un botón y aviso que ha sucedido.



¡En un momento! —Avisan por el intercomunicador.



Esta es la tercera vez en la semana que ha sucedido lo mismo.

El elevador se queda detenido y solo debo esperar cerca de dos minutos, para que vuelva a funcionar. Por lo que entendí, ha habido apagones por toda esta área y se está usando la energía de reserva.

Maldita energía eólica que no es tratada con buenos sentimientos y por ello, se siente usada. Estos trabajadores de hoy en día no tienen consciencia. La energía eólica se debe tratar con cariño, si no, ¿Quién nos proveerá de energía si no es ella al final?




• ♦ •




Ryeowook sonríe con satisfacción y ahora estoy en la junta de trabajadores de la empresa. Intento con todas mis fuerzas no bostezar, pero un ojo se me está yendo y el otro se me está cerrando, de verdad que ya no puedo resistirlo más ¡me estoy durmiendo! Ryeowook me mira elevando sus cejas.

Jamás volveré a creer en mi inteligencia.

Hace no más de dos horas atrás, yo me encontraba libremente caminando por las calles, siendo libre por cuarta vez en el mes, cuando de la nada, Ryeowook me intercepta. Creí que, si lo empujaba, yo obtendría más tiempo para poder escapar y llegar más pronto al estacionamiento. Pero no. Sucede que, al empujarlo, el uso una de sus técnicas de judo y cuando menos lo pensé, ya me encontraba besando el asfalto. Él tomo rápidamente el teléfono. Un simple «Lo encontré» fue dicho, y ahora estoy sentado, con dolor de espalda, y escuchando a los demás empresarios hablar de cosas que ni yo mismo logro comprender porque tengo un sueño de los mil demonios.

Maldito nepotismo.

Maldito el día que conocí a Ryeowook.

Yo ahorita mismo estaría vendiendo pizza, porque Yunho aceptó otro trato. E incluso estaría teniendo un poco de diversión con alguna chica que ha visto los videos de brazzers y creen que todos los repartidores somos de ese tipo o algo por el estilo. La verdad, no pierdo las esperanzas.



—El veinteavo aniversario de...



¿Por qué debo sufrir con esto?




• ♦ •





Después de la llamada de Luhan, lo primero que hice fue entregarme a Ryeowook. Aceptando mí castigo —que solamente se basaba en asistir a una junta de la empresa pero que, obviamente, es una tortura para un joven libertino como yo—, pero mi suerte es endemoniadamente mala, y lo único que encontré fue una oficina totalmente vacía. Con un par de cajas de pizza en el escritorio de mi secretario. Documentos manchados de algo parecido a la gelatina. Botellas de vino torpemente ocultadas en el cesto de basura.

¿Qué tipo de persona combina pizza, gelatina y vino? Sería normal si fuera cerveza. Que extraño es Ryeowook.



— ¿En qué tipo de festín se vio involucrado mi adorable secretario? —Me pregunto en el momento que mi curiosidad avanzo más allá de lo normal y encontré una caja de condones sin usar, torpemente guardada en el cajón del escritorio. Creo que alguien esta teniendo diversión y se le olvidó lo más importante.



Doy un suspiro de agonía. Ahora debo ir a escuchar a Luhan... ¿Qué no tiene más amigos?





• ♦ •





—Me estoy sintiendo celoso, eh. —Comento y Yixing-Ge, deja de hacer lo que sea que haga con su libreta, un lapicero y los números por alguna tarea.

—Bueno, creo que este es el momento de hablar sobre ello. —Deja atrás sus cosas y me mira fijamente. Con sus ojos adormilados y una sonrisa triste. ¿Qué le estará sucediendo? —En la vida, llegarás a cierta parte. Cierta parte que todo mundo lo conoce "adolescencia", aquí será normal el envidiar y maldecir a los demás por tener algo que tú no tienes.

—Espera...

—No eres el único al que le ha sucedido esto. —Me consuela, palmeando mi hombro y realmente no sé qué se fumó. —A mí me ha sucedido. Cuando tenía nueve, tenía celos de mi compañero de escuela por ser tan alto y todo el mundo lo alababa. Pensaba, "¿Cuándo creceré?", "¿Por qué tengo estos genes y no puedo crecer más?", "¿Es tan malo medir un metro y veinte centímetros?". Solía cuestionarme aquello, ¿y sabes qué? Descubrí que todo llegaba a su debido tiempo. Cuando cumplí trece, era casi irreconocible, medía más de un metro cincuenta y siete. A los dieciocho, aún continuaba creciendo. Ahora que ya casi tengo veintidós años, estoy por llegar al metro ochenta.

— ¿Qué me acabas de...confesar? —Pregunto, tratando de entender la clave secreta en sus palabras. — ¿Acaso estas tratando de decir que soy-?

—Generalmente no mencionaría esto a nadie, pero ya que somos hermanos-apalabrados, creo que es necesario. —Toma aire inflando su pecho, y respira hondo. — Tu tamaño es perfecto, Kyung. Tu rellenito cuerpo es perfecto. Tus grandes ojos son perfectos, mi Dodo. No debes tener nada que envidiar o celar de los otros. Ellos son los que deben celarte a ti, porque tú tienes un cuerpo rellenito de infarto con ese esplendido y encantador tamaño que solo tú posees a pesar de ya tener veintiún años de igual manera. —Me abraza e imita un beso en mi cuello, después me mira con aquellos brillosos y adormilados ojos. —Dodo, no debes cambiar por nadie. Tú debes amarte tal como eres. ¿Qué importa si los demás te creen bajito? Con que tú te ames, es más que suficiente.



Me quedo completamente mudo.

Miro mi aspecto y hago una mueca.

De que tengo un jodido cuerpo de infarto, lo tengo.

Sexy es la única palabra que me describe.

Sería demasiado estúpido el no amar un sexy y seductor cuerpo como el mío. Por favor, ¡Soy Do Kyung Soo! Los demás me envidian.

Suspiro.

Xing-Xing, no acaba de llamarme gordo, ¿o sí? O claramente no me dijo "enano", ¿cierto? Porque no soy ningún enano, enano mi apreciable amigo Yano que usa elevate shoes. El Adorable 2, que ni con elevate shoes crecerá. Yo, no.



— ¿Acabas de llamarme "enano", Ge? —Pregunto, con un tono seco. Él por su parte, hace un ruido sordo con su garganta. Dejando la boca abierta y mirando a la nada, mientras hace el sonido.



Esos fueron los minutos más silenciosos a lado de Ge que jamás creí que podrían ser verdad.



—Y-yo creí...que...ya sabes, si me entiendes, ¿no? Yo pensé, pues, lo típico ¿no?, creo que si me expliqué. Oh, bueno, solo por si acaso, ¿Cómo comenzar? Pues...este, ya sabes ¿no?, me preguntaste, yo te respondí...una respuesta...respondida desde lo más dentro de mi corazón, te quiero, eh...pues, ¿si me expliqué? Oh...



Me mira, después a la nada y cuando piensa en las palabras que acaba de decir, afirma.



—Sí, si me expliqué. —Toma el lapicero y en nerviosismo lo muerde. Mostrando su tic al no saber mi reacción. —Tú dijiste esto de los celos y yo solo traté de iluminar tu camino elemental...porque...claramente eso es lo que todo hermano-amigo debe hacer... ¿correcto?

—Ge...

— ¿Sí?

— ¡Celoso! ¡Estoy celoso porque ya no me haces caso! —Grito. Siento mi vena agrandarse y mi cuerpo tiembla al retener las palabras. —Me encuentro CELOSO ya que pasas más tiempo con Junmyeon-hyung que conmigo. Sé que son compañeros de clases y tienen varias tareas juntos, pero... ¡No puedo soportar que incluso se sigan en Instagram! ¡O Twitter y Snapchat! ¡Incluso en Pinterest! ¡Y ni que decir en Tumblr! ¡Tú ni siquiera me sigues en Tumblr! ¿Facebook? ¡compartes más cosas en Facebook con él, que mensajes conmigo! —Me purifico, suspiro aliviado y la agonía se aleja. —Comparten libros, e-mails, el wallpaper de WathsApp es el mismo el tuyo que el suyo. Descargaron el mismo juego y ahora sé que Pearl's Peril es uno de los mejores juegos porque voy en el nivel 1028, y no sé qué mierda les pase a los del Chaos Veil, pero ustedes dos dejaron de jugarlo desde que quedaron el nivel 514 y, aun así, ¡jamás me enviaron una vida o quisieron ser mis tripulantes! Yo tuve que gastar mi dinero, nunca tuve su apoyo en nada de lo que hice...— y todo salió por fin, ay, ya puedo morir en paz. Ni siquiera tomé saliva, siento que mi garganta se secó de la nada. —creo que es todo lo que quería sacar.

— ¿...Me estás tratando de decir que ahora mismo te encuentras celoso de que tu mejor amigo pase más tiempo con tu hermano mayor que contigo? —Me pregunta y sin pudor alguno, asiento.

—Es que, hasta incluso siento que duermen juntos y eso me hierve de celos... ¡¿Por qué tu no duermes conmigo hoy eh?! Tengo muchas, muchas películas y una alarma que suena cada dos minutos junto a un secretario que, si no te despiertas después de la tercera advertencia de la alarma, va por ti y te levanta al mero estilo militar. ¿Eh, que dices? —Le cuento entusiasmado, tomo sus manos y él me mira fijamente. —Haré que te olvides de Junmyeon-hyung y de cualquier persona, en tu mente solo estaré yo. Solo yo seré tú amigo, ¿cuento contigo?


Silencio. No obtengo respuesta alguna.


— ¿Esto es un "sí" silencioso? —Cuestiono alzando una sola ceja y mirándolo fijamente.

—Ah~... je, je, je, ¿Qué cosas no?





• ♦ •




Doy un bostezo. Tallo mi rostro con mis manos e intento en lo más profundo de mi ser, el no dormirme mientras veo la película. No han pasado ni cuarenta minutos, y ya me dio sueño. Algo bastante extraño, ya que, no tengo nada en contra de Sandra Bullock; pero la maldita película de Premonición, es literalmente "La película de Morfeo".

Me hace bostezar al solo pensar en el nombre.

Creo que Ge sabe que me frustran las películas de suspenso. Y por eso me está torturando por el hecho de haber llegado casi seis horas después de sus acosadores mensajes. Maldigo la maldita mala suerte que tengo y, sobre todo, el maldito tiempo que no avanza en lo más absoluto y justo ahora tengo que soportar como tratan a Sandra Bullock como si de una loca se tratará.



—Este tipo de películas...son lo mejor.



Y me abstengo de golpearlo, porque como soy un joven-adulto maduro, no golpeo a las personas por sus errores. Solo espero el momento en que un chicle se les pegue en el trasero, y si el karma se vuelve un maldito, que se le pegue en el cabello. Al igual, que espero que se meta a bañar y solo haya agua fría. Pero si de mí dependiera, que se vaya el agua cuando apenas este enjabonándose y se quede calvo.

Cosas que solo gente madura como yo, puede desear. Golpear, es inmadurez. Yo soy todo un adulto y, por ende, espero que Luhan-Ge se quede calvo y con un solo diente. De ahí en más, me guardo mis deseos.


¡Yei! Lo mejor de lo mejor. —Mantengo positiva su opinión con mi mejor voz alegre.





• ♦ •





Mi cabeza taladra al segundo que me levanto. Intento aguantar las punzadas, pero fallo y caigo en la suave cama. Intento levantarme de nueva cuenta, pero sucede lo mismo. Respiro e intento relajarme. Abro los ojos y todo se vuelve doble, hasta que segundos después, se mantiene todo fijo. Los dolores se suavizan e intento levantarme otra vez.

La puerta se abre y lo primero que miro, es a un moquiento Luhan. Quien, llorando, se lanza encima de mí. Lloriquea entre balbuceos. Combinando el inglés, chino y japonés en cada oración.



— ¿Qué sucedió? —Pregunto relajado. Ya hace cuatro días que estoy aquí. Ryeowook no me ha encontrado, y lo maldigo por ello. ¡Porque no viene por mí ya!

Rompí con Sehun.



Tres palabras y mi mano para a su cabello, palpando lentamente. Intentado consolarlo.





• ♦ •





—Treinta de octubre. —Luhan habla, mirando su teléfono y gruñendo. Después llora y me lanza una película. —Ponla. —Ordena entre llanto e intento no agitarme.



Los Kim se acaban de ir apenas hoy en la mañana. Como deseo estar ahora mismo en una junta de la empresa o escondiéndome de Ryeowook. O siquiera estar en Neibor, escuchando clase. Pero tengo mala suerte, y las clases ya terminaron.

Malditos Kim que tienen clases en las tardes. Como desearía tener su horario.



—Hoy le envié el mensaje y...y no me ha respondido. —Susurra y volteo a verlo.

—Quizás se quedó sin saldo. —comento.

— ¿Es enserio?

—Solo bromeaba. —Me carcajeo falsamente y Ge me ignora.





• ♦ •




Cuento hasta cincuenta. Escucho los gritos de Luhan pidiendo su maldito té, después cambiando de pedido por café frío e inmediatamente, pidiendo yogurt.

Hace poco le di por error un laxante —apenas hace dos días—, ya que debía darle la medicina que normalmente tiene por la alergia que le provoca el detergente que usé para lavar su ropa. En mi defensa, yo no conocía tal alergia. Ahora me siento culpable y no he podido irme o siquiera dejarlo a su suerte. Aun continuamos siendo amigos, después de todo. No ha parado de comentarme que es un asesino a suelto.

Asesino porque mató sus sentimientos hacia Sehun y suelto, porque, ¿debo decirlo?



— ¡No pienso darte chocolate con nieve! —Le grito desde la cocina. — ¡Se te van a caer los dientes!

¡Pero quiero chocolate y nieve! —Grita desde su habitación y le vuelvo a negar su petición.

— ¡No pienso-! —soy interrumpido por el golpeteo de la puerta.



Rápidamente dejo atrás el chocolate en la estufa, bajando la llama. Solo espero que no se derrame la leche, será horroroso al limpiar la estufa. Me ha sucedido varias veces. No lo pienso repetir.

Abro y me sorprendo al ver a un alto y serio Sehun. Creo que se ve más cansado y ¿ha crecido unos cuantos centímetros? ¿Se abra unido al mismo equipo que yo? Me mira fijamente, y ahora sé que estoy de sobra. Le digo que entre, moviendo mi cabeza y obedece. Tomo mi sudadera, la mochila y me despido rápidamente.



—Te deseo suerte.



Ahora soy deslindado de toda responsabilidad. Lo siento Sehun, ahora te toca sufrir.




• ♦ •





Subo al elevador, espero y Ge no se moleste por lo que he hecho. Si logro llegar a tiempo, Ryeowook posiblemente pierda esta ronda y deba suplantarme en una de esas tantas aburridas juntas de la empresa.



— ¿A qué piso? —Un tipo alto pregunta, y volteo a ver a mi espalda. ¿Me pregunta a mí?

—Al ocho-o... ¡La leche!



Salgo rápidamente del elevador, apenas las puertas estaban por cerrarse cuando pasé mi mano a la velocidad de la luz y las puertas se abren de nueva cuenta.

Corro, pero al fin reacciono. Lo mejor sería el llamarle a Ge y avisarle sobre la pequeña situación en la que nos encontramos. Busco por todos lados el jodido celular, pero ¡Oh sorpresa! ¡No lo encuentro! Creo que debí de dejarlo en la cocina, estaba escuchando música y de ahí, ya no recuerdo tenerlo.

Bueno, si sucede lo que creo que sucederá, Luhan se dará cuenta en menos de tres minutos de que el chocolate —hecho a base de leche—, está en la estufa. Y lo apagará. Como buen amigo, guardará mi celular y me lo entregará al día siguiente.

Suspiro. Ya me quité el pendiente de la leche.

Entro al elevador de nueva cuenta, estoy por presionar mi piso cuando una mujer entra. Hace una inclinación y después me da un leve «Hola».



— ¿A qué piso? —Pregunto cómo todo caballero que soy.

—Tres. —Me responde ella e inmediatamente presiono el botón.



No más de treinta segundos, y ya habíamos llegado a su piso. Baja y en agradecimiento, me obsequia una tímida sonrisa. Estoy por presionar el botón de mi piso cuando me quedo completamente helado al escuchar la voz a mi espalda.



—Piso doce, gracias por preguntar.




• ♦ •





—Ah~, esto debe ser tener una espléndida suerte, ¿cierto? —Preguntan entre la obscuridad y me abstengo de responder. —Hyung, ¿no crees que esto es fantástico?



Solo guardar silencio y cerrar mis bellos ojos. La electricidad pronto volverá.



—Tú y yo, solos, en la obscuridad, mis manos sobre tu cuerpo, mis labios besando tus labios. No sé...piénsalo.



Pero, ¿Qué hice en mi vida pasada para merecer esto? ¿Esto es un castigo del señor por mentir sobre mi identidad la mayor parte de mi vida? ¿Mamá, why?

Es decir, a no más de diez segundos de que la mujer salió, presioné el número de mi piso y al cerrarse las puertas, elevarse por un segundo —o diez— y todo se volvió completamente obscuro. Una sacudida y el elevador se detuvo.

Que se pudran Luhan y Sehun, todo esto es su maldita culpa. ¡La jodida leche es la culpable de todo!

Intento mantener la calma y me siento. ¿Por qué tuve que olvidar mi celular en casa de Luhan?



—Así que... ¿Qué te gustaría hacer? No importa que desees, yo lo haré. Recuérdalo, soy Kim Jong In.



O sí, esa frase la conozco a la perfección. Eres Kim-mierda-Jongin, el imbécil Kim. El tarado que no deja de hablar. El perfecto imbécil que logra camuflarse con la obscuridad. El pedazo de mierda que no puede parar de hablar de cientos de estupideces. Ese es el Kim-Jong-puto-In, al que todo mundo debe recordar. Una mierda de persona que nadie desearía pisar.




• ♦ •




— ¿Sabes qué?

— ¡¿Qué?!

— ¡Ni el maldito Nacional de Mate pueden encontrar la fórmula para despejar tu maldito problema!

— ¿De qué mierda estás hablando?

— ¡Que te calles idiota! —Grito molesto después de la estupidez número diez mil que salió de su boca, y me giro por completo para darle la espalda.



Silencio. Lo único que logro escuchar es el golpeteo de su dedo con el metal de las paredes del elevador. Intento distraerme en otra cosa, pero ese maldito sonido me desespera por completo.

Inhalo del poco aire no contaminado que tenemos y comienzo a jugar. ¿Cómo pude haber olvidado mi maldito teléfono? Todo. Absolutamente todo es culpa de Luhan. Al menos espero que Piano tiles ayude a que la estupidez no entre a mi cabeza.



—Tú eres esa incógnita que no quiero despejar de mi mente. —Y lo dice en un pequeño murmullo que me hace perder por completo.



Mis 7539 puntos se perdieron cuando presioné una tecla errónea. Pintándose la pantalla de un rojo chillón que me hace querer lanzar la maldita tableta en el maldito aire. Esperando a que rebote y caiga de plano en su estúpida y vacía cabeza. Incluso esperando a que haga un maldito corto con su pequeña batería sobrecalentada dejándolo inconsciente, que salga del maldito elevador en pocos minutos con un cuerpo sin vida a mi lado.

Pero mi suerte es tan mala, que solo presioné el botón de apagado y la pantalla se bloqueó de inmediato. La luz desapareció y nos quedamos a obscuras otra vez. Me acomodo de mejor manera y ahora estoy de espaldas al espejo del elevador.

Recargo la cabeza por un segundo, y espero que todo esto acabe de una vez. Cierro los ojos e intento relajarme. No lo logro. Palpo a mí alrededor para encontrar la mochila, pero me doy por vencido, segundos después.



—Ni el trinomio cuadrado perfecto es tan perfecto como tu sonrisa. —Masculla y abro los ojos de inmediato.



¿Qué mierda está tratando de decir? O soy demasiado lento para entender lo que habla o tanta obscuridad le está afectando el cerebro que lo hace quedar como un imbécil. Solo están estas dos opciones. Ni una más, ni una menos.



—Ahora mismo se están calculando las ganas que tengo de verte.



Suelto un bufido y me cruzo de brazos. Cierro mis ojos y espero a que la electricidad llegue, el elevador continúe su trabajo y él pueda desaparecer.

Comienzo a cantar mentalmente el ost de uno de los tantos dramas que he visto en el mes. Maldición, soy un asco rapeando. ¿Por qué la vida es tan injusta?



—Todos saben la diferencia entre peso y masa, velocidad y rapidez, algoritmo y logaritmo. Entonces, ¿Por qué no entiendes que la vida sin ti no es lo mismo?



Dejo salir un resoplido, bostezo aburrido y sin que me note —Aunque, en realidad era imposible que me notara, todo está absolutamente obscuro—, volteo en dirección a donde recuerdo él se encuentra, y con mi vista de águila, no logro ver nada.

¿Esto debe ser una señal del señor para alejarme de la obscuridad, cierto?



—Algo que debes tener en cuenta, es que soy el único hombre en tu vida que no sacará la calculadora para saber el sen de 90.

— ¿Eh? —Al fin me atrevo a hablar.

Por fin hablas. —Suelta emocionado. Escucho como golpea algo y es en ese momento en el que enciendo por cuarta vez consecutiva la Tablet. La luz de forma inmediata apunta en su dirección y lo encuentro sentado en forma de indio y con ambas manos entrelazadas. Con, sobre todo, una enorme sonrisa pegada en el rostro que después de ser aluzada por mi cegadora linterna LED súper brillante, desapareció al instante.

— ¿Qué pretendes eh? —Pregunto aburrido, quizás, un poco molesto e intrigado.

—Muchas cosas como, por ejemplo: Que me perdones por ser una mierda de persona. Ser la persona que salve al mundo al descubrir la cura contra el Kyungstitis, —"Kyungstitis" ¿qué mierda? ¿No puede imaginar una palabra más cool para mi nombre en enfermedad? —a lo que debo decir, te tendré bajo mucha vigilancia. —Sonrío de forma ninja, y solo pienso en lo idiota que es. —También pretendo hacer que me hables-

— ¿Qué no lo estamos haciendo ya?

—Que me hables y no me odies, déjame terminar. — suspira—Al igual que espero la cosa más importante de mi existencia.



Se mantiene callado. Hago una mueca y muerdo mis labios, engarruño la nariz, cierro los ojos. Mi nivel de idiotez quiere preguntar qué cosa, pero la parte razonable, me dice que ignore todas las palabras.

Intento distraerme con la obscuridad, muevo mi mano por nerviosismo y pongo de nueva cuenta el juego.

Pierdo a solo 14 notas en ritmo. Esto no está bien.

Muerdo mi mejilla interna y debatiéndome si preguntar o no, las palabras salen solas.

Juego de nuevo. 26 notas.

Otro juego. Ya solo son 11.

¿Quizás deba tratar mi suerte con Super Penguins?

¡A la mierda todo! De cualquier manera, ya me aburrí.



— ¿Qué cosa?

¿Uhm? —La luz me hace verlo por completo. Con toda su carota de baboso.

— ¿Qué cosa importante?



Me arrepiento de haber preguntado en el momento en que me sonrío de medio lado. Como si acabara de ganar el premio mayor.

Un tanto nervioso muevo un poco la Tablet y la luz ya no pega por completo en su rostro.



—Sacar una parabólica sonrisa en tus labios.



Muy bien. Muy bien. El elevador quedó en obscuridad absoluta otra vez. Mi pecho creo que será cruelmente desgarrado porque mi corazón quiere salir a pasear un rato, palpita cual loco desquiciado, como si de una locomotora en plena transición se tratara. Mis labios tiemblan y, lenta y tortuosamente, una sonrisa comienza a salir.

Agradezco al Dios que hoy en día rige la mente de las personas por haberme concedido el estar en un lugar tan obscuro y no darle la dicha al maldito brujo enfrente mío, de haberme hecho sonreír.

Aclaro mi garganta y controlando mi rostro, tomo la Tablet de nueva cuenta. Ahora mismo creo que es el momento indicado de escribir aquella novela que siempre quise escribir. O al menos, ayudarle a Luhan en terminar la suya porque parece que las ideas se le han agotado.

Genial, ¿Cómo decía que iniciaba?



Me duele que ya no estés. Trato de que vuelvas, pero, ya no sé cómo. Si tú no estás conmigo ya nada es igual~. —Con un gran grito bajo, canta.



¿Cómo iniciaba? Creo que era:

«Cada vez que lo tengo enfrente, esas ideas de las buenas vienen como ráfagas de viento en mi cabeza. Mi corazón me pide a gritos que me acerque, que lo mire y que con una dulce sonrisa...lo mate».

¿Así es como iba, que no?



Siento que muero si no te tengo, hay algo que me está matando desde adentro.



¿O esa es la parte que yo debía meter?

Me confundo.



Siento que exploto por dentro y mi ego se arrastra por el suelo, por saber que te perdí y otro ángel no caerá del cielo...



¿Y si mejor juego Piano tiles? Si, la mejor opción es esa.

Intento jugar, pero de la nada. Pierdo a solo dos notas.

¿Qué está mal en mí? No, no, no. La pregunta no debería ser esa. La pregunta debería ser: ¿Qué está mal en la estúpida persona que a no más de un metro intenta sacarme plática? ¿Qué no sabe que es un cero a la izquierda es mi camino? ¿Debería demostrarse con acciones y dejarlo muerto mientras el ascensor sigue sin funcionar?

Kyungsoo, calma esos pensamientos.

Amigo, date cuenta, ya no me importas.



— ¿Sabes qué, hyung? Ahora mismo estoy tan inspirado, que te haré una canción.

— ¿Enserio? —Cuestiono, solo para matar el tiempo...y si se puede, también a él. — ¿Qué tipo de canción? ¿Igual a-?

—Es solo una idea—Me interrumpe. —, que mi cabeza de la nada pensó. —Intenta sonar sexy, y bien, no lo niego. Le quedo como anillo al dedo, pero eso, solo yo lo sabré.

Wow, ¿tú, pensando? ¿Estas muriendo acaso? —Pregunto divertido y solo suelta un bufido. Una pequeña risita apareció después.



Se aclara la garganta y cuando menos lo pienso. Se mueve de lugar y cae de pleno a mi lado. Separándonos unos cuantos centímetros.

Suspira, aun con la Tablet en mano, logro notar los movimientos que hace. Dejando sus manos sobre las rodillas. Sus hombros se separan un poco de la metálica pared del elevador y cuando menos lo pienso. Se me queda mirando.

Sin despegar su vista en ningún momento.

Ni cuando lo segué con la intensamente cegadora linterna LED súper brillante, él aparto la vista.

Solo, se mantenía mirándome.



—Perdón.



Y después de eso, la obscuridad se hizo presente.





• ♦ •





Una hora. Una maldita hora he sentido que ha pasado, aunque en realidad han sido solamente veintisiete minutos.

Intento moverme, pero estoy atrapado entre la metálica pared del elevador y el cuerpo de Kai. Muerdo mi labio y después de echar a funcionar mi cerebro, recuerdo que el maldito elevador tiene luz de emergencia.

Suelto un gruñido por lo inútil que fui y me levanto rápidamente. Me guio con la Tablet e inmediatamente presiono un botón.

Voila~, se hizo la luz.

Miro todo el lugar. Ignorando por completo la mancha en el piso. Una idea llega a mi cabeza, y saltando, intento llegar hasta el techo. Donde la ventana de emergencia se encuentra. Me frustro cuando no puedo alcanzarla, trato de subirme por los pasamanos, pero me resbalo y el equilibrio no es mucho.

Hay ocasiones en las que llega a mí ese lado primitivo. Ese donde no reaccionó correctamente y todo lo quiero hacer funcionar a golpes o malas palabras. Me pasa muy seguido, y esta ocasión, no es la excepción.



— ¿Qué haces, hyung?

—Cállate. —Única palabra que le puedo dirigir y que obedece sin pensarlo dos veces. —Salto, provocando ruidos sordos y aterradores. Mis brazos son demasiado cortos y no logro llegar hasta la ventana de emergencia. Mis malos genes. —Suelta. —Advierto. Jongin deja en paz mis piernas y se aleja un poco. Trato de saltar un poco más.

—Yo lo hago, hyung. —Sube al respaldar de los lados y me pide amablemente que lo sostenga, en un solo movimiento su cabeza ya estaba fuera. —Vaya que está obscuro aquí.

—Solo calla y sigue saliendo.

—Está bien, hyung. Yo puedo hacerlo. —Ahora ya tiene los dos brazos fuera, lo empujo un poco impulsándolo hacia arriba. —Aunque no me molesta donde estas tocando, no creo que sea el mejor momento para ser provocado. —Ruedo los ojos y pego una mueca por sus burlonas palabras. Recorro mis brazos con la vista y miro hasta donde estas terminan. Una de mis manos está situada en su trasero mientras que la otra, bajo de su entrepierna.



Suelto.

Escondo mis manos con vergüenza.

Y el cuerpo de Jongin comienza a descender como si de una pluma se tratara. De forma seductora, flotando entre el viento y en movimientos lentos, pero, perfectos. Cayendo al fin a mis pies, en un ruidoso y sonoro sonido.



¡Oh, my...dreams!




• ♦ •




No soy tan despreciable a como parezco. Aún tengo un poco de humanidad en mi ser. Puedo perdonar en ciertas situaciones. Ayudar a aquellos que me trataron mal, para después verlos como se quiebran la cabeza por el haber reconocido sus graves errores y su jodida vida mundana. Viendo cómo les explota la cabeza y mueren. Pero eso sí, yo al menos logré el perdón antes, ellos no, y por eso se irán al infierno por pecadores.

Un alma tan pura como la mía, tiene las puertas de cielo abiertas a cualquier hora del día, 24/7, los 365 días y seis horas del año.



— ¿Está muy mal? —Pego una mueca, nunca he sido de aquellos que mientan cuando una persona está a punto de morir. Así que hablo libremente.

—Puede tratarse solo de un esquince, pero yo lo veo demasiado inflamado para ser solo eso. Los vasos están dañados, posiblemente te provoque un hematoma. Aunque esto se vea leve, puede llegar a ser severo, pero no creo que sea como para que te quedes completamente cojo o ya no puedas bailar sin la necesidad de tratamiento. Sanará.

— ¿E-enserio?

—Sí. —Dejo atrás el pie de Jongin y lo miró fijamente. —Yo lo que te recomendaría, es que bajaras la inflamación con un poco de hielo. Sube tu pie en alguna superficie para que la sangre circule. Toma alguna pastilla para el dolor y visitar a tu doctor. Si no te atiendes a tiempo, esto podría empeorar. —Dejo atrás mi análisis y me siento en modo indio. —También pon alguna crema para el pie de atleta, usa calcetines, aunque no lo creas, los calcetines te ayudan a mantenerte calientito y a que no te transmitan los hongos.

— ¡No tengo pie de atleta! —Me reclama.

— ¿No? Solo tienes tiña podal.




• ♦ •




Todo está obscuro.

Completa y absolutamente obscuro.

La luz de emergencia se estuvo volviendo tenue hasta que desapareció.

Los de asistencia advirtieron sobre ese proceso. Comentando que sería normal, que después regresara la luz.



— ¿Qué haces? —Pregunto.



Unos brazos se aferran a mi brazo. Jongin recarga su cabeza sobre mi hombro y sube su pie no sano sobre mis piernas. Desde la caída comenzó a decir que realmente le estaba doliendo. Muy dentro me sentí un poco mal por su caída, bien, tuve que aguantarme la risa por su estupidez. Pero por fuera, me siento totalmente relajado con ella. Un tanto contradictorio, pero solo espero que se quede sin dientes.



—Soy claustrofóbico. —Me presiona aún más, cierro los ojos, suspiro y le doy un cabezazo.

— ¡Llevamos una maldita hora aquí! ¡¿Y apenas dices que eres claustrofóbico?! No me jodas. —Me separo, y eso fue lo peor que pude haber hecho.

—Claro. Como tú no viste lo que yo vi allá arriba, crees tener el poder de juzgarme...tu no sentiste los escalofríos y la ansiedad que se crean por un lugar como ese...Era como estar en La Reunión del Diablo...Creo que me falta el aire.



Se aferra a mi cuerpo y solo lo dejó hacer. Ya lo he dicho, no soy tan desgraciado a como parezco.




• ♦ •




Como la luz no ha llegado, lo único que tenemos, es la Tablet que ilumina nuestra vista.


—Hyung...tú, ¿me odias?


Y he ahí la pregunta del millón.

Abro la boca, y las palabras salen instantáneamente.


— ¿Odiarte?


Me detengo por un segundo.

Claramente una persona madura y adulta como yo, no tiene ese tipo de sentimientos como el "odio". Yo repudio y pido al karma que sea una perra. Pero no odio.

Odiar es para gente inmadura. Una persona adulta y respetable como yo, solo puede desear alguna cosa insignificante para alguien insignificante.


—Claro que no te odio. —Al fin termino. Jongin voltea a verme, deja mi brazo atrás y por el balbuceo que se le salió, creo que está a punto de llorar. O por sacar alguna estúpida palabra de su estúpida boca y labios gruesos...sexys y estúpidos labios gruesos...Maldita mierda de humano.

—Y-yo...yo-o creí que-e...

— ¿Qué te odiaría? Pff...No soy infantil, Jongin. —Giro a verlo y él me mira, después agacha la cabeza y sorbe por la nariz. ¡Já! Realmente lloró. Sube su rostro y me sonríe tristemente.

—Y, ya sabes... ¿me...me guardas...rencor? —La pregunta del millón y un won, ha sido cuestionada al fin.

—No, Jongin. No lo hice, no lo hago y no lo haré. —Respondo amablemente. Es bueno eso de...ya saben, eso de quitarte un peso de encima. Ahora siento que puedo respirar con mayor tranquilidad.

—Me alegra que-

—Pero, puede que haya pensado en meterte al horno y cocinarte como un jabalí, con todo y la manzana, mientras te relleno por el culo.


Él se quedó en silencio.


—O el haber deseado que te viole un somalí y te pegue el SIDA.


Tal vez no debería decir más, pero ¡qué va! Necesito purificarme para poder ser feliz una vez más.


—El darte de comer un perro y sonreír disimuladamente, también pude haberlo pensado.


Creo que necesito detener mis palabras, pero, creo que Jongin necesita saber la realidad de las cosas.


—Incluso el que te saquen las entrañas y se las den de comer a los lobos.


Asombroso, en todo este rato, él no dijo absolutamente nada, ¿te deje sin palabras verdad? Ese es mi encanto.


—Y puede, digo "puede", porque puede ser posible, que haya escrito una canción que se llame: "Me es imposible ocultar más este sentimiento de agonía por la despedida de este jodido amor añejo que entre tú y yo, nos separa", y que puede que la haya subido a SoundCloud, donde espero todo lo anterior más la calvicie y una mala reputación ante tu persona.


Vaya, la calma que alguna vez busqué, finalmente llegó.


—Pero que quede claro, que no te guardo rencor.




• ♦ •




La luz comienza a aparecer. Una pequeña sacudida en el elevador y Jongin pega un grito desgarrador porque su pie fue movido y ahora vuelve a doler como los mil demonios.

Agradecí a los de mantenimiento internamente.

Pasaron cerca de diez minutos, quizás menos, pero en este lugar el tiempo no parece avanzar normalmente. Quizás entre a una capsula del tiempo, como en esa película de Hot tube time Machine, solo que, en lugar de ser un jacuzzi, es un elevador.



—Ya que estamos aquí...hyung, te cantaré una canción que acabo de inventar.



Ruedo los ojos. Estoy aburrido, una canción nunca es mala. «Bien» dije bajo, y Jongin sonríe. Se separa, intenta levantarse y cuando no puede, lo ayudo.

Aclara su garganta y me guiña finalmente. Sonrió incómodo y él inicia.


You're just too good to be true can't take my eyes off of you

You'd be like heaven to touch I wanna hold you so muchAnd long last love has arrived and I thank God I'm alive You're just too good to be true can't take my eyes off of you

Suelto el aire al fin. Trato de ser optimista, tal vez él solo este jugando. Digo, puede ser solo una coincidencia que no sepa lo que está haciendo. Y si cree que esto es una invención de su cabeza...solo estoy yo, quien lo debe iluminar en su estupidez.

I love you baby and if it's quite all right

I need you baby to warm your lonely night-

Exploto. Al fin lo hago.


—Detente.


Jongin me ignora y grita a todo pulmón lo que continua de la canción.



I love you baby trust in me when I say Oh pretty baby don't bring me down I prayOh pretty baby come on and find-

— ¡Que te calles! —Al fin se detiene.

— ¿Qué pasó? ¿No te gusta la canción que-?

Frank Sinatra.

¿Eh? —Mantengo silencio por un par de segundo y cuando comprendí que no había entendido la indirecta. Decidí aclarar su mente.

—Esa canción es de Frank Sinatra... "can't take my eyes off of you", ¿te suena?

—No sé de qué me estés...hablando...—Achina los ojos, y no creí que realmente fuera demasiado idiota para no saber el autor de la canción.

—Esa canción-

—Bien...—rueda los ojos de manera graciosa y solo lo observo. —Puede que haya visto una película...y puede que me haya basado en la canción para crear la mía...y puede que yo no la haya inventado...y puede que-

— ¿Diez cosas que odio de ti?

—Bien...puede que haya creído que tú nunca la verías. —Toma asiento en el suelo y muerde su labio por la vergüenza. —Y puede que si sea esa película o puede que no...Y puede que me haya emocionado mucho en verla que hasta puede que me haya aprendido el guion...




• ♦ •




Catorce minutos y contando. La luz iba y regresaba, pero nunca se mantenía estable.

Ya es un poco tarde, y la incomodidad de un inicio se ha estado desvaneciendo. La Tablet ya se descargó desde, no recuerdo, ¿apenas? ¿Veinte segundos atrás? No me acuerdo.

Jongin me mira, hago una sola mueca y él me sonríe sin muchas ganas. Respira más lentamente, lo escucho pasar saliva, y cuando al fin le prestó atención, me asusto.

Tenía sudor cubriendo su rostro, la camisa del traje se pega completamente a su cuerpo todo por el sudor. Su cabello se pega a su frente y su rostro esta pálido.



¿Hey? ¿Qué te pasa? —Pregunto asustado. Él continúa sonriendo y cuando trata de acomodarse, suelta un quejido. — Responde.

—Tengo sueño, hyung. —Confiesa y en el momento que está por cerrar los ojos, lo cacheteo.

— ¡Ni se te ocurra, inútil!



Abre sus ojos por el impacto y traga saliva otra vez. Le advierto que estará muerto si es que se duerme, sigue pasando saliva y cuando al fin lo noto, sus labios están completamente resecos.

Esto lo he visto en muchas películas, incluso en conciertos de Rock, donde el cantante solo necesita un poco de agua para poder continuar. Cuando no desayuno, después del medio día me comienza a dar fiebre por mi poca energía obtenida. ¡Baja de azúcar! ¿Y si solo es por cosa de la caída? Comienzo a buscar en mis bolsillos por si es que llevo una de las tantas paletas que Luhan suele meter a escondidas, en serio, ese humano es como una ardilla, solo que en lugar de esconder bellotas y no recordar dónde, esconde paletas sin saber dónde.

Nada, no encuentro absolutamente nada.

Si lo cacheteo constantemente, quizás logre entrar en sí y no morir por la fiebre hasta que la electricidad llegue y podamos irnos. ¿O acaso...se habrá golpeado la cabeza en la caída? Busco entre sus bolsillos, y lo cacheteo cuando intenta cerrar los ojos.

Milagrosamente veo la maldita mochila con la cual entre al maldito elevador y busco por todos lados dentro de esta. Encontré: un par de calcetines —uno nunca sabe cuándo se pueden necesitar—, dos paletas, una comenzada —chuchu-pop— y la otra de vainilla y me hace pensar... ¿Quién en su sano juicio comería una paleta de vainilla? Pastillas laxantes —Luhan me hizo que las desapareciera de su vista—, pastillas para el dolor estomacal, y un botecito de ácido fólico —no sé porque las tengo, pero, saben rico—. Agradezco a mi padre por siempre cuidar de mi salud, y al igual que Luhan con las paletas, él esconde medicina para cualquier circunstancia por todos lados. Abro la pequeña bolsita escondida que la mochila tiene, y encuentro las pastillas para el dolor, así como aquellas necesarias para toda situación. Cuando salga de este lugar, le haré un bendito altar a mi santo padre.

Tengo una botella de agua, con solo veinte gotas de agua. Y un jugo que, según mi vista, se acaba de vencer ayer. Todo el mundo sabe hacia qué lado se balancea la balanza.



—Abre. —Ordeno y Jongin lentamente abre su boca. Coloco la pastilla en su lengua y le doy el jugo a beber.



Intenta beber, pero su garganta no parece querer moverse. Tomo el cartón del jugo y vierto un poco en su boca, el muy inútil comenzó a ahogarse. Sacando la pastilla y el jugo de paso.

Toco mi cuello, y haré la cosa que no creí hacer en mi vida. Imitar una escena de un drama taiwanes. Lo juro, estos Kim, están perturbando mi mente.



—Esto solo lo hago, porque te estas muriendo, ¿entendido? —No recibo respuesta, y solo continúo.



Lo cacheteo de nueva cuenta y abre los ojos casi al instante. Me arrodillo, tomo el jugo y bebo un poco del jugo y lo dejo en mi boca por unos segundos. Después me acerco a Jongin rápidamente, deposito en su boca el jugo.

Que quede claro, no fue un beso. Solamente toque delicadamente sus labios y deje mis gérmenes junto a un producto vencido en él. No es algo por el cual hacer mucho alarde. Muevo un poco mis labios y finalmente, el jugo ha desaparecido y él lo ha bebido. Regreso a mi lugar inicial y me le quedo mirando. No puso mala cara, yo creo que lo hice bien.



—Gracias. —suelta débilmente, y después de horas, se ríe. Los asiáticos son tan débiles, maldición, nos vamos a extinguir a este paso. — ¿No me estarás envenenando, cierto?

—Aun no te sale espuma, he fallado.

—Hyung-

Shh, solo relájate, no hables y ni se te ocurra dormirte. ¡¿Entendido?!





• ♦ •





Camino de un lado hacia otro. Jongin no ha deseado dormirse más, y parece que la fiebre ha bajado gracias a la pastilla. Incluso el dolor de su pie, dice que ha disminuido. Ya ha pasado cerca de media hora, y esta vez no estoy exagerando. Ha pasado un buen rato desde que le di la pastilla a Jongin y que los de asistencia dijeron que en poco tiempo el elevador andaría.

La luz no se ha ido, por lo que agradezco. Respiro cómodamente y tomo lugar en el piso. Miro mi reflejo en el espejo que el elevador tiene y noto a Jongin mirándome.



— ¿Qué? ¿Tengo monos en la cara? —Pregunto divertido, y él solo sonríe. — ¿Qué? Me estás haciendo sentir incómodo.

—Olvidemos todo, hyung. —Dice lento y con cierto tono de angustia.

¿Eh?

—Sé que he sido una mierda de persona. Te hice sufrir, te insulté en varias ocasiones, jugué con tus sentimientos y por si no fuera poco, casi te matan por mi culpa...—Sus ojos se ponen rojos, muerde su labio y su nariz comienza a teñirse del mismo color. —No merezco ser perdonado...

Hey, no estuve por morir...—Intento alivianar el ambiente. —Soy un hueso duro de roer, ¿no lo sabes?

—No debería ni pedir el olvidar, pero, no creo poder continuar si no lo pido. —Comenta triste y me abstengo de decir «sufre, así es, sufre maldito», lo pensé, más no lo dije. Suspiro y lo miro otra vez.

—En eso tienes razón, no solo puedes pedir y hacer que nada ocurrió. —Agacho la cabeza y miro mis zapatos. —No creo que papá olvide que me llamaste "puta" frente a tu padre. —Confieso divertido y sonrió al solo recordar la cena donde Jongin por fin supo quién soy. Papá casi se abalanza contra él y por poco, lo hace trizas. Ya me veía recolectando los pedazos de piel de Jongin solo para tirarlos en el retrete.

—O que me elimine de su lista negra, solo por pedir olvidar el pasado...—Se ríe y levanto mi cabeza para verlo.

—O que Luhan ya no te lance conjuros cada que pasar cerca de él. No creo que olvide el latín por el que duró medio día en aprender...

—O eso de que Minho olvide que somos enemigos y de la nada hablemos reconfortantemente.

—O que Dae olvide que quiere matarte cada vez que te ve.

—O que el Primer Lugar olvide que casi me rompió la castilla. —Se reincorpora y lentamente mueve el pie para poder acomodarse un poco.

—O que olvide que te di un jugo con fecha vencida.

— ¿Hiciste eso?

No lo sé...



Silencio. La luz se fue y quedamos en completo silencio. Suelto el aire que retuve y escucho el ruido que provocó al pasar saliva. Me estiro un poco y bostezo en el momento que ya no sentí mi trasero.



—Porque no...iniciamos de nuevo. —Bajo y lento, hablo sin pensar en mis palabras dos veces. Era como si todo saliera como por obra de la magia y solo eso. — Seamos solo...personas, que, viven en el mismo edificio y que asisten a la misma escuela.



Vaya, creo que estoy pensando las cosas muy poco, pero bueno, necesito quitar esas cargas invisibles, no puedo solo seguir con lo mismo. Necesito crecer.



—Quizás no podamos olvidar todo lo que sucedió, pero al menos, podemos continuar con nuestras vidas...digo, no es como si pasara toda mi vida amargándome por tu existencia. No. Hay personas que hacen ese trabajo por mí.



Jongin no dijo nada.

Me sentí ansioso en algún punto, quería retractarme y decir algo como «¿creías que diría eso?» pero entonces, escuché el suspiro que salió de él y por un momento me callé esperando su respuesta que jamás llegó.

Solo estábamos ambos, perdiendo el tiempo en odiar y en perdonar, Jongin no decía nada, no pensaba nada y mis palabras querían salir sin sopesar lo que puede suceder después, simplemente quería que esta parte de mi vida terminara para poder continuar.



—Y hasta no tengamos una buena comunicación de hoy en adelante, pero al menos, no viviremos con el pasado presente. —Muerdo mi labio y en ese segundo, la luz parpadea. Giro y encaro a Jongin. Lo miro minuciosamente y antes de siquiera poder burlarme de él porque está llorando como Magdalena, estiro mi mano. —Mucho gusto, soy Jung Kyungsoo, su vecino.




• ♦ •




No pasó mucho tiempo después de eso. El elevador continúo con su trabajo, los de mantenimiento avisando que ya todo se encontraba perfectamente bien, una sacudida y rápidamente presiono el botón del lobby.

No hubo mucho drama, Jongin fue atendido por unos paramédicos que llegaron después de que salimos del elevador. Lo dejé a su suerte y rápidamente me alejé del lugar hasta andar por las escaleras, por nada del mundo me volvería a subir a un maldito elevador de nuevo. Capaz y esta nueva vez, me hayo con el mismísimo Satanás y me pregunta por qué ya no creo en él, o que me olvide de San Pedro y vaya con él a su calientito hogar.

No lo sé, me puede convencer fácilmente.




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Justificaciones.

Mi falta de palabra hacia Ryeowook, el día del apagón, ha sido justificada.

Al igual que el justifico su respuesta sobre porque había condones en su escritorio. «Una broma, je, je, je», dijo falsamente.

T-Neibor, ese tema ha sido justificado como lo mejor de lo mejor en lo mejor del mejor mundo. Mejor. Aún sigo sin mucho entender a qué se trata toda esta enigmática palabra.

Luhan justificó la razón del porque no ha jugado futbol en varios días seguidos.

Tao justificó su risa cuando vio a Luhan los días después en los que el apagón se presentó.



—Hola, compañero. —Un simple saludo, y todo el mundo pareció morir por la sorpresa.

—Hola. —Respondo al saludo y levanto mi derecha, después, Jongin se aleja y levanta su mano también, sacudiéndola y anunciando un «adiós».



Justifiqué mis amables saludos hacia la persona, por la cual muchos esperaron que matará, pero que aún no se les cumple el deseo.

Dae una vez que se entera, me miró. Estábamos en la cafetería y solo se me quedaba viendo. Justifiqué la razón por la cual estoy actuando de aquella manera.

Odiar y guardar rencor, no son cosas que me caractericen. Repudiar, esa es la cereza del pastel. Y eso, lo justificó Junmyeon.



— ¡Porque maldita razón le diriges la palabra a ese...ese...tú energúmeno!

— ¿Energúmeno? —Tao pregunta, un tanto asombrado por la palabra que hablaba de salir de los labios de mi hermano.

— ¡Sí! Energúmeno, ¿que no habíamos prometido hacerlo sufrir? —Me apunta con el tenedor y me señalo a mí mismo. Sonriendo al final.

—Relax, Dae. Esto apenas comienza.




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Mi celular suena. Subo al elevador y leo el mensaje de mi secretario, avisando que ya está en mi departamento. Y que mi ropa ya está limpia. Además, incluye información confidencial, sobre que hoy es «noche de chicos». Ya ha hecho todo lo necesario para que los demás la pasen bien en esta noche tan sola.


— ¡Hola vecino! —Jongin sale del departamento de Baekhyun en el segundo que yo me paré frente a mi puerta.

—Buenas noches, vecino. —Ingreso la contraseña y la puerta se abre, estoy por entrar cuando Ryeowook me abraza.


Jongin se queda mirando y Ryeowook suplica porque diga en voz alta que estará ocupado las próximas novecientas sesenta y ocho horas y que no tendrá ni un solo minuto libre.

Me despido ahora si de Jongin y entro al departamento.

Hablo aquello de lo que me pidieron y técnicamente hablando, fui cargado por Ryeowook.

Después de lo que fueron, ¿dos horas? ¿O solo una?, Jongdae y Junmyeon llegaron a mi hogar. Ambos con una película en mano. Será difícil el elegir una película ya que yo también llevo una conmigo.

Que la batalla comience.



—Magic Mike. —Aporto mi película y Dae frunce el ceño.

—Self/Less. —Muestra la caja de la película y hyung solo suspira.

Pitch Perfect...—Un susurro.

— ¡¿Qué?! —Dae y yo, preguntamos al mismo tiempo. Hyung se pone completa y totalmente rojo.

— ¡Pitch Perfect! ¿Sí? —Grita exaltado. — ¡Perdón por no elegir una película donde salgan strippers o que sea de ciencia ficción! ¡Sí! ¡Elegí una película de chicas! ¿Y qué? ¡¿Cuál es el jodido problema eh?!

—Calma, hyung. Nadie ha dicho algo sobre-

— ¿Tienes un problema con mi elección eh? —Hyung reta furioso. Dae niega rápidamente y después me mira a mí. Un Junmyeon enojado se ve muy pocas veces, pero cuando lo está, es terrorífico y nadie desearía meterse con él y sus decisiones.

—Hyung, no-

— ¿Quieren pelea? —Me interrumpe. Comienza a quitarse la corbata y a desabrochar los botones de su camisa. Dae comparte miradas conmigo y yo asiento al entender la idea que me ha compartido visualmente.



Un dos con uno, nunca es bueno. Es obvio que quienes ganamos, somos nosotros.



—No creo que hyung tenga lo suficiente para darnos pelea. —Dae habla mientras se mira sus uñas. Yo por mi parte, bostezo y sonrío socarrón.

—Cierto, ¿Por qué no mejor miras tu película de chicas y dejas de menstruar por un rato, hyung?

—Ustedes se lo buscaron. —Quita su saco y su cuello cruje, nos mira mientras hace un pequeño calentamiento.

—Wow, Dae, creo que nos quiere rasguñar.

—Espero y no le rompamos una de sus perfectas uñas. —Responde burlón.



Junmyeon sonríe y lo último que puedo ver, es la obscuridad que me absorbe por completo. Escucho un grito, y de muy buena fuente sé, que es de Jongdae.

Mamá, si me escuchas desde el cielo. Apiádate de nosotros por favor.

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