Trigésimo tercer capítulo
Todo un capítulo relatado por Oh Nalgas sexys Se Hun
No me lo agradezcan.
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Hace poco escuché a uno de mis compañeros de clases decir, y cito: «Aborrezco a las personas controladoras».
Desde aquella ocasión, siempre me cuestioné: ¿Soy controlador o soy controlado? Jamás me había preguntado antes aquellas tontas preguntas, pero hoy, solo deseo saber la respuesta de las mismas.
Es algo estúpido que lo haga ahora, pero, realmente quiero saberlo.
¿Soy quién controla o el controlado?
• ♦ •
El ruido se presentó. Dejo atrás lo que estaba pensando y me centro por completo en la persona que toma lugar frente mío, quien sin mucha pena me inspecciona minuciosamente, toca mi rostro y espera algo sin decir lo que desea. Sonrío casi de inmediato y Luhan-hyung pega una mueca.
—Ya pasaron dos semanas. —Dice seco. Vuelve a inspeccionarme, ahora su mano baja delicadamente hasta mis hombros dejándola reposar. Cuando se cansa, enarca ambas cejas, deja caer su cabeza sobre las palmas de sus manos y enarca ambas cejas de nueva cuenta.
—Uh.
Un bufido, un golpe en la mesa y la mueca de disgusto que sin mucho trabajo apareció en mi rostro.
Luhan-hyung se fue.
• ♦ •
Camino aburrido por los extensos pasillos. A lo lejos logro notar a Kyungsoo hablando de lo más animado y normal con Baekhyun. Se recarga sobre su casillero y le muestra algo a Baek. Giro sin muchas ganas de continuar, pienso en si será o no bueno el que me salte la siguiente clase. Dejo atrás mis ideas al ver, no muy lejos, a un atónito Kai. Quien, sin mucho disimulo, mira en la misma dirección de antes.
Noto como tensa la mandíbula, sinceramente desde unos días para acá me he vuelto bastante observador, como mi vida ya no da tanta emoción como antes, necesito despejar mi mente observando a todos los que me rodean; y después de segundos, voltea a otro lado. Sin importarle lo demás, toma la mano de una de las tantas mujeres que pasaban a su lado. A paso firme y decidido va en dirección a donde, desde un inicio sabía que deseaba ir. Y pasó lo que pensaba que pasaría...
Exactamente, como lo esperaba.
Kyungsoo y Baekhyun lo ignoraron.
En esta situación, ¿Kai es el controlador o el controlado?
• ♦ •
Hoy recibí un mensaje. No hace falta decir quien lo escribió.
«Tres semanas».
• ♦ •
— ¿Soy una persona controladora?
No recibo respuesta alguna. Dejo pasar algunos segundos y cuando me desespero, pregunto de nueva cuenta.
—Tao, ¿soy una persona controladora? —Me le acerco, lo encaro y estando a cortos centímetros noto perfectamente sus ojeras, ¿serán ojeras naturales o ya su físico es así? Una vez conocí a una señora que ya tenía ojeras oscuras desde que tenía uso de razón, ni con mascarillas y demás, podía desaparecer, creo que esa era la pigmentación de su piel, o algo así me contó. —Responde.
—Uhm... ¿sí? —soltó con nerviosismo y solo atino a suspirar.
¿Soy o no, un controlador? He ahí la duda de mi existencia. Pero, ¿Qué es ser controlador? Las definiciones de internet son simples y no logro comprenderla del todo, «Que controla algo o a alguien», vaya, sí que eso me deja con más dudas.
Ser dominante no es muy de lo mío, pero casi siempre lo he hecho, aunque hoy en día me dejo acaparar por las ideas, pensamientos y acciones de Luhan-hyung. Jamás antes he recibido órdenes y todos actúan por el poder que creen tengo, y si no, las demás personas lo hacen por mí. Aunque no lo pida, siempre habrá alguien que me reconozca y me mantenga en la parte superior de la cadena.
Nunca pedí el control, pero se me entregó en forma rápida y sencilla. Solo lo he utilizado en diversas ocasiones, muy pocas que casi no recuerdo cuando ocurrieron. ¿Eso me hace en un controlador de closet?
— ¿Por qué estas con el marica, Sehun-ah? —de la nada, Kris-hyung está delante de nuestra mesa. Casi logro capturar el gruñido de molestia que pegó cuando mencionó a Tao.
—Jódete, Wu.
—Wow, el marica tiene agallas. —Lo dice molesto, no había sorpresa alguna en sus palabras, más bien pareciera que se encontraba cabreado por algo bien interesante de lo cual no tengo conocimiento alguno.
—Tengo-
—Tao y yo somos amigos. —Lo interrumpo, Tao de inmediato se calla y no suelta más palabras, se mantiene quieto mientras baja la cabeza y bebe lentamente de su bubble tea. ¿Alguien lo vio no? ¡Parece que acabo de controlar la situación sin pensármelo! —Los amigos charlan y pasan el rato junto, ¿cierto, Tao?
—S-sí.
Kris toma lugar en nuestra mesa, técnicamente frente a nosotros ya que Tao y yo prácticamente rozábamos nuestros hombros de tan pegados nos encontrábamos.
Lentamente relame sus labios y se carcajea falsamente. Tao, quien en ese momento se encontraba bebiendo de su apetitosa bebida, se aleja lentamente de mi lado. Puedo sentir la incomodidad cuando voltee a verlo y él giraba a otro lado, mientras se desliza centímetros alejándonos.
Hyung se carcajea otra vez, ahora atrayendo la mirada de las demás personas y al final suelta lo que le incomoda. Había algo extraño, hasta pareciera que ambos —tanto hyung como yo— estábamos intimidando al Panda por la postura en la que éste se encontraba así como los pequeños desplazamientos del sillón que Tao daba, si yo fuera una de las personas que nos están mirando no dudaría en llamar a la policía.
—Así que el marica es un sumiso, ¿eh? Yo te creía un poco más...salvaje, Panda. Vaya decepción. —Suelta un bufido y colocando ambos brazos sobre la mesa, nos mira divertido. Se acerca cada vez más. Entre más se acercaba más miraba a Tao y después a mí. —Cuéntame Sehun-ah, ¿ya se la metiste? Ya sabes, el tenerlo en la palma de la mano solo significa dos cosas; que le gustas y quiere ganar puntos, o que ya te lo tiraste. — Las ideas sobre el «control» por poco y se me van cuando Kris-hyung dejó de mirarme para cuestionar de todo a Tao, es decir, me lo preguntaba a mí, pero no apartaba la mirada del Panda. —Si es así, que asco de gustos tienes, bien puedes...
Empuño mi mano, mi respiración se agrava y quizás por algún momento dejé pasar que Hyung sea de esa manera, pero, no creo que Tao merezca ser insultado de esa manera solo porque hace algún tiempo ambos tuvieron problemas y quizás no se logren perdonar nunca, pero no dejaré abajo a un amigo; después de todo, ambos son mis amigos, pero esta vez Kris está cruzando la línea mucho más de lo que tiene permitido.
— ¡Hyu-! —Antes de que pudiera continuar siquiera. Me callo abruptamente. Abrí los ojos tanto que olvidé respirar, Tao desliza su mano por mi pierna, lentamente hasta descolocarme por completo. — Ah...—Lo miro por encima, entre asustado y preocupado por lo que hace y él solo me guiña. ¿Por qué me está sucediendo esto? Es un tanto preocupante que él logre dominarme.
— ¿Qué pasa, Wu? ¿No puedes controlar los celos? —Pregunta divertido, Kris-hyung frunce cada vez más el ceño en cada silaba salida de los labios de Tao. — ¿No puedes controlar tus fantasías sobre mi culo?
—Eso desearías, marica. Deseas tanto que te dé por el culo, que no sabes que hacer para que te preste un poco de atención. —Sonríe victorioso.
Trago seco puesto que las manos de Tao me están ayudando a obtener algo que hace más de tres semanas no había obtenido.
Una bendita, sagrada y celestial: erección.
Vida, no me malinterpretes por favor, pero en algún punto pensé en Luhan-hyung haciendo lo mismo que Tao me esta haciendo, obviamente si no estuviera tan enojado conmigo porque no me disculpé por algo que hasta ahora no entiendo, y la imaginación no es muy buena cuando estoy enamorado.
—Gracias, pero no, Wu. —Tao hace una mueca de asco, presiona con fuerza mi entrepierna y saco un pequeño (casi inaudible) gritito. Kris deja de ver a Tao y ahora me mira a mí. —No creo que alguien deseé tres centímetros.
En un ruido sordo, Kris golpea la mesa, as demás personas miran la escena por el escandaloso sonido y los gritos de preocupación aparecen en el momento que hyung toma del uniforme a Tao y lo levanta, hasta quedar cara a cara. Tao a su paso me soltó y tomó de igual manera el uniforme de Hyung. Empuñando la ropa entre sus manos y yo intentando separarlos.
Los gruñidos de molestia se hicieron presentes, al igual que el denso ambiente a su alrededor. Un par de meseros se acercaron con la intención de separarlos y si era necesario, botarnos a los tres.
— ¿Estas provocándome?
—Tú lo iniciaste. —Le reta.
—Sé el maldito sumiso marica que eres y mantén el pico cerrado, ¿quieres? —Kris hace mayor presión sobre la ropa de Tao y solo pido un poco de tiempo para poder separarlos, los meseros asienten y pido vagas disculpas. —Imagina que tienes mi polla dentro, así que solo calla y disfruta.
—No sé cómo me callará algo tan pequeño. —Un bufido sale de hyung, Tao sonríe victorioso y juro que, por un segundo, pensé en huir si no detienen su absurda pelea sobre penes, silencio y sumisión.
—Ahora mismo, ¿estas provocándome?
— ¿Con tan poco te provocas, Wu? ¿Acaso eres precoz?
—Juro que voy a partirte el jodido culo en mi puto departamento si no te callas. —Kris-hyung lo amenaza y se me es casi imposible el no soltar un silbido. —Te mostrare como tres centímetros te harán gritar y pedir por más, como el maldito Panda lascivo que eres.
— ¿Seguro?
—No sabes cuánto.
—Estoy esperando el día, que los anteriores me defraudaron.
Un silbido. Kris está completamente rojo de la ira por los comentarios. Aunque, salió un poco de contexto la pelea. Tao realmente tiene el don —por así decirlo— de provocar a hyung. Jamás lo habría imaginado, siempre creí que Tao seria del tipo tímido. Que hace todas las cosas sigilosamente y de forma anónima, sin ser notado en lo más mínimo. Creí que siempre huiría de cualquier cosa que sea relacionado con Kris Wu, por aquello de casi haberlo matado. Pero me equivoqué. Parece que le gustaría volverle a provocar otra muerte.
Una nueva faceta encontrada en la molestia de los dos. Eso es extraño y genial a la vez. No lo sé, digo, este Kris no lo conozco ya que usualmente miro a una persona totalmente diferente, más segura de si y con un ego imposible de derrumbar; ¿Por qué siempre esta tan enojado cuando se trata de Tao? Y bueno, Tao salió mucho más burlón de lo que pensé.
—Bien, donde siempre. —Hyung habla firme, debo dejar de perderme en mis pensamientos y prestar más atención a lo que sucede a mí alrededor.
—Bien.
— ¡Bien!
— ¡Bi-en!
Kris suelta a Tao, y viceversa. Tao sale de la tienda y en cuanto menos lo pienso, hyung hace lo mismo. Dejándome completamente solo. Con una simple pregunta rondándome en la cabeza.
¿Kris es el controlador? ¿O lo es Tao?
• ♦ •
Hace ya, cuatro semanas y Luhan-hyung, no me ha buscado como antes.
Creo que fue mala idea el «hacerse el difícil».
Ahora soy yo quien lo espera saliendo de cada clase, pero él pareciera que está huyendo de mí. Si lo encuentro en los pasillos, me ignora o solamente me esquiva. Incluso ha llegado a esconderse solo para no hablar conmigo.
Creo que es tiempo de pedir perdón.
¿Eso significa que Luhan-hyung puede tener el poder de controlarme?
¿Soy el controlado?
• ♦ •
Cinco semanas.
Entro al baño, que para ser sinceros era el baño de otro edificio, ni siquiera sé cuál edificio es este solo caminé y de tanto pensar lo que me acontece, llegué aquí. Tomo lugar en uno de los tantos mingitorios. Dejo caer la cabeza hacia atrás y me concentro por completo en mi trabajo sacando la mala vibra. Volteo a mi derecha y me encuentro al adorable Xiumin dándome un rápido vistazo. Pone una cara graciosa y después sonríe al notar que lo he descubierto.
Le doy un vistazo, «Nada mal» comento entre susurros, «lo sé» respondió con una arrogancia tan simple que fue cómico viniendo de él.
—Hey Sehun-ah, — Oh, ahora que lo pienso, creo que estoy en ese edificio de todos los de empresa, como sea, los baños de aquí son extrañamente más pequeños que los del edificio de arte—¿Cómo va lo tuyo con Lu-Ge?
—Aún está evadiéndome.
—Uhm, eso sí.
Camino hasta llegar al lavamanos, hago presión en la llave y el agua comienza a correr. Me miro en el transcurso en el espejo. El adorable Xiumin me sigue, con una enorme sonrisa pegada en el rostro, asiéndolo ver más adorable de lo que comúnmente es.
—Quizás lo único que debas hacer es ir a su casa, a las dos de la tarde y el problema estará arreglado. Como buen amigo de Lu-Ge, que soy, te prometo que nunca más te evadirá. —Se seca las manos y afirma varias veces con la cabeza.
— ¿Acaso tú...?
— ¿Acaso yo...?
—Tú... ¿me estas ayudando?
—Puede ser. —soltó cantarín moviendo sus manos en el aire y la cabeza a su paso.
Se da media vuelta, camina hacia la puerta, aun con su sonrisa de niño adorable pegada en el rostro, abre la puerta.
Su cara se vuelve de disgusto puro cuando vemos a la persona parada frente a la puerta. Exactamente, nos encontramos con el hermano del Primer Lugar, quien a la vez es hermano de Kyungsoo. Suspiro. Cinco semanas y aun no me puedo acostumbrar a todo este drama. Es tan frustrante, como el descubrir que Miranda Kerr, es solo un robot y no un ser humano perfecto y real. Aunque claro, eso es solo a mi parecer.
—Permiso. —El adorable Xiumin enfrenta al que vendría siendo su ex.
De esta relación se habló mucho, después de todo, jamás fue un secreto que ambos ocultaran de Neibor. Por algunos bastantes días. Aunque no presté bastante atención en la situación —ya que, Luhan-hyung ocupaba casi toda mi mente y tiempo— lo único que se de ellos son dos cosas. La primera: El adorable Xiumin y Chen, demostraron su relación oficialmente —agreguemos aquí que algunas mujeres se sintieron decepcionadas por los hechos— al besarse frente a su edificio. Con los demás estudiantes como espectadores, lo que absolutamente nadie podía siquiera esperar. Y la segunda: Después de eso, Chen soltó su mano. Así, literal. Soltó su mano cuando ya no pudo más con la presión que los demás daban en él.
Ahora ambos terminaron y Chen quiere una segunda oportunidad, pero el adorable Xiumin cree que es mejor si lo dejan. Esto último lo descubrí por Luhan-hyung. Él suelte contarme sus problemas en muchas ocasiones. Es como un drama estudiantil, donde la mayoría quiere que ambos queden juntos al ser los protagonistas, pero también esta otra parte de las "excepciones" donde muchos esperan que busquen el amor por otra parte.
—Minseok, ¿podemos hablar? —Ninguno de los tres nos movimos en ningún segundo.
—Permiso. —esa fue su respuesta, wow, el adorable Xiumin es tan asombroso por no sucumbir ante las suplicas de su ex enamorado. Yo no creo ser tan fuerte como él si se tratara de Luhan-hyung.
—Hyung, hablemos... ¿quieres?
Escucho a la perfección el bufido que el adorable Xiumin, quien molesto, causó. Cruza sus brazos, cambia de posición. Ahora deja caer su peso sobre la pierna derecha y se recarga sobre el marco de la puerta mientras mira minuciosamente a la persona de enfrente.
— ¿Sabes qué haré? —Pregunta entre molesto y divertido. Tragué saliva al solo escucharlo, ese tonito que usó me descolocó por completo. —Yo me iré por esa dirección...—señala el pasillo hacia la izquierda. —Y tú, te iras por esa otra dirección. —Ahora señala al pasillo de la derecha. Así que, ¿imponiendo poder eh? —Ya hemos hablado, ahora si me permites, déjame de molestar.
—Pero, hyung-
—Jongdae. —Lo calla, por un momento temí que dijera mi nombre con ese tono y me haga reflexionar sobre mi vida y mis acciones. —He dicho que harás, y eso es lo que en este momento harás, ¿entendido?
Y con las respuestas sobrantes, la cabeza gacha y el alma saliendo de su cuerpo. Chen hizo exactamente lo que se le ordenó. El adorable Xiumin, por su parte, continuo con su plan y camino hacia la dirección que hace no más de un minuto había indicado que recorrería.
Me quedé parado esperando que por lo menos —o al menos, en la película dramática que se creó en mi cabeza— alguno de los dos volteara para ver siquiera la espalda del contrario, o por si la suerte fuera mucha, ambos voltearan encontrándose con la mirada, pero nada. Ninguno volteo en ningún momento. Solo se fueron sin pedir u otorgar una segunda —o tal vez tercera— oportunidad.
Algo que afirmaré y de lo que estoy más que seguro es que, el adorable Xiumin es el controlador en la relación.
De eso, no hay duda alguna.
• ♦ •
A pesar de no ser una persona totalmente correcta, creo que he hecho bien en mi vida para merecer lo que en estos momentos estoy obteniendo. Así es, a Luhan-hyung.
Termino mis quehaceres, y Luhan-hyung las suyas. Me le acerco ya que no tengo idea de cómo hacer una de las tantas tareas que no he hecho en varios días y Luhan-hyung solo suspira resignado.
Comienzo a asentir en cada explicación que hyung daba, en realidad no escuché nada. Solo lo miraba a él. A él y a su bella apariencia tan delicada y hermosa que tiene. Quizás, solo quizás, este un poquito loco por él. Pero, ¿Quién no lo estaría?
Hace un pequeño puchero y muerde la goma del lápiz, yo sigo viéndolo. Mueve sus labios y solo quisiera saber qué es lo que está diciendo, ¿estará pidiendo que lo bese y por ello el puchero? ¡Oh, como quisiera besarlo! ¿Me golpeará si lo hago? ¿Se sentirá ultrajado?
Voltea, me mira y sonríe. Vuelve a mover sus labios y solo afirmo sin decir palabra alguna. Sonríe de nueva cuenta, sus ojos hacen esa, esa rara expresión donde las pequeñas líneas se muestran en las comisuras del ojo y de la nada, se vuelven en dos medias lunas perfectas.
Luhan-hyung, es perfecto.
Perfecto para mí.
El hombre más perfecto del universo.
—En esta parte solo es cuestión de usar la Formula General, ¿te la explico?
—Por favor. —Esa fue una de las respuestas que vienen en el programa "SehunxLuhanxLove". Totalmente incluida en el paquete donde Luhan-hyung y yo estamos juntos.
—Bien, debemos obtener un X1 y un X2, la fórmula es: menos B, más/menos raíz de B2 menos 4ac, sobre 2a. Recuerda que debes sustituir cada variable con el dato correcto, ¿quedo claro?
—Por supuesto. —Se me es casi imposible el dejarlo de ver. Él es simplemente...hermoso.
—Bien...—Suspira, y lentamente aleja su silla con rueditas de mi lugar. Suspiro en resignación y volteo a ver mi tarea.
Hago una mueca, ¿Qué dijo que tenía que hacer?
Saco el celular y comienzo a teclear la fórmula que acaba de escribir. ¿Para qué me serviría una fórmula de ecuaciones cuadráticas en mi tarea de música? ¿Acaso este es el gran secreto de los grandes músicos? Creo que debo prestar atención en cada clase.
Miro el reloj. Ya han pasado casi una hora. Mi hora de tutorías está por terminar. ¿Cuánto puedo agradecer al adorable Xiumin por obsequiarme este regalo divino? Lleno la formula con las notas. Corchea, será A. Una cuadrada, será B. Semifusa, será C. Ahora, ¿Quién será X? ¿Quizás...un compás de espera?
—Hyung- —Un carraspeo, y chasqueo los dedos. Según Luhan-hyung, su trabajo aparta la amistad del negocio, por lo que debo mantener más respeto del que ya le muestro. —Perdón, Sangsenim, ¿para qué sirve la Formula General en mi tarea de composición musical?
— ¡Wow! ¡Excelente pregunta! —Dice con gran emoción, sonriendo a su paso, levantándose de su lugar. Rápidamente me toma de ambos brazos y se acerca rápidamente a mi rostro, aun con esa expresión pegada. Justo en el momento en que estoy por sonreírle de igual manera, su expresión se vuelve de seriedad pura. —A la próxima, deja de divagar en tus pensamientos y escucha cuando te esté explicando.
Soy completamente regañado.
La alarma suena y Luhan-hyung, prácticamente me lanza fuera. Avisando que las tutorías han terminado. Antes de que pudiera siquiera decir algo más, me cierra la puerta en mi cara.
Suspiro resignado.
Al menos esta vez no me evadió. Y, bueno, tuvimos una conversación decente cada que no entendía algo...prácticamente cada cuatro minutos. Pero por lo menos, hablé con él cada cuatro minutos. Eso en una hora es...Bueno. Es mucho.
Y eso, ya es ventaja.
• ♦ •
Siete semanas. Siete largas y tristes semanas han pasado ya. Y Luhan-hyung, solo entabla conversaciones conmigo que sean parte de las tutorías. De ahí en más, solo somos desconocidos.
Hoy es sábado. Presiono la correa de la mochila, relamo mis labios y toco la puerta por dos ocasiones seguidas. Después me golpeo contra la pared, ya que a mi derecha estaba el timbre. Lo presiono. Menos de un segundo y la puerta se abre.
Luhan-hyung, me mira, con una radiante mirada pegada en el rostro. Me hace un pequeño test, en el momento en que toqué el acolchonado asiento de la silla de rueditas y como era de esperarse. Lo terminé con una calificación casi perfecta: Ocho punto noventa y seis. Luhan-hyung me alaba, pero después de algunos segundos. Impone una nueva regla. De cinco cosas que haga mal, tendré que plasmar en la libreta lo que he hecho mal en cinco páginas de hojas completas.
Según es por mí bien. Es para que mi nivel académico aumente.
—Hoy, vocalizaremos. —Advierte con gran todo duro. Creo que intenta imitar al profesor Shim. Él sí que da miedo.
Tomo un poco de aire y hyung, presiona la primera tecla de su celular en el piano que acaba de instalar ya que tiene un teléfono nuevo pues el anterior se le rompió de la pantalla. Él sí que es todo un profesional.
Abro mi boca y lo único que recibo, es un regaño.
—Lo estás haciendo mal, —niega con su cabeza, toca su cuello cansado y continua con las indicaciones. —debes de...
Más regaños. Casi cuarenta minutos pasaron y las hermosas sonrisas y miradas de Luhan-hyung cambiaron drásticamente en muecas de frustración y de cansancio. Relamo mis labios, cuarenta minutos perdidos. Quizás, solo debería pedir disculpas y largarme cobardemente, después él se dará cuenta de lo arrepentido que me encuentro e irá tras de mí. Bueno, eso pasaría si fuera un drama. Quizás funcione distinto en la vida real.
Me acobardo por completo. Abro la boca de nueva cuenta y otro regaño más. ¿Por qué es tan absurda esta situación?
—Maldición, Sehun, ¿Cuántas veces continuaremos en lo mismo? ¿Acaso no asistías a clases? ¿Cómo esto puede ser completamente distinto a aquella vez? ¿Estas retándome o burlándote de mí? —Más y más regaños.
—Lo siento senpai, pero por más que intento, no pue-
— ¿C-cómo me llamaste? —Me interrumpe abruptamente que, hasta incluso tuve que detener mis ideas de suplicas y, sobre todo, los pensamientos donde recapacito mi vida (tanto pasado como mi presente y futuro). Bueno, todo hasta que volvió a preguntar. —Sehun, solo di ¿Cómo me llamaste?
— ¡Oh, sí! —Tiemblo de nerviosismo, creo que he cometido una falta más. — Lo siento tanto Sangsenim, las palabras salieron de mi boca sin poder controlarlas. Me retracto si-
—Solo...—Otra vez, me interrumpe. —quiero que repitas lo de hace un momento. —Frunce el ceño, trago saliva al solo verlo.
—Lo-o siento.
—Lo otro. —Cruza sus brazos y habla de forma fría.
— ¿S-senpai?
Nada. Absolutamente nada dijo después de mi corta, nerviosa y sencilla respuesta. Nada de regaños. Nada de preguntas. Nada de nada. Absolutamente nada.
Toma lugar en la silla. Mira su reloj de mano y yo lo imito, solo que yo vi la hora por medio del celular. Suelto un suspiro. Solo nueve minutos y la clase termina.
Lentamente, después de algunos minutos, comienzo a meter todo en la mochila. Que solo consistía en una libreta de notas y un lápiz junto al sacapuntas. Algo nervioso me muevo sin salir de mi espacio, meneando solo mi cuerpo y los pies dejándolos plantados en el piso.
Se aclara la garganta y volteo. Lo encuentro mirándome. Prácticamente juzgándome.
— ¿De dónde la sacaste?
— ¿Eh?
—La palabra. —Lo dice con obviedad, haciéndome sentir un poco torpe. Él continúa juzgándome. — ¿De dónde sacaste la palabra?
— ¡Oh! Uhm...Baekhyun-hyung. Sí, me quede por un par de días con él porque había una fuga en mi departamento. —chasquea la lengua. —Él suele ver muchos dramas japoneses. —Lo digo rápido, intentando no parecer más nervioso de lo que realmente parezco. — Animes shoujo...también. —Estaba este silencio que me daba miedo, casi el mismo que tuvimos cuando Luhan-hyung me citó en la tercera semana para que arregláramos los inconvenientes, donde no dije nada y él tampoco; así es, todo vuelve a ser lo mismo. Esperé a que él dijera algo, pero ante sus pocas palabras, continué—: Y-y...me oblig-gaba... —Mi garganta se reseca por completo. —A verlos con é-él. Por eso la aprendí.
Ahora cruza la pierna. Infantilmente da una vuelta en su silla. Girando sobre su propio eje y después de un par de vueltas. Donde creo, se mareó porque agacho su cabeza, sosteniéndola con su mano por algunos minutos y bueno, conociéndolo, era obvio que se marearía, Hyung es medio delicado en ese aspecto. Cuando recobra la compostura, se mantiene firme. Descruza sus brazos y piernas. Suelta una leva carcajada, mira el pasillo y al dirigirme la mirada une sus dedos como el Señor Burns, sosteniendo su mentón sobre estas. Mirándome con total diversión.
—Baekhyun... ¿No es el chico bonito que se declaró en público en la cafetería?
—El mismo.
—Oh. —Tuerce sus labios en una mueca de disgusto, después la cambia por una sonrisa pícara. — ¿Por qué estabas en su departamento eh? Bueno, sí se puede saber. aunque claro, no me interesa en ab-
—Baekhyun-hyung es uno de mis amigos, y me dejó dormir en una de las tantas habitaciones de su departamento.
—Oh. —Otro giro, y ahora sus manos las deja caer en sus piernas. Manteniendo una sonrisa siempre. —Y su departamento queda...
—A tres pisos de mi departamento. —Autocompleto la oración.
— ¿Por qué no fuiste al de Kai? ¿Qué no es también tu amigo? Además, creo yo que Kai es más tu amigo que Baekhyun.
—Oh, eso es-
—Además, jamás te escuché mencionar a, ya sabes, Baekhyun. —Continúa sonriendo.
—De hecho, Kai también se quedó con nosotros. — Informé rápidamente, hay algunos detalles que omití cuando hablaba, pero creo que es tiempo de corregir mi error. —A él le afecto más los animes. —Hago una mueca al solo recordarlo. El que se comparará con algún animado personaje, incluso compararse con Hyunbin. ¡¿Qué mierda tenía que ver Hyunbin en todo esto?!
—Ah, entonces, Kai, Baekhyun, Kyungsoo y tú, viven en el mismo edificio. —Hace un puchero y asiente repetidas veces. —Wow, es bueno descubrir cosas nuevas.
—Kris-hyung...
— ¿Sí?
—Kris-hyung también vive en el mismo edificio.
—Kris, Kris, Kris...—Palmea su mentón con el dedo índice, tratando de hacer memoria. — ¡Oh! ¿El chico maleducado? ¿El feo?
—Él...uh...sí.
La alarma que anuncia que la clase ha terminado, suena. Por modales, hago una inclinación, doy las gracias y en el proceso tomo la mochila. Luhan-hyung se ofrece a acompañarme en mi ida.
Abro la puerta y miro un poco triste a mi espalda, donde Luhan-hyung se encuentra. Resignado, suelto un suspiro y en el momento que medio cuerpo esta fuera, soy tomado de la mochila hasta caer dentro del departamento. Más específico; en el suelo.
Antes de que pudiera decir algo, o siquiera reaccionar a lo que acaba de acontecer. Siento su peso sobre mi abdomen.
—Así que Senpai, ¿eh?
No termino de reaccionar, cuando recibo lo que hace mucho no recibía. Los dulces labios de Luhan-hyung. Besándome con tanto desespero, que pareciera que realmente deseaba comer mis labios. Literal. Por tanta mordida, ya casi no los sentía. Lo separo un poco, solo para poder respirar más. Toma mis manos entre las suyas y vuelve a besarme. Me susurra un «te extrañé» y sonrió como loco, «Yo igual» dejo entre nuestros labios.
Lentamente, hace ese hermoso trabajo que su hermoso y perfecto ser, solo puede hacer y se restriega sin pena alguna mientras se deshace del sweater blanco. Me besa en el proceso y ayudándome, desabrocha mis pantalones.
—Sehun...—ronroneos en mi cuello y mi piel se eriza completamente. —Eso me calienta...
Al fin he conseguido mi meta.
• ♦ •
Tres días han pasado ya. Luhan-hyung se ha cobrado todas aquellas veces en las que no pudimos estar juntos, amándonos.
Luhan-hyung es un caliente.
Termino de escribir las partituras, y una vez entregado. Salgo de clases. No camino mucho, cuando me encuentro en el césped a un adormilado Tao. Sigilosamente me le acerco, me recuesto a su lado y aguantando la risa, le grito en el oído.
Brinca asustado.
Me burlo en su cara.
Y me golpea.
— ¿Ya te has reconciliado con Luhan? —Pregunta una vez que pide perdón por sus acciones incontroladas, después de haberme invitado una nieve y unas galletas para que se complete mi perdón.
—Sí. —Respondo alegre, Tao solo asiente y prueba de su nieve de vainilla.
—Sehun...—Toma una cucharada de nieve y dejando caer todo el contenido de esta sobre mi cuello, continúa—: Veo que alguien es muy intenso. —Me guiña y de inmediato me limpio. Saco el celular (solo para quitar el amarillento helado) y veo lo que trató de decir.
Un mega inmenso enorme rojo chupetón en mi blanca piel. ¿En qué momento fue hecho? ¿Habrá sido hoy en la mañana? ¿O ayer en la noche? Pero si cuando me vestía para las clases no lo vi, ¿Cuándo fue hecho?
—Oh...esto...uhm...como puedes ver...bueno, es algo difícil de explicar...—Me pongo completamente nervioso, meto el cuello nervioso y la casi nula papada sale. Tao se ríe, quizás por mi tímida actitud.
—Wow, sin palabras ¿eh? —Alza las cejas de forma picara y después me señala de manera graciosa con sus dedos índices. —Ahora, ¿Cuánto crees que Luhan este apenado por, creo yo, no poder caminar? Eso me gustaría verlo... ¿Sehun? ¿Sehun porque estás rojo?
Dejo de pensar por un segundo.
¡Oh por Dios! ¡Tao esta insinuando que...que...que eso! ¡Cree que yo...! Oh, madre mía. Solo espero que estos pensamientos no salgan de su boca frente a Luhan-hyung, él se sentiría deshonrado por sus desacertadas palabras.
Con solo imaginarlo...hasta el culo me duele, de solo volver a ver a hyung con aquella faceta de macho. Intentándome demostrar quién es el mayor y quien el menor. Desde aquella vez, prometí no volver a decirle que se vería encantador con un vestido rosa —que en si es cierto, y lo sigo pensando, aunque ahora ya no lo digo en voz alta—, él me hizo vestir un vestido rosa y no fue una muy bonita experiencia que recuerde.
— ¿Sehun? ¿Sehun estas bien, eres alérgico al coco de la ni-?
—Tao, tú, ¿tú quién crees que yo sea en...ya sabes, en la relación con Luhan-hyung? es extraño de preguntar, pero, bueno, este, las personas pueden equivocarse en muchas ocasiones al ver por primera vez a Luhan-hyung y crean que-
—Sin dudarlo, el activo. —responde, lame la cuchara con nieve y me sonríe segundos después, levanta su dedo dejando un leve «uno, él es el cero, ya sabes a lo que me refiero»; madre mía, las apariencias engañan, ¿qué no lo sabe?
Esto es malo.
—Es decir, mira a Luhan es como una chica más. Es más que obvio que quien no puede caminar ahora, es él. — ¡Oh, mi Dios! Esto no puede continuar así.
—Pero, ¿Qué no el mayor siempre es activo? —Pregunto inocente. Luhan-hyung, siempre me lo dijo. Por ello; mis intentos y el persuadirlo, no funcionaron. —Es normal que el de mayor edad sea el...ya sabes...el activo.
—Uhm...puede ser, pero, no creo que sea tu caso Sehun.
— ¿P-por qué?
—Porque tú... ¿cómo decirlo? — se calló, dejó de comer su nieve y casi sonrojándose mientras me señala y me sonroja a su paso, continua—no pareces ser el tipo de persona que sea el receptor. Digo, incluso yo que soy mayor que tú, dejaría que...pues me lo hicieras. —Abro mis ojos y la poca nieve de coco se quedó retenida en mi garganta, asfixiándome.
Tao comienza a golpear mi espalda, intentando que me recupere por mi casi muerte y cuando al fin me recupero, me alejo lo suficiente como para que otra persona se interponga entre los dos.
Trago duro al ver su expresión sonrojada y cierro la boca fuertemente. Tao sonríe incomodo e intenta levantarse, tal vez para huir. Pero lo detengo en el momento en que sus palabras iluminaron mi cabeza.
Ahora ya no solo estaba Luhan-hyung diciéndome las reglas que dos hombres deben tener para poder salir juntos. Si no, también un avergonzado Tao que me dice que yo le puedo dar a un hombre, aunque yo sea menor. El estar con una mujer es sencillo, cada uno conoce su rol, pero el que sean dos hombres...eso complica el proceso.
—Tao, si yo te dijera, que por algún motivo soy el receptor, ¿tú que pensarías? —Indirectamente le pregunto, quizás no sea tan mala su respuesta y hasta ayude en mis problemas sobre no dejar que Luhan-hyung me convenza otra vez de que él sea el dominante. Como siempre.
—Que me estas mintiendo. —suelta, me voltea a ver y lentamente se acerca hasta susurrarme. —Luhan es la nena en la relación.
Trago pesado. No puedo dejar que mi masculinidad quede manchada con mis confesiones.
—Porque lo es, ¿cierto?
Miro mi deliciosa nieve.
— ¿Sehun?
¿Cómo es posible que hayan inventado la nieve? A mí nunca se me habría ocurrido. Quizás lo mío solo sea bailar y ser bonito. Bueno, también cocinar, pero de ahí en más, no creo ser tan bueno inventando cosas.
— Oh. Por. Dios.
Si las orejas son la única parte del cuerpo que crece a lo largo de los años, eso significa que: ¿las tendré igual que Chanyeol cuando sea un anciano?
— ¡Mierda! ¿Te dejas dar por un cara de niña?
— ¡Luhan-hyung no tiene cara de niña! —Tao gira a verme, pone esa expresión de "¿en serio?". Y no sé porque razón (si, si la sé) me pongo nervioso. — É-él...se afeita cada mes.
Me mira. Lo miro. Nos miramos. Y tal como debe ser el proceso, huyo del lugar.
• ♦ •
Muerdo mi labio y me pongo completamente rojo. La incomodidad llega a mí una vez que el primer dedo es insertado. Pase lo que pase, no podré acostumbrarme a ello. Solamente, no soy capaz hacerlo, pero si es para hacer feliz a Luhan-hyung, solo trataré lo más que pueda.
Un pequeño gemido sale de mis labios y lentamente, otro dedo ingresa.
Trato de olvidar las palabras que Tao dijo hace poco. ¿Todos me verán de aquella manera? ¿O solo fue él?
Una larga línea de saliva queda pegada en mi espalda y me encorvo al sentir el aire que acaba de soplar hyung. Giro y ahora estoy recostado sobre la cama. Sonrío y Luhan-hyung se abalanza contra mí, quedando metido entre mis piernas y recargándose sobre mi pecho.
Ahora que lo noto, él es mucho más pequeño que yo —hablando de corpulencia—, a pesar de que parece demasiado delgaducho, tiene músculos, pero no tanto como yo.
—Sehun-ah...—Ronronea en mi cuello, me alejo un poco en el momento que comenzó a lamerme el cuello con una lentitud tan seductora y asfixiante que me eriza la piel a la par que me retuerzo un poco por la misma sensación.
—Uhm...—Deslizo lentamente mis manos y quedan perfectamente situadas en su trasero. En su lindo, suave, blanco, desnudo y pequeño trasero.
— ¿En qué piensas eh? —Jugueteando, se mueve lentamente, meneando su erección contra la mía. Su lengua (¿Por qué siempre me hace delirar con su lengua? Es tan juguetona, que siempre quiere salir conmigo.), toca mi oído, me rio un poco y sonríe victorioso. —Responde, Sehun-ah, ¿en qué piensas? —tortuosamente pronuncia cada palabra con lentitud, su respiración chocando calientemente contra mi oído.
Se levanta, y dándome un guiño, separa mis piernas y respiro hondo por lo que vendrá a continuación. Toma mi larga y bien cuidada pierna colocándola cuidadosamente sobre su cadera. Muerdo mi labio. Otro guiño más y se inclina para besarme. Siento su mano revoltosa y cierro mis ojos en el momento en que despistadamente su pene intentó abrir paso en mi entrada. Cierro mis ojos. Solamente pido no quedar lisiado en alguna de nuestras noches de pasión, tengo fe en él, pero uno nunca sabe lo que pueda suceder.
Si Tao me viera, creo que ya no querría que yo se lo hiciera.
Por obra de Dios, se detuvo. Bueno, dejando la punta metida y no terminando como normalmente lo hace. Abro los ojos y lo único que encuentro es a mi hermoso hyung, con la mirada perdida. Su respiración baja y sube, a lo que me queda decir que posiblemente no sea por mi culpa. Hace un segundo era un juguetón conmigo, nunca hicimos algo más allá de lo que normalmente hacemos, no sé porque tal respiración.
Intento preguntar porque el segundo de silencio, cuando grito desgarradoramente en el duro y preciso momento en que entró por completo. Chillo internamente por no haber estado preparado mentalmente, muerdo mi mano y cierro los ojos. Espero a que lo haga a su ritmo, y quizás disfrutar. Solo deseo no quedar inválido. El baile es mi pasión.
— ¡¿Porque se lo harías a Tao eh?! ¡¿Eh?! —Pregunta furioso. Y, ¡Oh Santa Madre Purísima! — ¡¿Por qué?!
Da una estocada más, fuerte y precisa, que, aunque no quisiera, me hizo gemir porque esta es de esas pocas ocasiones —concretamente hablando, la doceava— en las que logra dar en el blanco y me hace volar-llorar-suplicar-doblemente suplicar por repetir esa misma sensación tan extraña y deliciosa que las palabras no salen, solo puedo gemir y morir de placer.
Su puño cae fuertemente contra mi pecho. Pierdo el aire por un segundo y vuelvo a gritar, otra vez lo tocó. Un golpe más, dejo atrás mi mano y antes de que su puño cayera y rompiera alguna costilla, lo detengo, jalo y parando sus bendecidas y espectaculares estocadas. Una pequeña lágrima sale por la comisura de su ojo, me gruñe cuando no pudo quitar mi agarre y separarse. Lo beso, pero recibo a cambio otro gruñido. Rápidamente, suelta su mano y su puño lo estrella contra mi mandíbula.
Forcejeamos un poco, y aun sin salirse de mí, ahora él es quien está contra el colchón y yo arriba de él.
— ¡Yah! ¿Eso porqué fue? —Mantengo aprisionadas ambas muñecas y con mi mano libre sobo el lugar afectado.
— ¡Tú eres...! ¡Eres un...un maldito...! —Su rostro se vuelve rojo por completo, aguantando las palabras que no quiere sacar. — ¡Un maldito puto! ¡Vete a la mierda con el puto de Tao! —Forcejea, moviéndose como un jodido gusano y gimo de nueva cuenta cuando descuidadamente, su linda cosita pega en mi sabrosa cosita. — ¡Yah, deja de disfrutar!
—Pe-
— ¡Deja de usarme!
Oh, Luhan-hyung esta celoso. Es lo más lindo y hermoso que puede existir en el mundo. Sonrió divertido y recibo amenazas por su parte. Dejando atrás sus manos, lo suelto y sin su permiso, lo beso.
Me acerco a aquellos delgados y pegados labios, que se mantienen firmes para no ceder ante mí. Recorro aquel perfecto cutis y hago contacto visual. Aquellas circulares pupilas que se dilatan por completo y ahora su tamaño es anormalmente grande, ¿excitación tal vez? Los ojos cansados, y las mejillas coloradas, son el efecto que dejo en Luhan. Y por mucho que lo niegue, sé que eso le encanta.
Mi cadera se mueve por sí sola, ahora quien suelta un gemido es él. Aprovecho aquello y violentamente lo beso. Tomando entre los dientes aquel trozo de suave carne, soltando sus labios segundos después. Su mano intenta sepárame, pero se detiene en el proceso.
Su respiración se vuelve irregular, ingreso mi lengua y él saca la suya, tocando la mía, mandando esa espectacular chispa hasta mi estómago que me hace temblar. Su mano violentamente, jala mi cabello. Siseo de dolor, y siento la sonrisa de hyung mientras mueve ahora su pelvis.
—Hyung...—Ahora soy yo quien se mueve, cayendo lentamente, dejando que mis oídos capten aquel espectacular sonido que nuestras pieles hacen cuando chocan una con otra.
Él toma mi trasero gustoso, y cuando siento que está en ese punto, presiona mis bonitas caderas —a palabras de Luhan-hyung—, y rápidamente me ayuda con los movimientos, haciéndolos las profundos y rápidos.
Me perdí un momento, en serio, creo que me desmayé y ahora que vuelvo a la realidad, me encuentro con Hyung dando todo lo mejor que tiene para que podamos terminar juntos mientras toma mi pene con su mano y sostiene mi trasero con la otra, solo para no salirse mientras más rápido continua.
— ¿Q-qué? —Pregunta agitado.
—Deja de usarme...—Susurro y la voz de hyung se vuelve completamente distinta. Ronca y seductora. Sexy en pocas palabras.
—Mío. —Murmura celoso.
Si me preguntaran en este momento; y en cualquier otro, ¿Quién es el controlador en la relación? Sin duda y pena alguna, respondería con franqueza: Luhan-hyung.
• ♦ •
Este es uno de esos momentos en los que no sabes si la verdad te abrirá las puertas, o las mentiras lo harán. Esa sensación de temor apareció por primera vez cuando solo tenía nueve años, de ahí en más, la he sabido controlar.
Pero hoy, no sé lo que me sucede.
Quizás la ansiedad apareció por no querer mostrar mi temor ante lo que la otra persona está por decir.
—Estoy en lo correcto, ¿cierto?
—Así es. —Bajo la cabeza. Y escucho a los grillos cricar.
—Bueno...de cualquier manera, Luhan sigue pareciendo niña. —Responde perspicaz mientras chupa de su paleta.
En la mañana que ingresé a Neibor, a la primera persona que vi y que se paró frente mío, fue a Tao. Me miraba quisquilloso y en un intento de querer evadirlo, mágicamente mi mochila se enredó con la corbata, haciéndola más pequeña en cada jalón que daba, ahorcándome. Él me ayudo a desatarla, pero en el proceso, miro otro inmenso súper mega chupetón en el lado contrario a donde primeramente ayer había visto el otro.
Y es por eso que ahora nos encontramos hablando de cosas de la vida y preguntando qué tan bueno es Luhan para que yo acepte ese tipo de trato, incluso me pregunto la cantidad de veces que Luhan-hyung y yo, solemos amarnos.
Solo sonreí y no le di respuesta ante aquellas vergonzosas preguntas. No puedo aceptar a que crea que Luhan-hyung es un caliente. Porque, bueno, en si realmente lo es. Pero que eso, se mantenga en silencio.
—Bueno, siéndote franco, seguiría dejando que tú...ya lo sabes, me-
—Tao. —Y entonces el ser humano dijo: "Hágase Luhan". Impidiendo que las palabras salgan de mi apreciable amigo, Luhan-hyung se sienta al frente de nosotros dos. Hace un intento por levantar una ceja, pero falla. Sus labios están fuertemente presionados que hacen una línea recta perfecta.
—Luhan. —El Panda usa el mismo tono que hace algunos segundos, Hyung utilizó. El mencionado carraspea y cuando menos lo espero, ya me encuentro a su lado, haciéndole cariñitos, subiendo mi pierna sobre la suya, abrazándolo por los hombros. Prácticamente, estando sobre él.
—Tao...—Mueve su cabeza lentamente, de adelante hacia atrás por algunos segundos, como si estuviera asintiendo. Después Tao se cruza de brazos.
—Luhan...—Pasa su puño por su barbilla, después de eso rota su cabeza provocando que su cuello cruja. Una vez que termina, su mirada hace un único enfoque en Luhan-hyung.
—Tao. —De nueva cuenta, intenta enarcar una ceja, pero al final, solo enarca las dos. Quita mis piernas, soltándose de mi agarre y cuando estoy por preguntar el porqué, toma lugar en mis piernas. De manera picara, da unos cuantos brinquitos y cuando menciono su nombre se detiene. —Tao...
—Luhan, —Ahora el Panda me mira a mí, me da un guiño y mágicamente mi mano derecha cae en mi pecho. Tocándome el corazón. Luhan hyung da un brinquito, y es casi imposible el no solar un pequeñito (extremadamente pequeñísimo) gemidito.
—Tao. —Pude ver una sonrisita en los labios de hyung.
Y no sé qué mierda pase, pero me siento usado.
—Lu- me largo. —Avisa Tao en el momento que Kris-hyung, tomó lugar en nuestra mesa. Se sentó a lado de este. Cruzo sus brazos y se le quedó mirando. Tao en menos de dos segundos, ya tenía una carrera hecha saliendo de la cafetería.
Kris, pasa la palma de su mano acomodando su peinado, mira su reloj y bostezando, dándonos a entender que no le interesaban las clases, hace un movimiento de cabeza quizás tratándonos de decir «Buenos días» o algo así. Luhan-hyung le gruñe, por qué; esto ya todo el mundo lo sabe, por cierto, lo odia.
Luhan no es del tipo de persona que odie, pero según él, desde la primera vez que lo vio y no le quiso contestar su saludo, lo odio. Lo odia tanto como yo odio al maldito de Hannie.
Maldito Hannie, ya me había olvidado de ti. ¿Porque no solo desapareces de la bella e inteligente cabeza de mi amado hyung?
—Ahora, ¿me contarás que tanto hablabas con Tao? —Me pregunta en el momento que Kris se fue y él mantuvo distancia mientras me cuestiona con su mirada de molestia.
—Te quiero, hyung. —Le digo empalagoso.
• ♦ •
Y mi cabeza esta por explotar.
Luhan solo ordena, desconfía y sigue ordenando.
• ♦ •
Momentos como estos son los que más detesto. Cena familiar, ja. Ellos solo quieren controlarme.
—Sehun-eh, hijo, te presento a la hija del directivo Jeon. Jeon Woo Ram. Ella se quedará en casa porque sus padres se irán de viaje.
—Mucho gusto. —Me tiende la mano y no me molesto en tomarla.
Me levanto, recorriendo la silla y provocando un chirriante sonido. Inmediatamente una de las sirvientas se acerca y se coloca a mi lado. Acomoda silenciosamente la silla en su lugar y camino en dirección a la puerta.
Mi madre entre avergonzada y furiosa, clama mi nombre.
Papá solo toma una servilleta y limpia educadamente la comisura de sus labios. Me dirige una sonrisa y voltea a ver a nuestra invitada.
—Wooram-ssi, lamentablemente esta será la última vez que podamos vernos. —Suspiro resignado. — Madre, Padre, espero a la próxima dejen de mentir y digan realmente lo que quieren, me estoy cansando ¿saben? Y no es algo que tenga en contra tuya Wooram-ssi, eres encantadora y eso que no te conozco, es más bien, las acciones de ellos.
— ¿Sehun-eh?
—Madre, con esta serán cuatro las mujeres que "se han quedado sin padres por un tiempo". —hago comillas en cada una de mis palabras con mis dedos, mientras miro hacia el techo por que esto ya es demasiado como para que logre ser una coincidencia nada más. — Por favor, ¿qué hacen ustedes para que sus padres se las confíen tan fácil eh? —Pregunto asombrado. — En serio, me sorprenden.
—Sehun...cariño, nosotros solo-
—Sea cual sea la razón, me voy.
Y sin importarme lo molestos que se encuentren, desparezco.
• ♦ •
Papeles, firmas, mensajes y poco tiempo, es lo único que tengo en la semana.
Comienzo a tener una de esas tantas jaquecas vespertinas, solo asiento al finalizar la junta y más papeles aparecen en mi escritorio para que les tome un poco de atención sobre su importante contenido.
El señor Oh, enfermó, por lo que debo hacerme cargo temporal al ser el hijo único. Ni siquiera soy un experto en la materia o tengo un cargo importante dentro de la empresa, esto a sido mero nepotismo porque existiendo tanta gente capacitada para estas situaciones, debo ser yo quien quede al frente de la misma empresa. Y las molestias de los ejecutivos son justas, soy sólo un moco para un cargo tan importante y relevante, pero he sido asesorado tan bien en la semana que sin titubear puedo dar la cara por la propia empresa.
El celular vibra y recibo el trigésimo quinto mensaje del día.
Intento ser positivo, pronto todo acabará y podré tener el tiempo libre para Luhan-hyung. Esa es mi estimulación diaria.
«Terminemos».
La única palabra que necesité para explotar por completo.
• ♦ •
Un pequeño toque en la puerta y escucho los pasos dentro. La puerta se abre y hago una mueca al ver a la persona dentro. No es Luhan-hyung.
Hago una leve inclinación y la sonrisa acorazonada sale de los labios de Kyungsoo. Me hace una señal con la cabeza y entro inmediatamente. Él por su parte, toma una sudadera y antes de salir me deja entre el aire un «Te deseo suerte». Solo asiento y él desaparece inmediatamente, cerrando a su paso la puerta.
A paso decidido entro a la primera habitación. Me cruzo de brazos, me recargo sobre el marco de la puerta y solo miro a la persona que posiblemente este muriendo asfixiada por tanta sabana y cobija encima.
—Soo, solo quiero la bolsa de bombones que están en la alacena junto a un chocolate calientito, como sólo a ti te salen. —Su voz suena constipada. Se mueve y las sabanas se mueven a su paso. — Y la nieve que está en el refrigerador. No me importa nada ya. —Aclaro la garganta y él se vuelve a mover. — ¡No me importa mi dentadura ahora! ¡Que se me caigan los dientes, ya no importa! —Cierro la puerta, y tomo asiento en la silla de rueditas. Él se mueve. — ¿No lo vas a hacer? ¡Mal amigo! ¡Yo siempre estuve ahí cuando Kai-! ¡¿SEHUN?!
Enarco una ceja, cruzo mis brazos y solo me le quedo viendo. Avergonzado, Luhan se suelta en llanto y se vuelve a cubrir con las sabanas. Pide a gritos que me vaya. Aún me mantengo ahí.
— ¿Qué quieres? —Pregunta seco. Recompone su postura, lanza las sabanas al suelo, deja a la vista su pijama de dálmata (que solo se la pone cuando está furioso, los demás días no usa), limpia sus lágrimas y sorbe de su nariz. — ¡Que! ¡¿Qué quieres?! —grita furioso, la vena de su cuello crece y sus ojos se brotan con gran rabia. — ¡Contesta!
Entré con la intención de tener una plática sincera y consciente, llevo tantos días de mal humor que justamente en este momento solo me gustaría que Luhan se callara y bajara el tono de su voz a uno más suave y reconfortante para poder una charla más amena y simple, en la cual él pueda darme las razones por las cuales debemos terminar esta relación de enamorados. Estuve tantos días junto a adultos de un jodido humor de los mil demonios, que no necesito soportar los malditos berrinches de alguien más por no prestarle atención.
Sé que, si le pido que baje el control de la televisión, él lo hará porque su intención no es herirme solamente porque no pudimos salir por unos cuantos días en citas a como él quisiera, después de todo, sé que Luhan es una persona obediente y entenderá que ocupo un poco de silencio para no explotar frente a él y romper la imagen que tiene de mí. Vamos, sé que lo hará, por favor Luhan-hyung, no me provoques más enojo.
— ¡Contesta! —Lanza una almohada. — ¡¿Qué quieres?! —Lanza otra más, y el hipeo aparece. — ¡Vamos, contesta! —Su mandíbula tiembla y se limpia las lágrimas que salen descontroladas. Toma una almohada y grita sobre esta. Toce cuando su garganta se rompe.
—Hablemos.
Solo eso dije, y las maldiciones se presentaron. Luhan diciendo lo idiota que soy, ya que, el maldito mensaje lo envió ayer. ¿Cómo era posible que apenas le hubiera prestado atención? Solo suspiro, muevo cuello un poco y este cruje rápidamente. ¿Acaso eso es lo que me importa? ¡Dos malditas semanas sin vernos y yo lo ignoro! Suspiro de nueva cuenta. Intento mantener la calma y cierro los ojos.
—Terminemos, Sehun. —Otra vez la maldita palabra. —Terminemos. Ya, ya no es lo mismo. —Esa estúpida palabra. —Vete, no te quiero volver a ver. —Mi puño se crea por sí solo, la sonrisa que puse cuando llegué poco a poco cae y por favor, Luhan-hyung, cállate y déjame disfrutar este momento contigo. —Por favor, vete y no empeores más las cosas. —Mi paciencia se agota cada vez más.
Baja de la cama. Con gran neutralidad —lágrimas y mucosidades siendo sorbidas— abre la puerta de la habitación. Mira hacia el pasillo y aclara su garganta, dándome una última oportunidad de salir por las buenas.
Me levanto. Estoy por salir, pero me detengo frente suyo. Hyung tiembla al instante.
— ¿Estás seguro? —Pregunto, él solo me evade y mira a otro lado. —Mírame. —Ordeno, asustado obedece. —Esto no es ningún juego, hyung. —Paso mi surda por su mentón y lo obligo a que me mire. Sus ojos están completamente rojos. Sus labios tiemblan y parecen haberse quedado resecos. Su pequeña y perfecta nariz, se abre y cierra mientras el palpable color rojo aumenta.
—Y-yo...
—Estoy harto, ¿sabes?
—Se-
—Tuve que trabajar toda la puta semana, sintiendo una maldita obligación de cuidar lo que, por ley, me pertenece. Viajé más de lo que he viajado en todo el jodido año. Solo he podido do dormir de tres a cuatro horas al día. Y tú, haces un jodido berrinche porque no te contesto los jodidos mensajes...—Bufo. — Estoy jodidamente harto.
—S-Sehun...
— ¿Y sabes qué? —Muerde sus labios y sus ojos vuelven a cristalizarse. Las lágrimas corren hasta llegar a mi mano, humedeciéndola a su paso. Baja la mirada y lo obligo a que me vea. —Traigo un jodido genio de los mil demonios, no me vengas con la estúpida palabra de terminar. ¿Y sabes qué más? Me vale un puto comino que no me quieras ver en toda tu maldita vida más, ahora mismo subirás a aquella maldita cama, te desnudarás para mí. Me dejarás usar ese jodido culito sexy tuyo, junto a todo tu glorioso ser desnudo y no dirás nada.
Sus mejillas se tiñen y tiembla de inmediato. Traga saliva, nervioso y sonrió, tomo mi cuerpo temblaba, la verdad no sabía si colapsaría en ese lugar, después de todo pareciera que lo estoy obligando a hacerlo, pero ¡maldición! ¡no puedo pensar en otra cosa ahora mismo! ¡mi cabeza no da para más!
Lo suelto y él da un paso hacia atrás. Controla su nerviosismo y se carcajea segundos después.
— ¡Buena broma, Sehun-ah! Casi me la creo. Ja, ja, ja, ja, esa cara que pusiste, casi caigo, eh...—Palmea mi hombro, tajante intenta dar un paso fuera, pero lo detengo por completo.
Lo acorralo contra la puerta. Mis puños caen de plano contra aquella madera, resonando en toda la habitación, Luhan abre de más sus ojos y se encoje cada vez que me le acerco. Dios, tengo tantas ganas de dormir pero también tengo ganas de que Luhan-hyung no vuelva a pensar en nadie ni nada que no sea yo.
— Acaso, ¿me ves reírme? —Susurro a su oído.
—Y-yo-
—Ya he dicho lo que harás, hyung. Y créeme algo, no te gustará que lo repita otra vez.
Y ante sus sonrojadas mejillas, sus agrandados ojos y un ronquido sin sonido, obedeció. Entrando lentamente hasta llegar a su recamara. Sacando nerviosamente su pijama. Y dejándome a la vista aquella excitación que se le provocó en su parte sur, misma que sale de sobremanera. Involuntariamente, tapa con sus manos su desnudo cuerpo y siseo en advertencia.
— ¿Acaso yo pedí que taparas?
—Pero...y-yo, me siento-
—Me vale un bledo como te sientas, hyung. Ahora, haz lo que ordene.
Sus manos se deslizan hasta parar en las suaves mantas de la cama. A paso decidido, me acerco a él. Lo tomo del mentón y con la única idea de saciarme, lo beso.
Lo beso aprovechando que en este momento se sienta tan sumiso que me deja hacer cualquier tipo de cosas, ingreso mi lengua tocando la propia de él. Tomándolo por la cadera y disfrutando de aquello que desde hace mucho deseaba. Luhan sumergido entre el placer o el mismísimo temor, solo se deja hacer. «Tócalo» la única orden que di entre nuestros labios y él obedece inmediatamente.
Ingresa su tibia mano, liberando y ayudándome a hacer el proceso más corto. Con temor, lo acaricia. Siendo esta la primera vez en toda nuestra relación, que hace tal acto. Con su mano libre, soba de mi cuello y nos une en un delicado beso. Ingresando aquel órgano y rosándolo deliberadamente contra mi lengua.
Sonríe divertido.
Jala mi labio inferior y moviendo rápidamente su mano, lo tomo de la cintura para separarnos. Él completamente extasiado se pega como imán a mi cuerpo. Siente la ropa y entre murmullos de molestia, ayuda a quitarlas.
Me besa. Acaricia mi cuerpo y ante una adormilada y divertida mirada, me empuja contra la cama. Lo miro entretenido y Luhan solo se relame los labios al verme completamente desnudo. Intenta meterse entre mis piernas, pero lo detengo.
—Este es mi juego, hyung. —Muerdo su cuello y él saca un chillido por lo fuerte que presioné. Meto las rodillas entre sus piernas, él las separa de inmediato. —Y si yo quiero que te pongas de cuatro, te pondrás de cuatro, ¿entendido?
Luhan quedó completamente congelado. Parpadea por varios segundos y cuando esta por decir algo, lo calló pasando mi mano por aquel simpático trasero. Delineo con mi índice hasta llegar a aquella rosada entrada. Hyung pega un brinco al notar mi intención, deja caer sus manos sobre mis hombros y muerde sus labios cada que intencionalmente meto solo una parte de mi falange.
Su pecho queda a la altura de mis labios y sin importarme algún reclamo que pueda dar, muerdo su pecho por completo, poniéndolas rígidas casi al instante sus pezones. Un pequeño y reprimido gemido salió de sus labios. «Duele» dijo mientras pedía que no lo mordiera más, vamos, ¿Cómo me puede pedir que me detenga si cada vez que todo sus pezones su miembro tiembla por la sensación?
—S-Sehun...
No le di tiempo de continuar cuando de la nada, ya estaba sobre la cama. Me mira con miedo, y solo sonrió. Su mandíbula tiempla, pero, aun así, aun sin haberle dado alguna orden queda plantado a media cama, con piernas flexionadas al igual que sus manos y dejando libremente a la vista aquel delicado y ya no tan virgen agujero.
Levanta tentadoramente su trasero, con la poca pena que le queda, intenta esconder su rostro entre las almohadas que milagrosamente quedaron en la cama, y tiembla al solo sentir la cama hundiéndose por mi peso. Sin preparación alguna, tomo mi palpitante erección y la dirijo en aquel apetitoso lugar.
Y en algún punto de mi suerte, un corto de luz llegó. Dejando todo completamente a obscuras.
—Si te rompo, perdóname Luhan-hyung. —y eso fue lo último que dije antes de adentrarnos en el placer.
• ♦ •
El sueño empieza a desaparecer, siento la paz a mi alrededor y bostezo en el instante que abrí mis ojos quedando segado por la bendita lámpara que brilla mucho más que el sol. Parpadeo por varias veces más. Sonrió divertido y palpo a mi derecha intentando encontrar a la persona de alado. Hago una mueca al no encontrar nada.
Me levanto de inmediato y cuando quito las sabanas, Luhan-hyung entra por la puerta con un par de libros en cada mano. Sorprendiéndome que pueda con tan pesadas biblias.
—Buenos días.
—Buen día alegría. —Responde mientras se recuesta y deja caer los libros a nuestro lado. Usándolos de barrera para que no pueda acercarme.
— ¿Para qué es eso?
—No me pienso arriesgar, es hora de ir a la escuela. —Avisa y se levanta rápidamente.
Lo sigo y sale corriendo. Maldiciéndome porque según, le sigue doliendo el culo. Avisa que tomará una ducha, intento persuadirlo y él solo me avisa que no sucederá, que lo de ayer, antier, hace dos semanas y media; fueron un error. Él no permitirá ser abusado a ojos vistos.
Suelto una carcajada en el momento que, por ser una persona despistada, olvidó poner el seguro a la puerta del baño.
—Toc, toc.
— ¿Cómo entraste aquí? —Pregunta con la más mínima sorpresa en sus palabras.
—Si te lo digo, me temo que nunca más vuelvas a caminar.
Y lo único que me hizo no sentir un depravado, fue la carcajada que Luhan-hyung soltó porque recordó la serie de Hannibal.
• ♦ •
El primer suspiro del día, lo di yo.
—Y esa es la razón por lo cual no puedo hacer una felación. —Se cruza de brazos y achino los ojos.
— ¿Por qué habías dicho? —No sé en qué momento de toda esta situación llegamos a hablar sobre felaciones. Lo único que recuerdo es haber preguntado si quería un bubble tea y fue todo. ¿En qué momento cambió tan de repente la charla?
—Me puede pegar amigdalitis, mira... ¡Eh! —Saca la lengua y abre la boca lo más que puede. —Por estas cositas que vez alrededor de la campana, — Intenta habla mientras aún mantiene la boca abierta. Después de segundos, las señala. — se inflaman y puedo morir porque me dará estreptococos. —Cierra la boca, y después bebe de su bubble tea. —Así que no. No la podré hacer.
— ¿Y si-?
—Si no es por los estreptococos, muero por hepatitis. Sigue siendo no.
Suspiro por segunda vez. ¡¿Qué mierda es un estertoscopios, o lo que sea?! ¿Por qué no solo disfruta de su bubble y ya?
—Sehun-ah, Hyung quiere un masaje, ¿lo harías por mí?
—Los deseos de hyung, son órdenes.
—Hyung está muy feliz de que Sehun-ah sea tan obediente. —Palmea mi cabeza lentamente y sonrió.
Si ahora mismo me preguntarán: ¿Quién es el controlador en la relación? Yo sin duda respondería con la emoción en cada palabra, letra, oración dicha:
Luhan-hyung. El único que controla mi vida.
• ♦ •
Lunes, siete de la mañana y clases. No son la mejor combinación. Añadámosle a esto una tremenda bulla que hacen los demás porque quieren presumir los días anteriores.
— ¡Ah, shibal! ¡Simplemente no entiendo! —Grita despavorido uno de los tantos hombres del salón.
—Menos yo, hyung. —Quizás, algún amigo suyo es quien le responde.
—En definitiva, aborrezco a las personas celosas. —Suelta.
Y es en este momento en el que mi cabeza da cientos de vueltas. Cuestionándose una y otra y otra vez, obteniendo una nula respuesta. Pensando en variadas situaciones de mi pasado y fallando dramáticamente al no obtener algo concreto.
¿Soy una persona celosa?
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