Tercer capítulo
Sonó la alarma como nunca antes había sonado. Ya es lunes y hago algo que nunca en dos años había hecho: Despertarme temprano. Porque deben saberlo, en Riveiint solía llegar a horarios congruentes que pudiera acoplar mi ser perezoso con mi ser trabajador. Despertarse a las cinco y pico de la madrugada no es congruente en ningún sentido.
Son las 5:42 a.m., ¿quién en su sano juicio se levanta tan pronto? Respuesta: Yo, yo y otros cientos de miles de pobres seres humanos que nos tocó este mundo pobre y honroso. Me levanto más a fuerzas que de a ganas, y enseguida voy hacia el baño para tomar nada más que una ducha rápida, tan rápida que apenas entrando casi salía. En menos de 15 minutos ya estoy vestido, bañado y limpio para tomar al toro por los cuernos. Acomodo algunas cosas en mi mochila—me compré una nueva mochila para ir a mi escuelita, es de un color negro cool—. Y de la nada, ya se hicieron las seis de la mañana, me dirijo a la cocina y preparo un poco de cereal con leche. Parezco un zombi recordando porque estoy en esta situación, no hay cosas peores que recordar minutos atrás de comer, eso no es sano, nadie debe pensar mientras se come, pero la vida es tan así de jodida que el cerebro se vuelve un maldito y hace pensar de más a ésta hora del día.
«
— ¡Ah! y Kyungsoo. —Me dice Junmyeon justo antes de irse. —Tus papeles estarán listos para mañana, papá quería que entraras lo antes posible.
—Era de esperar. —Suspiro, en realidad yo esperaba entrar no sé, dentro de medio año, pero conociendo a papá tenía la leve sospecha que haría hasta lo imposible porque la educación escolar de su hijo no se vea detenida en ningún momento.
—Sí, tendrás que estar puntual el lunes, es cuando entrarás.
— ¿Hora?
—Siete de la mañana y ¿podrías llegar un poco más pronto?
—...—Trago saliva— ¿Tan pronto?
—Es la hora de entrada. —Responde con burla.
—Genial, tenía tantas ganas de levantarme a las seis de la mañana. Te agradezco por decirlo, no sabes cuan feliz me haces. — digo sarcástico.
—Por cierto, papá—Voltea a verme. — Él...tiene un quince por ciento de acciones en la universidad, —suelta rápido— papá es parte de la franquicia Neibor.
—Mierda.
»
En realidad no es malo el hecho de que papá forme parte de Neibor, lo malo viene cuando básicamente estaré siendo vigilado por él, es como si hubiera entrado a la cueva del lobo. Papá no es alguien a quien deba odiar, al contrario, es extremadamente sobre protector, desde Junmyeon hasta Jongdae y yo de por medio, jamás dejaría que algo malo nos pasara si él pudiera preverlo con anterioridad. Yunho debe aprender a dejarnos ir desde que somos adultos, debería dejar que nosotros hagamos nuestro propio camino. Pero bueno, papá siempre a sido eso, papá. No sé ni porque me sorprendo tanto.
Salgo de mi casa, camino hasta el subterráneo para tomar mi tren. Llega exactamente a las seis y treinta, subo encontrándolo casi vacío, tomo lugar casi a lado de una de las puertas y en la siguiente parada se llena por completo de, en su mayoría, estudiantes y una gran minoría de adultos mayores que van hacia su trabajo. Todos —incluyéndome— con aquella mortífera expresión, nadie desea estar a temprana hora en un tren, mucho menos desean ir al trabajo —y escuela—, maldito sistema opresor.
Llego a la escuela a las 6:52 a.m., y ni yo mismo puedo creerlo; es enorme, unos cuarenta edificios —exagero—, todo se ve tan refinado y me siento mal porque ¿Quién soy yo para poder asistir a tan majestuosa institución educativa? Una vez fui a una preparatoria privada, pero no se compara con este increíble y asombroso lugar. Vamos, ¡Hay una jodida fuente hecha de un material tan jodidamente caro que me da miedo mirarla y que cobre mi alma por tal acto! Los pastizales son tan reales y perfectos que dudo se puedan secar en verano, el aire incluso es otra cosa, pareciera el aire de la más alta calidad, ¡hasta los ricos tienen su propio aire! ¿Qué hago en este lugar? ¡Yo no pertenezco aquí! Ya quiero irme a casa.
Entro finalmente, cuando ya no me quedaba de otra, carros de lujo por un lado, bicicletas de lujo por el otro, personas de lujo andando por mi derecha e izquierda, nada encaja con mi humilde personalidad, siento que ensucio el majestuoso piso gris con mis mugres de pobre; dejo de criticar y asombrarme con su asombrosa vida de ricos y voy directamente hacia el primer edifico buscando la dirección —porque papá me dio esta indicación solo para no perderme—. Los pasillos se llenan de estudiantes, los cuales van a sus clases, unos cuantos —en su mayoría, tres de cada dos que veía— demuestran que tanto tienen y muchos más hablan sin parar sobre una gran fiesta. Me cayeron mal, nadie me dio los buenos días ni mucho menos un "Hola", bueno, no me conocen ni yo a ellos, pero por cortesía con los que choqué por accidente debieron saludarme o pedir disculpas. Pero nada, todos eran unos bastardos niños ricos.
Al final encuentro la dirección—entre malas caras y choques intencionales—. Cuando entro, un prefecto pregunta mis datos solo para segundos después me entregarme unas hojas impresas, no hable mucho, él solo preguntó mi nombre al verme todo perdido a lo que asentí y de la nada ya me había entregado los papeles. La primera eran las clases que tendré, la segunda mostraba un croquis de la ubicación de cada salón, la tercera es una sobre mis datos académicos, ¿Cuándo obtuvieron todo eso si apenas hace dos días decidí que entraría a esta universidad? Respuesta: Jung Yunho, y las dos últimas eran sobre los nombres de los maestros junto con una foto pequeña de ellos, para ubicarlos.
Busco la primera clase, la cual está en el edificio de al lado. Llego al aula con ocho minutos de retardo, porque como si soy bien veloz —a eso le agregamos que me compré unos zapatos nuevos y corro bien rápido—intente llegar lo más pronto posible, abro la puerta e interrumpo al maestro quien daba una emocionante plática a sus alumnos. Se levanta de su lugar y se dirige a mí casi al instante de que abrí la puerta y que me quedé mirando con susto porque era posible que me haya equivocado, y que vergüenza que realmente hubiera ocurrido eso.
— ¿Si? —Enarca una ceja, me mira fijamente y sonrío esperando ser de su agrado.
—Soy nuevo...me perdí...—Le entrego la hoja de mis datos. No podía hacer más, en realidad no sé qué decir, ni siquiera lo ubico bien como para hablar familiarmente.
—Kyungsoo, creí que no vendrías. — Me sonríe, con una de esas sonrisas que te hacen sentir bien contigo mismo. —Espera un poco.
—Claro. —Dejé que él entrara de nuevo, que me presentará como buenos amigos y por un instante me sentí importante.
—Bien clase—comienza a hablar el profesor—, hoy les presentaré a un nuevo compañero, el viene de Goyang y es un especial. —Mi nuevo profesor me acaba de llamar especial, creo que acabo de dejar a todos impactados por tal presentación. Ya hasta me siento especial de verdad. — Por favor sean agradables con él. —Va por mí, me dijo especial, aun no lo supero, soy especial, casi me sonrojo. — Preséntate.
Y mi momento ha llegado. La verdad, ¿no les sucede que quedan en shock cuando te piden presentarte? Desde que ingresé a la dirección y de camino hacia acá me imaginé lo que diría, quería dejar un gran impacto. No sabía si el actuar todo rudo dejara un gran impacto, sería como "wow, míralo, no te acerques, puede matarte" o algo así, dejar esa imagen amenazadora para crearme respeto al instante.
Pero a la vez quería ser agradable, para que todos se conviertan mis amigos y me compren comida todos los días, sonreír mucho y cerrar los ojos al hacerlo para que todos crean que soy buena persona y al final ¡pum! Todos sepan que soy el maldito rey de éste lugar. El puto amo y señor de sus culos, o algo así, no tan presuntuoso, pero si algo que atrape a los otros para hacerlos mis lacayos.
—Hola, mi nombre es Do Kyung Soo, —Y, heme aquí, no estoy mostrando confianza ni mucho menos miedo, simplemente es el típico yo, que quiere ser agradable con los bastardos ricos que pueden comprarme comida siempre—me gusta la música, soy de Goyang, hace mucho he estado viviendo Seúl y soy becado en esta escuela. —Enumero cada cosa, porque de lo contrario olvidaría algo y repetiría lo mismo. — Espero y cuiden de mí. —Les sonrió a todos. El nerviosismo solo se puede disimular en sonrisas. Ojalá y no tenga nada en el diente, que pena. — ¿Alguna pregunta?
—Yo. —Dice una chica. — ¿Cuál es tu promedio?
—Es de 9.2— Todos se miran entre sí. Soy un jodido genio, lo sé. Y eso que llevo dos años sin haber estudiado. Envídienme porque mi promedio de hecho es de 10, pero no me gusta presumir así que le bajé unas cuantas décimas a mi calificación en el último grado de estudios que tuve. Y todo, gracias a que reprobaba exámenes a propósito. De nada.
—Gracias. — Sonríe y sus ojos se convierten en dos medias lunas. Pero que bellas son las mujeres de este magnífico lugar.
—Muy bien Kyungsoo, toma asiento—Mira por el salón—, detrás del señor Wu hay un lugar. —Señala justo en uno de los tres asientos vacíos.
Me dirijo hasta aquel lugar, que tuvo que volver a señalar para ubicar bien, como no conocía a nadie, para mi todos eran Wu, así que no sabía de cual Wu nos referíamos. La persona que se encuentra delante de mi es demasiado atractiva —yo lo admito, si mis genes fueran mejores, sería alguien igual o mejor que él; básicamente ya soy atractivo, solo que mi complexión no ayuda mucho, debería ser más alto y robusto para estar perfecto—, su mirada perdida y en modo cold, tez blanca, cabello rubio que hacen contraste con su piel, de hombros anchos y delgado. Él sabe que es irresistible para cualquier mujer, todo un jugador; bueno, yo creo que él sabe, porque bueno, ni lo conozco pero si yo tuviera su apariencia me sentiría de esa manera.
Después de dos módulos en contabilidad — ¿Por qué demonios tenemos contabilidad cuando la carrera trata de música y bailes bien chingones?—, sigue canto; el cual es antes y otra después del receso. Papá eligió mi horario y es por ello que los recesos están establecidos por default, creo que él sabe que me agrada el poder tener una hora establecida para comer, después me desmayo por el hambre y ahí sí, todos deben preocuparse. Gracias papá, muchas gracias.
Suena el timbre que indica es la hora de almorzar. Salgo corriendo del salón y me pierdo en el intento de encontrar la cafetería. Me muevo a corriente con las demás personas y la encuentro al fin, en el edificio de al lado. ¿Por qué todo es siempre al otro lado? ¡Inviertan en cafeterías para todos los edificios!
Entro y la maldita cafetería parecía un palacio. Cientos de mesas por todo lado, distintos tipos de comida en una parte, mientras que de la otra se encontraban distintos tipos de bebidas. Chefs cocinando a indicaciones, charolas de plata —exagero otra vez—, solo faltaban meseros para sentirse como un digno restaurant cinco estrellas. Digno de niños ricos.
Busco la comida con menor precio, pues no lleve tanto efectivo además de que ya soy pobre de ley. Lo único que encuentro de bajo precio son los sándwiches y compro dos. Deambulando por las mesas tratando de encontrar alguna sola, hasta que alguien me toma por detrás y me sienta a la fuerza. Con susto volteo a quien quiera que sea para demostrarle que nadie jala de mi ropita nueva y miro a los Kim.
—Creí que no vendrías— dice un muy alegre Jongdae—, te extrañé. —Pellizca mis mejillas, entrecierra sus ojos y vuelve a pellizcar una vez más hasta parar y hacerme cariñitos. —Tiempo sin vernos, Soo. —Vuelve a los cariñitos, juro que sentí como mordía mi cachete al momento en que se me acercó más de lo debido.
—Si...yo también te extra- —Junmyeon hace un gesto de negación— ¡los extrañé!... a los dos.
No paso mucho después de eso. Jongdae volvió a lo suyo y me susurró al oído cientos de veces cuanto me extrañó en todo este tiempo, me hizo sentir acosado cuando me dijo que me veía bien con los pantalones blancos el jueves pasado, pero bueno, es mi hermano y creo que miente aunque el jueves si usé pantalones azules, creo. Me abraza, deja las mejillas atrás y vuelve una vez más a decirme que me extrañó, que no pudo dormir en días por mi ausencia y cientos de cosas más. Mi última solución fue mirar a Hyung, él debe hacer que Dae se despegue de una vez por todas.
—Bueno, a comer. —Junmyeon suelta rápido, mese su charola de plata y yo miro mi pobre comida que se mese alegre entre mis manos sin nada de plata que lo cargue. — Soo, este será tu lugar. —Señala un asiento que esta entre Jongdae y él, en una mesa bien lejos de la civilización pero que se encontraba vacía por completo. — ¿Por qué sándwich?
—Soy pobre —suspiro, son cosas con las que uno debe aprender a vivir. —y no tengo para pagar la pasta que estas a punto de comer.
—Cierto. —Un poco burlón suelta.
Estábamos comiendo de lo más felices hasta que alguien se para frente a nosotros, era alto, unas muy pronunciadas ojeras, su cabello era rubio y con mirada adorablemente aterradora. Dejé de mascar mi sándwich, no sé si quiera problemas, pero los alimentos no tienen la culpa de nuestras diferencias, es más, ni siquiera lo conozco, no sé porque quería pelea en primer lugar.
—Suho-hyung, ¿quién es él? —Pregunta el chico. ¿Escucharon eso? Era un flechazo a mi frio y lamentable corazón al escuchar la tierna voz masculina diciendo "Hyung", demonios, ¿en qué momento se perdieron esas adorables formas de referirse a los demás?
—Cierto, cierto...mmm, Tao él es Kyungsoo —Me señala—, Kyungsoo te presento a Tao.
—Mucho gusto. —Le tiendo la mano la cual recibe mirando a hyung a su paso, como indeciso. — ¿Suho? —Enarco una ceja, no se me pasa ningún detalle como por ejemplo al sobre nombre con el cual se refirió Tao hacia Junmyeon.
—Así es como me dicen por aquí. —soba su cuello con la mano izquierda, sonríe forzadamente y él sonríe feo cuando lo hace de esa manera así que le tapo el rostro para que deje de hacer lo que diablos este haciendo.
—Como sea—Interrumpe Tao—, ¿eres nuevo? —Afirmo en un pequeño asentimiento de orgullo. — ¿Porque entraste tres semanas después de haber iniciado las clases?
—Ah... fue porque, hasta hoy pude transferirme, por la beca y eso. —Hablo con más orgullo, ya me dijeron que era especial, ahora solo falta que este chico me diga que tan especial soy para él y para todos en este bello y magnifico lugar.
— ¿Eres un especial?—Me pregunta, no me deja responder cuando de la nada suelta otra pregunta. — ¿Es un especial? —Ahora mira a los Kim. — ¡Oh, por Dios! —Se instala de inmediato frente de mí.
— ¿Qué?
—Eres un especial, tienes beca y eso—Toma mis manos—. Lo que tienes que hacer, es evitar a algunas personas. Simplemente ignorar su presencia. —Miro a Jongdae quien asiente divertido. — Estas personas son un peligro para ti, solo te harán tener problemas. —Ahora miro a Junmyeon quien también asiente. — Ellos son los populares, los riquillos que se creen todo poderosos en la escuela, solo porque sus padres son parte de la franquicia Neibor. —Ruedo los ojos. Un rico llamando "riquillos" a otros ricos. Que gran congruencia. Al menos yo sí puedo llamarlos así, yo si soy pobre legalmente. — Ellos harán de ti, un infierno.
—No, no creo que puedan. —Y no es prepotencia, es la verdad.
— ¡Claro que pueden! Eres un especial, es como si no tuvieras voz ni voto en este lugar. —Alto, ¿qué? ¿Qué yo no, qué?
— ¿Cómo? —Esto ya me está interesando.
—Mira...—Tao se detiene al escuchar por toda la cafetería el disturbio de los estudiantes. — Ellos, ten cuidado con ellos...
— ¿Quiénes?
Entonces todas las personas que estropeaban la vista se mueven y dejan pasar a un grupo de personas. Mujeres y hombres. Entran con arrogancia. Era como ver la película de Crepúsculo pero en vivo y en la vida real, cuando hacen una corta presentación de los Collen, y hasta pasan en cámara lenta y toda la cosa. Pues imaginemos que algo así ha sucedido. Solo que en lugar de pálidos chicos, personas de todos los tamaños y colores eran los aclamados. Me sentía también como si fuera el drama de Boys Over Flowers, hasta la canción intenté cantar pero me dio pena, que si después desafino y su entrada no se vuelve tan espectacular como se esperaba.
—Primero están ese grupo de chicas, Tiffany, Yoona, Taeyeon. —Señala Tao aun sosteniendo mis manos, nombrando las proporciones de cada una de ellas para que tenga cuidado y saber quién es cada una de ellas. — Después ellos: Chanyeol, Baekhyun y Taehyun—era un trio de chicos, uno demasiado alto junto con dos más bajos muy similares entre sí, tan similares que me llegó la duda si son gemelos—. Ellas también: Krystal, Victoria y Sully— La última la reconozco por ser la que pregunto por mi promedio— Y por último a ellos. —El chico Wu de mi salón, entra junto con otros dos uno de ellos era el mismo chico de la cafetería del otro día, el que tenía cara de retrato y el tercero no lo conozco así que no me interesa mucho, ¡quién diría que el chico propina va a mi escuelita! Le hubiera dejado más dinero para que me trate bien cuando nos veamos por acá. — Ellos son-
—Wu. —Interrumpo, miraría mis uñas pero la cara de los otros me detuvo a hacerlo.
— ¿Lo conoces? —Un incrédulo Jongdae pregunta.
—Va en mi salón, tengo que ir detrás de él—El trio aguantan el aire—. El otro, el otro rubio, el que siempre esta aburrido y desinteresado; —vaya forma de ubicar a alguien, eres grande Kyungsoo— también lo conozco—Abren los ojos de sorpresa—. Aunque cuando lo conocí era castaño.
— ¿Conoces a Oh Se Hun?— Pregunta Tao, asiento, o bueno, creo que si hablamos de la misma personas. — ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
—Lo conocí en una cafetería, era mi mesero y fue hace casi 3 días, le deje una propina de 7,000 wons. —No es que sea medio avaro, pero solo recordé la propina que deje, ese rostro que ahora disfruta de esos siete mil no se me olvidará jamás.
— ¡¿Qué tú qué?! —Exclaman los tres.
—Le di propina, porque compré un café de 3,000 wons y yo solo tenía 10,000. Y fue todo—Los tres por fin respiraron— ¿Quién es el otro?
Un chico de piel bronceada, mirada pérdida—aburrida en pocas palabras, hasta me dio aburrimiento de solo verlo—, andar arrogante, cabello rubio platino perfectamente acomodado —Le pediré el número de su estilista—, labios pulposos y grandes; que, no es por juzgar pero creo que trae bálsamo labial y por eso se le ven tan voluptuosos.
El grupito de los rubios.
—Tu peor deseo—Contesta Junmyeon casi al instante—. Es algo similar a lo que quieres tener, después lo tienes, cuando quieres volver a tenerlo...es imposible obtenerlo de nueva cuenta.
—Lo siento... no te entendí. —Le digo— Explícate.
—Es como cuando haces un pastel...
— ¿Tu cocinas? —Le interrumpe Tao y yo afirmo orgulloso. Mi cocina es la mejor de la mejor. — Genial.
—Continúo...Es como cuando haces un pastel, al cual le pones demasiado empeño y como resultado te queda perfecto. Entonces, cuando lo comes te sientes en la gloria, es tan fantástico e increíble el sabor de ese pastel. Entonces, como cualquier cosa material, algún día tenía que terminar y ¡puf! comes todo tu pastel. —Ugh, me dio hambre de solo pensar en un pastel, hyung es muy bueno contando historias de comida—Cuando quieres volver a hacer el mismo pastel, con los mismos ingrediente, mismo procedimiento, mismo todo. Simplemente sabe similar pero no es igual. —finaliza, gira y mira a donde el grupo de rubios esta pasando—Kai es ese primer pastel, es único y no lo puedes volver a probar.
—Oh— Miro asombrado la explicación—, ¿entonces, podemos comer?
—Claro— Me responde Tao—, ¿pero porque comes solo sándwiches?
—Soy pobre, lastimosamente.
—Oh, mañana compartiré de mi comida contigo, ¿bien? —Aw, que linda la gente de éste lugar, se merecen el cielo y las estrellas. —Ya que eres mi dongsaeng.
—No te preocupes. —meneo mi mano, me agrada la idea pero no me aprovecharé a la primera, que me lo proponga dentro de dos días y ahí si aceptaré—Por cierto, soy tu hyung. Tengo 20.
—A- —Se me queda mirando y después le pregunta a los Kim— ¿Es enserio? — Ambos asienten. — Pero te ves tan pequeñito y lindo.
—No soy lindo.
—Sí, si lo eres, hyung—esa agradable y tierna pronunciación me hace sentir cientos de cosas, por un lado me derrito pero por el otro me molesto, es algo bien raro—. Eres lindo y de tamaño bolsillo para poder apapacharle. — Está a punto de tomar mi bello rostro cuando un asustado Jongdae lo detiene.
—Yo no haría eso si fuera tú. —Le advierte. Ay, ni es para tanto. Él lo hace y no le digo nada.
— ¿Por?
—Porque, algo muy maligno se encuentra en ese tierno ser.
— ¿Cómo?
—Rompió un horno de panadería— Le dice Junmyeon— No hay explicación lógica para eso.
—Eso fue porque-
—Eh, disculpen...Kyungsoo, ¿puedo hablar contigo un momento? —La voz de una chica hace que los cuatro en la mesa le prestemos nuestra atención.
Primer día y las mujeres están buscándome ya, diablos, soy un gigoló.
----
Hola :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top