Séptimo capítulo



Solo han pasado 3 semanas desde que ingresé a Neibor. Para personas que estuvieron desde el inicio llevan 6 semanas. Y ya estamos en vacaciones. Jodida Neibor ¡te amo!

Es jueves y es la última semana de escuela. Tao me invitó por un bubble tea —No quería ir solo y fui un blanco fácil, ya saben, como siempre el rico queriendo humillar al pobre—. Salí a las dos de la tarde, además ya no tengo clases extra por las tardes, por eso amo tanto los jueves, no tengo que regresar.

—Así que, estás feliz por tus vacaciones. ¿Por qué? — ¿Acabo de escuchar bien? ¿él no preguntó la razón lógica de mi alegría, cierto?

— ¡¿Porque?! —lo miro incrédulo— Mi pequeño Panda, las vacaciones son lo mejor y la única cosa buena que una escuela o un empleo, puede tener. Es como un sueño hecho realidad— mi rostro se ilumina—. Entramos en agosto a la universidad, ya estamos en septiembre y nos darán unas benditas vacaciones de ¡casi un mes! Es como la gloria. Disfrutar de un fabuloso descanso siempre es lo mejor.

—Yo no diría lo mismo—Comenta mientras sorbe de su bubble tea, su rostro se opaca como si estuviera recordando algo horrible y por un segundo tengo compasión de él—tengo que trabajar con mi padre... y tú—me señala— debes hacer lo mismo, Suho-hyung dijo que sobrevivías a base de cereal, huevos y sándwiches...deberás trabajar para alimentarte bien.

—Yo no necesito trabajar. —lo digo con una gran sonrisa bribona, casi pegándole al descaro.

— ¿No? ¿Por?

—Porque mi papá me envía dinero cada-mes.

Y todo termina aquí, en ese maldito recuerdo, llegando cual flashback en el momento menos indicado, golpeando todo lo que encuentra a su paso y matándome al saber que posiblemente la cagué.

«

Espera, lo importante e interesante viene... Yo seguiré viviendo aparte, trabajaré. Lo único de lo que te harás responsable será en pagar la carrera, en cuanto a lo de vivir solo yo... trabajaré y no me darás sustento mensual. Cancela la cuenta de banco para no sacar nada y comenzar a independizarme.

»

—Mierda, Tao, ven.

Corremos lo más rápido que podemos hasta llegar al banco más cercano. Lo encontramos, paso la tarjeta azul por el cajero automático, necesito verificar algo. Si he de morir que sea por conocimiento propio y no pasar vergüenzas el día de mañana.

Suspiro. Pego mi cabeza contra el vidrio protector del cajero. Sollozo en silencio, niego frenéticamente, ahogo un grito en mi garganta y siento que es el fin.

—Tao—él solo murmura un «¿Sí?» —, necesito un empleo. —Es mi final. Se acerca y pone una mano sobre mis hombros, tratando de consolarme.

—Lo siento.

Vamos fuera de aquel lugar, mi cuerpo salió pero mi alma se mantuvo frente al cajero automático...mirando aquellos números, mismos que me hacen saber quién soy en estos momentos al igual de lo que valgo en ésta vida.

230'000 wons

—Qué te parece si trabajas en la empresa de mi familia—Me sugiere Tao—. Hay vacantes y la paga es buena.

—Eh...—No quiero trabajar en una empresa...—No quiero abusar de nuestra amistad—él solo niega—, además yo solo canto y bailo, no quiero que se molesten contigo por contratar a un animador de fiestas.

—Si lo pones de esa manera...

Seguimos un camino sin rumbo fijo, Tao bebiendo de su bubble tea y yo, buscando en cada tienda ese rectángulo amarillo con unas simples palabras "Se buscan empleados". Para mi suerte no encontré ninguno y vaya que mi suerte es tan pésima y mala que me sorprendo cada vez más, cada que quiero encontrar algo encuentro absolutamente todo lo contrario; como lo es Neibor, como ejemplo, esperé que la chica más jodidamente hermosa y atractiva se enamorara de mí, y ¡diablos! ¿Por qué un hombre, eh? ¡Mi suerte es cada vez peor!

Tao me lleva en su auto, no era demasiado lujoso, pero podríamos pasar desapercibidos; es un Hyundai azul, un poco similar al de mi entrañable amigo Sehun. Conduciendo por las transitadas calles de Seúl, lo encuentro. Ese anuncio, ese bendito y sagrado anuncio que me sugiere salir corriendo y pedir prestado en lugar de trabajar. Como todo hombre, lo arrobo y voy hacia ello, siempre tomando al toro por los cuernos, esa clase de persona es Do Kyungsoo, nunca se arrepiente de nada, o bueno, espero no hacerlo.

Hago que Tao se estaciones y más rápido que el viento corro hasta aquel lugar. Parecía ser una discoteca, pero a la vez un bar y por si no fuera poco, un restaurant. Era tres en uno, bien raro. Me adentro aún más mientras Tao me sigue por detrás, al vislumbrar todo el lugar, me detiene la mano del panda.

—Ge, esa persona, ¿sabes quién es?

— ¿Quién? —Él me señala a un muchacho de cara regordeta, cabello corto cobrizo. Nariz pequeña, dientes de ardillita, tan similar a un niño. ¡Encantadoramente adorable! Casi me derrito al ver sus dientes, juro que son los más lindos dientes que he visto jamás.

—No. —Respondo con total sinceridad, no me gusta mentir...o bueno, no tanto.

—Él es Minseok... —se acerca a mi oído y de la nada me susurra—: Xiumin—Pego una mueca afirmando, en realidad no sé quién es, pero el chisme es chisme— es uno de los chicos flor de Neibor.

—Oh... ¿Qué hace aquí?

—No sé, quizá sea una de las propiedades de su familia...—wow, eso no lo vi venir—no se sabe mucho de él. —Con franqueza me confiesa—Muchos dicen que es más rico que Kim pero no tanto como los Jung—Mi ego aumenta. Tao indirectamente me ayuda a aumentar mi orgullo de hombre trabajador y multimillonario. —. Pero que no le gusta demostrar cuan superior es. —continúan los susurros, ahora Xiumin se ha acercado a un grupo de "meseros" y de la nada, la carcajada sale de ese pequeño grupo de cuatro. —Otros dicen que no le gusta hablar de su familia porque son de la mafia, y eso sería echarlos de cabeza; eso si es que aún no están presos. —Bueno, eso tampoco lo vi venir, digo, hace un segundo lo vi reír como todo adulto joven normal y Tao me dice que es peligroso, bueno, no creo mucho esa parte. Tal vez sea alguien peligrosamente tierno, entonces ahí si creería hasta lo último.— Muchos más dicen que no habla de su familia, porque no tiene una—se me queda mirando—, ¿sabes a lo que me refiero? —Asiento, pobre chico, su sonrisa parece tan sincera— Otros más, comentan que es el hijo de la amante de un rico empresario y tiene pena de ser juzgado por eso.

—Wow...sí que se dicen muchas cosas, y de mí, ¿Qué se dice? —Pues ya que estamos en esto, debo saber qué es lo que los demás piensan de mí, para entender más o menos a l oque me estoy enfrentando.

Mirándome de reojo, sin saber que decirme, Tao sorbe de su bubble tea, niega y ante el pequeño empujón que le di, sus palabras salen sin maquillaje alguno, tal cual lo pensó salieron.

—Que eres un pobretón, un juguete, das lástima, te tienen pena y algunas dicen que eres guapo—mi ego aparece de nuevo, obviamente ignoro lo primero y me quedo bien en claro con lo último—. Otros que eres feo, pero yo creo que eres adorable, Ge.

—No soy adorable. —Dibujo esa pequeña línea imaginaria donde a Tao queda muy en claro que no me gusta esa palabra.

—Sí, si lo eres. —Y como lo pensé, ignoró la línea. —También eres lindo y tierno.

—No soy tierno. —Le recalco, no molesto, bueno, sí, sí me molesté un poquitín.

—Oh, sí lo eres.

—No, no lo-

— ¿Se les ofrece algo? —Nos interrumpe un chico, con cara de bollo. Derramaba lindura por todos sus poros. Frunce un poco el ceño y los labios; tratando de mostrar seriedad en su rostro, pero lo que logra es hacer un gesto que casi nos hace desmayar. — ¡Oh, Taozi! —Sus ojos se hacen más grandes por la sorpresa, separa sus labios provocándonos babear al instante— ¿eres Taozi, cierto? —Ahora más avergonzado pregunta, rasca su cuello y agacha la mirada en son de pena.

Aww, sí.

— ¡Yo soy tu fan! —Grita de la nada, levantando su mano derecha y señalándose con la izquierda.

—Mí ¿qué? ¿Porque? —Creo que yo reaccionaria de la misma forma de Tao, todo eufórico, incrédulo y apenado.

— ¡En el Wushu! ¡Tus presentaciones! —Toma sus manos y siento como Tao se estremece, estando a todo y nada de desmayarse. — Eres tan genial. Tan cool. Y esa mirada que das al final de cada presentación... es tan...—creo que intenta imitar la tan llamada "mirada de muerte" y el ternuramometro está en su punto máximo, a punto de explotar y hacernos morir de dulzura. Tao suelta un chillido nada masculino. —increíble.

Yo, yo, yo, yo. —Tao se queda bloqueado con un "yo-yo".

—Yo venía por el anuncio de afuera. —Interrumpo el bloqueo de los "yo-yo", relajo mi rostro, intento hablar con seriedad; fallo cuando un pequeño gallo sale al decir anuncio, pero lo ignoro demostrando que soy perfecto y que no me importa nada.

Dios, es tan raro que piense que un chico es lindo, pero ¡Diablos! ¿Existe alguien como Minseok en todo caso? Maldición, es un chico sí, pero, ¿Por qué es tan lindo? Digo, ¡Ya no sé ni que digo o pienso! Maldición, él me está afectando más de lo que debería. Luhan es como una chica, pero no creo que sea lindo, bueno, lo conozco desde siempre, y no se me hace lindo en lo más mínimo, pero Minseok, ¡demonios! ¿Por qué no puedo dejar de pensar en sus lindos dientes?

Creo que tengo un fetiche a los dientes.

—Claro ven conmigo—Lo sigo hasta llegar a una puerta, no le miro el rostro, no quiero perderme otra vez en su lindo y tierno rostro o esos pequeños y tiernos dientes, nada de eso—, pasa.

Cuando entro, Minseok le dice a su jefe —o creo que es el jefe, no es que sea brujo o adivino, pero cuando entramos él mismo se refirió al hombre "jefe"—el por qué mi visita y se aleja, dejándome solo y abandonado con un desconocido señor del cual no sé absolutamente nada porque no está Tao a mi lado, chismeando lo que sabe de las personas a nuestro alrededor. Solo entiendo algo, y es porque mis ojos lo están viendo, es un hombre mayor, de unos 40 años y obviamente dueño del lugar.

El señor me pide que tome asiento. Me comenta cual es la paga, que es lo que debo hacer. No llevo conmigo mi curriculum pero le hablo sobre los empleos en los cuales he trabajado —omitiendo claro, las razones por las cuales me despidieron—. Me habló sobre las prestaciones que se tiene a estudiantes. Él me estuvo comentando sobre algunos "espectáculos" que hacían los empleados cada cierto tiempo; razón principal de que muchos no acepten el empleo teniendo buena paga.

Tal vez, uno de los rumores sea cierto y Xiumin tenga familia mafiosa, por lo cual venden a las personas o droga. Estuve por decir un «NO» pero fui interrumpido. Aclarando lo que conlleva el espectáculo.

—Hacen un show. — ¿Se desnudan? ¿Venden su cuerpo? —Deben cantar, bailar o actuar; es algo como una tradición.

Suspiro.

—Creí que era algo peor. —Confieso sintiéndome libre, tomo una de sus manos, esto es nada de lo que llegué a creer, ya estaba viendo mi vesícula junto a mi hígado en una mesa por uno de los "show's".

—Eso no es todo...Cuando llegan estas fechas, los clientes pueden, como decirlo ¿retar? Si, retar a los empleados. —Asiente ante su idea—Sí, y si por mayoría de votos, el cliente gana; hay dos opciones, que no te paguen el día o que seas una clase de esclavo por 24 horas; claro, teniendo prohibido ciertas situaciones...Esa es una de las razones por las cuales muchos declinan.

—Y si yo gano, ¿qué pasa?

—Ah, pues...se da una propina mayoritaria. Casi la mitad de tu salario, lo ganas en un solo día.

— ¿Cada cuando sucede esto? —Suelto su mano e intento hacer cuentas, si no quiero pasar hambre debo tener todo en cuenta para ver cuando desayunar y cuando no.

—Por lo regular cada fin de mes...por tres días, más o menos. Aunque hubo una ocasión en que duró toda una semana.

—Entonces, ¿Por qué la mitad de mi salario? —Las preguntas nunca se terminan cuando se pide empleo, eso lo aprendí desde la primera vez en el cual me contrataron, si no ponemos las cosas claras después los rufianes de los jefes se aprovechan y-

—Oh, veras...—dejo de pensar y me propongo escuchar—los clientes por lo regular dejan propinas a quienes actúan, y si el cliente pierde; deja una propina un poco más elevada.

—Acepto. —Fin, esto terminó aquí.

— ¿Aceptas? —Su mirada se ilumina—Wow, eso fue rápido jamás creí que alguien quisiera trabajar con las-digo, claro, por supuesto, mañana mismo si no te es complicado puedes comenzar. —Estrecho mi mano, él la presiona con un poco de fuerza y después de un pequeño monologo de introducción me deja ir, toma su teléfono cuando abro la puerta y pide a alguien de favor un nuevo uniforme porque el mero mero (yo, jeje) acaba de aceptar trabajar. Claramente no dijo eso, pero así lo sentí. En cuanto salgo voy hasta donde Tao y lo encontré hablando con Xiumin de lo más tranquilo.

—Hola —interrumpo—Tao nos-

—Kyungsoo, ¿trabajaras conmigo? —Hace un gesto, haciendo que me dé un paro cardiaco por tanta lindura— ¿Verdad que si? —Hace un tierno puchero y siento que me dará diabetes.

¿Cuándo supo mi nombre? Creo que soy el hombre más feliz del mundo.

—Sí. —chillo como una colegiala. Y no sé porque demonios lo hago, pero la situación lo amerita.

— ¡Soo! —Grita Minseok con toda emoción.

— ¡Minnie! —Le respondo.

— ¡Abrázame! —Esta si es confianza, con un carajo. Hace no más de treinta minutos ni lo conocía y ahora estoy a nada de abrazarlo porque espero que se haga mi amiguito de por vida.

Corro los cortos 40 centímetros que nos separaban, dando un abrazo de oso; cualquier persona que nos viera, no sabrían donde inicia uno y donde acaba el otro.

— ¡Felicidades! —Palmea mi espalda, no sé en qué momento esto se volvió tan íntimo. Hasta pareciera que nos conocemos de toda la vida. Y éste no soy yo, yo no soy un fácil, a mí me deben ganar de poco a poquito, pero con Minseok, su ternura me ganó desde la primera vez que lo vi.

— ¡Tao! —Y no hace falta decir quien dijo eso— ¡Abrazo!

Y Tao se unió a nuestro empalagoso abrazo-de-oso-versión-sándwich entre desconocidos.



• ♦ •



Los primeros días, no fueron del nada difícil. Solo tomaba órdenes y entregaba. Las personas en el restaurant eran comunes, totalmente distintas a las prepotentes en Riveiint.

En el bar todo era normal, sin ningún hombre tratando de toquetearte por ser menos que él. Y la discoteca, todo igual. Solo gente bailando, otras bebiendo, algunos ligando y otros pocos comiéndose a besos de tan ebrios que estaban.

Mounter, se dividía en dos pisos, un subterráneo y una pequeña azotea. La primera planta era donde se encontraba el restaurant. La segunda planta, se encontraban los baños y vestidores; la segunda oficina del jefe; el almacén de herramientas y bebidas, además de unas escaleras que dan a la azotea. El subterráneo, es donde se encuentra el bar y la discoteca. Es un lugar mucho más amplio que el restaurant.

El restaurant, abre desde las 9:00 de la mañana, hasta las 9:00 de la tarde, en un total de doce horas.

El bar (el cual se encuentra a lado de la discoteca), desde las 5:00 de la tarde hasta las 2:00 de la madrugada.

Por último la discoteca, abre sus puertas de 10:00 de la noche hasta las 2:00 de la madrugada, aunque hay un horario especificado para cerrar, si la cosa se pone intensa —o sea que hay mucho ambiente— se perdonan hasta cuarenta minutos extras como máximo, todo por parte de la casa.

En total trabajamos 20 personas—aparte de los de seguridad y los chefs—de los cuales siete se encuentran el turno matutino y trece en el nocturno.

Mi turno inicia de 6:00 de la tarde a 11:00 de la tarde, pero solo los lunes —pero todo cambiará, por eso de la escuela— y miércoles de 9:00 de la tarde a 2:00 de la madrugada, contando con un día de descanso.

—Hey, Kyung—Me habla Xiumin, éste encantador humanito del universo. — ¿Feliz por las vacaciones?

— ¿Feliz? Es lo único bueno tiene la escuela.

Me rio y Xiumin me sigue. No puedo creer que ya sea lunes. Él me mira y me sonríe. Minseok, a pesar de tener un aspecto lindo tirándole a lo adorable, es un golpeador nato. Y de eso no me queda duda alguna.

El sábado pasado, ambos nos tocó el turno nocturno, junto a otros 5 más. Eran ya casi las 12 de la noche. El relajo en aquel lugar se incrementó, gente ebria bailando como si su vida se valiera en eso. Dos tipos comenzaron a pelear. Yo servía las bebidas—me hice un experto ante el corto entrenamiento de dos horas del mismo sábado que obtuve por parte de Junsu— y Xiumin en ratos las llevaba hasta la mesa, en otros hacia mi trabajo y yo el suyo —nos rolamos los puestos—. Junsu y Nichkhun llegaron apurados preguntando por los de seguridad, Xiumin notando la desesperación de nuestros compañero preguntó la razón por la cual estaban exaltados.

Junsu fue rápido, no pensó de más en sus palabras y con un simple movimiento lo dijo todo: dos ebrios peleaban por no sé qué cosa. El bollo corrió a detener el conflicto sin asustar a las demás personas.

Le pedí a Jia —compañerita de mi trabajo— que me relevara y acepta. Corro hasta donde Xiumin.

Un hombre tres cabezas más grande que Xiumin y sobre todo más corpulento le grita vulgaridades a otro. El insultado —igual de alto pero más corpulento— se lanza contra el primero y lo golpea; caen al suelo. Las mujeres que se encontraban sentadas, ahora están sobre los sillones gritando ayuda.

Minseok se mete a la pelea y trata de separarlos; quita al que está encima del menos corpulento; éste en un arrebato de enojo lo golpea. Ahora Minseok ha conseguido obtener el labio partido, caer en el sillón y su comisura del labio sangrar. El agresor por su parte regresa a golpear al otro, quien ya reacciona un poco mejor.

Camino lo más rápido que puedo por entre la gente y voy —o intento ir— por Min-eh quien en shock, continua sentado reaccionando por lo ocurrido. Estando a pocos metros de él, se levanta y me detengo. Como que algo cambio en un santiamén.

Con su dedo pulgar limpia la sangre que sale de su comisura. En su mirada hay furia y enojo, ya no es el pequeño, lindo y tierno bollo; ahora es otro. Ay, hasta me dio miedo por un segundo, no quiero ser la persona que lo ha provocado.

Toma del brazo al que lo golpeo. Lo tira al suelo, haciendo que su cabeza choque contra la mesa de cristal, provocándole un pequeño rasguño en su frente. El hombre se levanta y en el transcurso toma un vaso de vidrio lanzándoselo a Min, este por acto reflejo, se cubre con su antebrazo haciendo que el vaso golpee esa parte. Mira al corpulento y le dedica una sonrisa de medio lado, junto a su puño. El hombre cae contra el sillón casi inconsciente.

El segundo hombre se lanza contra Xiumin, cayendo ambos al suelo; quien recibió el golpe fue Min-eh. Una vez en el suelo, Min hace un movimiento casi imposible para una persona normal y en menos de cinco segundos; su pie esta sobre el cuello del corpulento hombre que se encuentra en el suelo, mientras él está parado con una sonrisa casi sádica.

El hombre golpea su pie para que lo quite, pero al parecer sus golpes no son demasiado fuertes para cumplir su cometido. Toma una botella y la rompe contra la pierna de Xiu, quien la quita pero de inmediato hace presión con la suela de su zapato, en el hombro de aquella persona. Fue doloroso ver como pegaba unos desgarradores gritos, la música acabó y aquellos gritos ahora sucumbían todos el lugar junto al lloriqueo que aquel hombre pegaba... era como si le estuvieran mutilando el hombro.

Cuando llegan los de seguridad sacan a los ebrios aquellos. Xiumin por su parte sonríe encantadoramente, diciendo que todo está bien.

Todo fue tan rápido, si no lo hubieran visto, jamás creerían que aquella pequeña y tierna persona desmayo a un hombre más grande que él con su puño y que al mismo tiempo hizo llorar y rogar por su vida a otro.

Me llamarían loco por creerlo y mentiroso por inventar tal historia. Pero era cierto, yo tampoco les creería a los demás si me dijeran lo mismo.





Notas importantes de su autora:

No puedo centrar los textos DD:

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