Hannie
Imaginemos que el nombre está en cursivas para que sea más dramático.
○ ○ ○
«Lu Han»
Beijing, China. 2000
— ¡Maestra! —Gritan con desespero, cierro los ojos y solo espero a que dejen de mirarme por un segundo.
— ¿Qué paso? —Responde ella, mientras anota algo en el pizarrón. El sonido de la pisa golpeando es realmente irritante. Cierro un poco más los ojos, con fuerza los presiono para no abrirlos nunca más.
—Otra vez huele feo—mala idea abrir los ojos, todos voltean hasta donde estoy. Yo solo miro la pared, avergonzado—. No le hizo caso, maestra.
La maestra deja de escribir. Pone su libro junto a su bolso que está en la enorme mesa, suspira y aquella horrenda mujer saca algo de su bolso de mano. Camina hasta mi asiento y me preparo para ser regañado.
Olfatea, y su horrible rostro se arruga, haciendo una mueca de desagrado. Comienza a rosear aquella olorosa loción por todo mi espacio. Cierro una vez más los ojos, mis manos se empuñan por inercia y solo cuando las diminutas gotas dejan de caer me relajo. Suspiro un poco y rasco la nariz.
— ¿Sabes siquiera que es el jabón? —Me regaña, yo solo bajo la mirada— ¡Te estoy hablando! ¡Responde cuando te pregunte algo! ¿Lo conoces?
—S-si...s-si l-lo conozco. —respondo asustado.
—Pues para la próxima, úsalo—Y comienza a rosear de aquella olorosa loción.
La hora del recreo llega, como era de esperarse, nadie se me acerca. Todos tratan de evitarme. Saco mi almuerzo, esperando que a mamá no se le haya olvidado esta vez. Y miro, un sándwich con jamón y jitomate. Relamo gustoso, una de las comidas que más me gustan. Estoy por comer aquel delicioso alimento, pero recuerdo algo. Debo lavarme las manos antes de comer. Y eso es lo que hago, voy al baño y me lavo las manos. Ahora si a comer.
Antes de salir de la escuela la maestra me detiene para advertirme algo.
—Luhan, si mañana no llegas limpio al salón, yo misma te haré el favor de lavarte. ¿Entendido? —Deja la advertencia.
—Sh-si, maes-stra.
—También quiero que llames a tu mamá.
—Uhm... ¿Pa-para qué?
—Ocupamos hablar con ella.
—S-sí.
Saliendo de la escuela camino hasta casa. El camino es un poco largo, pero no tengo dinero para el bus así que disfruto por el momento del largo y extenso camino que debo recorrer de la escuela a la casa.
Quizás no sea el mejor lugar para vivir, he escuchado en varios lados que donde vivo es uno de los lugares más peligrosos —O de lo más "bajo" en toda la ciudad—. Recuerdo que le llamaban la "zona baja" de China, no importa mucho la verdad. Las casas de por aquí quizás no sean tan bellamente adornadas como en otros lugares, y hasta la seguridad sea nefasta, pero me gusta. Hay personas amables y otras tanto no tan agradables; pero debo aceptar que no me miran mal las personas de por aquí, y eso, en gran manera, es lo mejor que puede tener esta zona baja.
Llego, la puerta tiene una cadena con un candado por fuera, aquí hay solo de dos: mamá se fue o mamá no quiere que la molesten. Toco la puerta, tal vez alguien esté dentro. Meto mi pequeña cabeza por la ventada y pues, ya tiene un vidrio roto, mi cabeza cabe a la perfección. Lo único que escucho son ruidos raros. Es mamá.
Meto la mochila por aquel lugar, cae y hace un ruido hueco. Yo me voy a jugar. ¿A dónde puedo jugar en este lugar? Niños casi no hay. ¡Ya sé! Busco entre los botes de basura y lo encuentro. Un balón de futbol. No tiene aire, pero aun así lo puedo patear. Entre el sucio callejón, coloco dos bolsas de basura, de extremo a extremo. Ya está lista mi portería.
Alejo el balón a cierta distancia. Me preparo para tirar. La tribuna aclama mi nombre, alzo el rostro y me veo en la inmensa pantalla. El marcador 3 – 3, este gol es el decisivo. Si lo anoto, China es campeón del mundo. Soy la esperanza. El portero me teme. Soy el mejor. Estabilizo mi respiración. Fijo mi meta. Un paso, dos, tres, troto. La punta del pie toca el balón y a gran velocidad el balón vuela. Cierro los ojos y caigo de rodillas. Los gritos de los demás me hacen saber el resultado. Los comentaristas gritan, felices. Con aquella pasión.
¡GOOOOOOOOOOL! ¡GOOOOOOOOOOOOOOL! ¡GOOOOOOOL!
¡GOOOL DE LU HAN! ¡CHINA ES CAMPEÓN DEL MUNDO! ¡GOOOOOL!
Mis compañeros me cargan. Me dan vueltas, y gritamos lo más que nuestras gargantas nos dejan. Somos unos ganadores.
—Ge. —interrumpen mi festejo.
— ¿Uhm? —Dejo mis manos al cielo, ahora mis compañeros de equipo desaparecen uno por uno hasta quedar completamente solo.
—G-Ge...a m-mamá...hombe mal-lo l-le eta p-pegano. —Inicia a llorar.
—No, no, no—lo abrazo y limpio sus lágrimas—, mamá está jugando.
— ¡No! Mamá eta gli-gli-gritando
—Ja, ja, ja, ja, ¡Hansol! Ja, ja, ja, los adultos juegan así. —aplaudo, ¡vaya imaginación de mi pequeño hermanito!—Parece que están peleando, pero como ellos son más grandes, no pelean, ¡solo juegan!
—Ah~, —Abre sus labios, sorbe de la nariz y se rasca el cuello— Ge... ¿Qué haces? —Se limpia las lágrimas con sus pequeñas manitas. — ¿J-jugamos a balón?
¿Cómo podría negarme a esa regordeta y rechoncha carita de bebé de mi pequeño hermanito? ¡Imposible! No puedo ni siquiera pensar en jugarle una broma porque sé que llorará y eso es lo que menos quiero que haga.
—Sí. —Suelto rápido, dejo caer el balón a su lado y lo animo a que lo pateé para iniciar el juego.
Comenzamos a jugar. Yo le ganó a Hansol por mucho —casi por cien goles—. Después de un rato, el estómago de Hansol comenzó a hacer ruidos graciosos.
—Hansol, ¿tienes hambre? —Pregunto, sonrío de oreja a oreja porque tengo una gran sorpresa para él.
—Sí, mamá etaba jugando con el señor desde la man-ñana y no comí.
—Vamos a comprar algo, ¿qué dices?
— ¡Sí!, —se detiene— ¿Ge, tienes dinero? —Pregunta, aww, Hansol es tan lindo.
—Sip, —lo sorprendo mostrándole todos el dinero que traigo de mi bolsillo— me lo encontré cuando venía de la escuela.
— ¿Por qué yo no voy a la es-cuela? —Intenta decir cada palabra tan bien, que no para de ser lindo. Aww, nuestro Hansol es el niño más bonito del mundo.
—Porque, yo te voy a enseñar. —Suelto, tomo su mano y caminamos— La escuela no es muy bonita. Mejor te enseño yo.
—Bien.
— ¿Qué quieres comer?
—Uhm. —Piensa, después una gran sonrisa aparece. Es gracioso verlo sonreír porque le falta un diente. — ¡Una banderilla!
—Pero eso no es comida. —Regaño y en esa bonita carita aparece una leve mueca de tristeza.
—Pero yo quiero una...el otro día Shinyu comió una, y se veía muy rica.
—Está bien. —No puedo, por más que pueda, no puedo negarle algo.
Tomo su pequeña mano y caminamos hasta un puesto de comida justo donde vendían las banderillas. Pedimos cinco, tres para Hansol y dos para mí. Después le pedí otras cuatro para llevar, Mamá va a tener hambre. Le pago a la señora y ella me regresa mi cambio. Llevo una bolsa de plástico negra, donde están las banderillas; yo quería regresar a casa pero Hansol quería jugar en las máquinas de monedas y realmente, no me pude negar.
Estamos jugando "The King of fighters", Hansol es bastante bueno, yo no sabía cómo poner los poderes o las patadas o absolutamente todo movimiento de mi personaje. Una señora pasa y accidentalmente vierte agua mojando a mi didi en la cabeza.
—Ups...Perdón. —Las risas salen a lo lejos.
Me quito el chaleco rojo de la escuela, y comienzo a secar su cabecita esperando que no se fuera a resfriar.
— ¿Estas bien?
—Sí. —me da una de sus bonitas sonrisas.
Por su cuello puedo notar la mugre que se estuvo escurriendo, dejando ver algunas partes de su cuello más claras y otras más obscuras. Vaya accidente. Quizás nosotros no seamos las persona más limpias, o las más bellas, ¡pero eso no se debe hacer! La "zona baja" lleva días sin agua, que digo días, ¡lleva meses! Se deben pagar servicios para obtener todo lo que ellos desperdician como si fuera nada. En estos momentos realmente estoy aborreciendo a las personas de la zona "no baja".
—Vámonos. —apago la máquina, le obsequio una sonrisa a mi hermanito y volteo a ver a quienes siguen riendo. —Ya es noche.
Salimos de aquel lugar, tomando una ruta nueva antes de llegar a casa. Vamos a una tiendita a comprar un jabón. Más vale prevenir, mi maestra puede —realmente—bañarme ella misma, y lo acepto, lo único que llevo días sin lavar es la ropa pero por mi parte, suelo bañarme como tres veces a la semana —vuelvo al tema del agua escasa— si no es que más.
Llegamos, la puerta ahora ya no tiene ningún candado o cadena. Entramos. El lugar es un chiquero. Ropa sucia tirada por un lado, cobijas en el suelo, un olor desagradable que proviene del baño. Para un niño de solo siete años —yo—, no se le hacía tan desagradable este lugar. Su hogar, es lo mejor después de todo. Hansol me ayuda doblando lo que puede, despejo de poco en poco el piso y la verdad, no se ve tan sucio si solo acomodamos las cosas bien. Sigue oliendo un poco mal el baño, pero ya se ve mejor.
Caminamos un poco más y el sillón tiene unas manchas blancas que huelen raro. ¿Qué serán? Huele feo. Hansol está por tocar aquello y yo lo detengo, tal vez sea veneno. No quiero que mi Hannie muera.
Vamos a la habitación de mamá para avisarle que ya llegamos, y ¡sorpresa! está dormida. Como siempre. Hansol corre hasta donde ella esta y besa su frente, avisa que ha llegado y planta un beso más. Hansol me pide que vaya, que mamá está a punto de despertar y que necesita que le deseemos los dulces sueños. Hago lo que me pide, beso la coronilla de mamá y ella abre los ojos de poco en poco, «Los amo», se escucha bajo, «Y nosotros a mamá», respondemos a coro.
Voy a la cocina y el lugar es un asco. Platos sucios, cucarachas y demás animales, caminando con libertad por toda superficie. Los trato de matar pero, muchos corren. Abro la llave del fregadero y sorpresa, no hay agua. Otra vez.
—Hannie ven, vamos a bañarnos—tomo un poco de ropa, la más limpia que puedo encontrar. Para ambos. —Vamos.
—P-pero, mañana ya me bañé.
—Ja, ja, ja, Hannie se dice "ayer", —corrijo—mañana aun no sucede. Es futuro.
—Pero, pero...mañ-ayer me bañé.
— ¿No me vas a acompañar? —puchereo.
—Sí, Ge. —Se resigna, levanta su manita y la tomo.
—Vamos.
Dejo la ropa en el patio. Caminamos, tocamos la puerta de uno de nuestros vecinos. Sale un hombre alto, medio gordo, siempre esta vestido de blanco, lleva el cabello para atrás con mucho gel. Solía llevar bigote pero ya no, y ahora solo quedó el rastro de aquello.
— ¿Qué? —Pregunta, Hansol toma mi mano con más fuerza.
—Veníamos a-a...uhm... ¿nos regalaría agua?
— ¿Otra vez? Sí que quieren salir de ese mugroso mundo—Se le queda mirando a Hansol, detenidamente y Hannie presiona otra vez mirándome. — ¿Y si mejor se bañan aquí? —Pregunta, toca su barbilla y segundos después cruza sus brazos—No tengo ningún bote desocupado donde puedan llevarse el agua, además aquí el agua esta calientita.
Y estoy por negarme pero Hansol sonríe por solo decir "calientita". Siempre nos bañamos con el agua fría y con esa propuesta, es más que feliz. Bueno, también está haciendo bastante frio, quizás aprovechemos un poco, no mucho, solo un poco.
—Está bien.
Vamos por la ropa que dejamos antes, y llevo conmigo el jabón que acabo de comprar. Entramos en aquella casa y todo es pulcramente limpio y blanco. Nada desentona. No había olores desagradables, no. Todo era refrescante. Entramos en su inmenso y blanco baño que no dejaba olores desagradables como el mío. Vemos una inmensa, blanca y refinada tina con agua que llega hasta el tope. Wow, la gente que puede pagar los servicios de costes altos sí que se puede dar toda clase de lujos.
—Bien, este lugar es todo suyo—saca un botecito de shampoo y después se inclina hasta quedar a la altura de Hannie—. Ten, póntelo. Quiero saber a qué huele en ti.
—Sí.
—Solo tú lo puedes usar, ¿entendido? —Sé que esa pregunta era más dirigida a mí que a mi didi así que afirmo levemente para darle a entender que lo que pide, se hará.
— ¿Y Ge?
—Yo tengo el mío Hannie, no te preocupes—le digo y él sonríe. —Ahora nos vamos a bañar, gracias.
—Claro, los dejo. —Mece la mano, está por irse pero en un pequeño giro queda de nueva cuenta frente a nosotros— Por cierto, llámenme tío Lang. —Pide sonriente, acaricia el cabello de Hansol y a mí me pasa de largo. Sale, pero deja la puerta abierta, creo que fue un descuido de su parte o a él no le gusta que cierren la puerta, no lo sé, son cosas de adultos que aún no logro comprender.
Hansol y yo nos desvestimos. Nos metemos en la tina y es realmente relajante. Hansol pone del shampoo y yo le ayudo a tallarse. Sale espuma, y comienzo a hacerle peinados raros, su risa comienza a sonar por todo aquel pequeño cuarto. Comienzo a tallar su cuello y sus bracitos, después él hace lo mismo conmigo.
Destapo la tina y toda la suciedad con el agua se va por el fregadero. Le pido a Hansol que se talle un poco más, y él hace lo que le digo. Con la regadera le ayudo a quitar cualquier rastro de jabón. Salgo de la tina y hasta ahora lo recuerdo, la puerta está abierta.
Voy por la toalla para secarnos, —que está junto a la ropa cuando la tomo— doy un vistazo en el espejo. Mi vecino está sentado en una silla, cerca del baño. Mueve su mano que esta entre sus pantalones, mirando fijamente hasta donde estamos. Mejor dicho, hasta donde Hansol esta. Y también volteo. Hannie está parado, por su cuerpo caen las gotas de agua haciendo que su cabello —que está un poco largo—, le quede a la altura de los hombros.
¿Por qué se le hace interesante aquello? Solo se está bañando, ¿acaso los adultos no se bañan de esa manera? Seco a Hansol y le digo que se cambie. Después hago lo mismo. Pasó un rato —como cien minutos— en que nos vestimos ya bien bañados, el largo cabello de Hansol brilló por el baño calientito que tuvimos, el mío es corto por lo que no hay mucha importancia. Por el shampoo su cabello no se enredó, que maravilloso.
Cuando estamos por irnos, y después de avisar a nuestro vecino que lo haríamos, nos detiene.
— ¿Ya se van? —Su voz sale agitada, si no mal recuerdo él estaba peinado con mucho gel, ¿Por qué parece tan despeinado? ¡Sus cabellos están por todos lados! Es muy gracioso.
—Sí, gracias. —Sonrió un poco, creo que no lo puedo contener, el vecino es bastante gracioso con sus cabellos por aquí y por allá.
—No hay porque. —Se inca y ve a Hansol. Sus manos llegan hasta las mejillas de este. — ¡Oh, pero que lindo! Realmente es hermoso nuestro Hansol. —Baja su mano y toca sus desnudos brazos. — Y qué bonita piel tiene, tan suave y blanca. —Se acerca y huele su cabello—Lo sabía, huele realmente bien en ti.
Jalo a Hansol, me despido y con un poco de brusquedad lo saco de aquel lugar. Él vecino ya no se veía gracioso, daba miedo.
Beijing, China, 2004
— ¡Tu mamá es una sucia puta!
— ¡Cállate! —lo tumbo, caigo sobre él y lo comienzo a golpear. — ¡Cállate! —Uno de sus amigos me tira al suelo y comienza a patearme. Cuando detiene sus golpes, aprovecho y muerdo su pierna.
— ¡Argh! ¡Hijo de puta! — Otro llega y me golpea en el rostro, reacciono rápido y empuñando mi mano le regreso el golpe. Ahora son tres contra uno.
Reparto golpes al azar. Golpeo al líder y lo dejo casi desmayado. Cuando me acerco al chico que me pateo otro más llega y me golpea con un palo de escoba en la espalda. Caigo al suelo y ellos aprovechan para patearme una vez más.
—Eres el hijo de una zorra—Me toma del cabello y alza mi cabeza—, maldito marica. —Me escupe en la cara—La puta de tu madre es una zorra, ¿comprendes?
Llego a casa y al parecer nadie está en casa. No hay gritos, no está mamá con alguien maldiciendo y peleando, y mucho menos Hansol, ¿dónde se habrá metido?
Saco la libreta y comienzo a hacer la tarea. Raíz cuadrada, lo más sencillo. Menos de 15 minutos y ya tengo terminados las 10 operaciones. Miro mi alrededor, esto está hecho una pocilga. Cambio mi ropa por otra y comienzo a limpiar la cocina. Suspiro, algún día todo cambiará. El profesor de matemática dijo que podré ir a las olimpiadas de matemáticas la próxima vez yo solo, ya no con un equipo, si no en competencias personales. Dijo que el premio será una beca en una mejor escuela, avanzaré dos años —por mi intelecto— y además, hay una remuneración económica de algunos cuantos millones. Si voy a la olimpiada de ortografía y la de física, es probable que la remuneración sea mayor, aunque no estaré mucho tiempo en casa, pero lo vale.
Lavo los platos, limpio la mesa, barro el piso y creo que con eso es más que suficiente. Después inicio a limpiar la diminuta sala. Recojo y barro, es un lugar un poco pequeño y no ocupo mucho tiempo. Limpio el cuarto de mamá —este lugar es el que más asco me da—, desde que descubrí que es lo que mamá hacía para ser amada, no he dejado de sentir un repulsivo sentimiento saliendo desde lo más dentro de mi ser. Hay un olor desagradable en este lugar, globos blancos y de colores tirados con olores feos, en la cama hay manchas blancas que dejan olores igual —o más— de desagradables. Ropa interior tirada por doquier. El bote de basura repleto.
Busco unas bolsas y vierto todo lo que tiene el bote, estoy por cerrarla pero noto algo. Los papeles están manchados, no de esas manchas blancas, si no de rojo; similares a la sangre. Sangre que deja un olor aún más desagradable en aquel lugar. Cambio las cobijas y barro, acomodo las cosas en su lugar y tomo la ropa sucia para después lavarla.
Voy a mi cuarto —que comparto con Hansol—, y por lo general siempre está limpio. Recojo alguna que otra ropa que esta tirada, estoy por recoger el edredón pero Hansol está dormido así que dejo de hacer todo ruido para no despertarlo.
Me le quedo mirando, Hannie se ha puesto muy bonito. Yo creo que es porque su papá no es chino, por eso es distinto. Su cabello es negro y largo, a diferencia del mío que es corto y castaño. El de él es bastante lacio y el mío es un poco quebrado y seco. Su nariz es pequeña y bonita, como si fuera de botón; la mía es todo lo contrario. Sus labios forman una 'w' como si fuera un gatito, y los míos tienen una cicatriz. Su piel es suave y muy blanca, la mía es amarilla y tosca. Su delgado y llenito cuerpo lo hacen ver adorable, a mí se me notan los huesos de tan flaco que estoy. Su rostro es un poco rechoncho, el mío todo lo contrario.
Le quito el cabello que le cubre el rostro, y se lo acomodo. Le noto algo, por su ojito hay un color azuleado, similar a cuando te golpeas. Lo despierto.
— ¿Quién te hizo eso? —Pregunto mientras toco el lugar, no lo digo molesto, sino más bien asustado.
— ¿Uhm? ¡Ge~!—y comienza a llorar. Las lágrimas dejan su rastro en sus cachetes—Ge~, me p-pegó.
— ¿Quién te pegó Hannie? ¿Mamá te pegó? ¿El amigo de mamá lo hizo? ¡¿Quién?!
Algo que no puedo soportar es que le hagan daño a Hannie, mamá puede enojarse conmigo y pegarme pero no a Hansol. No lo puedo permitir.
—T-tío Lang. —Suelta el llanto.
— ¡¿Qué?! ¡¿Porque?!
—Porque no le quise agarrar su pipi y me-e dijo que no quiere niños malos—llora de nuevo—, dijo que así aprenderé.
Me levanto molesto, jodido pervertido. Tomo a Hannie de la mano, caminamos hasta la puerta. Le haré pagar a ese pervertido. Hay un odio que me hace temblar, Hansol me pregunta si estoy bien, pregunta por mi salud pero no hay absolutamente nada bien. ¡Cómo se atreve ese pervertido a pegarle! Gruño y pataleo todo lo que está a mi paso. Estamos por abrir la puerta cuando la comienzan a tocar con desespero, mejor dicho golpearla. Doy un vistazo y son policías. Rápidamente escondo a Hansol.
—Ge, ¿Qué pasa? —Pregunta mientras se mete entre la alacena, pido que se mantenga callado, tomo lo primero que encuentro para cubrirlo.
—Son policías Hannie, ¿sabes lo que tienes que hacer, cierto?
—Sí. —Pega sus piernas a su pecho mientras se cubre lo más que puede con la manta.
—Bien, no hagas ruido. —le indico mientras cierro la puerta de la alacena.
Camino hasta donde los ruidos se crean, abro la puerta y una gran cantidad de policías entran a la fuerza junto a un par de hombres trajeados.
—Mi mamá no está. Y no puedo dejar entrar a desconocido a mi casa. Por favor, salgan. —Pido amablemente.
—Cállate niño. —un policía me empuja y me pasa de largo adentrándose un poco más.
—No pueden entrar así a una casa. —Aviso por segunda ocasión—Eso es violación de la privacidad. Y no importa si son policías o el mismo presidente, no tienen permitido entrar. —Extiendo las manos deteniendo a cualquiera que trate de pasarme de largo igual que el tonto policía de hace un momento—Si no tienen ninguna orden de cateo, les pido por favor que se retiren.
Todos se me quedan mirando. Los hombres de traje hablan entre ellos en otro idioma, no es inglés y mucho menos chino. Un señor de unos 30 años se me acerca. Tiene algo familiar. Sus ojos y nariz son similares a las de Hansol.
—Vaya, vaya...Eres muy pequeño para decir y saber todo eso. Ni siquiera temes a los policías. —Se carcajea con un absurdo tono falso—Anda, dime ¿de dónde aprendiste todo eso? Y no creo que de la zorra de tu madre.
— ¿Sabe? existen cientos de libros de todo tipo. —Suelto rápido— ¿Conoce lo que es una biblioteca? —Le pregunto burlón. — Y que yo conozca algo básico de mis derechos y de leyes le sorprende, es porque usted jamás lo supo a mi edad—se ríe, parece que he conseguido mi objetivo: Molestarlo—. También sé, que si en una casa se encuentran menores pero no un adulto, y personas entran sin autorización alguna. Es un delito. —El señor me mira, asombrado por lo que le digo. —Sobre todo si es que autoridades, que se supone deben conocer esto hacen caso omiso, y comienzan a tomar cosas sin autorización... ¡te estoy viendo! —Señalo al policía que se mantiene buscando algo entre el pasillo. — ¿Y sabe qué más? referirse a las personas de forma ofensiva también es un delito.
— ¡Qué va! Si todos sabemos que tu madre es una puta.
—Usted está denigrando la reputación de mi madre, lo cual es un delito.
—Vaya, que niño tan sabio y respondón. Dime, ¿eres mi hijo? Estaría más que agradecido con tener un hijo así. ¿Qué edad tienes?
— ¿Qué le interesa?
El señor comienza a reírse. Pone la palma de su mano en mi cuello y da leves palmadas.
—Dime qué edad tienes, solo quiero saber. —Ahora está más cerca de mi rostro, respira con fiereza y continúa palmando mi cuello.
—Once, —suelto, él me deja— ¿Por qué quiere saber?
El señor habla en otro idioma, el otro hombre trajeado le responde en el mismo.
—Ah~, es muy bello para ser realidad. ¿Sabes? tú puedes serme de mucha utilidad después. —niega, su acentuación en cada palabra se vuelve cada vez más molesta y burlona.
— ¡Señor lo encontramos! —Grita uno de los policías cargado a Hansol. Mi didi por su parte se mueve como gusano entre sus brazos, clamando por mí para que lo suelten.
— ¿Cuál es tu nombre? —le pregunta el señor.
—Hansol.
—Bonito nombre Hansol. Dime, ¿Qué edad tienes? —Hace la misma pregunta que a mí, trato de acercarme pero uno de los policías me toma de los hombros, deteniendo todo movimiento de mi parte.
—N-nueve...Ge, ¿Qué pasa? —Hansol voltea a mirarme, las lágrimas corren por sus mejillas y el moco sale a libertad mientras pide una respuesta de la razón por la cual todos están ahí y porque no me dejan abrazarlo.
El señor habla, otra vez, en otro idioma y su acompañante asiente.
—Pasa, mi querido Hansol. Qué yo soy tu padre, y vengo por ti.
Cuando suelta aquello me abalanzo sobre aquel policía que tiene a mi Didi e intento quitárselo. Cuando lo logro, lo abrazo. No dejaré que se lo lleven. Él me corresponde. Uno de los policías intenta separarnos pero no puede. Todos se silencian, algo picó mi cuello, y lo único que logro escuchar es como Hansol me pide que no lo suelte. Que se quiere quedar conmigo, mis lágrimas caen al igual que mis brazos. Estoy separándome de él. Me repite que me ama y que no lo deje. Me siento mal, comienza a llorar por mi culpa pero no puedo hacer nada, mis brazos no responden. Me suplica que no lo deje, que por nada del mundo lo deje. Pero, se está alejando.
Tres policías se acercan y todo pasa en cámara lenta. Uno de ellos le inyecta algo a Hansol y me suelta...Lo último que salen de sus labios es una frase: Wo ai ni.
—Da mis saludos a la puta de tu madre, ¿quieres?
Y todo se vuelve obscuro, ¿qué ha ocurrido?
Beijing, China 2006
«—No dejes que me lleven, Ge. Yo me quiero quedar aquí. ¡Ge! ¡No dejes que lo hagan! ¡Ge!
—Sí que lo hizo, ese gran hijo de puta. ¿Sabes Luhan? él ya no puede tener hijos. Tsk, Hansol era su única manera de poder tenerlo todo. Es un maldito bastardo, solo lo está usando. De cualquier manera, Hansol nos estaba dando muchos problemas. Es bueno que se lo haya llevado.—»
Me levanto de golpe, siento un leve mareo. ¿En qué momento fue que comencé a llorar? Detesto todo esto. Estas absurdas remembranzas corren en mi mente sin permiso, odio tener que recordarlo todo.
Quito mi ropa, toda por completo. Quedo desnudo, miro mi cuerpo fijamente mediante aquel inmenso espejo. Veo lo asqueroso que estoy. Esa asquerosa y desesperante apariencia que me representa. Mi piel es amarillenta. Estoy bajo de peso. Mi piel es un fiasco, ni siquiera está hidratada y humectada; esta seca y totalmente asquerosa. Mi cabello rojo está seco y hecho un total fiasco. Bajo mis ojos hay unas inmensas ojeras. Mis ojos están sin vida.
«—Ge, me gustan tus ojos.
— ¿Ah, sí? ¿Porque?
—Porque son muy bonitos, y tienen como...como un brillo...hacen que me sienta seguro.
— ¿Ah, sí? Pues...los tuyos son mucho~ más bonitos.— ¡No, no es cierto...! los de Ge me gustan muchotototote mas. Son más bonitos. —»
Tomo el uniforme limpio y me lo pongo. Tomo la mochila y meto una sola libreta, junto al celular y el reproductor de música.
— ¡Luhan! ¡Baja! —Gritan— ¡Se te está haciendo tarde!
Voy al baño y me miro otra vez en el espejo. Lo miro otra vez, ¿Cómo puedo compararme con él? Somos totalmente diferentes. Él es hermoso y yo...todo una basura.
Bajo las escaleras, me acerco a la cocina y la veo. Un hombre —mi padre—, el novio de mamá, la tiene abrazada de la cintura mientras reposa su cabeza entre los hombros de ella.
—Oh, estas aquí. Ven hijo, come algo. — «Que bueno que se lo haya llevado» es lo único que escucho salir de sus labios.
—No tengo hambre. —lo digo por inercia, le sonrió falso.
Me doy la vuelta y escucho murmullos.
«Hansol nos estaba dando problemas.» Risas. «Qué bueno que se fue.» Más risas. Se está riendo. «Nos causa muchos problemas.» ¡Su estúpida risa! «Él no lo quiere ¿sabes? Solo lo está usando.» Risas, su risa resuena por toda mi cabeza, me estoy volviendo loco. ¡No quiero oírla más!
Alguien toca mi hombro y me saca de mi mundo.
— ¿Uhm? —Suelto, mi respiración que de la nada estuvo agitada comienza a regularse, paso saliva y volteo solo para ver al novio de mamá.
—Te estaba diciendo que saliendo de la escuela te recogeré, porque iremos juntos a ver un partido de futbol. —La verdad, no puedo compartir su emoción por la invitación.
—Como quieras, Zhoumi.
—Dime papá, ya sabes...Tú mamá y yo estamos por casarnos. —entrelaza sus manos con nerviosismo, siempre que tratamos ese tema, no sabe cómo decirlo, pese a que ya ha pasado tanto tiempo desde que compartimos hogar, aun no puede decirlo con seguridad su pronto matrimonio.
—Oh.
Salgo de aquella inmensa casa. Camino lentamente hasta llegar a la escuela.
Desde que Hansol se fue, mamá conoció a Zhoumi. De hecho ellos ya se conocían desde hace bastante tiempo—creo que desde que ambos eran menores—, Zhoumi siempre estuvo enamorado de mamá. Hace más de un año que vivimos con él, hace solo dos meses que le pidió matrimonio. No le importó la vida anterior que mamá llevó. Él simplemente la eligió a ella. Yo estoy estudiando en una escuela privada, Zhoumi quiere que sea alguien en la vida. No lo culpo, es más, es agradable, me agrada el hecho de que mamá sea feliz por fin con alguien. Simplemente, yo soy el del problema. Hay algo dentro que no me deja aceptarme a mí mismo, mamá no es culpable ni mucho menos es Zhoumi, después de todo gracias a él, dejamos atrás un sucio mundo.
Estoy frente la escuela, las rejas de la puerta principal esta cerradas, anunciando que ningún estudiante puede entrar o salir. Miro el reloj, hace más de veinte minutos que las clases iniciaron. Lanzo mi mochila y cae al otro lado justo entre las plantas —mi tino nunca falla—. Comienzo a trepar por la enorme barda y de un salto, ya estoy dentro. Busco mi mochila y emprendo mi camino.
Ahora que lo pienso, ¿Por qué me es difícil decirle papá? Él ha sido alguien bastante bueno con ambos. Me quiere como si fuera su propio hijo. ¿Por qué no puedo? Aunque, ahora que lo ponemos de ese modo, yo ya tengo uno. Y no me refiero al hombre que me engendró, claro que no, hablo sobre alguien que siempre estuvo conmigo —por cartas— y me apoyó de verdadera manera.
Entro al salón. Abro de golpe la puerta trasera y me adentro. Todos me miran. Es clase de álgebra e interrumpí al maestro cuando estaba explicando. Tomo mi lugar, el cual está vacío y me siento. De la mochila saco el reproductor de música junto con los audífonos, dejándola en el suelo. Miro al frente, el profesor comienza a explicar. Antes de colocarme los audífonos escucho algo "ecuaciones de segundo grado". El maestro comienza a hacer una ecuación. Cierro mis ojos y dejo que la música me saque de aquel mundo.
Pican mi espalda. Mi compañero de atrás me señala algo, quiere que mire al frente con urgencia. Me quito los audífonos y entiendo lo que me trata de decir.
— ¿Y bien Luhan? Pasa al frente y termina las operaciones. —la rasposa voz sale a libertad, invitándome a que voluntariamente a fuerzas pase al pizarrón—Si las contestas bien, te pondré diez en el parcial, ¿qué dices?
— ¿No tendré que hacer examen?
—Claro que no. Tendrás un diez. —Sonríe—Aun si no entregas trabajos, no entras a clases y no haces examen. En tu boleta habrá un diez. Pero, —se detiene, aquí viene la advertencia— si uno solo está mal, estas reprobado.
—Son cinco problemas, cada uno vale 2 puntos. Toda una ganga ¿no cree? —río burlón, vamos, fue un agradable chiste—Muy bien, ¿y si solo contesto cuatro bien? Tendré un 8. —chasqueo los dedos, afirmo, y él niega de inmediato.
—No, todo o nada. ¿Aceptas o no?
— ¿Me los llevo de tarea? —pregunto burlón y eso hace que su enojo aumente.
—No. Te daré el tiempo que resta de la clase, y si no terminas a tiempo también tendrás lo del receso. Tienes más o menos cuarenta y ocho minutos.
—Si no los termino, todavía tengo 30 minutos más. ¿Cierto? —hago cuentas con mis manos, nada mal, si sumo a cuarenta y ocho treinta son setenta y ocho minutos — ¿Cuántos minutos trae una hora? —le pregunto a mi compañero de atrás, palmea su rostro, ¡ja, esto es tan divertido!
—A si es. —Afirma vehemente — Por cierto, —Ahora mira a los demás. Ya solo es a mí a quien me mira. Ahora también trata de amenazar a los otros. — si su compañero no termina a tiempo, nadie saldrá de clases.
Todos comienzan a renegar. Comienzan a echarme la culpa. La bulla incrementa. Todo es mi culpa, me rio.
—Y si termino antes de tiempo, ¿nos dejará salir? —Pregunto en reto.
—Claro, solo si terminas antes. Les daré el tiempo que resta de la clase.
—Y si no los hago, ¿Qué pasará?
—Estas reprobado en mi materia. —levanta los hombros—Y tus compañeros tendrán una nota baja. Todo por tu actitud. —Aquí lo que en realidad quiso decir fue: "por tu culpa". En realidad me vale un pepinillo los demás, pero papá (el que no es Zhoumi) siempre ha dicho que debo ser amable con los demás, así que solo porque estoy de buenas, haré todo por mis apreciables compañeros.
—Bien, tendré que sacrificarme por ustedes. —me levanto de mi lugar, pero me arrepiento de inmediato. Este lugar es muy cómodo— ¿Y si los respondo desde aquí?
—No, ven y hazlos aquí. Frente a todos.
— ¿Puedo escuchar música? —Pregunto, levantando en alto mi reproductor de música.
—Solo si es música.
Me llevo el reproductor de música, me pongo los audífonos y elijo la canción. Cuando estoy frente al pizarrón, le pongo play.
Bitter Sweet Symphony
Comienzo por hacer las más sencillas. Hago la 2 y la 4, ambas son binomios; los más sencillo. Solo las desarrollo más sin embargo, no les doy resultado. Eso hay que dejarlo hasta el final, para hacer una gran salida.
But I'm a million different people from one day to the next
I can't change my mold, no, no, no, no, no
Siento la mirada de todos. Creo que están sorprendidos por mi rapidez. Los volteo a ver y el chico cerebrito del salón, las está haciendo también; solo que cuando yo ya termine las dos, él solo está iniciando con la primera. Le doy una sonrisa socarrona al maestro y él me mira con odio. Si es que puede haber, yo más bien estoy notando a un hombre que acaba de ser pisoteado en su orgullo. No lo sé, algo así es como se me figura.
I Need To Hear Some Sounds
That Recognize The Pain In Me, Yeah I Let The Melody Shine, Let It Cleanse My Mind, I Feel Free Now
Inicio a hacer la primera, es una ecuación de primer grado. Hago lo mismo que las anteriores, solo la desarrollo pero no le doy solución.
Have you ever been down?
Have you've ever been down?
Cuando la canción termina, escucho murmullos.
— ¿Cómo las hizo tan rápido? Él nunca presta atención.
—Yo creo que robó las respuestas.
—No lo creo. Él no es un ladrón, y no creo que sepa las respuestas bien. Creo que están mal. —Estuve a nada de aplaudir a su idea, pero luego recordé que traigo los audífonos puestos y por lo tanto todos creen que no los escucho y se sorprenderán o avergonzarán si respondo, por lo que mejor ignoro.
—Cierto, ya sabes lo que dicen: "Si parece fácil, lo estás correctamente mal".
—Pero, él lo está haciendo como si realmente fuera fácil.
—No se puede esperar nada de un ladrón.
— ¡Que! Él no es eso...es solo que es muy rebelde y lindo. — ¿Lindo? ¡Já! ¿Qué se le puede hacer lindo en este saco de huesos? Niña tonta.
—Cierto, él es muy guapo. — ¡Já! Claro, ¿acaso están ciegas? ¡Soy horrible!
La música comienza, "The wall" es lo que me roba la atención.
Comienzo a hacer la tercera, una ecuación de segundo grado. Justo lo que estamos aprendiendo. La desarrollo en menos de un minuto. Todos quedan sorprendidos por la rapidez en la que la hice. Mis dedos están blancos por la tiza. El pizarrón está totalmente lleno, solo queda un espacio. Donde está la quinta y última ecuación.
Pego la tiza en el pizarrón, miro desconcertado al maestro. Este al ver mi reacción, sonríe ladino. Sé lo que piensa, estoy reprobado. Bajo la cabeza, está por comenzar mi parte favorita de la canción. Lo miro, arrogante y después de un bufido; comienzo a desarrollarla.
—We don't need no education... —comienzo a cantar—We don't need no thought control...No dark sarcasm in the classroom.
Canto y siento como la sorpresa de todos se hace evidente. Mi inglés es bastante bueno. Hasta yo me sorprendo, ¿y ese tono y buena vocalización? ¡Imposible! Mi voz es tan condenadamente perfecta que deseo nadie más la escuche en su jodida vida.
— Teachers leave them kids alone... —Detengo mi mano, viro al professor y en un poco de burla, continuo con la canción—Hey! Teachers! Leave them kids alone!
Termino el último problema, solo lo desarrollo. Les doy solución a los otros cuatro. Estoy por dar el resultado al quinto.
—Esto es trampa sabe. —Me dirijo al maestro—Poner un problema de algo que nunca hemos visto. —niego mientras señalo el último problema, suspiro y pues, ¿Qué más se le puede hacer?— Pero tiene suerte. —sonrío— Calculo diferencial—comento y anoto la respuesta—, lo aprendí desde que tenía once.
Dejo la tiza y me regreso a mi lugar, por mi mochila. Salgo. Ya no tengo porque despertarme pronto los martes, jueves y viernes. Como me agradan de sobre manera los profesores en ésta escuela. Dan todo tipo de modalidades a sus estudiantes para aprobar materias y salir pronto de clases. Justo cuando voy por salir el ruido dentro se hace más sonoro y mis compañeros toman sus cosas de igual manera, ni siquiera el profesor los pudo detener, que buen sujeto.
Camino. Mis pies me llevan hasta la inmensa cancha de futbol de la escuela. Tomo asiento en una de las pocas bancas. ¿Hace cuánto que no juego? Zhoumi siempre me lleva con él a ver partidos...pero, simplemente no puedo. Si lo acepto a él, es como si traicionara a Hannie.
No puedo ser feliz, si no está Hannie.
—Tu eres...tan-tan... daebak—un niño se sienta a mi lado, jamás lo había visto.
— ¿Qué quieres? —pregunto cortante. Absolutamente nadie en esta maldita escuela habla conmigo, salvo que sean los profesores y mi compañero de atrás pero eso es solo en horarios de clases, en los recesos y eso, no mantengo contacto con absolutamente nadie.
—Ser tu amiggo—Su chino no es muy bueno.
—Mi ¿amigo? —Me burlo—Nadie quiere ser mi amigo.
— ¿Uh? ¿Serás mi amigo...? ¡Chingu-yah! —grita feliz elevando sus brazos y tomándome de sorpresa al abrazarme— bien, amigo. —Creo que lo entendió mal, no quiero ser su amigo.
— ¡No! No soy tu amigo ¡No! —con fuerza lo alejo, repito de nueva cuenta el rotundo no, incuso usé mis manos haciendo una equis para dar un mejor entendimiento. Ugh, las personas son bastantes problemáticas.
— ¿No? —Pone su cara triste. Comienza a decir cosas en otro idioma. ¿Puede ser? Mi mente recuerda aquel día. Es el mismo.
—Espera, ¿Que acabas de decir?
—A-ah, lo siento... no sé mucho mandarín y-
— ¿Cuál es tu nombre? —Algo dentro mío me hizo preguntar de más, de verdad no quiero saber nada, pero la curiosidad es bastante y no puedo parar.
—Jung Junmyeon. —Sonríe, estira su mano para enlazarla con la mía; esperó mucho y mejor la bajó, bien hecho, yo no saludo a nadie.
— ¿Shun Shunmian?
—No, Jung—repito lo mismo—Jun—lo repito casi igual—Myeon. —Este último lo repetí más de seis veces.
—Junmyeon, ¿Junmyeon? —Achino los ojos, no espero equivocarme una vez más, después de todo su nombre es difícil, si no lo digo bien me alejaré e ignoraré el nombre raro y al chico raro por el resto de mi vida escolar.
—Sí, así es Luhan—estoy por preguntarle por qué conoce mi nombre—, en el salón lo dijeron, que eres Luhan.
— ¿De dónde eres?
—Corea. —Suelta rápido—Estoy aquí con mis hermanitos, por el trabajo de mi papá. —esto lo dice perfectamente, al parecer es lo único que aprendió bien.
—Junmyeon, ¿Qué significa esto? —No estoy seguro si es lo mismo, la verdad ni siquiera sé porque estoy preguntado y hablando con alguien más, pero necesito saberlo; si erro, al menos lo intenté, suspiro y lo que escuche aquel día intento decirlo de la forma más lento y entendible. Eso no se me ha olvidado, cada que duermo lo escucho. Cuando el señor me pregunto mi edad. Lo sigo escuchando en mi cabeza. — ¿Si lo entiendes?
Silencio. Claro que no lo sabe. ¡Como pude ser tan tonto! ¡Nadie lo sabrá jamás! Hannie se fue para siempre y no lo volveré a ver nunca ja-
—"Hyung, —él habla, demonios, está hablando; ay, ya me dio paranoia— ¿Qué edad debo-debe tener? Entre ocho y nueve. —se detiene, balbucea y chasquea sus dedos cuando encuentra las palabras de su traducción— ¿Y si no llevamos a esta? No lo aceptarán debe ser tu hija. Vámonos aquí huele asqueroso."
— ¿Qué es "hyung"?
—Como Ge, pero en coreano.
Me habría gustado ignorar el parloteo de Junmyeon cuando ese día y el siguiente se me pegaba cual chicle en la escuela y fuera de esta, pero, es una lástima el saber que por más que lo intentara, no pude apartarme de ese trio de niños que sin mi consentimiento comenzaban a hablarme como si fuéramos amigos de toda la vida. Así es, desde ese día comencé a frecuentar —o en su caso, ellos a mí, después todo comenzó a darse naturalmente y me acople un tanto a ellos—a los Jung. Somos algo así como ¿amigos? No, amigos no. Aun no tengo la valentía para tener alguno. Solo espero encontrar a Hannie.
Beijing, China. 2007
—Ge, ¿a dónde vamos? —me pregunta Junmyeon.
—Vamos por una carta.
— ¿Porque?
—Porque mi papá me la envío. —Sonrío, desde que estaba en primaria solía enviar cartas con pá, bueno, no es mi papá ni mucho menos lo he visto, pero en serio, ha sido la única persona con la que pude contar en esos momentos terriblemente horribles.
—Creí que Zhoumi vivía contigo.
—No, él solo es el esposo de mi mamá. —Suelto haciendo un ademán.
—Pero él te quiere, ¿Por qué no le dices papá?
—Solo necesito tiempo.
Llegamos al correo, me entregan mi carta y después con Junmyeon la comenzamos a leer.
—Ge, ¿Y si él te quiere robar? ¿Por qué quiere verte?
—Yo le pedí que nos viéramos, cuando en otra carta me dijo que estaba en china. Siempre lo quise conocer. —muerdo el labio, desde que pá me contó que estaba de visita en china, tuve miedo, pero no de ese miedo feo si no de ese miedo que te da cuando no eres lo suficientemente bueno para algo, pá me ayudó en primaria cuando quise ir a toda clase de olimpiadas, él fue la razón de mi emoción por querer ganar, cuando mandaba cartas felicitándome, sabía que debía conocerlo para que me lo dijera de frente y por fin, ser feliz con mamá, Hannie y él. El miedo viene aquí, ahora mismo, no soy aquel niño brillante que pá conoce, ahora soy alguien absolutamente diferente a la persona que él lee por cartas.
—Ge, ¿Por qué te comunicas con un extraño?
—No es un extraño, es mi papá. —Tal vez, solo tal vez, el miedo se vaya cuando nos conozcamos.
—Pero, nunca se han visto. Dime, ¿desde cuándo lo conoces?
—Desde hace como cinco años, en la escuela hicimos "intercambios de historias", con personas de otros lugares. Nuestras cartas suelen ser escritas en inglés, pero de un tiempo para acá, son en chino. —Levanto los hombros restándole importancia, mira a mi costado y después de segundos me rasco la oreja— ¿sabes que aprendí inglés a los siete? —No suelo presumir pero estando con Junmyeon puedo tomar toda libertad de ser tan presuntuoso y negativo o positivo porque sé que no le importa en lo más mínimo.
— ¿Y piensas verlo? —Y helo ahí, me ignoró solo para centrarse en algo sin importancia.
— ¡Claro que sí!
Beijing, China. 2008, febrero 08.
—Ge, juguemos. —pide Kyungsoo, tomando mi mano y mirándome directo a los ojos.
— ¿A qué? —No lo negaré, Kyungsoo es medio feo, pero tiene carisma.
—A futbol.
—Lo siento Kyung... No sé jugar. —Sonrio, palpo un poco su cabello, aunque es muy poco casi podría referirme más a "su pelona" que a "cabello".
— ¡Geojismal! —Me grita. — ¡Eres bueno jugando!
— ¡No lo soy!
Marzo, 17 de 2008
—Kyung, ¿te ayudo con tu mochila? —Le pregunto, aún es muy pequeño y su mochila bastante grande.
Me ignora. Wow, pequeño niño rencoroso.
—Soo, ¿quieres que te ayude? —Él no contesta— ¿Soo?
Ugh, detesto se odiado, o bueno, solo detesto que no me hable ese condenado niño pequeño que no puede con su mochila pero que porque es más que orgulloso no me dirigirá la palabra hasta que haga algo par recobrar su confianza.
—Mianhe.
Junmyeon y Jongdae detienen su andar al igual que Kyung. Este último se da la vuelta y me ancara. Comienza a llorar y pucherear, me abraza y habla mientras llora.
—Y-yo creí q-que... no querías ju-jugar conmigo porque —habla entre chino y coreano todo eso mientras sorbe de su naricita—, estabas molesto conmigo...p-por eso no querías jugar f-futbol y tú juegas bien...pensé que no me querías ¡Ge! —Y vuelve a llorar. Lo tranquilizo dándole palmadas en su espalda.
—Lo siento Soo...Y-yo, yo simplemente no pude.
— ¿Porque? —He ahí, el momento más incómodo que jamás podré entender cómo se pueden superar.
—P-por Hansol. —Suelto bajo y ese peso inexistente en mi pecho cae, respiro un poco mejor, quizás sea un poco dramático pero las leves lagrimas salieron de mis ojos al solo decir su nombre frente a un par de niños que no sé si me entenderán o creerán que soy tan psicótico por tenerlo todo tan presente después de tanto tiempo.
— ¿Quién es Hansol?
—Es su hermano Kyungsoo—Junmyeon termina lo que no pude decir, y sonrió un poco agradecido.
—Tienes un hermano—sorbe de la nariz. — ¿P-porque no me dijiste? —sus ojos se aguadan, y vuelve a llorar. — ¡Es que! ¡Es que!... ¡No confías en mí!
—No Soo, no es eso...—Llora aún más fuerte. Su naricita se vuelve rosa al igual que sus ojos— ¡Bien! ¡Te lo contaré!
— ¿T-todo?—hipea.
—Si...todo.
—Bien. —Y milagrosamente, dejó de llorar.
Tomamos asiento, en una de las bancas del solitario parque. Soo se sienta a mi izquierda y Jongdae a mi derecha, Junmyeon se sienta al lado de Kyungsoo.
Se siente tan extraño, y verdaderamente es extraño. Muchísimo más que aquella vez en la que, por idea de Junmyeon, fuimos a ver a Pá, estábamos en una cafetería, solo nosotros esperando a encontrar a la persona detrás de las cartas que marcaron mi infancia. Cuando entró Kyungsoo por la puerta fue una de las sorpresas, que lo siguiera Yunho —su papá— fue la segunda, pero que dijera mi nombre fue la tercera al descubrir que el padre de mis amigos, era la misma persona que enviaba cartas a otro niño con el apoyo paternal que necesitaba. Desde entonces creí que no existiría otro día más extraño, hasta que llegamos a esto.
Este trío de hermanos hacen que mi vida sea extraña.
—Hansol es mi hermano pequeño. —inicio, me da un poco de miedo el recordar cada cosa que no sé si solo dejarlo ahí, a medias, o ir por todo—Solíamos jugar mucho, y yo amaba el futbol al igual que el...
Tal vez no es buena idea contarles tu vida a las personas. Ellas se encargarán de arrepentirte por tus decisiones. Puede ser estúpido dejar de hacer las cosas que tanto te gustan por alguien que se fue, o eso es lo que ellas pensarán. Muchas te juzgaran, sin entender; hablarán a tus espaldas. Pero solo pocas te escuchar.
—Ge, nosotros...encontraremos a Hansol.
Beijing, China. 2009
Me ahogo, no puedo respirar. Mi mandíbula tiembla, siento mis ojos humedecerse de algo, mis manos tiemblan. Un pequeño gemido sale de mis labios. Me siento en la cama, sorbo de la nariz. ¿Hace cuánto llevo haciendo lo mismo? ¿Dos meses? ¿Tal vez tres? Si aquellos pequeños hermanos, me vieran estarían molestos conmigo. Lo bueno es que ya no están más. Muy bueno.
Aún faltan diez minutos para que la alarma suene. Cuando lo hace, ya estoy arreglado. Bajo por aquellas familiares escaleras, Mamá y Zhoumi aún están dormidos, por lo que aprovecho y salgo.
Primer día de preparatoria, un alegre primer día. Sí, claro.
Llego 37 minutos antes, ningún alumno esta todavía. Apenas abrieron las puertas. Busco entre las largas e inmensas hojas con nombres. Y me encuentro.
LU HAN « GRUPO 1605 » SALÓN 7C
Miro el croquis y ubico mi salón justo al este junto a las canchas. Camino y llego en menos de 6 minutos. Tomo el lugar al frente. Pongo la mochila en el suelo, saco un lápiz, dos lapiceros —uno negro y otro azul— y la libreta la pongo sobre la mesa, separando mi espacio con el de mi posible compañero.
Saco el reproductor de música.
«—Lu, papá dice que nos tenemos que ir.
—Lu, nosotros lo buscaremos por ti.— ¿Cuándo se irán? —La semana que viene.
—Bien.
—Prométenos Ge, que no te meterás en problemas.
—Yo...
— ¡Ge! Dilo, o yo jamás de los jamases, te hablaré—me dice Soo—, y nunca te diré dónde está tu hermano cuando lo encuentre. —»
La puerta se abre, un grupo de chicos y chicas entran, después más y más personas entran. Cuando es la hora, el maestro entra y nos presentamos.
—Mi nombre es Zhan Lin Wen, soy de Estados Unidos; hace poco nos mudamos a China. Se hablar dos idiomas mandarín e inglés. Mi hobby es la fotografía—Nos presume su manejo de inglés—. Eso es todo, espero y nos podamos llevar bien.
Todos comienzan a presentarse, uno por uno y al final me tocó a mí. Recorro la silla, me levanto y tomo un poco de aire; quizás si levanto la mano saludando me veré como un tonto, no, no es una buena idea, debo dejar un impacto en ellos, como no sé contar chistes no diré nada o quedaré como un tonto, tampoco sé rimar mucho así que no diré nada de niño inteligente, así que la única solución a todo es simplemente presentarse de la forma más normal posible.
—Hola, yo soy Lu Han; jamás he viajado al extranjero como todos ustedes, antes de estar en esta escuela estudie en la privada The West High School. Pero antes estuve en una pública. Me gustan las matemáticas. —Un bufido de nerd sale a los cuatro vientos de un chico, el único coreano del salón. —Espero llevarme bien con ustedes. —No creo que haya sido tan mala presentación.
—Luhan, —Llama el profesor—todos hablaron sobre los idiomas que dominan. No importa que solo sea el mandarín. Debes decirlo.
El mismo que hace un momento me llamo nerd ahora me está diciendo marica. Repitiéndolo, una y otra vez.
—Cierto, manejo tres idiomas, —levanto la mano, miro a todos mis compañeros y sonrió mientras cuento uno por uno— mandarín, inglés y coreano.
—Vaya que son muchos. —El maestro se recarga sobre la pared. — ¿Nos podrías dar una demostración?
Comienzo a hablar en coreano. Todos miran asombrados el manejo que tengo y lo fluido que las palabras salen, la sencillez que uso sin forzar en ningún momento, aquel que me dijo nerd y después marica, esta rojo del enojo.
—Asombroso, y ahora ¿podrías traducirnos?
—Claro, hace un momento dije: "Hola a todos, me gustaría que nos llevemos bien. Espero y ser considerado uno de sus amigos y espero sean buenos conmigo".
—Lindo mensaje. —Aplaude.
Las sonrisas se apagaron cuando el maestro comenzó a darnos las clases solo segundos después de habernos presentado uno por uno. A pesar de no necesitar apuntes, tenía que ser normal, por lo que presto total atención a la pizarra. Alguien puso una nota en mi mesa.
"El que está muerto, eres tú. Marica"
Me rio. Pobre imbécil.
«—Hola a todos. —El buscapleitos mueve sus labios, me dice marica— solo quiero decir que el hijo de puta que me está llamando marica, está muerto. ¡Si, tú! No sabes con quien te estas metiendo.»
♦♣♦
Tres meses ya. Tres meses y todos lo conocen. Al guapo nerd de nuevo ingreso. Al chico de cabellera rosada. Al educado chico de buenas calificaciones. Al frio y fliteador chico. A Lu Han.
¿Buena presentación, no? Eso es exactamente lo que escucho a cada momento. Directivos, maestros y alumnos me conocen. Y yo simplemente espero terminar con todo esto.
— ¡Hey Luhan! Ven aquí. —Me pide una de mis compañeras. Suelo ser bastante amistoso y ellas tienen la confianza para charlar conmigo sin problemas. —Vamos a hablar de cosas.
—Bien. —Me levanto de mi lugar y me siento junto a quien me habló.
—Bien Peng, ¿Quién se te hace el más guapo del salón?
—Sin contarme. —pido y comienzan a reír.
—Aish, tonto. Contesta tú entonces.
— ¿Han visto a un chico de melena rosa? Él es bastante guapo. —Confieso y me golpean. —Ustedes dijeron quién es el más guapo y es obvio que Luhan lo es.
—Ya Hannie, hablamos enserio.
—No me digas así—Mi semblante alegre cambia a uno totalmente frio y distante. En mis palabras se siente la molestia, nadie puede llamarme así. Ella baja la mirada algo triste al percibir mi enojo—. Es que no me gusta ese apodo—le sonrió, una de mis más falsas y creíbles sonrisas. —Solo dime Lu, Luhan y Gege.
—Bien, Lu~. —saca la lengua infantilmente. —Cuéntanos de quien estás enamorado, ¿amas a esa persona?
—Amar—todas se acercan para escuchar mi respuesta—. Una palabra bastante bella y perjudicial...jamás lo hubiera pensado así, pero sí, amo a alguien.
— ¿Y cómo es ella?
— ¿Ella? —Asienten febrilmente, y río al solo pensarlo— Es hermosa, cabello no tan largo pero tampoco corto, es a la altura de su cuello, negro y liso, su piel es blanca como la nieve. Es suave también. Sus delgados labios forman una tierna w. —Sonrió al solo describirla— Tiene una pequeña sonrisa, es lindo verla fruncir el ceño cuando está molesta. Sus ojos forman dos medias lunas perfectas cuando sonríe.
—Aww~ sí que estas flechado.
—Debe ser alguien muy especial para ti.
— ¿Dónde está Gege?
—Ella ahora está en Corea, con sus padres.
—Eso es triste, ¿Cuál es el nombre de la afortunada?
—Do Han Sol—miento, o bueno, quizás solo se modificó la realidad. A nadie le hace daño un cambio de sexo y un apellido diferente. O si Hansol se molesta, que venga y me lo diga de frente, todo sería tan fácil si hiciera eso.
— ¿Cuánto tiempo?
— ¿De qué? —Salgo de la pequeña ensoñación y giro a ver a mi compañero.
—De que estas enamorada de ella. ¿Desde cuándo la amas?
—Creo que...desde siempre.
—Aww~.
La campana suena. Regreso a mi lugar. Las clases comienzan.
La verdad, amo a mamá de la misma manera en la que amo a Hansol. Ambos son las únicas personas que podré amar en mi vida.
♦♣♦
Último día de clases. El semestre ha terminado. Cuando suena el timbre todos salimos felices. Casi dos meses de vacaciones. Y sobre todo, hoy recibiré una carta de Pá, y nuevas noticias de aquellos pequeños. Tomo un atajo para llegar más pronto. Alguien choca contra mí, tirándome a su paso
—Pero, ¿a quién tenemos aquí? —Vamos, esto no puede estar pasándome. No justo ahora.
— ¿Qué quieres Minwoo? —Pregunto e intento levantarme.
—Veras, marica, no me agradas en lo más mínimo. —Suelta con rencor, me mira de pies a cabeza y solo es cosa de nada para salir corriendo e ignorar una posible paliza por parte de este pervertido acosador con su irracional odio a mi alta popularidad.
—Eso es malo—Me levanto y limpio el polvo—, para ti. A mí no me interesa. Ese es su problema.
— ¿Sabes? también odio tu arrogancia. —suelta un puñetazo, el cual lo recibe en mi mejilla volteando el rostro por el impacto.
—Sigue siendo tu problema. — al ver que no reacciono de la forma en que espera, suelta otro puñetazo. Pero esta vez lo esquivo. La persona con la que choqué me toma de los brazos y otro, junto a Minwoo, me golpean en el abdomen, y después de poco, me lanza al suelo e inician a patearme entre los tres.
Duele, pero lo aguanto. Mi labio sangra, pero no es nada. Vagos recuerdos vienen a mí. Y es tan gracioso.
—Esto te mereces por marica. Maldita niña.
Se alejan. Solo a unos pasos me levanto. Siseo por el dolor en todo mi cuerpo. Tomo un poco de aire y al fin hablo hasta detenerlo.
— ¿Qué? ¿Se enamoraron de esta niña? —Los tres detienen su andar. —Es cierto. ¿Frustrados por un chico, no es así? ¿Desearían que fuera chica? Ahora quien es el jodido marica.
Están por responderme pero los interrumpo.
—Tú—Señalo al que me tumbo—. "Acepta mis sentimientos" ¿en serio? Tsk, vi cuando ponías tu carta en mi mochila. —me rio. — Y tú, —le digo al otro, al que me pateo— ¿no crees que es bastante pervertido robar la ropa de otros? Además, ¿Por qué no disimulas cuando me baño? ¡Eso es acoso!
Estos dos bajan la mirada y salen corriendo, dejando solo a Minwoo.
—Tsk, bola de maricas que tienes como amigos. —lo miro—Marica mayor, ¿sabes cuál es el daño emocional al entrar al baño y escuchar como gimen tu nombre mientras se masturban? ¿No? ¡Pues no lo vuelvas a hacer jamás!
Beijing, China. 2010
— ¿Puedo ir a vivir a Corea?
— ¿Eh?
— ¿Puedo ir a vivir a Corea?—pregunto otra vez
— ¿P-porque?—Pregunta mamá.
—Me ofrecieron una beca universitaria. Solo tengo que cambiar de preparatoria por un año, éste último año, para adaptarme.
— ¿Dónde? —habla Zhoumi.
—Nacional de Corea del Sur.
—P-pero cariño—tsk, odio que me diga así—. Tú no sabes hablar aquel idioma...será difícil para ti.
—Mamá—suspiro—. Aprendí inglés desde los nueve. —Dejo la cuchara caer sobre la sopa y el ruido de la porcelana es lo único sonido— Coreano desde los trece y japonés desde los dieciséis. —Cruzo los brazo y le doy una leve mirada a ella—Creo que no me has puesto bastante atención.
—Lu-
—Solo necesito tu firma. —recorro la silla, volteo a ver a Zhoumi quien solo movió su cabeza en una leve afirmación, sabe que si mamá no lo firma lo haré yo de cualquier manera, falsamente pero lo haré. — Por lo de la universidad, sigue en pie.
Con eso, me paro de la silla y abandono aquella cena familiar para escapar entre las calles de china. Un poco de calma, nadie lo sabrá pero el haberlo dicho directamente me mata. Quizás es mejor ignorar todo a verla llorar.
Una semana después.
—Encontré cuatro cartas más. —Mamá habla en el justo momento en que entro a la habitación, su voz más baja de lo normal.
— ¿Qué haces en mi habitación? —Gruño en molestia.
—Todas son de Universidades. —Tapa sus labios y las cartas de universidad caen a su costado.
—Respeta mi privacidad. —Había algo golpeando mi pecho, era una clase de furia naciendo desde lo más dentro de mi ser que sería salir en cada hiriente palabra que le dirigía a Mamá.
—Dos están en América, ambas te dan una beca completa. ¿Por qué Corea?
— ¿Por qué entraste? —Pregunto, evitando por completo el mirarla, realmente no soporto estar a su lado. Hay algo, muy en el fondo, que me hace caer rendido cuando espero odiarla con todo el corazón.
—Hijo, hay otras dos cartas en el buzón. Tienes tres Universidades en China que ruegan porque entres y tú... tú quieres ir a Corea. —Lo dice triste. Sus ojos se vuelven cristalinos.
Quiero correr a sus brazos, quiero pedirle perdón por hacerle eso y huir cual cobarde, quiero no fallarle, pero algo dentro, el odio, me hace no doblegarme. Pero saber que no puedo odiarla es lo que me mata.
—Mamá ya acepte en Corea y-
—Estoy embarazada. —Suelta prácticamente en un susurro y me detengo completamente. Una pequeña y casi misteriosa sonrisa aparece por primera vez en tanto tiempo. O al menos, una verdadera sonrisa. — Lo acabo de saber hace una semana, justo ese día les daría las nuevas...pero no esperaba que quisieras irte de nosotros. —Sus lágrimas comienzan a caer. — Estoy hecha un desastre ya no sé qué pensar... Todo es mucho para mí en estos momentos.
Llora. Se toma del cabello y lo jala. Mira a todos lados desesperada y pellizca sus manos, meciéndose se adelante hacia el frente. La ansiedad ha vuelto. Rasguña su rostro, mirando a la nada. Me arrodillo y la detengo.
—Má—La miro a los ojos—. Todo estará bien, ¿sí? —Su mirada me hipnotiza, aquellos negros orbes me cuentan cuanto sufrimiento está pasando. Al igual que lo feliz que está ahora.
—Llevas más de cinco años sin verme a los ojos...P-pensé que me odias por lo de Hansol... ¿T-tú me odias aún? —Una de sus lágrimas caen.
—Es imposible odiarte. —Limpio sus lágrimas y beso su frente—Es imposible odiar algo que amas.
— ¿Odiarás al bebé?
—Hace mucho, quizás lo habría hecho. —Suelto sincero, la verdad ese fue el principal miedo que tuve cuando Zhoumi llegó a nosotros—Pero no. No tiene la culpa de que Hannie, no este.
Mamá sorbe de su nariz y me besa en la mejilla, después en la frente. Pega su frente con la mía y nos miramos por un rato, sonriendo entre lágrimas. Se aleja y me besa entre la nuca, su aliento choca contra mi rostro, se aferra a mis brazos y suelta cientos de palabras basándose en un perdón y un te amo.
—Lo entenderé si es tu sueño...—se aferra con mayor fuerza—los he firmado.
—M-Má...Má—Mis lágrimas salen sin control alguno.
Quizás, como lo dijo Yunho, nunca es tarde para pedir perdón. Nunca es tarde para amar.
Un mes después
—Mi prima LiAhn, te recogerá en el aeropuerto. Me dijo que te esperara con un cartel café con letras azules. —Mamá dice emocionada. Lo ha dicho ya más de nueve veces desde que estábamos en casa, en el coche y ahora, en el aeropuerto.
—Amor, Luhan lo recuerda, ¿cierto? —Zhoumi avisa.
—Sí. —Tomo las maletas y la miro—Mamá, lo has dicho desde que salimos de casa.
—Lo siento, estoy nerviosa. —aplaude, toma aire y después de darle un pequeño golpecito a Zhoumi por haberse reído, continua con las indicaciones— No lo olvides, tendrás que visitarnos en vacaciones, cumpleaños, navidad, día de la madre, día del padre y un mes antes del nacimiento de tu hermano.
—Hermana—contradigo—. Será niña.
—Hermano, estoy más que segura que será niño, ¿Tú que crees amor?
—Lo que sea, por mi estoy feliz, con que nazca sana o sano, no me importa el sexo.
Zhoumi y yo tomamos las maletas y nos dirigimos dentro para la revisión. Si pesan más de lo debido, haré que mamá las lleve de regreso. Quería que le enviara algunas cosas a su prima.
—Bien, cariño. —Mamá se limpia las lágrimas traicioneras. —Te cuidas, comes a tu hora, no te pases ni una sola comida. Recuerda si te arrepientes aun cuando estas en el avión sin despegar, puedes regresar. Nosotros estaremos aquí. Solo por ti.
—Mamá, no me arrepiento.
—Solo te estoy dando una alternativa... ¿Estás seguro? Puedes simplemen-
—Cariño, déjalo. —Zhoumi pide, controlar los nervios de mamá sí que es difícil—Él tomo su decisión. —Sonríe, abre sus brazos y me mira—Luhan, hijo, te cuidas. —Me abraza, da una leve palmada a mi espalda y un leve beso fue plasmado en mi frente—Recuerda que te quiero, ¿bien?
—Si—mamá se acerca, quiere que lo diga. El de vigilancia espera que lo diga. Las personas que pasan me impulsan a que lo diga. La pequeña que mamá espera me obliga a que lo diga. —, también te quiero, papá. —Un pequeño y agudo chillido sale de él. Me toma con mayor fuerza estrujándome entre sus brazos.
— ¡Lo dijiste! —Grita mamá, dando unos saltitos de alegría. Mientras se limpia sus lágrimas. El embarazo y esto, la hacen toda una bomba de hormonas.
Hace solo tres días atrás, me encerró bajo llave en mi cuarto. Diciendo que su bebé no se irá, ya perdió uno. No quiere que otro más se aleje. Dos horas después, me pidió perdón. Ella entiende cuál era mi sueño y no quería interponerse en mi felicidad.
♦♣♦
Una, dos, tres horas pasaron. No sé cuántas horas de viaje fueron pues me quede dormido y cuando desperté fue por una fuerte turbulencia que sacudió el avión. Bajamos del avión, mi cuerpo dolía por lo entumecido que estaba. Busco mis maletas. Cuando las encuentro miro a todos lados por aquel cartel.
Al parecer a otras dos personas se les ocurrió hacer lo mismo. Camino hasta una señora, en su cartel tenía mi nombre. Me acerqué más que nada por el increíble parecido que mantenía con mamá. Solo que se ve un poco mayor y la altura era completamente otra y ni que decir sobre la complexión, pero de ahí en más, era como si mamá se hubiera transportado hasta corea solo para cuidarme.
— ¿Tia LiAhn? —Pregunto inseguro.
— ¿Luhan? —Habla en chino—Pero que guapo estás.
—Gracias. —Mis mejillas se sonrojan, no soy así, quizás deba ser por el vuelo y todo.
—Ven, vamos. Debes estar cansado por el viaje. —Tomamos un taxi, tía Liahn trata de hablar pero me adelanto dando la dirección. Justo ahora es el momento de sorprenderlos.
— ¿A dónde vamos, Luhan?
—Vamos a visitar a una persona. —Sonrío, después de ver cuán grosero debí parecer giro a verla— ¿no hay problemas, cierto?
— ¿A quién? —Cuestiona después de hacer un ademán a mi grosera forma de ser.
—A mi Pá.
— ¿Zhoumi está en Corea? no lo sabía.
—No, él es alguien especial.
—Llegamos—avisa el taxista.
— ¿Podría esperar por nosotros? —Le pregunto usando mi perfecto coreano —Será rápido.
—Claro. —Hubo muecas, pero no negativas, eso es lo bueno.
Bajamos y el taxista se estaciona en el inmenso estacionamiento de la inmensa empresa. Sí que es grande. Tía LiAhn y yo entramos deteniéndonos en la recepción, la recepcionista nos pide nuestra cita.
—Pero solo vengo a ver a Yunho. A Jung Yunho. —Cuando digo el nombre tía LiAhn, me mira sombrada.
—Lo siento, pero el presidente Jung; está en una junta muy importante. Además necesita hacer una cita con tiempo para verlo. —dice, aburrida.
—P-pero... bien, podría avisarle que Lu-
— ¿Luhan? —alguien pregunta.
—Oh, presidente Jung. —Habla la recepcionista, inclinándose en señal de respeto. Yo por mi parte camino a abrazarlo, él me corresponde al abrazo.
—Pá~.
—Luhan, ¿Cuándo llegaste? —Me mira y estira mi mejilla, la verdad es un poco doloroso que haga eso pero me agrada Yunho, así que lo dejaré hacerlo solo porque lo estimo demasiado.
—Hoy, acabo de llegar. —Me suelta y mira a la persona que me acompaña, la saluda y pide disculpas por ser tan irrespetuoso.
—Perdón por no poder ir por ti.
—No importa.
—Abrazo~. —Alguien se nos une. Otro hombre.
—Micky. —le reprime Yunho.
—Lo siento hyung, pero te buscan uno de los accionistas. —Entre carcajadas y alguna que otra mala cara por parte de Pá, soy notado—¿Pero quién es él?
—Es Luhan.
— ¡Oh! ¡El de China! —Yunho asiente— Hijo, estamos buscando arduamente a tu hermano. —Me dice, ¿Cómo lo sabe? —Kyungsoo me dijo que lo buscara antes de irse a California.
— ¿No están?
—No, volverán en menos de un mes—interfiere Pá. —Lu, lo siento pero tengo que irme, se me está haciendo tarde para una junta. ¿Me podrás perdonar?
—Claro. Adiós pá, adiós Micky—estos se despiden de mí y de tía LiAhn.
Regresamos al taxi. Cuando llegamos a nuestro nuevo destino, quedo asombrado por aquella inmensa tintorería. Creo que me está gustando este lugar.
— ¿De dónde conoces a Jung Yunho? —pregunta mi tía con un poco de asombro.
Había escuchado de los pequeños Jung que Yunho trabajaba en una empresa, y que la empresa era suya, más nunca esperé que fuera la empresa después de que la tía Liahn y el taxista hablaran sobre el enorme peso del apellido Jung, juro que jamás me habría imaginado todo eso.
—De China... —respondo—fue de gran ayuda emocional cuando se llevaron a Hansol.
— ¿Aun tienes esperanzas?
—Siempre las he tenido.
Será una larga búsqueda. Pero, no me he dado por vencido hace seis años. Mucho menos ahora.
Hannie, espero y tú también esperes por mí.
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Quiovot, ¿como les fue en su año nuevo? ¿Qué les pareció este recuento del capítulo? ¡Yo hablaré de mi experiencia en año nuevo!
Pues sucede que tengo un nuevo teléfono --iphone, pa' presumirs-- y el muy perro no me toma señal del wifi tan lejos ---su record es de cuatro metros--- pues como no me tomaba el interne, entonces en la fiesta de fin de año-año nuevo con mi familia no me tocó poner música, y pues ahí estaban las nacas de mis familiares poniendo su grupo alterado, weno, hasta ahí la cosa, eran como las 3-4 de la madrugada del día primero cuando sale la naca de mi sobrina a poner el payaso del rodeo y que salgo corriENDO A BAILARLO PORQUE YA ME VI UN VIDEO TUTORIAL DE COMO BAILAR EL PAYASO DEL RODEO Y AMONOOOOOS QUE ME PONGO A BAILAR COn todo el flow y los pasos bien perfectos cuando ¡bam! mi zapato se atoró ---porque estábamos haciendo el ridículo en la calle xdd, cosas de pobres pues--- y que me voy de nalgas al piso.
No me dio vergüenza porque estábamos entre familia, y además mi cuñado también se cayó, y pues, que sacan el tequila, y como estaba bien delicioso, todos bebimos ---me incluyo, porque esa cosa esta bien sabrosa--- ya, con su musica de nacos que mE PONGO A CANTAR A TRAVÉS DEL VASOOOOO, Y ERA MI PRIMERA VEZ ESCUCHANDO LA CANCIÓN. A veces debo darme mis baños de pueblo xdd
Un señor me dij oque con mi mal modo nunca iba a llegar a ningún lado y lE ESTABA DESEANDO FELIZ AÑO NUEVO. NO MANCHEEEEEEN, EL DON ME LA HIZO DE PEDO POR UNOS BUENOS DESEOS. Y YA NO ANDABA PEDAAAAAA.
Bueno, ya, a todo lo que quería llegar a que los amo un chingo y no tomen tequila, pero si me quieren enviar algunas, no me molesto. Besos y se me cuidan. Que tengan un bello, hermoso y sano 2019 <3
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