Decimonoveno capítulo



En mi vida he cometido cientos de errores.

— ¡Juro que si llego tarde te mataré!

Dormir hasta las cuatro de la mañana y despertarme a las casi siete de la mañana, en una habitación que no es el mía, junto a una persona que le importa un bledo la escuela. Ha sido uno de esos errores. De esos que deseas no volver a cometer.

— ¡Abre!

—Como órdenes. —responde lenta y burlonamente. Voy a matarlo, ¡juro por mi madre que lo voy a matar!

Las luces del auto parpadean y se escucha un sonido. Un ploc-clok y abro la puerta del copiloto entrando inmediatamente. Jongin por su parte, enciende el auto y arranca... Solo para detenernos a escasos metros.

— ¿Qué mierda? —suelta sorprendido. ¡Más sorprendido estoy yo por la paliza que te meteré!

—Contaré hasta cinco. —Advierto, cierro los ojos y solo intento calmar mi enojo por un momento. ¿Por qué te enojas, Kyungsoo-hermoso? ¿Acaso no esperabas ya esto en un futuro lejano?

— ¿Por qué se detuvo? —pregunta asustado mientras vuelve a encenderlo.

Aish. —pataleo. ¡Dios! Me estoy comportando como niño pequeño, mi desesperación aumenta y ¡juro que no vivirá para contarlo! ¡Tengo un maldito examen en menos de veinte minutos!

— ¡Listo! —rápidamente y con una inverosímil felicidad comenta Jongin en cuanto enciende de nuevo. Acelera un poco y el auto se detiene, otra vez de nuevo. —Está vacío.

— ¿Qué?

—El tanque...está vacío.

—Te voy a matar.

—Podemos tomar el autobús o un taxi.

—Te voy a matar. —Subo las mangas, Jongin se aleja un poco de donde se encontraba y al notar mis malas intenciones, levanta su mano, deteniéndome para que al fin él hable.

—Es solo una clase, no hay porque preocuparse.

— ¡Jódete!

Abro la puerta y a paso veloz, llego a la recepción. Pido los tres juegos de llaves. Cuando me las entregan, regreso inmediatamente. Miro el reloj, solo me quedan trece minutos, ¡perdí siete sagrados minutos esperando algo por parte de una persona tan jodidamente inútil!

— ¿Qué haces? —me pregunta Jongin, mientras tomo mi mochila y subo a la motocicleta.

— ¿Subes o te quedas? —gruño al terminar la pregunta mientras me coloco el casco. Él solo levanta sus hombros y me toma de la cintura cuando sube. Quiero tirarlo, debo tirarlo. Voy a chocar y que se parta la cara, ¡oh, Santísima Trinidad quiero que se muera!

Es el viaje en motocicleta más rápido jamás hecho —por mí—. El frío viento choca contra la protección del casco, mis manos y cuerpo; quizás, ahora estoy eliminando aquellos pensamientos de matar a Jongin, aunque solo un poco, aún continúan las ganas. Ahora que lo pienso, creo que tendré que dar una explicación por la motocicleta que acabo de aparecer como si fuera nada ante la nariz pequeña de éste condenado chismoso moreno.

Ya, como sea. De cualquier manera, soy bueno mintiendo, no habrá nada que el pequeño cerebro de Jongin logré descifrar en las mentiras. Ha vivido toda su vida pensando que podría hacer lo que quiera con quien quiera, pero se topó con el grandioso Do Kyungsoo, obviamente el muy ingrato no sabe absolutamente nada de lo que es la vida y así como cree que me tiene, podrá creer cualquier cosa de que mi santo ser salga.

Paso algunos autos, y de reojo veo a las personas que esperan el autobús o aquellos ingratos que caminan felices. Todos dando algunas miradas por donde pasamos, ¡así es señores, envidian mi gran motocicleta de colección y carísima!

— ¿Qué es lo que se ve mal en esta imagen? —pregunta casi a gritos, y apenas logro escucharlo.

— ¡No lo sé! — "Y no me importa", gruño. Subo la velocidad de la motocicleta y ahora el número cuatro se marca con facilidad, los carros a mi alrededor se quedaron estancados a comparación de la velocidad en la que vamos. Básicamente volamos, que juro que, si me paso algún semáforo, la cámara jamás podrá notar el número de placas porque, diablos, Flash se queda lejos de lo que acabo de hacer.

No me pasé ningún semáforo.

Jongin gritó con fuerzas.

Y ahora que lo pienso. Jongin es más alto que yo. Me tiene fuertemente abrazado de la cintura. Esta encorvado de más para poder poner su cabeza en mi espalda y que el viento no le despeine —he aquí mi gran venganza: no le di el casco extra que tengo. ¡Oh Dios! Soy un ser maldito—. Sus piernas mal flexionadas para no arrastrarlas y caer en el asfalto por la increíble velocidad.

—Ah, —río, Jongin clama en regaños que nos detengamos porque se le metió algo en el ojo. — ¡Agárrate fuerte! —Y ahora el número que jamás creí ver apareció, un cinco y Jongin ya está a nada de llorar.

A poco menos de dos minutos antes de que el timbre sonara, llegamos. Corro y soy perseguido por Jongin —ya que compartimos esta clase— y antes de entrar este me detiene. ¡Ah, que no logra captar que realmente estoy ocupado en este jodido momento, ¿o qué?! ¿Se les cayó a sus papás de chiquito o porque no agarra la onda?

Lo iba a alejar e insultar a la vez, pero su respiración agitada choca contra mi rostro en el justo momento y puedo oler la menta del enjuague. No lo quise notar, juro por mi calificación de diez que no quise prestarle atención al poco de sudor corriendo por su cuello —raramente bien, se le veía extraña y raramente bien el sudor—. Y al final, siendo la cereza del pastel, me obsequia una cariñosa sonrisa que deja libre su agitada respiración.

—Buena suerte en el examen.

Igual- —No termino, cuando me calla de un beso. Esto me está desesperando, ¡cómo demonios se le ocurre hacerlo en un lugar como éste!

Pero no solo eso, ese bastardo de Jongin ¡lo ha hecho casi toda la semana! —y eso que apenas estamos a miércoles—. Cualquiera creería que tendía pudor y vergüenza, por lo que todo terminará en un simple beso robado, pero en algún punto de las ganas que me tiene me pega contra la puerta, haciendo un sonido sordo, que a más de no debió sorprender dentro del salón. Alguno que otro que pasaba, solo miraba y huían.

Muerde mi labio y no lo dejo reaccionar, cuando ya está en el suelo. Sobándose su entrepierna. Su expresión de dolor me hizo sentir mal, pero se lo merecía. Doy media vuelta y relamo mis labios. Esto se está volviendo frustrante. Ya me estoy acostumbrando a sus atracos. ¡Y así no funciona la cosa! ¡Demonios!

—Jódete. —Le doy una simple mirada y abro la puerta, ganándome la mirada de muchos (incluyendo la del profesor de contabilidad, que se joda también él por programar exámenes cuando se le plazca).

Kyungsoo-yah, te a-

—Una palabra más —se calla, levanto mi índice derecho y suelto un suspiro— y juro que no conocerás a tus hijos.

Suerte. —dice en un hilo de voz, aun en el suelo. Rodando de momentos.



•♦•

« J u n m y e o n »



—Muy bien clase, tendrán que entregar el- ¿alguien puede por favor despertarlo? —dice molesto el anciano profesor Kim. Mordí mi labio, no quise reír al igual que los demás, así que solo resoplé al cerrar los ojos y tragar saliva.

—Pero ya lo hemos intentado desde que entramos a clases. Y...—mira su muñeca. —ya han pasado casi dos horas. —Risas, aclaro la garganta, y dos personas a mi alrededor callan.

—Está bien, dejémoslo. —El profesor suspira y yo doy un vistazo al chino de mis sueños.

— ¿Es cierto que habrá exámenes en esta semana?

—Así es. —El profesor le responde casi al instante. Yo por mi parte, anoto lo que está apuntando en el pizarrón. Trato de ignorar el leve ronquido que Yixing ha soltado y las casi silenciosas carcajadas que un par de chicas sacaron al escucharlo.

— ¿Y nos dará el-?

—Es todo lo que hemos visto en este parcial. —Responde de inmediato, interrumpiendo la obvia pregunta que estaban a punto de cuestionar.

—Pero es bastante. —le reprime la chica que está a mi lado.

Volteo a verla y con una rapidez desmedida, me guiña. Sonrío por el acto, levanto una ceja y ella me obsequia un guiño más. Jamás he tenido algún problema que salir con mis compañeras de salón, es un poco problemático a veces, pero existen excepciones, como éstas.

—Bien clase, es todo por hoy. El timbre sonará en...—mira su reloj de mano. — siete minutos, nos vemos la próxima clase. —Eso era un adiós.

El profesor mete todo a su bolso y sale del salón, siendo seguidos por casi todos mis compañeros. Guardo lentamente la libreta y en mi mesa aparece un pedazo de papel. Volteo hasta ver a la persona que lo puso, y es la misma chica de hace un momento. Tengo cierto problema en recordar los nombres de todos ya que cada seis meses hay cambios en todos lados especialmente en éstas clases, que, solo puedo decir con claridad que es linda y es, en parte, importante.

Muerde su labio y después me guiña por tercera ocasión, encantado tomo el pedazo de papel y lo leo. Justamente su número. Saco mi celular y anoto el número, el tono de llamada de la chica resuena y le guiño de vuelta, todo quedó como debería ser. Ella, encantada, se aleja dando pasos lentos y seductores, meneando sus caderas y el largo cabello le secunda.

Me levanto de mi lugar y estoy por salir cuando recién lo recuerdo. La razón por la cual tener una pareja en el salón es la excepción. Estábamos solos. Nadie pasaba y eso me daba un poderosos plus para seguir en lo que sea que estaba pensando.

Un pequeño ruidito —gran ronquido—, y volteo a verlo. Todo el salón esta solo —a excepción de nosotros dos—. Quizá es momento de cumplir una de las fantasías más deseadas. Robar un beso mientras está dormido. ¿Qué? También veo películas con Kyungsoo y puedo tener tanta fantasía escolar como se me plazca y cuando se me malditas plazca.

Me acerco cautelosamente y puedo notar la baba cayendo, haciéndome reír por la imagen que me da. Es hermoso aun cuando babea. Detengo la respiración y cuando estoy a escasos centímetros, paso la peor de las vergüenzas en mi existente vida.

Despertó.

— ¿Qué haces? —suelta Yixing mientras abre sus ojos y me separo, un enorme sonrojo fue aquello que me delató o eso creo, la verdad es incómodo y mi corazón late con fuerza.

—Y-yo...—Muevo mis manos, balbuceo y cuando creo tener la idea correcta, el chino de mi vida rueda los ojos.

La verdad. —pide mientras se reincorpora y levanta sus brazos para poder estirar su cuerpo, aun estando sentado.

—Bueno, yo...este, yo quería...no sé- —No encuentro argumento alguno que pueda inventar en estos momentos, estoy en blanco, la baba que aún sigue en sus labios provoca aquel pensamiento vacío en mi cabeza.

—No has respondido a mi pregunta.

—Quería sentir lo que —paro, entro en pánico y si no corro en estos momentos creo que será mi peor decisión. ¡Y al demonio lo que pase! — es besarte mientras duermes. —La valentía que creí tener, se apagó por lo que mientras terminaba de hablar agaché mi cabeza instintivamente, cerrando los ojos y maldigo a Luhan por enseñarme a ser siempre sincero con todo (o casi todo). "Un hombre de verdad", diablos, ¿qué con eso? ¡Creo que moriré de vergüenza en estos momentos!

—Oh...—un sonido sordo se escucha y volteo a ver lo que paso, esperándome por lo menos a Yixing huyendo o algo similar y no verlo tirado sobre la mesa haciendo ronquidos exagerados.

— ¿Qué? ¿Qué estás haciendo? —en tan solo unos segundos, mi vergüenza acababa para que la sonrisa que no supe su razón de existir, comenzara a formar parte de mi rostro.

—Estoy dormido. —responde con prisa, mientras mantiene los ojos cerrados fuertemente y los falsos ronquidos se hacen presentes de nuevo.

—No se verá-

—Hazlo —no pidió ni me dio opción, oh, por supuesto que no, él me acaba de ordenar— antes de que despierte. —me advierte y vuelven los ronquidos.

Me acerco lentamente a sus labios. Rozándolos rápidamente e inmediatamente separándome. Miro su reacción y noto aquel ceño fruncido asomándose con gran rapidez. Muerdo mi labio, tomo aire, elimino la vergüenza y me acerco de nuevo.

Esta vez, tomando un poco de tiempo y, para ser sinceros, sonriendo como jamás imaginé sonreír en mi vida es que uno mis labios con los contrarios; al inicio, mientras me acercaba me imaginé un par de movimientos que nos dejaran sin aliento, esperé iniciar lento y después, si es que se prestaba Yixing, terminar tocándonos bajo la ropa y él o yo sobre alguna mesa mientras nuestras ropas caen o algo por el estilo, pero me emocioné tanto que lo único que pude hacer fue darle un pico. Pero la cosa no terminó ahí, creo que me emocioné de más que provoqué un exagerado y sonoro «muack» al separarme.

Oh, esto es tan vergonzoso que solo me queda retirarme con el rostro enrojecido y detenerme a mirar aquella reacción que me hace suspirar con cualquier cosa tratándose siempre del chino de mi vida, pero el ceño aún sigue fruncido.

Suspiro cansado y lo hago de verdad. ¿Qué? Al final si me arrepiento de algo, que sea de no hacerlo y no de si haberlo hecho.

Tomo asiento, e imito la posición en la que se encuentra. Mirándolo, me acerco lentamente y mi nariz roza contra la suya, un pequeño brinco sale de él en el momento en que inicio a hacer unos pequeños movimientos y él sonríe. Su hoyuelo fue lo primero que vi, después sus ojos se doblaron un poco en alegría y al final, suspiró con sus labios abiertos y la mueca de gozo es la última en salir. La primera en ser anunciada y la que al final aparece.

Primero pego mis labios lentamente, manteniéndolos juntos, sin hacer movimiento alguno. Sintiendo la palpable desesperación que emanaba al trata de moverlos un poco; avanzo. Levanto un poco mi cabeza y nuestros labios ahora encajan uno al otro, mi mano pasa por su cuello y, en un leve movimiento de su parte, la aceptación es dada y lo acerco aún más, solo un poco más.

Hay desesperación de mi parte, mi corazón late más de lo que alguna vez creí que lo haría, mis manos pican mientras sostienen lo más posible de Yixing y mis labios, ¡oh, mis labios! ¡Creo que me acabo de resetear! ¡Tanta emoción no me deja pensar en lo que seguirá a continuación!

Abro un poco mi boca y él me imita. Estoy perdido. Nos separamos para tomar algo de aire, aunque no me molestaría morirme de asfixia si es en sus labios, estoy dispuesto a perder la vida si es que él me la pidiera ahora mismo. Creo que he muerto, siento su lengua. No, no es mi imaginación, tímida toca mi labio superior y mi control, se esfuman.

Mi cuerpo no me responde más. Me levanto de mi asiento, y lo tomo con desesperación hasta que gira por el impacto. Su respiración esta agitada, sus ojos están cerrados y un rubor, ¡Oh, madre mía! ¡hay un increíble rubor en sus mejillas! Mis manos lo toman, acaricio su piel y cuando creo no poder aguantar más, lo vuelvo a besar.

Mi lengua, atrevida, entra en su cavidad y él la lame con parsimonia, entre mis dientes quedó el labio inferior de Yixing y sin cariño o cuidado alguno, lo jalo provocándole ruidos bajos saliendo de sus labios, oh, todo esto me está prendiendo como jamás creí.

Cuando menos lo esperamos los dos, Yixing ya se encuentra entre mis piernas y yo en su asiento. Una de sus manos la tengo prisionera con la mía, y la libre manteniéndose fija sobre mi hombro. Mi mano libre aferrándose a su cintura, atrayéndolo más y pegándonos sin pena alguna.

Mantenemos nuestras frentes unidas cuando sentimos que era el momento adecuado para parar, tomar aire y pensar un poco más de lo que acaba de malditas suceder; nos separamos por un momento, en lo que se regulan nuestras respiraciones. Estoy por hablar, esto se salió de control, y tenemos una clase ya casi perdida —sí, la profesora Lee no perdona ni un solo minuto—. Intento hablar, decir algo que me aleje las ideas que estoy teniendo ahora mismo al sentir su cálido aliento. Trato. Realmente estoy dando todo de mi para no caer en las tentaciones.

Nos separamos un poco y por fin, abre sus ojos. En su perdida y adormilada mirada, hay un brillo desconocido. Pero bastante llamativo. Antes de poder hablar o pensar algo más que me haga arrepentirme. Siento sus labios sobre los míos, su delgada y caliente mano sobre mi mentón. Introduciendo su tibia y pecaminosa lengua, rozando la mía y sonriendo cuando sigo sus pasos. Mi mente no reacciona en estos momentos, la maldita felicidad me sega por completo o casi por completo...

Me gustas. —escucho entre el beso, y no sé si fue mi imaginación, o realmente sucedió.

— ¿Qué? —pregunto incrédulo, ¡vamos! ¡que por favor me diga que no lo acabo de imaginar! Mi voz se escuchó más ronca de lo normal, mi respiración es irregular y las palabras salen una vez más pidiendo que repita lo que creí haber escuchado.

Me gustas. —lo repite de nuevo, su mano se aleja, sus labios se detienen, su voz bajó mucho más de lo que es normalmente y, como debía ser, nos separamos.

Lo miro expectante y todo en él es tan fácil de leer que sin más ni menos se avergüenza, mostrándome el enorme sonrojo que pareciera jamás desaparecer. Paso saliva con nervios y me acomodo un poco mejor, él mira decepcionado el suelo, aún no sabe lo que diré y ya ha sacado una respuesta. Me da una falsa sonrisa de alegría y se levanta lentamente de donde estaba —que era sobre mis piernas—, su lengua sale nerviosa para lamer sus hinchados labios y en sus ojos puedo sentir una desmedida tristeza. Deshace el agarre de nuestras manos y da media vuelta sin esperar a alguna respuesta. Toma su mochila, da un respiro profundo y cuando esta por colocarla sobre sus hombros. Lo detengo.

Lo tomo de la cintura y Yixing, inconsciente, toma asiento sobre la mesa. Aun sin levantar el rostro, puedo escuchar el sonido que hace cuando pasa saliva. Con mi derecha lo tomo del mentón, sube la mirada de poco en poco, intenta no llorar pero las lágrimas están a nada de salir con lo que sea que vaya a decir en estos momentos y nos miramos fijamente.

Me gustas. —suelto con desesperación, ¡y como no lo iba a hacer si he esperado todo este tiempo para poder decírselo con esta libertad! y antes de que reaccione, lo tomo de su mandíbula y reparto cientos de besos en sus labios y por casi todo su rostro.

¡Este es el mejor día de toda mi vida! ¡A la mierda las clases y los ligues de un día! Escuchar de sus labios un «me gustas» es lo mejor que puedo obtener en esta vida.

— ¿Ya despertaste? —pregunto emocionado y niega.

—Tengo el sueño muy pesado, no creo despertar nunca. —suelta rápidamente y sin más ni más, mantiene fuertemente cerrado sus ojos.

—Entonces, ¿puedo aprovechar hasta que despiertes? — y como respuesta, recibo sus dulces labios.

Hasta que despierte. —responde, tomando de nuevo mi mano.



•♦•

« C h a n y e o l »



—Si te dieran a elegir el animal en el cual reencarnaras, —esta duda me está matando, tal vez, de acorde a la respuesta que obtenga podré saber la forma de pensar de las personas— ¿Cuál elegirías?

—No sé de qué me hablas.

—Ya sabes, la reencarnación y todo eso. —tomo el teléfono, iba a investigar más términos para que no creyera que soy tan tonto que olvidé las demás palabras relacionadas a las creencias religiosas de algunos lugares, pero mejor lo guardo cuando su pequeña miradita de molestia se presenta— Estaba leyendo un libro que-

—Chanyeol...

— ¿Sí? —respondo inmediatamente, eso me ilusiona.

—Solo, cállate.

— ¡Oh, vamos! Hay que hacer más divertido esto.

—Ni siquiera te conozco del todo, —gruñe. En serio gruñó, ahora estoy creyendo que el animal que creí que sería en su reencarnación está mal—solo me agrada tú primo. Estamos casi perdidos en el séptimo piso y ¡el jodido elevador no funciona! las escaleras están cerradas. —suelta de golpe, y sigo sonriendo. —Fui arrastrado por ti, y si no fuera por tu culpa, estaría felizmente comiendo. —suspira profundamente, no, creo que sí elegí bien, esto es como esa caricatura que vi. —Mi tripa gruñe, me desperté tarde y ¿aún tengo que soportar esto? Soportarte.

—Yo creo que serias un Búho. —este entrecierra los ojos y termino siendo juzgado. — Tus ojos son similares a uno, ¿alguna vez te lo han dicho?

— ¿Y si nos mantenemos callados por un minuto?

—No seas aguafiestas, Soo.

— ¿Soo? —pregunta incrédulo, tal vez no debí de tomar mucha confianza tan pronto. Lo llamaré Kyungsoo-yah a partir de ahora mismo.

—Está bien, Kyungsoo. —ruedo los ojos y al fin me mira. — ¿Qué quieres hacer? Tenemos veinticuatro minutos para divertirnos como desquiciados y hacer todo lo que quieras, o bueno, no todo, recuerda que aun soy de Baekhyun y me doy a respetar así que no me provoques por favor.

—¿Puedes entregarme mi celular? —suplica— para poder enviarle un mensaje a mi hyung y-

—No podemos dar nuestra ubicación. —digo serio y él hace una mueca un tanto graciosa.

— ¿Qué es lo que te pasa? —pregunta casi molesto, si no fuera porque es un adulto, apuesto a que habría pataleado mientras hace berrinche.

Ayudo a un amigo. —me da una mirada juzgadora y a penas lo noto, sus ojos muestran todo. Desde el enojo hasta la sorpresa de mis palabras. No cabe duda, jamás me equivoco. —Realmente serias un Búho, ¿no lo crees? ¡Mírate nomás en un espejo y lo descubrirás todo!

—Habla. —se levanta de golpe y su mirada me da miedo. Ignora todo lo que dije y me pide repetir la razón por la cual «Estoy ayudándolo» Empuña la mano y trago saliva nervioso, ¿esta cosita está por golpearme?

—Estoy salvándote de lo que podría ser una muerte segura. —Digo simple, jamás me ha gustado meterme en los asuntos de los demás, pero no lo sé, debe ser porque leí ese libro donde inmediatamente me imaginé en lo que se convertiría si reencarnaba en algún animal de bosque. O puede que me haya encariñado porque es un poco de mi tipo y ahora estoy en el dilema de ayudarlo o no. Hasta quizás se trate de que es la única persona que sabe de mí no relación con Baekhyun es la única persona que hasta el momento me puedo apoyar y no quiero que le hagan nada.

En efecto, creo que es por el segundo supuesto.

¿Eh?

—No tienes por qué agradecerme, siempre suele suceder en la segunda semana. Y por lo que supe, hoy seria ese día.

— ¿De que estas hablando?

—Solo te daré un consejo, no caigas. —él mira a su alrededor y busca algo. Después pasa su vista hacia el suelo, y casi chillo cuando me volvió a mirar.

— ¿De dónde caeré? —pregunta algo asustado, y rio ante su hipótesis.

—No es tan literal, —río, estoy tan seguro que me odiaría el resto de mi vida si algo le pasara, me está agradando después de todo. Además, ¿esto no cuenta como un favor? — pero solo porque me agradas te lo diré: No caigas en su juego.

—Sí, yo no caeré. —achina sus ojos de forma sospechosa.

—Es bueno que lo tengas entendido. —sonrío. Sé que no tiene la más remota idea, o eso creo, pero es tan gracioso verlo como finge saber lo que le estoy diciendo.

—Solo para una mejor traducción, ¿en que no tengo que caer?

—En-

— ¡Oh, maldita sea! ¡Park Chan Yeol! —Oh, creo que es mi día de suerte—¿Qué mierda pensaste, cuando lo hiciste? — Baekhyun grita molesto y tomo a Kyungsoo de la mano para huir.

El séptimo piso es totalmente tenebroso. Solo hay mesas y alguna que otra figura. Muchas puertas, y polvo también. En alguno que otro pasillo, hay decoraciones como si fuese un museo. ¡¿Por qué hay un museo aquí?!

Abro una de las puertas de los salones y entramos rápidamente. Cerrándola con una rapidez indivisible, ponemos como peso de retención una de las mesas. Tal vez, Baekhyun molesto no sea muy gentil. Suspiramos aliviados y sonreímos cómplices por nuestra victoriosa huida.

Pero se nos olvidaba algo. El salón tenia doble puerta.

— ¡Que mierda pasa por tu cabeza, imbécil! —grita molesto, alertándonos. — ¡Siempre se hace eso! Y no es que tenga algo en contra tuyo Kyungsoo, pero, —baja su tono de voz y si no lo conociera bien, diría que se ha puesto nervioso— ¡Dios! ¡Eres un imbécil! —se toma del cabello, si no fuera porque sería mucho y sé que no lo haría jamás, está en un dilema sobre si delatarme o callarse por mi intento de rescate.

— ¿Qué? Ayudo a un amigo, ¿aún no te enseñan en el kínder lo que es la amistad, niño? —le pregunto burlón y empuña las manos. Estamos listos, él para golpearme y yo para estar cerca suyo.

—Solo dame un minuto, y haré que te tragues tus palabras maldito alto imbécil. —amenaza, Kyungsoo da un paso atrás y yo avanzo uno para estar en un plano más cercano a Baekhyun.

—Ven niño, te estoy esperando. —hago una seña con mis manos, él ataca como si de un ninja se tratara. Creo que ha sido una mala idea, después de todo no siempre podré ser insoportable con la persona que me gusta para poder ser recordado por siempre...creo que maduraré.

Golpes, dolor y falta de aire, es lo que siento cuando el pequeñín niño de un metro y poco, me golpea. Siento una mordida en mi brazo y grito de forma gutural por el dolor. Kyungsoo quien era nuestro único espectador, mira con los ojos más que abiertos. Y sigo pensando que parece un Búho.

Baek me lanza contra la pared — ¡¿Cómo demonios lo pudo hacer si peso casi lo doble que él?! — y lentamente bajo, hasta quedar en el suelo, donde sus patadas me hacen compañía.

De un tirón, dejo a Baekhyun en el piso, más específico: en mi regazo. Tomo una de sus manos y la aprisiono fuertemente, esta es ahora la mía, ya dejé que se desquitara, es mi turno ¿qué no? Su otra mano libre la sostengo detrás de su espalda, quizás lo hice con mucha fuerza porque sisea de dolor. Levanta su cabeza dejando al descubierto su blanquecino y delgado cuello. Traga saliva nervioso y, como si no fuera nada, baja sin descaro alguno de forma seductora por su pequeña manzana. De por si me altero de más cuando esta Baekhyun ahora imaginemos el verlo a total merced ante un furioso agarre, ¿alguien está pensando en mi bien? ¡Por favor llamen un médico que creo moriré si esto continua!

Trago seco, cuando jalo su mano con mayor fuerza y este gime de dolor. Todo es mi culpa. La poca cordura que tenía —porque eso de que cayera justamente encima de mí, la agotó casi por completo— se desvanece y sin importarme quien pueda verme, lo muerdo. Justamente en esa delicada manzana, provocando que un sonido hermoso —gemido de los Dioses— salga de sus delgados labios.

— ¡Oh Dios! ¡No! ¡No! ¡No! Y ¡No! —gritan y me asusto, creo que esto es algo bueno, suelto a Baek y mirando a un muy alterado Kyungsoo, caigo en cuenta que quizás, solo quizás no deba hacer más cosas que me hagan confundir o confundirnos a ambos. — ¡No! —exclama molesto, pero a la vez perturbado. —No otra vez.

— ¿Q-que? —pregunta Baek, y su voz se vuelve totalmente melódica para mi...otra persona. Definitivamente necesito ir al médico, mis palpitaciones (y no solo las del corazón) no han parado desde que lo toqué.

¡Sepárense! —ordena, iba a negar su absurda petición porque ¡vamos! ¡oportunidades como estas no las tendré todos los días! Estuve a nada de replicar cuando Baekhyun se levantó, odié mi vida y obedezco de igual manera.

Una vez parados, y a una distancia prudente, Kyungsoo nos da un sermón sobre cómo no debemos ser exhibicionistas y trató los traumas que podemos crearle a las personas que puedan vernos.

El timbre resuena por todos los pasillos y Kyungsoo asustado, sale del salón. Baek da unos cuantos pasos y lo detengo. Doy un vistazo por la puerta y veo a un muy perdido Kyungsoo caminando por los desolados pasillos. Es ahora o nunca, lo repetiré de nuevo, esta clase de oportunidades no se deben desperdiciar tan fácil.

—Hey, Baekkie~. —susurro en su oído.

— ¿Qué mierda quieres ahora? —pide entre molesto, emocionado y perdido, mordiendo su labio rápidamente. ¿Cómo pude identificar el tono de su voz? Ni idea, solo sé que él también quería hablarme, eso lo inventé, pero la esperanza es la última en morir.

—Perdón.

Y antes de que me pudiera golpear o algo por estilo, lo tomo de la nuca y uno nuestros labios. Muerdo su labio y se pega más a mí, haciéndome despertar. Juro, que este pequeño me pone... ¡Juro que no puedo dejar de pensar en sus labios! ¡Ya me estoy alterando!

Mis labios viajan por su blanco cuello, mismo por el que hace algunos minutos no logré disfrutar del todo, ahora está a mi sana disposición. Mis deseos salen, sus caricias se vuelven desesperadas imitando las mías, aprovecho una vez más, y lo muerdo.

Si me preguntan, fue el mejor momento de mi vida. Dejé una marca en su hermoso cuello, él no me apartó y por si no fuera poco, un incontrolable sale de los labios de Baekhyun. Me encendí, me asusté de igual manera y muy a mi pesar, tapo sus labios de inmediato. Kyungsoo aún está cerca. No tenemos que arriesgarnos —más—, mi respiración agitada no es por lo que hicimos, ¡Claro que no! ¡Es miedo! Él asiente, pega sus manos a mis costados, segundos, nada pasaba, su lengua lamió mi mano y es momento de dejarse llevar. Su delgada y delicada mano viaja por mi nuca, me inclino más para que ahora él sea quien se aproveche de mí. Creo que acabo de tener un orgasmo seco, siento espasmos bonitos y mi espalda tiembla, así como mi piel se eriza a la par.

—Si en dos segundos no caminan a mi lado, aquí correrá sangre.

Baekhyun avergonzado, esconde su cabeza en el saco del uniforme y yo solo asiento entre sonrisas. Kyungsoo me da una de esas miradas, que dan miedo y creo en su advertencia, así que lo seguimos.

Lo único bueno de todo esto, es el hecho de que Baek no se separó de mí en ningún momento —por lo avergonzado que se encontraba—. Fue el mismo de siempre cuando llegamos al primer piso y tuvimos que separarnos.

Antes de que las puertas del elevador se abrieran, le robo un beso y Kyungsoo nos mira sin mucha sorpresa ya. Al parecer ya se le paso. O solo cayó en cuenta de que estoy tan jodidamente embobado por todo lo que Byun Baekhyun pueda o no darme.

— ¿Por qué lo hacen si se odian? —pregunta Kyungsoo, cuando Baekhyun se aleja y todos lo miran. Deseándolo. O bueno, yo lo deseo.

—Yo no lo odio. —le doy una de mis torpes y sinceras sonrisas. Kyungsoo niega y ríe bajo. No lo sé, quizás no tengo más que decir y él tal vez no tiene que más preguntar por lo que nos quedamos ahí, mirando fuera del pasillo como si en realidad nos importara que las puertas no se cierren. —Solo me gusta molestarlo.

— ¿Por qué no solo le dices que te gusta y ya? —pregunta y yo alzo los hombros, ni yo sé lo que siento.

—Tal vez, se arruine lo que tenemos... Soy un poco torpe, no me gustaría confundirlo...

— ¿Confundir qué? ¿El odio mutuo? —pregunta divertido. — Eso siempre estará, solo hazlo. —golpea mi pecho despacio, y hago una expresión de dolor exagerada. — Yo te apoyo, amigo.

Un segundo fue lo que bastó para que saliera y que las puertas se cerraran. Lo vi alejarse, reí porque es lindo hablar con alguien y un sonrojo aparece en mi rostro. Uno de mis manos viaja hasta mi pecho, justo donde el corazón queda y miro a todos lados. Como colegiala enamorada.

Soy su amigo.

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