Decimoctavo capítulo
Y ahí estoy yo. Semidesnudo, con una negra y risada peluca, solo un bóxer que me cubre y un par de calcetines que me calientan. Soportando las fuertes ventiscas del aire helado que diciembre me otorga y cantando a todo pulmón. Caminando de aquí para allá, en la azotea teniendo un único espectador, quien felizmente mantiene estirada su mano derecha mientras graba todo sin perder un solo segundo de mi humillación.
Hoy viernes, el único día en que me libero de todo —ya que cambié mi día de descanso, antes era el martes, ahora ya no—. Yo, que debería de haber estado recostado en mi cama, viendo alguna mala película en mi departamento —al cual le añadamos la palabra «calefacción» para que la gloria sea cumplida—y no pasando frío en esta noche como lo estoy haciendo justamente ahora.
¿Cómo llegue aquí? Sencillo, digamos que jugar con Jongin no es la mejor opción de todas.
Viernes en la mañana
El día de hoy se siente frío. Todos mantienen una expresión de nostalgia. Algo interesante ha pasado, y nadie ha hablado sobre eso. El señor del clima dijo que hoy habría una baja de hasta cuatro grados centígrados bajo cero, eso explica muchas cosas.
Siendo sinceros es extraño que afuera haya un precioso sol y solo aquí dentro esos grados estén, bueno, es Neibor ¿Qué es lo que me ha de extrañar?
Ahora que lo pienso, sí que algo de lo más extraño ha pasado hoy, Jongin no me ha molestado o ha tenido uno de sus ataques bipolares, donde soy su hyung o soy una mierda. Llegó a clases, se sentó como si realmente fuera a prestar atención, manteniéndose como el mocoso imbécil y tonto que es mirando su reloj, distraído de cualquier cosa que sucede a su alrededor.
Es mi segunda hora libre y suelo no hacer absolutamente nada, pero Junmyeon me mandó un mensaje diciendo que tiene algo importante que decirme, después de ignorarlo y seguir con mi plan de no hacer nada, me llamó y regaño así que justo ahora voy camino a la cafetería, dejando atrás a Jongin junto a su aburrida, pesimista y nostálgica aura.
Llego a la cafetería y los veo, a los dos Kim junto a la persona menos deseada en estos momentos. Junto al Panda. Nada ha sido igual desde entonces. Ya no es lo mismo. Juro que trato de no juzgar o pensar de más, pero mi imaginación vuela lejos y la vergüenza de recordar lo que hacían aparece sin mi consentimiento.
El mismo lunes —después de las jodidas tutorías y del trabajo—, lo pensé por más de dos horas, durmiendo a las casi 4 de la mañana. Tal vez miré mal y las personas que creí haber visto, no lo eran. Y el Panda sigue siendo igual de santo ante mis ojos. Y no, nada de lo que vi fue cierto. Tao se va a ir con Diosito de lo puro que es.
Con aquella desmedida actitud positiva llegué a Neibor —junto con mis prolongadas ojeras—, puse atención a las clases y a la hora del receso... todo se fue a la borda.
Tao caminaba raro. Tao siseaba al dar pasos largos. Tao cojeaba de vez en vez. Tao no gustaba de tomas asiento en las cómodas sillas. Tao llevaba una enorme bufanda. Tao hacia expresiones de dolor cuando trataba de acomodarse mejor. Kris no apartaba su mirada del Panda, y daba pequeñas sonrisas de malicia cuando lo veía hacer gestos.
¡Qué realmente me lo partió en dos, este ingrato!
Y todo eso no termina ahí, ¡pero claro que no! Baekhyun dándome miradas cómplices, casi rogando en su mirada que no diga nada...y pues, todo sigue normal.
—Así que...
—Luhan se va mañana a China. —cuento algo triste, Ge suele irse en estas vacaciones a visitar a su familia hasta china. Pero, aun así, no me acostumbro. No lo sé, me imagino que se encontrará una novia por aquellos lugares y de repente nos llegará un mensaje a todos diciendo que se casó y no volverá a corea jamás en su vida, creo que a eso es a lo que le temo.
— ¡Luhan se va! —grita alegre Tao y por una vez en la semana lo miro. Después tose incómodo, pega una expresión más triste y habla. —Se va, lo siento, esto tenía que suceder, tarde o temprano.
— ¿Qué es lo que tenías que decirme? —le pregunto a Junmyeon. Por el momento me siento un poco incómodo, por más que lo niegue, el entablar una conversación con Tao, denme un par de días y me compondré, lo juro, por el momento aún no trago el acontecimiento pasado. Pero te lo juro Panda que en cuento ya no me importe lo que hiciste en las regaderas, te miraré bien y no me avergonzaré pensando de más. Pensamiento de amigo, lo juro.
—Hoy tendrás que estar pronto en tu departamento. — Junmyeon-hyung toma un par de papas que se compró y muerde mientras me informa todo lo que tengo que hacer, se me antojaron por lo que se las arrebaté y las comencé a comer yo, me miró feo, pero después negó para levantar su mano y segundos después, tener otras en la mano—Papá quiere hablar de algo.
— ¿No podrías simplemente decírmelo por mensaje?
—No, Dae quería salir de clases y el Panda también. —estos dos asienten y sonríen como niños, la sonrisa de hyung crece y con otro movimiento de manos, ahora todos tenemos papas fritas.
—De cualquier manera, hoy es mi descanso. —Tomo asiento en una de las sillas y me relajo, robo un poco de la frutilla que Dae dejó de comer por las papas y al sentir el robo, me mira mal— ¿Qué? Soy una persona en crecimiento.
—Tú ya no creces hyung. —se burla Tao.
Mi hora libre se pasó entre risas, comida y alguna que otra mirada —por mi parte— a Tao. Aún sigo pensando en el motivo por el cual ambos hicieron lo que vi. Es aterrador el solo recordarlo. No le pude hablar o reprimir algo, Panda, te prometo que esto pasará y no le prestaré la más mínima atención, pero en serio no puedo mirarte a los ojos, aun no estoy preparando, estoy dando lo mejor de mí, así que has lo tuyo y no me hables o mires por el momento, porfas.
Cuando al fin entré a clases, Jongin no se encontraba. Y el ambiente del lugar sigue igual que en la mañana. Creo que debí preguntarles a los otros antes que demonios está pasando y porque esta tan frio el clima, seguro no pagaron la calefacción, jodida Neibor, ¿no que muy rica?
A la hora del receso, estaba por salir cuando de la nada aparece Jongin. Mirándome, y tomándome fuertemente del brazo.
— ¿Qué haces? — pregunto y no recibo respuesta. ¿Saben qué más odio a parte ser jalado, que me dejen en ascuas? —Ya que tenemos esa confianza de preguntarnos cosas, lo haré: ¿Por qué todo este silencio? —pregunto y él sigue jalando. —Es como si hubiera muerto alguien.
Un golpe, solo eso fue lo último que sentí cuando Jongin me lanzo contra uno de los casilleros. Las personas que pasaban miraban con burla y la sonrisa burlona que Jongin me restregó fue suficiente para perder los estribos y regresarle el golpe, no uno normal, ¡oh, pero claro que no lo fue! ¡ese fue el golpe de ira regresada al diez por ciento!
Antes de que este pudiera despabilar, me separan, cargándome hasta llevarme lejos de aquella mierda. Inicio a patalear entre el aire y los demás miran sorprendidos, ¡¿Dónde quedó su puta sonrisa, hijos de puta?!
Jongin, de un lado, contra un casillero, recuperándose y con el labio sangrado, suspirando lentamente mientras se reincorpora y yo, tenía los pies volando y a Sehun abrazándome por los brazos, junto con mi cara de molestia presente.
—Perdón hyung, ¿pero podrías no volver a hacer lo mismo? —susurra cuando Jongin se aleja cual mierdita que no aguanta nada, ¡ja! ¡¿no que muy bravo, imbécil?!
— ¿Qué?
—Solo por hoy, aguanta el enojo de Kai.
— ¿Porque?
—Solo hazlo, ¿sí? —Niego, claro que no lo aguantaré. ¿Qué no vio como me tiró de golpes sin aviso alguno? Dejen que me lo encuentre de frente y no sabe cómo le va a quedar la jodida cara — ¿Si te pago lo suficiente, le pedirás perdón y no lo maltrataras?
—Oh...—Oferta tentadora, mi orgullo por dinero. Claro que no doblegaré, ¿acaso no vio como me atacó de la nada? ¿cree acaso, que me arrodillaré por dinero? ¿Acaso no saben quién demonios soy? — ¿Cuánto es suficiente? —pregunto aun molesto.
—Cualquier número que quieras más nueve ceros. —suelta con una enorme sonrisa.
Claro que las personas en ocasiones somos tentadas a muchas cosas. Como cuando te prohíben algo y simplemente no puedes decirle «no», una vez que lo encuentras ahí, a tu merced. Así como cuando vas al dentista y te prohíbe las golosinas, caramelos y de más, pero justamente ese día, saliendo del su consultorio te encuentras con el dulce que tanto quisiste probar desde que eras menor —o apenas dos minutos atrás se te ocurrió comerlo— si tienes la oportunidad, no la dejarás atrás.
En mi caso, decirle no a un cheque con nueve ceros y un único número —el que yo elija— en blanco. Era de esas oportunidades que solo llegan una vez en la vida.
—Yo...lo siento, realmente no debí de haberte golpeado. Estuvo mal. —digo y Jongin voltea, llevo un vaso de café y lo ofrezco como ofrenda para ser perdonado. Aún tiene la sonrisa burlona de hace rato, y me resisto a no golpearlo de nuevo. — ¿Me perdonas?
—Ya que vienes de forma voluntaria—Ni tan voluntaria. —, posiblemente lo haga.
Coloca su brazo por mis hombros y, como si se lo estuviera pidiendo, me adentra a la inmensa cafetería. Cosa ajena a todo lo que usualmente hacemos, pedimos nuestra comida e incluso nos formamos en la gran fila para que nos la entregaran, Jongin hace que lleve su charola. Desperdiciamos valiosos minutos de nuestro tiempo por su deseo de pedir personalmente sus alimentos, y ahora, él va caminando en estilo de brinquito, avanza sin darle importancia la dificultad que es llevar dos inmensas charolas —y una más pesada que la otra, ojalá y se le atore la ensalada cuando trate de comerla— y se burla de alguna estupidez que cruzó su cabeza, como siempre suele decir.
Miro a Sehun desde lejos, quien levanta un pulgar y asiente repetidas veces con su cabeza, sonrió y él toma asiento en la familiar mesa. Sinceramente, si Jongin sigue con sus jodidas bromas estúpidas y sus chistes sin sentido, así como su plática sobre no sé qué chingados, lo golpearé y le entregaré el dinero a Sehun, créanlo, esta tortura no es equivalente a todos aquellos números en mi cuenta personal de banco.
Jongin mira a todos lados, risueño. Mirando el camino más cerca de llegar a la mesa, al igual que el más lejano. Y como era de esperarse, eligió este último. Ojalá y se caiga de tanto brinquito que da.
Tendré voz de profeta o de brujo, que sé yo, pero ahí, justo ahí es cuando mis suplicas se hacen realidad, quizás no de la forma en la cual yo lo quería, pero con lo que pasa me conformo.
—Creo que deberías tener más cuidado. —confiesa un chico algo bajito, casi de mi tamaño, tiene el cabello negro y cara regordeta. Jongin solo bufa y el chico toma su charola y la pone en la mesa, tomando unas servilletas para limpiar la charola mientras murmura algo e ignorando por completo la existencia de Jongin.
—...—Todo se silencia. Jongin mira su ropa y después al chico, bufa, cruza sus brazos y regresando a ese Kai que es cuando el Jongin que conozco se aparta lentamente. No miento, para mí que sufre de personalidad múltiple. —Discúlpate.
— ¿Por qué? —pregunta el chico con falsa inocencia.
— ¿Acaso estas ciego? —ahora era turno de Jongin de preguntar con un deje de molestia, ¡hasta rechinó los dientes de mero coraje!
—Ah~ —exclama sorprendido—, tiraste mi comida. —infla sus cachetes en son de molestia.
—Discúlpate. —ordena Jongin.
—Hagamos algo, — un minuto, así es, fue un minuto lo que el chico se tomó para poder hablar, quizás fue mi imaginación, pero lo hizo a propósito—si tú te disculpas por haber tirado mi comida yo me disculparé contigo porque esta cayó en tu ropa, ¿Qué dices?
— ¿Acaso eres imbécil?
—Al único imbécil que veo aquí, es a ti. —dice éste, provocándolo.
Jongin solo bufa y empuña las manos. El otro lo mira divertido. Llevo una eternidad esperando ver una pelea en Neibor, y justo hoy, justo cuando estoy tan ocupado de las manos y que el teléfono no tiene más que un veinte por ciento de batería, es que se les ocurre a estos jodidos niños riquitos pelearse, ¡no sirven para nada, chingados! ¡Para absolutamente nada!
— ¿Qué? ¿La realeza está molesta? —hace una pequeña inclinación en forma de burla y si no fuera porque aún sigo cargando las charolas, habría estrechado mi mano de provocador a provocador. —No es nuestra culpa que la realeza sea tan torpe.
—Discúlpate si no- —ese era Jongin molesto. Da una clase de miedo y risa a la vez, como casi no tiene nariz, se ve muy chistoso mirando de frente a la otra persona y aruñandola.
— ¿Si no qué? ¿me golpearás como sabes hacerlo? — ¿Jongin siempre hace eso? Silbo y miro la mesa del provocador, vaya, justo ahora creí que solo era así de imbécil conmigo, pero tal parece que lo es con todo el mundo.
Hay otros cuatro chicos que finalmente noto después de tanta charla, uno tiene el cabello largo, otro se ve bastante alto y mira sonriente la escena, otro es el chico pulpo quien solo suspira al negar y el ultimo, que es bastante similar al que está hablando con Jongin, solo que este es más alto, da unas cuantas mordidas a su comida. ¿Acaso no sabe que se puede empachar si no come con amor? Dios, en qué clase de lugar vino Jongin a pedir pelea.
—No querrás saber lo que haré.
— ¿Y si lo quiero? —le reta.
Y lo demás pasa lentamente, Jongin sonríe al igual que el chico de pelo negro. Pero la sonrisa del chico se desfigura cuando el puño de Jongin cae en su rostro. Este, por el impacto, voltea su cabeza y el chico que se parece a él abre su boca tirando lo que estaba comiendo por la sorpresa.
El golpeado esta por regresarle el golpe a Jongin, cuando alguien más llega y lo toma de las piernas, cargándolo en sus hombros, mientras el más golpeado lo insulta y le cuenta las mil maneras en que lo matará si no lo baja en ese preciso momento.
—Sentimos las molestias. —suelta un chico alto, ¿Por qué todos en este maldito lugar son altos? —Sangwon suele explotar con facilidad. Pagaremos por lo de tu traje. —comenta mientras le entrega una tarjeta a Jongin. —Por favor, lo que sea, solo contáctanos y pagaremos por-
—No es necesario. —lo interrumpe Jongin y pasa a su lado, ignorándolo por completo.
—Gracias de cualquier manera. —le digo a este y sonríe. —No hay problema alguno.
Todo lo que paso desde ahí hasta la hora de salida, fue totalmente anormal.
Primero, Jongin no habló-molestó-ofendió-comentó nada, ni siquiera mencionó el porqué de su suciedad.
Segundo, Chanyeol estuvo hablando sobre cómo es la vida, lo bueno de vivir esta, todo lo relacionado a este tema mientras me tomaba de los hombros y me guiaba a lugares que jamás imaginé tuviera Neibor. Eso fue realmente raro, ni siquiera no tratamos los dos.
Tercero, en clase de Canto el profesor Shim nos juntó en binas, y lo más raro de todo esto fue que Baekhyun me eligió inmediatamente, dejando a tras a Taeyeon.
Cuarto, saliendo de clases estaba por irme felizmente en el autobús, cuando un muy enfadado Jongin me toma del brazo y me dirige a su auto. Con la estúpida escusa de las tutorías, estaba por replicarle —y golpearlo— cuando Sehun apareció detrás de él, asintiendo y sonriéndome entre suplicas que solo siguiera de esa manera en lo que resta del día. Moviendo sus labios y diciendo «solo déjalo, aguanta un poco más». ¿O tal vez me dijo que lo golpeara un poco más?
— ¿Qué hacemos aquí? —pregunto cuando se estaciona, no hubo respuesta o algún chiste para eliminar aquel silencio que no supe en que momento apareció así que lo sigo bajando del auto.
—Pues, las tutorías se harán hoy aquí. —finalmente se digna a responder.
—Espera, ¿Qué no se supone que solo serían lunes, martes y jueves? —pregunto mientras saco mi mochila del auto.
—Pues ahora también serán los viernes.
—No me pagan lo suficiente para hacer esto.
—No te pago. —suelta entre sonrisas y me hace pensar que tal vez este en esos días. Esos cambios de humor no son para nada normales si no es por el cambio hormonal. ¿Esta con sus cambios de testosterona a edad tan tardía?
—Eso crees. —digo bajo y entro a la enorme cafetería siendo seguido por Jongin.
•♦•
« L u h a n »
— ¿Llevas los tapones para la otitis?
—Los compré desde ayer; pero, solo ocurrió una vez.
—Porque en las otras llevabas los tapones.
—Pero solo ocurrió una vez. —le reprimo y tía Liahn solo sonríe.
—Tus tímpanos explotan cuando viajas en avión. — susurra con dulzura, ¿Cómo podría decirle que no si es la mejor persona del mundo? —Pregúntamelo a mí, nunca jamás volveré a subirme a uno.
—Lo sé.
—Luhan, ¿podrías llevar algo de mi parte y entregarlo cuando estés en China?
—Claro.
—Espera un momento, iré a traerlo.
Tomo asiento en el taburete y garabateo algunas cosas en mi libreta —la cual ya no necesitaré, pues ya estoy en vacaciones— y tarareo alguna canción que se vino a mi cabeza, es esa canción que escuché en el transcurso de la tienda a la tintorería. Estoy ansioso por ver cuán hermosa se ha vuelto mamá, cuanto han crecido los mellizos al igual que ver a Zhoumi.
Regreso a la realidad cuando el ruido de una bolsa que cae en el mostrador. Volteo y lo veo, con su misma expresión de siempre.
—Sehun-ah. —digo cantarín y miro aquello que me ha traído. Es un saco negro, totalmente limpio. —Parece que esta nuevo. — ahí estaba nuestro apreciable cliente frecuente, siempre con su cara de pocos amigos, siempre tan rígido y sin movilidad alguna, ayer mientras veía un drama de agentes secretos, me acordé tanto de Sehun cada que el inexpresivo personaje principal aparecía. Si no existiera Sehun juro que jamás habría creído que existiera alguna persona tan inexpresiva en la vida real.
Doy un vistazo a Sehun y él se mantiene mirando a la nada, perdiéndose en aquel vacío que me hace imaginar cómo acaba de derrotar un agujero negro con su penetrante mirada. Ahora que lo pienso, todo esto me hace recordar a todas aquellas veces que ha venido y que se avergüenza cuando le digo que sus ropas no tienen nada, que están limpias, pero él siempre niega diciendo que los ha usado bastantes veces como parecer un retrato vivo por el uso excesivo.
Similar a aquella vez en que trajo sweater —el cual no se veía que era de su estilo— alegando que lo había puesto casi siete veces y que estaba sucio ya. Cuando lo reviso, aun podía notar la etiqueta de la compra junto con el precio.
—Bien—termino de llenar la forma y le entrego una, simples formalidades, ni siquiera fue necesario pedir sus datos de domicilio, sería una ofensa de mi parte el no recordar a mi cliente diario—, ya sabes el proceso, para mañana lo tendrás listo.
No me responde y se queda mirando la libreta que garabateé. Oh, la canción que tarareé hace rato es la de disclosure, así es, esa canción, justamente la de ese día, ¿Cómo pude descubrir el nombre de la canción justamente en el momento en el que Sehun apareció? En ocasiones odio este grandioso don de la memoria que mis padres me heredaron.
— ¿Sehun-ah? —miro a donde mismo, entre mis garabatos se logra ver el nombre de mamá, el de los mellizos y Hansol, junto a cientos de dibujos raros y abstractos.
—Te irás a China. —suelta rápido y afirmo a los pocos segundos con un par de movimientos de cabeza—Lo acabo de escuchar cuando entré. —para, suspira y me mira, creo que me estoy avergonzando por algo que absolutamente no me debe de avergonzar y ni siquiera sé por qué lo estoy haciendo si no hay motivo— Tía Liahn lo dijo.
—Oh~.
— ¿Cuando?
—Uhm...mañana.
— ¿Cuánto tiempo?
—Uhm, no lo sé...— ¿Un mes? ¿Tres semanas? ¿Un mes dos semanas? —Realmente no sé cuánto tiempo duraré, nunca tengo un tiempo fijo.
—Ah. —Toma el recibo y sale. No hubo palabras, no hubo despedidas, nada. Solo el sentimiento de duda que no puedo llegar a explicar porque razón apareció, pero ahí estaba, acompañándome mientras la puerta cerraba.
Miro el reloj que está en la entrada, 4:27 de la tarde, alguien ha venido muy pronto hoy.
•♦•
« K y u n g s o o »
—Entonces lo que haremos será la investigación, todo lo relacionado con el autor, mira en el libro dice que tenemos que-
—No quiero hacer nada. —responde haciendo mohín y cruzándose de brazos. ¿Acaso cree que yo si quiero pasar mis días libres con él? ¡Que tenga poquita madre, por favor!
Listo, eso fue todo, me largo de este maldito lugar, que repruebe la jodida materia total, ¿a mí que me importa? ¿Dinero? ¡Tengo y de sobra! Renuncio, iré con papá y le diré que me cambie de carrera siempre y cuando pueda ser Jung Kyungsoo, ¿Qué con mi apuesta? ¡No me importa! ¡Esto es tan desgastante que prefiero mil veces humillarme a seguir aquí!
—Llevamos más de dos malditas horas aquí sentados, —me levanto, estoy hasta la percha del mástil, ¿sabes qué, Kim Jongin? Vete mucho a la mierda —¿para qué crees que te he seguido si no es para las tutorías?
—No te vayas hyung~. —patalea y hace mohín (de nuevo). ¿Es que acaso no sabe hacer otra cosa que intentar parecer lindo? —Empecemos con las tutorías, ¿sí?
—Está bien. —suspiro, ¿a quién miento? Necesito dinero, y mi orgullo, antes que nada.
Saco un par de libros de la mochila y los pongo sobre la mesa. Jongin los mira con aburrimiento y saca la lengua de vez en vez al ver el grosor de estos. Bueno, solo en estas situaciones puedo darle el permiso de ser una persona linda mientras mira todo lo que debe estudiar, hasta me dieron ganas de acariciarle el cabello y pedirle que me de la mano como buen cachorrito.
Pero como soy el jefe de jefes, no le daré el gusto de sentir empatía por su linda forma de ser. Abro el primer libro donde viene una mejor explicación sobre cómo realizar una tesis —de todo tipo— explicada en 350 hojas.
— ¿Trajiste algún libro o referencia de Simone...? ¿Cuál era el nombre? Creo que lo olvide.
—Simone de Beauvoir. —Hasta bonita pronunciación tiene. ¿Cómo puede ser un menso en todo? Dios debe ser parejo con todos no solo con sus favoritos.
— ¡Sí! ¿Lo trajiste?
—Por supuesto, ¿quieres saber cuál? —Afirmo, por primera vez en la semana Jongin ha hecho caso de algo y ha tomado un título para hacer la tesis. —El segundo sexo.
Lo miro incrédulo y sonríe, cerrando los ojos y mostrando el libro. Realmente existe un libro con ese nombre. Estuve a nada de reprimirle el hecho de no pensar en nada que no fueran las relaciones sexuales, pero decidí callarme ya que imaginé toda la conversación que tendríamos donde una simple pregunta llegará a otra cosa y conociendo lo caliente que puede llegar a ser este Deseo Negro —experiencias contadas y pasadas lo dejan claro— era mejor no arriesgarse y terminar toda esta estupidez de las tutorías de una vez por todas.
—No te preocupes hyung, es sobre el feminismo y eso. —Suspira aburrido—Creí que trataba de cosas más interesantes. —cuando dice eso, da una mirada picara y me guiña.
Realmente no puedo con su sentido del humor, realmente deseo salir corriendo pero la comida no se puede desperdiciar así que solo me quedo por la comida, no por él, diablos, ¿Quién se quedaría solo por Jongin? Ni que estuvieran locos.
Repaso el libro y hago anotaciones porque yo si estoy dando lo mejor para pasar la materia, Jongin coquetea con la mesera pidiendo algunos —bastantes— bocadillos y bebidas. La comida había terminado ya, así que es hora de tomar un tiempo y relajarnos mientras probamos el postre. Dejando todo para otro momento, ya que la comida es sagrada —y más si es gratis—, quito el bloqueador mental a conversaciones absurdas así que presto atención total y completa a mi acompañante.
Comimos en tiempo no-record —realmente fue lento, la comida con digestión más lenta que jamás había comido—, comenzamos a hablar —en especial yo— sobre algunos puntos a tratar sobre la tesis y al final Jongin se aburrió. Como siempre lo ha hecho en esta semana. Le di la oportunidad de que no hablara mientras yo tomaba la palabra en cada segundo que él trataba de abrir la boca, por lo que entiendo un poco de cual tediosa pudo ser la hora de estudio.
—Esto no es divertido. —suelta al terminar su waffle, yo rio— ¿Qué?
—Tienes...—paso mi dedo por su labio, limpiando un poco de frambuesa que quedó ahí. —Esto.
—Gracias. —responde como si nada.
—Uy~, chico frio. ¿No debiste de haber dicho algo como: «hyung no hagas eso» o «eso es vergonzoso»? mientras tus mejillas arden. —me carcajeo, su expresión fue lo más divertido al mirarme, ¡Diablos! ¡Jongin es tan divertido cuando es Jongin!
—Cientos de personas han hecho lo mismo, ahora no me avergonzaré. —gruñe y quita cualquier rastro de comida que pueda tener con una servilleta. Rio aún más fuerte y lanza su servilleta para después pasar su pulgar por mi labio y gruñir más cosas porque no se ha visto genial a como creyó que estaría.
—Eso hiere mis sentimientos, ¿alguna vez has visto los dramas? —Pregunto, toco mi pecho y detengo la risa lo más que pueda. —Sea la persona que sea, si te limpian con el dedo pulgar con su propia saliva algún rastro de comida o eso, se deben sonrojar... ¿Por qué no simplemente sigues el protocolo?
— ¿Usaste tu saliva? —pregunta.
—No.
•♦•
« L u h a n »
Miro el reloj que está en la entrada, 6:25 de la tarde. Vaya, el día ha pasado más rápido de lo normal y el ruido de fuera junto a las gotas de lluvia se hacen presentes. Suspiro, tan bello que el día parecía estar y la lluvia lo ha venido a arruinar.
Camino hasta el pequeño e improvisado balcón que hay en el segundo piso, y miro el paisaje. Creo que lo hago más para burlarme de la mala suerte de todos al ser encontrados por la lluvia, como sea, no estaré aquí para los días completos de lluvia.
Las gotas caen con gran fuerza, las personas corren con algún bolso en su cabeza y alguna que otras caminan con comodidad debajo de sus sombrillas. Los autos detenidos por la lluvia, el ruidoso tráfico y personas esperando su autobús. Debajo hay alguna que otra pareja demostrando un romanticismo tan cliché como lo es el beso bajo la lluvia. ¡Já! el gran resfriado que tendrán el día siguiente no valdrá la pena se lo s aseguro, ¿para qué enfermarse? Jamás entenderé a las personas enamoradas.
Saco el aire aguantado de mis pulmones y el vapor sale en gran cantidad empañando los cristales de la ventana. Aun es un poco pronto para que el sol se vaya, pero una gran cantidad de nubes se hacen presentes cerrando el paso a la luz casi por completo.
—Luhan, ¿Qué haces? —hablan a mis espaldas.
—Está lloviendo. —digo como si no fuera la cosa más obvia.
—Ya lo había notado. —Su risita se presenta— ¿Por qué mejor no te vas de una vez para que empaques? —Pregunta y solo tomaron unos dos segundos para que su mano toque mi espalda dando un leve empujón indicando mi retirada.
—Ya terminé de empacar desde ayer. —suelto rápido, los cristales de la ventana se hacen más claros eliminando aquel rastro empañado que provocó mi aliento y las personas junto a la lluvia aparecen de nueva cuenta.
—Pero tal vez olvidaste algo y ya sabes...es mejor estar preparado para cualquier cosa. —ahora coloca su mano sobre mi hombro. —Ve, debes descansar. —Ordena. La tía Liahn ordena de forma tan amable que no puedo decir no o me sentiré peor yo. — Mañana será un largo viaje.
— ¿Puedo irme a las ocho? aún falta poco —tía Liahn niega con la cabeza.
—Ahora. —me indica con el dedo que me vaya y no puedo replicar más. ¿Ya dije que ordena de forma tan amable?
Bajo las escaleras, tomo una de las tantas sudaderas que he dejado porque es mejor prevenir, uno nunca sabe cuándo la lluvia llegará o cuando el clima cambiará tan de repente. Tía Liahn me entrega una sombrilla, pone una enorme bufanda, me da unos guantes, un tapabocas negro, una boina negra que combina el tapabocas y por si no fuera poco, quería ponerme otra sudadera aún más grande y gruesa que la primera, por si la sombrilla no es suficiente para cubrirme y la lluvia pudiera enfermarme de la forma más remota.
—Creo que así está bien tía. —tomo mi mochila y cuando me quiere detener para colocarme la segunda chamarra a la fuerza, salgo corriendo.
Después de algunos pasos, camino normalmente. Doblo la esquina, levanto la vista y lo veo. Sentado en una de las escasas bancas, dejando a toda libertad que la lluvia caiga sobre él sin protección alguna, creo que hasta se encontraba relajado porque no paraba de ver un lugar fijo, hasta pareciera que está pensando algo y todo lo que ocurre a su alrededor no le interesa o le afecta en lo más mínimo. Camino divertido hasta donde se encuentra y lo cubro con mi sombrilla.
Está completa y totalmente empapado, ¡hasta sus ropas se adherían a su piel! Mirando a la nada, ni siquiera voltea cuando me le acerco a protegerlo de la lluvia. Su cabello —bastante largo diría yo— le cubre un poco la vista. El pequeño temblor que le da cuando el viento sopla fríamente, pero que aun así piensa quedarse ahí. Suspira con pesadez y se acomoda, dejando atrás la curvatura de su espalda para tomar lugar a la rigidez derecha que siempre lo caracteriza.
—Lo siento, pero aun puedo estar aquí un rato más. —Me comenta mientras pasa su mano corriendo el cabello, wow, Sehun sí que es guapo no importa qué, realmente la lluvia es el mejor efecto para mostrar cuan atractivo puede ser — No hay porque preocuparse. —su voz tiembla un poco por el frio, da un carraspeo, mira al suelo y sin ver nada más que mis zapatos, estira su mano indicando que me largue de una buena vez por todas. —Por favor, sigua su camino.
—Está bien. —sonrío y él levanta su rostro casi de inmediato, o era la lluvia o se trataban de lágrimas, no lo sé, pero me miró de una forma tan triste que me hizo sentir mal, tal vez debí salir más pronto para poder encontrarlo y no hacerlo sufrir aquí afuera.
—Hyung~. —se levanta y me mira, un gran puchero se asoma haciéndome preocupar un poco más.
— ¿Qué pasa Sehun-ah? —lo tomo del rostro y haciendo que se agache lo escaneo. — ¿Tienes frío? —su piel es más pálida de lo normal y asiente. ¿Cuánto tiempo estuvo acá para estar tan helado? No me sorprendería que enfermara a penas el día termine.
—Hyung~. —su mandíbula tiembla y me hace preocupar todavía más de lo que ya de por sí estaba.
— ¿Te llamo un taxi? ¿Quieres que te lleve a tu casa? —niega vehemente con su cabeza, susurra varios «No, por favor no, a cualquier lugar menos ahí»— ¿Vamos a mi departamento? Para secarte. —asiente con aquella tristeza.
—Hyung~. —Me toma de sorpresa cuando me abraza e inicia a tiritar cerca de mi oído. Pero pobre muchacho, ¿Cuánto ha sufrido para lamentarse tanto?
No lo crean, pero a veces la vida de rico es difícil, no sé qué habrá pasado, pero debió ser algo grave como para no querer ir a su casa. Parecerá broma, pero en los dramas siempre los ricos obligan a sus hijos a casarse con la persona que les convenga, ¿y si es el mismo caso? ¡Ay, no! ¡Pobre de nuestro Sehun! ¡Él necesita ser escuchado por sus padres para no cometer tal barbarie!
No se lo he preguntado, quizás tome mi tiempo para preguntarle qué ha sucedido y por qué su decisión de no ir a su casa para recuperarse. Tía Liahn siempre ha dicho que debemos cuidar de nuestros amigos, Sehun ha sido un cliente tan frecuente que, aunque no seamos amigos, me preocupa que el negocio pierda a alguien tan importante como él.
—Sehun-ah, vamos a mi departamento. Puedes resfriarte si te dejo aquí.
Quito la bufanda y se la pongo, no importa si se ensucia, debe tener algo de calor o puede enfermar más de lo que creo. Quito ambos guantes y se los pongo, pero él niega y solo toma uno. Le pongo la boina y encantado la acepta, ¿y quién no lo haría? ¡Si el pobre está pasando de un tiempo tan difícil y por si no fuera poco, ha estado tanto tiempo bajo la lluvia como para negarse a un poco de calor! Lo tomo del brazo y lo jalo, pero el golpea mi mano y cuando estoy por regañarlo, toma mi mano que no tiene guante y sonríe.
La escena más cliché de los dramas, lo está haciendo Sehun justo en este momento, lo dejaré pasar porque el pobre está pasando por mucho en estos momentos. No sé qué le esté pasando, pero lo repito, para estar tanto tiempo fuera en la intemperie es porque le pasó algo realmente grave. Suspiro resignado, ya que no parece que quiera soltar mi mano. Alguien debe dejar de ver tantos dramas, hay otras formas para sentirse reconfortado, no solo tomar la mano y ya.
Caminamos hasta dónde está mi departamento y por suerte Sehun murió congelado o por hipotermia a medio camino.
— ¿Desde cuándo estabas ahí? —pregunto para que el viaje se vuelva menos preocupante.
—Desde que salí de la tintorería. —dice lento, y lo detengo. ¡¿Acaso está loco?!
— ¡¿Acaso estás loco?!
—Lo siento, hyung.
Desde ahí, no volvimos a hablar más. Este niño quiere morir de manera cruel. Solo quince minutos bastaron para entrar al ya conocido estacionamiento, hasta suspiré aliviado porque su mano sigue igual de fría que en un comienzo, solo espero y no muera mientras toma mi mano, ¿no sabe cuántos problemas me traerá eso?
Entramos y aun de la mano, Sehun me sigue. Caminamos por las extensas escaleras y ahora siento el agua que se escurre de sus brazos cayendo entre nuestras manos.
Antes de llegar a mi piso, detengo a Sehun y miro por todo el largo pasillo. Ni una sola puerta abierta. Ni una sola persona asomándose. Ni una sola persona en el pasillo. Suspiro aliviado, este es el momento correcto así que avanzamos.
—Lo siento hyung, suelo hacer cosas sin pensar en las consecuencias. —habla de la nada, volteo a verlo y mantiene la cabeza gacha. ¡Diablos! ¡No puedo enojarme con él por haber hablado!
—No hay por qué disculparse, solo- —me detengo, he hablado. Pensaba mantenerme callado en este transcurso y regañarlo como Diosito ordena una vez que entremos al departamento, pero creo que la he cagado. Volteo a ver el picaporte de la puerta y como si se tratara de una película de terror ésta gira lentamente. Oh, no, estamos perdidos. —Sehun-ah, corre.
—Ah~, Luhan~. —Demasiado tarde. La mujer avanza lentamente hasta donde ambos estamos, con ese característico paso seductor y su bata de dormir rosa que siempre lleva puesta justo cuando llego, descubriéndose en cada paso que da. —Hoy has llegado muy pronto. —dice con voz empalagosa.
—Sí, es porque mañana me voy...si, por eso llegue más pronto. —y esta es la razón por la cual quería quedarme un poco más con tía Liahn. Básicamente esta es la única razón por la que quiero regresa a casa con la tía Liahn.
—Mañana te vas a China, ¿cierto? —asiento—Liahn-ssi, no está contigo hoy. —la felicidad fue evidente, mi miedo a ser violado por una señora apareció una vez más y ella, relame los labios. Éste miedo maldito no me deja ni un solo momento, ya me quiero ir a china de una vez por todas.
—Ajumma, —Hablo firme, doy un fuerte apretón a la mano de Sehun y él suelta un pequeño sonido de dolor— tenemos que ir a-
—Oh, pero que atractivo amigo Luhan. —Demasiado tarde, Sehun ¿para qué hablas o existes en primer lugar? —¿Y si nos presentas?
—Sehun-ah, esta de aquí es la ajumma que-
—Oh Luhan, te he dicho que me digas nonna. —pide con su empalagosa y fingida voz mientras se acerca a Sehun, pegándosele del brazo sin descaro alguno. —Llámame Sung Ryung-nonna. —toca sin descaro el húmedo brazo de Sehun y hace algunos sonidos bastante raros, cuando siente la humedad. —Que guapo eres Sehun-ah.
—Gracias. —suelta algo incómodo y tratando de separarse de mi acosadora vecina. Lo a la perfección, ya he pasado por éste sentimiento y realmente no saben lo horrible que es el que no pueda denunciar su acoso porque me toman por delicado, ugh, realmente odio corea en estos casos.
—Aju-Ryung-nonna, tenemos que irnos ya o Sehun-ah puede pescar un resfriado.
— ¡Oh! ¿Por qué mejor Sehun no se baña en mi departamento, tengo agua caliente? —Dice con una enorme sonrisa— ¿Qué dices Sehun-ah? ¿Quieres tomar un baño con nonna? —abro los ojos y la ajumma rectifica sus palabras—Ommo, quise decir tomar un baño en casa de nonna.
—Lo siento Ryung-nonna, pero tenemos muy poco tiempo. Tenemos que hacer unas tareas por los extras. —Jalo a Sehun y abro la puerta inmediatamente. —No creo que nos volvamos a ver.
—Adiós, nonna. —Sehun mece su mano antes de cerrar la puerta, escapamos de ésta, pero no sé si después la tendremos así de fácil.
Dejo caer la mochila al suelo, pongo la sombrilla en algún espacio detrás de la puerta. Le quito el gorro y la bufanda a Sehun. Quito mi sudadera y le quito la chaqueta a él. Paso mi mano por su húmedo cabello y le dejo un zape en la frente cuando estoy por separarme.
No saben cuánto coraje me está dando en estos momentos. ¿Cómo se le ocurre a ajumma coquetearle a un chiquillo de quince años? ¡¿y por qué Sehun no dijo algo para alejarla?!
—Ahora vete a bañar. —le ordeno molesto. Sehun inclina la cabeza y perdiéndose por el pasillo, después regresa y me pregunta dónde está el baño. Como buena persona que soy, lo lleve hasta ahí.
•♦•
« K y u n g s o o »
Cabeceo un poco cuando el rugir del motor se hace presente y del repentino frenón que metió este pedazo de mierda que no sabe manejar, ¡argg! ¿Dónde aprendió a usar un auto, eh? ¡Casi choco contra el parabrisas! Al parecer, el silvestre de Jongin ya llegó al jodido lugar que me arrastró sin preguntarme. Me levanto los brazos estirándolos un poco y le presto la más mínima atención al fin. Y helo ahí, rico, bronceado y molesto por alguna extraña razón. Yendo a una velocidad más rápida de la establecida por sus largas piernas morenas con nalgas que no conocen la luz del sol.
Solo lo dejo, no pienso interrumpirlo porque primera, me vale lo que haga y segunda, me sigue valiendo lo que haga. ¿Qué habrá pasado en aquella inmensa empresa para que el genio de Jongin se desate?
Miro el celular y las siete con treinta y dos minutos que marca el teléfono, se burlan en mi cara por seguir aguantando el mal humor de alguien más que no es el mío, en serio, cuando este día termine iré con Sehun para que me pague por el tiempo perdido además de gastos y costas que, aunque no hubo alguno ya que Jongin paga todo, mi tiempo vale oro y ningún cheque puede definir su valor.
— ¿Dónde estamos? —pregunto cuando Jongin aparca el auto. Ahora que lo pienso, debí pensármelo mejor eso de tomar dinero a la primera.
—Cállate. —sentencia, molesto. Pedazo de mierda, ¿crees que me gusta estarte viendo la jeta? ¡Yo solo vengo aquí por trabajo! ¡No porque yo quiera!
— ¿Aún seguimos con las tutorías? —pregunto, realmente no hemos hecho nada y si sigue de humos, le voy a tirar un buen puñetazo.
—Cállate.
Solo porque me alimentó es que obedezco y lo sigo. Estamos en una zona no tan céntrica, con muy pocas casas y personas, pero eso sí, hay muchos árboles. El viento congelado eriza mi piel y me hace maldecir mentalmente a Jongin por el hecho de solo traer el uniforme, todo es su culpa. Es decir, yo ahora mismo estaría postrado en mi cama haciendo nada en particular, quizás dormido o viendo televisión, pero no, tenía que venir con el imbécil de Jongin.
Comienzo a silbar mientras caminamos, ya que no puedo hablar es lo único que me entretiene, como Jongin no dijo nada continué haciéndolo hasta que llegamos frente a una casa y me calló cuando toca la puerta de las pocas casas de este lugar.
No pasó mucho tiempo cuando una mujer de unos cuarenta años —la verdad, no soy muy bueno en estimar edades, la señora puede incluso tener menos— abre la puerta, sonriente. Iba a soltar la carcajada cuando su rostro se modificó radicalmente cuando vio a la persona que tocaba a su puerta, su sonrisa se convierte en una mueca de disgusto. ¡Juro que no sé cómo contuve la risa en ese momento! ¡Incluso el rostro de Jongin se convirtió en todo un poema cuando la mujer lo encaró!
— ¿Qué quiere aquí?
—Solo firme los papeles y es todo. —habla Jongin y su actitud se me es desconocida. Hasta me callé y me mantuve ahí parado, sin hacer nada. Creo que no es mi momento de entrometerme y preguntar qué onda con todo su rollo dramático, no lo sé, solo el ambiente que desarrollaban ambos me indicaban que me mantuviera en silencio.
— ¿Quién es cariño? —una voz masculina es la que se escucha ahora, un señor de casi la misma edad que la mujer aparece justo a las espaldas de ella. Lleva muletas y por lo que note, su pierna derecha amputada, literalmente había ese espacio que me intuía la falta de uno de sus miembros. — ¡¿Qué quiere aquí?! —Wow, ha sido la misma pregunta, esto es tan interesante.
—Solo quiero que firme los papeles, —Jongin suspira, muestra un sobre y casi sentí una ofensa al escuchar aquel gélido tono en sus palabras, si a mí me hablaran así le vengo partiendo su madre a quien lo haga—aparte de su sueldo y los bonos, tendrá una indemnización lo doble pre-escrita en el documento.
— ¿Acaso cree que con el dinero se solucionará todo? —Pregunta el hombre, con un odio desmedido en sus palabras. No sé porque, pero me dieron ganas de llorar. Ya no de reír, si no de lamentarme por lo que le haya pasado al señor. —Jamás volveré a trabajar y mi vida ya no será la misma, ¿y ustedes solo lo quieren arreglar con dinero? —ríe con sarcasmo—Por favor, váyase de mi casa.
—Solo estoy tratando que esto no se vuelve algo más grande—dice ahora Jongin, algo cansado—, ¿sabe que si lo metemos a juicio, puede recibir menos de lo que le estamos ofreciendo?
—No me va a convencer con eso, sé que la impunidad no ganará.
—No es sobre impunidad, es solo un arreglo más rápido. Puede que reciba solo un cero más, pero será arrebatado por su abogado. Dígame, ¿de qué servirá todo el teatro?
— ¿Por qué el presidente Kim no viene? ¿Por qué manda a un niño a hacer el trabajo? —pregunta con ironía.
—Solo quiero darles un apoyo.
—No los firmaremos hasta que el presidente Kim venga y se arrodille. —con frustración y enojo, el señor predica cada una de sus palabras y Jongin arruga molesto los papeles (nunca me di cuenta cuando los sacó, yo había visto solo el sobre y ahora que lo noto, esta arrumbado en el piso), y los tira. Da media vuelta y se va.
Todos ignoran el hecho de que estoy ahí, Jongin se fue frustrado al auto y justo ahora se escucha la alarma sonando con fuerza, de seguro trató de abrir la puerta, pero no quitó la alarma primero o, si es que se fue tan enojado, debió golpear alguna parte del auto para hacerlo sonar casi de inmediato.
El señor esta tan furioso y maldiciendo al Presidente Kim, me imagino que será el padre de Jongin, o su tío o abuelo o algún familiar, algo así me contaron los Kim cuando estábamos hablando sobre la razón del porque Neibor es tan mierda con nosotros los pobres Especiales, además lo deduje porque el apellido de Jongin es Kim y pues una cosa dio a la otra y aquí estoy, escuchando al señor sobre cómo le va a partir la madre al presidente Kim y su esposa, me imagino que lo es, apoyando la noción.
— ¿Sabe? hay cientos de empresas que dan trabajo a personas con alguna discapacidad, —si no mal recuerdo, papá estuvo hablando sobre ello el otro día mientras comíamos un domingo. — no debe preocuparse en eso. —termino y ellos apenas notan mi presencia.
—No hay ayuda para personas como yo, joven. —suspira, casi sentí que me iban a dar una moneda para que me perdiera en la tienda comprándome un dulce o lo que quiera solo para que los deje en paz— Y si los hay, los abusos son bastantes.
—Si gusta, yo puedo ayudarle a entra en una y créame, "abusos" no será lo que recibirá.
— ¿En serio joven? —pregunta algo burlón, no lo juzgo. Realmente entiendo los cambios que está pasando. — ¿Y cómo cuál empresa me recomendarías tú?
—Junment. —digo sonriente y su carcajada me sorprende.
—Jovencito, entrar a esa empresa es casi imposible, es como si te sacaras la lotería.
— ¿Enserio? —pregunto sorprendido. Jamás creí que entrar fuera tan difícil, yo solo abro la puerta y ya estuvo. ¡Já! Chiste malo, dejaré de ser un comediante en mi cabeza.
—Si para una persona normal, le es casi imposible entrar, ahora a un discapacitado. —Niega con la cabeza—por favor, sigue a tu amigo y vete.
—Si gusta, puede llevar su documentación mañana. —Saco la billetera, no quiero pasar vergüenzas, pero creo que por aquí tenía una tarjeta de presentación de- ¡aquí esta! — Y solo diga que Kyungsoo lo envió. — Le entrego la tarjeta y con una sonrisa de comercial, me despido—Tal vez pueda ganarse la lotería.
Me alejo de la pareja y camino —corro— hasta llegar al auto de Jongin, quien para mi sorpresa no estaba dentro, sino más bien, viendo el paisaje y expulsando un poco de vapor por su boca. El auto se ha callado ya, las luces no prenden y la noche ya cayó desde hace rato que, en algún punto, hace ver a todo el lugar de forma bonita.
Camino hasta quedarme a su lado, y viro el paisaje. Árboles, obscuridad y tranquilidad, es todo. «¿Qué haces?» preguntó cuándo pasé mis brazos por sus hombros, recargué mi cabeza en su espalda porque es alto y quería hacerlo en propia nuca, pero no alcancé así que solo me conformo con su ancha espaldita de niño flaco, «Eres bien lamentable, me dieron ganas de abrazarte» respondí, iba a decir que me había dado lástima, pero no es la palabra adecuada para la triste imagen llorona de Jongin.
— ¿Sabe siquiera que día es hoy? —pregunta de la nada y realmente no sé qué responder, claramente es viernes — ¿Por qué hace que haga este tipo de cosas en este día? —Tal vez, ahora tiene un encuentro consigo mismo. Y no me hablaba a mí, sino que le habla a su otro Jongin, si es lo más probable —Esto realmente apesta.
— ¿Quieres jugar?
—No tengo ganas de estar frente a la televisión hoy Kyungsoo. —dice algo cansado.
—No me refería a ese tipo de juego. —lo suelto, doy uno pasos y ahora estoy frente suya— Es más un juego con mucha más diversión.
—No me interesa.
— ¡Já! Gallina, sabes que vas a perder por eso no jugarás. —su risita aparece, coloca uno de sus brazos en mis hombros, ¿tan rápido lo convencí?
— ¿Por qué no? Juguemos.
•♦•
« L u h a n »
—Ahora cuéntame, ¿Por qué razón estabas sentado como loco en una banca mientras llovía? —pregunto mientras le seco el cabello con una toalla, su ducha duró más de la cuenta y por un segundo, antes de entrar al baño, creí que había muerto ya que pasaron casi veinte minutos y no había respuesta de su parte al llamarle. Le tuve que prestar ropa, ya que la de él estaba húmeda por completo además de que la metí a lavar hace unos cuantos minutos.
— ¿Por qué te irás a China? —pregunta y me sorprende.
—Solo los idiotas responden una pregunta con otra pregunta. —digo y dejo atrás su cabello.
—Si no respondes, yo no responderé. —suspiro cansado.
—Es por algunos asuntos.
— ¿Qué tipo de asuntos?
—Mis asuntos.
— ¿Con Hannie?
Oh, él no lo ha nombrado si no sabe nada o tener la más remota idea de lo que dice, ¿para qué habla? Hay personas a las que les gusta dejar una mala impresión hablando de temas desconocidos. Tan bien que me estaba cayendo.
—Sehun-ah, solo cállate por favor. —Me alejo de donde estábamos y camino hasta llegar a la cocina. Tomo un vaso y sirvo un poco de leche fría.
— ¿Te irás con él? —pregunta y su voz resuena a mis espaldas. ¿Es que acaso no puede entender las indirectas cuando uno no quiere hablar sobre algún tema en específico? suspiro cansado, si soy sincero el estar con Hansol sería lo mejor que podría pasarme. —Responde hyung, ¿con él?
—No tengo tanta suerte para estar con él. —respondo algo melancólico y doy un pequeño sorbo a la leche.
—No te vayas hyung. — sorpresa, wow, no lo vi venir o lo imaginé siquiera, de la nada estaba aprisionado contra el refrigerador y Sehun era quien me mantenía ahí gracias a sus brazos. Su cabeza la coloca en el diminuto hueco de mi cuello y susurra repetidas veces «no te vayas», todo me sorprendió que no supe en que momento me terminé la leche o cuando fue que tiré el vaso.
—Sehun-ah, yo-
Me detengo. Algo acaba de tocar mi piel. Esperen, ¿Cuándo se tornó de esta manera? ¿Cuándo acepté que él tomará derechos que no le van? Porque estoy cien por ciento seguro que jamás accedí a que sus labios tocaran mi cuello o que dejará un beso de forma despistada mientras me presiona aún más contra el refrigerador y-ay que rico, ¡no! ¡No es rico! ¡Compórtate, Lu Han! No es rico que te besen de forma tan jodidamente linda y que te provoquen aquellas cosquillas al sentir la respiración contraria contra tu piel, ¡claro que no es lindo ni mucho menos "rico"!
«Quédate» susurra, «no te vayas», pide. ¡Oh, Jesús! ¡Pero mira que Sehun es tan guapo que no me importa el hecho de que es un chico! ¿Por qué estoy recordando aquella vez que nos besamos y nos besamos y besamos, y seguimos besando? ¿Eh? ¿Por qué? ¿Qué me está sucediendo?
—Sehun-ah yo me voy, pero- —Sus labios me callan. Excelente forma de dejar a las personas sin palabras, creo yo.
Doy media vuelta y quedamos frente a frente, ya no miro más lo gris del refrigerador no, ahora trago duro para ver las bonitas muecas inexistentes de Sehun. Su mano toma mi rostro, creo que me estoy haciendo cada vez más blando con los jovencitos de Neibor, me mira fijo; quizás fue mi locura o mi dramática forma de describir todo y mirar cualquier cosa, pero creo que se encuentra algo ¿triste? Pero, ¿Por qué razón? ¿Acaso el tenerme frente a frente no lo hace feliz? Me acabo de decepcionar.
Un beso más. Aun con mis ojos abiertos puedo notar como corre una lágrima por sus ojos cerrados, muy bien, esto ya se está poniendo extraño y quiero llorar por alguna absurda razón también, así que ¡no llores Sehun-ah! ¡Lo que haya pasado en tu hogar y la razón por la cual estuviste tanto tiempo bajo la húmeda intemperie y la soledad de tu corazón no debe ser razón para llorar!
Se separa y susurra otro «no te vayas», tal vez a entendido mal mi ida. Me iré, claro, pero regresaré.
—Hyung, quédate. —pide y cuando menos lo espero, ya estoy sobre la mesa con Sehun entre mis piernas, besando y mordiendo mi cuello. No sé cómo inició todo o cuando accedí, pero, ¿qué no se supone que debería alejarlo de un golpe o algo similar?
Esto está mal, esta es la mesa donde como todos los días, ¿Cómo puedo sentarme así como si nada? Sí, limpio y todo, pero, ¿no es algo antihigiénico?
Iba a detener a Sehun, pero en justo momento pasa su mano por mi muslo y acaricia lentamente provocando que mis mejillas se tiñan y mi respiración se convierta en una más agitada. ¡No sé qué estoy esperando pero estoy tan ansioso que me estoy volviendo raro!
Bueno, no es tan mal del todo. Solo es porque somos chicos, estoy sobre la mesa y posiblemente, si continúa acariciando lugares que no debe, sucederán cosas para mayores y nada es tan raro salvo por el hecho de que alguno de los dos debe ceder si algo de esto llega a ser algo más. Obviamente no es como hacerlo con una chica que cada quien tiene su papel. Un momento, ¿Por qué estoy esperando a que pase algo más en primer lugar?
Su mano ahora toca con gozo mi pecho, dejando a un lado la playera que no sé en qué momento la quité o quitó. Deja un rastro de besos desde mi cuello hasta mis, no tan trabajados pero si masculinos, pectorales. Deteniéndose para morder y hacerme disfrutar, o bueno, yo no diría que disfrutar, pero ese raro sentimiento me hizo reír y suspirar en momentos. Creo que leí en algún lado las zonas erógenas son desde el cuello, pabellón auricular, pecho, muslos internos, espalda y otras partes que justo en estos momentos estoy olvidando por culpa de Sehun.
—S-Sehun, espera-a.
—Hyung tú-
—Luhan~, ya llegué. —el ruido de la puerta cerrándose nos alerta a ambos. Rápidamente me pongo la playera y separo a Sehun—No pensaba llegar tan pronto pero quería asegurarme de que hicieras tus maletas. ¿Recuerdas hace casi medio año? Estabas seguro que llevabas todo contigo y olvidaste tu ropa interi-, ¿Sehun-ah, qué haces aquí? —algo perdida pregunta tía Liahn cuando entra a la cocina y nos ve a los dos.
— ¡Oh tía! Sehun-ah fue víctima de la lluvia y yo le ofrecí un poco de ropa limpia y un baño. No quería que se resfriara. —respondo inmediatamente.
—Eso es muy noble de tu parte Luhan. —alaba tía mientras deja las bolsas de plástico que aún tienen agua de lluvia escurriéndose, cuando es liberada finalmente camina los pocos metros que nos separan y da unas palmaditas en mi hombro porque he hecho lo correcto. Perdóname tía por el pecado de casi comerme a la persona que estuve ayudando, no merezco tus palmaditas de "buen chico" — ¿Algo que quieran comer? —Justo pensaba sobre comer...
—A si está bien. —responde Sehun con modestia. ¿Cómo puede ser tan tranquilo? ¡Estoy hecho un mar de pensamientos insanos sobre si ella vio o escuchó algo y que trata de ocultarnos la realidad! ¿Y si nos vio?
—Debes de comer algo o puedes resfriarte rápidamente. ¿Luhan, ya checaste su temperatura?
— ¿Eh? N-no.
—Veamos, ¿Luhan, ya has tomado un baño? —niego y tía Liahn camina hasta el pasillo, saca una cajita y de ahí toma medicamento y un termómetro. —Cariño, ve a ducharte, yo me encargaré de Sehun-ah...Y cuando salgas vienes por algo de comida.
—Está bien, ahora vuelvo.
•♦•
« K y u n g s o o »
— ¿Qué es lo que tenemos que hacer? —pregunta Jongin mientras miramos a nuestro alrededor. Las personas entran y salen. Hombres, mujeres, animales, policías, abogados y tipos de traje, hay una gran variedad para elegir. Casi para hacer un "de-tín-marín-de-do-pingüé", aquí sí que hay de todo un poco.
—Solo debes cumplir la apuesta y si lo haces, me puedes imponer un castigo.
—Esto es absurdo. —se aleja y yo voy tras él. Como si me gustara seguir tanto a las personas, pero me lo permito solo porque quiero verlo humillado y sufriendo mientras suplica a mis pies. ¡Oh, ya me dieron más ganas de jugar!
— ¡Vamos! Es divertido. —él me da una mirada desaprobatoria, y casi suplico de rodillas por que juegue. — ¡Me sé casi todas las canciones de películas animadas que existen! —levanta una ceja y cruza los brazos. —Desde Cenicienta, Shrek, hasta Frozen. Todo, o bueno, casi todo. Alguna que otra canción no sé porque no me gusta la película, como la de Pocahontas. —bacilo en lo último.
— ¿Enredados? —pregunta con duda, y afirmo rápidamente. ¡No hay película tan fácil como esa!
—Son fáciles de aprender. —no sonreiré porque eso significa que mi plan maestro de la humillación perfecta saldrá a relucir así que, solo me mantengo sereno sin mover más mi cabeza porque puede que descubra algo.
—Está bien, ¿qué tenemos que hacer? — ¡Acaba de caer la rata! ¡Es el mejor día de mi vida!
—Es sencillo, —aclaro la garganta y me abstengo de subir mis brazos a los hombros de mi nuevo compañero de juego solo para que no se incomode y huya como el cobarde que normalmente es— yo te reto y si no lo cumples, tendrás que hacer el castigo que yo quiera. No podrás negarte en nada, es así de simple, bueno, si puedes negarte a cosas sexuales porque eso no debe ser obligado. — así es, nunca se debe apostar con la integridad de las personas y mucho menos con algo tan apreciado como lo es el sexo—Pero, si lo cumples, tú me pondrás un castigo a mí. Puede ser vergonzoso en el nivel que quieras.
—No tengo nada que perder. —Claro que vas tienes mucho que perder. —Inicia tú primero. Rétame.
Miro las posibles víctimas y una idea aparece al ver una pareja más que acaramelada. Quizás lo que estoy pensando esta fuera de las cosas que he jugado con mis hermanos, pero ¡a quien le importa! ¡Es Jongin! ¡El imbécil apostó que se las daría por cuenta propia como iniciación para sacarme de Neibor! No me detendré, no, no lo haré, que sufra la mierdita ésta.
—Te reto a que te interpongas entre esa pareja y hagas una escena de celos, ya sabes lo típico "¿ves como si me engañabas?" y todo tipo de idea rara que se te venga como novio despechado. —Señalo la pareja que desde hace rato andan muy acaramelados y su amorío solo alimenta mis ganas de tener pareja por lo que es una clase de gana-gana y Jongin murmura un «sencillo», la mejor parte viene ahora—pero será al chico...— voltea sorprendido, iba a añadir que debía ir en calzones, pero el Kyungsoo-bueno que me aconseja me pidió callarme y arrepentirme, en estos momentos es cuando más deseo escuchar a ese Kyungsoo-malo pero el muy maldito nunca apareció. —y tendrás que besarlo al final.
—Sencillo...—noto como traga saliva, nervioso, no lo hará.
Camina por las escaleras y baja rápidamente. Se para frente a la pareja y los mira, a ambos. Yo, por mi parte grabo. Oportunidades como estas se dan una vez en la vida. Mira molesto ambas partes, comienza a elevar la voz y me carcajeo cuando todos se detienen rápidamente para ver el chisme que está aconteciendo. Les hace la típica escenita de celos, y hasta este paso, las personas se acercan por el escándalo. Todos juzgan a la chica. Todos diciendo lo lamentable que es el novio por tener a una, ugh, eso. ¡Púdranse maldita sociedad machista de mierda! ¡aún no saben ni siquiera que es lo que está sucediendo cuando ya la están criticando!
La chica niega con la cabeza repetidas veces, le da algunos vistazos a Jongin y se muerde el labio —la magia del zoom, puedo ver todo sin estar cerca—. Alguna que otra mujer suelta al viento lo suertuda que es esta mujer, teniendo a tal hombre —al Deseo— puede salir con aquel —ahora hablan de su verdadero novio—. ¿Están todos bien de la cabeza? Entiendo que Jongin en ratos se ve bien jodidamente sexy, pero no es para tanto, además, casi ni tiene culo y eso es lo que hace ver atractivo a los hombres, claro ejemplo yo. Pero bueno, lo que me reconforta de todo esto es que al final, les dará un ataque por el cambio tan drástico de la escena.
Jongin se acerca a la chica y ella abre sus ojos por la sorpresa al sentir la diestra contraria en su rostro y siendo besado sin consentimiento alguno. Creo que me acaba de dar algo, no lo sé, me acaba de llegar un sentimiento de molestia porque eso no fue en lo que quedamos en primer lugar y ¡oh, como haré sufrir a esa mierdita de Kim Jongin! ¡Nadie me miente en mi propio juego! ¡sabía que no lo iba a hacer en primer lugar, pero mi coraje no terminará con su sufrimiento! Las chicas suspiran, yo pego una rabieta y el novio de ella, llora al momento.
Se separa y la chica que estaba ahí, como si flotara y sin reaccionar. El novio deja de llorar a su maldita mala suerte para mirar molesto a quien besó a su chica y estando a todo para reclamar o algo singular, Jongin lo deja sin palabras en el preciso momento en que se le acerca. La misma táctica de hace rato, y cuando el chico menos lo espera, tiene los labios de Jongin pegados con los suyos.
El grito de todos y mi carcajada fue la indicación perfecta para la abrupta separación de Jongin. La burlona sonrisa sale de sus labios y sin dar más explicaciones a lo que pasó, mese su mano y en cortos pasos sube a las escaleras eléctricas.
— ¿Y bien? —pregunta mientras quita cualquier rastro de los otros.
—Mi error —lo reconozco, creo que le puse un reto demasiado fácil. — el creer que te ponía un castigo como reto a sabiendas de que eres un bastardo que no le importa contraer herpes labial, ¿realmente conoces el amor?
— Hey— golpea mi hombro, ¿Cómo se atreve a siquiera tocarme? Bastardo suertudo, solo porque Sehun me pagó dejaré que goces de este privilegio temporal—, contrario a todo lo que digan o piensen, no soy del tipo que lo hace con cualquiera porque quiera, bueno si lo hago a veces, pero no es porque quiera—Me burlo, esa ha sido la peor excusa que jamás había escuchado — Hyung, ya, solo dime ¿gané?
—Solo por esta.
—Entonces, me debes un-
—Espera un momento— bendito sea el momento en que sonó el celular y me permitió callar a mi estimado compañero de juegos. — ¿Sí?
— ¿Dónde estás? —preguntan en la otra línea.
—En el centro comercial.
—Yo estoy en tu departamento. —Ugh, lo había olvidado por completo, ¿y quién no? Yo tenía mis planes para no hacer nada el día de hoy y de la nada ya me tengo que quedar pegado a alguien para entretenerlo y que no se quiera matar así sin más por cualquier cosa—Ven antes de que se enfrié la cena.
— ¿Cocinaste? —pregunto algo asombrado, papá no cocina con frecuencia, sabe cocinar y toda la cosa, pero por eso de casi no tener tiempo no lo ha hecho desde hace mucho. — ¿Desde qué hora estas?
—Desde las siete, creí que hoy no trabajabas.
—Soy tutor, algunos días. Y hoy es uno de esos días. —le doy la espalda a Jongin, un par de pasos ¿y si le digo a Jongin que tengo diarrea? Podré irme más rápido, que me lleve a mi casa y en unos quince minutos ya podré estar con Yunho. Así de simple todos estaremos felices y contentos. — ¿Qué cocinaste?
—Tu favorito, es estofado de-
—Carne Gourmet, ¿en serio? —Juro que por esto amo a papá, a parte de su cocina, conoce mis gustos. Tío Yoochun solo me alimentaria con Ramyeon, ¡y ni qué decir de Junmyeon o Jongdae! —No tardaré tanto. No habrá porque esperar, dame treinta minutos, ¡no! ¡veinte y llegaré!
—Bien, te quiero~. —Estoy por colgar cuando escucho su voz de nuevo—Si no respondes, no habrá estofado para ti.
— ¿Enserio tengo que decirlo?
—Así es, soy tu padre, no tiene nada de malo con que lo digas.
—Eres igual a-
—Dilo fuerte. Que los demás te escuchen. —Ordena, como si no fuera lo suficientemente vergonzoso ya que estoy más que seguro que escuchó a las demás personas. Imaginemos que no escuchó a los demás, pero ¿qué me dicen del ruido? ¡es obvio que cayó en cuenta de que estoy fuera! Papá no puede vivir un solo día sin humillarnos.
— ¡Te quiero~! —espero y esto baste, es estofado de carne puede con toda humillación. Un corto «adiós», colgamos a la par, doy media vuelta y Jongin se me queda mirando— ¿qué?
— ¿Con quién hablabas?
—Alguien...— iba a decir un sutil «qué te importa», pero soy chido y tengo educación— ¡Ah! lo siento Jongin, pero tengo irme ahora mismo, había olvidado por completo que ya había quedado con alguien y justo ahora me esta esperand-
—Aun no has hecho el castigo.
—Puedo hacerlo después, por dé mientras piensas en algo-
—No, ahora.
— ¿Ahora? —este asiente en una sola ocasión, pero eso sí, bien firme en su asentimiento por lo que suspiro más que nada porque la gente no ha de dormir bien si no le anda chingando a su prójimo, de veras que Jongin es un bastardo con dinero y suerte. —Bien, ¿Cuál es mi castigo?
—Sube al auto, te diré cual es.
—Pero algo que sea rápido, —preciso, porque no puedo estar perdiendo el tiempo nada más a lo tonto, por Dios, no, tengo cosas más importantes en que desperdiciarlo y no solo acompañando a un jovencillo melancólico—tengo algo muy importante que hacer.
—Eso lo elijo yo.
Quizás me arrepienta, quizás no.
Quizás deba llamar a papá porque quizás no llegue tan pronto como prometí.
•♦•
« L u h a n »
¿Qué mierda está pasando? digo, ¿Por qué estoy haciendo esto con un chico? Sería normal si fuera una chica. O si Sehun fuera una chica no me molestaría en lo absoluto, anda bonito Sehun, dime que eres chica y prometo hacerte muy feliz.
Que va, ya le sentí el paquete desde la otra vez, es obvio que no lo es. Maldición, a veces la vida no es como queremos.
Bueno, está decidido, cada vez que quiera acercarse con ese tipo de intención de hace rato, lo alejaré y le dejaré muy en claro que no me atraen los hombres. Solo las mujeres. Y que no tendrá ninguna oportunidad conmigo.
Amenos que, tenga vagina y busto, como ya dije anteriormente. En ese caso, si tendrá una oportunidad conmigo. Y si tuviera ese trasero una vez que se convierta en chica la ventaja aumentará a un cien por ciento. Eso del baile le ha dejado muy buenos resultados, tal vez yo tenga que hacer lo mismo. Aunque, ¿Cómo lo puede tener? ¡es casi perfecto! ¡Y ni que decir de lo bien que se siente al tocarlo! Descarto por completo alguna operación. Todo en él se sintió y se siente tan cuando lo tocas, ¿se sentirá igual sin ropa? ¿O es mejor?
—Hyung, tía Liahn dice que- ¿Por qué estas sonriendo? ¿Hyung? ¿Hyung, te encuentras bien?
—Oye Sehun-ah, ¿Cómo se sentirá sin ropa?
Esta duda me llegó de la nada, ¿habría tenido la oportunidad aquella vez de tocar completamente piel-con-piel? ¿O Sehun se molestaría? No quiero que imagine que su trasero ahora mismo es su enemigo, claro que no, todos debemos amar lo que más llama de nosotros, así que no espero que me odie si lo intento. Solo para aclarar algunas dudas, nada más para eso.
—Pues, depende de que estés diciendo-
— ¿No se verá mal? —pregunto para mí mismo. Si lo pido, ¿se molestará?
—Si me cuentas, tal vez yo te de una o-
— ¡Luhan! —ordeno—elimina esas ideas de tu cabeza.
— ¿Qué ideas hyung?
—Sobre tu trasero— ¿estará bien decirlo? Me pregunto si no pareceré un raro, pero quizás sería más raro no aclarar nada así que esta es de esas oportunidades que, puede verdad, puede que lleguen una vez más, pero las dudas seguirán hasta que se aclaren así que muevo mis manos sobre mi cabeza, haciendo alguno que otro giro—, tengo pensamientos extraños sobre ti, tu trasero y tú siendo chica. ¿No es raro?
—Eso depende, ¿son pensamientos sucios? —pregunta, y cuando trato de verlo para explicarle aquello que me esta matado el pensamiento me lo encuentro frente mío. Mirándome fijamente, con sus mejillas un tanto sonrojadas y su boca entre abierta. ¿Cómo puedo pensar teniéndolo así de frente? Yo creo que no estoy reaccionando como Diosito manda por lo que, no lo supe, quizás era mentira o hasta la mismísima verdad, pero asentí. Y no solo una vez, fueron varias veces. Él aprovecha, no diré que fue mi culpa, pero quizás así es como se deben hacer las cosas, pero Sehun se acercó más, agachó un poco su cabeza y terminó colocando sus manos sobre la cama y acorralándome. — ¿Qué tipo de-?
— ¡Aquí están, que alivio! Creí que te habías ido ya Sehun-ah, bien ya que descubrí que no lo hiciste, creo que te tendrás que quedar esta noche ¡claro! si no te molesta-
—En lo más mínimo, tía. —responde inmediatamente mientras se separa con disimulo.
— ¿Por qué? —pregunto desconcertado y me levanto de la cama. Tía Liahn mueve los hombros y pega una mueca que suele hacer cuando algo obvio se le pregunta.
—Tiene fiebre Luhan, 38.6 grados. No puedo dejarlo ir así a la ligera. Puede enfermar más. —tía Liahn responde. Un minuto y asiento conformándome con la situación. Después se me acerca y me revisa el rostro. De la nada saca un termómetro y lo mete a mi boca. Tomando tiempo, lo saca después—Tal como lo pensé, ambos tienen que estar en cama. Es una orden.
— ¿Qué? ¿Porque?
—¿38.4 grados?, —mece su dedo índice derecho en negación y después cruza los brazos, negando ahora con la cabeza— no dejaré que te enfermes. Sehun-ah, dormirás con tu hyung. —dice tía Liahn y Sehun se conforma con una felicidad que no podía ocultar. Sin perder el tiempo se mete a la cama y cobija inmediatamente. —Ahora tu Luhan, ambos tienen fiebre.
—Pero, yo no me siento enfermo.
—Eso es ahora—suspira tía—, después llegarán los mareos y si se vuelve más grave, convulsiones. No quiero que lleguen a eso. —Tía Liahn me toma del brazo y me dirige hasta la cama, haciendo que me recueste coloca las cobijas sobre mí. Sehun se pega un poco más a mi cuerpo y ella ignora todo, solo se centra en estrangular la cobija para que no salga y el aire frío me haga mucho más daño. —Ahora les traeré la cena y un poco de medicamento.
—Aquí estaremos tía~. —responde cantarín Sehun y le doy una mirada desaprobatoria. Creo que debe fingir un poco más que su enfermedad no le permite irse a casa, hasta para sus enfermedades esta tan complacido.
•♦•
« K y u n g s o o »
Y me pregunto, ¿Qué hacemos en el departamento de Jongin? Le expliqué con lujo de detalle que se debía de llevar al castigado frente a miles o cientos de personas y hacerla quedar en ridículo. Pero eligió su jodido departamento, mas especifico la azotea. Donde no hay nadie, absolutamente nadie.
Creo que alguien no entendió bien el concepto de público.
Deja caer una mochila negra en el suelo, saca una peluca rizada de color negro. No sé qué clase de juego sexual trata de jugar, pero ya le avisé con anterioridad lo que no esta permitido.
—Elije una prenda.
—Solo veo la peluca-
—Solo puedes elegir una prenda de las que llevas puestas. —suelta burlón y abro mis hermosos expresivos ojos.
— ¿Eh? —¿con que clase de depravado te tuviste que cruzar, Do Kyung Soo?
—Debes cantar «sabia es mamá» de la película de Enredados, con solo una prenda puesta.
—No pienso-
—Gallina. —dice entre bufidos. —Ga-lli-na. Do Kyung-gallina-Soo.
—Está bien. —Nadie me dice gallina, mucho menos una mierda tan mierda como Jongin.
Quito el saco y el solo se ríe burlón. Tomo la hebilla del cinturón y lo jalo haciendo un estruendoso sonido, quito los zapatos y dejo caer el pantalón.
Jongin solo mira divertido y negando, me está retando. Nadie me reta. Quito la camisa y dejo que se deslumbre con mi bóxer verde. Que agradezca que es uno de los nuevos, porque si fuera de los viejitos, se taparía el rostro de la vergüenza por ver lo increíble que es mi bóxer y cuerpo.
— ¿Y los calcetines? —pregunta burlón, y estoy por quitármelos cuando el viento me hace tiritar.
—Vienen con el bóxer.
—Tienes que elegir entre estos dos.
— ¿No serás tan desgraciado, cierto? ¡Los calcetines son la única cosa que me mantienen calientito!
—Entonces quítate el bóxer.
— ¡Vienen a juego! —grito y mi vena sobre sale, ¿qué no ve lo malo que es tratando de separar a quienes se hicieron desde la maquina? —No puedo separarlos, son como hermanos.
—Entonces, tienes que besarme si quieres mantener el bóxer contigo.
—Ñe, de cualquier manera los calcetines no calientan del todo. —Digo esto y quito uno. Apenas toco el frío piso y me arrepiento. — ¿El bóxer, cierto?
—Así es. —hace una cara bastante graciosa y me atrevo a quitarme el bóxer. Solo para arrepentirme inmediatamente, esto no le hace bien a mi amigo. ¡Ni a nadie en particular!
—Solo un beso y ya, ¿cierto?
—En los labios. —señala con su dedo donde.
— ¡Pero nunca especificaste donde!
—Ahora lo sabes. —lo dice con calma y mis ganas de molerlo a golpes aparecen una vez más. Sin embargo, lo respeto y no busco pleito.
Camino solo un poco y lo encaro, pongo la cara más ruda que manejo por el momento. Lo tomo de la nuca —y de puntitas, es como logro encararlo—, lo beso. Rápidamente me separo y limpio algún rastro que pudo haberme dejado. Luego se me pega lo imbécil o algo así.
Me pongo en posición por si quiere aprovecharse, pero por alguna razón, solo se relamió los labios y sacó el celular.
—Ahora, hazlo. —toma la peluca y me la coloca. Quizás esperé algo, no sé qué y no lo aceptaré, pero algo de decepción llegué a sentir. Ignoro todo, ¿será porque tengo hambre? Tal vez sea eso. De la misma mochila, saca una bocina y la conecta a su celular. La música comienza a sonar.
Mírate, tan frágil como un brote...
Un retoño nuevo de una flor. ¿Sabes por qué estamos en la torre?
Le canto a la nada y Jongin solo asiente, riendo de vez en cuando, en especial cuando hablo a la nada. Tratándola como a mi hija.
Sabia es mamá
óyeme atenta: el mundo exterior es cruel.
Sabia es mamá.
De alguna manera
algo saldrá mal, lo sé.
Hasta este momento Jongin mantiene la risa, no quiere dará su brazo a torcer y se reirá libremente. Doy algunos pasos exagerados y camino por todos lados. Él, se queda ahí parado, grabando y temblando por la risa.
Sabia es mamá,
mami es tu soporte,
¡sola no subsistirás!
Simple, sin calzar, inmadura, torpe...
¡Viva te comerán!
Tomo asiento en uno de los bloques de concreto y miro mi cuerpo, Jongin me sigue, pero inmediatamente me levanto y camino por mis alrededores.
Si lo olvidas,
te castigas... Sabia es mamá.
Subo a uno de los bloques y la mirada de Jongin se vuelve una de miedo, es probable que tenga miedo a que pueda caer y él ser el único testigo, por ende, el principal acusado. Lo entiendo en cierta manera. Ahora bien, doy todo lo mejor de mí, pero en la última parte, por maldita mala suerte, desafino más de lo normal y la carcajada de él se hace presente. No lo hice tan mal si primero lo hice preocupar y después sonreír.
Al terminar, lo encaro y solo asiente. Levanta ambos pulgares y me entrega el saco. No esperaba mucho de su parte y eso de que solo me diera el saco de forma inmediata me hizo odiarlo un poco menos de lo que actualmente lo odio.
— ¿Y qué tal? —pregunto y él toma la mochila metiendo la ropa, pasa su brazo por mi hombro y caminamos hasta la puerta.
—Te doy un 8.
—Yo creo que merezco un 9. — Siendo sinceros, y tomando el hecho que tuve que hacer todo un show privado semi-desnudo, merezco algo más que un ocho o más que un nueve, me conformo con un humilde nueve punto noventa y nueve. — Todo fue improvisado.
—Está bien, un 8.8 no puedo dar más. —subimos al elevador y descendemos hasta el piso de Jongin. Caminamos y nos detenemos en la puerta de su departamento.
—Solo dos décimas más. No me fue tan mal. —Abre la puerta y entro, y al primer lugar que voy es a la cocina, de la nada me dio sed. Jongin me sigue y cuando termino mi refrescante vaso de agua fresca. Si algo debo de envidiarlo es por el despachador de agua, diablos, me falta una de ese tipo en casa. Ni poder botellas de agua en el refrigerador es tan satisfactorio como el serviste desde aquella máquina.
—No mentiste cuando dijiste que te sabias casi todas las canciones. ¿o sí? — ¿qué? ¿Está dudando de mi aprendizaje Disney en estos momentos?
— ¡Claro que no mentí! Se podría decir que tengo... un pasado bastante peculiar.
—Quiero escucharlo. —toma asiento en una de las sillas del comedor y me alienta para que hable. ¿Acaso les he dicho que amo hablar de mi? ¿No? Pues bueno, ahora lo saben.
—Desde pequeño solía cantar todo tipo de canción. —Relato, como si fuera cuento y tomándome mi tiempo. — Todo, desde dramas hasta películas, me sabía casi todas las canciones que aparecían, en el inicio o final, sin lugar a dudas me aprendía cada una. —sirvo más agua, bebo y después, miro al techo para encontrar absolutamente nada en especial salvo las palabras para continuar y no hacer largo el cuento. — Eran uno de mis hobbies. Mamá fue quien inició con esto de aprender las canciones. —Sonrió al solo recordarla— Ahora que lo pienso, todo comenzó con "la bella durmiente" ¿si sabes a que película me refiero, cierto? —quedaba de más el preguntar, pero como Jongin es rubio, ya sabemos que sucede si se les deja con la intriga o se les hace pensar de más, caos total—, mamá la estaba cantando y me pidió que la ayudara.
—Y desde entonces cantas canciones animadas.
—No, de hecho, no, fue frustrante cuando no me supe la letra y me di por vencido. —Suspiro— solo tenía tres años, no quería saber nada que tuviera que ver con canciones.
— ¿Entonces?
—Cuando tenía unos ocho o por ahí, en la escuela hicimos una obra. "La sirenita" y entonces, todo cambió. —Azoto el vaso de vidrio contra la encimera de la cocina y Jongin pega un brinco— Yo tenía el papel principal.
— ¿Tú eras Ariel? —pregunta burlón y estoy por lanzarle el vaso con agua.
—Sigue así, sigue así. ¡Ya no te contaré nada! —amenazo.
—Lo siento, lo siento...continua por favor.
—Para que quede claro, era Eric. —le dejo muy en claro que solo yo pude actuar dicho papel—Fue algo difícil, porque en nuestra clase casi no había mujeres, y casi todos éramos hombres... Bueno, como sea, la cosa es que desde ahí comenzó mi gusto por las canciones de las películas animadas.
— ¿Y quién era la sirenita? Porque yo creí que tú eras-
—Si te digo, ¿prometes no burlarte?
—Por supuesto.
—Minho.
•♦•
« L u h a n »
¿Qué es lo peor de estar en cama a las nueve de la noche, cuando no te sientes enfermo en lo más mínimo? Respuesta: Tener que compartir tu cama. ¿Existe siquiera algo peor que compartir tu espacio personal con un enfermo? Espero y no, o de lo contrario estoy seguro que Sehun lo hará realidad.
Hablando del rey de Roma, Sehun está fuertemente aferrado a mi cuerpo. Una de sus manos está sobre mi pecho, la otra la mantiene enredada a mi brazo. Una de sus piernas sobre las mías. Aprisionándome. Está completamente dormido, y su respiración choca en mi cuello. Me da cosquillas todo, así como calor y comienzo sudar de la misma manera en que su aliento me provoca estremecimientos, pero solo porque soy un tanto cosquilludo, nada más por ello.
La televisión está encendida y el control remoto perdido. Se suponía que veríamos una película, pero Sehun se quedó dormido a los 15 minutos de haber iniciado, solo han pasado cuarenta minutos desde había iniciado.
Me muevo un poco para apartarlo, pero parece que se pega aún más, ¿qué acaso tiene sensor para cuando me alejo? La puerta se abre y tía Liahn se asoma para ver lo que pasa. Cuando ve a Sehun dormido, sonríe. ¿De qué se sonríe? ¿Hola? Un poco de ayuda no me irá mal para no morir aplastado por un enfermo que solo se pega como pegamento.
—Debe ser por la medicina que se quedaron dormidos. —está por apagar la televisión cuando hablo.
— ¿Por qué no duerme en otro lugar? —Se detiene y voltea a verme «Creí que dormías, pero así están tus ojos, jaja» suelta risueña y niega.
—Solo tenemos dos habitaciones, y no podía mandarlo al sofá. —Eso tiene un poco de lógica, después de todo es un poco pequeño este lugar. Apenas y pudo caer un escritorio para mis tareas en mi habitación. — ¿Apago la televisión? Mañana tendrás que irte pronto. —recuerda, ugh, por un segundo había olvidado que Sehun me pedía no irme y me besaba mientras tanto, genial, ahora estoy recordando todo y eso es un poco malo. — Es mejor que descanses.
—Está bien. —Me acomodo en el incómodo espacio que Sehun me dejó e intento borrar cualquier pensamiento pasado que no tenga relación a un avión.
—Buenas noches cariño—dice con dulzura tía y acomoda las cobijas.
—Igual tía, buenas noches. —Apaga las luces y cierro mis ojos. Tal vez la medicina tenga algún somnífero y si no, tal vez deba imaginar que lo tenía para poder engañar a mi cerebro y cuerpo para que crean que deben dormir por causa de una medicina que no funciona, así como todo lo que tenga relación a la homeopatía.
Meneo un poco mi cabeza, y mis parpados no se quieren abrir en lo más mínimo, creo que esto del engaño mental realmente funciona. Suspiro un poco muevo mi cabeza, chocando un poco con la de Sehun.
Todo se vuelve tan fresco. Algo me da cosquillas y me retuerzo un poco. Mi cuerpo pesa bastante, creo que comí mucho o se me cayó el techo encima, no lo sé y no me importa. Me muerdo inconsciente el labio cuando algo mordió o picó mi cuello, ¿morder? Quizás es un animal, ¿debería levantarme? Mi estómago da comezón, y no puedo rascarme, así que solo me retuerzo. ¿Qué está pasando? ¿Estoy muriendo acaso? Un momento, ¿qué estaba soñando? ¿Ya caí del avión o explotó? ¿Cómo iba la historia de mi cabeza?
Algo choca contra mi rostro y mis labios se vuelven húmedos, ¿tal vez ya caí al mar? ¿Acaso hay una gotera en mi habitación? Esto debe saberlo tía, un momento, ¿realmente es necesario despertarme ya?
— ¡Ti-! —Una mano me calla. Abro desmesuradamente mis ojos y mi respiración se agita. ¿Un ladrón? ¿Hay un ladrón? Todo está obscuro y no veo nada. Oh, no, debí de haber asistido a las clases de judo cuando Junmyeon me pidió asistir juntos, ¿ahora qué? ¿debo ignorar todo y dejar que me maten sin poder defenderme siquiera?
—Shh~ —susurran a en mi odio, ¿sienten eso? ¡Es mi respiración agitada del miedo! —Debes descansar.
—Sehun- —no termino cuando sus labios y cuerpo quedan sobre mí. Sus labios callándome y su cuerpo, moviéndose lentamente sobre el mío. Sus manos sueltan las mías y ahora usa una para levantar mi playera. —N-no... —pido.
—Espera hyung. —sentencia y muerde mi labio. Se quita de donde esta y se recuesta a un lado, donde debía estar desde un inicio. —Buenas noches, hyung.
— ¿Q-qué? — ¿Qué le sucede a este niño? Acaso está muy enfermo. Tal vez la fiebre aumento. Independientemente ¡eso es acoso, chingaos! ¿sabe siquiera que eso es delito?
—Mañana será un largo viaje, debes descansar hyung.
—Sehun-
—Descansa—me toma del mentón y besa. ¡¿Qué mierda le sucede?!
—Pero-
—Duerme ahora o después no te dejaré.
—Buenas noches Sehun-ah. —Me doy la vuelta, mis mejillas arden, ¿eso fue un intento de violación, que no? Eso no está permitido en la ley además... ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué mi corazón hace "tun-tun"? ¿Estaré realmente enfermo? No, ¿estoy loco? ¡Esto debería darme miedo y no ganas!
—Buenas noches, hyung. —pasa su mano por mi cintura y se pega un poco más.
Un momento, por favor, solo un momento, ¿Qué demonios estoy sintiendo ahora mismo en mi espalda? ¡Oh, Dios Sagrado!
•♦•
« K y u n g s o o »
— ¿Por qué no te quedas? —pregunta y doy un respingo, ¡Estoy en el jodido baño!
— ¡Que mierda te pasa! —termino de abotonar la camisa.
—Quédate. —dice firme.
—Lo siento mocosito. — oh, como me encanta menospreciar a Jongin cada que tengo la oportunidad, no lo sé, como que me da vida hacerlo y ver como no dice nada— Tengo algo importante que hacer. —Claramente ese estofado no se comerá solo.
—Quédate. —con su cuerpo tapa la puerta de salida (del baño) y cruza los brazos. Si no se quita en tres segundos lo quitaré a golpes, palabra de hombre. —Entonces, solo uno más y te dejo ir. — palpa sus labios con uno de sus dedos.
—No lo haré. —burlo, me agradan tanto los berriches como me agrada hacer la tarea, ¡no me agrada en absoluto! Además, no caeré en su tonto juego de no sé qué diablos.
—Entonces, tendrás que quedarte aquí. —responde con falsa angustia.
—Solo uno y ya, ¿cierto? —este asiente y me le acerco. De puntitas, uno nuestros labios y rápidamente los separo. Me alejo un poco y Jongin se aparta de la puerta. ¿Así que todo esto funciona así? No está mal.
Bueno. Nada mal en el sentido de que me dejará en paz sin mucho drama, no el otro «nada mal» que muchos creerían que es «nada mal».
Tomo la mochila y el saco, estoy por ver la hora en el celular cuando recibo una llamada. Es papá, y al parecer he tardado más de lo que pensé. Abro la puerta y salgo a paso veloz. Pero me lanzan contra la pared, no hay una sola persona en el pasillo.
— ¿Qué? ¿no pensabas despedirte? —susurra a en mi oído. La frase más jodidamente naca y me la susurran, ¿este es el conquistador elocuente y seductor del que tanto me hablaban los Kim? Porque si es así, estoy realmente decepcionado. Es decir, ¡es Neibor! ¡Debe de haber mejor calidad al ser una institución tan prestigiosa!
—Adiós Jongin. —le sonrió y ríe. ¿Qué? ¿Ahora qué dirá? ¿"Así no, mi rey" o qué demonios?
—Despídete bien. —Ugh, que básico e imbécil es mi querido Deseo Negro.
—Que tengas-
Me toma de los muslos y me levanta, haciendo que enrolle mis piernas en su cintura. ¿Qué mierda le pasa?, solo sonríe y cuando menos lo espero. Me besa. Un segundo, acaba de decir frases tan tontas y nacas hace un par de segundos atrás, y aun así se atreve a hacer actos tan seductores y fuera de lugar como éste, realmente debo ser un pendejo porque realmente me gustó que lo hiciera, ¿qué me está pasando?
Oh, diablos, esto está volviéndose bueno. Apasionadamente muerde, chupa y lame. Muerde mi labio y en un descuido, ingresa su lengua. Caliente. Todo se vuelve caliente. Paso mi mano por su cabello, y lo jalo, provocando que un quejido salga de él.
Pasa su mano por mi trasero y toca con un descaro tan peculiar en su personalidad que me alegra porque esto es justo lo que quería que hiciera y no el inicio de sus frases simples. Oh, pedazo de infeliz, eso se sintió jodidamente bien. Cierro los ojos y muerdo su labio, jalo sin delicadeza su cabello y desciendo para atacar su cuello.
Me pega aún más contra la pared y hace algunos movimientos, provocando que yo lo imite y mueva mis caderas. Nos detenemos un poco para respirar. Él me mira, sus ojos están algo brillosos y sus labios, sus labios se acercan de nuevo. Besándome, ahora un poco más lento. Una de sus manos se cuela por mi camisa y haciéndome temblar por lo fría que está, presiona uno de mis pezones, oh, jamás creí que sintiera algo tocando mi pecho, ¿descubrimiento nuevo? Debo intentarlo después. «Hey» hablo y me estremezco cuando muerde mi cuello. Cierro aún más mis piernas cuando siento cosquillas. Esto no me puede pasar.
—Ouch—suelto Jongin y muerde mi labio. — ¿Desesperado?
—Cállate. —Su mano pasa hasta el bulto que se creó y lo toca. Temblé, repito, temblé cuando sentí aquel roce en la zona prohibida temporal. —J-jódete.
—Es lo que quiero hacerte. —su voz se vuelve dos octavas más ronca y mi piel se pone de gallina.
Una de sus manos toma la mía, y la acerca hasta donde mi erección se encuentra. Mueve mi mano y puedo sentir como lo que está dentro del pantalón crece aún más. Sobre mi mano hace algunos movimientos, y juro que no puedo con todo esto. Juro por mi madre que esta es la primera vez en que pienso en Jongin como un santo de las erecciones, ¡estoy extasiado hasta el punto de que, si me pide casarme, me les caso!
— ¿Lo hago por ti? —pregunta entre el beso, y solo atino a asentir, ¡hasta me ofende que no lo haga! —Como órdenes.
Su mano aleja la mía, y ahora es él quien toca. Siento como es bajado el cierre, pero no lo alejo. Esto es excitante. Sus helados dedos me hacen estremecen cuando toca por encima del bóxer. Un pequeño gemido sale, y muerdo mi labio para callar. ¡¿Por qué Diablos salen sonidos raros justo ahora?!
— ¡Pero qué-! —Y todo terminó ahí. Como debía ser. Fue una voz la que nos separó. Era una mujer de unos 30 que estaba asustada a más no poder de aquello que sus ojos en esos momentos captaban, así es, nuestra escena. La puerta de su departamento está abierta y la bolsa de plástico que traía en la mano ahora está en el suelo.
—Du...—Decimos al unísono. No hay palabra alguna que pueda salir. Jongin se separa y caigo al suelo. ¡Hijo de puta!
— ¡Sinvergüenzas! —La mujer regresa, recoge la bolsa y de un estruendoso portazo, cierra la puerta.
—Hyung- —No termina cuando mi hermoso puño lo saluda y lo deja sin respiración, ay que lindo, ¡muere pedazo de mierda! Se agacha un poco para recuperar el aire.
— ¡No te me acerques, pervertido! —De una patada lo tiro al suelo y él me mira sorprendido. Mi virilidad se ve afectada. —Imbécil.
—Te cuidas hyung~ —dice risueño desde el suelo y mi molestia crece aún más.
Maldito imbécil, algún día le daré una paliza que te recuerde tus ancestros y que hasta les lástima a tus muertos, ¡hijo de las diez mil re-jodidas mierdas!
Y lo golpearé tan fuerte, que quedara de un color morado para toda su vida.
Si se me acerca, estará perdido.
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