Capítulo 6

Cuando entraron al barrio las miradas de la gente eran duras, aún tenían resentimiento, pero no sentía odio en ellos, la casa del Uchiha era grande de estilo tradicional, respiró hondo, no quería ver a Sasuke, era uno de esos malditos bravucones que lo molestaban, por lo menos no lo golpeaba, sólo esperaba no más mierda. Itachi abrió la puerta dejando pasar al rubio que entraba con vergüenza, era un lugar silencioso -estoy en casa madre -la señora limpiaba sus manos en un mandil mientras salía a recibir a su hijo, observó con cuidado al rubio, era la copia al carbón de su padre -bienvenido Itachi, ¿Naruto? -el rubio asintió con la mirada baja -si, le agradezco recibirme en su casa, prometo no ser un problema -la señora lo revisaba cuidadosamente, estaba sucio y desalineado, frunció el ceño, aún era temprano -si vas a quedarte un tiempo aquí, te llevaré por ropa, la comida está hecha Itachi, coman ustedes -el azabache levantó una ceja con duda, asintió, su madre era en extremo organizada y extremadamente ordenada, algo obsesiva con la apariencia y el orden, el rubio se avergonzó, era obvio que le daba vergüenza ajena y no quería a un pordiosero en su casa -sígueme-

El rubio obedeció -seré clara, me gusta el orden y la limpieza, mis hijos mantienen limpias sus habitaciones y yo el resto de la casa, después del baño meterás en la lavadora tu ropa, la secadora está a lado, el silencio es algo fundamental en la casa, nos estresa fácilmente el ruido, la hora del almuerzo es a las ocho de la mañana, en la tarde comemos temprano si es que no tienen misión y a las seis la cena, ahora no eres shinobi, me ayudarás en casa, te enseñaré, a media mañana todo debe estar listo y tú podrás hacer tus actividades -el pequeño asintió -de acuerdo señora Uchiha-

Mikoto asintió -si vas a pertenecer al clan recuerda no usar colores vistosos en tu ropa, los colores briagos son los permitidos, el morado y el rojo mate están autorizados -Naruto asintió -somos un clan estricto en muchos sentidos, es la primera vez que aceptamos a alguien que no es de sangre Uchiha, de hecho está prohibido, pero haremos una excepción contigo, te enseñaré modales y las reglas del clan, debes saber que nuestro nuevo líder es Itachi y nadie, escucha bien, nadie contradice al líder, está prohibido, puedes no estar de acuerdo y meter tus peticiones al buzón de quejas fuera de su oficina, pero nunca debes contradecirlo, mi hijo es alguien bastante especial, tiene un gran corazón, pero un carácter duro-

Naruto escuchaba atentamente a la señora, entraron a una tienda de ropa en la aldea, la gente los observaba con cuidado, el rubio observó la ropa sin saber qué usar, lo que tenía se lo había dado el tercero. Mikoto levantó una ceja con duda, negó algo frustrada, tomó en sus manos algunos pantalones y playeras -toma, entra y pruébatelos -el rubio asintió, tomó la ropa y se cambió, se observó un momento en el espejo, le quedaba grande la ropa, salió, la señora marcó el ceño -saca esa ropa, te pasaré otra talla -Mikoto recordó que era un doncel, observó la ropa con cuidado, vio una blusa negra a media cadera para chica manga larga, con una cinta gruesa en la cintura rojo burdeos, casi vino, un pantalón negro de Kunoichi pegado al cuerpo, con dos líneas blancas horizontales en su pierna derecha, vio la misma blusa con la cinta en azul Oxford y con la cinta púrpura, se llevaría las tres, se acercó al cambiador, se las pasó, Naruto abrió los ojos con sorpresa, sonrió quedito, siempre quiso vestir como las chicas de su salón, creyó que era extraño, pero ahora entendía, era un doncel, abrazó la ropa un poco, estaba agradecido, se colocó la blusa con la cinta roja, sonrió al verse al espejo, le quedaba perfecta, se sonrojó un poco, tal vez así lo vería un poco Itachi, salió, la señora sonrió ligeramente -bien, toma estas sandalias ninja, van a juego, póntelas, iré a pagar -Naruto de inmediato sacó dinero -mmmm el tercero, me dio mi dinero -la señora negó -te lo estoy regalando yo, apúrate, aún iremos a cortar tu cabello -el rubio asintió avergonzado, susurró audible -gracias -sonrió, sólo el tercero le había dado algo, nunca alguien más.

Por la tarde ambos caminaban hacia la casa del patriarca, las miradas de sorpresa de los aldeanos y los miembros del clan, eran obvias, su cabello hasta los hombros ahora caía estilizado en una coleta corta, un mechón rebelde caía por su frente, el rubio rascaba su brazo con ansiedad, había conseguido unas muñequeras negras para tapar sus cicatrices en sus muñecas y una cinta negra de tela para su cuello, cubriendo esas heridas, al llegar a la casa ambos entraron -sígueme, te diré cuál es tu habitación -los chicos los vieron pasar, Sasuke y Shisui vieron con sorpresa al rubio, Itachi simplemente siguió leyendo sus reportes, Naruto mordió su mejilla al darse cuenta que no llamó ni un poco su atención -aquí será tu habitación, tienes una ducha privada y lo que te comenté hace un rato, se pasó la hora de la cena, iré a descansar, haz lo mismo-

Naruto asintió, la puerta se cerró tras la señora, el pequeño veía el lugar exageradamente ordenado, sacó sus tres cambios de ropa, ropa interior y su pijama, los colocó en el closet, sus artículos de cuidado personal que había conseguido hoy en la aldea los metió al baño, se sentía bien no ser lanzado fuera de los establecimientos, se sentía bien tener un lugar donde dormir sin sentirse amenazado, había conseguido un despertador, bajó el sonido dejándolo en un tono bajo simplemente para él, sacó sus pergaminos, sacó su contenido, sonrió feliz, ya no tendría que robar conocimientos, aunque copiaría la rutina del sensei con cejas gruesas, se veía poderoso.

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