|•68•|Cumple Boda
Aurora
De niña nunca pensé en una boda, ni por iglesia ni por civil. Siempre creí que seria la mujer independiente que nunca tendría un hombre por esposo ya que no tuve siempre mi lado paterno y miraba a mi madre salir adelante. Pero cuando te enamoras de verdad, que encuentras esa persona con mil cualidades iguales a las tuyas, todo lo crees posible y deseas eso que nunca anhelaste y mientras te haces mayor te das cuenta que necesitas a alguien con quien compartir mas que una cama.
Mientras lo habíamos hablado toda una semana y otra sentía que era pan comido pero llegando al día estaba que ni una gelatina en el sol. ¡Mi boda a llegado!. Estoy con Nereida y mi madre en casa, hemos montado un lugar desde peluquería hasta Spa.
—Mamá no creo que haga falta tanta de esas cosas en mi cara —me quejó sintiendo mi rostro pesado por la crema exfoliante.
—Señorita usted tranquila y nosotras nerviosas —me rendí sintiendo los dedos de Nereida en mis pies pintando mis uñas. Con los días se me han hinchado un poco.
No hace ni una hora que Esteban se fue con Gabriel a mi departamento. El lleva la tradición de no estar con la novia ese día pero ha venido antes a dejarme un regalo que aun no lo he abierto. Por fin veinticinco años y justo me caso, jamás lo hubiera imaginado.
—¡Mamá abre la puerta por favor! Seguro es un pedido que hice para Esteban —sonrió al pensar la cara que pondrá.
La boda sera algo íntimo con amistades muy cercas a nosotros y algo privado. Elegimos que fuera al aire libre en un pequeño parque preparando el lugar. Me casare con la persona que amo, la que hace que sienta todo mi cuerpo temblar cuando me mira, cuando me toca, cuando me habla, cuando me besa, cuando hacemos el amor. Esa persona que hace que tengas ganas de vivir por siempre para estar juntos. Un simple papel nos unirá pero ya estamos unidos por el amor que sentimos.
...
—¡Nereida mira! —empecé a llorar al ver que mi vestido no me subía más de la cadera.
—Tranquila Aurora hay que hacerlo con paciencia —sorbo por la nariz dejando que me ayudara. Ya eran las dos de la tarde y a las cuatro tengo que estar. Con la ayuda de mi madre el vestido subió completo. Es hermoso color crema hueso enseñando mi espalda en forma V de pico al final y mangas de hombros con perlas de tela suave y cómoda haciendo notar poco mi panza con cola al suelo. Nada exagerado.
—¡Estas preciosa! —les sonrió.
Me siento para que Nereida me maquille, quería algo fresco y natural, basto con blush, corrector y labial. Me puse los aretes colgantes a juego con el vestido y mis zapatos de tacón fino no más del dedo mayor para estar cómoda. Mi madre me hizo aquella trenza de pequeña envolviéndola en un moño pequeño dejando mechones por mis orejas. Estaba más que lista y me sentía la más hermosa.
Mamá me ayuda a subir al auto para Nereida conducir.
Esteban
Llego el día ya. ¡Y me caso!. No lo creó y tengo mil emociones juntas. No quiero que un papel con firmas cambie esto. Son tres razones por que no paro de caminar de un lado a otro. He recibido tantas bendiciones que pienso que no es posible. Respiro callándome de pensamientos terminando de vestir a Gabriel poco formal para que este cómodo y lo peino.
—No te muevas en la cama ¿de acuerdo? Que Papá pampam te ha puesto muy guapo.
Estar aquí donde convivimos por pocos meses me hace sentir muy bien, calmando mi ansiedad.
Termino por entrar mi camisa blanca por dentro del pantalón de tela azul marino poniendo la correa negra. El moño negro y la chaqueta azul marino como el pantalón. Miro que los zapatos negros estén bien limpios. Pongo perfume y me miro al espejo. No me parezco en nada al hombre que se caso una vez hace cuatro años. Mis ojos lucen distintos, con otro brillo y mi rostro refleja otro tipo de emociones. Cojo la bolsa de cama de la compra sacando gel para peinar mi pelo. Está mañana no sabia que comprarle por ambas cosas, la boda y su cumpleaños así que compre todo lo que creí hermoso para ella.
Subo al auto con el ramo de flores y Gabriel detrás. Conduzco al lugar, un pequeño parque privado. Al no ser nada lejos llegó en unos veinte minutos aparcando el auto junto a otros tres. Salgo con Gabriel cargado que se negó a salir de mis brazos. Camino por el césped bien cuidado, ya están las amistades mas cercanas a nosotros, algunos sentados y otros de pié, me acerco saludando feliz a todos mirando a Fabián vestido formal caminando a nosotros.
—¿Nervioso? —pregunta entrando sus manos en sus bolsillos del pantalón.
—Ni te imaginas ¿sabes si llegaron los del civiles?.
—Si te refieres a los jueces y registro civil si. Están allá —me señala una mesa redonda donde están sentados dos señores de unos cincuenta años.
—Gracias —miro a Gabriel inquieto y este lo toma en brazos haciéndole reír.
Me giro y la veo, camina sonriendo feliz con su madre y mi prima.
Es un ángel. Esta hermosa como nunca.
Camino a ella sonriendo haciendo encuentro de sus ojos con los mios. Sintiendo mi corazón bombear duro en mi pecho. Me sonríe llegando mientras la abrazo fuerte acariciando su espalda.
—Estas... —hablamos al unísono y reímos.
—Estas guapísimo —tomo su brazo caminando a Fabián y Gabriel inquieto por echarse en sus brazos.
Después de saludar a las personas que se cuentan con los dedos de mis manos. Nos sentamos en la mesa para después de algunas palabras que nos quisimos decir aunque no era necesario y poner nuestros anillo firmamos los papeles por los jueces y las autoridades civiles. Dejando un beso en sus labios pintados de brillo. Las fotos y un felicidades estuvieron mas que presente.
Aurora
Fue algo fácil, delicado y sencillo. No quería algo tan grande que luego me sintiera estresada. No habíamos preparado nada para después así que junto a Fabián, Nereida, mi madre que está más que feliz cargando a Gabriel, mi esposo y yo nos fuimos a un restaurante a comer. No paramos de reír y sin pena alguna fueron varias veces, mejor dicho muchas que le comía a besos.
Por debajo de la mesa acaricia mi panza y mis muslo haciendo que le mire disimuladamente.
—¿Como se sienten ya casados? —nos mira Nereida bebiendo de la copa de agua.
Ambos nos miramos curioso elevando los hombros.
—Desde ya me siento el mejor —dejo un beso en mi mejilla mirándome con sus ojos azules como el mar llenos de brillo.
—Gracias —fue un gracias que me salio del alma por tantas cosas que me han pasado a su lado y que me seguirán pasando. Jamas lo pensé. Todo lo mejor.
...
—¡Esto es cursi! —me levanta en sus brazos con mis brazos en su cuello haciéndome reír junto con él.
—Tanto así —hace una mueca sarcástica llegando a nuestra habitación. La noche había caído y Gabriel se fue con mi madre por cuenta propia para venir mañana.
—Espera aquí, tengo un regalo para ti que siempre he querido hacer —fue el pedido que me llego esta mañana.
Se sienta en la cama con el ramo de flores que me compro. Entró al baño sacando la caja de unas de las gavetas. Me miro al espejo sacando mi vestido con facilidad y mis pequeñas zapatillas.
Saco el baby Doll de la caja negro y lo colocó en mi cuerpo haciendo que una risita me salga.
—¿Estas bien? —toca la puerta.
—Si, ya voy, sientate en la cama —me miro en el espejo, mi panza pequeña queda al descubierto. Suelto mi trenza moviéndome nerviosa. La braga negra con transparencia y borde roja.
Abro la puerta y esta sentado en cama quitando sus zapatos. Ha encendido una de las lámparas de la mesita de noche solo iluminando un poco la habitación. Me quedo pegada de la puerta cruzando mis piernas, eleva su mirada demostrando asombró recorriendo mi cuerpo con sus ojos.
—¿Y esto? —paso su lengua por la comisura de sus labios.
—¿Te gusta? —me acercó despacio mirándole mientras se pone de pie.
—No. Me encanta, te vez, no sabría la palabra.
Primero acaricia mi panza y lo jalo más a mi para que me toque y besar sus labios. Profundizamos el beso mientras mis manos van quitando su ropa que estorba para que me haga suya complemente así como él es todo mio. Como nos amamos y nos deseamos sin acallar y reprimir lo que nuestros cuerpos y almas desean.
—Te amo, te amo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top